advertencia en mateo 24. esta profecia de jesus es importante
4° Domingo de Adviento - Ciclo A
1. 1
LECTIO DIVINA
CICLO A, (Mt 1- 18-24)
El evangelio de Mateo este domingo nos coloca frente a los acontecimientos
que preceden el nacimiento de Jesús, especialmente los relacionados con el
anuncio de que el niño engendrado en el vientre virginal de María, proviene
de Dios, ‘es su Hijo’ y ‘viene a salvarnos’.
Dentro de los relatos de la navidad, quizás éste sea uno de los que –sin perder de vista a los
demás personajes– enfoca más la figura de José. Leemos la revelación divina del origen de
Jesús. El pasaje, también conocido como “el sueño de José” nos lleva a descubrir la
fascinante personalidad espiritual de María y de José. En todo el texto está mencionada la
madre de Jesús y a su lado, se perfila el papel de José, como esposo y como padre de
Jesús.
Cristo, el Mesías, hace irrupción en nuestra historia en “Jesús”; quiso tener raíces humanas.
Celebramos el misterio de la encarnación. Mateo nos invita a adentrarnos a su evangelio
remontándonos a los “orígenes” de Cristo Jesús. Nos dice que María “se encontró encinta
por obra del Espíritu Santo. El origen de Jesús no está relacionado solamente con los
eventos históricos, sino con la obra creadora de Dios en el vientre de María. No se nos dice
qué hace María, qué piensa o qué siente, pero sabemos tres datos fundamentales: Que es
Madre por obra del Espíritu Santo, que concibió al Salvador y que estuvo bajo la protección y
los cuidados de José.
SEGUIMIENTO
18. La concepción de Cristo fue de la siguiente manera. Su madre, María estaba comprometida con
José. No habían tenido relaciones y se encontró embarazada por obra del Espíritu Santo.
19. José, su esposo, que era justo, no queriendo denunciarla, resolvió separarse secretamente.
20. Estaba pensando en ésto , cuando el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: “José,
descendiente de David, no temas tomar a María por esposa, porque la criatura que espera es
obra del Espíritu Santo.
21. Y dará a luz un hijo, al que pondrás por nombre Jesús, porque Él salvara a su pueblo de sus
pecados”.
22. Todo esto se hizo para que se cumpliera lo que había dicho el Señor, por el profeta Isaías: .
23. Sepan que una virgen concebirá y dará a luz un hijo, al que pondrán el nombre de Emmanuel,
que significa Dios con nosotros-
24. Con esto, al despertarse, José hizo lo que el ángel ledel Señor le había ordenado y recibió a
María por esposa.
I. Lectura: entender lo que dice el texto fijándose en cómo lo dice
Mateo nos cuenta que José se encuentra ante una situación sorprendente: su esposa está
embarazada de un hijo que no es de él. Reflexiona qué hacer: ¿Poner fin a la relación con
María? ¿Introducir en la familia a un descendiente al cual no tiene derecho? ¿Darle el
2. 2
nombre a un niño que sabe que no generó? José pensó en la primera posibilidad, pero quiso
hacerlo con la mayor dignidad: “María estaba desposada con él y antes de empezar a estar
juntos, sucedió que …”
Entre las costumbres judías en materia matrimonial estaba el respeto que se tenía la pareja
antes de vivir junta. El noviazgo era el comienzo de la celebración del matrimonio. Éste
creaba vínculo jurídicos en ambas partes. María era no solo novia, sino la “esposa de José”
y José, “el esposo de María”.
La mujer seguía viviendo en casa de sus padres, debiéndoles obediencia, en cuanto se
preparaba para la vida matrimonial.
Transcurridos un año o año y medio más, la esposa iba ya a la casa del esposo en una
celebración matrimonial solemne y extensa, comenzando con una procesión de los
contrayentes en la que participaban doncellas de la novia y amigos de novio.
Si la esposa en este período se comportaba, en material sexual, de forma indigna de su
condición, era considerada adúltera. Se hacía entonces un proceso jurídico similar al
divorcio, que se conocía con el nombre de ‘repudio’.
María se encontró encinta por obra del Espíritu Santo. La fuerza creadora de Dios actuó en
ella y José sólo vio el hecho externo. Buscó una salida digna ante la deshonra: “resolvió
repudiarla en secreto”. Entró en conflicto. Reflexionó, y tomó la decisión de dejar libre a su
esposa, renunciado a efectuar el “repudio” al que legalmente tenía derecho.
La intención de José fue proceder “en secreto”, y no ante dos testigos – la forma oficial que
mandaba la Ley–; de ahí el calificativo que se le dio: “hombre justo”.
La “justicia”, que lo llevó a calcular una acción según el criterio del mal menor, dejó entender
que la base de su decisión estuvo relacionada con la búsqueda de la voluntad de Dios. El
retrato interior que se da de José, aún en medio del conflicto, es el de ser un hombre con
gran sensibilidad espiritual.
La intervención divina hizo que José cambiara sus planes. Él sólo conocía un aspecto del
acontecimiento: María iba a ser madre, pero le faltaba escuchar el punto de vista de Dios,
que vino a iluminar el acontecimiento gracias a la revelación que tuvo en un sueño, en el que
el arcángel Gabriel le dio instrucciones precisas de qué hacer en su situación concreta.
El relato nos lleva a contemplar el misterio que estamos por celebrar. Dios quiso que su Hijo
viniera al mundo, y para realizar su querer, escogió a María, como sagrario vivo para que su
Verbo eterno se hiciera hombre, y viviera como los hombres. A la vez escogió a Jesús, para
acompañarla en esta noble misión.
La profecía dirigida inicialmente en el siglo VII a.C. al rey Acaz como un signo de que Dios
estaba con él en el momento en que su reino era amenazado por el invasor extranjero, fue
releída mesiánicamente por la comunidad cristiana que fue aceptando cada vez la inmensa
grandeza de su Señor a través de las páginas de la Escritura.
María, no fue como cualquier mujer, sino –como dice la versión griega– era “Virgen”. Con
este dato bíblico se confirmaba que Jesús sería generado por el Espíritu Santo –y no por
mediación humana– por eso se habla de un parto virginal.
3. 3
Dios se comunicó con José por medio de un sueño. No fue la primera vez que esto sucediera
esto. José, el hijo de Jacob, en el Antiguo Testamento interpretó sueños reveladores, con los
que Dios quiso comunicarle a su pueblo qué tenía que hacer.
II. MEDITAMOS el texto desde nuestra vida.
El Ángel le dice a José: (1) “No temas tomar contigo a María…” (2) “PORQUE lo engendrado
en ella es obra del Espíritu Santo”. (3) “Dará a luz un hijo”. (4) “Le pondrás por nombre
Jesús”. (5) “Porque él salvará a su pueblo de sus pecados”.
José no sólo no debe tener recelo para recibir a María, sino que debe hacer familia con ella y
le debe dar el apellido al niño, es decir, tiene que ejercer la paternidad para con él, aunque
no lo haya engendrado.
“Dará a luz un hijo”. La acción primera sobre él es la de Dios, que sería concebido en el
vientre de María por obra del Espíritu. Si Ella lo “generó” según la humanidad, José le dio el
“nombre”, poniendo de manifiesto su identidad dentro la historia salvífica del pueblo israelita,
aunque no fue su padre según la carne.
Dios quiso servirse de María y de José para darnos a su Hijo. En el querer de Dios está
la colaboración del ser humano. Les pidió su consentimiento, y les dijo qué hacer, cómo
favorecer la realización del Plan de salvación. ¿Qué me dice esta manera de actuar de
Dios? ¿Soy consciente de que Él ha querido salvar a la humanidad sirviéndose de los
mismos hombres? ¿Qué quiere que yo haga? ¿En qué puedo serirle?
“Salvación” significa liberación de los pecados: “Él salvará a su pueblo de sus pecados”. Esta
precisión coloca en las coordenadas el punto focal la tarea de Jesús. Decir “de los pecados
de su pueblo”. El mesianismo estaba muy relacionado con la liberación política, pero la
misión de Jesús va al fondo de la realidad humana, para formar un pueblo que viva y realice
el proyecto histórico según el querer de Dios, predicado por los profetas.
Mateo dice que el nombre histórico del Hijo de Dios es “Jesús”. Él vino con la misión de ser el
Mesías. “Jesús” es la forma abreviada “Jeshua”, del nombre hebreo “Jehoshua”, “Yahvé
salva”, o “Yahvé es salvación”.
La salvación que Jesús trae esta Navidad es parte del misterio salvífico. Dios no
abandona a “su pueblo”. Celebrar este misterio es crecer en la conciencia de qué es la
salvación aquí y ahora, bien para cada uno, como para nuestra familia. Él nos llama a
involucrarnos en su realización, dejándonos salvar y colaborando en la salvación de los
que amamos.
El profeta Isaías había dicho: ‘Vean, la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán
por nombre Emmanuel, que traducido significa: „Dios con nosotros’ (Is 7, 14). Lo
esencial parece haber sido dicho en el relato de Mateo; pero de repente, sin darle conclusión
al evento del Ángel, como una especie de puente entre el anuncio y la ejecución, el
evangelista nos invita a meditar: ‘María, la virgen nazarena, se hace la madre, cumpliendo
lo ya anunciado’.
4. 4
La Iglesia contempla este misterio, como la realización de las promesas de Dios: “Todo esto
sucedió para que se cumplieran las escrituras; el acontecimiento que fue sorpresivo
para José, había sido previsto desde mucho tiempo atrás”.
Mateo subraya la fidelidad de Dios en la realización de sus promesas. La profecía de Isaías
contiene tres promesas: (1) Una virgen concebirá y permanecerá virgen: “Vean que
concebirá y dará a luz un hijo”. (2) El niño que nació perpetuó el linaje y el trono de David
(ver el contexto de Isaías 7,12-17, sobre todo el v.17)y la tercera: Él es el “Emmanuel”, “Dios
con nosotros”.
Dios está con nosotros y entre nosotros. “Le pondrán por nombre Emmanuel”. Este
domingo tenemos la Buena Nueva de que Dios viene para estar entre nosotros. ¿Le
hemos preparado un lugar para que llegue? ¿Estamos dispuestos a darle posada en
nuestra vida, en nuestra familia, en nuestra comunidad?
El nombre de Dios: “Yo soy el que está”; el verbo “ser/estar” en hebreo, nos hace vivir
la Alianza: “Yo soy su Dios y ustedes mi pueblo”; (Ez 36,28). Con esta expresión se
afirma tanto que Dios en persona –y con todo su poder– está en medio de su pueblo y
también que su “estar” –no es pasivo- sino que se empeña en actuar, porque Él es fiel a su
Alianza.
Mateo abrió una veta que fue explotando desde la afirmación: “Dios con nosotros”, en el
capítulo 1,23, hasta la que dijo al finalizar su evangelio: “Yo estaré con vosotros todos los
días hasta el fin del mundo” (28,20).
Dios abrió el arco desde el comienzo del evangelio para superar los límites de Israel y
seguir un itinerario bíblico salvífico en el que entramos todos los pueblos de la tierra,
sellando con nosotros una “Nueva Alianza”. ¿Nos sentimos dentro de ella? ¿Qué
consecuencias tiene esta pertenencia en nuestra vida? ¿A qué nos invita?
“Despertando José del sueño, hizo como el Ángel del Señor le había mandado, y tomó
consigo a su mujer”. Cuando José se despertó del sueño, actuó realizando de forma puntual,
y al pie de la letra, lo que Dios le pidió que hiciera. Este hecho subraya la obediencia de José
y también es prueba de que la Palabra de Dios se realizó.
El relato nos había hablado de la sensibilidad espiritual de José. Actuando en conformidad
con las instrucciones, se muestra como un hombre “justo”, capaz de adherirse con fe a la
Palabra y obrar en sintonía con el corazón de Dios, siendo el padre adoptivo de Jesús y el
esposo fiel de María.
¿Qué diferencias y qué semejanzas encontramos entre las costumbres judías acerca del
matrimonio y las nuestras? ¿Qué quiere Dios de las familias hoy? ¿Cómo podemos
colaborar en la realización de su plan de salvación desde nuestro ser familia?
III. ORAMOS nuestra vida desde este texto
Dios Padre, gracias por que nos propones la fe de María y la fe de José como
ejemplo a seguir. Que comprendamos lo que es creer de verdad, vivir en
comunión con tu querer y lo que es aceptar tu voluntad.
La salvación de este mundo es obra tuya y responsabilidad nuestra. Que la
vivamos cada vez con más conciencia en la vocación a la que nos has llamado. ¡Así sea!