5. La revista literaria y moronense
Tiene el agrado de presentar,
en su primera edición digital…
Yes, Michael, y me preguntou si
Seguirán castigando a la
Literatura durante los
Veraniegos días próximos
Pardiez, Guille! Que ya casi terminado es el 2009
y estos muchachos la edición digital
Primera lanzado han, finalmente…
8. El Escritor de Vanguardia
*Por Ma. Cristina Hisijos
“La literatura no existe, yo la maté” (Roberto Arlt)
Yo soy un escritor de vanguardia. A mi no me va eso de la
introducción, nudo y ya sabemos.Yo busco innovar, marcar un
nuevo camino. Porque ya sabemos, que más o menos, como ya
está todo dicho, también está todo escrito. Y yo soy el futuro de la
lengua escrita.
A ver si nos entendemos: el lector de hoy necesita interactuar
con el texto. Ya no es un lector pasivo, que sólo abre la boca y
traga lo que sea. Entonces, yo puedo escribir por ejemplo,
arenam atse ed, y confío en que usted entenderá. No sólo
entenderá, sino que se relamerá de placer ante aeníl adac.
Ya demasiado se ha escrito sobre el lunfardo, la mezcla de
estilos, y hasta jergas. Son exploraciones trilladas... Y yo estoy
para otra cosa. La exploración es lo mío. Noches de insomnio y
de estudio al máximo me llevaron a un perfecto dominio del
lenguaje jeringozo. Con exquisito don, escribí el año pasado upu
napa nopovepelapa (y se lo escribo así, para que vaya
familiarizándose con el lenguaje, porque planeo enviarle en breve
mis trabajos en su totalidad) depe abpabopoluputapa
vapanguapardiapa. Cuando la presenté a los editores (un grupo
de jóvenes supuestamente modernos y creativos) me la
rechazaron. Ya se imaginará usted lo que pienso (mientras
sonrío con magnanimidad y meneo la cabeza). Evidentemente
nuestro ambiente está rodeado de ignorancia y pacatería.
La literatura nos espera. Está en constante cambio y evolución.
Necesita nutrirse de estudiosos entusiastas como nosotros. No
en vano hemos recorrido tantos años de cátedras, tantas
pestañas quemadas en cursos, tantas sillas gastadas en
conferencias, dinero invertido en talleres y postgrados; hagamos
valer nuestros vastos conocimientos y enarbolemos nuestra
bandera de erudición ante tanta cultura popular que avanzó ya
en tantos terrenos, y pretende seguir haciéndolo hasta conquistar
nuestra literatura. Nuestra. La que nos pertenece por derecho,
por cuna, por ilustración y por años de tragar y sobaquear libros.
Y asentir contenidos aunque nunca pudiéramos llegar a
entenderlos. Nosotros nos esforzamos por estar de acuerdo
hasta con lo inconcebible y lo logramos. Perdone que me
ofusque, licenciado, pero verdaderamente nos rompimos el alma,
para mantener bajo el alero que corresponde lo que
intrínsecamente nos pertenece. Y la única salida posible ante
los desislutrados que avanzan, es un constante
perfeccionamiento y actualización. Si nos quedamos de brazos
cru-zados corremos riesgos. Y la pruebas están a la vista.
Sólo dese una vuelta por algún tallercito literario cercano de su
barrio y verá qué estofado se está cocinando actualmente. Y ni
traigamos a la memoria a autores que ya pretendieron hacer
estragos con lo nuestro, o apoderarse del buen nombre de la
innovación bien entendida.
Estuve tratando de escribir una novela brevísima, en la cual
la tercera persona , pasaba luego a una tercera plural
colectiva, más tarde a segunda, para concluir leyendo el lector
mi propio texto no escrito... porque un texto bien llevado, lo
conduciría naturalmente a leer su propia elaboración,
pensando lo que se debe pensar y hasta -un texto bien
construido puede lograrlo- seguir manteniendo la respiración,
la pose, el gesto de tomar el libro de un lector adecuadamente
decente que lee palabras invisibles para los vulgares ojos.(Y
se me acaba de presentar la ocurrencia de trabajar, en un
futuro cercano, con la elaboración de un libro-no libro, que
presente las posibilidades de ser leído en las circunstancias
menos verosímiles. Imaginemos sus virtudes. Desde el poco
lugar que ocuparía en las estanterías de una biblioteca, hasta
lo liviano de llevarlo en el bolso o su capacidad de entrar en
cualquier bolsillo. Hasta la facilidad de leerlo en los lugares
más inhóspitos para nosotros, donde la lectura no es bien
recibida.
¡Y ni pensar en su reducido costo de edición!)
Aunque traté de hacer una novedosa incursión en la óptica
del narrador, ahora estoy inmerso, específicamente, en el
estudio de la alteración de la cronología narrativa.
¡Qué son esas nimiedades, esas convenciones del tiempo
para un escritor como yo, un lector como usted!. Si ambos
estamos para aspirar a más, estimado licenciado. Sí, yo soy
un escritor de vanguardia. Confío en su sano buen gusto y
aprobación, si yo le digo que éste es el final de mi cuento.
Cuyo comienzo, usted, nunca llegará a leer. Porque, por
supuesto, todavía no lo he comenzado a escribir.
9. Un Poeta en Particular
Luis Barroso
Qué gran poeta dice el muchacho sobre Rimbaud
que retorció el lenguaje hasta hacerlo temblar
puso alas en él / construyó cataclismos / hizo señales de la eternidad
lo mismo dice de Mallarmé / de Dylan Thomas / otros grandes poetas
que hicieron tiritar la palabra en plena arteria / en cambio Paco Urondo
nunca se consagró / sólo se desangró / del alma para afuera / del mundo para adentro
poco hizo con sus versos / escarbó bajo capas y capas de tristeza hasta encontrar el
hueso
no asesinó burgueses / los amó simplemente / combatió su sistema
Urondo amó los ruidos que venían del pueblo y a mujeres concretas
Paco una noche tomó la decisión / libres o muertos dijo seguramente
cuando venían por él / pasarán años / sus pelotas seguirán alumbrando
jamás hará milagros como hacer delirar a las palabras / Urondo
no será recordado como Artaud Dylan Thomas Mallarmé Apollinaire.
10. La Casa de las Palabras
•Eduardo Galeano
A la casa de las palabras, soñó Helena Villagra, acudían los poetas. Las palabras,
guardadas en viejos frascos de cristal, esperaban a los poetas y se les ofrecían, locas
de ganas de ser elegidas: ellas rogaban a los poetas que las miraran, que las olieran,
que las tocaran, que las lamieran. Los poetas abrían los frascos, probaban palabras
con el dedo y entonces se relamían o fruncían la nariz. Los poetas andaban en
busca de palabras que no conocían, y también buscaban palabras que conocían y
habían perdido. En la casa de las palabras había una mesa de los colores. En
grandes fuentes se ofrecían los colores y cada poeta se servía del color que le hacía
falta: amarillo limón o amarillo sol, azul de mar o de humo, rojo lacre, rojo sangre,
rojo vino...
12. El Duende, el Ángel y la Musa
Federico García Lorca, 1933
El duende de que hablo, oscuro y estremecido, es descendiente de
aquel alegrísimo demonio de Sócrates, mármol y
sal que lo arañó indignado el día en que tomó la cicuta, y del otro
melancólico demonillo de Descartes, pequeño como almendra
verde que, harto de círculos y líneas, salió por los canales para oír
cantar a los marineros borrachos. Todo hombre, todo artista
llamará Nietzsche, cada escala que sube en la torre de su
perfección es a costa de la lucha que sostiene con un duende, no
con un ángel, como se ha dicho, ni con su musa. Es preciso hacer
esa distinción fundamental para la raíz de la obra.
El ángel guía y regala como San Rafael, defiende y evita como
San Miguel,y previene como San Gabriel. El ángel deslumbra,
pero vuela sobre la cabeza del hombre, está por encima, derrama
su gracia, y el hombre, sin ningún esfuerzo, realiza su obra o su
simpatía o su danza. El ángel del camino de Damasco y el que
entró por las rendijas del balconcillo de Asís, o el que sigue los
pasos de Susson, ordena y no hay modo de oponerse a sus luces,
porque agita sus alas de acero en el ambiente del predestinado. La
musa dicta, y, en algunas ocasiones, sopla. Puede relativamente
poco, porque ya está lejana y tan cansada. Los poetas de musa
oyen voces y no saben dónde, pero son de la musa que los alienta
y a veces se los merienda. Como en el caso de Apollinaire, gran
poeta destruido por la horrible musa con que lo pintó el divino
angélico Rousseau. La musa despierta la inteligencia, trae paisaje
de columnas y falso sabor de laureles, y la inteligencia es muchas
veces la enemiga de la poesía porque imita demasiado, porque
eleva al poeta en un bono de agudas aristas y le hace ol-vidar que
de pronto se lo pueden comer las hor-migas o le puede caer en la
cabeza una gran langosta de arsénico, contra la cual no pueden las
musas que hay en los monóculos o en la rosa de tibia laca del pequeño
salón. Ángel y musa vienen de fuera; el ángel da luces y la musa da
formas (Hesíodo aprendió de ellas). Pan de oro o pliegue de túnicas, el
poeta recibe normas en su bosquecillo de laureles. En cambio, al
duende hay que despertarlo en las últimas habitaciones de la sangre.
Y rechazar al ángel y dar un puntapié a la musa, y perder el miedo a la
fragancia de violetas que exhale la poesía y al gran telescopio en cuyos
cristales se duerme la musa enferma de límites.
La verdadera lucha es con el duende.
Se saben los caminos para buscar a Dios, desde el modo bárbaro del
eremita al modo sutil del místico.Y aunque tengamos que clamar al
fin y al cabo Dios manda al que lo busca sus primeras espinas de
fuego.
Para buscar al duende no hay mapa ni ejercicio. Solo se sabe que
quema la sangre como un tópico de vidrios, que agota, que rechaza
toda la dulce geometría aprendida, que rompe los estilos, que hace que
Goya, maestro en los grises, en los platas y en los rosas, pinte con las
rodillas y los puños con horribles negros de betún; o que desnuda a
Mosén Cinto Verdaguer con el frío de los Pirineos, o lleva a Jorge
Manrique a esperar a la muerte en el páramo de Ocaña, o viste con
un traje verde de saltimbanqui el cuerpo delicado de Rimbaud, o pone
ojos de pez muerto al conde Lautréamont en la madrugada del
boulevard.
13. LA LITERATURA ES ALGO QUE DUELE ACÁ
1Aparte de buscar lleno de esperanza, uno se maneja con
ciertos recaudos y miedos, y con el bolsillo jugando en
contra a la hora de comprar un libro, mira de reojo los
best sellers. ¿Cómo desprenderse del prejuicio de que el
asunto, si viene con tanto bombo, huele feo? ¿Desconfiar
del negocio editorial, del nombre archiconocido, o del gusto
popular en general que lo compra y lo aclama?
Fontanarrosa fue best seller, sí, pero Jorge Bucay
también. Y también algunos libros de autoayuda.
¿Manejarse con cautela es la clave?, ¿Confiar en el
propio buen gusto?. ¿Prestar el oído a las
recomendaciones?, ¿o despojarse de todo preconcepto
y tirarse a la pileta?
2Un poco apoyado en la falta de espiritualidad de la
humanidad actual, y otro poco en la psicología, llegó
un tal Stamateas y la rompió. O por lo menos esto es
lo que se percibe parando la oreja en el trabajo o en
el almacén.
Es cierto. La libertad es libre, decía mi abuela, y que cada
uno lea lo que quiera o pueda leer. El tema es que debería
saberse que ‐por lo menos, en este caso‐ no se lee literatura.
Y eso sería lo de menos. Lo peligroso es tomar estas
lecturas como los mandamientos actuales; o el decálogo del
sano proceder. Tendríamos que apelar al buen criterio de la
población, que no es poca cosa.
3 «A los niños y adolescentes les gustan los cuentos de
terror». Este y otros preconceptos, ya hartan. Fueron
creados, tal vez, con el mismo criterio uniforme con
que los diseñadores inventan vestuarios para los más
pequeños, o la televisión promociona series o
programas de entretenimiento. De tanto oírlo, lo
incorporamos y terminamos comprándole al pibe alguna
anto‐logía de bonita en‐cuadernación, que mezcla todo
desde Poe hasta Lugones, pasando por adaptaciones
(a veces poco respetuosas). Lo cierto también es que hasta que el
libro llega a las manos del pibe, pasó por los censores dictámenes de
los padres, psicólogos, consejos publicitarios, docentes...y los
prejuicios editoriales. Y es tan probable que los chicos nunca
exploren las diversidades literarias, como que nunca sabremos (ni
ellos descubrirán) sus gustos en ese terreno. Todo esto alumbrando
el consabido lema: «no importa qué: lo importante es que lean».
Quién sabe cuál es el esquema a seguir, o desde cuando gobierna los
designios de los que seleccionan «literatura femenina». Se basan,
seguramente, en los supuestos gustos de mujeres que conocen y más
bien prejuzgan. Suponen que el reducido mundo de la mujer tiene que
ver sólo con hijos, astrología, belleza, moda, cocina, test de diversas
categorías, y modos de conseguir pareja o de no perder la que se tiene.
Frente a tales parámetros la literatura «para la mujer» estaría
contenida en un marco bastante preciso. Y angosto.
Siguiendo estas reglas, el hombre leería sólo temáticas ligadas al
fútbol, box, desnudos femeninos o pesca. Y no existirían para ellos
«Final del juego», porque su voz narradora es la de una niña, o aquella
Novela Ejemplar donde dos perros discrepan.
5Coincidimos: hay que fomentar las diversas expresiones culturales,
la integración de todas las ramas del arte; y a todos nos duele el
cuello de tanto subir y bajar la cabeza en señal de aprobación: la
cosa es promover la literatura, acercarla a las masas, manosearla,
incorporarla a la vida cotidiana. Pero hay un punto en donde uno se
traba y empieza a sospechar (además del olor a movida publicitaria,
el negocio, o los intereses particulares que uno husmea escondidos
entre tanta parafernalia y aplauso).
Nos nace un hormigueo si acompañamos la cosa sin chistar. Partir
de la mentira para promover la lectura, o al libro. El gran circo de
una feria promete alegría, espectáculo, personalidades,
glamour…cuando el acercarse así a la literatura es buscar lo que no
hay, o comprar una verdad a medias. Es tomar como pun‐to de
partida una estafa. Es casi el mismo mecanismo con que el casino
Por Ma. Cristina Hisijos
(sigue)
17. (Por Miguel Angel Córdoba) - Si algo debiera significar la
poesía es libertad. Algo tiene que ver el verso libre que
adopta y elige el poeta contemporáneo para su trabajo
creativo. Y por supuesto, no es esta técnica garantía de
calidad ni mucho menos. Si el poeta no escribe con la
profundidad espiritual que requiere este quehacer, pobres
serán sus resultados. Y esto se nota, en particular, cuando
se trabaja por compromiso económico o para cumplir con
un trabajo en publicaciones pasatistas y con la liviandad
que utilizaría en la venta de un producto de consumo
masivo. Así, vemos engendros literarios que se presumen
«poemas» en posters, revistas de actualidad, dirigidas a un
público poco exigente. Allí se utilizan golpes bajos,
sensiblería barata y recursos mercantilistas que provocan
lágrimas fáciles, superficiales.
La poesía es otra cosa...Es el íntimo compromiso del yo
poético del autor con su poema. Es la imagen o metáfora
que nos deja pensando. Una reflexión sobre la vida y sus
direcciones inesperadas. Nos hace bajar la velocidad
cotidiana para ver o sospechar otras cosas importantes
esperando para trascender la pelea diaria por la ropa o la
comida. Es un viaje a nuestro ser profundo y verdadero, la
posible comunicación con el absoluto que nos crea y
abarca. La poesía son las alas que nos faltan. La luz para
ese viaje a nuestro prójimo que sufre con nosotros y se ríe
de nuestra finitud.
Es, en definitiva, la última puerta de nuestra intuición para
saber que aún estamos a tiempo para ser humanos.
Sobre la Poesía
I.. No busquen ser originales. El ser distinto es inevitable
cuando uno no se preocupa de serlo. II. No intenten deslumbrar
al burgués. Ya no resulta. Éste sólo se asusta cuando le
amenazan el bolsillo. III. No traten de complicar al lector, ni
buscar ni reclamar su ayuda. IV. No escriban jamás pensando
en la crítica, en los amigos o parientes, en la dulce novia o
esposa. Ni siquiera en el lector hipotético. V. No sacrifiquen la
sinceridad literaria a nada. Ni a la política ni al triunfo.
Escriban siempre para ese otro, silencioso e implacable, que
llevamos dentro y no es posible engañar. VI. No sigan modas,
abjuren del maestro sagrado antes del tercer canto del gallo.
VII. No se limiten a leer los libros ya consagrados. Proust y
Joyce fueron despreciados cuando asomaron la nariz, hoy son
genios. VIII. No olviden la frase, justamente famosa: 2 más dos
son cuatro; pero ¿y si fueran 5?
IX. No desdeñen temas con extraña narrativa, cualquiera sea su
origen. Roben si es necesario.
X. Mientan siempre.
Decálogo
Juan Carlos Onetti
18. A LOS POETAS PUROS
Rubén Derlis
No sirven los versitos a la luna cuando están estaqueando a la Patria.
No es lícito cantarle al propio ombligomientras buitres foráneos
y caranchos autóctonos a picotazo y garra celebran su festín.
En tanto el poeta puro, mirando hacia otro lado,
cree que esto no le incumbe,
porque él debe seguir buscando la palabra inconsútil,
etérea, prístinamente alada (...)
Travestirá palabras, que no digan ni alerten,
apenas que sugieran lo intangible,
que esotéricas se abran sólo a los que posean la llave liminar.
Por eso pontifica muy ufano y orondo
que la Poesía elige a aquellos a quienes debe llegar (...)
El poeta puro es un montón de escombros,
de palabras vacías sin tiempo ni lugar.
No le faltan alas para emprender el vuelo,
pero como nunca caminó junto a los hombres
jamás podrá volar.
Hemos venido siguiendo tu carrera
durante las últimas décadas y tenemos
algo importante que comunicarte.
Descontamos que será de provecho no
solamente para ti y los tuyos, sino para
mantener el sano equilibrio existente
dentro del rico espectro de formas,
géneros y estilos que articulan el vasto
mundo de la literatura. Sabemos que
tienes talento, pero ¡cuidado! Utilízalo con
tacto. No intentes incursionar en roles que
no te han sido asignados. No van‐
guardices, porque te vamos a boicotear.
No vamos a avalar tus inventos. Debes
usar tus dones en la tarea de aplicar las
tropical los hace ser un poco más
remolones, y bueno, en la economía
de mercado el que no se apura va al
muere. Así que tratá de escribir bien,
idiota. Escribí cosas que nosotros
podamos entender. Color local sí,
podés ponerle todo lo que quieras,
giros idiomáticos característicos,
voces indígenas, porque ya sabés eso
de «pinta tu aldea y pintarás el mun‐
do». Pero pintalo con el pincel que
nosotros te damos. (...)Sí escribís co‐
sas raras, nosotros no nos vamos a
esforzar en lo mas mínimo por desci‐
frarlas, y tus coterráneos, aunque les
vean cualidades, igual van a hacer la
vista gorda ante ellas y van a des‐
confiar, porque no van a estar
seguros de que son buenas, a menos
que nosotros así lo decretemos.
(...)Tenés que ser la voz de la
conciencia culpable de Europa. Si nos
hacés caso, te prometemos para
siempre un lugar allá abajo en
nuestra lista de lo más vendidos, y te
vamos a pasear de una ciudad a otra
del primer mundo, para que des
charlas sobre tu literatura y las
desgracias de tu gente. Y en las revis‐
tas literarias europeas van a salír artí
Carta a un escritor culos sobre vos,
escritos por nosotros. Reservá tu
ejemplar con anticipación.
Firmado:Asociación de Críticos
Literarios de Europa y Tribunal de
Geopolítica Literaria
técnicas poéticas y narrativas que nuestros
escritores consagraron como válidas. Sólo
que ellos se valieron de esas herramientas
para describir nuestra realidad, y tú debes
describir la tuya. Hay por aquí un grupo de
intelectuales que asumen, en nombre de
toda Europa occidental, la culpa que ella
tiene de que en tu país la gente viva mal. Y
esta gente necesita documentación. (...)Y
que esos testimonios estén bien escritos,
para demostrar su tesis de que los la‐
tinoamericanos no son criaturas inferiores,
anormales bastardos nacidos
ilegítimamente del cruce de dos especies no
compatibles (...). Es sólo que el clima
Carta a un escritor latinoamericano
Roberto Bolaños
19. (…) Para poner dique a preguntas indiscretas o insinuaciones
irónicas, me revestí de la tiesura del espectador que ha superado las
pobrezas de las actividades humanas. Tuve que defenderme y
comencé a desperdigar frases: -La vida no es literatura. Hay que
vivir…después escribir. No inútilmente se finge el fantasma. Llega un
día en que se termina por serlo.
Así, insensiblemente, fui impregnándome de cierta acidez que in-
filtró en todas mis palabras un resabio de ironía agria, cierto hedor de
leche cortada. La gente me huía instintivamente. Tuve renombre de
cáustico. Mis chistes, los mejor intencionados, resultaban siempre de
doble sentido, perversos, y los papanatas me cobraron un miedo
terrible(…)Tampoco sé por qué les gasté bromas tan tremendas a los
que tomaban la vida en serio, e incluso sostuve que únicamente los
badulaques profundos le concedían importancia a lo que nacía de
ellos. Lo cual no impedía que de continuo se formaran en la
superficie de mi conciencia, grietas que rezumaban amargo salitre de
envidia. Nada me ofendió más profundamente que el éxito de un
compañero a quien despreciaba en mi fuero interno. Cierto es que el
éxito era una bagatela comparado con los que podía obtener yo
explotando las posibilidades encerradas en mí.(…) Yo era una
esperanza. Y una esperanza sin proporciones es siempre superior a
una realidad mensurable. Espoloneado por mi amor propio, juré ir
muy lejos, sin cavilar por un instante que mi «muy lejos» pertenecía
al pasado. ¡Es tan fácil, por otra parte, enunciar propósitos sin pro-
porción!(…) Me indigné contra mi intelecto, hice tentativas de
intimidar a la inspiración, de infiltrarme en mi propio subconsciente.
Era indispensable que él obedeciera y trabajara a mi servicio, pero
fue todo inútil. No olvidaré nunca que me encerré entre cuatro
paredes a la espera de la maravillosa fuerza que debía inspirarme
páginas inmortales, pero el único fenómeno que provocó tal encierro
consistió en una violente intoxicación tabacosa y, aburrido de hacer
el ermitaño, me lancé a la calle a buscar la vida.
Escritor Fracasado
Roberto Arlt
Una sola palabra
golpeando
sola
destruye mi torre
de naipes.
Valeria Lombardía
Los artificios
Edgardo Allan Poe
Muchos escritores, especialmente los poetas, prefieren dejar creer a la
gente que escriben gracias a una especie de sutil frenesí o de intuición
extática; experimentarían verdaderos escalofríos si tuvieran que permitir
al público echar una ojeada tras el telón, para contemplar los trabajosos
y vacilantes embriones de pensamientos. La verdadera decisión se
adopta en el último momento, ¡a tanta idea entrevista!, a veces sólo
como en un relámpago y que durante tanto tiempo se resiste a mostrarse
a plena luz, el pensamiento plenamente maduro pero desechado por ser
de índole inabordable, la elección prudente y los arrepentimientos, las
dolorosas raspaduras y las interpolación. Es, en suma, los rodamientos y
las cadenas, los artificios para los cambios de decoración, las escaleras y
los escotillones, las plumas de gallo, el colorete, los lunares y todos los
aceites que en el noventa y nueve por ciento de los casos son lo peculiar
del histrión literario.
20. La experiencia era interesante. En plena
reunión de «Perros», Diego González arrojó
la preguntita del título. Todos ladraron al
mismo tiempo. Luego, se escribieron las
respuestas.
«Para recordar o inventar mi vida», dijo
Mercedes Rondán, «para que salga lo que
no quiero decir, mi lado oscuro. Tengo
duendes para escribir, algunos me ignoran,
pero otros me susurran palabras obscenas».
Le preguntaron por las palabras obscenas,
pero se negó a revelarlas. “Uuuh…”, dijo.
Ni lerdo ni perezoso, Diego reveló que lo
hacía «para plagiar a los grandes escritores
y que ellos no se aviven». Ante la protesta
general, dijo más serio. «Escribir es dulce,
embriagador y necesario como una botella
de vino», y añadió que «pasan los amigos,
las mujeres, los trabajos, los gobiernos, pero
las palabras quedan y uno se vuelve más
humano».
Con cara de importante, Luis Barroso dijo lo
obvio: «Lo hago porque no tengo la guita de
De Narváez, el talento de Maradona, el
caradurismo de Tinelli
ni la garganta de Pavarotti». Y siguió: «Y
también porque Arlt, Cervantes, Manzi y
Onetti se murieron sin dejar reemplazo».
«De noche -siguió- cuando la soledad muerde
y vienen los fantasmas, uno aprendió a
exorcizarlos a palabrazo limpio. Y además -
concluyó, en un tono más bajo- a los malos
escritores no nos abuchea nadie y podemos
levantar minas como los que escriben bien».
Cristina Hisijos estaba dibujando la tapa, y sin
levar la mirada del papel señaló que escribir «es
un modo de buscar la inmortalidad y otras
veces es una manera de ocultar tus fantasmas
secretos, tus crímenes más íntimos creando un
personaje salame que tendrá que cargar con
tus miserias y vergüenzas». Dejó el dibujo y,
más seria, encaró: «es una gran mandada de
parte, algo como un ‘mirá qué bien lo hago, no
seré capaz de otra cosa, pero esto lo hago
bien’».
«Aún no te multan por escribir mal ni por decir
pavadas -siguió- ...y aún es muy poco probable
por ahora que te rajen a patadas de los talleres
literarios». Entusiasmada, concluyó que ella
seguía escribiendo «porque papel y lápiz en
casa nunca faltan», logrando los abucheos de
los otros perros.
La noche estaba avanzada y hacía frío. Alguien
propuso calentar el agua del mate, y los demás
aceptaron, gustosos…
POR QUÉ ESCRIBIMOS
Roque Dalton
Uno hace versos y ama la extraña risa
de los niños,
el subsuelo del hombre
que en las ciudades ácidas disfraza su leyenda,
la instauración de la alegría que profetiza
el humo de las fábricas.
Uno tiene en las manos un pequeño país,
horribles fechas,
muertos como cuchillos exigentes,
obispos venenosos,
inmensos jóvenes de pie
sin más edad que la esperanza,
rebeldes panaderas con más poder que un lirio,
sastres como la vida,páginas, novias,
esporádico pan, hijos enfermos,
abogados traidores
nietos de la sentencia y lo que fueron,
bodas desperdiciadas de impotente varón,
madre, pupilas, puentes,
rotas fotografías y programas.
Uno se va a morir;
disperso va a quedar bajo la tierra
y vendrán nuevos hombres pidiendo panoramas.
Preguntarán qué fuimos,
quienes con llamas puras les antecedieron,
a quiénes maldecir con el recuerdo.
Bien. Eso hacemos:
custodiamos para ellos el tiempo que nos toca.
¡Eso, che…!
¿Por qué escribimos?
21. Al final, che, nos
quedamos sin
saber
para qué sirve
la literatura
Eso…
…Y encima se nos terminó
la revista…
Por lo menos salimos
en Internet…
A mí me gusta más
en papel…
¡Rajá, troglodita,
perro de las cavernas…!
No es por amargarlos, pero
todavía nos falta volver al
programa de Radio…
¿Y a la tele, cuándo…? Me parece que se les va
la mano, che…
23. Hicieron posible esta edición...
Jauría Editora: Ma. Cristina Hisijos y Luis Barroso
Jauría de Fierro: Ivana Szac, Miguel Córdoba y Mercedes Rondán
Jauría que rempuja:
Diego González,
Osvaldo Hueso,
Estrella López Forn,
Gisella Aronson y
Anabela Orona
Y también:
Eduardo Galeano
Rep
Nora Perusin
Federico García Lorca
Horacio Sacco
Charles Bukowski
Roberto Bolaños
Mario Meléndez
Eduardo Espósito
Juan Carlos Onetti
Rubén Derlis
Alberto Ramponelli
César Guillermo Sarmiento
Roberto Arlt
Edgardo Allan Poe
Valeria Lombardía
Roque Dalton
Para colaboraciones, felicitaciones,
amenazas, cartas de amor,
sobornos, puteadas, propuestas
deshonestas y otras zarandajas,
nuestro mail es éste:
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