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Ensayo sobre la muerte
- 1. La muerte es algo de lo que nadie puede escapar. La muerte sigue a la vida con tanta
seguridad como la noche sigue al día, el invierno sigue al otoño o la vejez sigue a la juventud.
Las personas se preparan para no sufrir cuando les llegue el invierno; se preparan para no
tener que sufrir en la vejez. ¡Pero pocos se preparan para la certeza aún mayor de la muerte!
A casi nadie le gusta hablar de la muerte; duele demasiado. Sin embargo, tarde o temprano,
todos tenemos que enfrentarnos a ella.
No hay nada que pueda prepararnos para la muerte de un padre, un esposo o un hijo. Esta
puede llegar de golpe o lentamente. Pero en todos los casos, el dolor que produce es inevitable
y sus efectos son devastadores.
La experiencia de la muerte en una persona cercana puede ser, sin duda, un detonante que nos
lleve a replantearnos nuestra propia vida. El modo de ver la muerte cambia según la edad, las
circunstancias y la formación de quién la experimenta más de cerca.
la muerte debe, por consiguiente, agradecerse tanto como se agradece la vida ya que esta es
necesaria; Si las personas vivieran para siempre, tarde o temprano empezarían a anhelar la
muerte. Sin la muerte, enfrentaríamos gran cantidad de nuevos problemas, desde la
superpoblación hasta el hecho de que las personas tuvieran que vivir para siempre en cuerpos
avejentados. La muerte hace espacio para la renovación y la regeneración.
El budismo ve la muerte como un período de descanso, como un sueño a partir del cual la vida
recobra energía y se prepara para nuevos ciclos de existencia. No hay ninguna razón para
temerle a la muerte, para odiarla o para buscar desterrarla de nuestras mentes.
La muerte no discrimina, nos despoja de todo. La fama, la riqueza y el poder son todos inútiles
en los solemnes momentos finales de la vida. Cuando el momento llega, en lo único que
podemos confiar es en nosotros mismos. Ésta es una confrontación imponente ante la cual nos
presentamos con la sola armadura de nuestra cruda humanidad, del registro real de lo que
hemos hecho, de cómo hemos escogido vivir nuestras vidas.
La biblia afirma que” Los muertos están como dormidos en el sentido de que se encuentran
inconscientes y no pueden hacer nada. Pero el Creador de la vida puede resucitarlos.
Dios ha prometido que cuando llegue el momento oportuno, los muertos que estén en su
memoria serán resucitados en un nuevo mundo justo.
Los que resuciten sabrán quiénes son y reconocerán a su familia y a sus amigos. Y aunque el
cuerpo ya se haya descompuesto, Dios les dará uno nuevo, pero serán las mismas personas que
antes”
Para morir bien, uno tiene que haber vivido bien. Para quienes han vivido fieles a sus
convicciones, para quienes han trabajado por llevar felicidad a los demás, la muerte puede
venir como un placentero descanso, como un sueño bien ganado después de un día de
agradable ejercicio.
El estar consciente de la muerte nos permite vivir cada día y cada momento lleno de
agradecimiento hacia la incomparable oportunidad que tenemos de crear algo durante nuestra
estadía en la Tierra. Creo que para disfrutar verdadera felicidad debemos vivir cada momento
como si fuese el último. El presente nunca volverá. Podemos hablar del pasado o del futuro,
pero la única realidad que tenemos es este momento presente. Y el confrontar la realidad de la