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Wilber .N. Olivas .R.
¿Qué es Pecado?
Al nivel mundano, pecado es aquello que nos hace
perder nuestra calma, la mentira, el ser celosos,
envidiosos, resentidos, peleadores, críticos y así
sucesivamente. Es aquello que, al igual que Adán y Eva,
tratamos de esconder de Dios y del hombre. De tal
manera que un hombre puede parecer irreprochable
entre sus colegas en la fábrica o en la oficina, pero como
el pecado no puede permanecer oculto para siempre, el
podrá ser un patán o un tirano en su hogar. Y una mujer
podrá parecer “llena de dulzura y encantos” en una
relación casual, pero en realidad puede ser una chismosa
demoledora de caracteres. Una persona joven puede ser
un dirigente religioso en la universidad o en el colegio,
pero puede actuar de una manera muy anti-cristiana
fuera del Campus, cuando nadie que lo conozca esté
cerca como para verlo.
Hay épocas en que esas personas detestan sus actos y
actitudes pecaminosas. No les gusta ser lo que son. Pero
muy a menudo se sienten impotentes para hacer algo al
respecto.
La razón por la cual somos así es porque,
misteriosamente, con aquel primer simple e inofensi-vo
acto de desobediencia de Adán y Eva, la transgresión
inmediatamente infiltró sus raíces profunda-mente en sus
almas. Por ese único acto el hombre no solamente pecó; él
se hizo pecador. El pecado se volvió el factor dominante
en su naturaleza y lo cargó a su posteridad (Job 14:4;
Salmo 51:5; Efe. 2:3).
“El resultado de comer del árbol de la ciencia del
bien y del mal se manifiesta en la experiencia de cada ser
humano. Existe en su naturaleza una tendencia hacia lo
maligno, una fuerza que, sin ayu-da, él no puede resistir”
Educación: 29.
Albertus Pieters ilustra esta pecaminosidad constitucional,
al describir una visita a un asilo para lepro-sos, donde él vio
“entre los pacientes algunos en los cuales él no pudo
percibir ningún trazo de la enfermedad. Entonces él le
preguntó al médico, por qué ellos estaban allí. ´Porque ellos
son leprosos´, fue la respuesta. ´Pero uno no consigue verla
en ellos´. ´No, porque ellos están en las primeras etapas,
pero son leprosos al igual que el resto; lepra es lepra,
aunque no todos sean repugnantes en apariencias´” (Los
Hechos y los Misterios de la Fe Cristiana: 62).
Al igual que los leprosos, somos incapaces de erradicar, o de
alguna manera significativa modificar, el pecado que
permanece en nosotros, aun cuando tratemos de controlarlo
y suprimirlo de diversas maneras, de tal manera que
parezcamos intachables en la superficie. Y apesar de todo,
somos “leprosos”. Y nosotros mismos no podemos hacer
absolutamente nada a ese respecto.
Esto es porque, para usar un término Paulino, la persona no
regenerada es un esclavo del pecado (Rom. 6:17; 7:14). Y “el
poder del amo sobre el esclavo era absoluto. No había ninguna
parte de su vida, ningún momento, ninguna actividad que fuese
de propiedad personal del esclavo. Él pertenecía a su amo en el
sentido más absoluto. Así el hombre está bajo el dominio total
del pecado” (William Barclay, Un Vocabulario del Nuevo
Testamento: 49).
Por otro lado, y en un nivel un poquito más teológico,
cualquier falla en obedecer a Dios es colocarnos contra Su
voluntad, y esta voluntad se expresa normalmente en términos
de alguna ley. Así, en 1 Juan 3:4 tenemos la más clara definición
de pecado en la Biblia: “Todo aquel que comete pecado es
culpable de arbitrariedad; pecado es arbitrariedad” (La King
James Version dice “pecado es la transgresión de la ley”, pero la
Revised Standard Version está más cercana al significado del
original, y revela más lo que el pecado realmente es).
Hemos llegado ahora a la característica más importante de
pecado, ya que pecado, definido como arbitrariedad, es una
inclinación de la mente, del espíritu, de la voluntad, como
también una de-formación y una debilidad de la naturaleza
humana. Ya que lo que se enfatiza en 1 Juan 3:4 es que es de una
actitud de rebelión contra la ley de Dios, traída por la condición
de pecado, que brota (origina, nace) todo pecado, pensamiento,
palabra o acto.
Pero aquí hay una observación importante: Dios no nos
condena por la condición pecaminosa en la cual nacemos; no nos
hace responsables por eso. “Así que, como por la transgresión de
uno vino la condenación de todos los hombres, de la misma
manera por la justicia de Uno vino a todos los hombres la
justificación que produce vida” (Rom. 5:18; 1 Cor. 5:21). Dios nos
hace responsables de nuestras actitudes y acciones en esa
condición, porque Él puede redimirnos de ellos y transformarnos
de manera que no pensemos ni actuemos de acuerdo a ellos.
Es imposible explicar el origen del pecado y dar
razón de su existencia... Nada se enseña con mayor
claridad en las Sagradas Escrituras que el hecho de
que Dios no fue en nada responsable de la
introducción del pecado... El pecado es un intruso, y
no hay razón que pueda explicar su presencia. Es algo
misterioso e inexplicable; excusarlo equivaldría a
defenderlo. Si se pudiera encontrar alguna excusa en
su favor o señalar la causa de su existencia, dejaría de
ser pecado...
Es la manifestación exterior de un principio en pugna
con la gran ley de amor que es el fundamento del
gobierno divino ( El Conflicto de los Siglos, págs.
546-547
I. EL ORIGEN DEL PECADO
A. La Entrada del Pecado en el universo.
Consultando Ezequiel 28:11-19, vemos que fue Lucifer
quien introdujo el pecado en el universo: “Se enalteció
tu corazón a causa de tu hermosura, corrompiste tu
sabiduría a causa de tu esplendor; yo te arrojaré por
tierra; delante de los reyes te pondré para que miren en ti.
” (v. 17). No había pecado antes que Lucifer pecara y se
convirtiera en Satanás. Su pecado, el primero en el
universo, fue cuando el eligió su voluntad por encima de
la voluntad de Dios, deseando ser igual a Dios. ¿Por qué
Dios permitió que el pecado entrara en el universo? Esa
es una pregunta que Dios no nos ha respondido aun.
El pecado tuvo su origen en el egoísmo. Lucifer,
querubín protector, deseó ser el primero en el
cielo. Trató de dominar a los seres celestiales,
apartándolos de su Creador, y granjearse su
homenaje... Así engañó a los ángeles. Así sedujo a
los hombres... Así consiguió que se uniesen con él
en su rebelión contra Dios y la noche de la
desgracia se asentó sobre el mundo ( El Deseado
de Todas las Gentes , pág. 13
El pecado apareció en un universo perfecto... La
razón de su principio o desarrollo nunca fue
explicada, y no puede serlo, aun en el último gran
día cuando el juez se sentará y se abrirán los
libros...
¿Qué es pecado? Ninguna descripción de pecado
nos hará verlo tal cual él es. Solamente el Espíritu
Santo puede interpretar su profundidad, su
polución espiritual, su aborrecimiento, su horror,
y sus resultados para nuestras mentes y almas
(Juan 16:8-11). Y acordémonos que fue el pecado
que hizo con que Cristo arriesgase todo por
nosotros. Recordemos aún que, “Si nos aferramos
a algún pe-cado predilecto, hallaremos la puerta
demasiado estrecha. Si deseamos continuar en el
camino de Cristo, debemos renunciar a nuestros
propios caminos, a nuestra propia voluntad y a
nuestros malos hábitos y prácticas”. (El Discurso
Maestro de Jesucristo: 119).
B. La introducción del pecado en la raza humana.
Así como hay pecado en la raza humana, debe haber
habido un principio del pecado. Si no hubiese un
principio para el pecado, el hombre hubiese sido
creado en pecado, y entonces, Dios sería el creador del
pecado; pero no lo es. El pecado entró en la raza
humana a través del engaño y la desobediencia,
motivados por la incredulidad o la duda. “Adán no
fue engañado, sino que la mujer, siendo engañada,
incurrió en trasgresión.” (I Tim. 2:14). ¿Por qué Dios
permitió que el hombre pecara? La única posible
respuesta que podemos dar está en Efesios 2:7: “para
mostrar en los siglos venideros las abundantes
riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros
en Cristo Jesús.”
Tanto Adán como Eva comieron del fruto prohibido,
y obtuvieron un conocimiento -la experiencia de
desobedecer y traicionar a Dios, el conocimiento de
que estaban desnudos- que, si hubieran obedecido a
Dios, nunca hubieran tenido. Desapareció el ropaje
de la inocencia, el manto divino que los rodeaba.
Ellos suplantaron este ropaje celestial cosiendo hojas
de higuera para hacerse delantales.
Esta es la envoltura que han usado los transgresores
de la ley de Dios desde los días de la desobediencia
de Adán y Eva. . . Las hojas de higuera representan
los argumentos usados para cubrir la desobediencia. .
.
II. LA REALIDAD DEL PECADO
A. La Escritura declara el Hecho del pecado.
“por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, ”
(Rom. 3:23). “Mas la Escritura lo encerró todo bajo pecado, para que la
promesa que es por la fe en Jesucristo fuese dada a los creyentes. ” (Gal.
3:22).
Cuando nuestros primeros padres fueron colocados en el bello jardín
del Edén, fueron probados en su lealtad a Dios, Estaban en libertad de
elegir servir a Dios, o por la desobediencia aliarse con el enemigo de
Dios y del hombre ( Bible Echo , 24-7-1899).
La primera gran lección moral dada a Adán fue la de la abnegación. Las
riendas del dominio propio fueron colocadas en sus manos...
No estimemos al pecado como algo trivial ( Review and Herald , 27-3-
1888
B. La Naturaleza proclama el Hecho del pecado.
“Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con
dolores de parto hasta ahora; ” (Rom. 8:22).
La naturaleza podía transmitir sus
enseñanzas al hombre en su inocencia; pero
el pecado y la transgresión acarrearon
plagas a la naturaleza e interfirieron entre
ésta y la naturaleza de Dios. Si el hombre
nunca hubiera desobedecido a su Creador,
si hubiera permanecido en su estado de
perfecta rectitud, podría haber
comprendido y conocido al Señor. Pero
cuando desobedeció, dio prueba de que
creía las palabras de un apóstata antes que
las del Señor. . .
C. La Ley descubre el Hecho del pecado.
“ya que por las obras de la ley ningún ser humano será
justificado delante de él; porque por medio de la ley es el
conocimiento del pecado.” (Rom. 3:20). El Apóstol Pablo pensó
que era libre del pecado hasta que se miró en el espejo de la
Ley de Dios: “Pero yo no conocí el pecado sino por la ley;
porque tampoco conociera la codicia, si la ley no dijera: No
codiciarás.” (Rom. 7:7b).
D. La Experiencia comprueba el Hecho del pecado.
Las experiencias de Moisés, David, Pedro y Juan revelan la
realidad del pecado. Aun nuestra propia experiencia
honestamente la declara.
E. El hombre confiesa el hecho del pecado.
1. Los Santos lo reconocen. Fue Job quien dijo, “Yo soy
vil, y me aborrezco.” Isaías declaró, “Ay de mi,
hombre inmundo de labios.” Daniel, de quien nada
pecaminoso se menciona, dijo, “hemos pecado.” Pedro
clamó, “apártate de mi, que soy hombre pecador.”
Pablo escribió, “Cristo Jesús vino al mundo a salvar a
los pecadores; de los cuales yo soy el primero.” Lutero
reconoció: “Tengo más miedo de mi corazón que del
Papa y de todos los Cardenales.” Moody dijo, “El
hombre con el cual tengo más problemas es aquel que
camina bajo mi sombrero.”
2. Los pecadores lo reconocen. Las
Escrituras abundan de confesiones de
pecadores y de sus pecados: Faraón
declaró, “He pecado esta vez ” (Ex.
9:27b). Acán respondió, “he pecado
contra Jehová” (Josué 7:20b). Balaám
admitió, “Yo he pecado,” (Num.
22:34b). Y aun Judas, quien traicionó
al Señor, dijo, “yo he pecado” (Mateo
27:4).
III. LA NATURALEZA DEL PECADO
A. El punto de vista moderno sobre el pecado.
1. La sociedad lo llama indiscreción.
2. Los educadores lo llaman ignorancia.
3. Los evolucionistas lo llaman trato de bestias.
4. Los científicos pseudo cristianos lo enseñan como ausencia de
lo bueno.
5. El hombre carnal lo excusa como debilidad amable.
6. Los nuevos teólogos lo declaran como mero egoísmo.
B. El enfoque bíblico del pecado.
1. Pecado es perder la marca, errar al blanco.
“por cuanto todos pecaron, y están destituidos
de la gloria de Dios, ” (Rom. 3:23). Ver
también Romanos 5:12. Pecado significa “no
acertar con la divina puntería”
2. Pecado es Trasgresión. “Todo aquel que
comete pecado, infringe también la ley; pues el
pecado es infracción de la ley. ” (I Juan 3:4). La
trasgresión de la Ley puede ser casual o
intencional. Aun así, en ambos casos es
pecado. Había pecado antes de la Ley, pero no
era trasgresión. Ver Números 4:15; Josué 7:11,
15; Isaías 24:5; Daniel 9:11; Oséas 6:7; 8:1.
3. Pecado es la distorsión de lo que es recto. “Y
David dijo a Jehová, cuando vio al ángel que
destruía al pueblo: Yo pequé, yo hice la maldad;
¿qué hicieron estas ovejas? Te ruego que tu mano
se vuelva contra mí, y contra la casa de mi padre.”
(II Sam. 24:17). Ver también Romanos 1:18; 6:13; II
Tesalonicenses 2:12; II Pedro 2:15; I Juan 5:17.
4. Pecado es rebelión contra Dios. “Oíd, cielos, y
escucha tú, tierra; porque habla Jehová: Crié hijos,
y los engrandecí, y ellos se rebelaron contra mí. ”
(Is. 1:2). Ver también II Tesalonicenses 2:4, 8.
5. Pecado es una deuda. “Y perdónanos nuestras deudas, como
también nosotros perdonamos a nuestros deudores.” (Mat. 6:12).
Ver también Lucas 11:4. Las palabras “ordenado” (Lucas 17:10),
“debéis” (Juan 13:14) y “debemos” (II Tes. 2:13) provienen todas
de una misma raíz en el griego que denota deuda.
6. Pecado es desobediencia. Pecado es una falta en responder a
Dios. “en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la
corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del
aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, ”
(Ef. 2:2). Ver también Efesios 5:6; Juan 3:36.
7. Pecado es una desviación ante los requerimientos de Dios. Esto
significa una caída; cada ofensa contra Dios es una caída. Pecado
es siempre una caída que hiere. “Porque si perdonáis a los
hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro
Padre celestial;” (Mat. 6:14). Ver también Galatas 6:1; Romanos
5:15-20.
8. Pecado es incredulidad. “El que cree en el
Hijo de Dios, tiene el testimonio en sí mismo; el
que no cree a Dios, le ha hecho mentiroso,
porque no ha creído en el testimonio que Dios
ha dado acerca de su Hijo.” (I Juan 5:10).
9. Pecado es impiedad. “mas al que no obra,
sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le
es contada por justicia.” (Rom. 4:5). “Porque
Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo
murió por los impíos.” (Rom. 5:6). Ver también I
Timoteo 1:9; I Pedro 4:18; II Pedro 2:5, 7; Judas 4,
15.
10. Pecado es iniquidad. Esto significa un
proceder equivocado ante el orden moral del
universo. “Y manifiestas son las obras de la
carne, que son: adulterio, fornicación,
inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías,
enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas,
disensiones, herejías, envidias, homicidios,
borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas;
acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo
he dicho antes, que los que practican tales
cosas no heredarán el reino de Dios.” (Gal.
5:19-21). Ver también Colosenses 3:5-9; Marcos
7:19, 20.
La definición teológica del pecado.
1. Pecado es la transgresión de la Ley de Dios, o la falta
de conformarse a la ley de Dios.
2. Pecado es la deficiencia de amar a Dios y a los
hombres.
3. Pecado es dar preferencia al ego en vez de a Dios.
4. Pecado es insubordinación.
5. Pecado es falta de conformidad con Dios o su Ley
Moral en acto, disposición, o estado.
6. Pecado es lo que no deberíamos ser.
El pecado en la raza humana.
a. La universalidad del pecado. Todos los hombres
son pecadores: “por cuanto todos pecaron, y están
destituidos de la gloria de Dios,” (Rom. 3:23).
b. La totalidad del pecado. Todo en el ser humano es
pecaminoso, su cuerpo, alma y espíritu. “Todos se
desviaron, a una se hicieron inútiles;
No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno. .
. . No hay temor de Dios delante de sus ojos. Pero
sabemos que todo lo que la ley dice, lo dice a los que
están bajo la ley, para que toda boca se cierre y todo el
mundo quede bajo el juicio de Dios; ” (Rom. 3:12, 18,
19.)
V. El alcance del pecado
A. Como un hecho.
El hombre comete pecados por su conducta.
B. Como un estado.
El hombre carece de justicia.
C. Como una naturaleza.
El hombre fue concebido en pecado, nació en pecado, y
es, por lo tanto, un pecador por naturaleza.
El Pecado Como Naturaleza.-
Ahora nosotros debemos comenzar con definiciones precisas.
Un grupo dice que nuestra culpabilidad es el resultado
inevitable de algo llamado pecado original.
De acuerdo a esta forma de pensar el pecado original no es la
elección de Adán de pecar.
Lo que quiere decir es el estado o condición en la cual
nacemos como resultado o por el pecado de Adán, nacemos
pecadores.
Aunque el término pecado original ha sido usado por muchos
teólogos, quizás necesitamos apartarnos del término como tal
y hablar del asunto que está detrás del término.
Algunas veces los términos teológicos tienden a oscurecer en
vez de clarificar. ¿Qué significa realmente el término?
El pecado original puede ser definido de varias maneras.
Algunos dicen que somos culpables porque heredamos el pecado de
Adán.
Algunos dicen que somos culpables no porque heredamos la
culpabilidad, pero, a causa de que nacimos como hijos e hijas de
Adán, y se nos imputa la culpa por haber nacido en una raza caída.
Así la culpabilidad de Adán se nos imputa a nosotros
Otra variación dice que no somos culpables porque se nos imputó
como culpables o porque heredamos el pecado, sino porque nacimos
en una condición separada.
Nacemos separados de Dios y esa es nuestra culpabili-dad. Y es por
esta separación que somos culpables.
Algunos hasta han llegado a decir que no somos culpables
personalmente, sino que nacemos condenados como parte de la raza
caída.
Pero la definición total en todas estas
apreciaciones es que somos culpables o
condenados porque nacimos en la
familia humana.
Así que de cualquier manera en que se
expliquen estos varios puntos de vista,
lo que se está diciendo es que la
culpabilidad o condenación se tiene
por naturaleza. Nuestra naturaleza
caída es nues-tra culpabilidad.
Pero aún se dice más y esto es, que tenemos dos clases de
pecado en nuestras vidas:
1) Que somos culpables por nuestro nacimiento como
parte de la raza,
2) Que somos culpables a causa de nuestros propios
pecados, nuestras propias decisiones y nuestros actos de
rebelión.
Ambos aspectos son pecado. Así aunque hay dos
aspectos del pecado, es decir, nuestro nacimiento en la
raza caída y nuestras decisiones rebeldes, ya estamos
condenados a causa de nuestro nacimiento, antes de
nuestras decisiones. Esta es la base del término pecado
original. Somos culpables o condenados en el momento
en que nacemos, por el pecado de Adán.
Las implicaciones de esta creencia se expresan en las
siguientes declaraciones.
“El pecado existe en el ser antes que seamos conscientes
de él”. “Hay culpa en los deseos malos aún cuando son
resistidos por la voluntad”.
“El pecado es nuestra naturaleza depravada y todos sus
frutos”.
Así usted ve que de acuerdo con esta definición, el pecado
existe antes de la elección y aún antes del conocimiento.
El pecado existe en nosotros antes que poda-mos
comprender y hacer decisiones referentes al bien y al mal.
El pecado mora en nosotros a causa de nuestro nacimiento
en la raza caída.
Analizaremos algunas definiciones que protestantes de la Edad
Media hacían acerca del el pecado Original y el bautismo de niños.
Juan Calvino, uno de los más grandes teólogos sistemáticos, dijo esto
acerca del pecado y la culpa. “Todos nosotros entramos a este mundo
con el contagio del pecado ... Estamos a la vista de Dios
contaminados y corrompidos. La impureza de los padres se transmite
a sus hijos ... Todos son originalmente depravados ... La culpa viene
por naturaleza”. Calvino dice que la corrupción hereditaria y la
depravación de nuestra naturaleza es designada como pecado por
Pablo. “Aún los infantes traen su condenación con ellos del vientre
de sus madres y sufren ... por sus propios defectos”.(error) Y claro
esto es pecaminoso a la vista de Dios, porque Dios no condena sin
culpa. “El hombre en su totalidad ... está lleno ... que no hay una
parte que permanezca ajena al pecado, y así, todo lo que sale de él se
le imputa como pecado ... los hombres nacen viciosos ... todos somos
pecadores por naturaleza”.
Juan Calvino, Instituciones de la Religión Cristiana, Libro II,
capítulo 1 Nº 5,6,7,8,9,10,27
Usted ve que este entendimiento de pecado hace claro por qué la
Iglesia católica, Martín Lutero y Juan Calvino vieron la necesidad de
bautizar a los niños pequeños.
Porque lo hacen ?
Si de hecho uno es culpable por naturaleza, es imprescindible que
uno sea bautizado inmediatamente cuando nace para ser libre de este
pecado, y ser limpio de la culpabilidad de nacer.
El bautismo de los niños es extremadamente importante para quienes
tienen el problema del pecado original. Así Martín Lutero y Juan
Calvino argumentaron enfáticamente esta necesidad. Tan pronto
nacen, los niños deben ser bautizados y hechos limpios del pecado
inherente en ellos. Lutero y Calvino estuvieron ambos de acuerdo y
recibieron su entendimiento del pecado original de San Agustín.
El concepto del pecado original fue originalmente concebido en el
siglo II Ireneo, obispo de Lyon, en su controversia con algunos
gnósticos dualistas. Otros padres eclesiásticos como Agustín de
Hipona (354-430)
No somos culpables por naturaleza somos culpables cuando llevamos
el principio a la acción. ( pecado)
Cualquiera que fueran las decisiones que Adán
tomara, serían decisiones pecaminosas. Adán
después de su pecado, fue únicamente capaz de
pecar, y nosotros como miembros de la raza
humana pecadora, lo único que estamos en
capacidad de hacer es pecar, y lo único que Dios
puede hacer es perdonar nuestro pecado.
Lo que estoy diciendo es que esta doctrina
tiene muchas maneras de ser expresada. Pero el
concepto básico de todas estas definiciones, es
que nosotros nacemos siendo pecadores.
Nosotros nacemos culpables y condenados.
Nosotros somos culpables o condenados por ser
parte de la familia de Adán.
. “De este modo la doctrina eclesiástica, que está basada enteramente sobre la
idea de la caída de Adán y la transferencia de su pecado a las generaciones
sucesivas, sigue un método que en ningún sentido es bíblico.
El pecado no es transferible.
Romanos. 5. 12 Aquí, Pablo no intenta explicar qué es el pecado; Pablo solo ase
énfasis de que manera entro el pecado al mundo y como reino la muerte, de
hecho, no hay nada que indique que Romanos. 5. 12 describe la naturaleza del
pecado”.
“La teoría del pecado original que vino a ser la norma para la doctrina cristiana
sobre el hombre, desde el tiempo de San Agustín, es completamente extraña al
pensamiento bíblico”.
El pecado, primero que todo, debe ser entendido como un acto, particularmente
como una caída, como un activo rompimiento con el Divino comienzo, como una
desviación activa del orden Divino ... ( un rompimiento de las leyes divinas)
1) El pecado es un acto. Esta es la primera cosa que podemos decir que es pecado.
2) Únicamente como un segundo punto podemos decir: Este acto es siempre, y al
mismo tiempo una condición, una existencia en acción, una condición en que no
se puede hacer otra cosa, una condición de esclavitud” Emil Brunner. La Doctrina
Cristiana de la Creación y la Redención, página 98-99, 103, 109
El pecado como elección
Enfoquemos la segunda definición de pecado, es decir,
como elección. En esta definición estamos diciendo muchas de
las mismas cosas que han sido declaradas en las definiciones
anteriores del pecado original.
Nosotros creemos que en la naturaleza original de Adán
nada hubo que estuviera en rebelión contra Dios. Ningún
deseo lo impulsó a estar fuera de la voluntad de Dios. Para
Adán era natural hacer todo recto; para Adán era extraño hacer
el mal. Pero con la caída, algunas cosas cambiaron en la
naturaleza de Adán, en la parte más profunda de su ser.
La caída trajo para Adán una tendencia al mal. Su naturaleza
estaba ahora distorsionada y torcida; ahora Adán quería hacer
lo que antes odiaba, rebelarse contra Dios. Ahora para Adán
era natural pecar. Ahora era extraño hacer lo recto.
Así que cuando nosotros decimos que heredamos una
naturaleza caída de Adán, nosotros debemos entender a
cabalidad lo que esto significa.
Nosotros sí heredamos la maldad, la debilidad y la corrupción
de Adán. Nosotros tenemos deseos iguales a los que tuvo Adán
en su estado pecaminoso. Nosotros deseamos hacer el mal.
Nosotros deseamos rebelarnos contra Dios. Es difícil para
nosotros hacer el bien. Es más natural para nosotros hacer el
mal. Pienso que si somos honestos con nosotros mismos,
admitiremos que somos nuestros propios tentadores muy a
menudo. Realmente no necesitamos que Satanás nos rodee y
nos tiente con todo tipo de ideas, porque nosotros somos muy
capaces de tentarnos a nosotros mismos. Nuestra naturaleza nos
descarría. El egoísmo parece estar en la raíz de nuestras vidas,
proponiéndonos cosas que sabemos que no debemos hacer. Así
que, sí heredamos tendencias negativas de Adán, que nos llevan
a hacer el mal.
La diferencia entre esta definición y la definición anterior del
pecado, es que nosotros no heredamos culpa o condenación.
Nosotros sí heredamos cada cosa que Adán pudo habernos
legado.
Que heredamos entonces?
Heredamos todas las propensio-nes, todas las tendencias,
todos los deseos, y nacemos en una manera que realmente
Dios no escogió para que el hombre naciera.
Pero esta definición dice que el pecado personal viene cuando
decimos: El pecado, en sí mismo no es heredado. La culpa no
es por naturaleza; pero cuando nosotros decidimos rebelarnos
contra la luz y el conocimiento del deber, entonces nosotros
venimos a ser culpables.
Nosotros decidimos hacer la decisión de Adán, la decisión de
rebelarnos contra Dios, y entonces somos culpables.
Debemos admitir que la naturaleza depravada hace
fácil el pecar, tomar decisiones pecaminosas.
Pero el punto que yo quiero enfatizar, es que nosotros
somos culpables cuando tomamos estas decisiones, y
no antes.
Por lo tanto, creo que nosotros debemos distinguir
cuidadosamente entre el concepto del mal y de culpa.
Hemos hecho un bosquejo de las dos definiciones
básicas de pecado. Dependiendo de la definición que
decimos creer, la justificación por la fe estará
iluminada de una forma diferente. Las decisiones que
tomemos sobre la justificación y santificación serán
diferentes dependiendo de la decisión que hagamos
sobre la naturaleza del pecado
Mal y Culpa.-
Si queremos definir el pecado como decisión, debemos hacer una diferencia
entre el mal y la culpa. Hay mucho mal en el mundo de hoy, aún en el reino
animal. Pero no le imputamos culpa a todo el mal que hay en nuestro mundo
hoy.
Una de mis ilustraciones favoritas es la del gato. Nos gozamos con los
gatos que se recuestan en nuestros pies, que les gusta que los toquen y
vienen a buscar su plato de leche tibia. Pero a veces nos olvidamos que hay
otro aspecto en nuestras mascotas caseras. ¿Se han dado cuenta de que los
gatos no son misericordiosos con los ratones que agarran para su próxima
comida? Cuando son capaces de agarrar un ratón, no lo sacan rápidamente de
su miseria, sino que juegan con él. De hecho torturan al ratón, hasta que el
ratón encuentra que físicamente le es imposible escaparse y finalmente se
rinde.
¿Qué le haríamos a un ser humano que torture a un animal o a un ser
humano en esa forma? Lo considera-mos culpable del más terrible de todos
los crímenes y probablemente lo encerraríamos por el resto de su vida. ¿Pero
qué hacemos con el animal que ha hecho eso, nuestro gato? Decimos que eso
es parte de la vida. No es bueno que el ratón sufra, pero el gato tampoco es
culpable. Así pues, vemos que hay algunos actos que son vistos como malos,
pero que son parte natural de los resultados del pecado, y hay otros actos tan
malos por los cuales una persona puede ser considerada culpable.
Ahora llevemos esto a un nivel humano. Si estamos
clavando un poste y le pedimos a un amigo que nos
sostenga el poste para que podamos enterrarlo más fácil,
es posible que por error le demos en su dedo en vez de
darle al poste. El dedo le va a doler, se le pondrá morado y
tomará algún tiempo para sanar, pero nuestro amigo
probablemente no nos acusará de culpa personal.
Considerará que todo fue un desafortunado accidente.
Adelantémonos un paso más para aclarar el punto.
Si un niño pequeño juega con una pistola y le dispara a su
hermano o hermana mayor, le quitaríamos la pistola al
niño y la guardaríamos mejor desde ese momento. No
condenaríamos ni juzgaríamos al niño como culpable.
Pero si un muchacho de 20 años toma la misma arma y le
dispara a alguien, inmediatamente nos preguntamos ¿por
que? Nos gustaría saber primero todo, si lo hizo con
malicia.
Así que, hay una diferencia entre los conceptos de mal y de
culpa.
La palabra mal sencillamente quiere decir algo incorrecto,
malo o negativo, los resultados del pecado en un mundo
maldito. La culpa se aplica a la responsa-bilidad moral por los
pensamientos o hechos malos.
Lo que estoy diciendo, es que los árboles y animales
están llenos de pecado y mal, pero no son condenados ni
redimidos por Dios, pues no tienen conocimiento de valores
morales. Sólo el hombre tiene conocimiento de va-lores
morales, y por este conocimiento se le condena como culpable
por cualquier acto malo. Si vamos a creer que el pecado es por
decisión, debemos hacer una diferencia crucial entre mal y
culpa. La culpa necesita conocimiento previo y rebelión
voluntaria. Estoy sugiriendo que la condenación de Dios
siempre está basada en el conocimiento previo que el hombre
tenga. Santiago lo dice claramente, “y al que sepa hacer lo
bueno y no lo hace, le es pecado” Santiago 4:14.
Resultado y Penalidad.-
Ahora debemos verificar la hipótesis de que hay una
diferencia entre los conceptos de mal y de culpa.
En Génesis 2:17 una pena clara y precisa se da por la rebelión
contra Dios. Dios le habló a Adán: “Mas del árbol de la ciencia
del bien y del mal no comerás; porque el día en que de él
comieres, ciertamente morirás”. Nosotros hemos estado
confundidos con este versículo, porque es claro que cuando
Adán comió del fruto que le dio Eva, él no mu-rió ese día.
Hemos dicho algunas veces, bueno, él comenzó a morir.
Pero el hebreo simplemente dice, “en el día que comiereis
morirás” y es una buena traducción. ¿Por qué Adán no murió
ese día? ¿Por qué la pena de muerte no fue impuesta enseguida
en su caso? Porque el rescate fue hallado. “El Hijo unigénito de
Dios se ofreció a tomar el pecado del hombre sobre él mismo y
hacer expiación por la raza caída”. EGW, 1 SDABC: 1082.
En el instante cuando el hombre aceptó la tentación de
Satanás, e hizo cada cosa que Dios le dijo que no hiciera,
Cristo, el Hijo de Dios, se puso entre la vida y la muerte
diciendo: “El castigo caiga sobre Mi; me colocaré en lugar
del hombre. Él tendrá otra oportunidad” Idem:1085.
“Así tan pronto como vino el pecado, así vino un Salvador
... Tan pronto como Adán pecó, el Hijo de Dios se presentó
como el Fiador para la raza humana, con todo el poder para
quitar la pena de muerte anunciada, como cuando él murió
en la cruz del Calvario” Idem:1084.
¿Por qué no murió Adán ese día?
Porque el substituto se colocó entre la pena de muerte y
Adán ese día. Je-sús tomó el lugar de Adán ese día. Esto nos
puede ayudar a entender Apocalipsis. 13:8 cuando dice que
el Cordero que fue inmolado desde el principio del mundo.
Como Fiador del hombre, Jesús en efecto pagó la culpa
aquel día, colocándose entre Adán y la pena de muerte.
.- Luz y Elección.-
¿Es realmente verdad que la culpa es el resultado de una decisión
personal y no el resultado de nuestro nacimiento como hijos de Adán?
¿Podemos nosotros sostener con la Biblia que el pecado y la culpa
vienen de una elección y no porque nosotros nacimos en la familia
humana perseguidos por los resultados inherentes del pecado?
Miremos la evidencia bíblica.
En Rom. 7:7-9, Pablo habla acerca de la ley y nuestra relación con ella.
Pablo dice: “Qué diremos pues? ¿La ley es pecado? En ninguna
manera. Pero yo no conocí el pecado sino por la ley; porque tampoco
conociera la codicia, si la ley no dijera: no codiciarás. Mas el pecado
tomando ocasión por el mandamiento, produjo en mí toda codicia;
porque sin la ley el pecado está muerto. Y yo sin la ley vivía en un
tiempo, pero venido el mandamiento, el pecado revivió y yo morí”.
Aquí Pablo dice que conocimos el pecado porque la ley nos lo señala,
y si no conocemos la ley, realmente no tendremos ningún
conocimiento o entendimiento del pecado. Pablo llega a decir que sin
la ley, el pecado está muerto. Nosotros pecamos cuando entendemos y
elegimos estar en contra de Dios.
En Juan 9:41, Jesús responde algunas críticas de los fariseos.
Él dice: “Si fuerais ciegos, no tendrías pecado; mas ahora
porque decís vemos, vuestro pecado permanece”. Esto es si
usted verdaderamente fuera ciego, si usted realmente no le
hubiera conocido, entonces no sería culpable de pecado.
Pero usted dice, vemos; entonces usted es culpable de
pecado.
No parece claro aquí que el pecado y la culpa están
unidos estrechamente al conocimiento, entendimiento y la
luz. Quizás el factor que hace la distinción entre las dos
columnas que usamos primeramente (que nos ayudó a
diferenciar el mal de la culpa) es el término bíblico luz.
Porque lo que cambia el mal en culpa es la luz o el
conocimiento, o el entendimiento, y las decisiones hechas en
base a la nueva luz, o entendimiento.
El libro de Santiago nos da alguna luz
sobre este problema. Santiago dice: “El pecado
está en aquel que sabe hacer lo bueno y no lo
hace”. Quien conoce lo que es bueno y falla en
hacerlo, para esa persona eso es pecado. Otra vez
el conocimiento y la culpa están estrechamente
unidos. Santiago 1:15 dice: “Entonces la
concupiscencia, después que ha concebido, da a
luz el pecado; y el pecado siendo consumado da
a luz la muerte”. Aquí vemos un desarrollo de la
concupiscencia (deseo) hasta llegar al pecado. El
pecado no está necesariamente en el deseo en sí
mismo. El pecado es lo que éste deseo produce.
El pecado es la complacencia de ese deseo.
En el Antiguo Testamento, Ezequiel 18:2-4 se refiere a
un proverbio usado por los hijos de Israel: “Qué
pensáis vo-sotros, los que usáis este refrán sobre la
tierra de Israel, que dice: Los padres comieron las uvas
agrias, y los dientes de los hijos tienen la dentera? Vivo
yo, dice Jehová el Señor, que nunca más tendréis por
que usar este refrán en Israel.
He aquí que todas las almas son mías; como el
alma del padre, así el alma del hijo es mía; el alma que
pecare esa morirá. En el versículo 20 Ezequiel enfatiza
el principio bíblico: “El alma que pecare esa morirá. El
hijo no llevará el pecado del padre, ni el padre llevará
el pecado del hijo”. Responsabilidad individual para
decisiones individuales. La libertad individual de
elección.
Elena de White hace algunas declaraciones importantes sobre el
pecado y la culpa: “Es inevitable que los hijos sufran las
consecuencias de la maldad de sus padres, pero no son castigados por
la culpa de sus padres, a no ser que participen de sus pecados ...
Por herencia y por ejemplo, los hijos llegan a ser partícipes de los
pecados de sus progenitores.
Las malas tendencias, los apetitos pervertidos, la moralidad
depravada, además de las enfermedades y la degeneración física, se
transmiten como un legado de padres a hijos hasta la tercera y cuarta
generación” Patriarcas y Profetas: 313-314.
Note lo que se transmite como resultado del pecado de Adán.
Malas tendencias, apetitos pervertidos, depravación moral, como
también las enfermedades y la degeneración física. Todo esto lo hemos
recibido de parte de nuestros padres y progenitores. Pero también
debemos fijarnos en la muy importante declaración que dice: “Los
hijos no son castigados por la culpa de sus padres, a no ser que
participen en los mismos pecados”. Esta es una evidencia bastante
concluyente sobre la doctrina de que el pecado y la culpa vienen por
elección a la luz de un conocimiento completo del bien y del mal.
Ahora, ¿Qué hace Dios con aquellos que ignorantemente
están practicando la maldad y están en desarmonía con
la voluntad de Dios? ¿Cómo maneja Él esta situación?
Pablo dice en Hechos 17:30: “Pero Dios habiendo
pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora
manda a todos los hombres en todo lugar, que se
arrepientan”. En tiempos de ignorancia los hombres
están haciendo maldad. Ellos están haciendo lo que no
está en armonía con la voluntad de Dios. ¿Cómo
maneja Dios este problema? De acuerdo con este
versículo, Él pasa por alto el tiempo de la ignorancia. Él
no perdona pero sí pasa por alto. Pero cuando la luz y
el conocimiento llegan, entonces el mal se convierte en
culpa. Por ese pecado hecho, a pesar del conocimiento,
el pecador debe arrepentirse y buscar perdón
“No seremos tenidos por responsables por la luz que no
alcanzó nuestra percepción, pero sí por aquella que hemos
rechazado y resistido”. “Un hombre no puede aprender una luz
que nunca se le presentó, por esta razón no puede ser condenado
por la luz que nunca tuvo
. La culpa personal se demanda solamente sobre la base de la
luz y el conocimiento. No somos condenados por las cosas
buenas o malas que hagamos hasta que lle-guemos a
entender, en algún grado de conocimiento, que tales cosas son
incorrectas. “Nadie será condenado por no seguir la luz y el
conocimiento que nunca tuvo” Idem: 1145.
Una vez que conocemos que nuestros actos son malos,
venimos a ser culpables si nos complacemos en estos pecados.
Antes que conociéramos no éramos culpables; después que
conocemos, somos culpables. La culpa se une así al
conocimiento y a las decisiones que hagamos.
Si la luz viene, y ésta luz es puesta a un lado o rechazada,
entonces viene la condenación y la desaprobación de Dios.
Pero antes que la luz llegue no hay pecado, porque no hay
luz para que ellos la rechacen” 1T:116.
El pecado en sus raíces, es amor propio. Así el pecado es
determinado más por motivos que por actos. Es la elección de
colocar primero el “yo”, cualquiera que sea la forma que
tome. El pecado es la decisión de separarse de Dios, por
colocar el “yo” primero. Es la elección de acariciar el mal. Es
la elección de permanecer ignorante de la voluntad de Dios.
Es la elección de ser descuidados con las habilidades y
responsabilidades que se nos han dado.
El pecado en su totalidad es la transgresión abierta y
consiente a la ley de DIOS.
“Todo aquel que comete pecado, infringe también la ley;
pues el pecado es infracción de la ley. ” (I Juan 3:4).
1 pedro 1- 17 Y si invocáis por Padre a aquel que sin
acepción de personas juzga según la obra de cada
uno, conducíos en temor todo el tiempo de vuestra
peregrinación;
18 sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana
manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres,
no con cosas corruptibles, como oro o plata,
19 sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un
cordero sin mancha y sin contaminación,
20 ya destinado desde antes de la fundación del
mundo, pero manifestado en los postreros tiempos
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  • 2. ¿Qué es Pecado? Al nivel mundano, pecado es aquello que nos hace perder nuestra calma, la mentira, el ser celosos, envidiosos, resentidos, peleadores, críticos y así sucesivamente. Es aquello que, al igual que Adán y Eva, tratamos de esconder de Dios y del hombre. De tal manera que un hombre puede parecer irreprochable entre sus colegas en la fábrica o en la oficina, pero como el pecado no puede permanecer oculto para siempre, el podrá ser un patán o un tirano en su hogar. Y una mujer podrá parecer “llena de dulzura y encantos” en una relación casual, pero en realidad puede ser una chismosa demoledora de caracteres. Una persona joven puede ser un dirigente religioso en la universidad o en el colegio, pero puede actuar de una manera muy anti-cristiana fuera del Campus, cuando nadie que lo conozca esté cerca como para verlo.
  • 3. Hay épocas en que esas personas detestan sus actos y actitudes pecaminosas. No les gusta ser lo que son. Pero muy a menudo se sienten impotentes para hacer algo al respecto. La razón por la cual somos así es porque, misteriosamente, con aquel primer simple e inofensi-vo acto de desobediencia de Adán y Eva, la transgresión inmediatamente infiltró sus raíces profunda-mente en sus almas. Por ese único acto el hombre no solamente pecó; él se hizo pecador. El pecado se volvió el factor dominante en su naturaleza y lo cargó a su posteridad (Job 14:4; Salmo 51:5; Efe. 2:3). “El resultado de comer del árbol de la ciencia del bien y del mal se manifiesta en la experiencia de cada ser humano. Existe en su naturaleza una tendencia hacia lo maligno, una fuerza que, sin ayu-da, él no puede resistir” Educación: 29.
  • 4. Albertus Pieters ilustra esta pecaminosidad constitucional, al describir una visita a un asilo para lepro-sos, donde él vio “entre los pacientes algunos en los cuales él no pudo percibir ningún trazo de la enfermedad. Entonces él le preguntó al médico, por qué ellos estaban allí. ´Porque ellos son leprosos´, fue la respuesta. ´Pero uno no consigue verla en ellos´. ´No, porque ellos están en las primeras etapas, pero son leprosos al igual que el resto; lepra es lepra, aunque no todos sean repugnantes en apariencias´” (Los Hechos y los Misterios de la Fe Cristiana: 62). Al igual que los leprosos, somos incapaces de erradicar, o de alguna manera significativa modificar, el pecado que permanece en nosotros, aun cuando tratemos de controlarlo y suprimirlo de diversas maneras, de tal manera que parezcamos intachables en la superficie. Y apesar de todo, somos “leprosos”. Y nosotros mismos no podemos hacer absolutamente nada a ese respecto.
  • 5. Esto es porque, para usar un término Paulino, la persona no regenerada es un esclavo del pecado (Rom. 6:17; 7:14). Y “el poder del amo sobre el esclavo era absoluto. No había ninguna parte de su vida, ningún momento, ninguna actividad que fuese de propiedad personal del esclavo. Él pertenecía a su amo en el sentido más absoluto. Así el hombre está bajo el dominio total del pecado” (William Barclay, Un Vocabulario del Nuevo Testamento: 49). Por otro lado, y en un nivel un poquito más teológico, cualquier falla en obedecer a Dios es colocarnos contra Su voluntad, y esta voluntad se expresa normalmente en términos de alguna ley. Así, en 1 Juan 3:4 tenemos la más clara definición de pecado en la Biblia: “Todo aquel que comete pecado es culpable de arbitrariedad; pecado es arbitrariedad” (La King James Version dice “pecado es la transgresión de la ley”, pero la Revised Standard Version está más cercana al significado del original, y revela más lo que el pecado realmente es).
  • 6. Hemos llegado ahora a la característica más importante de pecado, ya que pecado, definido como arbitrariedad, es una inclinación de la mente, del espíritu, de la voluntad, como también una de-formación y una debilidad de la naturaleza humana. Ya que lo que se enfatiza en 1 Juan 3:4 es que es de una actitud de rebelión contra la ley de Dios, traída por la condición de pecado, que brota (origina, nace) todo pecado, pensamiento, palabra o acto. Pero aquí hay una observación importante: Dios no nos condena por la condición pecaminosa en la cual nacemos; no nos hace responsables por eso. “Así que, como por la transgresión de uno vino la condenación de todos los hombres, de la misma manera por la justicia de Uno vino a todos los hombres la justificación que produce vida” (Rom. 5:18; 1 Cor. 5:21). Dios nos hace responsables de nuestras actitudes y acciones en esa condición, porque Él puede redimirnos de ellos y transformarnos de manera que no pensemos ni actuemos de acuerdo a ellos.
  • 7. Es imposible explicar el origen del pecado y dar razón de su existencia... Nada se enseña con mayor claridad en las Sagradas Escrituras que el hecho de que Dios no fue en nada responsable de la introducción del pecado... El pecado es un intruso, y no hay razón que pueda explicar su presencia. Es algo misterioso e inexplicable; excusarlo equivaldría a defenderlo. Si se pudiera encontrar alguna excusa en su favor o señalar la causa de su existencia, dejaría de ser pecado... Es la manifestación exterior de un principio en pugna con la gran ley de amor que es el fundamento del gobierno divino ( El Conflicto de los Siglos, págs. 546-547
  • 8. I. EL ORIGEN DEL PECADO A. La Entrada del Pecado en el universo. Consultando Ezequiel 28:11-19, vemos que fue Lucifer quien introdujo el pecado en el universo: “Se enalteció tu corazón a causa de tu hermosura, corrompiste tu sabiduría a causa de tu esplendor; yo te arrojaré por tierra; delante de los reyes te pondré para que miren en ti. ” (v. 17). No había pecado antes que Lucifer pecara y se convirtiera en Satanás. Su pecado, el primero en el universo, fue cuando el eligió su voluntad por encima de la voluntad de Dios, deseando ser igual a Dios. ¿Por qué Dios permitió que el pecado entrara en el universo? Esa es una pregunta que Dios no nos ha respondido aun.
  • 9. El pecado tuvo su origen en el egoísmo. Lucifer, querubín protector, deseó ser el primero en el cielo. Trató de dominar a los seres celestiales, apartándolos de su Creador, y granjearse su homenaje... Así engañó a los ángeles. Así sedujo a los hombres... Así consiguió que se uniesen con él en su rebelión contra Dios y la noche de la desgracia se asentó sobre el mundo ( El Deseado de Todas las Gentes , pág. 13 El pecado apareció en un universo perfecto... La razón de su principio o desarrollo nunca fue explicada, y no puede serlo, aun en el último gran día cuando el juez se sentará y se abrirán los libros...
  • 10. ¿Qué es pecado? Ninguna descripción de pecado nos hará verlo tal cual él es. Solamente el Espíritu Santo puede interpretar su profundidad, su polución espiritual, su aborrecimiento, su horror, y sus resultados para nuestras mentes y almas (Juan 16:8-11). Y acordémonos que fue el pecado que hizo con que Cristo arriesgase todo por nosotros. Recordemos aún que, “Si nos aferramos a algún pe-cado predilecto, hallaremos la puerta demasiado estrecha. Si deseamos continuar en el camino de Cristo, debemos renunciar a nuestros propios caminos, a nuestra propia voluntad y a nuestros malos hábitos y prácticas”. (El Discurso Maestro de Jesucristo: 119).
  • 11. B. La introducción del pecado en la raza humana. Así como hay pecado en la raza humana, debe haber habido un principio del pecado. Si no hubiese un principio para el pecado, el hombre hubiese sido creado en pecado, y entonces, Dios sería el creador del pecado; pero no lo es. El pecado entró en la raza humana a través del engaño y la desobediencia, motivados por la incredulidad o la duda. “Adán no fue engañado, sino que la mujer, siendo engañada, incurrió en trasgresión.” (I Tim. 2:14). ¿Por qué Dios permitió que el hombre pecara? La única posible respuesta que podemos dar está en Efesios 2:7: “para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús.”
  • 12. Tanto Adán como Eva comieron del fruto prohibido, y obtuvieron un conocimiento -la experiencia de desobedecer y traicionar a Dios, el conocimiento de que estaban desnudos- que, si hubieran obedecido a Dios, nunca hubieran tenido. Desapareció el ropaje de la inocencia, el manto divino que los rodeaba. Ellos suplantaron este ropaje celestial cosiendo hojas de higuera para hacerse delantales. Esta es la envoltura que han usado los transgresores de la ley de Dios desde los días de la desobediencia de Adán y Eva. . . Las hojas de higuera representan los argumentos usados para cubrir la desobediencia. . .
  • 13. II. LA REALIDAD DEL PECADO A. La Escritura declara el Hecho del pecado. “por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, ” (Rom. 3:23). “Mas la Escritura lo encerró todo bajo pecado, para que la promesa que es por la fe en Jesucristo fuese dada a los creyentes. ” (Gal. 3:22). Cuando nuestros primeros padres fueron colocados en el bello jardín del Edén, fueron probados en su lealtad a Dios, Estaban en libertad de elegir servir a Dios, o por la desobediencia aliarse con el enemigo de Dios y del hombre ( Bible Echo , 24-7-1899). La primera gran lección moral dada a Adán fue la de la abnegación. Las riendas del dominio propio fueron colocadas en sus manos... No estimemos al pecado como algo trivial ( Review and Herald , 27-3- 1888 B. La Naturaleza proclama el Hecho del pecado. “Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora; ” (Rom. 8:22).
  • 14. La naturaleza podía transmitir sus enseñanzas al hombre en su inocencia; pero el pecado y la transgresión acarrearon plagas a la naturaleza e interfirieron entre ésta y la naturaleza de Dios. Si el hombre nunca hubiera desobedecido a su Creador, si hubiera permanecido en su estado de perfecta rectitud, podría haber comprendido y conocido al Señor. Pero cuando desobedeció, dio prueba de que creía las palabras de un apóstata antes que las del Señor. . .
  • 15. C. La Ley descubre el Hecho del pecado. “ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado.” (Rom. 3:20). El Apóstol Pablo pensó que era libre del pecado hasta que se miró en el espejo de la Ley de Dios: “Pero yo no conocí el pecado sino por la ley; porque tampoco conociera la codicia, si la ley no dijera: No codiciarás.” (Rom. 7:7b). D. La Experiencia comprueba el Hecho del pecado. Las experiencias de Moisés, David, Pedro y Juan revelan la realidad del pecado. Aun nuestra propia experiencia honestamente la declara.
  • 16. E. El hombre confiesa el hecho del pecado. 1. Los Santos lo reconocen. Fue Job quien dijo, “Yo soy vil, y me aborrezco.” Isaías declaró, “Ay de mi, hombre inmundo de labios.” Daniel, de quien nada pecaminoso se menciona, dijo, “hemos pecado.” Pedro clamó, “apártate de mi, que soy hombre pecador.” Pablo escribió, “Cristo Jesús vino al mundo a salvar a los pecadores; de los cuales yo soy el primero.” Lutero reconoció: “Tengo más miedo de mi corazón que del Papa y de todos los Cardenales.” Moody dijo, “El hombre con el cual tengo más problemas es aquel que camina bajo mi sombrero.”
  • 17. 2. Los pecadores lo reconocen. Las Escrituras abundan de confesiones de pecadores y de sus pecados: Faraón declaró, “He pecado esta vez ” (Ex. 9:27b). Acán respondió, “he pecado contra Jehová” (Josué 7:20b). Balaám admitió, “Yo he pecado,” (Num. 22:34b). Y aun Judas, quien traicionó al Señor, dijo, “yo he pecado” (Mateo 27:4).
  • 18. III. LA NATURALEZA DEL PECADO A. El punto de vista moderno sobre el pecado. 1. La sociedad lo llama indiscreción. 2. Los educadores lo llaman ignorancia. 3. Los evolucionistas lo llaman trato de bestias. 4. Los científicos pseudo cristianos lo enseñan como ausencia de lo bueno. 5. El hombre carnal lo excusa como debilidad amable. 6. Los nuevos teólogos lo declaran como mero egoísmo. B. El enfoque bíblico del pecado.
  • 19. 1. Pecado es perder la marca, errar al blanco. “por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, ” (Rom. 3:23). Ver también Romanos 5:12. Pecado significa “no acertar con la divina puntería” 2. Pecado es Trasgresión. “Todo aquel que comete pecado, infringe también la ley; pues el pecado es infracción de la ley. ” (I Juan 3:4). La trasgresión de la Ley puede ser casual o intencional. Aun así, en ambos casos es pecado. Había pecado antes de la Ley, pero no era trasgresión. Ver Números 4:15; Josué 7:11, 15; Isaías 24:5; Daniel 9:11; Oséas 6:7; 8:1.
  • 20. 3. Pecado es la distorsión de lo que es recto. “Y David dijo a Jehová, cuando vio al ángel que destruía al pueblo: Yo pequé, yo hice la maldad; ¿qué hicieron estas ovejas? Te ruego que tu mano se vuelva contra mí, y contra la casa de mi padre.” (II Sam. 24:17). Ver también Romanos 1:18; 6:13; II Tesalonicenses 2:12; II Pedro 2:15; I Juan 5:17. 4. Pecado es rebelión contra Dios. “Oíd, cielos, y escucha tú, tierra; porque habla Jehová: Crié hijos, y los engrandecí, y ellos se rebelaron contra mí. ” (Is. 1:2). Ver también II Tesalonicenses 2:4, 8.
  • 21. 5. Pecado es una deuda. “Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores.” (Mat. 6:12). Ver también Lucas 11:4. Las palabras “ordenado” (Lucas 17:10), “debéis” (Juan 13:14) y “debemos” (II Tes. 2:13) provienen todas de una misma raíz en el griego que denota deuda. 6. Pecado es desobediencia. Pecado es una falta en responder a Dios. “en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, ” (Ef. 2:2). Ver también Efesios 5:6; Juan 3:36. 7. Pecado es una desviación ante los requerimientos de Dios. Esto significa una caída; cada ofensa contra Dios es una caída. Pecado es siempre una caída que hiere. “Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial;” (Mat. 6:14). Ver también Galatas 6:1; Romanos 5:15-20.
  • 22. 8. Pecado es incredulidad. “El que cree en el Hijo de Dios, tiene el testimonio en sí mismo; el que no cree a Dios, le ha hecho mentiroso, porque no ha creído en el testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo.” (I Juan 5:10). 9. Pecado es impiedad. “mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia.” (Rom. 4:5). “Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos.” (Rom. 5:6). Ver también I Timoteo 1:9; I Pedro 4:18; II Pedro 2:5, 7; Judas 4, 15.
  • 23. 10. Pecado es iniquidad. Esto significa un proceder equivocado ante el orden moral del universo. “Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.” (Gal. 5:19-21). Ver también Colosenses 3:5-9; Marcos 7:19, 20.
  • 24. La definición teológica del pecado. 1. Pecado es la transgresión de la Ley de Dios, o la falta de conformarse a la ley de Dios. 2. Pecado es la deficiencia de amar a Dios y a los hombres. 3. Pecado es dar preferencia al ego en vez de a Dios. 4. Pecado es insubordinación. 5. Pecado es falta de conformidad con Dios o su Ley Moral en acto, disposición, o estado. 6. Pecado es lo que no deberíamos ser.
  • 25. El pecado en la raza humana. a. La universalidad del pecado. Todos los hombres son pecadores: “por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios,” (Rom. 3:23). b. La totalidad del pecado. Todo en el ser humano es pecaminoso, su cuerpo, alma y espíritu. “Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno. . . . No hay temor de Dios delante de sus ojos. Pero sabemos que todo lo que la ley dice, lo dice a los que están bajo la ley, para que toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios; ” (Rom. 3:12, 18, 19.)
  • 26. V. El alcance del pecado A. Como un hecho. El hombre comete pecados por su conducta. B. Como un estado. El hombre carece de justicia. C. Como una naturaleza. El hombre fue concebido en pecado, nació en pecado, y es, por lo tanto, un pecador por naturaleza.
  • 27. El Pecado Como Naturaleza.- Ahora nosotros debemos comenzar con definiciones precisas. Un grupo dice que nuestra culpabilidad es el resultado inevitable de algo llamado pecado original. De acuerdo a esta forma de pensar el pecado original no es la elección de Adán de pecar. Lo que quiere decir es el estado o condición en la cual nacemos como resultado o por el pecado de Adán, nacemos pecadores. Aunque el término pecado original ha sido usado por muchos teólogos, quizás necesitamos apartarnos del término como tal y hablar del asunto que está detrás del término. Algunas veces los términos teológicos tienden a oscurecer en vez de clarificar. ¿Qué significa realmente el término?
  • 28. El pecado original puede ser definido de varias maneras. Algunos dicen que somos culpables porque heredamos el pecado de Adán. Algunos dicen que somos culpables no porque heredamos la culpabilidad, pero, a causa de que nacimos como hijos e hijas de Adán, y se nos imputa la culpa por haber nacido en una raza caída. Así la culpabilidad de Adán se nos imputa a nosotros Otra variación dice que no somos culpables porque se nos imputó como culpables o porque heredamos el pecado, sino porque nacimos en una condición separada. Nacemos separados de Dios y esa es nuestra culpabili-dad. Y es por esta separación que somos culpables. Algunos hasta han llegado a decir que no somos culpables personalmente, sino que nacemos condenados como parte de la raza caída.
  • 29. Pero la definición total en todas estas apreciaciones es que somos culpables o condenados porque nacimos en la familia humana. Así que de cualquier manera en que se expliquen estos varios puntos de vista, lo que se está diciendo es que la culpabilidad o condenación se tiene por naturaleza. Nuestra naturaleza caída es nues-tra culpabilidad.
  • 30. Pero aún se dice más y esto es, que tenemos dos clases de pecado en nuestras vidas: 1) Que somos culpables por nuestro nacimiento como parte de la raza, 2) Que somos culpables a causa de nuestros propios pecados, nuestras propias decisiones y nuestros actos de rebelión. Ambos aspectos son pecado. Así aunque hay dos aspectos del pecado, es decir, nuestro nacimiento en la raza caída y nuestras decisiones rebeldes, ya estamos condenados a causa de nuestro nacimiento, antes de nuestras decisiones. Esta es la base del término pecado original. Somos culpables o condenados en el momento en que nacemos, por el pecado de Adán.
  • 31. Las implicaciones de esta creencia se expresan en las siguientes declaraciones. “El pecado existe en el ser antes que seamos conscientes de él”. “Hay culpa en los deseos malos aún cuando son resistidos por la voluntad”. “El pecado es nuestra naturaleza depravada y todos sus frutos”. Así usted ve que de acuerdo con esta definición, el pecado existe antes de la elección y aún antes del conocimiento. El pecado existe en nosotros antes que poda-mos comprender y hacer decisiones referentes al bien y al mal. El pecado mora en nosotros a causa de nuestro nacimiento en la raza caída.
  • 32. Analizaremos algunas definiciones que protestantes de la Edad Media hacían acerca del el pecado Original y el bautismo de niños. Juan Calvino, uno de los más grandes teólogos sistemáticos, dijo esto acerca del pecado y la culpa. “Todos nosotros entramos a este mundo con el contagio del pecado ... Estamos a la vista de Dios contaminados y corrompidos. La impureza de los padres se transmite a sus hijos ... Todos son originalmente depravados ... La culpa viene por naturaleza”. Calvino dice que la corrupción hereditaria y la depravación de nuestra naturaleza es designada como pecado por Pablo. “Aún los infantes traen su condenación con ellos del vientre de sus madres y sufren ... por sus propios defectos”.(error) Y claro esto es pecaminoso a la vista de Dios, porque Dios no condena sin culpa. “El hombre en su totalidad ... está lleno ... que no hay una parte que permanezca ajena al pecado, y así, todo lo que sale de él se le imputa como pecado ... los hombres nacen viciosos ... todos somos pecadores por naturaleza”. Juan Calvino, Instituciones de la Religión Cristiana, Libro II, capítulo 1 Nº 5,6,7,8,9,10,27
  • 33. Usted ve que este entendimiento de pecado hace claro por qué la Iglesia católica, Martín Lutero y Juan Calvino vieron la necesidad de bautizar a los niños pequeños. Porque lo hacen ? Si de hecho uno es culpable por naturaleza, es imprescindible que uno sea bautizado inmediatamente cuando nace para ser libre de este pecado, y ser limpio de la culpabilidad de nacer. El bautismo de los niños es extremadamente importante para quienes tienen el problema del pecado original. Así Martín Lutero y Juan Calvino argumentaron enfáticamente esta necesidad. Tan pronto nacen, los niños deben ser bautizados y hechos limpios del pecado inherente en ellos. Lutero y Calvino estuvieron ambos de acuerdo y recibieron su entendimiento del pecado original de San Agustín. El concepto del pecado original fue originalmente concebido en el siglo II Ireneo, obispo de Lyon, en su controversia con algunos gnósticos dualistas. Otros padres eclesiásticos como Agustín de Hipona (354-430) No somos culpables por naturaleza somos culpables cuando llevamos el principio a la acción. ( pecado)
  • 34. Cualquiera que fueran las decisiones que Adán tomara, serían decisiones pecaminosas. Adán después de su pecado, fue únicamente capaz de pecar, y nosotros como miembros de la raza humana pecadora, lo único que estamos en capacidad de hacer es pecar, y lo único que Dios puede hacer es perdonar nuestro pecado. Lo que estoy diciendo es que esta doctrina tiene muchas maneras de ser expresada. Pero el concepto básico de todas estas definiciones, es que nosotros nacemos siendo pecadores. Nosotros nacemos culpables y condenados. Nosotros somos culpables o condenados por ser parte de la familia de Adán.
  • 35. . “De este modo la doctrina eclesiástica, que está basada enteramente sobre la idea de la caída de Adán y la transferencia de su pecado a las generaciones sucesivas, sigue un método que en ningún sentido es bíblico. El pecado no es transferible. Romanos. 5. 12 Aquí, Pablo no intenta explicar qué es el pecado; Pablo solo ase énfasis de que manera entro el pecado al mundo y como reino la muerte, de hecho, no hay nada que indique que Romanos. 5. 12 describe la naturaleza del pecado”. “La teoría del pecado original que vino a ser la norma para la doctrina cristiana sobre el hombre, desde el tiempo de San Agustín, es completamente extraña al pensamiento bíblico”. El pecado, primero que todo, debe ser entendido como un acto, particularmente como una caída, como un activo rompimiento con el Divino comienzo, como una desviación activa del orden Divino ... ( un rompimiento de las leyes divinas) 1) El pecado es un acto. Esta es la primera cosa que podemos decir que es pecado. 2) Únicamente como un segundo punto podemos decir: Este acto es siempre, y al mismo tiempo una condición, una existencia en acción, una condición en que no se puede hacer otra cosa, una condición de esclavitud” Emil Brunner. La Doctrina Cristiana de la Creación y la Redención, página 98-99, 103, 109
  • 36. El pecado como elección Enfoquemos la segunda definición de pecado, es decir, como elección. En esta definición estamos diciendo muchas de las mismas cosas que han sido declaradas en las definiciones anteriores del pecado original. Nosotros creemos que en la naturaleza original de Adán nada hubo que estuviera en rebelión contra Dios. Ningún deseo lo impulsó a estar fuera de la voluntad de Dios. Para Adán era natural hacer todo recto; para Adán era extraño hacer el mal. Pero con la caída, algunas cosas cambiaron en la naturaleza de Adán, en la parte más profunda de su ser. La caída trajo para Adán una tendencia al mal. Su naturaleza estaba ahora distorsionada y torcida; ahora Adán quería hacer lo que antes odiaba, rebelarse contra Dios. Ahora para Adán era natural pecar. Ahora era extraño hacer lo recto.
  • 37. Así que cuando nosotros decimos que heredamos una naturaleza caída de Adán, nosotros debemos entender a cabalidad lo que esto significa. Nosotros sí heredamos la maldad, la debilidad y la corrupción de Adán. Nosotros tenemos deseos iguales a los que tuvo Adán en su estado pecaminoso. Nosotros deseamos hacer el mal. Nosotros deseamos rebelarnos contra Dios. Es difícil para nosotros hacer el bien. Es más natural para nosotros hacer el mal. Pienso que si somos honestos con nosotros mismos, admitiremos que somos nuestros propios tentadores muy a menudo. Realmente no necesitamos que Satanás nos rodee y nos tiente con todo tipo de ideas, porque nosotros somos muy capaces de tentarnos a nosotros mismos. Nuestra naturaleza nos descarría. El egoísmo parece estar en la raíz de nuestras vidas, proponiéndonos cosas que sabemos que no debemos hacer. Así que, sí heredamos tendencias negativas de Adán, que nos llevan a hacer el mal.
  • 38. La diferencia entre esta definición y la definición anterior del pecado, es que nosotros no heredamos culpa o condenación. Nosotros sí heredamos cada cosa que Adán pudo habernos legado. Que heredamos entonces? Heredamos todas las propensio-nes, todas las tendencias, todos los deseos, y nacemos en una manera que realmente Dios no escogió para que el hombre naciera. Pero esta definición dice que el pecado personal viene cuando decimos: El pecado, en sí mismo no es heredado. La culpa no es por naturaleza; pero cuando nosotros decidimos rebelarnos contra la luz y el conocimiento del deber, entonces nosotros venimos a ser culpables. Nosotros decidimos hacer la decisión de Adán, la decisión de rebelarnos contra Dios, y entonces somos culpables.
  • 39. Debemos admitir que la naturaleza depravada hace fácil el pecar, tomar decisiones pecaminosas. Pero el punto que yo quiero enfatizar, es que nosotros somos culpables cuando tomamos estas decisiones, y no antes. Por lo tanto, creo que nosotros debemos distinguir cuidadosamente entre el concepto del mal y de culpa. Hemos hecho un bosquejo de las dos definiciones básicas de pecado. Dependiendo de la definición que decimos creer, la justificación por la fe estará iluminada de una forma diferente. Las decisiones que tomemos sobre la justificación y santificación serán diferentes dependiendo de la decisión que hagamos sobre la naturaleza del pecado
  • 40. Mal y Culpa.- Si queremos definir el pecado como decisión, debemos hacer una diferencia entre el mal y la culpa. Hay mucho mal en el mundo de hoy, aún en el reino animal. Pero no le imputamos culpa a todo el mal que hay en nuestro mundo hoy. Una de mis ilustraciones favoritas es la del gato. Nos gozamos con los gatos que se recuestan en nuestros pies, que les gusta que los toquen y vienen a buscar su plato de leche tibia. Pero a veces nos olvidamos que hay otro aspecto en nuestras mascotas caseras. ¿Se han dado cuenta de que los gatos no son misericordiosos con los ratones que agarran para su próxima comida? Cuando son capaces de agarrar un ratón, no lo sacan rápidamente de su miseria, sino que juegan con él. De hecho torturan al ratón, hasta que el ratón encuentra que físicamente le es imposible escaparse y finalmente se rinde. ¿Qué le haríamos a un ser humano que torture a un animal o a un ser humano en esa forma? Lo considera-mos culpable del más terrible de todos los crímenes y probablemente lo encerraríamos por el resto de su vida. ¿Pero qué hacemos con el animal que ha hecho eso, nuestro gato? Decimos que eso es parte de la vida. No es bueno que el ratón sufra, pero el gato tampoco es culpable. Así pues, vemos que hay algunos actos que son vistos como malos, pero que son parte natural de los resultados del pecado, y hay otros actos tan malos por los cuales una persona puede ser considerada culpable.
  • 41. Ahora llevemos esto a un nivel humano. Si estamos clavando un poste y le pedimos a un amigo que nos sostenga el poste para que podamos enterrarlo más fácil, es posible que por error le demos en su dedo en vez de darle al poste. El dedo le va a doler, se le pondrá morado y tomará algún tiempo para sanar, pero nuestro amigo probablemente no nos acusará de culpa personal. Considerará que todo fue un desafortunado accidente. Adelantémonos un paso más para aclarar el punto. Si un niño pequeño juega con una pistola y le dispara a su hermano o hermana mayor, le quitaríamos la pistola al niño y la guardaríamos mejor desde ese momento. No condenaríamos ni juzgaríamos al niño como culpable. Pero si un muchacho de 20 años toma la misma arma y le dispara a alguien, inmediatamente nos preguntamos ¿por que? Nos gustaría saber primero todo, si lo hizo con malicia.
  • 42. Así que, hay una diferencia entre los conceptos de mal y de culpa. La palabra mal sencillamente quiere decir algo incorrecto, malo o negativo, los resultados del pecado en un mundo maldito. La culpa se aplica a la responsa-bilidad moral por los pensamientos o hechos malos. Lo que estoy diciendo, es que los árboles y animales están llenos de pecado y mal, pero no son condenados ni redimidos por Dios, pues no tienen conocimiento de valores morales. Sólo el hombre tiene conocimiento de va-lores morales, y por este conocimiento se le condena como culpable por cualquier acto malo. Si vamos a creer que el pecado es por decisión, debemos hacer una diferencia crucial entre mal y culpa. La culpa necesita conocimiento previo y rebelión voluntaria. Estoy sugiriendo que la condenación de Dios siempre está basada en el conocimiento previo que el hombre tenga. Santiago lo dice claramente, “y al que sepa hacer lo bueno y no lo hace, le es pecado” Santiago 4:14.
  • 43. Resultado y Penalidad.- Ahora debemos verificar la hipótesis de que hay una diferencia entre los conceptos de mal y de culpa. En Génesis 2:17 una pena clara y precisa se da por la rebelión contra Dios. Dios le habló a Adán: “Mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día en que de él comieres, ciertamente morirás”. Nosotros hemos estado confundidos con este versículo, porque es claro que cuando Adán comió del fruto que le dio Eva, él no mu-rió ese día. Hemos dicho algunas veces, bueno, él comenzó a morir. Pero el hebreo simplemente dice, “en el día que comiereis morirás” y es una buena traducción. ¿Por qué Adán no murió ese día? ¿Por qué la pena de muerte no fue impuesta enseguida en su caso? Porque el rescate fue hallado. “El Hijo unigénito de Dios se ofreció a tomar el pecado del hombre sobre él mismo y hacer expiación por la raza caída”. EGW, 1 SDABC: 1082.
  • 44. En el instante cuando el hombre aceptó la tentación de Satanás, e hizo cada cosa que Dios le dijo que no hiciera, Cristo, el Hijo de Dios, se puso entre la vida y la muerte diciendo: “El castigo caiga sobre Mi; me colocaré en lugar del hombre. Él tendrá otra oportunidad” Idem:1085. “Así tan pronto como vino el pecado, así vino un Salvador ... Tan pronto como Adán pecó, el Hijo de Dios se presentó como el Fiador para la raza humana, con todo el poder para quitar la pena de muerte anunciada, como cuando él murió en la cruz del Calvario” Idem:1084. ¿Por qué no murió Adán ese día? Porque el substituto se colocó entre la pena de muerte y Adán ese día. Je-sús tomó el lugar de Adán ese día. Esto nos puede ayudar a entender Apocalipsis. 13:8 cuando dice que el Cordero que fue inmolado desde el principio del mundo. Como Fiador del hombre, Jesús en efecto pagó la culpa aquel día, colocándose entre Adán y la pena de muerte.
  • 45. .- Luz y Elección.- ¿Es realmente verdad que la culpa es el resultado de una decisión personal y no el resultado de nuestro nacimiento como hijos de Adán? ¿Podemos nosotros sostener con la Biblia que el pecado y la culpa vienen de una elección y no porque nosotros nacimos en la familia humana perseguidos por los resultados inherentes del pecado? Miremos la evidencia bíblica. En Rom. 7:7-9, Pablo habla acerca de la ley y nuestra relación con ella. Pablo dice: “Qué diremos pues? ¿La ley es pecado? En ninguna manera. Pero yo no conocí el pecado sino por la ley; porque tampoco conociera la codicia, si la ley no dijera: no codiciarás. Mas el pecado tomando ocasión por el mandamiento, produjo en mí toda codicia; porque sin la ley el pecado está muerto. Y yo sin la ley vivía en un tiempo, pero venido el mandamiento, el pecado revivió y yo morí”. Aquí Pablo dice que conocimos el pecado porque la ley nos lo señala, y si no conocemos la ley, realmente no tendremos ningún conocimiento o entendimiento del pecado. Pablo llega a decir que sin la ley, el pecado está muerto. Nosotros pecamos cuando entendemos y elegimos estar en contra de Dios.
  • 46. En Juan 9:41, Jesús responde algunas críticas de los fariseos. Él dice: “Si fuerais ciegos, no tendrías pecado; mas ahora porque decís vemos, vuestro pecado permanece”. Esto es si usted verdaderamente fuera ciego, si usted realmente no le hubiera conocido, entonces no sería culpable de pecado. Pero usted dice, vemos; entonces usted es culpable de pecado. No parece claro aquí que el pecado y la culpa están unidos estrechamente al conocimiento, entendimiento y la luz. Quizás el factor que hace la distinción entre las dos columnas que usamos primeramente (que nos ayudó a diferenciar el mal de la culpa) es el término bíblico luz. Porque lo que cambia el mal en culpa es la luz o el conocimiento, o el entendimiento, y las decisiones hechas en base a la nueva luz, o entendimiento.
  • 47. El libro de Santiago nos da alguna luz sobre este problema. Santiago dice: “El pecado está en aquel que sabe hacer lo bueno y no lo hace”. Quien conoce lo que es bueno y falla en hacerlo, para esa persona eso es pecado. Otra vez el conocimiento y la culpa están estrechamente unidos. Santiago 1:15 dice: “Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado siendo consumado da a luz la muerte”. Aquí vemos un desarrollo de la concupiscencia (deseo) hasta llegar al pecado. El pecado no está necesariamente en el deseo en sí mismo. El pecado es lo que éste deseo produce. El pecado es la complacencia de ese deseo.
  • 48. En el Antiguo Testamento, Ezequiel 18:2-4 se refiere a un proverbio usado por los hijos de Israel: “Qué pensáis vo-sotros, los que usáis este refrán sobre la tierra de Israel, que dice: Los padres comieron las uvas agrias, y los dientes de los hijos tienen la dentera? Vivo yo, dice Jehová el Señor, que nunca más tendréis por que usar este refrán en Israel. He aquí que todas las almas son mías; como el alma del padre, así el alma del hijo es mía; el alma que pecare esa morirá. En el versículo 20 Ezequiel enfatiza el principio bíblico: “El alma que pecare esa morirá. El hijo no llevará el pecado del padre, ni el padre llevará el pecado del hijo”. Responsabilidad individual para decisiones individuales. La libertad individual de elección.
  • 49. Elena de White hace algunas declaraciones importantes sobre el pecado y la culpa: “Es inevitable que los hijos sufran las consecuencias de la maldad de sus padres, pero no son castigados por la culpa de sus padres, a no ser que participen de sus pecados ... Por herencia y por ejemplo, los hijos llegan a ser partícipes de los pecados de sus progenitores. Las malas tendencias, los apetitos pervertidos, la moralidad depravada, además de las enfermedades y la degeneración física, se transmiten como un legado de padres a hijos hasta la tercera y cuarta generación” Patriarcas y Profetas: 313-314. Note lo que se transmite como resultado del pecado de Adán. Malas tendencias, apetitos pervertidos, depravación moral, como también las enfermedades y la degeneración física. Todo esto lo hemos recibido de parte de nuestros padres y progenitores. Pero también debemos fijarnos en la muy importante declaración que dice: “Los hijos no son castigados por la culpa de sus padres, a no ser que participen en los mismos pecados”. Esta es una evidencia bastante concluyente sobre la doctrina de que el pecado y la culpa vienen por elección a la luz de un conocimiento completo del bien y del mal.
  • 50. Ahora, ¿Qué hace Dios con aquellos que ignorantemente están practicando la maldad y están en desarmonía con la voluntad de Dios? ¿Cómo maneja Él esta situación? Pablo dice en Hechos 17:30: “Pero Dios habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan”. En tiempos de ignorancia los hombres están haciendo maldad. Ellos están haciendo lo que no está en armonía con la voluntad de Dios. ¿Cómo maneja Dios este problema? De acuerdo con este versículo, Él pasa por alto el tiempo de la ignorancia. Él no perdona pero sí pasa por alto. Pero cuando la luz y el conocimiento llegan, entonces el mal se convierte en culpa. Por ese pecado hecho, a pesar del conocimiento, el pecador debe arrepentirse y buscar perdón
  • 51. “No seremos tenidos por responsables por la luz que no alcanzó nuestra percepción, pero sí por aquella que hemos rechazado y resistido”. “Un hombre no puede aprender una luz que nunca se le presentó, por esta razón no puede ser condenado por la luz que nunca tuvo . La culpa personal se demanda solamente sobre la base de la luz y el conocimiento. No somos condenados por las cosas buenas o malas que hagamos hasta que lle-guemos a entender, en algún grado de conocimiento, que tales cosas son incorrectas. “Nadie será condenado por no seguir la luz y el conocimiento que nunca tuvo” Idem: 1145. Una vez que conocemos que nuestros actos son malos, venimos a ser culpables si nos complacemos en estos pecados. Antes que conociéramos no éramos culpables; después que conocemos, somos culpables. La culpa se une así al conocimiento y a las decisiones que hagamos.
  • 52. Si la luz viene, y ésta luz es puesta a un lado o rechazada, entonces viene la condenación y la desaprobación de Dios. Pero antes que la luz llegue no hay pecado, porque no hay luz para que ellos la rechacen” 1T:116. El pecado en sus raíces, es amor propio. Así el pecado es determinado más por motivos que por actos. Es la elección de colocar primero el “yo”, cualquiera que sea la forma que tome. El pecado es la decisión de separarse de Dios, por colocar el “yo” primero. Es la elección de acariciar el mal. Es la elección de permanecer ignorante de la voluntad de Dios. Es la elección de ser descuidados con las habilidades y responsabilidades que se nos han dado. El pecado en su totalidad es la transgresión abierta y consiente a la ley de DIOS. “Todo aquel que comete pecado, infringe también la ley; pues el pecado es infracción de la ley. ” (I Juan 3:4).
  • 53. 1 pedro 1- 17 Y si invocáis por Padre a aquel que sin acepción de personas juzga según la obra de cada uno, conducíos en temor todo el tiempo de vuestra peregrinación; 18 sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, 19 sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación, 20 ya destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros