3. Nuevos acercamientos a los jóvenes y a la lectura
Michèle Petit
Los lectores se apropian de los textos, los hacen significar otras cosas, cambian el
sentido, interpretan a su manera deslizando su deseo en líneas: se pone en juego toda
la alquimia de la recepción. Nunca es posible controlar realmente la forma en que un
texto se leerá, entenderá, interpretará. […] p. 25
[…] leer le permite al lector, en ocasiones, descifrar su propia experiencia. Es el
texto el que “lee” al lector, en cierto modo el que lo revela; es el texto el que sabe mucho de él, de las regiones de él que no sabía nombrar. Las palabras del texto constituyen al lector. Lo suscitan. (pp. 36-37) […]
Los escritores nos ayudan a ponerle un nombre a los estados de ánimo por los que
pasamos, a apaciguarlos, a conocerlos mejor, a compartirlos. Gracias a sus historias,
nosotros escribimos la nuestra, entre líneas. Y desde el momento en que tocan lo más
profundo de la experiencia humana, la pérdida, el amor, el desconsuelo de la separación, la búsqueda de sentido, no hay razón para que los escritores no lleguen a todos
y cada uno de nosotros. (p. 37)
[…] en la literatura […] nos encontramos las palabras de hombres y de mujeres que
permiten a veces que se exprese lo más íntimo que hay en nosotros, que hacen surgir
a la luz del día a aquel, o aquella que no sabíamos entonces que éramos. Palabras, imágenes, en las que encontramos un lugar para nosotros, que nos dan acogida, que dibujan nuestros rasgos. Palabras que hacen pensar, como decía Breton en El amor loco,
“es verdaderamente como si yo me hubiera perdido y de pronto alguien viniera a darme noticias de mí mismo”. Textos que revelan al que lee, en el sentido en que se dice
“revelar” una foto, que sacan a la luz lo que, hasta ese momento, se encontraba sellado
y no podía decirse. (p. 77)
Los libros, y en particular los libros de ficción, nos abren las puertas de otro espacio, de otro modo de pertenecer al mundo. Los escritores nos regalan una geografía,
una historia, un paisaje en el cual recobrar el aliento.
Nos abren paso también hacia otro tiempo, en el que la capacidad de ensoñación
tiene libre curso, y permite imaginar, pensar otras formas de lo posible. […] Tiempo
de reflexión […] (p. 82)
4. La lectura, tal como se practica en la actualidad, invita a otras formas de vínculo
social, a otras formas de compartir, de socializar […] Leer […] es tener un encuentro
con la experiencia de hombres y de mujeres, de aquí o de otras partes, de nuestra época o de tiempos pasados, transcrita en palabras que pueden enseñarnos mucho sobre
nosotros mismos, sobre ciertas regiones de nosotros mismos que no habíamos explorado, o que no habíamos sabido expresar. Conforme pasan las páginas sentimos surgir
en nosotros a un tiempo la propia verdad más subjetiva, más íntima, y la humanidad
compartida. Y esos textos que alguien nos pasa, y que nosotros pasamos a la vez, representan la apertura hacia círculos de pertenencia más amplios, más allá del parentesco, de la localidad, de la etnicidad. (pp. 98-99)
Michèle Petit, Nuevos acercamientos a los jóvenes y a la lectura.
Traducción de Rafael Segovia y Diana Luz Sánchez.
México: FCE, 1999. (Espacios para la lectura)