1. ¿Sostenibilidad o sustentabilidad?
Carlos Miguel Barber Kuri advierte la necesidad de enfrentar la insuficiencia de recursos naturales; el
Vicerrector Académico de la Universidad Anáhuac México Sur plantea emular a la naturaleza.
Por: Dr. Carlos Miguel Barber Kuri *
En el artículo titulado "¿Qué es sustentabilidad?,
Margarita Barney de Cruz, citada por L.
Wolfernsberger Scherz (2005), advierte que la
expresión "desarrollo sostenible o sustentable" es un
anglicismo que proviene del concepto sustainable
development.
Pero la expresión sajona sustainable no tiene la misma
connotación que el término en español que se refiere a
sostener o sustentar, cuyo significado, según el
diccionario de la Real Academia de la Lengua,
corresponde al de "mantener firme un objeto, prestar
apoyo, mantener una cosa en un medio o un lugar sin
dejarlo caer o haciéndolo muy lentamente,.., tolerar,
conservar una cosa en su ser o estado"...
Por otra parte, para el vocablo inglés su acepción
corresponde a una notación dinámica y positiva: To
keep going continously, endure, without giving way, lo
que significara avanzar continuamente, perseverar en
el esfuerzo, resistir sin ceder.
Es así como la expresión inglesa se refiere a un proceso cuyo ritmo hay que mantener. Es
una concepción dinámica, no estática y, por tanto, dicha palabra inglesa se refiere al esfuerzo
necesario que se debe aplicar para que un proceso dinámico se mantenga superando los
escollos que pueda encontrar, obligando por lo tanto, a la identificación de las condiciones
necesarias para que el sistema no sólo sobreviva sino para que pueda seguir avanzando. (P.
Bifani, 1993).
De todo lo anterior, se puede interpretar que la palabra "susteinable" ha sido erróneamente
traducida al castellano como "sustentable", cuando dicho vocablo en realidad no existe en
este último idioma, independientemente de que cada día sea más utilizado. (L.M. Guerra,
comunicación personal, marzo 2009).
Por otra parte, el término "sostenible" se vincula normalmente con la palabra desarrollo,
articulándose entonces como "desarrollo sostenible o perdurable", el cual involucra el
satisfacer las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las posibilidades
de las del futuro para atender sus propias necesidades.
El Q. Luis Manuel Guerra (comunicado personal, marzo 2009), retoma el hecho de que la
sostenibilidad llama la atención cuando, en el siglo pasado, se comenzó a calcular el capital
ecológico que estaba costando el entonces actual modelo del "desarrollo estabilizador",
entendiéndose éste como la propuesta de desarrollo en donde el simple crecimiento
económico estaba referenciado al producto interno bruto (PIB) que supuestamente
garantizaba el avance de la sociedad que registraba cada uno de los países.
En dicho análisis se observó que la sociedad humana estaba ya comenzando a utilizar en
exceso los recursos sin permitirle a la naturaleza reponerlos.
Si bien éste no es propiamente un problema que haya nacido en la actualidad, cierto es que
en los últimos años el fenómeno se ha intensificado.
Lo anterior conlleva a la necesidad de encontrar una nueva forma de desarrollo económico, tal
vez inédita, que permita satisfacer las necesidades básicas humanas sin poner en riesgo los
recursos.
El discurso del Q. Guerra continúa reconociendo que el ser humano no va a regresar a formas
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Publicado a las 06:00 Domingo, 24 de Mayo de 2009 Más noticias de Actualidad
El autor considera que no es viable atender lo
social y lo económico ignorando el tema
ecológico. (Foto: Archivo)
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2. referentes al manejo de los recursos que ya se hayan aplicado, por lo que es emergente el
encontrar aquella "fórmula" que permita que el manejo de los recursos no sea, al final del
balance, deficitario.
Si se hiciera un ejercicio de cuántos recursos naturales son requeridos por una sola persona
de nivel medio alto de los países desarrollados, y si se generalizara que dichos requerimientos
son uniformes para todas y cada una de las personas que integran la población del mundo,
podría llegarse a la conclusión de que los recursos actuales son insuficientes. ¿Cuántos litros
de agua, realmente, consume una persona al día? ¿Cuántos watts son utilizados por una
familia que cuenta con más de 50 focos en una casa, más de 4 televisiones de plasma? Por
citar algunos ejemplos entre otros.
De aquí se desprende la existencia de dos posibles caminos a seguir: o bien, limitar el
desarrollo como actualmente se ha concebido o simplemente cambiar la forma como
reconocemos nuestras expectativas. Tal vez una solución podría llegar a ser el emular la
forma cómo actúa la naturaleza.
En cualquiera de los casos, se debe ser consciente de que la naturaleza, cuando hay un
desequilibrio, ésta tiende a corregirlo. (Lawrence Bender, Laurie David. 2007. La verdad
incómoda. Una advertencia global. Paramount Pictures). Ejemplos de lo anterior hay muchos:
la forma como los excesos de la sobrepoblación de las hormigas son regulados con el
nacimiento de más osos hormigueros en Sudamérica; el control del exceso de población de
los roedores en Australia arrojándose por ellos mismos a los acantilados; la regulación en el
incremento o decremento del índice de la natalidad de las aves migratorias que asientan en
los criaderos naturales de las islas del Mar de Cortés en función al alimento disponible, entre
otros.
En cualquier caso, se ha demostrado que en algunos lugares del mundo, el homo sapiens
está sacando más "dinero del banco natural de lo que realmente tiene" (L.M. Guerra,
comunicación personal, marzo 2009), y es necesario tomar acciones si se desea corregir el
rumbo.
Tal vez el primer punto corresponda a concientizar la relación que existe entre el hombre y la
naturaleza. ¿Se deberá ver desde una visión panteísta o será más bien un análisis que deba
centrarse desde un punto sólido y referencial antropocéntrico?
Saber cuáles son las necesidades básicas y legítimas del ser humano, aprender el manejo
adecuado de los recursos permeado desde una política de Estado contundente y consistente,
de parte de las naciones, es lo que realmente necesita el hombre para llevar a cabo en su
misión. Pueden ser tres de las interrogantes más apremiantes que den luz sobre el camino
que se deba seguir al respecto.
Perderse probablemente en el debate epistemológico, entre diversas concepciones filosóficas
o bien, quedar atrapado entre diferentes intereses económicos y/o políticos, podría ser el
freno que ha detenido la acción de la intensión a lo largo de ya varias décadas.
Sin embargo, varios esfuerzos se han llevado a cabo para entender el concepto, a fin de
lograr una sola concepción y hacer que las acciones converjan hacia un mismo fin.
Así, en el siglo pasado, el concepto de desarrollo sostenible fue formalizado por primera vez
en el documento conocido como Informe Brundtland, Nuestro Futuro Común (1987), el cual
fue resultado de los trabajos realizados por la Comisión Mundial de Medio Ambiente y
Desarrollo de Naciones Unidas, Comisión que fue constituida en 1983.
Posteriormente, del 3 al 14 de junio de 1992, se celebró la conferencia en la ONU sobre
medio ambiente y desarrollo, misma que correspondió a la segunda "Cumbre de la Tierra", en
Rio de Janeiro. Ahí se dio origen a la Agenda 21, donde fueron aprobados los Convenios
sobre el Cambio Climático, el Convenio sobre la Diversidad Biológica, la Declaración de Río y
la Declaración de Principios Relativos a los Bosques.
Fue en este foro donde se comenzó a dar amplia publicidad al término desarrollo sostenible al
público en general y, cabe citar, que precisamente ahí fue donde se modificó la definición
original del Informe Brundtland, misma que estaba centrada en la preservación del medio
ambiente y el consumo prudente de los recursos naturales no renovables, hacia la idea de los
tres círculos que debería conciliarse en una perspectiva de desarrollo sostenible: el progreso
económico, la justificación social y la preservación del medio ambiente (Wikipedia, 5 marzo
2009).
Dicha esquematización podría representarse con el siguiente diagrama en donde se
entrelazan los tres círculos que representan las áreas arribas descritas en materia ecología,
economía y social.
Describiendo la mecánica operativa del
diagrama arriba presentado, se observa que la
zona en común de las tres áreas tendría por
consecuencia el desarrollo sostenible, pero
siempre y cuando, realmente se dé atención a
dichas áreas en su totalidad de manera
3. consistente.
Por lo tanto, si alguna de las áreas llegara a omitirse se tendría otro tipo de desarrollo y no así
el sostenible.
Así, por ejemplo, si se tocaran solamente los aspectos ecológicos y sociales se podría tener
un desarrollo "soportable", pero ¿podría ser sostenible a largo plazo? La respuesta sería no,
ya que se habría omitido el reconocimiento del aspecto económico, lo que hace que este
modelo no sea ni viable ni necesariamente equitativo. Ello podría ilustrarse, por mencionar
alguna experiencia, el fenómeno que sucede en el poblado de Calvillo, Aguascalientes así
como en el de Minería de Pozos, Guanajuato. Ambos asentamientos se encuentran ubicados
en territorios bien espaciados guardando un estrecho diálogo con la naturaleza. En el primero
de ellos la producción de guayaba resulta ser de gran interés pues las condiciones
climatológicas hacen que se dé una fruta de excepcional calidad a gran volumen. Por el otro
lado, en Minería de Pozos existen diversos y variados minerales viables de ser extraídos en
gran cantidad a baja profundidad. En ambos casos los precios de los productos resultan ser
muy atractivos por la oferta que generan, no obstante, los dos poblados se encuentran
retirados de las ciudades capitales y las vías terrestres de comunicación no están en muy
buenas condiciones, lo que hace que los costos de salida de los productos sea muy altos. El
no poder atender la variable económica de la definición anteriormente vista hace que el
modelo sea soportable, más no sostenible, pues no lo hace económicamente viable al mismo
tiempo que tampoco resulta equitativo, pues los habitantes de esta región deben pagar más
para sacar sus productos al mercado por lo que los pone en desventaja en un contexto
competitivo con respecto al precio de los productos que ofrecen. Éste es el motivo por el cual
dichos poblados no han podido desarrollarse o crecer aún más, y por lo contrario, tienden a
disminuir.
Si se atendiera exclusivamente las áreas relativas a los temas sociales y económicos se
estaría cayendo en un equilibrio, pero al desconocer el tema ecológico, esta interrelación no
sería ni soportable ni viable. ¿Cuántas veces no se ha visto como los asentamientos humanos
se colocan en zonas cuyo capital ecológico es invaluable pero al ubicarse de manera
desordenada, sin planificación urbana, lo que antes pudiera haber sido un "vergel" se
convierte en poco tiempo en un "desierto"? En la carretera vieja México-Cuernavaca, por
ejemplo, la presión urbana resultante del crecimiento excesivo del Distrito Federal ha
motivado la generación de dos nuevos poblados en zonas donde antes eran solamente ejidos
o donde sólo había naturaleza por estar próximas al corredor biológico Ajusco-Chichinautzin,
o bien, por corresponder a la zona limítrofe entre la Capital y el Estado de Morelos. Estos
nuevos poblados que, "inocentemente" inician con unas cuantas casas, se constituyen en
terrenos donde los servicios y la posibilidad de desarrollo se ven limitados por la pobreza, la
falta de servicios y el aislamiento que produce las distancias a las que se encuentran de las
ciudades. Peor aún es el efecto y consecuencias que generan en el medio ambiente y a la
naturaleza además de que al ubicarse como "poblados satélites" invitan a unir a la Ciudad con
dichas poblaciones, por lo que la destrucción del entorno está condenado en las siguientes
décadas en caso de no hacer algo que planifique su expansión o que limite su crecimiento
(como bien podría ser el que se adquiriera los predios contiguos a estas ciudades
destinándolas para la protección ambiental).
Y, por último, si se estudiara sólo una relación entre lo ecológico y lo económico, omitiendo lo
social, se tendría un modelo viable, pero no soportable ni equitativo, y por lo tanto no
sostenible. Veamos por ejemplo los desarrollos turísticos que se están colocando a lo largo
de la Riviera Maya, en México. Siendo paisajes paradisiacos, frente de un mar de
excepcional belleza, con una naturaleza envidiable por su biodiversidad y abundancia, resulta
ser un punto de gran interés para la industria hotelera la cual está creciendo a tasas
impresionantes en esta región en los últimos cinco años. No obstante, al no tomar en cuenta
el aspecto social, ahora fácilmente se ve que se están instaurando cada vez más poblados
cercanos a dichos hoteles así como también la creación de nuevos desarrollos inmobiliarios
para aquellas personas que encuentran en dichos puntos turísticos sus fuentes de trabajo, o
bien, para seguir explotando la belleza del lugar pero a costa de una presión periférica mayor
que está impactando directamente a la selva baja mexicana y la naturaleza endémica de esta
región. Este modelo es, por ende, no soportable. Al mismo tiempo, al situarse sólo en función
al móvil que resulta lo atractivo de la relación ecológica-económica pero sin tomar en cuenta
lo social, se generan grandes diferencias sociales y económicas marcadas aún más por las
brechas que se vislumbra entre los ostentosos hoteles y la pobreza de los nuevos
asentamientos urbanos, lo cual resulta ser no equitativo. En pocas palabras, este enfoque se
posiciona entonces como no sostenible.
Por otra parte, y de manera paralela, otros renombrados autores han continuado escribiendo
sobre el tema, pero haciendo otro tipo de precisiones o teniendo un enfoque diverso sobre lo
que significa la sostenibilidad y la sustentabilidad.
Enrique Leff (2002), por su parte, inició textualmente su libro "Saber Ambiental:
Sustentabilidad, racionalidad, complejidad, poder" diciendo que "la degradación ambiental, el
riesgo de colapso ecológico y el avance de la desigualdad y la pobreza son signos elocuentes
de la crisis de un mundo globalizado... Hoy vivimos en un mundo de la complejidad, en el
que se amalgama la naturaleza, la tecnología y la textualidad... Tiempos de la hibridación del
mundo - la tecnologización de la vida y la economización de la naturaleza- de mestizaje de
culturas, de diálogo de saberes, de dispersión de subjetividades, donde se está
desconstruyendo y reconstruyendo el mundo, donde se están resignificando identidades y
sentidos existenciales a contracorriente con el proyecto unitario y homogeneizante de la