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Benozzo Gozzoli: En equilibrio entre dos mundos
1.
2. Benozzo di Lese, más conocido como Benozzo Gozzoli –apodo
dado por Vasari- nació en 1420 en Florencia, hijo de una familia
de ricos comerciantes, tuvo acceso a una buena educación.
Aunque no sabemos en que talleres aprendió el oficio, a los 27
años, entró como discípulo o colaborador en el taller de Fra
Angélico, en las pinturas de las celdas 38 y 39 del Convento de
San Marcos, se encuentra la primera obra plenamente reconocida
del pintor.
Durante unos años, colaboró también con Ghiberti, en la
elaboración de las segundas puertas del Baptisterio de Florencia,
conocidas como las puertas del Paraíso, obra capital de los inicios
de Renacimiento italiano.
Aunque se había propuesto ser un simple pintor de províncias,
apartado de los grandes centros del poder, tuvo variados e
importantes encargos, tanto de Papas, como de obispos,
eclesiásticos y nobles, entre ellos destacan: los de la Capilla de
San Brizio en la Catedral de Orvieto – donde Miguel Ángel tomó
inspiración para la Capilla Sixtina-; los llamados frescos de
Montefalcó, donde representó escenas de la vida de San
Francisco; los frescos dela Capilla Medici que lo catapultaron
definitivamente a una fama bien merecida; los de la Capilla de
San Agustín en San Gimignano, donde nos explicó historias de la
vida del santo.
3. Nacido en un momento transcendental de la historia, lleno de
convulsiones, transformaciones y cambios de todo tipo, Gozzoli supo
mantenerse siempre en equilibrio entre las fuerzas del pasado –la
tradición- y aquellas que impulsaron la llegada del Mundo Moderno, el
Renacimiento.
Aunque no podemos saber si Gozzoli militó activamente en las filas del
humanismo, propugnado des de la Academia Platónica de Carregi,
fundada por los Medici en 1456, la estrecha colaboración y la importancia
del encargo recibido, en las pinturas del Palazzo Medici, nos lleva a
suponer, que así sería.
Aclamado por sus contemporáneos, concilió en su obra, los elementos
de gran belleza propios del final del gótico, que sus maestros Fra
Angélico y Ghiberti le inculcaron, con aquellos más modernos –dominio
de la perspectiva, representación del paisaje rural y/o urbano –
característicos de los nuevos tiempos que se estaban viviendo.
A pesar de ser caracterizado por los críticos y expertos como un
“maestro menor”, algunas de sus obras pueden ser catalogadas como
grandes obras maestras, dignas de ser recordadas.
Benozzo Gozzoli, murió en Pistoia en 1497, donde está enterrado.