El documento habla sobre la diferencia entre la lengua oral y escrita, y la importancia de la puntuación para evitar confusiones al escribir. Expone ejemplos de frases sin puntuación que llevan a malentendidos y cómo quedarían con la puntuación correcta. Luego presenta un texto sobre una mujer que experimenta una metamorfosis al entrar en una tienda durante las rebajas, volviéndose agresiva para conseguir ofertas, y pide justificar 10 casos de puntuación en el texto.

1. ¿Punto? ¿Punto y coma?

2. Sabemos la diferencia entre lengua oral y lengua escrita. Sabemos, pues, que cuando hablamos, o escuchamos, los gestos, la postura, la entonación..., no solo nos ayudan a que la comunicación resulte más entretenida sino, y eso es lo fundamental, comprendida. Sin embargo, cuando escribimos, con mucha frecuencia “pasamos”, por ignorancia o descuido, de la puntuación, a pesar de que, en general, responde a unas pocas normas. Tener en cuenta esas reglas es útil para ordenar y estructurar un texto, para evitar confusiones y ambigüedades, y, sobre todo, para leer y entender. Fíjate en estos ejemplos:

3. César entró sobre la cabeza, llevaba el casco en los pies, las sandalias en la mano, la fiel espada presta para el combate. Extraña conducta, ¿no es cierto? Pero si puntuamos correctamente leeremos: César entró, sobre la cabeza llevaba el casco, en los pies las sandalias, en la mano la fiel espada presta para el combate. Otro ejemplo en el que la coma vale nada menos que un euro: Café, puro y copa a un euro cada uno son… tres euros. Café puro y copa a un euro cada uno son… dos euros. Por último, una anécdota: Dicen que el ex-presidente argentino Juan Domingo Perón, cuya esposa se llamaba Evita, le escribió una carta mientras estaba de visita en otro país. La acabó con la siguiente frase: Evita besos y abrazos . ¿Habría epidemia ? ¿O es que olvidó la coma tras el nombre de su esposa

4. ACTIVIDAD Lee el siguiente texto de Maruja Torres publicado en El País: METAMORFOSIS La mujer salió de su casa, y era una buena mujer. Lo había sido durante toda su vida. Ese día, sin embargo,(1) una fría determinación le roía las entrañas mientras avanzaba, el bolso bien sujeto, (2) camino del lugar donde iban a producirse los hechos. Por momentos sentía que le temblaban las piernas, pero si su cuerpo flaqueaba, su mente no se permitía vacilar. Pensó en sus hijos. Pensó en su marido, honrado y trabajador, feliz con su fútbol, (3) su tele y su chándal para ir al campo los fines de semana. Pensó en el equipo necesario para las vacaciones, tan inminentes ya.

5. Más decidida que nunca, atravesó la puerta de los grandes almacenes. El aire procedente del acondicionador le heló la nuca y serpenteó por un momento entre sus muslos, y ésa fue la última sensación humana que iba a experimentar en varias horas. -¡Reeebaaaajaaas! (4)– (5)rugió. Braceó hacia la horda que bramaba en el interior. Ya no pensaba en su familia. Como el cazador, (6) sólo alimentaba un deseo: (7) conseguir la mejor presa; como el sabueso, únicamente aspiraba a hincar el diente en la carne más tierna. Alargó ambas manos hacia una combinación de seda sintética rebajada puesta a mitad de precio -previamente se había colgado el bolso en bandolera-, y una manada de tiburones abrió amenazadoramente las fauces frente a ella. La mujer se aferró con todas sus fuerzas a la prenda. Vio que las manos se le habían vuelto peludas, sarmentosas y con las uñas muy largas curvadas hacia dentro, pero no le importó. Arrancó la combinación de entre los colmillos de los escualos y siguió abriéndose paso entre los aullidos.

6. En la segunda planta tuvo que despedazarle la carótida a una rinoceronta de vestido floreado que trataba de apoderarse de una cesta para pic-nic; (8) en la tercera, (9) se hizo a zarpazos con dos pares de zapatillas de deportes; en la cuarta fue corrida a cornadas por una banda de búfalas que se empecinaban en conseguir una cocinilla portátil a butano; en la quinta estuvo a punto de morir picoteada por una nube de avispas venenosas, pero huyó en cuanto se dio cuenta de que no necesitaba un tresillo. (10) Cuando salió a la calle, tardó unos 20 minutos en recuperar su aspecto habitual.

7. Una vez leído el texto (en el que su autora de manera irónica e hiperbólica muestra cómo nos volvemos con las rebajas), justifica la presencia de los signos de puntuación en los casos señalados: (número). Abre el procesador de textos, Word, copia y pega la siguiente ficha, y pasa a realizar la actividad, tal y como se indica en el primer ejemplo:

8. A.- Ese día, sin embargo,(1) : Va entre comas por ser un nexo B.- mientras avanzaba, el bolso bien sujeto, (2) camino del lugar donde C.-Pensó en su marido, honrado y trabajador, feliz con su fútbol, (3) su tele y su chándal: D.-¡Reeebaaaajaaas! (4) —rugió E.-¡Reeebaaaajaaas! — (5) rugió. F.-Como el cazador, (6) sólo alimentaba un deseo

9. G.-y una manada de tiburones abrió amenazadoramente las fauces frente a ella. (7) La mujer se aferró con H.-que trataba de apoderarse de una cesta para pic-nic;(8) en la tercera, se hizo a zarpazos con dos pares de zapatillas de: I.- en la tercera, (9) J.-pero huyó en cuanto se dio cuenta de que no necesitaba un tresillo. (10):

11. EVALUACIÓN Sobresaliente : Has trabajado bien, sin perder el tiempo, y has encontrado la información en los enlaces y justificado correctamente la mayoría de los signos de puntuación en el tiempo propuesto Bien. Has descubierto la mayoría de las justificaciones de la puntuación y te has ceñido al tiempo propuesto. Con alguna pérdida de tiempo Insuficiente. .Has estado desorientado durante toda la actividad y no te ha dado tiempo a encontrar casi ninguna explicación a los signos de puntuación.