2. El universo no es un lugar racional
En un mundo lleno de conflictos tenemos que
minimizar nuestros deseos naturales para
conseguir un estado mental más pacífico y una
mejor disposición para el beneficio universal
3. Considerado generalmente un pesimista,
Schopenhauer de hecho proponía una vía — a
través de lo artístico, lo moral y lo ascético— para
superar la frustración y el dolor inherentes a la
condición humana.
Desde su muerte en 1860, su filosofía ha sido
muy atractiva para los que se preguntan por el
significado de la vida y para los que tienen
realción con la música, la literatura y las artes
visuales.
4. EL MUNDO COMO VOLUNTAD Y
REPRESENTACIÓN
La observación introspectiva lleva al
descubrimiento de la propia esencia y también a
al de la esencia del universo porque uno mismo es
parte del universo.
Como uno mismo es parte del universo, las
energías básicas de este fluyen en el individuo
como en todas las cosas
El individuo entra en contacto con la naturaleza
del universo si entra en contacto con su propia
naturaleza.
5. Existe, por un lado, el sujeto de la representación que
es el que conoce; por otra, el objeto, lo que se conoce.
El objeto, los seres naturales, orgánicos e inorgánicos,
sin embargo, y esto es lo importante, carecen de
existencia real fuera de la representación; no tienen
más valor que el sueño de Calderón de la Barca,
Lo que posee existencia verdadera es la cosa en sí, que
para Schopenhauer viene expresada en el término
voluntad.
6. La voluntad integra toda la naturaleza y el
universo con la totalidad de entidades y seres que
contienen. La voluntad, así, es una fuerza que
obra sin motivo, irracionalmente; es como el
motor ciego de la historia. Todas las energías de
la naturaleza son expresivas de la Voluntad,
incluyendo lo mismo las fuerzas naturales de
todo signo (luz, gravedad, magnetismo), como las
motivaciones, los instintos y tendencias, tanto
animales como humanos.
7. Siguiendo en esto a las doctrinas orientales, el
hombre es esclavo de su deseo, de la voluntad
ciega de vivir, y este precisamente es el
fundamento del radical pesimismo del autor:
«La vida es un anhelo opaco y un tormento.»
8. Dos son las obligaciones del hombre, a saber: la
práctica de la compasión para con sus semejantes
y liberarse del yugo de la voluntad
9. Para tal fin, su sistema propone dos alternativas:
la del arte, expuesta en su libro tercero, dado que el placer
de su ejercicio sustrae al dolor del deseo: la contemplación
estética aparta al hombre de la cadena infinita de las
necesidades y de los deseos, con una satisfacción inmóvil y
completa.
La segunda alternativa es la santidad, una vida ascética,
a cuyos efectos el autor recurre al ejemplo de los hinduistas,
budistas y místicos cristianos, quienes, en virtud de su
reconocimiento cabal de la cosa en sí, se ven liberados de
sus motivos.