Todos los niños tienen derecho a una educación igual, independientemente de sus capacidades o características físicas, sensoriales o intelectuales. Para lograr la inclusión, se requiere una dinámica de trabajo que promueva la aceptación del grupo a través de materiales adecuados, clases complementarias y el uso de tecnologías como lectores Braille y programas de lenguaje de señas. Dentro del grupo, todos deben tratarse con respeto, tolerancia e igualdad.