2. La vida es intensa y fugaz. Cuando nos queremos dar cuenta, todo pasó: lo bueno y lo malo; lo que nos dio euforia o nos deprimió; lo bien hecho y lo mal hecho; el florecimiento de la ilusión y la ilusión marchita; el poder, el éxito, las riquezas y el olvido; los sueños luminosos y la oscuridad de la rutina. Así es la vida: un ir y venir por distintos senderos que nos llevan a metas de esplendores o de sombras.
3. Lo que importa, lo esencial, lo que le da sentido a la existencia, es que todos los días rendimos examen ante la esperanza; no bajamos los brazos; buscamos la manera de sostener lo bueno logrado o de seguir luchando para conseguirlo.
4. A lo largo de nuestra larga (muy larga…) vida, hemos visto cómo montañas inaccesibles se convertían en polvo; o cómo estériles mesetas de pronto crecían en frondosos y espléndidos bosques. Son éstos, simbolismos de lo que el destino le reserva a cada ser. Y nos advierte, además, que todo pasa, todo se renueva y hasta todo se olvida.
5. Lo fundamental es darle a la vida un sentido ético, que rija nuestra trayectoria temporal con dignidad, prudencia, templanza y honor. Son las bases de una vida equilibrada que vale la pena de ser vivida, más allá de las mezquinas pasiones de la mediocridad. ERA Producciones