El documento resume la Crisis de los Misiles de 1962 entre Estados Unidos, la Unión Soviética y Cuba. Explica que la Unión Soviética decidió instalar misiles en Cuba para equilibrar la presencia de misiles estadounidenses en Turquía, pero que finalmente acordó retirarlos tras el bloqueo naval estadounidense a cambio de que Estados Unidos no invadiera Cuba y retirara sus misiles de Turquía de forma secreta.
Prueba libre de Geografía para obtención título Bachillerato - 2024
La crisis del caribe2
1. LA CRISIS DE OCTUBRE
DE 1962
(CRISIS DEL CARIBE o
CRISIS DE LOS MISILES)
Raquel Carvallo Pérez
Alberto Gaytán Valverde
Historia Contemporánea Universal
I.E.S. Pueblo Promise, Cáceres
28 de enero de 2017
2. Índice
Introducción 2
1.- El relato de los hechos y el contexto previo a la crisis. 2
2.- Las percepciones previas de la Unión Soviética. 3
3.- ¿Por qué la Unión Soviética decidió instalar los misiles en Cuba? 4
4.- ¿Por qué la Unión Soviética optó finalmente por retirar los misiles de Cuba? 5
Conclusiones 8
Bibliografía 9
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3. Introducción
Este trabajo recorre la interpretación soviética sobre la crisis internacional de octubre de
1962 entre los Estados Unidos, la propia Unión Soviética y Cuba. Se presentan en primer lugar el
relatos sobre los hechos y el contexto anterior a la crisis . A continuación se decriben las fuentes e
interpretaciones más relevantes de los investigadores soviéticos. Por último, se extraen de todo
ello algunas conclusiones generales.
1.- El relato de los hechos y el contexto previo a la crisis.
El martes, 16 de octubre de 1962, el presidente Kennedy fue informado por sus servicios de
inteligencia de que la Unión Soviética estaba instalando misiles balísticos en Cuba con un alcance
suficiente como para hacer blanco en los Estados Unidos . El presidente creó entonces un gabinete
de crisis que estuvo discutiendo sobre la mejor alternativa para responder al despliegue de misiles
soviético.El lunes 22 de octubre, Kennedy anunció al mundo que Estados Unidos imponía un
bloqueo naval sobre Cuba, de forma que se evitara la entrada de más misiles, y solicitó a la Unión
Soviética que retirara cualquier arma ofensiva que pudiera existir la isla.
Durante los cinco días siguientes la tensión fue en aumento. Desde el día 24, una parte del
ejército de Estados Unidos se mantuvo en estado de defensaDefcon 2 (paso previo a la guerra
nuclear). Jrushchov respondió por escrito a Kennedy el viernes 26, indicando que retiraría los
misiles de Cuba si los Estados Unidos se comprometían a no invadir la isla. El día siguiente enviaba
sin embargo un segundo mensaje añadiendo otra condición: la retirada de los misiles que los
Estados Unidos tenían desplegados en Turquía.El sábado 27 de octubre fue un día espacialmente
tenso (blackSaturday): un avión de vigilancia U2 era abatido en Cuba por un misil tierra-aire
(Surface-to-air missile, SAM) –los U2 llevaban tiempo sobrevolando Cuba, y de manera
ininterrumpida desde el día 14–. La Junta de Jefes del Estado Mayor (JointChiefs of Staff, JCS)
recomendó la invasión de Cuba.Ese mismo día, el Fiscal General del Estado Robert Kennedy se
reunía con el embajador soviético Anatoly Dobrynin: los misiles debían salir de Cuba antes de las
48 horas siguientes o los Estados Unidos se verían obligados a atacar la isla. Además de los misiles
balísticos, la Unión Soviética había instalado en Cubamisiles de corto alcance (tacticalmissiles)
para hacer frente a una invasión. Los Estados Unidos, por su parte, habían movilizado ya un
contingente de 180.000 soldados para atacar Cuba a partir del lunes 29.Si la Unión Soviética
utilizaba los misiles tácticos, Kennedy parecía mostrarse dispuesto a utilizar sus armas nucleares.En
la reunión con Dobrynin, Robert Kennedy había ofrecido sin embargo algo más: los Estados Unidos
estaban dispuestos a retirarsus misiles de Turquía pero sin admitirlo públicamente. Jrushchov aceptó
la oferta, y el domingo 28 anunciaba que la Unión Soviética retiraba los misiles de Cuba con el
compromiso de los Estados Unidos de no invadirla isla.
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4. 2.- Las percepciones previas de la Unión Soviética.
Para analizar de una manera completa y eficaz el proceso de toma de decisiones del Gobierno
soviético en torno a la Crisis del Caribe es preciso conocer previamente cuáles eran las
percepciones de los distintos estadistas y asesores de Jrushchov, así como las impresiones
personales de este último tanto sobre la actitud de Estados Unidos y de su presidente, John F.
Kennedy, como sobre Cuba y el Gobierno revolucionario de Fidel Castro. En cuanto al primer
punto, cabe destacar las relativas simpatías que el joven presidente estadounidense despertaba en un
maduro Jrushchov, que tendió a adoptar una actitud paternalista hacia su homólogo estadounidense.
En agosto 1960 Gromyko, Ministro de Asuntos Exteriores soviético, remitió a Jrushchov informes
bastante halagüeños sobre la actitud de Kennedy, cuya victoria electoral en noviembre de ese
mismo año fue recibida con gran entusiasmo por el mandatario soviético.
Sin embargo, con el paso del tiempo Jrushchov empezó a recibir informes menos positivos
acerca del presidente estadounidense, a quien Ménshikov, el embajador soviético en Washington
DC en aquellos momentos, despreciaba profundamente.Por otra parte, y pese a que Jrushchov había
venido jactándose de la supuesta producción en masa de misiles nucleares, el presidente soviético
era plenamente consciente de la amplia ventaja tanto cuantitativa como cualitativa que Estados
Unidos mantenía en la carrera de armamentos nucleares. Cuantitativa, por el mayor número y
operatividad de sus misiles nucleares; y cualitativa, por la reciente instalación de 15 misiles Júpiter
en Turquía, capaces de alcanzar territorio soviético en un lapso de tiempo de apenas 10-15 minutos.
Respecto a Cuba, e independientemente de si analizamos la Crisis del Caribe desde la óptica
del paradigma realista o el idealista, no cabe duda de la afinidad ideológica que unía a los
mandatarios soviéticos y cubanos, a pesar de que en el momento de iniciar la revolución Fidel
Castro no se considerase a sí mismo comunista en un sentido ortodoxo. El diplomático soviético
Mikoyán visitó Cuba en febrero de 1960 y trasladó muy buenas impresiones a sus superiores,
convencido de que Castro era un revolucionario al mismo nivel que ellos.A su regreso a la Unión
Soviética declaró que estando en Cuba había tenido la impresión de volver a su infancia, en clara
referencia a los años de la Revolución Rusa.Poco después, en septiembre de ese mismo año, durante
la XV Asamblea General de la ONU, tuvo lugar el primer encuentro entre Jrushchov y Castro,
momento desde el cual Cuba recibió por parte de las autoridades soviéticas el título de “Isla de la
Libertad”.Sin embargo, y al margen de las simpatías que el Gobierno revolucionario cubano
despertó en la Unión Soviética, a principios de 1962 Castro rompió relaciones con Aníbal Escalante,
político comunista cubano de tendencia prosoviética, lo que hizo temer a Jrushchov un posible
acercamiento de Cuba a la China de Mao Zedong, cuyas tensiones con la Unión Soviética eran ya
patentes por entonces.
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5. 3.- ¿Por qué la Unión Soviética decidió instalar los misiles en Cuba?
Para responder a la primera pregunta optaremos por presentar las teorías que aquí han sido
consideradas más plausibles y, en su caso, las distintas evidencias que contribuirían a demostrarlas o
a refutarlas.Considerando al Gobierno revolucionario de Castro como el eje vertebrador de la toma
de decisiones, la resolución de instalar los misiles en la isla podría venir dada por una cuestión de
solidaridad con un Gobierno ideológicamente afín, según el principio marxista del
internacionalismo proletario. Siguiendo esta línea, la motivación de la Unión Soviética habría sido
el expreso deseo de disuadir a Estados Unidos de atacar Cuba, tal y como con posterioridad a la
crisis declaró Jrushchov. Por su parte, Serguéi Jrushchov, hijo del mandatario, afirmó más tarde que
la pérdida de Cuba a manos de Estados Unidos habría sido considerada como una derrota personal
por parte de su padre.Sin embargo, y sin abandonar la idea del papel central del Gobierno de Castro,
tampoco puede ser ignorada la opción de que el envío de los misiles a Cuba respondiese al deseo de
Moscú de asegurar la fidelidad de Cuba y alejarla de la órbita de la China maoísta, según lo
planteado anteriormente.
Por otra parte, abandonando, ahora sí, Cuba como centro de gravedad del problema y
basculando hacia Europa, otra explicación ampliamente difundida es el deseo de Jrushchov de
obtener una baza con la que presionar a Estados Unidos sobre la situación de Berlín Oeste.
Troyanovsky, uno de los asesores de Jrushchov, niega tal posibilidad al sostener que la cuestión ya
había quedado zanjada en agosto de 1961 con la construcción del Muro de Berlín. La actitud de los
diplomáticos soviéticos que, a partir de esas fechas, negociaron sobre la cuestión alemana en un
tono mucho menos reivindicativo, confirmaría el argumento de Troyanovsky, al igual que el hecho
de que, cuando el Viceministro de Exteriores, VasilyKuznetsov, propuso bloquear Berlín Oeste
como respuesta a la “cuarentena” impuesta a Cuba por Estados Unidos, Jrushchov lo reprendiese
rotundamente por querer mezclar la Crisis del Caribe con la cuestión alemana.No obstante, tampoco
se puede ignorar la insistencia con la que el presidente soviético siguió tratando la cuestión de
Berlín Oeste incluso después del agosto de 1961, lo que podría debilitar la tesis de Troyanovsky.
Pero más al este de Berlín y todavía más lejos de la propia Cuba se encontraba el problema de
los 15 misiles Júpiter que la OTAN había desplegado recientemente en Turquía, y que sin duda
alguna colocaban a la Unión Soviética en una posición de acusada inferioridad estratégica en el
marco de la carrera de armamentos nucleares. Así pues, la instalación de misiles en Cuba
respondería a una maniobra destinada a equilibrar la balanza, pues, según indican las citas de
Farusenko y Naftali sobre las transcripciones de las intervenciones de Jrushchov ante el Politburó
del PCUS, su pretensión era duplicar la capacidad de la Unión Soviética de efectuar ataques
nucleares contra Estados Unidos con un solo movimiento. Jrushchov declaró que, de aquella forma,
Estados Unidos probaría así de su propia medicina, estableciendo así una equivalencia entre el valor
estratégico de Turquía y Cuba para Estados Unidos y la Unión Soviética respectivamente.
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6. Finalmente, cabe considerar la opción de que la instalación de los misiles en Cuba no
respondiese, al menos únicamente, a las inquietudes y necesidades de la política exterior soviética,
sino que más bien constituyese una maniobra del propio Jrushchov encaminada a reforzar su
prestigio y acallar críticas internas ante los numerosos problemas por los que atravesaba su
liderazgo a la altura de 1962, lo que le habría llevado a estar dispuesto a asumir mayores riesgos.A
esto hay que añadir las reticencias del mandatario soviético a escuchar las críticas y consejos de sus
hombres de confianza y su tendencia a no cambiar de postura.En este sentido, son numerosos los
autores que se refieren a Jrushchov como un hombre de carácter irascible y obcecado. Como
resultado de lo dicho, la decisión de enviar los misiles a Cuba habría resultado ser más una apuesta
personal muy arriesgada por parte del mandatario soviético más que una decisión tomada por
consenso, tal y como defendió en su momento Jrushchov.De hecho, son numerosos los indicios que
existen de que fueron muchas las discrepancias que manifestaron los estadistas cercanos a
Jrushchov con respecto a su intención de enviar los misiles a Cuba. Ejemplo de ello fue Mikoyán,
quien se mostraba contrario al plan por considerar que el paisaje de Cuba no permitiría mantener en
secreto la presencia de los misiles en la isla.Por otra parte, según planteó el general Gribkov, otros
muchos de los hombres de confianza del presidente soviético pudieron no expresar sus críticas por
temor a la reacción de Jrushchov.Las expectativas del mandatario bien pudieron parecer demasiado
optimistas a ojos de estos estadistas, pues Jrushchov confiaba en poder mantener en secreto la
presencia de los misiles en Cuba hasta noviembre, una vez pasadas las elecciones al Congreso de
Estados Unidos, momento en el que el presidente soviético tenía previsto comunicársela
directamente a Kennedy.Tal y como demostraron a la postre los acontecimientos que siguieron, la
actuación soviética incurrió en un error de cálculo al considerar que Estados Unidos, una vez
enterado de la presencia de los misiles en Cuba, procuraría resolver el asunto de una manera
discreta sin que cobrase relevancia a nivel público. Muy al contrario, Estados Unidos optó por
trasladar el problema a la primera línea de la política internacional mundial.
Lejos de señalar como verdadera una única respuesta a la pregunta de por qué se enviaron los
misiles a Cuba, parece más sensato mantener abiertas todas las posibilidades planteadas, asumiendo
que muy probablemente la clave se halle en una combinación jerarquizada de motivos.
4.- ¿Por qué la Unión Soviética optó finalmente por retirar los misiles de Cuba?
Abordaremos esta cuestión tomando como marco explicativo de referencia el paradigma
propuesto por Allison Graham y Philip Zelikow en Essence of Decission. Explainingthe Cuban
Missile Crisis. Dicho paradigma se estructura en tres modelos explicativos, el de actor racional, el
de comportamiento organizacional y el de política gubernamental.
Atendiendo a la interpretación propuesta por el primer modelo, habría que considerar a la
Unión Soviética como un todo cohesionado en el que tanto el Presidium del Soviet Supremo como
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7. el Politburó del PCUS, así como otras fuerzas y estructuras internas, actúan de manera conjunta y
coordinada en una única dirección, de acuerdo con el interés general del Estado. Siguiendo esta
línea de análisis, podemos considerar las reacciones de la Unión Soviética frente a los otros dos
actores internacionales protagonistas de la Crisis del Caribe, Estados Unidos y Cuba. Respecto a
esta última, el 27 de octubre Castro informó a Jrushchov de que Cuba podía sufrir un ataque
inminente estadounidense, invitando al mandatario soviético a que, si eso llegaba a suceder,
respondiese sin reservas, entendiendo que con esto incluía también al empleo de armas nucleares.
No obstante, la Unión Soviética, junto con Estados Unidos, relegó a Cuba a un papel secundario en
la toma de decisiones y la resolución de la crisis. El 28 de octubre, una vez la Casa Blanca y el
Kremlin hubieron alcanzado un acuerdo, Jrushchov dirigió una carta a Castro informándole de la
situación e instándole, al mismo tiempo, a no emprender acciones que Estados Unidos pudiese
interpretar como provocaciones. En cuanto a su actitud frente a Estados Unidos, una posible
explicación acerca de por qué Jrushchov finalmente acabó aceptando retirar los misiles de Cuba es
el temor a posibles represalias de Estados Unidos tras el derribo de un U-2 el sábado 27 de
octubre.Los servicios de inteligencia soviéticos informaron a Jrushchov de que Kennedy se disponía
a dar un discurso a la nación en el que el presidente soviético temió que Kennedy anunciase
represalias por el derribo del avión, cosa que finalmente no sucedió.Por otra parte, la clave sobre los
motivos que impulsaron a Jrushchov a retirar los misiles podría situarse en la correspondencia que
mantuvo con Kennedy en los últimos días de la guerra, en la cual insistió en que, como
contrapartida, Estados Unidos habría de comprometerse a retirar los misiles Júpiter de Turquía,
condición que Kennedy terminó aceptando. Así pues, la retirada de los misiles de Cuba a cambio
del compromiso de retirar los de Turquía habría constituido un quid pro quo entre Washington
D.C.y Moscú.
Por su parte, el segundo modelo supone un incremento de la complejidad de la explicación del
proceso de toma de decisiones, ya que asume la existencia de una jerarquía dentro de los actores
internos que pudieron condicionar la toma final de una decisión, entendiendo que no todos los
cargos y estructuras políticos o militares un papel igualmente importante.
Por último, el tercer modelo pone el acento en la existencia de opiniones e intereses
contrapuestos dentro de las propias estructuras de poder del Estado soviético. De esta forma, la
decisión final de retirar los misiles habría sido el resultado de las disputas internas de diversas voces
discordantes, algunas de las cuales habrían logrado imponerse sobre las demás, ya no sólo partiendo
de lo que pudieran considerar como más beneficioso para el Estado, sino también para sí mismas.
En este sentido, ya se han señalado las discrepancias existentes entre Jrushchov y otros altos cargos
de la Unión Soviética acerca de la cuestión de los misiles. En este contexto de desacuerdo, el hecho
de que Jrushchov aludiese en una reunión con sus estadistas a la Paz de Brest-Litovsk impulsada
por Lenin puede ser entendido como una explicación basada en un argumento de autoridad para
justificar la decisión de retirar los misiles de Cuba ante una opinión crítica que podía interpretarlo
como una muestra de debilidad. Así mismo también cabe destacar el hecho de que en el seno de la
Unión Soviética el proceso de toma de decisiones corrió a cargo de un reducido número de
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8. miembros del Presidium, menos numerosos que los integrantes del ExComm estadounidense. Ello
podría haber supuesto una mayor agilidad a la hora de tomar decisiones ante situaciones que exigían
una rápida respuesta, si bien también podría haber reportado cierta desventaja al suponer para
Jrushchov una amplitud de enfoques y perspectivas menor que con la que contó Kennedy, asesorado
por un mayor número de personas. Junto a esto también hay que considerar el riesgo que supusieron
las informaciones recibidas por el Kremlin, muchas de las cuales resultaban erróneas e incompletas.
Al respecto puede destacarse un ejemplo dado por Troyanovsky, cuya versión sostiene que en un
primer momento las informaciones que remitió Kennedy acerca de la “cuarentena” impuesta a Cuba
resultaron imprecisas, dando la impresión de que no se trataba de un bloqueo tan estricto como en
verdad resultó ser. Finalmente, es necesario recordar el carácter obcecado e irascible que numerosos
autores atribuyen a Jrushchov, factor que pudo ser clave a la hora de adoptar decisiones arbitrarias
basadas en el único criterio del mandatario, desoyendo los consejos de quienes le asesoraban. Hasta
qué punto esto es cierto o no, no estamos en disposición de aseverarlo en el presente trabajo.
No obstante, al margen del paradigma de Graham y Zelikow, no sería justo ni admisible
obviar aquí una realidad que la producción historiográfica ha venido ignorando durante largo
tiempo, pues el hecho de que el mundo finalmente lograse evitar el estallido de una guerra nuclear
que parecía inminente no se debió en último término al resultado de un exitoso proceso de
negociaciones entre Estados Unidos y la Unión Soviética, sino a la decisión adoptada por un único
hombre. En 2002 se publicaron por primera vez unos documentos que demostraron cómo un oficial
de la Armada soviética llamado VasilyArjipov, fallecido en 1998, evitó que se desatase el
holocausto nuclear. Arjipov iba a bordo de uno de los submarinos B-99 de la 69 Brigada soviética
que el 1 de octubre de 1962 partieron hacia Cuba, armado uno de ellos con un torpedo con una ojiva
nuclear. El 27 de octubre los submarinos fueron detectados por buques de guerra estadounidenses,
que comenzaron a acosarlos con cargas de profundidad para obligarlos a salir a flote. Privados de
comunicación con Moscú, los tres oficiales al mando del submarino con el torpedo nuclear tenían
autorización para dispararlo siempre y cuando los tres estuviesen de acuerdo. Pese a que los otros
dos oficiales estaban a favor de dispararlo, Arjipov se negó a ello, evitando así un ataque que bien
podría haber desencadenado la guerra nuclear entre las dos superpotencias.En cualquier caso,
probablemente el enfoque más acertado sea un planteamiento multicausal, en el que acciones
individuales al margen de las estructuras de poder como las de Arjipov sean consideradas junto con
las interpretaciones obtenidas a partir de los tres modelos del paradigma de Graham y Zelikow.
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9. Conclusiones
El desarrollo de la crisis, en la que, como se ha observado, el Gobierno cubano apenas pudo
intervenir, fortaleció el sistema internacional bipolar según sostiene Iván Timoféiev, director del
programa del Consejo Ruso de Relaciones Internacionales.La historiografía “oficial” soviética, pese
a otorgar un lugar completamente marginal al episodio, insiste en la idea de que la vía diplomática
fue clave para evitar la escalada de tensiones, logrando así que Estados Unidos renunciase a invadir
Cuba. Lebedev alaba las acciones de la diplomacia soviética, “en las que la firmeza de principios
iba unida a la flexibilidad táctica”. No obstante, la sensación de derrota, consecuencia de que la
retirada de misiles de Cuba fue pública mientras que el acuerdo de retirada de los misiles Júpiter de
Turquía fue un compromiso secreto, fue inevitable en el Bloque Socialista, dentro del cual China y
Cuba se mostraron muy críticas con la Unión Soviética. Jrushchov, sin embargo, expuso el
desenlace de la crisis como un éxito. En una línea un poco más modesta se expresó el embajador
soviético en Washington D.C. por aquel entonces, Dobrynin, quien entendió el resultado de la crisis
como un empate entre Jrushchov y Kennedy.
Considerando el statu quo previo y posterior a la Crisis del Caribe, no resulta aventurado
afirmar que, en contra de la impresión generalizada, la Unión Soviética salió como vencedora de
aquel episodio, tal y como pretende demostrar la siguiente tabla comparativa:
Antes de 1962 Después de 1962
Ventajas Inconvenientes Ventajas Inconvenientes
URSS
Presencia de
Gobierno pro
soviético en Cuba
Riesgo de invasión
de Cuba por parte de
EEUU
Renuncia oficial de
EEUU a invadir
Cuba
Presencia de misiles
nucleares Júpiter en
Turquía
Retirada de misiles
nucleares Júpiter de
Turquía
EEUU
Posibilidad de
invadir Cuba
Presencia de
Gobierno pro
soviético en Cuba
Renuncia oficial a
invadir Cuba
Presencia de misiles
nucleares Júpiter en
Turquía
Pérdida de misiles
nucleares Júpiter de
Turquía
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10. Bibliografía
- KISSINGER, Henry. Diplomacia. Barcelona: Ediciones B. 2010. [Edición digital].
- KOVALENKO, D. (coord.). Historia de la URSS en tres partes, vol.3, Tercera parte: Desde
la Gran Guerra Patria hasta nuestros días. Moscú: Editorial Progreso, 1977.
- LINARES MARTINEZ, Aurivili. Lo que revelan los archivos desclasificados sobre la crisis
de los misiles en Cuba y la definición de la Guerra Fría. Universidad de Los Andes. Procesos
Históricos. Revista de Historia y Ciencias Sociales. Número 16.2009, págs.82-106.
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