2. Dos circunstancias ajenas al cine lo harán
cambiar de rumbo. Por un lado, a partir de los
años cincuenta, la televisión comenzó a
implantarse masivamente en los hogares. La
posibilidad de ver películas en casa, más aún con
la popularización del vídeo y últimamente del
DVD, han convertido al cine en un espectáculo
doméstico. Por otro lado, el derrumbe del bloque
soviético dejó a los Estados Unidos como la única
potencia a nivel mundial, lo que le ha permitido
expandir libremente sus modelos y empresas sin
competencia posible.
3. Sólo en los años ochenta,
cerraron en España cientos
de salas. Afortunadamente,
a partir de los años noventa
se produjo una recuperación.
El cine comercial tuvo que
luchar por atraer al público
y lo hizo buscando más
espectáculo. Las grandes
superproducciones y los
musicales habían
desaparecido debido al
aumento de costes y riesgos,
y en su lugar surgió el
cine-espectáculo de acción.
La llegada de los efectos
digitales brindó nuevas
posibilidades en tal sentido.
4. El esfuerzo económico
que supone hacer cine
hoy en día, junto al
control por parte de
Estados Unidos de los
canales de distribución,
han supuesto el fin de
muchas
cinematografías
nacionales. También
éstas tuvieron su parte
de culpa, por vivir
muchas veces de
espaldas al público,
desdeñando sus gustos.
5. Actualmente, Hollywood
domina el panorama
mundial. Puede abordar
producciones con un coste
impensable para una película
europea, dado que su control
de la distribución le permite
amortizarla y ganar dinero
mediante su exhibición en
multitud de salas. No
obstante, subsisten cineastas
y filmografías al margen de
Hollywood. Algunos países
tienen una importante
industria cinematográfica,
aunque con muy poca
proyección exterior.