El documento define el término "remanente" tal como se usa en el Antiguo Testamento. Se refiere generalmente a los israelitas que sobrevivían a calamidades como guerras o hambrunas y que Dios preservaba para continuar siendo su pueblo elegido. Aunque la mayoría apostataba, siempre había un pequeño grupo fiel que representaba a Dios y heredaba sus promesas. El Nuevo Testamento presenta a la iglesia cristiana como el nuevo remanente y depositaria de la voluntad de Dios.