La carta describe la situación actual de las hermanas en Colombia debido a la pandemia de COVID-19 y expresa la esperanza de poder regresar pronto a Roma. También habla sobre cómo la pandemia ha aumentado la pobreza y desigualdad, pero que el Evangelio sigue llegando a la gente de diferentes maneras. Finalmente, recomienda releer una carta escrita por Madre Mazzarello en 1879 que ofrece sabiduría para los desafíos actuales como no tener miedo y confiar en el Señor.
Messaggio della Consigliera per le Missioni - Sr. Alaide Deretti__14 julio 2020 esp
1. Medellín, 14 julio 2020
Queridas hermanas,
Las saludo desde Colombia, precisamente desde
la Inspectoría “María Auxiliadora” (CMA) donde,
junto a sor María Luisa Miranda y a las hermanas
colombianas, acompañamos la realidad del mundo,
de la Iglesia, del Instituto. Esperamos encontrar lo
más pronto posible un vuelo humanitario para
volver a Roma. Nuestra oración se hace
insistente e intensa: invocamos la
misericordia del Señor para todas las
personas contagiadas por el Covid-19 y por
la pobreza que la pandemia ha hecho surgir
con fuerza aumentando la desigualdad social
y transformando tantos hermanos y hermanas
en “material de descarte”, a causa de la
negligencia de algunos gobiernos.
No obstante la dura realidad que toca la vida de tantas personas en las diversas partes del
mundo, el Evangelio sigue abriendo caminos y llega donde tal vez nosotras no estamos en grado de
llegar y de la manera más increíble, como el Señor ha querido, pensado y deseado, con o sin nuestra
colaboración.
Con la pandemia hemos visto la Palabra de Dios, la Celebración Eucarística, la Iglesia... llegar
a tantas casas, plantar su “tienda” en medio de las familias. Hemos visto crecer en la gente la
necesidad de espiritualidad, la búsqueda de Dios y hemos advertido que la “Iglesia doméstica” de
alguna manera ha renacido.
A menudo, en los últimos meses, las parroquias – y también varias de nuestras comunidades
y/u obras – “entraran” en las casas de las familias con un simple “clic”, trámite Internet, para la directa
streaming de una celebración eucarística, para la catequesis, para un encuentro de formación, una
reunión, una visita, para hacer “clase virtual” o para la oración del Rosario. Me resulta espontáneo
agradecer al Señor por tantas oportunidades de anunciar y testimoniar el Evangelio con un lenguaje
comprensible para nuestro tiempo, y también porque la pandemia nos ha hecho buscar caminos
nuevos para continuar y actuar nuestra misión. Mejor dicho, la pandemia nos ha hecho vivir con
creatividad una actitud tan valorada por el Papa Francisco, aun permaneciendo dentro en nuestros
ambientes: la SALIDA. Una Iglesia en salida, un Instituto en salida, Comunidades educativas en
salida... esto es algo nuevo que está naciendo y que ya vemos sus rebrotes.
Es importante, queridas hermanas, buscar siempre y en todas partes la mejor manera para
anunciar y testimoniar el Evangelio y para estar cerca de quien está necesitado. Digo esto pensando en
Santa María Magdalena, cuya FIESTA es el próximo 22 julio. Ella, Apóstol de los Apóstoles, nos
llene de coraje y audacia en nuestra misión. Nos ayude a vivir intensamente el encuentro con el
Resucitado, para anunciar con alegría y decisión: “¡He visto al Señor!” (Jn 20, 18).
Prosiguiendo el camino de ‘encuentro’ con Madre Mazzarello a través de sus cartas a las
misioneras, quisiera proponerles hoy la Carta 25, escrita desde Nizza propiamente un 22 de julio...
Era el año 1879. Madre Mazzarello se dirige a la directora de la casa de Montevideo – Villa Colón,
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2. sor Angela Vallese, le ofrece algunas normas prácticas para la formación de las hermanas y transmite
noticias de la casa-madre. Las invito a releer esta carta y a meditar sobre algunas expresiones de
Madre Mazzarello que son de gran actualidad.
Al inicio de la carta, Madre Mazzarello escribe: “No tengas miedo”. Ciertamente el contexto
es totalmente diverso del nuestro…: «no tengas miedo de que tus cartas me aburran…». Sin embargo,
si pensamos en los grandes desafíos de hoy, estas palabras nos ayudan a poner toda nuestra confianza
en el Señor. Jesús mismo ha asegurado a sus discípulos, diciendo: “No tengáis miedo”. Lo ha repetido
también el Ángel a las mujeres, cuando fueron a buscar a Jesús al sepulcro (Mt 28,5).
Con relación a la situación de sor Giovanna Borgna, «demasiado joven y aún le falta madurez
para ser superiora», Madre Mazzarello repite el mismo estribillo, pero con otra melodía: «No os
asustéis». Y recomienda «remediar lo que se pueda, pero con calma y dejar el resto en manos del
Señor». ¡Cuánta sabiduría en Madre Mazzarello!
Y continúa: «A veces, por hacer caso de tantas pequeñeces, se descuidan las cosas grandes».
En el Evangelio de Mateo, Jesús dice algo semejante: «Ay de vosotros, […] que pagáis la décima
parte de la mente, del anís y del comino, y transgredís las prescripciones más graves de la ley: la
justicia, la misericordia y la fidelidad. […] Guías ciegos, que coláis un mosquito y os tragáis un
camello!» (Mt 23). La Madre no entiende decir de no hacer caso a las cosas pequeñas, sino de
compadecer y usar caridad con todas. Aún más: «Es necesario inspirar confianza». Es este nuestro
“secreto educativo”, que se vive en primer lugar en comunidad, para después ser actuado con las
jóvenes, con los jóvenes y los niños. Lo confirman también otras palabras de Madre Mazzarello,
siempre en la Carta 25: «Me parece que si la sabéis comprender todo irá bien». Una maravillosa
pedagogía femenina que enseña a acompañar para hacer crecer!
Quisiera subrayar también otras recomendaciones de Madre Mazzarello que, me parece nos
puedan ayudar mucho en este tiempo nuestro: la oración, la paciencia, la vigilancia y la
perseverancia. «Poco a poco se consigue todo. Confía en Jesús, […] déjale hacer, que Él, lo arreglará
todo. Está siempre alegre, siempre de buen humor».
Además, la Carta 25 sugiere algunos otros temas para nuestra reflexión, como por ejemplo: el
amor al trabajo, el cuidado de la salud, «el amor a los sacrificios, el desprecio de sí misma y un
absoluto desprendimiento de la propia voluntad». Les dejo a ustedes la profundización y ojalá también
el compartir en comunidad, buscando descubrir los momentos de la vida y de la misión en los cuales
estas palabras son luz, respuesta y consuelo.
Queridas hermanas, en preparación al CG XXIV y recordando las nuevas disposiciones de
Papa Francisco con relación a las Letanías Lauretanas, oremos diciendo: María, Madre de la
Misericordia, Madre de la Esperanza, Consuelo de los migrantes, llena nuestras tinajas con el vino
de la confianza, de la serenidad frente a la adversidad, de la gratitud hacia el Creador y hacia las
creaturas.
¡Buena fiesta de SANTA MARÍA MAGDALENA! Y tantos augurios para la misión de
anunciar y testimoniar a Jesús con más empeño y creatividad en este tiempo de pandemia.
Un abrazo grande y siempre en comunión fraterna en la oración recíproca.
Consejera para las Misiones
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