El agua es escasa en gran parte del territorio argentino debido a causas naturales como la cordillera de los Andes que impide el paso de los vientos húmedos del Pacífico y la gran distancia que deben recorrer los vientos del Atlántico, y causas humanas como la desigual distribución del recurso, la falta de obras para minimizar pérdidas, y la falta de conciencia sobre el uso racional del agua.