Los valores como la confianza, el respeto y la responsabilidad son fundamentales para una convivencia social efectiva porque permiten el surgimiento de la confianza entre las personas y comunidades, el reconocimiento de los derechos de los demás, y la reflexión sobre las consecuencias de los propios actos. La amistad y el trabajo en común también contribuyen a una buena convivencia al unir a las personas en torno a intereses y objetivos compartidos.