El teatro romántico surgió en el siglo XIX como una reacción contra el teatro clásico. Se caracteriza por intrigas complicadas, fantasmas, ruinas y efectos visuales espectaculares. En España, el teatro romántico imitó el modelo francés y se representaron obras como Don Álvaro o la fuerza del sino de Duque de Rivas y Don Juan Tenorio de Zorrilla.