El documento describe la apariencia feliz y pacífica de un pueblo, pero nota la realidad de las personas que bajan de los autobuses llenos de veneno y toxinas de trabajo. A pesar del crecimiento del pueblo, la vida sigue dependiendo de los campos de flores como si fueran dioses que proporcionan alimentos y empleo. El autor se pregunta qué sucederá si las flores dejan de ser hermosas o se cansan del veneno y la monotonía que las mantienen.