Este documento resume el proceso del duelo tras la muerte de un ser querido en 3 oraciones:
1) El duelo es la experiencia dolorosa de digerir emocionalmente la muerte de un ser querido y una oportunidad para crecer, reconstruir lazos y cultivar el recuerdo de esa persona.
2) Cada persona vive el duelo de manera diferente dependiendo de factores como la cultura, la relación con la persona fallecida y las circunstancias de la muerte.
3) Aceptar la realidad de la
1. El duelo es el
precio del amor
Semana Cultural 2014
Asociación de Mujeres Virgen de Belén- Carrión
2. La muerte nos pone
a todos ante el abismo
y el misterio de la vida
¿Cuál es el sentido de la vida?
!
¿Qué es eterno y qué es efímero?
!
Experimentar la propia fragilidad
y la propia provisionalidad: mi
vida no depende de mi. Somos
criaturas.
!
¿Volveré a abrazarle?¿Me oye, me
ve, me escucha?
!
Fin de la superficialidad y las
distracciones.
!
Sentimiento de dolor, miedo,
soledad, incertidumbre…
3. ¿Qué es el duelo?
!
· Es la experiencia de
dolor y la digestión
emocional de la muerte
de un ser querido.
!
· Es un indicador del
amor que profesamos a
esa persona.
!
· Es una oportunidad
para crecer y madurar:
reconstruir lazos rotos,
crear nuevas relaciones,
dejarse cuidar y querer,
cultivar el sano
recuerdo.
!
· Forma parte de la vida,
como la alegría o el
amor.
4. ¿Por qué?
Aunque todas las personas
que han perdido a un ser
querido se preguntan el por
qué (sobre todo si se ha
tratado de una muerte
imprevista o violenta), las
respuestas racionales o
intelectuales no sirven de
mucho, en comparación con
los gestos de cercanía y
afecto.
5. ¿Por qué?
Las preguntas que brotan en
nosotros tras la muerte de un ser
querido revelan nuestra rabia y
nuestra impotencia.
No son preguntas que busquen
una respuesta sino dar salida a
ese sentimiento de frustración,
desahogarnos.
Se llaman preguntas
“existenciales”, que nos ponen
en disposición de hallar el
sentido de la vida, nuestra
limitación y fragilidad, que nos
ayudan a distinguir lo esencial de
lo accesorio.
6. Dice el poeta Rilke: “Sé paciente con todo lo que
queda sin resolver en tu corazón. Ama las
preguntas, porque en silencio, sin notarlo, están
naciendo poco a poco las respuestas”.
El creyente tiene como amigo privilegiado, en
estas ocasiones, a Dios, ante quien desahogarse.
7. Cada persona vive el duelo y procesa el dolor de un modo distinto
!
La reacción depende:
· De las culturas: hay culturas que exteriorizan más y otras menos.
· De la persona fallecida: no es lo mismo la muerte de un abuelo que de un hijo.
· Del modo de fallecimiento: muerte natural, prevista, accidente, suicidio…
· Hay alteraciones físicas o un duelo del cuerpo.
· Hay alteraciones emocionales o un duelo del alma: negación, rabia, ansiedad,
tristeza, culpa, vacío, enfado…
· Hay alteraciones espirituales o en la propia fe y relación con Dios: distinta en
personas con fe débil o poco formada o personas con fe fuerte.
8. La culpa: por cómo se vivió la última etapa, por las zonas oscuras que quedaron
en ella, porque no hemos podido pedir perdón o perdonar, porque no nos
permitimos estar bien tras su muerte, porque pensamos que pudimos hacer más…
9. La muerte nos enseña
lo que es importante
de la vida
La muerte es una maestra que nos
enseña cuáles son los valores
auténticos y esenciales, y nos
despierta de la dispersión, el
materialismo y la superficialidad
en la que habitualmente vivimos.
!
· Las personas, más importantes que el dinero y las
cosas.
· El tiempo pasado con aquellos a los que
queremos y los momentos compartidos con ellos.
· Los valores y la fe que nos transmitieron los que
ya no están.
10. La “digestión emocional” de la muerte
La digestión emocional y espiritual de la muerte es un proceso largo,
complejo y gradual que supone:
!
· Asumir la desaparición del ser querido, aceptar serenamente que murió.
· Aceptar que nosotros somos también limitados y tenemos un tiempo de vida.
· Aprender a pensar en la muerte y a recordar a la persona querida sin culpabilizarnos.
· Ser capaces de compartir los sentimientos que nos provoca la muerte, incluso las
lágrimas, sin reprimirlas ni obsesionarnos.
· Crear una red de nuevas relaciones afectivas que no sustituyen a la persona fallecida
pero nos ayudan a superar su falta.
11. Cuando la pérdida
no se digiere,
se hace crónica
· Imagen clásica: mujer vestida de
luto, de por vida.
· Incapacidad para reintegrarse con
normalidad en el tejido social, por
estar absorbido por constantes
recuerdos, fantaseando con el pasado,
invirtiendo en él toda la energía, y
descuidando el presente y las nuevas
relaciones.
· Se da en casos de dependencia
afectiva y relaciones poco sanas y
equilibradas.
· A veces unida a enfermedades como
la depresión.
12. Cosas que me ayudan…
Que me escuches:
tenemos ganas de narrar
Un ramo de flores Un paseo juntos
Los abrazos
Que estés a mi lado
en silencioLas lágrimas que sanan la herida
(son la sangre del alma)
14. Frases que no me ayudan…
“Podía haber
sido peor”
“Es el destino,
tenía que suceder,
estaba escrito”
“Dios lo ha querido,
Dios se lo ha llevado”
“Tienes que
resignarte”
“Dios aprieta
pero no ahoga”
“Hay que ser
fuertes”
“La vida sigue”
“El tiempo
todo lo cura”
15. En caso de suicidio…
· La auto culpabilización es un
camino de racionalización y de
defensa: mejor echarse la culpa a
uno mismo que soportar el
sinsentido y el vacío.
· Misterio de libertad.
· Hay factores que limitan la
responsabilidad del suicida:
enfermedad mental, depresión,
pobreza de relaciones, soledad…
· Intolerancia al fracaso y la
frustración. Baja autoestima.
· Prevención de las causas que
podrían generar suicidios. Red de
relaciones afectivas sanas.
16. Sentimiento de culpa
· La muerte de un ser querido despierta un sentimiento de
culpa, aunque no haya relación directa entre nuestra
responsabilidad y el fallecimiento.
· Hay una culpa inoperante y estéril, que sólo sirve para
producir angustia y desazón,
y hay también una culpa reparadora que nos ayuda a
aprender de los errores y sirve para crecer.
· La pregunta no es ¿le dije que le quería?
sino más bien ¿le demostré con mis hechos que le quería?
· A veces la muerte de un ser querido reabre heridas no
resueltas del pasado, traumas, carencias, complejos,
necesidades afectivas insanas…
· La culpabilidad se compensa, desde un punto de vista
psicológico, con el autocastigo. Desde un punto de vista
religioso, nace del olvido de que somos criaturas y del olvido
de la misericordia de Dios. Aceptación del misterio.
17. Si todo termina, ¿vale la pena invertir
afectivamente en alguien, si al final
terminará muriendo también?
Si falleció mi esposo/a ¿le traiciono
si inicio una nueva relación?
!
Una de las tareas del duelo es recolocar
emocionalmente al fallecido y continuar
viviendo: ni olvido ni seguir como estuviera aún vivo
(duelo permanente).
Recuperar la energía emocional invertida en el
fallecido en nuevas relaciones. Complejo en el caso de
la viudez, de padres que pierden a hijos y de suicidios.
¿Vale la pena seguir
queriendo a alguien?
18. Las leyes de la separación…
· No se puede vivir sin sufrir.
Si amamos, necesariamente sufrimos.
!
· La vida tiene límites.
Cada opción tiene un precio y acaba.
!
· No se puede sufrir sin esperar.
Sufrir esperando encontrar un sentido
al sufrimiento y tratando de transformar
el sufrimiento en oportunidad de
crecimiento y en luz.
!
· No se puede esperar sin abrirse.
La esperanza y las ganas de vivir renacen
cuando la persona en duelo se abre a los
otros y a la vida, que no ha terminado. Supone
humildad y coraje, liberación interior y
aceptación de que es posible aún amar y ser amados.
19. Los vínculos…
1.- Los vínculos físicos
desaparecen con la muerte: los
seres queridos, cuando mueren,
ya no están físicamente
presentes a nuestro lado.
!
2.- Los vínculos afectivos no se
ven afectados por la muerte.
Pueden incluso profundizarse,
purificarse y son indestructibles.
Están dentro del corazón, son
auténticos y no dependen de las
circunstancias.
20. Aprender a vivir sin el ser querido
· Aceptar la realidad de la pérdida.
!
· Trabajar las emociones y
el dolor de la pérdida.
!
· Adaptarse a un medio donde
el fallecido está ausente (la casa).
!
· Recolocar emocionalmente
al fallecido y seguir viviendo.
!
· Algunos adquieren un animal de compañía.
21. Sus cosas, sus lugares…
· Una de las tareas más importantes del duelo es
transformar el lugar que el fallecido ocupaba en
la casa: su ropa, sus fotos, su móvil, su coche…
· Es un paso muy doloroso y de gran significado
simbólico porque supone la aceptación de la
muerte.
· Hacerlo no es un agravio o una ofensa a la
memoria del fallecido; no hacerlo no es saludable.
Tomarse el tiempo necesario.
· Es bueno hacer esto acompañados, para poder
compartir los sentimientos que van surgiendo.
· No conviene dejar las habitaciones tal cual, como
si fueran un “museo” al fallecido.
· Cuando estamos más serenos y fuertes, conviene
traer a la mente recuerdos positivos: pasear por
los lugares queridos, canciones, películas…
22. Las visitas al cementerio· Las visitas al cementerio pueden ser un modo de traducir
externamente lo que se está viviendo internamente, y
pacificarnos con la realidad de la muerte.
· Los cementerios nos ayudan también a vivir la dimensión
transcendente y religiosa: oración y fe en la resurrección.
· Visitas con moderación: tienen que ser menos frecuentes a
medida que pasa el tiempo.
· Las lágrimas, las flores y el desahogo de los sentimientos son
una catarsis: nos ayudan a elaborar y a digerir emocional y
espiritualmente la pena y la angustia de la separación.
El cementerio
23. El más allá
o la fe en la resurrección
· La muerte pone a prueba nuestra fe y nuestras imágenes de Dios.
· No cualquier apertura a la transcendencia y al más allá es sana: espiritismo,
horóscopos, magia, chakras u otras experiencias que nos prometen comunicarnos
con los muertos, no son recomendables.
· El imaginario cristiano ha descrito el estado misterioso que nos espera tras la
muerte con las comparaciones del cielo, el infierno y el purgatorio.
· El dolor innegable de la muerte tiene que estar abierto a la esperanza del
reencuentro y a la certeza de la vida eterna.
24. El más allá
o la fe en la resurrección
· Según algunos filósofos muy influyentes hoy (Feuerbach), la resurrección no es
sino la proyección de los deseos y las ilusiones humanas, rotas por la muerte.
· Los cristianos creemos que la muerte no es más fuerte que la vida, y que todo
lo bueno, lo bello y lo verdadero de esta vida reclama eternidad.
· No se trata de algo demostrable científicamente, sino aceptado por la fe y la
razón: que la vida, tras la muerte, será transformada y plenificada. Lo que
esperamos en lo más hondo de nuestro corazón, se cumplirá. = confianza
29. Los ritos: funeral y entierro
· Son ritos antiquísimos: en Atapuerca ya se descubrieron ritos funerarios.
· Tienen una función social y cultural: hacer más llevadero este momento.
· Abrazo, saludo, palabra de ánimo, visita de los familiares y amigos…
· Los ritos se crearon para dar sentido y expresar y explicar lo que nos supera.
· Misas por los difuntos: aplicar los infinitos beneficios de la cruz a nuestros
seres ya fallecidos, para que se purifiquen y alcancen la salvación. = purificación
30. La muerte, maestra de vida
· Oportunidad para crecer y madurar, para purificarse.
· La muerte y el dolor o nos humaniza o nos enferma.
· El duelo es un indicador de amor. Quien ama, sufre.
· La vida es limitada: tenemos un tiempo determinado y
somos frágiles y vulnerables.
· Valores materiales- valores espirituales. 122