Guía del comentario crítico de textos para la selectividad
1. GUÍA DEL COMENTARIO CRÍTICO DE TEXTOS PARA LA SELECTIVIDAD
Para trazar esta guía del Comentario de texto enfocado a la selectividad nos
hemos basado en diversos materiales teóricos amalgamados y resumidos (que citamos
al final de esta guía, en las fuentes bibliográficas), y, especialmente, en el esquema
del comentario que aparece en el libro de texto con el que trabajamos Lengua
castellana y literatura. Bachillerato de la editorial SM.
El análisis de un texto consiste en trabajar desde el punto de vista crítico un
texto argumentativo-expositivo desde cuatro aspectos principales:
1. Adecuación: centrada en el acto de comunicación y en el análisis de sus
elementos.
2. Coherencia: basada en la estructura del texto en función de su tipología
textual.
3. Cohesión: determinada por los rasgos lingüísticos que permiten la relación
entre las partes del texto.
4. Valoración crítica y opinión personal: para analizar la actualidad del tema
y su interés social, así como para determinar si la forma en que se trata
cumple con la intención comunicativa del texto.
0. FASE PREVIA. CONSIDERACIONES PRÁCTICAS
Antes de comenzar a escribir el texto es necesario leerlo muy bien, para
aproximarnos a su significado. Ten en cuenta:
0.1. Aproximación al texto.
• Leer el texto una primera vez para entender el contenido y aclarar
palabras o expresiones difíciles.
• Numerar las líneas de 5 en 5.
• Leer el texto una segunda vez, subrayando los elementos destacados
o interesantes para la interpretación y la construcción del texto.
Subrayado selectivo.
• Leer más veces anotando en los márgenes del texto cuantas ideas e
indicaciones parezcan de interés para posteriores preguntas del
comentario.
0.2. Planificación del comentario.
• Establecer el tema del texto.
• Concretar la estructura del texto.
• Determinar la tipología y el género textual.
• Establecer un listado con las características de adecuación o de
cohesión (lo que se nos haya preguntado) que se detecten.
• Hacer un esquema de redacción.
0.3. Redacción del comentario.
• Se tratan los aspectos más relevantes para la interpretación del
texto, relacionándolos entre sí.
• La finalidad del comentario es explicar el contenido y las
características discursivas y lingüísticas de un texto. No se trata de
1
2. explicar conceptos teóricos sino de aplicarlos con un objetivo
concreto: análisis.
• Hay que referirse constantemente al texto analizado incluyendo citas
literales y referencias a las líneas o las partes donde aparece el
fenómeno del que se habla.
• Deben cuidarse al máximo aspectos de presentación (caligrafía,
márgenes, etc.), ortografía y puntuación.
0.4. Revisión del comentario.
• Releer el texto y el comentario, corregir los errores y modificar la
estrategia si es preciso.
• El éxito del comentario depende mucho de la revisión y de no
contentarse con lo primero que venga a la mente.
1. ADECUACIÓN1
Es la propiedad que determina si un texto emplea la función del lenguaje
pertinente para cumplir con su intención comunicativa y lo adapta a la situación en
que se enuncia. Para saber si un texto cumple esta propiedad tendremos que
localizar el texto, buscar los elementos del proceso de comunicación que están en
juego para deducir de estos la intención comunicativa.
1.1. Localización
Localizar un texto consiste en identificar al autor, el tipo de obra y su título;
decir si se trata de un fragmento o de un texto completo y señalar por qué medio se
ha difundido. Esta información la encontramos siempre en la referencia que aparece
al pie del texto.
1.2. Elementos de la comunicación
En este punto se analizarán varios elementos: emisor, receptor, tiempo y
espacio y canal.
En cualquier comentario de texto es esencial identificar al autor y al receptor
para determinar el tipo de registro. Respecto al primero, el emisor, se trata de fijar
quién es el emisor modelo que se esconde tras el texto. No hay que confundirlo con
el autor real. Para llegar a perfilarlo hay que descubrir marcas en el texto que nos
permitan identificarlo, entre las que están la intención comunicativa, subjetivismo,
tratamiento o enfoque del tema, tipo de léxico utilizado, ironías, funciones del
lenguaje, etc., y que sirven para justificar el retrato que hagamos del emisor.
Además, debemos analizar a quién se dirige el texto. En cuanto al receptor
(cualquiera que lea el texto), conviene diferenciarlo del destinatario o receptor
modelo (lector ideal para el que se ha elaborado el texto). Es desaconsejable
recurrir a tópicos del tipo “nosotros, los lectores” o generalizar en exceso. El
receptor ideal, en el que está pensando el autor cuando escribe, se manifiesta en el
discurso y ha de justificarse también mediante las huellas que haya ido dejando, más
o menos explícitamente el emisor: el tema abordado, ámbito en el que se desarrolla
el texto, vocabulario, profundidad, tratamiento e interés del tema, etc.
Respecto al tiempo y espacio del texto deberán analizarse cuando haya aspectos
relevantes en ellos, que afecten a una más profunda comprensión del discurso. El
1
Es conveniente que el apartado de la adecuación vaya precedido por una pequeña introducción
que manifieste y justifique la oportunidad (adecuación) en la elección de algunos elementos que se van
a analizar. De igual modo, parece conveniente finalizar el apartado con alguna conclusión que recoja lo
fundamental.
2
3. tiempo aquí se refiere a la fecha de emisión original del texto. Hay ocasiones en las
que no solo contamos con esta indicación precisa, sino que también a lo largo del
discurso aparecen referencias temporales que pueden ser claves para el mensaje
(bastante habitual en los escritos periodísticos). De sobra es sabido que un texto
puede ser inadecuado si el tiempo en el que se emite no se ajusta a otros aspectos.
De igual modo, el espacio puede ser otro elemento de adecuación fundamental, ya
que se refiere al ámbito en el que se desarrolla: en una conferencia, en un libro de
texto, en internet, en la televisión, etc.
La referencia que aparece al pie de texto nos informa también del tipo de canal.
En este apartado podríamos destacar, además:
1.2.1. Voces del discurso.
Son conceptos que se refieren al emisor y receptor del texto. Se pueden
distinguir los siguientes casos:
• Autor real (por ejemplo el autor) y lector real: son las personas de la
realidad exterior lingüística, es decir, el emisor o el receptor de carne y
hueso.
• Autor modelo (por ejemplo el autor desconocido, imaginado) y el lector
modelo: son una reconstrucción ideal.
• Locutor (por ejemplo el narrador) y el alocutario: el locutor habla en el
texto y el alocutario es la persona a la que se dirige el texto.
• Enunciador (por ejemplo un personaje): es una voz distinta del locutor, que
habla en el texto en primera persona.
1.2.2. Polifonía.
Es un fenómeno que se produce cuando hay un desdoblamiento del emisor o del
receptor. Se asocia con el cambio de punto de vista y con la ironía:
• Desdoblamiento del emisor: se produce cuando el autor real y el locutor (o
narrador) de un relato, por ejemplo, no coinciden; además, en los relatos
suelen aparecer también enunciadores (o personajes). Por el contrario, no
hay desdoblamiento o polifonía en un relato cuando el autor real, el locutor
y el enunciador coinciden; por ejemplo: “Entonces dije:’no lo haré’”.
• Desdoblamiento del receptor: se produce cuando, además del lector,
aparece un nuevo receptor del texto, que se llama alocutario; por ejemplo,
un personaje al que alguien escribe una carta dentro de un relato.
1.2.3. Punto de vista y empatía.
• Ambos conceptos explicitan la asociación del emisor con uno de los posibles
puntos de vista introducidos en el texto.
• En los desdoblamientos el locutor adopta el punto de vista de cada
enunciador o personaje cuando éstos hablan en primera persona.
• Al adoptar el punto de vista de cada enunciador, el locutor manifiesta
empatía (o sea, “se pone en la piel”) con el enunciador.
• La empatía es ‘participación afectiva, y por lo común emotiva, de un sujeto
en una realidad ajena’, según el diccionario de la R.A.E.
1.2.4. Presuposiciones.
• Son las informaciones implícitas (no expresadas en el texto), que interactúan
con las informaciones explícitas (expresadas) para la interpretación del
texto.
• El autor supone que el receptor o lector modelo al que se dirige conoce ya
ciertas informaciones y, por eso, no las explicita. Por ejemplo, está claro que
3
4. a un receptor infantil hay que explicitarle muchas informaciones que no se
explicitan a un receptor adulto.
1.2.5. Conocimientos enciclopédicos.
Los textos de cierta entidad suelen presentar dificultades de comprensión,
debido a que se hace imprescindible contar con algunos conocimientos específicos
previos que el emisor da por sabidos en sus lectores (lo cual motiva un juego
cómplice entre emisor y receptor, en ocasiones muy interesante) y que convienen al
texto. Algunas veces, el texto se refiere explícitamente a ellos; otras, se sugieren
(presuposiciones o informaciones implícitas que interactúan con las explícitas), pero
resultan imprescindibles para captar la intención y el sentido profundo del texto.
Dichos conocimientos pueden ser de lo más variado (de ahí su denominación,
“enciclopédicos”) y se pueden definir como aquellos conocimientos que permiten
construir e interpretar un texto correctamente con un esfuerzo cognitivo mínimo. En
el comentario deben ponerse de relieve en aquellos momentos en los que resulte
necesario tenerlos en cuenta para la comprensión del texto.
1.2.6. Intertextualidad.
Es un elemento muy relacionado con el anterior, puesto que se trata de un
mecanismo de referencia a otros textos (dentro del conocimiento enciclopédico,
pero específico de textos), por el cual el emisor incorpora más o menos
explícitamente otros textos. En algunas ocasiones, se cita literalmente otro texto (en
estilo directo y, por lo tanto, se utilizan comillas); en otras, se hace alusión a otro
texto a través del estilo indirecto. La intertextualidad puede perseguir distintos
fines: se está buscando un argumento de autoridad, de reafirmación y apoyo a las
ideas propias, o, por el contrario, se está ironizando.... Otro aspecto importante del
fenómeno es que no tiene por qué respetar el texto original ni citar el autor real del
mismo; si el efecto que se busca es el irónico, por ejemplo, será frecuente encontrar
algunas variaciones del fragmento importado que se acomoden más expresivamente a
la intención del emisor. Lo que es deseable siempre es localizar el fenómeno de la
intertextualidad y justificar su intención.
1.3. Intención comunicativa
Nos sirve para reconocer la función o funciones del lenguaje predominantes en
un texto y que aparecerán reflejadas en los rasgos lingüísticos propios de cada
función del lenguaje.
Veamos cuáles son los elementos analizables que denotan la función, además de
la persona gramatical presente en las formas verbales y los pronombres:
• Representativa o referencial: entonación neutra, oraciones enunciativas,
modo indicativo, ausencia de valoración, empleo de enumeraciones y
ejemplificaciones.
• Expresiva o emotiva: interjecciones, énfasis o abatimiento, interrupciones,
alteraciones del orden lógico, repeticiones, exclamaciones, elementos
afectivos de todo tipo.
• Apelativa o conativa: modo imperativo, perífrasis verbales de obligación,
interrogaciones, elementos afectivos, adjetivos valorativos, uso de la
segunda persona verbal, términos connotativos y los recursos encaminados a
convencer y persuadir (algunas figuras literarias).
• Poética o estética: uso de figuras literarias.
• Metalingüística: mismos rasgos que la referencial.
• Fática o de contacto: enunciados de altísima redundancia, fórmulas de
cortesía y todas las frases hechas socialmente ritualizadas.
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5. 2. COHERENCIA
Consideraremos un texto coherente cuando, de acuerdo con la situación en la
que se emita, presente tal congruencia temática que cumpla adecuadamente con su
intención.
Es decir, un texto es coherente cuando presenta ideas en torno a una misma
temática y se estructuran de forma lógica.
Es preciso que la coherencia predomine y se imponga sobre la estructura y la
organización de las oraciones y párrafos del texto, o sea, sobre la cohesión de dicho
texto.
Cuando analizamos la coherencia de un texto, lo más importante es distinguir
entre las ideas principales (que explican el tema que defiende el autor) y las
secundarias (que ayudan a corroborar, demostrar y ejemplificar. Son ideas
prescindibles porque no influyen para la comprensión del texto en general). Para eso,
te aconsejamos subrayar durante la lectura las palabras que expresen los conceptos
principales. Como ya destacábamos en las consideraciones iniciales te resultará muy
útil anotar junto a cada párrafo una palabra que resuma su contenido y hacer un
esquema jerárquico de las ideas más destacables.
Entre los mecanismos que me van a permitir afirmar que un texto es coherente
destacamos:
1. Que se adapte a la situación en la que se emite, es decir, que cumpla con las
leyes pragmáticas de la lengua2
2. Que sus partes estén bien organizadas.
3. Que respete la normativa morfosintáctica de la lengua.
4. Que respete el carácter lógico de sus contenidos, es decir, la semántica de la
lengua.
2.1. Las formas del discurso
Para determinar la forma del discurso empleada hay que tener presentes los
siguientes aspectos:
• Los rasgos lingüísticos que caracterizan cada tipo de texto.
• El medio en el que se ha publicado, la temática que aborda y la manera en
que lo hace.
• El grado de especialización del texto. El léxico del texto nos da una pista
clara sobre el tipo de público al que se dirige el autor.
• El ámbito de uso al que el texto pertenece.
Podemos enumerar las siguientes formas del discurso, que dan lugar a las
tipologías textuales básicas (texto narrativo, descriptivo, expositivo, argumentativo,
y dialógico):
• La narración: se presentan los hechos reales y ficticios.
• La descripción: se presenta la realidad.
• La exposición: se informa sobre un tema.
• La argumentación: se expresa una opinión.
• El diálogo: varios interlocutores intercambian información.
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Las leyes y máximas pragmáticas son los principios que nos permiten interpretar en un texto tanto lo que se dice
como lo que se omite y, sin embargo, está implícito y lo puedo deducir del contexto o situación comunicativa (las
llamadas implicaturas). Las leyes son cinco: principio de economía, ley de moderación, ley de exageración, principio
de cooperación, principio de información y principio de cortesía; las máximas son seis y tienen que ver con el
principio de cortesía: máxima de tacto, de generosidad, de aprobación, de modestia, de acuerdo y de simpatía.
Ampliaremos la información sobre este tema en clase.
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6. Estos discursos no suelen aparecer de forma aislada; de hecho es habitual
encontrar dificultades para distinguir y especificar cada uno de ellos dentro de un
escrito. Así ocurre con los expositivos y los argumentativos, ya que generalmente la
exposición forma parte de la argumentación.
La narración, la descripción y el diálogo pertenecen al ámbito del uso literario.
la exposición y argumentación pertenecen al ámbito de uso científico y humanístico.
Centraremos los siguientes apartados en el estudio de estos últimos.
2.1.1. La Exposición
Definición:
Es la forma del discurso que pretende informarnos objetivamente sobre un tema
de forma clara y ordenada. La tipología textual que le corresponde es la de texto
expositivo.
Intención:
La función del lenguaje propia de los textos expositivos es la referencial, puesto
que la finalidad del emisor es informar.
Modalidades:
Las modalidades de la exposición son dos:
―Divulgativa: el tema es de interés general para un público que lo desconoce.
La intención es didáctica: enseñar y conseguir que el receptor comprenda. La
estructura es ordenada. El lenguaje, claro y sin tecnicismos.
―Especializada o científica: el receptor tiene conocimientos previos sobre el
tema. El emisor es un especialista en la materia. La intención es dar a conocer unos
contenidos sin pretensión didáctica alguna. La estructura es precisa. El lenguaje es
específico y técnico (abundan los tecnicismos).
Estructura:
Las partes en que se puede dividir un texto expositivo son:
―Introducción: presentación del tema.
―Desarrollo: explicación o aclaración de aspectos esenciales, ejemplificaciones,
clasificaciones...
―Conclusión: síntesis de los aspectos anteriormente tratados.
Teniendo en cuenta estas partes podemos hablar de los siguientes tipos de
estructura:
―Analizante: (sigue el modelo deductivo, de lo general a lo particular) al
principio del escrito se introduce el tema, que se irá desarrollando a lo largo del
texto. No tiene conclusión.
―Sintetizante: (sigue el modelo inductivo, de lo particular a lo general) desde el
principio se suceden una serie de ideas que nos llevan a la determinación del tema al
final del texto. No tiene conclusión, porque coincidiría con la definición del tema.
―Encuadrada: al principio se presenta el tema, este se desarrolla a lo largo del
texto y, por último, hay una conclusión final que refuerza y complementa la idea
inicial.
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7. ―Paralela: las ideas se suceden sin que haya entre ellas la necesidad de
coordinarlas entre sí. Todas tienen el mismo nivel de importancia.
Estos cuatro tipos de estructura son los que más habitualmente se dan en los
textos expositivos, pero también podemos encontrar otros: circular o concéntrica,
demostrativa, descriptiva...
Características lingüísticas:
―La finalidad de informar objetivamente y la necesidad de organizar los
contenidos de la forma más clara posible lleva a la preferencia de la modalidad
enunciativa.
―El léxico es específico, con un mayor o menor número de tecnicismos según la
modalidad expositiva.
―El vocabulario tiene que ser preciso y denotativo ―no puede ser ambiguo ni
polisémico.
―Los sustantivos son fundamentalmente abstractos, por su carácter genérico y
universal.
―Los adjetivos, denotativos y en número reducido.
―Los verbos están en presente de indicativo, por su marca de atemporalidad, y
en pretérito imperfecto, si el texto incluye un proceso.
Géneros:
Los géneros que se adscriben a la forma de discurso expositiva son: trabajos de
investigación, tesis, monografías, exámenes, análisis y comentarios, artículos,
informes, conferencias, disertaciones, trabajos didácticos, ensayos...
2.1.2. La argumentación
Definición:
La argumentación es la forma del discurso en la que el emisor intenta convencer
al receptor mediante razonamientos de la validez de su opinión. Por tanto, el tema
que escoja para su escrito estará presentado de forma subjetiva.
Intención:
La función del lenguaje que predomina es la apelativa, porque la intención de
emisor es persuadir y convencer al receptor. También aparece la función
referencial, porque se transmite una información, y la expresiva, según el mayor o
menor grado de implicación del emisor en la presentación del tema.
Estructura:
Las partes en que se puede dividir un texto argumentativo son:
―Introducción: plantea el tema que se va a tratar.
―Cuerpo argumentativo: está constituido por todas las razones que aporta el
emisor para defender su opinión.
―Conclusión: es el resumen del texto. Se puede cerrar el escrito con una
interrogación o con una oración ingeniosa.
El tipo de estructura vendrá determinada por el lugar que ocupe la tesis o idea
que fundamenta el texto y que muestra la actitud del emisor ante el tema que
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8. plantea. Puede ser explícita y, por tanto, expuesta por el propio emisor de forma
clara y evidente; o implícita, por lo que el receptor tendrá que deducirla de los
razonamientos que ofrezca el emisor.
Los tipos de estructura coinciden plenamente con los de la exposición. Un texto
tendrá estructura analizante si la tesis está incluida en la introducción; sintetizante,
si aparece al final del texto; y encuadrada, si la tesis se recoge al principio y en la
conclusión.
Características lingüísticas:
―La modalidad oracional es enunciativa cuando el emisor pretende mostrar
cierta objetividad en sus planteamientos, con el fin de darles mayor verosimilitud.
También encontramos la modalidad exclamativa, cuando el emisor manifiesta su
postura ante el tema con un alto grado de implicación, y la interrogativa, cuando el
emisor quiere llamar la atención del receptor.
―La sintaxis es en general compleja, porque se suceden las oraciones
coordinadas y subordinadas que muestran el desarrollo del pensamiento del emisor.
Predominan las subordinadas comparativas, condicionales, causales y consecutivas.
También son habituales los incisos, con rayas o paréntesis. Mediante estas oraciones
el autor da su opinión, ofrece una explicación o hace una aclaración.
―En cuanto al léxico, encontraremos junto al vocabulario específico y con
tecnicismos, palabras polisémicas y con valor connotativo.
TIPOS DE ARGUMENTOS
Autoridad Se acude a un experto o persona reconocida para apoyar la opinión.
Calidad Se valora lo bueno frente a lo abundante.
Cantidad Lo que la mayoría piensa o hace puede funcionar como argumento.
Científico La autoridad o el prestigio científico pueden servir para apoyar un pensamiento.
Estético Lo bello se valora sobre lo feo.
Existencial Se prefiere lo real, verdadero y posible, frente a lo inexistente, falso o imposible.
Experiencia Lo visto y lo vivido funciona también como argumento. Conviene no abusar de este
personal tipo de argumento.
De datos Basado en pruebas constatables.
Hedonista Identificable con el carpe diem latino: la idea se justifica en razón de la necesidad
de vivir la vida.
Justicia Lo justo debe prevalecer sobre lo injusto.
Moral Las creencias éticas socialmente aceptadas ayudan a justificar una opinión.
Progreso La novedad y lo original son claves del progreso frente a la tradición.
Salud Se valora lo saludable y beneficioso frente a lo nocivo y perjudicial.
Semejanza Se defiende algo en razón de ser muy parecido a algo que nos convence.
Social Ideas socialmente admitidas que funcionan como argumentos de autoridad.
Tradición El peso de la tradición puede confirmar nuestras ideas.
Utilidad Se valora lo útil, frente a lo inútil o ineficaz.
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9. Ejemplificador Tienen más peso las ideas que están apoyadas en ejemplos.
2.2. Tema o idea principal
Es un apartado obligatorio y muy relevante en todos los comentarios determinar
el tema. El tema del texto puede formularse a través de un sintagma nominal muy
sencillo (y, por lo tanto, excesivamente genérico) o a través de una oración compleja
que matice y defina por completo: lo que llamamos idea principal. Podemos
formularnos las siguientes preguntas: ¿Con qué palabra se identificaría el texto? ¿Qué
frase recoge la idea fundamental?
Hay textos en los que se puede hacer perfectamente la distinción entre tema e
idea principal (el primero sería muy amplio y la segunda bastante concreta), pero
esta distinción no siempre es factible en todos los textos. Algunas veces el tema está
expresado en el título (título temático). Otras veces se expresa dentro del texto (en
las palabras temáticas). En otros casos, hay que interpretarlo a partir de la
información global del texto (“¿de qué nos habla el texto?”).
A lo largo del curso trabajaremos el concepto de idea principal, más complejo y
exacto que el de tema. Para llegar a formularla adecuadamente es aconsejable
someter el texto a un subrayado muy selectivo de lo que consideramos fundamental.
Si el subrayado es correcto, ha de encerrar lo esencial y nuestra tarea será
reformular ese subrayado en una frase compuesta, de pleno sentido, que exprese
inequívocamente el contenido primordial del discurso. En ocasiones, los textos
presentan en algún momento dado una frase o dos frases que podrían ofrecer
bastante explícitamente ese contenido primordial. Aprovéchese, reformulándola,
matizándola.
Hay varias fórmulas adecuadas para elaborar la idea principal, que no debe
exceder las tres líneas:
• Mediante sustantivos abstractos que precisan y matizan la idea: “La crítica
de...”, “La denuncia de...”, “La situación de....”, “Las ventajas y
desventajas de...”, etc.
• Mediante verbos que explicitan ya en su significado parte de la idea: “El
autor solicita de... para lograr...”, “El autor enjuicia positivamente los..., ya
que de este modo...”, “El autor aconseja introducir... con el fin de...”, etc.
• Mediante adjetivos que aclaran el tono y intención del emisor o resumen el
contenido del texto: “La situación penosa de los...”, “La actitud prepotente e
intimidatoria de...”, etc.
Es conveniente seleccionar de forma minuciosa el vocabulario empleado, ya que
hay poco espacio y mucho contenido. No hay que dar rodeos cuando un solo término
puede expresar perfectamente el contenido.
2.3. Resumen
Resumir consiste en explicar el contenido esencial de un texto y condensarlo en
unas pocas oraciones de manera que queden reflejadas las ideas principales de forma
objetiva.
A la hora de realizar un resumen tendremos que explicar con nuestras palabras
―nunca debemos parafrasear― cuáles son todas esas ideas que explican y matizan el
tema; por tanto, evitaremos hacer referencia a las estadísticas o a los ejemplos que
pudiera darnos el autor, es decir, a aquellas ideas que son prescindibles para
comprender el texto. Podríamos formularnos la pregunta: ¿De qué trata el texto?
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10. Nunca debemos dar nuestra opinión en este apartado o enjuiciar ninguna idea, eso lo
dejaremos para las conclusiones.
2.4. Estructura
Aquí se analizan cómo están organizadas y distribuidas las ideas en el texto. Se
identifican las partes y lo que se expone en cada una de ellas. Dichas partes no
tienen por qué coincidir con los párrafos, de modo que hay que prestar mucha
atención al contenido.
A continuación se señala cuál es la estructura. Existen distintos tipos de
estructura que pueden servir de guía, pero el orden de un texto no siempre se
corresponde con uno de estos tipos.
Los ejemplos permiten comprobar si primero se plantea una tesis que luego se
defiende y ejemplifica (deductiva) o si a partir de ejemplos y argumentos se extrae
la tesis (inductiva).
Los tipos de estructura se suelen corresponder con las propias de cada tipología
textual, de modo que si conocemos las estructuras particulares de cada forma de
discurso, conoceremos las diversas estructuras.
3. COHESIÓN
La cohesión tiene que ver con la conexión que los textos establecen entre sus
partes. Es la propiedad de la estructura textual por la que se establecen enlaces
entre los enunciados que componen un texto. La cohesión puede estar basada en la
forma de las palabras, en su significado o en la sintaxis.
Así pues, la cohesión actúa como un recurso de conexión entre los enunciados
mediante recursos léxico-semánticos, morfológicos, sintácticos y textuales.
Los rasgos léxico-semánticos son los que se refieren al significado de las
palabras; los morfológicos a la categoría de las palabras y a su forma; los
sintácticos al tipo de estructuras sintácticas empleadas y los textuales, por último,
remiten al uso de elementos y marcadores que relacionan unas partes del texto con
otras.
Vamos a resumir grosso modo lo que son los rasgos de cohesión, para después
explicarlos de forma más profunda y específica.
• Rasgos léxico-semánticos: en el texto cohesionado abundan las palabras
referidas al mismo tema, que mantendrán relaciones de sinonimia,
antonimia, derivación o de inclusión (hiponimia, hiperonimia).
• Rasgos morfológicos y sintácticos: el uso de las mismas personas
gramaticales a lo largo del texto garantiza la conexión entre las partes del
discurso y mantienen la relación conveniente entre autor y lector. Además, se
emplean las estructuras sintácticas y los tiempos verbales que le sirven al
autor para su propósito/-s comunicativo/-s.
• Rasgos textuales: existen dos tipos que sirven para conectar los elementos de
un texto y proporcionarle cohesión: elementos deícticos (remiten a un
elemento del texto anterior —anáfora— o posterior —catáfora—) y
marcadores discursivos (relacionan entre sí las partes de un texto).
Pasemos ahora a ampliar la información sobre estos tres mecanismos de
cohesión. Tengamos en cuenta que podemos resumirlos en dos, los que tienen que
ver con las palabras y su significado, los recursos semántico-textuales, y los que
organizan la sintaxis del texto, los conectores sintáctico-textuales.
10
11. Empezaremos por los semántico-textuales. Para describir los procesos de
cohesión léxica, sustitución, elipsis, progresión temática o campos conceptuales, hay
que definir qué son los procesos de referencia o mecanismos de referencia:
3.1. Procesos de referencia o mecanismos de referencia. Recursos semántico-
textuales
Se produce referencia cuando un elemento lingüístico “B” se interpreta en
relación a otro elemento “A”, que funciona como antecedente o elemento
referencial de “B”. Dicho de un modo más sencillo, se denomina referencia la acción
que llevamos a cabo, al hablar o al escribir, cuando empleamos las palabras para
representar cosas, hechos o entidades concretas.
Ejemplo: El libro que comentas no lo he leído.
En este ejemplo, “lo” (elemento lingüístico “B”) se interpreta en relación al
sintagma nominal “El libro que comentas” (elemento lingüístico “A”), que es el
referente del pronombre personal.
Los principales mecanismos de referencia son los siguientes:
A) Deixis (también sustitución)
Es el proceso de referencia que pone en relación ciertos elementos del texto con
otros de la situación comunicativa, como personas, tiempo y espacio de la
enunciación. Según esto, podemos hablar de los siguientes tipos de deixis:
• Deixis personal: señala al emisor y al receptor. Se lleva a cabo con los
siguientes elementos de primera o segunda persona:
o Pronombres personales.
o Determinantes y pronombres posesivos.
o Morfemas verbales.
• Deixis social: la proporcionan las formas de tratamiento o títulos (señor/a,
doctor/a, don/doña, etc.), los pronombres usted/tú y algunos vocativos que
reflejan proximidad, respeto (oiga, señor).
• Deixis espacial: señala el dónde del enunciado y se refleja en el empleo de:
o Determinantes o pronombres demostrativos: este, ese, aquel, etc.
o Adverbios de lugar: aquí, allí, etc.
o Ciertos verbos que indican dirección en relación con el emisor: traer,
venir, etc.
• Deixis temporal: señala el cuándo del enunciado y se refleja en el empleo
de:
o Adverbios y expresiones temporales: antes, ahora, etc.
o Algunos morfemas verbales de indicativo.
Conviene tener en cuenta que la deixis es un fenómeno muy característico
(aunque no exclusivo) de la lengua oral, por lo que resulta frecuente en textos que
reproducen una conversación o en los que, perteneciendo a otras tipologías
(narrativos...), presentan secuencias conversacionales, en cuyo caso suele darse en
el nivel enunciativo (intervenciones de los personajes), pero no en las del narrador,
quien, por regla general, habla en tercera persona. Por otro lado, a menudo la deixis
se pone en relación con la polifonía, las voces del discurso o la empatía.
B) Anáfora y catáfora
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12. Se llama anáfora al mecanismo de referencia que relaciona el texto y el
contexto lingüístico. Hablaremos de anáfora cuando un elemento del discurso nos
remita a otro que ha aparecido anteriormente y de catáfora cuando nos remite a un
elemento que aparecerá posteriormente.
A María ya le di la noticia. le: anáfora.
le di la noticia a María. le: catáfora.
Entre los elementos lingüísticos implicados en las anáforas y catáforas se cuentan
los siguientes:
• Pronombres personales de tercera persona.
• Determinantes y pronombres posesivos.
• Determinantes y pronombres indefinidos.
• Pronombres relativos.
• Pronombres interrogativos.
• Determinantes y pronombres demostrativos.
• Morfemas verbales de tercera persona.
• Adverbios.
Tanto en el caso de las anáforas como en el de las catáforas se ha de destacar su
función discursiva. Estos procedimientos, por ejemplo, son frecuentes en los textos
que, van avanzando y ampliando la información, con el fin de evitar la repetición del
tema mantenido a lo largo del texto.
C) Elipsis
Consiste en la supresión de repeticiones, anáforas, y otros elementos lingüísticos
que podrían estar presentes en el texto, siempre que se sobreentiendan. Podemos
distinguir varios tipos: elipsis nominales (supresión del sujeto o del núcleo nominal),
elipsis verbales (supresión de todo o de parte del sintagma predicado, etc.).
Hablando en términos generales, el uso de la elipsis es propio de la lengua oral y
aporta dinamismo al discurso, manteniendo al mismo tiempo su unidad de contenido.
D) Cohesión léxica.
Es el proceso de referencia que se basa en una relación de significado (y no en
una relación gramatical, como la anáfora y la deixis). Por ello, se establece siempre
entre dos o más elementos léxicos de significado pleno. La cohesión léxica puede
presentar diversas formas:
1. Cohesión léxica de referencia.
• La repetición de una o varias palabras-clave a lo largo del texto
proporciona un grado mayor de cohesión.
• La sinonimia, y la sinonimia referencial (varias palabras aluden a un
mismo referente).
• La relación hiperonimia-hiponimia (referente ampliado-referente
restringido): llamamos hiperónimos a los términos que, por la
amplitud de su significado, engloban a otros, de sentido más
12
13. limitado, conocidos como hipónimos. Ambos favorecen la cohesión
léxica:
Ejemplo.: Han traído los muebles, pero ni la cama ni el armario caben en el
cuarto.
Hiperónimo Hipónimo Hipónimo
2. Cohesión léxica de sentido:
• Campo semántico: formado por aquellas palabras de idéntica
categoría gramatical que pueden ocupar el mismo lugar en la
oración. Suele estar formado por un número relativamente limitado
de vocablos, por ejemplo: campo de flores, de los colores, de los
verbos de lengua (decir, hablar, etc.)
• Campo asociativo o conceptual: es un concepto más amplio, que
engloba todas las palabras (independientemente de su categoría
gramatical) que no tienen rasgos significativos comunes, pero que
guardan una relación que asociamos a un mismo ámbito o a una
misma experiencia. Ésta puede ser de causa, consecuencia,
contraste...; por ejemplo, del campo asociativo del ‘amor’ serían las
siguientes palabras: querer, corazón, amante, odiar, San Valentín...
• Campo derivativo: forman parte de él las palabras que comparten el
mismo lexema, es decir, constituyen una familia léxica: pan,
panadero, empanar, etc.
• Conocimiento del mundo o relaciones enciclopédicas: determinadas
asociaciones que infunden cohesión al discurso no dependen, como
en los casos anteriores, del conocimiento del significado de los
términos sino de factores del conocimiento del mundo o relaciones
enciclopédicas.
Ejemplo: Finalmente cambió la rueda, pero se puso perdido de grasa.
(La asociación rueda-grasa no deriva del significado de los términos sino de la
experiencia práctica de que los neumáticos de los coches manchan).
• Antonimia: asociación u oposición de contrarios.
La cohesión léxica, junto con los conectores, refuerza la percepción de los temas
y de las ideas principales, tanto del texto como las secuencias que lo integran. Por
tanto, podemos relacionarla con la evolución de la información, o lo que podríamos
denominar progresión temática, que es la organización de la información escalonada
en orden lineal, y que puede estar vinculada a informaciones que se han dado con
anterioridad o no vinculada, siempre que sea independiente de la información
anterior o no la necesite para ser entendida. Por otra parte, determinados
mecanismos de cohesión léxica —por ejemplo, el empleo de sinónimos en una
descripción para mantener la referencia al tema—, puede llegar a ser un mecanismo
más de la modalización, característica que comentamos en el apartado 3.6 de esta
guía, según la objetividad o subjetividad de dichos términos.
3.2. Recursos sintáctico-textuales o elementos de conexión
Además de los recursos semánticos, disponemos de otras herramientas
lingüísticas para poner en relación las oraciones. Se trata de los conectores
textuales.
13
14. Reciben el nombre de conectores los nexos de cualquier tipo que marcan
explícitamente relaciones lógicas entre partes del discurso. Dependiendo de los
elementos que pongan en relación, podemos hablar de dos tipos:
• Conectores oracionales: elementos que enlazan palabras, sintagmas o
proposiciones en el seno de la oración. Realizan esta función las
conjunciones y demás locuciones equivalentes, sin olvidar la inexistencia de
nexo que caracteriza a la yuxtaposición.
• Conectores textuales: enlazan dos oraciones o párrafos estableciendo entre
ellos bien sea una relación semántica, una relación respecto al orden
estructural del texto o una relación de las distintas partes (y sus funciones)
dentro del texto. Realizan esta función algunas conjunciones, conectores de
carácter léxico y gráfico y determinados conectores que matizan (suelen ir
entre pausas). Los conectores pueden agruparse según valores básicos de
significado:
1. Aditivos, conectores de adición (o sumativos): permiten agregar
información.
• Además, también, en esta misma línea, en este sentido, a este
respecto, dicho sea de paso, igualmente, del mismo modo, asimismo,
más aún, y lo que es más, a propósito, de esta forma, por cierto…
2. Contrastivos o de oposición: para contrastar dos o más ideas.
• De otro modo, sin embargo, en contraste con esto, ahora bien, lejos
de…
3. Disyuntivos: dilema u opción.
• O (u), o bien…
4. Consecutivos y causales: causas y consecuencias. Relacionan los hechos con
sus motivos o repercusiones.
• Consecuencia+causa: ello se debe a, es por ello por lo que…
• Causa+consecuencia: por lo tanto, entonces, por consiguiente, en
consecuencia, pues, precisamente por eso, de ahí que…
• Consecuencia (en caso negativo): de lo contrario, si no…
5. Conclusivos y de reformulación: sacan conclusiones, deducciones. Sirven
también para sintetizar o parafrasear.
• Para sintetizar y resumir: a saber, en resumen, en breves palabras,
en conclusión, en definitiva, en fin, a decir verdad…
• Para parafrasear: o sea, es decir, dicho de otro modo, con otras
palabras…
6. De enumeración: sirven para ordenar el discurso o enumerar las partes de un
todo.
• En primer lugar, a continuación, además, finalmente o para finalizar;
primero, segundo, tercero, etc.; de un lado, de otro, por último; tanto
como; primero, luego, en fin…
14
15. 7. De rectificación o contraargumentativos: sirven para corregir lo expresado.
• Al contrario, miento, en cambio, mejor dicho…
8. De valoración: permiten opinar o evaluar un hecho.
• A mi modo de ver, según mi criterio, bien pensado, de veras, en el
fondo, en concreto, claro, desde luego, por supuesto, ni que decir
tiene, desde mi punto de vista, en mi opinión, por suerte, por
desgracia, por fortuna, sin duda, probablemente, al fin, menos mal…
9. De ejemplificación: ilustran el contenido del texto.
• Por ejemplo, especialmente, en particular, para ilustrar esto, como
muestra, así, precisamente, como muestra el hecho de que…
Es importante no confundir ambos tipos de conectores. Casi todos los conectores
textuales pueden actuar como oracionales, pero no al contrario.
3.3. Otras formas de coherencia
3.3.1. Discurso reportado
Tradicionalmente se denominan estilos del discurso a los diversos procedimientos
sintácticos de los que el emisor dispone para reproducir el discurso ajeno y las
situaciones de comunicación evocadas o citadas. La elección de uno u otro estilo
depende del tipo y género textual, de la situación de comunicación, y de otros
muchos factores, como la intención, el tono y la propia variación estilística inherente
a muchos tipos de textos. El discurso reportado se manifiesta de distintas formas:
A. Estilo directo.
Trata de reproducir la forma y el contenido del discurso ajeno a modo de cita
literal. Se emplea en situaciones comunicativas en las que el emisor pretende no sólo
reproducir el contenido de otro discurso, sino indicar, además, que se emitió con una
forma determinada. Los propósitos de este estilo pueden ser muy variados; en los
relatos, por ejemplo, el empleo de diálogos en estilo directo permite caracterizar a
los personajes por su modo de hablar; en el texto científico la precisión exige el
empleo de la cita literal cuando se emplea el discurso ajeno como argumento de
autoridad (esto también válido para el texto argumentativo que utilice dicho
argumento).
Se distingue este estilo por los siguientes elementos característicos: un verbo
introductor de la cita (verbos de comunicación o verbos dicendi como hablar, pensar,
decir, exclamar, etc.), procedimientos gráficos para resaltar la cita (guiones,
comillas), entonación propia de la cita literal, yuxtaposición con respecto al resto del
discurso.
Ejemplo de este estilo: Mi tío replicó: “¡Ya volveré mañana!”.
B. Estilo indirecto.
Sólo reproduce de manera aproximada el discurso del otro. Con respecto al estilo
directo, la cita del discurso ajeno aparece sintácticamente integrada en el resto del
discurso funcionando como una subordinada, frecuentemente sustantiva de
complemento directo. Aquí se pierde totalmente la entonación propia de la cita y no
15
16. hay marcas gráficas que indiquen explícitamente que se trata de un discurso distinto
al del emisor.
Ejemplo de este estilo: Mi tío replicó que ya volvería al día siguiente.
C. Estilo indirecto libre.
Reproduce también pensamientos o dichos ajenos o propios. La oración
reproducida, al igual que en el estilo directo, posee independencia tonal y sintáctica,
y suele ir detrás de dos puntos (:) u otro signo de puntuación. Carece de verbo
introductor, con lo que se diferencia a la vez del directo y del indirecto, pero varían
los modos y tiempos verbales, como en el estilo indirecto. Debido a su carácter
fuertemente retórico y subjetivo, se trata de un estilo frecuente en los textos
literarios, pero poco habitual en otras circunstancias.
Ejemplo: Él siguió obstinado: no había visto a nadie salir de la casa en todo el
día.
D. Monólogo interior
También llamado “corriente de conciencia” (aunque muchos autores sostienen
que se trata de distintos fenómenos), se trata de un estilo fundamentalmente
literario. Consiste en reproducir el flujo constante de pensamientos que atraviesan el
alma del personaje a medida que surgen y en el orden en que surgen, sin explicar el
encadenamiento lógico, por medio de frases reducidas al mínimo de relaciones
sintácticas, de forma que da la impresión de reproducir los pensamientos tal como
llegan a la mente.
Ejemplo: “…yo le hice que se me declarara sí primero le di el pedazo de galleta
de anís sacándomelo de la boca y era año bisiesto como ahora sí ahora hace 16 años
Dios mío después de ese beso largo casi perdí el aliento sí dijo…”
3.3.2. Relación de los tiempos verbales.
En este punto se trata de comentar la relación temporal que se establece entre
las distintas formas verbales que aparecen en el texto y cómo se justifican con
respecto a la tipología, finalidad y al momento de emisión del discurso. Por ejemplo,
la utilización del presente gnómico (se refiere a un estado de cosas que se mantiene
a través del tiempo, aparece en refranes, proverbios máximas, etc., que tienen valor
no sólo en el momento actual sino en cualquier tiempo) en los textos expositivos se
justifica por el carácter universal que pretenden tener dichos textos. En el discurso
descriptivo es frecuente encontrar o bien el imperfecto de indicativo o bien el
presente, etc.
Hay que tener en cuenta que muchas formas verbales vienen impuestas o
determinadas por las exigencias de la concordancia sintáctica, de tal modo que su
aparición es ajena a la voluntad o propósito del emisor. Es el caso de los tiempos
verbales de muchas proposiciones subordinadas, que a menudo aparecen en
subjuntivo como resultado de reglas sintácticas que el emisor no puede evitar.
3.3.3. Recursos estilísticos o figuras retóricas
Aquí se trata de comentar los principales recursos estilísticos que el emisor haya
podido utilizar. Convendría también hacer un breve repaso de los más importantes,
16
17. entre los cuales hay que señalar los siguientes: metáfora, metonimia, símil,
contraste, hipérbole, epíteto, personificación, etc.
Puedes ampliar la información de estos recursos bajándotelos del siguiente
enlace http://jaserrano.nom.es/Comentario/
3.3.4. Modalización.
La modalización tiene que ver con la adecuación o propiedad textual que da
cuenta de la relación del texto con el contexto y la situación. Es el efecto de
subjetivización del enunciado producido por el uso de ciertos recursos lingüísticos y
no lingüísticos. Con ellos, el emisor manifiesta actitudes, opiniones, creencias,
valoraciones, etc., sobre el mensaje que enuncia. Llamamos modalizadores a todas
las marcas superficiales que dan cuenta de la actitud del emisor respecto al mensaje
y de la intencionalidad del discurso.
Es muy importante tener en cuenta el hecho de que la modalización se lleva a
cabo mediante procedimientos lingüísticos; por lo tanto también forma parte de la
cohesión del texto. Un texto con abundantes marcas modalizadoras puede, por
ejemplo, presentar un alto nivel argumentativo con opiniones por parte del emisor.
Entre los elementos de modalización más interesantes, se pueden señalar los
siguientes:
• Modos verbales: indicativo, subjuntivo, imperativo.
• Perífrasis verbales modales.
• Modalización oracional:
1. Enunciativas.
2. Interrogativas.
3. Imperativas.
4. Exhortativas.
5. Optativas o desiderativas.
6. Dubitativas.
7. Exclamativas.
• Enunciados emotivos y expresivos.
• Interjecciones y exclamaciones.
• Otras formas de modalización del enunciado:
1. Adjetivos calificativos.
2. Adverbios modales.
3. Necesidad.
4. Posibilidad.
5. Capacidad.
6. Obligación.
7. Prohibición.
8. Modalización negativa.
• Actos de habla indirectos.
• Uso del plural globalizador.
• Uso de elementos totalizadores y pluralizadores.
4. VALORACIÓN CRÍTICA DE LAS IDEAS Y OPINIÓN PERSONAL
No debemos confundir la valoración crítica de un texto con la opinión personal
sobre ese texto.
La valoración crítica es una reflexión objetiva sobre si el texto es efectivo y
consigue un objetivo concreto. Aquí podemos demostrar nuestro conocimiento de la
realidad actual y nuestra madurez, tanto intelectual como personal. Por eso es
conveniente comentar si el tema es acertado por su actualidad, por su interés
social; si el autor cumple su propósito comunicativo y orienta nuestra opinión; si
17
18. nos convencen los argumentos que defienden su tesis; si el tema se trata en
profundidad o se diversifica en subtemas que impiden determinar sus objetivos; si el
título del texto recoge el tema o sólo pretende llamar la atención del lector; si hay
temas interdisciplinares con los que podamos relacionarlo o libros o películas con los
que podamos asociarlo; si hay coherencia en el planteamiento general y en la
estructura escogida por el autor; si el registro lingüístico utilizado facilita la
comprensión del texto.
El siguiente paso sería dar nuestra opinión personal, pero para eso hay que
disponer de un cierto grado de madurez y un conocimiento más o menos profundo
del tema que se trate. Por eso conviene, si no estamos seguros, no arriesgarnos a
opinar. Si aun así decidimos arriesgarnos, los mejores consejos son: elaborar tu
propio texto sobre el tema del comentario, aportando argumentos para convencer
al receptor de la postura escogida para explicar por qué defendemos la tesis
escogida, que puede o no coincidir con la del autor; si el texto es realmente de
nuestro interés o no tiene nada que ver con nuestro entorno social (o con nuestra
edad, sexo, condición social, modelo cultural, etc.).
5. CONSEJOS SOBRE LA REDACCIÓN
La redacción debe realizarse de forma unitaria y evitando especificar el paso
de uno a otro epígrafe (a no ser que se pida por separado).
Hay que procurar redactar con claridad y precisión, así como evitar las
repeticiones.
La originalidad en la expresión es interesante, pero hay que huir de los
coloquialismos, muletillas, frases hechas, vulgarismos…
El uso de sinónimos demuestra nuestra riqueza y nuestro caudal léxicos.
Procuremos evitar palabras dudosas por su significado o por su forma ortográfica.
Las alusiones directas se pueden evitar usando el plural de modestia (creemos,
consideramos…), las preguntas retóricas (¿No es acaso cierto que…?), las oraciones
impersonales y pasivas (Se suele comentar…; Se considera que…).
Lo fundamental en el comentario crítico es que encontremos, por medio de la
práctica, nuestro propio estilo en la redacción.
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