1. C.E.P.A. “LA MESTA” de QUIJORNA LITERATURA y PINTURA en el RENACIMIENTO Curso 2009-2010 9 de marzo de 2010 Prof. Cristina Marchante
2. Mujer, Amor y Petrarquismo Soneto XXIII “ En tanto que de rosa y azucena se muestra la color en vuestro gesto, y que vuestro mirar ardiente, honesto con clara luz la tempestad serena y en tanto que el cabello, que la vena del oro se escogió, con vuelo presto por el hermoso cuello blanco, enhiesto el viento mueve, esparce y desordena: coged de vuestra alegre primavera el dulce fruto antes que el tiempo airado cubra de nieve la hermosa cumbre. Marchitará la rosa el tiempo airado Todo lo mudará la edad ligera Por no hacer mudanza en su costumbre.” “ La primavera” de Sandro Botticelli Garcilaso de la Vega
3. Mujer, Amor y Petrarquismo “ El nacimiento de Venus” de Sandro Botticelli La imagen ideal de la mujer en el Renacimiento responde a una visión neoplatónica del amor: la contemplación de la belleza femenina permite acceder al conocimiento de la Belleza Absoluta.
4. Mujer, Amor y Petrarquismo Con Petrarca como modelo, se hace una idealización del amor como sufrimiento, de la amada-enemiga, cuyos ojos atrapan al amado, y cuyo cabello es como una red que aprisiona la voluntad del poeta. Madrigal Ojos claros, serenos, si de un dulce mirar sois alabados, ¿por qué, si me miráis, miráis airados? Si cuanto más piadosos más bellos parecéis a aquel que os mira, no me miréis con ira porque no parezcáis menos hermosos. ¡Ay, tormentos rabiosos! Ojos claros, serenos, ya que así me miráis miradme al menos. “ La Gioconda” de Leonardo da Vinci
5. Botticelli refleja el cuento 8º de la Jornada 5ª del Decamerón, la historia de “ Nastagio degli Onesti” , en cuatro cuadros con la trama narrativa. La enseñanza que trata de transmitir la historia es que la mujer no puede rechazar al hombre. En nuestra literatura, la primera vez que se hace una defensa de que la mujer puede rechazar a un hombre es en la historia de Crisóstomo de El Quijote.
6. MITOLOGIA Pandora fue una hermosa creación de barro realizada por Hefesto por instigación de Zeus, quien pretendía vengarse de Prometeo por revelar a los hombres el secreto del fuego. A Pandora le fueron concedidos todos los dones, pero se le entregó también una caja que contenía todos los males que podían acechar a la humanidad, con la advertencia de no abrir dicha caja. La mujer fue ofrecida a Prometeo (“el precavido”), quien receló del regalo de Zeus y la rechazó. Pandora terminó casándose con Epimeteo (”el que reflexiona tarde”), hermano de Prometeo. La perniciosa curiosidad del matrimonio provocó la apertura de la caja y, con ella, el inicio de los males de los hombres. Ambas esculturas “Epimeteo” y “Pandora” son de El Greco y están en el Museo del Prado, de Madrid.
7. Soneto XIII A Dafne ya los brazos le crecían y en luengos ramos vueltos se mostraban; en verdes hojas vi que se tornaban los cabellos que el oro oscurecían; de áspera corteza se cubrían los tiernos miembros que aún bullendo estaban los blancos pies en tierra se hincaban y en torcidas raíces se volvían. Aquel que fue la causa de tal daño, a fuerza de llorar, crecer hacía este árbol, que con lágrimas regaba. ¡Oh miserable estado, oh mal tamaño, Que con llorarla crezca cada día La causa y la razón por que lloraba! Garcilaso de la Vega Apolo y Dafne, de Gian Lorenzo Bernini
8. Las Metamorfosis de Ovidio , en el Libro X, IV: (…) “Comprenderás, amado Adonis, por qué no deseo que expongas tu preciosa existencia en parecidas aventuras”. Apenas terminó de hablar Venus, marchó a su carroza de viento arrastrada por cisnes. Adonis no atendió los consejos de su amante, y como sus perros hubieran sacado del bosque un jabalí feroz, le disparó un flechazo. Enfurecida la bestia, persiguió a Adonis. Gritó, se descompuso el audaz… Al fin fue alcanzado y privado de vida. Venus, que aún no había llegado a Chipre, pareció escuchar los gritos de su amado; los cisnes mismos revolvieron el rumbo. Y la diosa llegó a tiempo de lamentarse, abrazada a él: ¡No, no morirás ni en mi memoria ni en la memoria de nadie! ¡Por el dolor de tu pasión y muerte, por el dolor de mi pasión y pena, de tu sangre nacerá una flor! Proserpina cambió a Menta en una flor que llevó su nombre… ¡y yo haré el mismo prodigio a favor de mi amante!”
10. Climene, llena de destreza y maña, el oro y las colores matizando , iba de hayas una gran montaña, de robles y de penas variando; un puerco entre ellas, de braveza extraña, estaba los colmillos aguzando contra un mozo no menos animoso, con su venablo en mano, que hermoso. Tras esto, el puerco allí se via herido d’aquel mancebo, por su mal valiente, y el mozo en tierra estaba ya tendido, abierto el pecho del rabioso diente, con el cabello d’oro desparcido barriendo el suelo miserablemente; las rosas blancas por allí sembradas tornaban con su sangre coloradas. Adonis éste se mostraba qu’era, según se muestra Venus dolorida, que viendo la herida abierta y fiera, sobr’él estaba casi amortecida; boca con boca coge la postrera parte del aire que solia dar vida al cuerpo por quien ella en este suelo aborrecido tuvo al alto cielo. Egloga III, de Garcilaso de la Vega
12. BUCOLISMO Es otro de los elementos característicos del arte del Renacimiento. En España sólo se refleja en la literatura, no en pintura. Pero podemos ver una muestra del bucolismo en la pintura en “ Las tres edades del hombre” de Tiziano.
13. IMPORTANCIA DE LA MÚSICA EN EL RENACIMIENTO A Francisco de Salinas: El aire se serena y viste de hermosura y luz no usada, Salinas, cuando suena la música extremada, por vuestra sabia mano gobernada. A cuyo son divino el alma, que en olvido está sumida, torna a cobrar el tino y memoria perdida de su origen primera esclarecida. Y como se conoce, en suerte y pensamientos se mejora; el oro desconoce, que el vulgo vil adora, la belleza caduca, engañadora. Traspasa el aire todo hasta llegar a la más alta esfera, y oye allí otro modo de no perecedera música, que es la fuente y la primera. Ve cómo el gran maestro, aquesta inmensa cítara aplicado, con movimiento diestro produce el son sagrado, con que este eterno templo es sustentado. Y como está compuesta de números concordes, luego envía consonante respuesta; y entrambas a porfía se mezcla una dulcísima armonía. Aquí la alma navega p or un mar de dulzura, y finalmente en él ansí se anega que ningún accidente estraño y peregrino oye o siente. ¡Oh, desmayo dichoso! ¡Oh, mue rte que das vida! ¡Oh, dulce olvido! ¡Durase en tu reposo, sin ser restituido jamás a aqueste bajo y vil sentido! A este bien os llamo, gloria del apolíneo sacro coro, amigos a quien amo sobre todo tesoro; que todo lo visible es triste lloro. ¡Oh, suene de contino, Salinas, vuestro son en mis oídos, por quien al bien divino despiertan los sentidos quedando a lo demás amortecidos! Fray Luis de León “ La Anunciación”, de El Greco.
14. Retrato, Individualismo y Antropocentrismo Sofonisba Anguissola (1532-1625) fue la primera mujer pintora famosa del Renacimiento. En el invierno de 1559 Sofonisba llega a Madrid para convertirse en pintora de la corte, además de dama de compañía de la nueva reina Isabel de Valois, tercera esposa del rey Felipe II. Enseguida se ganó la estima y confianza de la joven reina. Durante este tiempo, trabajó estrechamente con Alonso Sánchez Coello. Se aproximó tanto a su estilo, que inicialmente el famoso retrato del Felipe II, en edad mediana, fue atribuido a Coello. Ha sido recientemente cuando se ha reconocido a Anguissola como la autora del mismo. Anguissola pasó los años siguientes pintando sobre todo retratos de corte oficiales, incluyendo los de la reina y otros miembros de la familia real, la hermana de Felipe II Juana, y su hijo, Don Carlos. Sus pinturas de Isabel de Valois y de Ana de Austria, la cuarta esposa de Felipe II, son vibrantes y llenas de vida. Después de la muerte de Isabel de Valois, Felipe II arregla un matrimonio para Sofonisba. Al año siguiente, la pintora se casa con Don Francisco de Moncada, hijo del príncipe de Paterno, virrey de Sicilia
16. El retrato es quizá la única representación pictórica no religiosa en España. Los objetivos del retrato son: memoria de los antepasados, gesto de admiración a un familiar o personaje, y la función representativa (mostrar el poder). Normalmente se retrata a la realeza o a la burguesía adinerada. Fragmento de “Un novelista en el Museo del Prado” de Manuel Mújica Lainez: “ Algunas noches, sin que nunca se pueda prever cuál, el Emperador sale a caballo y recorre todo el museo. El novelista lo ha visto pasar, erguido, en la mano la lanza, revistiendo el arnés de guerra cuyo acero con ataujía de oro se exhibe actualmente en la Real Armería de Madrid. Tiziano lo pintó ceñido por esa bella armadura, que lució cuando derrotó a los protestantes en Mühlberg. “ El emperador Carlos V, a caballo, en Mühlberg”, de Tiziano. Retrato, Individualismo y Antropocentrismo
17. Tiziano continúa después la relación con Felipe II, quien lo usa de forma propagandística tras la batalla de Lepanto: como en el cuadro “Felipe II ofrece al cielo al infante don Fernando” en agradecimiento, y con la batalla de Lepanto al fondo. También con fines “propagandísticos” le encargó su retrato con armadura, para enviárselo a su tía María Tudor, con la que luego se casó. Retrato, Individualismo y Antropocentrismo
18. “ La religión socorrida por España”, de Tiziano. Retrato, Individualismo y Antropocentrismo Soneto al rey nuestro señor Ya se acerca, señor, o es ya llegada la edad gloriosa en que promete el cielo una grey y un pastor solo en el suelo, por suerte a vuestros tiempos reservada. Ya tan alto principio, en tal jornada, os muestra el fin de vuestro santo celo y anuncia al mundo para más consuelo, un monarca, un imperio y una espada. Ya el orbe de la tierra siente en parte, y espera en todo vuestra monarquía, conquistada por vos en justa guerra: que a quien ha dado Cristo su estandarte dará el segundo más dichoso día en que vencido el mar, venza la tierra. Hernando de Acuña Esa misma función épica del retrato para ensalzar hechos y personajes, la vemos en la poesía:
19. María de Austria le encargó pintar “Los cuatro condenados”: los gigantes castigados por molestar a los dioses (Ticio, Sísifo, Tántalo e Ixión). Tício Sísifo Retrato, Individualismo y Antropocentrismo
20. Arte religioso en la España del renacimiento Algunos de los ideales de Trento frente a los protestantes son la reivindicación de la figura de la Virgen, de los santos y de la confesión. Todo ello se refleja en la pintura. El misticismo y la espiritualidad de la Contrarreforma tuvieron su máxima representación con el Greco . Por encargo de Felipe II hizo el cuadro: “ San Mauricio y la legión tebana” . Al rey no le gustó porque el martirio no estaba presente. Por ello el Greco se quedó en Toledo, en vez de en la corte de Madrid.
21. Arte religioso en la España del renacimiento A Cristo crucificado No me mueve, mi Dios para quererte el cielo que me tienes prometido; ni me mueve el infierno tan temido para dejar por eso de ofenderte. Tú me mueves, Señor, muéveme el verte clavado en una cruz y escarnecido; muéveme ver tu cuerpo tan herido, muévenme tus afrentas y tu muerte. Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera que aunque no hubiera cielo, yo te amara, y aunque no hubiera infierno, te temiera. No me tienes que dar porque te quiera, pues aunque cuanto espero no esperara, lo mismo que te quiero te quisiera. Anónimo La crucifixión
22. Arte religioso en la España del renacimiento La ascensión ¿Y dejas, Pastor santo, tu grey en este valle hondo, oscuro, con soledad llanto; y tú, rompiendo el puro aire, te vas al inmortal seguro? Los antes bienhadados y los agora tristes y afligidos, a tus pechos criados, de ti desposeídos, ¿a do convertirán ya sus sentidos? ¿Qué mirarán los ojos, que vieron de tu rostro la hermosura que no les sea enojos? Quién oyó tu dulzura ¿qué no tendrá por sordo y desventura? aqueste mar turbado ¿quién le pondrá ya freno?; ¿quién concierto al viento fiero, airado? Estando tú en cubierto, ¿qué norte guiará la nave al puerto? Ay, nube envidiosa aun de este breve gozo, ¿qué te aquejas? ¿Do vuelas presurosa? ¡Cuán rica tú te alejas! ¡Cuán pobre y cuán ciegos, ay, nos Dejas! En la ascensión Fray Luis de León
23. El homenaje a la pintura y al Museo del Prado de Rafael Alberti, comienza evocando la pintura renacentista: A la pintura ¡El Museo del Prado! ¡Dios mío! Yo tenía pinares en los ojos y alta mar todavía con un dolor de playas de amor en un costado, cuando entré al cielo abierto del Museo del Prado. ¡Oh asombro!¡Quién pensara que los viejos pintores pintaron la Pintura con tan claros colores; que de la vida hicieron una ventana abierta, no una petrificada naturaleza muerta y que Venus fue nácar y jazmín transparente, no umbría, como yo creyera ingenuamente! Perdida de los pinos y de la mar, mi mano tropezaba los pinos y la mar de Tiziano, claridades corpóreas jamás imaginadas, por el pincel del viento desnudas y pintadas. Yo no sabía entonces que la vida tuviera Tintoretto (verano), Veronés (primavera), ni que las rubias Gracias de pecho enamorado corrieran por las salas del Museo del Prado. Las sirenas de Rubens, sus ninfas aldeanas no eran las ruborosas deidades gaditanas que por mis mares niños e infantiles florestas nadaban virginales o bailaban honestas. Mis recatados ojos agrestes y marinos se hundieron en los blancos cuerpos grecolatinos. Y me bañé de Adonis y Venus juntamente y del líquido rostro de Narciso en la fuente. Y – ¡oh relámpago súbito! – sentí en la sangre mía arder los litorales de la mitología, abriéndome en los dioses que alumbró la Pintura la Belleza su rosa, su clavel la Hermosura. ¡Oh celestial gorjeo! De rodillas, cautivo del oro más piadoso y añil más pensativo, caminé las estancias, los alados vergeles del ángel que a Fra Angélico cortaba los pinceles. Y comprendí que el alma de la forma era el sueño de Mantegna, y la gracia, Rafael, y el diseño, y oí desde tan métricas, armoniosas ventanas mis andaluzas fuentes de aguas italianas. (…)