El documento describe tres conflictos balcánicos causados por las aspiraciones de varias potencias europeas de anexionarse territorios del decadente Imperio Otomano en los Balcanes. En 1908, el Imperio Austrohúngaro se anexionó Bosnia y Herzegovina, lo que provocó dos guerras balcánicas entre 1912 y 1913. Estas guerras consolidaron a Serbia como potencia regional con el apoyo de Rusia, despertando los recelos de Austria-Hungría y acercándola a Alemania contra Rusia y Serbia.