Las revoluciones liberales de 1820 a 1848 en Europa fueron causadas por una combinación de factores políticos, económicos y sociales. Ideológicamente, estaban impulsadas por las doctrinas liberales y nacionalistas que buscaban mayores libertades individuales y la soberanía nacional. Tomaron la forma de levantamientos populares y pronunciamientos militares que derrocaron a gobernantes absolutistas e implantaron regímenes constitucionales. Sin embargo, a menudo fracasaron debido a la falta de coordinación y a la represión por parte de las
1. Las Revoluciones Liberales.
Las Revoluciones Liberales.
La Europa de la Restauración, surgida tras el Congreso de Viena de 1815, fue
sacudida por tres oleadas sucesivas de revoluciones burguesas que se iniciaron
en 1820 y concluirán en 1848, acabando con el Sistema Metternich.
Causas
Fueron debidas a la conjunción de factores políticos y económico-sociales. Entre
los políticos destacan el Liberalismo y el Nacionalismo.
El Liberalismo es la doctrina política y económica que se impuso tras la caída
del Antiguo Régimen. Ideológicamente, el pensamiento liberal se inspiraba
en las ideas de los filósofos de la Ilustración del siglo XVIII, defendía la
supremacía de la Razón y de la Naturaleza, y se caracterizaba por su tolerancia y
respeto a las ideas ajenas.
El liberalismo político tuvo en el francés Benjamín Constant a su mayor
ideólogo. Opuestos al Absolutismo, los liberales defendían los derechos del
individuo a la libertad y la igualdad jurídica, un estado de derecho garantizado
por una Constitución o norma fundamental, que limite la autoridad del rey, con
separación de poderes (ejecutivo, legislativo y judicial) y sufragio. Durante la
primera mitad del siglo XIX el Liberalismo fue una ideología revolucionaria
impulsada por la burguesía y las clases populares urbanas. A partir de 1830 los
intereses de ambos fueron separándose respecto al alcance de los derechos
individuales, de ahí que surgieran dos tendencias liberales: el liberalismo
doctrinario o moderado, que impuso el sufragio censitario del que se
beneficiaba la burguesía y libertades recortadas, y el democrático que era
partidario del sufragio universal masculino y de más amplias libertades.
En Economía, el liberalismo defiende la libre iniciativa y el librecambismo, sin
intervención del Estado (laissez faire, laissez passer).
Mazzini, uno de los ideólogos del Nacionalismo (hacia 1870)
Generalmente unido al Liberalismo, el Nacionalismo será otra de las causas
ideológicas de las revoluciones que se enfrentaron a la Europa de la
Restauración. Se trata de una doctrina surgida a comienzos del siglo XIX, cuyo
origen se remonta a la Revolución Francesa y al Imperio Napoleónico.
Los nacionalistas defendían el derecho de los pueblos a ejercer el poder
soberano sobre el territorio en que viven; es decir, la soberanía nacional frente
al derecho dinástico de los monarcas absolutos.
Lo mismo que el Liberalismo, también se dividirá en dos tendencias: el
nacionalismo conservador, que defiende la nación como una unidad basada en
sus raíces históricas diferenciadoras, en la lengua, las costumbres tradicionales
y el orden social vigente, y el democrático, inspirado en las ideas del italiano
Mazzini, según el cual la idea de nación lleva implícita la libertad de los pueblos
y la soberanía nacional.
Las revoluciones liberales tuvieron también causas económico-sociales.
Vinieron precedidas de crisis de subsistencias, de tipo tradicional originadas por
las malas cosechas, que motivaron el alza de precios y la caída del consumo y
generaron una crisis industrial y financiera de tipo moderno.
Las revoluciones fueron protagonizadas por la burguesía, la clase social
ascendente con el desarrollo del capitalismo, que controlaba la nueva situación
económica pero se hallaba relegada de la política en la Europa de la
Restauración. Se convertirá en revolucionaria para acceder al poder político,
2. suplantando a la aristocracia, y será apoyada por las clases populares urbanas,
deseosas de mejorar sus pobres condiciones de vida y trabajo, empeoradas a
causa de las crisis.
Las Revoluciones de 1820.
En Europa las revoluciones revisten un carácter liberal y nacionalista.
Adoptaron la forma de un pronunciamiento o golpe de estado militar, tras una
conspiración contra el absolutismo realizada por individuos organizados de
forma clandestina en sociedades secretas (masones y carbonarios).
Dieron comienzo en España con el pronunciamiento de Riego en Cabezas deSan
Juan, que obligó a Fernando VII a jurar la Constitución de 1812 y dio origen
al Trienio Liberal, que acabó con la llegada de los Cien Mil Hijos de San Luís,
tras el Congreso de Verona de 1822, que restablecieron el absolutismo.
El ejemplo español se extendió a Portugal e Italia, donde las insurrecciones de
los carbonarios en Nápoles obligaron a Fernando I a dar una Constitución, lo
mismo que en Piamonte, pero la intervención de las tropas austriacas
restableció el orden absolutista en los dos casos.
En Rusia estalló la revolución decembrista de 1825, un levantamiento de
oficiales del ejército contra el zar Nicolás I, sucesor de Alejandro I pero también
fracasó por falta de organización.
En Grecia por el contrario la revolución triunfó. El movimiento de resistencia de
los griegos contra el Imperio Turco, bajo cuyo dominio se encontraban, se inició
en el Congreso de Epidauro (1821) gracias a la acción de la sociedad secreta
Hetairía, desencadenándose la guerra desde 1822. El canciller austriaco
Metternich no quiso intervenir por miedo al contagio revolucionario entre otros
pueblos balcánicos, pero los patriotas griegos contaron con el apoyo en 1825 de
Rusia, Inglaterra y Francia, organizándose un movimiento de voluntarios de
toda Europa –el más famoso fue Lord Byron, que murió allí. La guerra de la
independencia fue dura, con episodios como la matanza de Quíos. En el Tratado
de Adrianópolis (1829) el Imperio Turco reconoció la independencia de Grecia
que se convirtió en reino, con Otón de Baviera como primer monarca.
Las revoluciones de 1820 se iniciaron cronológicamente fuera de Europa, con la
independencia de las colonias españolas y portuguesas de América.
Sus causas fueron el deseo de los criollos de hacerse con el poder y la debilidad
política y militar de España, junto a la difusión de las ideas ilustradas y el
ejemplo reciente de la Revolución norteamericana.
En una primera fase sólo Argentina logró su independencia en 1816, fracasando
la revolución en Méjico y Nueva Granada. Pero en una segunda fase, se
independizaron Colombia, Venezuela, Ecuador, Chile, Méjico, Perú y Bolivia.
3. Las Revoluciones de 1830.
La primera y más importante se dio en Francia y
desde allí pasará a otros países europeos. Fue
una revolución parisina que estalló el 25 de julio
contra Carlos X y el predominio de los ultras en
el gobierno, al intentar el monarca volver al
absolutismo. La revolución vino precedida de
una grave crisis económica que causó malestar
social y fue apoyada por republicanos,
intelectuales, monárquicos moderados y grandes
financieros. Tras tres días de barricadas, Carlos
X hubo de exiliarse y se proclamó rey a Luís Felipe de Orleáns que implantó una
monarquía constitucional. Con él se inició la Edad de Oro de la alta burguesía
francesa.
Bélgica se sentía humillada por Holanda, a la que estaba unida desde el
Congreso de Viena. Además existían grandes diferencias entre ambas. Bélgica
era católica, hablaba francés o valón y tenia una burguesía industrial
proteccionista; Holanda era protestante, hablaba el holandés y su burguesía era
comercial y librecambista. Los belgas consiguieron separarse de Holanda
gracias a la ayuda de Inglaterra y Francia. Leopoldo I fue nombrado rey
constitucional.
En Polonia los nacionalistas proclamaron la independencia de Rusia en 1830
pero, al no contar con ayuda exterior ni apoyo del campesinado, la revolución
fracasó y los rusos reprimieron la revolución de forma sangrienta.
En Italia estallaron también insurrecciones en Piamonte, Parma, Roma y
Nápoles que fracasaron por la desunión entre ellos y por la intervención de
Austria. Tras el fracaso, Mazzini fundó la Joven Italia.
En Alemania los revolucionarios consiguieron que los príncipes aprobaran
textos constitucionales en algunos estados (Hannover, Sajonia...) pero la unidad
fracasó. Lograron que triunfara la unión aduanera o Zollverein en 1834,
impulsada por Prusia, que servirá de base a la unidad.
En Suiza se abolió la Constitución aristocrática.
En España triunfó definitivamente el régimen liberal en 1833 con Isabel II, lo
mismo que ocurrió en Portugal.
En Inglaterra no hubo revolución pero los liberales consiguieron en 1832 una
reforma política que ampliaba el derecho de sufragio y ampliaba los derechos
individuales.
Tras el paso de las revoluciones de 1830, Europa quedó dividida en dos bloques:
el occidental, liberal y constitucional, y el oriental, conservador y aristocrático,
integrado por Austria, Prusia y Rusia.
Las Revoluciones de 1848.
4. En 1848 tuvo lugar la llamada “'primavera de los pueblos'”, última oleada
revolucionaria europea, de mayor amplitud que la de 1830, y que puso fin al
sistema de la Restauración.
La revolución presenta unas características comunes. Por una parte, su carácter
liberal y nacionalista y su contenido democrático, ya que los revolucionarios
luchaban por el sufragio universal y la soberanía popular frente a la nacional.
Participaron en ella diferentes clases sociales, desde la burguesía industrial y
financiera hasta el proletariado, movido por su penosa situación social (hambre,
enfermedades, paro) y por la aparición del socialismo PRE-marxista, dirigido
por intelectuales -ciertos autores consideran las revoluciones del 48 como un
enfrentamiento de clases-. Vino precedida por la crisis de 1847, que fue agrícola,
industrial y bursátil. Según los historiadores Droz y Labrousse la crisis agravó la
situación, pero no puede decirse que la provocó, si bien dio lugar a tensiones
sociales De nuevo fue Francia la cuna de la revolución. La monarquía de Luís
Felipe había supuesto la llegada al poder de la alta burguesía que lo había
utilizado para su exclusivo beneficio económico, marginando a la mediana y
pequeña burguesía, al campesinado y al proletariado gracias al sufragio
censitario (sólo votaban 200.000 en una población de 35 millones de
habitantes. Legitimistas, bonapartistas, republicanos y socialistas utópicos) se
aliaron contra el gobierno. Guizot rechazó la petición de reforma constitucional,
restringiendo las libertades.
Las malas cosechas de 1846 y 1847 provocaron la subida del pan y
desencadenaron la crisis agrícola, que se acompañó de crisis textil y financiera,
lo que trajo consigo el paro y la inseguridad para los obreros, generando
malestar económico y el estallido de motines de subsistencias en el campo.
La confluencia de estos factores políticos, económicos y sociales,
desencadenaron las revueltas de los días 22, 23 y 24 de febrero en París. Se
alzaron barricadas, se asaltó el Palacio real y el ejército terminó
confraternizando con los insurrectos. Luís Felipe abdicó y se proclamó la II
República.
En abril se formó un Gobierno Provisional que abarcaba desde republicanos
moderados, como Lamar tiñe, hasta socialistas utópicos, como Louis Blanca. Se
impulsó un programa de reformas políticas y sociales, estableciéndose el
sufragio universal masculino y aboliendo la pena de muerte y la esclavitud. Se
crearon los Talleres Nacionales, dirigidos por el Estado, para intentar paliar el
paro obrero.
Pero la alianza social duró poco. El Gobierno con mayoría de republicanos
moderados decretó que los obreros en paro entre 18 y 25 años debían ingresar
en el ejército o ir a trabajar a provincias. El proletariado respondió alzándose
contra la burguesía en las jornadas del 22 al 26 de junio. Pero el ejército
reprimió duramente la sublevación, y hubo más de 1.500 muertos y 25.000
detenidos. Fue una dura lección para los obreros, que en adelante tendrán que
5. hacer su propia revolución.
En diciembre Luís Napoleón Bonaparte, sobrino de Napoleón, fue elegido
presidente de la República, gracias al apoyo de la burguesía, el campesinado y
los católicos. A pesar de que había sufragio universal, las libertades se
recortaban cada vez más. El Segundo Imperio fue proclamado en 1851.
El movimiento revolucionario se propagó desde Paris al resto de Europa. En el
Imperio Austriaco se desencadenaron en 1848 levantamientos de estudiantes,
obreros y pequeña burguesía y milicias tanto en Viena como entre nacionalistas
checos, húngaros e italianos. Aunque no todos tenían los mismos objetivos,
lograron implantar una monarquía constitucional y el canciller Metternich salió
del poder. Con ayuda de Rusia, el nuevo emperador Francisco José logró
restaurar el absolutismo.
En Italia los revolucionarios luchaban a la vez por la libertad y por la unidad.
Los nacionalistas llegaron a declarar Repúblicas independientes en Venecia,
Toscana y Roma, pero fracasaron. Derrotados por los austriacos en Lombardía y
el Véneto, vieron cómo los franceses reponían al Papa en Roma. Al finalizar,
solamente el reino de Piamonte, en manos de los Saboya, era liberal y
constitucional.
En Alemania la revolución de 1848 fue muy importante. Los patriotas
consiguieron establecer constituciones en 39 Estados y se convocó una
Asamblea nacional que nombró regente a Juan de Habsburgo. Este Parlamento
de Francfort resultó ineficaz, ya que no contaba ni con dinero, ni armas, ni
funcionarios y además estaba dividido. Por miedo a los obreros, los
parlamentarios ofrecieron la corona alemana al rey Federico Guillermo IV de
Prusia, quien no la aceptó. Así pues, fracasó la revolución, aunque en Prusia se
mantuvo un régimen constitucional muy censitario.