1. MISA DEL ALBA DE LA COFRADÍA DEL CAUTIVO
(Parroquia San Pablo-Málaga, 23 marzo 2013)
Lecturas: Ez 37,21-28; Sal (Jr 31,10-13); Jn 11,45-57.
Renovar la fe en Jesucristo
Al alba del día de hoy el Cautivo ha congregado un nutrido número de fieles
cristianos en esta plaza del típico barrio de la Trinidad, en Málaga, en torno a
su imagen; nos ha convocado Él, el Cautivo. Quiere verificar si mantenemos su
fe en Él; quiere saber si le amamos y confiamos en su Palabra.
Somos conscientes de los problemas y desafíos, que debe afrontar hoy el
cristiano en nuestra sociedad; y percibimos con gran fuerza la actualidad de la
pregunta, que hizo Jesús hace más de dos mil años: «Cuando venga el Hijo del
hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?» (Lc 18,8). ¿Encontrará aquí, en
Málaga, la auténtica fe en Él?
Con la promulgación del Año de la fe el papa Benedicto XVI propuso a toda la
Iglesia lo más importante del programa de su pontificado: “La exigencia de
redescubrir el camino de la fe, para iluminar de manera cada vez más clara la
alegría y el entusiasmo renovado del encuentro con Cristo” (Porta fidei, 2).
Es necesaria una renovada conversión al Señor Jesús y una profundización y
purificación de nuestra fe, para ser en el mundo actual testigos gozosos y
convincentes del Señor Resucitado, capaces de señalar la puerta de la fe a
tantos que están en búsqueda de la verdad. Si la fe no se renueva y fortalece,
convirtiéndose en una convicción profunda y en una fuerza real, gracias al
encuentro personal con Jesucristo, todo lo demás será ineficaz.
En el Año de la fe queremos agradecer a Dios dos grandes acontecimientos
eclesiales, que han marcado el rostro de la Iglesia en los últimos tiempos: los
cincuenta años de la apertura del Concilio Vaticano II y los veinte años de la
promulgación del Catecismo de la Iglesia Católica.
2. Se constata actualmente “una profunda crisis de fe que afecta a muchas
personas” (Benedicto XVI, Porta fidei, 2). Y al mismo tiempo existe
un analfabetismo religioso, que se difunde en medio de nuestra sociedad,
unido al individualismo y al relativismo, que parecen dominar el ánimo de
muchos contemporáneos. Todo lo cual se une para llevar a muchos cristianos
a vivir una apostasía silenciosa, hasta el punto de vivir como si Cristo no
existiera(cf. Juan Pablo II, Ecclesia in Europa, 9). ¡Pero Cristo existe!
Ante esta situación es necesario que los creyentes potenciemos nuestra
experiencia de fe; este acto de esta mañana es una manera de hacerlo;
experiencia, que sea capaz de sostener nuestra vida de cristianos y pueda dar
respuesta a los que buscan sentido a su vida: “Por eso, también hoy es
necesario un compromiso eclesial más convencido en favor de una nueva
evangelización, para redescubrir la alegría de creer y volver a encontrar el
entusiasmo de comunicar la fe” (Benedicto XVI, Porta fidei, 7). Como afirma
San Agustín, los creyentes “se fortalecen creyendo”; como el amor se
fortalece y crece amando.
3. La Iglesia nos guía a encontrar y conocer a Cristo, verdadero Dios y
verdadero hombre, a través del anuncio de la Palabra, la celebración de los
sacramentos, la oración y las obras de caridad. Se trata del encuentro con una
2. Persona viva, que nos transforma en profundidad, revelándonos nuestra
verdadera identidad de hijos de Dios.
La fe no es la aceptación de una idea, ni de una teoría, ni siquiera de un
proyecto de vida. La fe cristiana no es sólo una doctrina, una sabiduría, un
conjunto de normas morales, una tradición o una costumbre social; tampoco
es un conjunto de prácticas religiosas. La fe cristiana, queridos hermanos, es
un encuentro vivo, personal y real con Jesucristo. Como ha afirmado el Papa
Benedicto XVI: “No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una
gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que
da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva”
(Benedicto XVI, Deus caritas est, 1).
¿Acaso el Cautivo es una simple idea, que se han inventado los malagueños?
¿Es el Cautivo, tal vez, una simple imagen, aunque artísticamente hecha, que
recorre las calles de nuestra ciudad en la tarde del lunes santo; y que hoy, en
este sábado de pasión, hará su traslada a su Casa-Hermandad, pasando por el
Hospital? ¡Hablad, vosotros, queridos cofrades! ¡Explicad a vuestros paisanos,
queridos malagueños, quién es Jesús Cautivo para vosotros!
El encuentro personal de fe con Jesucristo renueva nuestro espíritu, sana
nuestras heridas, limpia nuestros pecados, revitaliza nuestras relaciones
humanas, orientándolas a una mayor fraternidad y solidaridad, en la lógica del
amor. Tener fe en Jesús Cautivo no toca sólo el saber intelectual, sino que
involucra la totalidad de la persona: corazón, sentimientos, inteligencia,
voluntad, corporeidad, emociones, relaciones humanas. Como decía el papa
Benedicto XVI: “Con la fe cambia verdaderamente todo en nosotros y para
nosotros, y se revela con claridad nuestro destino futuro, la verdad de nuestra
vocación en la historia, el sentido de la vida, el gusto de ser peregrinos hacia
la Patria celestial” (Benedicto XVI, Audiencia general El Año de la fe.
Introducción, Vaticano, 17.10.2012).
4. Aceptar a Jesús Cautivo en la propia vida es renovarla plenamente; es
convertirse en discípulos suyos; es vivir un cambio de actitud, abandonando la
basura de nuestras vidas, como nos ha dicho el profeta Ezequiel en la primera
lectura: «No se contaminarán más con sus basuras, con sus monstruos y con
todos sus crímenes» (Ez 37,23). ¡Qué palabras más claras y duras a la vez!
Probablemente nos resulta difícil darnos cuenta de que las acciones del
hombre, que van contra Dios, es decir, contra el amor, contra la vida humana,
contra el hombre, son acciones deleznables; son basura.
El Señor quiere purificarnos y perdonar nuestras infidelidades, para formar un
pueblo de hombres libres y amados por Dios. Decía el profeta Ezequiel: «Los
salvaré de las infidelidades por las que pecaron, los purificaré, y serán mi
pueblo y yo seré su Dios» (Ez37,23). Pertenecer a su pueblo significa ser
hombres que han sido purificados de sus pecados, que han encontrado la
Verdad, que han sido liberados de las cadenas de la esclavitud y viven en
libertad (cf. Gal 5,1).
Mirad la imagen de Jesús Cautivo. ¿Por qué pensáis que el Cautivo lleva las
manos atadas? No ha sido un capricho del artista, sino la expresión de la
verdad que representa. Él se ha puesto en nuestro lugar y ha sido maniatado,
para concedernos la libertad. ¡Querido cofrade, y fiel seguidor del Cautivo,
dale las gracias por este gesto de amor! Hoy estás tú libre, porque él ha
asumido tu condena; porque Él te ha liberado.
3. 5. La imagen de Jesús Cautivo, cuando camina por las calles de Málaga atrae
una inmensa multitud de gente, como el pastor, que congrega en torno a sí a
las ovejas dispersas (cf. Ez37,24), para ofrecerles pastos abundantes y
nutritivos. Cristo quiere conducir a todos los hombres a las fuentes de la
Vida. Y “la Iglesia en su conjunto, así como sus Pastores, han de ponerse en
camino como Cristo, para rescatar a los hombres del desierto y conducirlos al
lugar de la vida, hacia la amistad con el Hijo de Dios, hacia Aquel que nos da
la vida, y la vida en plenitud” (Benedicto XVI, Homilía para el comienzo del
ministerio petrino del Obispo de Roma (24.04.2005). Esta invitación del papa
emérito Benedicto XVI quiero hacerla propia y animaros a todos, cofrades y
fieles cristianos, para que invitéis a los hombres de hoy a acercarse a Cristo,
manantial de la vida, fuente del perdón y venero de libertad.
Cada clavel rojo que recibirá la imagen del Cautivo, en su traslado hacia la
Casa-Hermandad, es como una oración, sea de acción de gracias, sea de
perdón, o sea de petición; pero es un gesto de fe y de amor. ¡Queridos fieles,
abrid vuestro corazón al Señor Cautivo, que os ama hasta el extremo; que ha
dado su vida por nosotros; y que espera un gesto de amor por nuestra parte!
¡Reconoced a Jesucristo como verdadero Dios y verdadero hombre! ¡Haced
profesión pública de vuestra fe, con valentía y sin miedo! Y pedimos la
intercesión de la Virgen María, Nuestra Señora de la Trinidad, peregrina de la
fe y estrella de la nueva evangelización, para que nos acompañe y nos ayude a
ser mejores cristianos. Amén.