1. Atención a los mentirosos…
Todos podemos hablar una mentira…
pero si usted es un mentiroso/a
practicante… es un candidato a ser un
Hijo del Diablo.
Lea su Biblia.
2.
3. MENTIR, MENTIRA (heb. sûeqer, ‘falsedad’, ‘engaño’;
kaµzaµb_, ‘mentira’ o cosa ‘engañosa’, gr. pseudos y cognados).
Esencialmente una metira es una afirmación de lo que es falso con
intensión de engañar (Jue. 16.10, 13). Los escritores bíblicos
condenan severamente las formas agravadas de la mentira, p. ej.
para perpetrar un fraude (Lv. 6.2–3) o asegurar una condenación
injusta (Dt. 19.15), y el testimonio de falsos profetas (Jer. 14.14).
Pueden expresarse las mentiras con palabras (Pr. 6.19), un modo de
vida (Sal. 62.9), el error (2 Ts. 2.11), o una falsa forma de religión
(Ro. 1.25). Los profetas consideraban la mentira como expresión
específica del principio del mal (Os. 12.1). Se prohíbe la mentira
como algo que repugna a la conciencia moral de Israel (Pr. 19.22); a
causa de sus efectos antisociales (Pr. 26.28); y, por sobre todas las
cosas, por ser incompatible con la naturaleza divina (Nm. 23.19).
4. Jesús declara que Satanás es el padre de la mentira (Jn. 8.44). En la
comunidad cristiana se prohíbe toda forma de falsedad (Col. 3.9).
De varias maneras se caracteriza la mentira, p. ej. la respuesta
evasiva de Caín (Gn. 4.9), la mentira deliberada de Jacob (Gn.
27.19), la representación falsa de su amo por parte de Giezi (2 R.
5.21–27), y el engaño deliberado llevado a cabo por Ananías y
Safira (Hch. 5.1–10). La mentira es el pecado del anticristo (1 Jn.
2.22), y todos los mentirosos habituales pierden la salvación eterna
(Ap. 21.27).
1 S. 16.2 no justifica la mentira como recurso. Dios simplemente
sugirió una razón ostensible para la visita de Samuel a Belén, y el
profeta no estaba obligado a divulgar su verdadero propósito.
También en 1 R. 22.20–23 se da a entender que Dios permitió un
subterfugio para que se cumpliera su justo juicio sobre Acab. En
pasajes como Gn. 22.10–20 es evidente que no se condona el
engaño ni se registra como ejemplo que deba seguirse.
Douglas, J. D., Nuevo Diccionario Biblico Certeza, (Barcelona, Buenos Aires, La Paz, Quito: Ediciones Certeza) 2000,
c1982.