La geósfera está compuesta de tres capas principales: la corteza, el manto y el núcleo. La corteza es la capa más externa compuesta mayormente de rocas máficas y félsicas. Debajo se encuentra el manto, la capa más gruesa compuesta de rocas silíceas con alto contenido de hierro. El manto se vuelve más denso y viscoso con la profundidad. La capa más interna es el núcleo dividido en núcleo externo y interno, compuesto principalmente de hierro
4. Atendiendo al punto de vista de su composición química, la geósfera comprende tres
capas: corteza, manto y núcleo.
•Corteza (de 0 a 35 km de profundidad). Es el estrato de roca superficial sobre el
cual habitamos, cuyo grosor relativamente fino contempla una densidad media de 3,0
g/cm3. Esto incluye a los lechos marinos y las depresiones profundas. Está
conformada mayoritariamente por rocas máficas (silicatos de hierro y de magnesio),
rocas félsicas (silicatos de sodio, potasio y aluminio).
•Manto (de 35 a 2890 km de profundidad). Es la capa más gruesa de todas, compuesta
por rocas silíceas, con mayor contenido de hierro que la corteza. A medida que nos
adentramos en el manto, las temperaturas y las presiones se van haciendo colosales,
logrando un estado de semi-solidez en la roca que lo compone, capaz de permitir
el movimiento de las placas tectónicas y ser responsable de los temblores y
terremotos. Debido a la presión, la parte superior del manto se muestra menos
viscosa y más movible que la inferior, variando entre 1021 y 1024 Pa.s de magnitud.
•Núcleo (de 2890 a 6371 km de profundidad). La porción más interna del planeta, en
donde se hallan los materiales más densos (la Tierra es el planeta más denso
del Sistema Solar). El núcleo se divide a su vez en dos estratos: núcleo externo (de
2890 a 5150 km de profundidad) y núcleo interno (de 5150 a 6371 km de profundidad),
y está compuesto en su mayor parte por hierro (80%) y níquel, mientras que elementos
como el plomo y el uranio escasean.