Tras la caída del Imperio Romano de Occidente en el siglo V, varios reinos germánicos se establecieron en su territorio, como los francos, visigodos y ostrogodos. El Imperio Romano de Oriente, conocido como Imperio Bizantino, sobrevivió hasta 1453 con su capital en Constantinopla. Mientras tanto, surgió el Islam en el siglo VII en la península arábiga bajo el profeta Mahoma y se expandió rápidamente, estableciendo un gran imperio islámico.