La palabra pereza proviene del latín pigritia, que significa flojedad. La evolución fonética de pigritia a pereza se explica por la conversión de -ti- a -z-, la pérdida de la -g- interior, y el cambio de la -i- tónica a -e-. Los antónimos de la pereza incluyen actividad, prontitud, prisas y diligencia. Algunas frases relacionadas son almohada, cama, cobija y sueño.