Este documento describe la tradición del boyeo y las carretas en Costa Rica. Explica que las carretas de bueyes se usaban tradicionalmente para transportar café y otros productos a través de las montañas costarricenses. Con el tiempo, las carretas se convirtieron en obras de arte pintadas a mano. Aunque los camiones han reemplazado a las carretas, éstas siguen siendo un símbolo importante de la cultura rural de Costa Rica. La UNESCO declaró la tradición del boyeo y las carretas como Patrimonio Cultural
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Patrimonio intangible
1. Patrimonio intangible
La Convención para la salvaguardia del patrimonio inmaterial, firmada el 17 de
octubre del 2003 en la sede de la UNESCO en París amplió el concepto de
Patrimonio. Tradicionalmente la UNESCO ha considerado “patrimonio cultural”:
los monumentos, obras arquitectónicas, de escultura o de pintura monumentales;
inscripciones, cavernas y grupos de elementos de carácter arqueológico, que
tengan un valor universal excepcional desde el punto de vista de la historia, del
arte o de la ciencia, así como los lugares construidos por la naturaleza.
Sin embargo a partir de la Convención para la salvaguardia del patrimonio inmaterial, son considerados
“patrimonio cultural mundial”: aquellas formas de expresión populares y tradicionales, tales como las lenguas,
la literatura oral, la música, la danza, los juegos, la mitología, los rituales, las costumbres o las técnicas
artesanales; así como los espacios culturales; lugares que concentran actividades culturales populares y
tradicionales (sitios donde se congrega el público ante los narradores, donde se celebran los rituales, plazas
de mercados, festivales, etc.); y espacios asociados a un ritmo temporal que hace que un determinado acto
se reproduzca regularmente (rituales cotidianos, procesiones anuales, narraciones orales). Esto permitió que
además de lugares construidos por la naturaleza, como la isla del Coco y la Zona de conservación del
Guanacaste, Costa Rica tenga dentro de la Lista del Patrimonio Intangible una tradición que ha abarcado
todo el territorio nacional durante varios siglos y que aún se desarrolla in vivo.
El boyeo y la carreta
La tradicional carreta de bueyes es el tipo de artesanía más famoso de Costa
Rica. Desde mediados del siglo XIX, las carretas de bueyes eran utilizadas para transportar el grano de café
desde el valle central de Costa Rica, en las montañas, a Puntarenas, en la costa del Pacífico. Un viaje
requería de 10 a 15 días. Las carretas de bueyes tenían ruedas sin radios, un híbrido entre el disco usado por
los aztecas y la rueda de radios introducida por los españoles, para avanzar en medio del fango sin
atascarse. En muchos casos, las carretas de bueyes eran el único medio de transporte de una familia y
simbolizaban su estatuto social.
La tradición de pintar y engalanar las carretas comenzó a principios del siglo XX. Originalmente, cada región
de Costa Rica tenía su propio diseño, lo que permitía identificar el origen del boyero por los motivos pintados
en las ruedas. A principios del siglo XX, flores, rostros y paisajes en miniatura empezaron aparecer al lado de
los motivos que representaban estrellas puntiagudas. Se organizaron concursos anuales para premiar a los
artistas más creativos, costumbre que aún perdura hoy día.
Cada carreta de bueyes se fabrica para producir su propio “canto”, un carillón único producido por un anillo
del metal que golpea el cubo de la rueda cuando la carreta traquetea por los caminos. Cuando las carretas de
bueyes se convirtieron en motivo de orgullo individual, se las construía con mayor cuidado, seleccionando las
maderas de mejor calidad para producir los mejores sonidos.
Las carretas variopintas y ricamente engalanadas de hoy se parecen poco a los vehículos originales
rectangulares, con un cuadro de caña y toscamente labrados y cubiertos de cuero sin curtir. En la mayoría de
las regiones de Costa Rica, los camiones y los trenes han substituido a las carretas como principal medio de
transporte, pero éstas siguen siendo símbolos fuertes del pasado rural del país, y aún ocupan un lugar
importante en los desfiles y las celebraciones religiosas y profanas.
Al convertirse la mayoría de las carretas en un medio de transporte obsoleto, se ha reducido la demanda de
carretas, y por tanto también ha disminuido en las últimas décadas el número de artesanos que dominan la
técnica para fabricarlas y decorarlas.
El objetivo del proyecto de salvaguardia es contribuir a revitalizar y preservar la tradición del boyeo y las
2. carretas en Costa Rica mediante la educación y las actividades de sensibilización, dar poder a los boyeros y
a las organizaciones de artesanos y elaborar un inventario de las actividades de investigación. Se
establecerá una red nacional para salvaguardar y revitalizar la tradición y se organizarán talleres de
formación sobre la gestión cultural y la gestión de recursos para los miembros de las organizaciones de
boyeros y los artesanos. Se creará un inventario digital que contenga las diversas expresiones de la tradición
de las carretas y un manual práctico que describa los procesos técnicos y artísticos que intervienen en la
fabricación y la ornamentación de las carretas. Un objetivo del proyecto consiste en dar realce a las
capacidades de los boyeros y de las organizaciones de artesanos para proponer y manejar las actuales y
futuras actividades de salvaguardia en cooperación con el gobierno, la sociedad civil y el sector privado.
Además, el plan propone sensibilizar al público acerca de la importancia de esta tradición.
La UNESCO declaró en el año 2005 "La tradición del boyeo y las carretas" como Patrimonio Inmaterial de la
Humanidad
El Boyeo
Los campesinos costarricenses, al mando de su carreta y junto a sus fieles
bueyes, han ejercido el oficio del boyeo por generaciones. Un oficio aprendido
desde pequeños, junto a su familia. Son los hombres, principalmente, quienes
heredan la tradición del boyeo, sin embargo, las mujeres siempre han participado
de la tradición y en los últimos años han asumido un liderazgo importante.
Al igual que el boyero, los bueyes desde jóvenes reciben su educación, una tarea
laboriosa que requiere de varios años. Aprenden a llevar la carga del yugo y la
carreta, y su temperamento es modelado para recibir con sumisión las instrucciones del boyero.
Los estímulos del chuzo y las órdenes del amo, que con el diario convivir se envuelven en gestos de cariño,
confianza y obediencia, facilitan la labor. El chuzo permite establecer jerarquías, pero no se utiliza para
agredir al animal.
Arar el campo o hacer girar las muelas del trapiche. Transportar leña, caña dulce, maíz y otros productos.
Llevar el café al puerto para intercambiarlo por sal y algunos granos. Trasladar a los enfermos, brindar el
servicio de fletes o ir de paseo. Estas han sido algunas de las funciones que boyero, bueyes y carreta, han
permitido en Costa Rica.
Todo este cúmulo de conocimientos y habilidades, intangibles e imperceptibles pero arraigados en la
memoria, han contribuido, en alguna medida, a la definición de la identidad costarricense.
La Carreta
Originaria de España, la carreta costarricense llegó al país en el siglo XVI y en la actualidad es el producto de
una serie de adaptaciones a la geografía local.
La “cureña” fue un tipo de carreta muy sencilla, hecha de troncos, palos y cañas, utilizada para el transporte
de madera, con una base triangular. Otra variación se dio en Guanacaste, en donde la carreta se ha utilizado
comúnmente sin pintar.
3. En el Valle Central se afinó en términos estructurales y estéticos. Con el objetivo de sobrellevar la carga del
café hasta el puerto, sus diversas partes se modificaron para obtener una carreta más fuerte y liviana.
La rueda también tuvo sus cambios. En un principio estaba conformada de radios (varillas que unían el eje
con el aro de la rueda) o en una sola pieza. Luego se implementó la rueda de tres partes de madera.
Posteriormente, este diseño se mejoró a uno realizado con dieciséis cuñas, ajustadas por un aro de hierro.
El llamado “cantar de la carreta” es un sonido emitido por su bocina y su eje. Este armonioso sonido especial
en cada carreta, distinguía al dueño y alertaba a los conocidos a su llegada. Era igual de importante que el
decorado, a la hora de escoger una carreta. Y ha inspirado a escritores y poetas, a lo largo del tiempo.
A principios del siglo XX, los colores adquirieron un lugar primordial. Diseños y pinturas dieron vida al estilo
decorativo que aún vemos. Característica del Valle Central, la pintura en las carretas se ha inspirado en el
medio ambiente y respondió a la necesidad de resaltar y enaltecer el vehículo que había apoyado al
desarrollo del país. Fue cuando la carreta se vio desplazada por otros medios de transporte, que se sintió la
necesidad de decorarla.
Cartago, Alajuela, Heredia y San José son las provincias que han acunado esta tradición. Los artesanos han
heredado el arte de la fabricación de carretas por generaciones y dieron un estilo particular al decorado
según su localidad. Sin embargo, en muchos de estos lugares, los cambios tecnológicos han provocado la
desaparición de esta práctica.