2. Pintor anónimo, documentado en el segundo cuarto del
siglo XVI, de figuras de medio cuerpo,especialmente
figuras femeninas, escenas religiosas y mitológicas.
Las protagonistas se ocupan en la lectura, la escritura o
la música, normalmente en un interior burgués.
La uniformidad de estas damas descarta la posibilidad
de que se trate de verdaderos retratos fisionómicos.
Su verdadera identidad sigue siendo desconocida pero
sus obras están distribuidas entre las pinacotecas más
importantes del mundo. La gran cantidad de pinturas
que se le atribuyen, lleva a pensar más en un gran taller
que en un único Maestro.
3. Influido por los denominados “Primitivos Flamencos” como
Van Eyck y Rogier Van der Weyden
8. Sus obras muestran siempre un gran refinamiento, mesura y elegancia. La
exquisitez, el buen gusto se dejan sentir, en los ambientes, en la riqueza de
las telas, en el tocado y las joyas – de insuperable buen gusto-.
A menudo, el cuerpo es mostrado en tres cuartos, la gracia y la dulzura de
los rostros, el menudo mentón, amplia frente, los cabellos recogidos, la
cabeza redonda, cara ovalada, cejas arqueadas, boca de labios finos, recta
y pequeña nariz, el pelo peinado por lo general con una raya central, manos
finas y limpias y muy especialmente, el recogimiento de la mirada, vuelta
siempre hacia el adentro de la propia alma, son las características de un
modelo idealizado que el Maestro de las Medias Figuras reanudó en todos
sus cuadros.
9. A pesar de que el Maestro de las Medias Figuras Femeninas, puede
resultar casi desconocido para el gran público, su influencia fue muy
grande para la evolución de la pintura posterior, como por ejemplo para
los pintores Nazarenos
11. Veamos algunas de las obras que tradicionalmente se han atribuido a
nuestro Maestro de las Medias Figuras Femeninas, o a su círculo más
próximo. En algunas obras, hay disparidad de criterios sobre su autoría,
en general, he tratado de ceñirme a la opinión de los expertos.
El ciclo de: “El suicidio de Lucrecia”
13. Según la narración de Tito Livio, aceptada sin graves
reparos por los historiadores posteriores, tenía fama de
mujer hacendosa, honesta y hermosa. Se sabe que su
belleza y honestidad impresionaron vivamente a Sexto
Tarquinio, hijo del Rey Lucio Tarquinio el Soberbio.
Éste, para satisfacer los frenéticos deseos que sentía por
ella, pidió hospitalidad a Lucrecia cuando su esposo se
hallaba ausente. Aprovechando la oscuridad de la noche,
se introdujo en la habitación de Lucrecia y la violó, sin que
ella se resistiese ni gritara, creyéndole su marido.
Al día siguiente Lucrecia llamó a su padre y a su esposo, y
les refirió el ultraje recibido. Les pidió venganza contra
Sexto Tarquino y se hundió un puñal en el pecho después
de pronunciar la frase: «¡Ninguna mujer quedará autorizada con
el ejemplo de Lucrecia para sobrevivir a su deshonor!»
Cierto es que existen muchas versiones sobre el hecho,
mas lo importante es cómo contribuyó a la caída de la
monarquía en Roma, al ser expulsado de Roma Tarquino
el soberbio junto con su familia por el acto de Sexto
Tarquino contra Lucrecia.
Su pariente Lucio Junio Bruto fue líder de la revuelta que
se organizó contra el rey Lucio Tarquino el Soberbio y
después proclamó la República, en el año 509 a. C. A
partir de estos hechos, ya no fueron elegidos más reyes.
En su lugar fueron elegidos para gobernar los pretores,
que más tarde fueron llamados cónsules. Fue el inicio de
la República romana.
2
16. La heroína ocupa el interior de una estancia,
una rica antesala donde la luz que filtra la
ventana de la izquierda baña las mejillas y los
hombros del torso semidesnudo de la joven
con tenues rayos de luz, matizando a la par
de gradaciones la escena del fondo, donde
los violentos contrastes de la luz de la
antorcha de la estancia oscura es primicia de
algo que un siglo después, a gran escala, fue
la conquista que tuvieron por suya los
tenebristas.
Lucrecia ocupa la parte central del escenario,
perfilándose con vigor en el fondo oscuro que
contribuye así, a marcar su silueta.
La finura del dibujo y la factura apurada es de
lo más galano de su producción.
El incondicional sentimiento de los valores
estéticos y morales propios del autor, le lleva
a cubrir su desnudez. Intimismo y recato,
ajeno a todo lo que altere lo más mínimo los
inefables perfiles de sus heroínas, ni el dolor,
ni la muerte podrán con su dignidad.
Ésta obra fue adjudicada a Ambrossius
Benson, hasta muy recientemente
58. Vanitas es un
término latino que puede
traducirse por vanidad; no en
el sentido de soberbia u
orgullo, sino en el sentido de
vacuidad, insignificancia
(como en la expresión «en
vano»).
Su título y su concepción se
relacionan con un pasaje
del Eclesiastés: «Vanitas
vanitatum omnia vanitas»
(«Vanidad de vanidades, todo
es vanidad»). El mensaje que
pretende transmitir es la
inutilidad de los placeres
mundanos frente a la certeza
de la muerte, animando a la
adopción de un sombrío punto
de vista sobre el mundo.
68. La mayoría de las figuras
femeninas que estamos viendo
en éste apartado, son
representaciones de María
Magdalena, van acompañadas
del tarro de los ungüentos, con
los que ungió a Jesús.
86. Descanso en la huida a Egipto increíble ilustración de los conocimientos
técnicos de un maestro que aún sobresaliendo en retratos, no deja de
ser capaz de igualar a los grandes especialistas del paisaje de su
tiempo.
Heredero de Joachim Patinir, el Maestro no rompe las reglas de la
tradición del paisaje de Amberes. La profundidad de campo es de
planos paralelos, fundido entre sí a través del hábil uso del color
azul. Del mismo modo, el artista se encargará de elegir un punto de
vista ligeramente elevado en comparación con la escena. Las
características del paisaje también se incluyen en Patinir.
La barrera de piedra formada por la loma rocosa, presenta la Sagrada
Familia en el centro de la composición. Este último se ve más relegado
al paisaje del fondo, pero por el contrario se convierte en el centro de la
narración.
El paisaje se funde a la perfección con los personajes. La Virgen con el
Niño en su seno (lactens en blanco) es a menudo vista semejante a lo
representado por los pintores de la época. Haciendo eco con coloridos
del arco de piedra, su larga capa azul forma una cortina elegante
mientras que un velo blanco alrededor de su cara apenas cubre al niño
Cristo. Por encima de ellos José se afana en la recogida de fruta. Esta
representación del padre en busca de comida para su familia, también,
habitual en la primera mitad del siglo XVI. La leche materna y las frutas
son recordatorios de la plena humanidad del hijo de Dios ... apariencia
que la Iglesia pretende recordar en este momento de crisis y la reforma
de la Fe.
En su formato original, cercano a la de la miniatura, mediante una
técnica de ejecución impecable y una rara calidad de conservación, esta
versión del Descanso en la huida a Egipto es a la vez uno de los
ejemplos más representativos de la producción de paisaje del Maestro.
100. En la opinión de los entendidos,
no es un pintor de primera fila,
aunque la producción que suele
atribuírsele tiene una cierta
calidad, es bastante correcta,
homogénea, pero trabajaba para
un público no excesivamente
refinado, y seguramente
pensando en una obra fácil
destinada a la exportación, como
parece desprenderse del
carácter dulzón y amable de
muchos de sus trabajos.
La pequeña tabla cumple todos
estos requisitos y con estos
precedentes, baste la mera
contemplación de la
reproducción que figura a
continuación, para formarse una
perfecta idea del alcance de este
anónimo pintor,
136. Este autor también llevó a cabo otro tipo de composiciones, en las que tenía que
romper esos esquemas que le caracterizan, para representar otro tipo de escenas
para el público que las demandaba, como las de carácter religioso, en la línea del
trabajo de otros pintores de su época.
Es el caso del importante tríptico conservado en el Museo del Prado, normalmente
no expuesto al público, pero accesible a través de internet en su catálogo online,
de donde procede esta imagen que reproducimos a continuación, en la que puede
apreciarse la calidad de su trabajo, mediano si lo comparamos con otros artistas de
su época, pero suficiente para triunfar entre una clientela que no siempre podía
permitirse el lujo de contratar los servicios de un gran maestro.
En este caso el tríptico representa la escena de la Anunciación, en el ala izquierda
del mismo, la escena central está dedicada al Nacimiento, escena hacia la que se
dirigen tres personas, el primero de los cuales un gaitero tocando su gaita, y la
escena de la derecha representa la Presentación en el Templo. Se trata de una
obra muy armónica, muy amable, en donde la Virgen María vestida de oscuro es la
protagonista del mismo.
137.
138.
139.
140.
141.
142.
143.
144. «Lamentación», del Maestro
de las medias figuras
femeninas, una tabla de
gran belleza que muestra la
pericia del autor para
conseguir rostros de suaves
facciones.
145.
146.
147.
148.
149. Esta presentación acompaña a la entrada
del blog
http://terradesomnis.blogspot.com.es/
Dedicada al Maestro de las Medias Figuras