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Lo inesperado de Blanca Estela Tallabas
Lo inesperado de Blanca Estela Tallabas
Lo inesperado
BLANCA ESTELA TALLABAS MORENO
© Gobierno del Estado de Coahuila de Zaragoza
© Secretaría de Cultura
© Consejo Editorial del Gobierno del Estado
Lo inesperado
BLANCA ESTELA TALLABAS MORENO
Cuauhtémoc sur 349
Saltillo, Coahuila
noviembre de 2019
Impreso en Saltillo, Coah., México
5
Presentación
Estamosrodeados dehistorias. Eso esunaverdad queresulta
obvia. Sin embargo, lo importante no es tanto lo que sucede
a nuestro alrededor, sino lo que hacemos con esas vivencias
y acontecimientos que día a día van formando parte de
nuestra existencia.
Este bello libro que ahora tienes en tus manos, es una
recopilación dehistorias que quizásconocíamosya,pero con
otros personajes,otras ubicaciones en tiempo y lugar,y otras
circunstancias.
Con un lenguaje sencillo, pero con un contenido literario
profundo,BlancaEstelaTallabasnosinvitaaconocerhistorias
que por desgracia nos resultan muy familiares: el maltrato a
las mujeres, la pobreza, la escasez del agua, el machismo, el
amor frustrado, en fin, temas que forman parte de nuestro
diario existir. Y para contar esos pasajes de vidas ajenas, la
autora echa mano del cuento, género literario tan en uso por
los escritores noveles y por grandes literatos, como Gabriel
García Márquez, Jorge Luis Borges o Juan Rulfo.
Julio Cortázar solía comparar al cuento, género literario
magistralmente manejado por él, con una esfera de cristal:
“es algo que tiene un ciclo perfecto e implacable; algo que
empieza y termina satisfactoriamente como la esfera, en que
ninguna molécula puede estar fuera de sus límites precisos”.
6
Javier Fuentes de la Peña
Director del Consejo Editorial del Estado de Coahuila
Aunque con lógicas limitaciones, la autora supo hilvanar en
Lo inesperado, un conjunto de historias que no sólo llaman la
atención del lector sino que también aluden al sentimiento
al presentar imágenes llenas de melancolía.
Sin proponérselo quizás, la escritora lagunera invita al lector
a reflexionar tras la lectura de cada uno de los diez cuentos
incluidos en este libro, y en eso reside uno de sus mayores
aciertos, pues las historias, aunque muchas tienen finales
contundentes, continúan en la mente del lector nutriéndose
desupropiasvivenciasyrecuerdos.Elescritorestadounidense
Edmund Wilson afirmabaqueno hay dospersonas quelean
igual el mismo libro, y eso mismo sucede con el de Blanca
Estela Tallabas, pues tiene muchas lecturas partiendo cada
una de ellas de la experiencia propia del lector.
El Gobierno del Estado de Coahuila de Zaragoza, a través
del Consejo Editorial, ha decido incluir a Lo inesperado en
su catálogo de publicaciones, pues éste no sólo contiene
textos queformanpartedenuestrahistoriapresenteypasada,
sino también relatos que reflejan la riqueza creativa y fuerza
expresiva de los autores coahuilenses.
Convencidosdequesóloatravésdelalecturapodemosaspirar
a ser mejores personas, te invitamos a disfrutar este libro,
pues además de momentos de entretenimiento, te regalará
también un universo de historias distintas que seguramente
enriquecerán tu propia historia.
7
Introducción
El presente trabajo es una compilación de cuentos. Son
relatos rescatados del diario vivir.
Probablemente se considere que los cuentos van
encaminados a una población infantil, éste no es el caso,
son para un público que ha dejado la infancia atrás; porque
si bien cumplen con el objetivo de entretener, también
incluyen conductas propias de adultos: Cómo se puede
llegar a perder la perspectiva, a cifrar nuestros anhelos y
esperanzas en personas ajenas, al enfrentamiento con la
adversidad y sucumbir también a la arrolladora fuerza del
amor.
Blanca Estela Tallabas Moreno
Lo inesperado de Blanca Estela Tallabas
9
Agradecimientos
Aprovecho este espacio para expresar mi agradecimiento
a Roberto, Azalia y Adriana que sufrieron junto conmigo
el proceso de gestación de este proyecto.
A mis padres, hermanos y amigos que con su apoyo y
aplauso me ayudaron a hacer el trabajo más ligero.
No puedo dejar de mencionar a Raúl Esparza por sus
atinadas sugerencias.
A todas esas personas que me sirvieron de inspiración,va
mi admiración y mi respeto.
Distinción aparte al Lic. Miguel Ángel Riquelme Solís,
gobernador del estado de Coahuila por la invitación a
formar parte de su programa editorial.
Así como al Lic. Javier Fuentes de la Peña, director del
Consejo Editorial, por la publicación de este trabajo.
Lo inesperado de Blanca Estela Tallabas
Lo inesperado de Blanca Estela Tallabas
Lo inesperado de Blanca Estela Tallabas
13
El anhelo
Todavía estaba oscuro,pero daba lo mismo porque en ese
sector proletario de la ciudad nunca hubo alumbrado
público. A esa hora sólo se oía el ladrar de los famélicos
perros callejeros y el canto de uno que otro gallo
desorientado.
Aurelia decidió levantarse, porque hoy le espera un largo
día, descalza corrió la cortina divisoria entre el rincón que
hacía las veces de cocina y el cuarto que compartía con
Matías, sabía que a él le molestaba el ruido y la luz.
Con la misma ropa que durmió, pues no tiene otra muda
limpia, porque hace tres días que no tienen agua corriente
de día y lo poco que juntó en la noche sólo alcanzará para
lo indispensable.
Antes de ir a su trabajo deja lista la comida de Matías:
frijoles en una cazuela y sopa del día anterior. El frío cala
hasta los huesos, mientras se asea un poco, Aurelia disfruta
un café negro, le sienta tan bien.
–¿Por qué ora vas más temprano?, todavía ni amanece…
–pregunta Matías amodorrado.
–Acuérdate que hoy viajan los señores y tengo que llegar
más temprano, a última hora siempre se les olvida todo.
Contrario a su costumbre, Matías se endereza.
14
–Espérame, te llevo al camión –le dice.
Cada uno sumido en sus pensamientos, atraviesan las diez
cuadras que los separan de la carretera.
Matías va contento, sabe que cuando los señores se van
le dejan a Aurelia 500 pesos para lo que se ofrezca en la
semana y aunque no se ofrezca nada ella se queda con el
dinero, como la última vez.
Avistan las luces del camión, es el primero del día, Aurelia
se sube y toma el primer asiento, dos horas es bastante
tiempo para pensar…
“Si yo le hubiera hecho caso a mi mamá y mejor me
hubiera juntado con Lino otra cosa sería, a lo mejor
hasta un niño tendría o quién sabe; Matías también
se veía buena gente y ahora nomás no le gusta algo o
le contesto y hasta en la boca me da”.
De regreso, Matías sabe de antemano que en la esquina
no habrá nadie, es demasiado temprano y hace mucho
frío, quizá le convendría entrar y almorzar calientito, ya le
tocaba hacerlo.
Toc,toc,toc,toc,se asoma Plinio porla puerta entreabierta.
–Quihubo compadre,vi prendido,y se me hizo raro.¿Pos
qué pasó?
–Fui a llevar a mi vieja al camión, pásale.
–¿Y eso?
–Hoy se van los patrones de viaje y siempre le dejan a
Aurelia 500 pesos, para lo que se ofrezca; ya estaba por ir
a buscarte, yo sé que tú madrugas.
15
–¿Y para qué soy bueno?
–Quiero que me hagas el paro, vamos a buscar a la Güera
para arreglar un asuntito.
Los dos amigos se dirigen a la esquina.
–Vamos a esperar a que abran la tienda –dice Matías–,
mientras, nos esperamos en el solecito –cada uno elige
una piedra y se sienta.
Aurelia llega a su destino, todavía no se levanta nadie;
mentalmente hace una lista de lo que tiene qué hacer:
primero recoger todo lo que se quedó tirado, empezando
con la cocina, la señora nunca recoge ni un popote;
enseguida barrer la calle, el doctor siempre le dice que
empiece por ahí; luego entrar y prepararles el desayuno, si
es que ya se levantaron. Hoy tiene que encargarse de meter
las maletas al auto –son tantas, como si fueran a durar
mucho y sólo es una semana–; yéndose ellos hacer la
limpieza a fondo, como si estuviera sucio: “si todos los
días limpio, porque la señora está bien al pendiente de
que desquite mi sueldo. De perdida una semana no los
voy a tener encima de mí, al menos a Jorgito, que es tan
tirador, con sus juguetes regados por toda la casa”.
Por segunda vez en el día Aurelia recuerda a su mamá: “si
tan sólo le hubiera hecho caso, a lo mejor no tuviera que
trabajar tanto…”
–¿Y cuál es el asuntito que traes con la Güera? –le pregunta
Plinio a Matías, ya con varias cervezas de por medio.
–Hace tiempo que le traigo ganas pero no se deja, quiere
que le compre un traje rojo que venden en el mercado,
seguro lo has visto, está en el local de Manuelita.
16
–Sí, creo que sí… pues si quieres vamos de una vez.
–Mira –dice Matías, con voz pastosa por la cerveza
ingerida–, ¿a poco no está bonito? –Y señala un traje de
dos piezas de estilo sobrio que está en el aparador de un
ruinoso establecimiento.
–Manuelita, ¡buenos días!, al rato venimos por él,
¡guárdemelo! –La anciana sonrió, pensando que Matías
ya tiene semanas viendo el dichoso traje.
Pasan por el mercado, y más adelante en una paupérrima
y minúscula vivienda tocan la puerta, dentro se oye el
llanto y el griterío de muchos niños. Sale a abrir una mujer
de mediana edad, que pregunta malhumorada –¡otra vez
tú!, ¿qué quieres?
–Conchita, háblele a la Güera, me urge –ella da media
vuelta y entre dientes murmura: siempre te urge, después
grita: ¡Güera, ahí te hablan!
Alisándose el cabello sale la Güera, una exuberante mujer
con el tinte rubio ya falto de retoque pero, aun así, muy
bonita.
–¿Ya me trais eso? –pregunta ansiosa.
–No, pero de esta noche no pasa, ora sí es seguro –contesta
Matías.
–Está bien, pero allá me lo llevas, a la cantina, entro a las
ocho.
Dándose vuelta cierra la puerta y se mete a bañar,ya tiene
su bote adentro, tampoco allí llega el agua en el día.
17
Mientras se enjabona se imagina con el traje rojo puesto.
“Parece que ahora sí se me va a hacer,no importa que me
tenga que acostar con ‘el Matías’. Si me pongo ese traje
para ir a pedir trabajo de secretaria a la fábrica de velas,
seguro que sí me lo dan,aunque no sepa escribir a máquina,
tampoco las otras han de saber, pero como van bien
vestidas…”
Con esos pensamientos se mete a la cama porque está
muy cansada,pasó toda la noche de pie,sirviendo bebidas,
soportando a todos esos borrachos diciendo puras
majaderías… –¡Cállelos, mamá, esos niños no me dejan
dormir!
De regreso Matías y Plinio van haciendo planes: primero
seguirán libando, ya arreglaron en la tienda: como Matías
va a tener el dinero en la tarde-noche va a poder pagar,
luego irán a recoger el traje.
–¡Apenas voy a completar! –le dice a Plinio.
–Oye, y Aurelia ¿no la va a hacer de emoción?
–¡No! –dice Matías– ese dinero ya es mío, bastante hago
con dejarla trabajar. La suegra me hace una carota cada
vez que me ve, cree que no sé que quería que Aurelia se
juntara con Lino, el gordo de la panadería.
Ya en su esquina los esperan todos los vagos del barrio,
Matías y Plinio se les integran y ahí ven pasar el día, sin
hacer nada, como siempre.
Al calor del alcohol Plinio comparte la experiencia de
Matías con los demás borrachos, todos miran embobados
al protagonista: –¡éste sí que tiene suerte, una mujer para
18
que lo mantenga y otra para disfrutar, porque esa Güera
está muy, pero muy bien.
Aurelia va saliendo de la casa donde trabaja, ve las
construcciones aledañas y le sube un poco el ánimo:“¡Qué
bonito lugar!, de perdida yo estoy aquí todo el día, aunque
me canse mucho, pero como bien, me puedo tomar hasta
mi coca, ver la televisión con el niño. ¡Ay!, ¡cómo está de
bonito!, ¡tan rosita y tan gordito!”, suspirando ve acercarse
el camión.
A medida que se va alejando empieza a pensar en Matías:
“no trabaja se pasa todo el día borracho, ni siquiera sirve
para juntar el agua, se pone de mal humor, deja el cuarto
todo tirado. ¡Qué razón tenía mi mamá! Si tan sólo no
tuviera que salir a trabajar a la calle, aguantando los
apretujones del camión, las miradas torvas y las palabras
obscenas”.
Volteando la mirada fuera del camión, piensa otra vez en
Matías: “¡Ojalá no esté enojado!, aunque seguro pronto
se le pasa, cuando vea que le pude traer de cenar lo que
sobró de la comida”.
Ya atravesó el camión media ciudad, empieza a vaciarse y
también se va el mal olor, le da tanto miedo cuando se
queda sola con los choferes, todos la ven disimuladamente
por el retrovisor,Aurelia es bonita y joven,no tanto como
la Güera, pero en otro estilo.
Ya casi oscurece, eso es lo malo del frío. Tendrá que
caminar sola hasta su casa.Casi no lo puede creer,Matías
la está esperando en la bajada del camión, al ponerse de
pie ella le mira la cara: “¡cuánto ha tomado!”
19
–¡Mira, cómo estás! ¡Ya ni la amuelas! –es lo primero que
le dice al bajar.
Matías le pasa el brazo por el hombro y mentalmente la
compara con la Güera, de todos modos le da gusto, hoy
fue un largo día, una larga espera.
A tropezones atraviesan las calles sin pavimentar, ya se
ven las primeras luces en los interiores de las casas. “¡Ojalá
que Manuelita no vaya a cerrar!”, –piensa Matías, por la
Güera no me preocupo, ella entra hasta las ocho.
Aurelia y Matías entran al cuartucho donde viven, ella se
dirige a la cocina para poner sobre la mesa la comida que
trae, Matías está atrás de ella y le pregunta con ansiedad:
–¿Qué pasó con los 500 pesos?
Aurelia, sin voltear, le responde:
–¡Nada!, a última hora decidieron no viajar.
Lo inesperado de Blanca Estela Tallabas
Lo inesperado de Blanca Estela Tallabas
Lo inesperado de Blanca Estela Tallabas
23
Agua triste
Ese 2 de noviembre, como todos los años, había que seguir
el ritual del Día de Muertos. Desde muy temprano y con
el candelillo, tomar el camión que las llevaría al panteón;
ese día tendrían que caminar más por la gran cantidad de
gente que asistiría; entre vendedores de cañas, de flores,
de velas y de comida casi ni se podía pasar.
Clara y Narciza, su suegra, llevaban un balde, una escoba
y sus propias flores pues en el mercado se conseguían más
baratas; por el hecho de compartir la vivienda, van juntas
en esa ocasión.
“Gracias a Dios que yo todavía no tengo muertos”, piensa
Clara para sus adentros.
Mientras atraviesan el panteón, cree que Narciza va
rezando pues va muy callada, cosa muy extraña en ella.
Al llegar a la lápida de doña Porfiria,la madre de Narciza,
ella empieza a llorar, a barrer y a acomodar las flores en
los depósitos.
A Clara le causa mucho asombro que su suegra todavía
llore con tanta amargura por su madre, si ya tiene más de
treinta años que falleció.
24
Ya casi para salir el sol inician con el rosario, su suegra
continúa llorando, hay momentos en que Clara también
siente ganas de hacerlo pues le da tristeza… es tan
profundo su dolor.
Después de un rato, sin que Narciza disminuya su llanto,
recogen las cosas y deciden retirarse.
–¿Por qué le llora tanto a su mamá?, creo que ya debería
de superar su muerte.
De regreso, al subirse al camión, Narciza de repente
empieza a hablar, como si estuviera sola:
–Cuando yo era niña,vivíamos en un ranchito de Durango
muy pequeño, como de 30 familias; la de nosotros estaba
formada por mis padres,mi hermano Pancho,mi hermana
Beba y yo.
La casita era muy pobre, estaba sobre una loma, tenía un
cuarto grande para todos y la cocinita, allá las faenas eran
desde muy temprano: llevar a moler el nixtamal para las
tortillas, alimentar a los animales, pero sobre todo ir por el
agua, eso era lo principal pues sin agua no hay nada; había
que dar varias vueltas con los baldes, subir la loma con
ellos era muy pesado, cada día nos turnábamos entre mis
hermanos, mi mamá y yo para el acarreo.
Cuando Pancho tendría 13 ó 14 años,emigró para Estados
Unidos como se estilaba, por aquellos años era muy fácil
ir y venir, no se necesitaban más que ganas, entonces la
obligación del agua se volvió más dura.
Mi mamá, aun cuando ella tenía otras actividades no se
escapaba del agua, por un motivo o por otro ella también
se sumaba al acarreo.
25
En ese tiempo, para las mujeres jóvenes, la única
alternativa aceptable era casarse y mi oportunidad llegó
pronto; mi futuro suegro apareció en el poblado con un
camión rabón muy destartalado y con él, en condiciones
similares, venía su hijo, yo sentí que el cielo se abría para
mí con semejante oportunidad.
Tras un breve noviazgo y una boda muy sencilla, con
vestido blanco y sin fiesta,me llevó a vivir con él a Parral,
a compartir la casa que le dejaron sus padres, con otro
hermano y su familia, con muchos problemas y
carencias… pero con agua.
Cada vez que yo abría alguna llave pensaba con tristeza
en mi madre, allá sola en el rancho con la carga del
acarreo, con mi padre no contaba para eso y ya Beba
también había seguido mis pasos, estaba felizmente casada
en Cd.Juárez, vivía en uncuarto para ella solay su marido…
y tenía agua.
Los años pasaron muy rápido, nacieron mis ocho hijos
uno tras otro, cada vez que podía yo volvía al rancho a ver
a mis padres, ellos estaban más viejos y cansados, se les
fueron terminando las ganas de muchas cosas, dejaron
de pasear, de ir a fiestas, de arar y hasta de visitar a sus
familiares, pero lo que nunca dejó de hacer mi pobre madre
fue ir al río por el agua.
Cuando mis hijos mayores ya estaban en condiciones de
viajar solos, esperábamos con ansia las vacaciones
escolares, ellos por montar los burros y tener esa sensación
de libertad y yo para que ayudaran a la abuela con el agua.
Mi padre murió y se quedó la viejita sola, nunca quiso
venir a vivir conmigo ni con Beba, decía que: “cada quien
26
en su casa y Dios en la de todas”, no era miedosa, al
contrario, disfrutaba mucho su soledad, pero seguía
acarreando agua del río.
Al empezar con los achaques propios de la edad, tampoco
quiso que fuéramos por ella, nosotros también teníamos
nuestros problemas: muchos hijos y poco dinero pero con
un mundo de diferencia, teníamos agua entubada y ella
no.
Me avisaron que estaba muy grave, fuimos por ella, la
internamos en el hospital. ¡Mi pobre viejita! Ya no salió
viva de ahí. La velamos en la casa y de ahí al panteón…
Ya sé que se pregunta por qué lloro tanto cuando venimos
a traer las flores; en todo el cementerio sólo hay una llave
con agua para los depósitos de las flores y esa llave,
casualmente, quedó a los pies de la tumba de mi madre.
Lo inesperado de Blanca Estela Tallabas
Lo inesperado de Blanca Estela Tallabas
29
Todo sigue igual
En la casa de Memo y Elena todo parece marchar a la
perfección, ellos son lo que se dice un matrimonio bien
avenido, ella le llama para desayunar después de llevar a
Memito y a Lorena a sus escuelas, como el pueblo es
pequeño en menos de diez minutos logra ese cometido.
Con Elenita, la hija de 10 años, la situación es diferente,
ella nació con un problema de parálisis cerebral que le
impidió un desarrollo normal, por lo que optaron por no
enviarla a la escuela, aunque a simple vista parece una
niña regular, tiene un ligero retraso y es la que más
acompaña a Elena.
El desayuno transcurre de manera cotidiana, él sentado
comiendo y ella parada, sirviendo, calienta las tortillas,
acerca el azúcar, la sal, la salsa o cualquier cosa; aunque
Elena tiene a Cande, la anciana tarahumara que está con
ella desde que nació, a Memo solamente lo atiende ella.
Cande permanece afuera, lavando, barriendo o hace otras
cosas hasta que Memo termina; luego entra y desayunan
ella y Elena.
El día continúa igual que todos, Memo tiene su taller
mecánico en lo que sería la cochera, allí hay infinidad de
herramientas; piezas mecánicas, latas de aceites y un ir y
venir de choferes y personas que solicitan los servicios de
30
Memo, al parecer hace bien su trabajo, su apariencia
denota una relación muy estrecha con el aceite y la grasa
automotriz.
Adentro Elena se ocupa de las labores domésticas, su casa
luce impecable, las camas tendidas, el baño muy limpio,
los cajones y las alacenas acomodadas en orden, todo en
esa casa representa organización, disciplina y pulcritud,
en contraste con la apariencia de Memo y Elena; ella a
pesar deverse limpia,despide un olor acre,a sudor,y Memo,
no se diga, tiene el olor de su taller incrustado en todo su
cuerpo.
La pareja vuelve a tener contacto a la hora de la comida,
la situación es similar con la diferencia de que ya están
presentes los tres hijos. Memo es un papá consentidor y
cariñoso, pregunta a sus hijos cómo les va, si ya hicieron
sus deberes, tiene buen sentido del humor y es ocurrente
por lo que la comida es un evento agradable a pesar de
que Elena siempre es más seria y callada.
Por la tarde Elena sigue ocupada, cose, teje frente al
televisor y supervisa las tareas escolares de sus hijos; los
niños después de terminar salen al patio a pasear en sus
bicicletas mientras Elena con el burro de planchar frente
a la ventana, los supervisa. Ya para oscurecer, Elenita,
Lorena y Memito, vuelven a la casa para bañarse, cenar e
irse a la cama.
Lo anterior ocurre con toda tranquilidad. Pero en un
descuido Memo ya no está en la casa, Elena atisba por las
ventanas sólo para confirmar sus sospechas, Memo ya se
le fue.
31
Y es ahí donde comienza su transformación: Elena entra
en un estado de ansiedad inconcebible, siente el estómago
revuelto, la cabeza es insuficiente para pensar, acuesta a
los niños que van a la escuela, les apaga las luces y los
conmina a dormirse, ella tiene mucha prisa, no se da
cuenta si se durmieron o no y es lo que menos le importa.
Se pone un chal en los hombros y le dice a Elenita que se
ponga la chamarra para que vaya con ella.
A esa hora y en ese lugar de la sierra, la temperatura ya
puede estar bajo cero, por tanto las callecitas están
desoladas, ellas empiezan a caminar hacia el centro del
pueblo, pasan por los frentes de las cantinas y lugares de
mala muerte, sin embargo no se detiene en ninguno;
pareciera que Memo se encuentra perdido y Elena no
quiere encontrarlo, durante todo el trayecto la madre
despotrica en contra del padre, lo que no se sabe es si
dialoga con Elenita o solamente va pensando en voz alta.
La pobre niña tiembla de frío, está cansada y tiene sueño,
pero tiene que acompañar a su madre, no se le ha ocurrido
negarse, lo considera como obligatorio.
Probablemente Elena ya sabe en cuál de los tugurios está
metido su marido y con quién, aunque no quiere hacer
nada, su estado de ansiedad es tal que no siente el frío, al
contrario siente tanto calor que suda, ese olor almizclado
que es tan característico en ella.
La poca gente que las encuentra en la calle no se extraña
de verlas, desde que Elenita pudo caminar, deambula por
las noches junto a su madre para espiar a su padre; unas
veces Elena se descontrola más que otras, llora, grita, se
pregunta cosas, le hace preguntas a Dios y ella misma se
las contesta, es un monólogo interminable.
32
Cuando ya recorrieron todo el pueblo, regresan las dos
con un dejo de desolación; por supuesto que Memo no
ha llegado, algunas veces lo hace, llega cayéndose de
borracho, otras no, cuando eso sucede regresa hasta el
amanecer, pero no hay indicios de que haya ingerido
alcohol. Es en esas ocasiones que Elena no duerme, piensa
y se imagina tantas cosas…
Al llegar el nuevo día, parece que “cargó las pilas”, se
levanta con nuevos bríos, levanta a los niños, los lleva a la
escuela, tiene prisa por regresar a su casa, camina
apresuradamente, Memo ya debe estar esperándola para
desayunar.
Efectivamente, él ya está sentado en la cocina. Con una
sonrisa le dice que sí, que ya va a desayunar; y todo sigue
igual.
Lo inesperado de Blanca Estela Tallabas
Lo inesperado de Blanca Estela Tallabas
35
Paravivir,hayque morir
Juan llega cansado a su casa, apenas oscurece aunque ya
son las nueve de la noche, en verano eso es muy común,
ansía darse un baño. Salinas es un lugar muy caluroso y
ha sudado mucho, aparte de lo que sangró; “esa mina
asesina te va a matar un día”, recuerda las palabras de su
abuela.
Apenas entra en la minúscula vivienda le invade un fuerte
olor a humanidad, Clara nunca se ha distinguido por ser
una buena ama de casa, el perro adentro, ropa regada por
todos lados, algunos juguetes y los trastos sucios de todo
el día; pero Juan hoy no quiere pelear, se siente muy mal.
–¿Tienes hambre? Quedaron lentejas de la comida –le
dice ella.
–No, no tengo hambre, me baño y me acuesto.
Poco a poco los ruidos se van apagando, los niños
terminaron su tarea y se fueron a dormir,Clara se aburrió
de ver la tele, se fumó el último cigarro del día en el patio
trasero y se metió a dormir pensando cómo le va a hacer
para conciliar el sueño con tanto calor,no se explica cómo
Juan puede roncar y dormir a pierna suelta.
A las tres de la mañana Juan la empieza a sacudir.
–Ayúdame… no puedo respirar… me duele mucho.
36
Clara se asusta, se levanta y lo que ve la hace gritar, Juan
está en un charco de sangre y ya no se mueve, ella sale
corriendo, a gritos levanta a sus vecinos; Ramiro y Sandra
escuchan lo que Clara entre el llanto y el susto dice y le
proponen llevar a Juan al hospital.
Ya empieza a tomar conciencia de lo que pasa, no tienen
servicio médico en la mina,con qué van a pagar,los niños
se quedaron solos, ojalá se hayan dormido otra vez, la
soledad se le deja venir a Clara de golpe, no tiene a quién
avisarle, su mamá vive en Estados Unidos y pocas veces
se comunica con ella; y Juan sólo tenía a su abuelita de 90
años, que falleció dos años atrás. Ella siempre le decía a
Juan: “esa mina te va a matar”; pero qué más se podía
hacer, había qué comer, pagar la luz, el agua y el parto de
Juanito; ya le habían dicho a Juan que todos los de la mina
mueren jóvenes, pero el caso de él era especial, hasta los
compañeros se burlaban de él.
–¡Tú no aguantas nada!;apenas entras a la mina y empiezas
a sangrar.
Lo de Juan era algo serio, no se estaba haciendo el en-
fermo, el mismo doctor se lo dijo:
–Tienes que dejar la mina, tú no eres para este trabajo,
búscate otro.
Cuando Juan salga del hospital ella va a insistirle para
que se busque otro trabajo.
Una mano se apoya en su hombro, es un médico jovencito,
probablemente un residente, tiene grandes ojeras; en tono
muy triste le dice:
–Lo siento, señora, su esposo acaba de morir…
37
Clara tiene que sentarse, no entiende el significado de lo
que escuchó, busca con la mirada a sus vecinos, que
alguien le explique, ¡no entiende, no entiende!
Lo inesperado de Blanca Estela Tallabas
Lo inesperado de Blanca Estela Tallabas
Lo inesperado de Blanca Estela Tallabas
41
Tansencillo
Ya tiene tocando un buen rato la puerta y nadie le abre,Lupe
comienza a desesperarse; ¡qué raro!, Martita nunca sale a
esta hora, a punto está de irse cuando oye un ruido dentro de
la vivienda, toca más fuerte y llama a Martita a gritos.
Lupe entra y mira a su alrededor, todo es muy extraño.
–¿Qué pasa, Martita?, la noto muy rara.
Martita ha estado llorando, sus ojos enrojecidos y su voz
entrecortada lo demuestran. Se sienta y como quien va a
dar una lección, comienza a hablar:
–Estoy metida en un grave problema –se aclara la garganta
y continúa– hace tiempo solicité un crédito en una
mueblería, para comprar una tele y me lo dieron, la escogí,
me la trajeron y empecé a pagar las mensualidades, no
había tenido problema, pero ya ves que me caí y no he
podido trabajar.
Martita vende tacos de birria en un triciclo que heredó de
su marido y el derecho a su esquina; la venta no deja gran
cosa, pero siempre vivieron de eso, así salieron sus hijos
adelante, sólo que a cuál más de ingrato, ninguno se
acuerda de ella, ya tiene más de setenta años, le duelen las
articulaciones, tiene la presión alta y es diabética, ni aun
así los hijos la ayudan.
42
Lupe es su clienta y amiga, sólo tiene 30 años pero la
estima y le preocupa lo que le pasa.
–Ahora no sé qué voy a hacer, me han estado mandando
los requerimientos, no les hago mucho caso, pero hoy
recibí uno muy amenazador, dice que si no pago van a
ejercer acción legal y no sé cuántas cosas más, en verdad
me siento muy desesperada.
Lupe se queda muy pensativa, y de repente con los ojos
iluminados por la emoción le dice:
–Ya sé lo que vamos a hacer, ponga un moño negro en la
puerta de su casa, y deje que sigan llegando esos papeles,
no les haga caso. Cuando ellos vengan a preguntar por
usted para embargarla o llevarla a la cárcel, nomás no abra
su puerta, al cabo que si nos preguntan, nosotros diremos:
“–Si buscan a Martita, ella desde cuando se murió, ¿que
no ven el moño negro en su puerta?”
Lo inesperado de Blanca Estela Tallabas
Lo inesperado de Blanca Estela Tallabas
45
Tony
El antro está a reventar, es como le gusta a Tony; con sus
amigos al lado, la mesa llena de cervezas y qué decir de la
música,aparte trae dinero para un “buen pase”;Tony es lo
que dice su mamá: un vago sin oficio ni beneficio, vive
siempre en los extremos, la situación en su casa cada vez
es peor, ya nadie le da dinero, tiene que realizar pequeños
hurtos entre las joyas de su madre, abuela, hermanas y en
breves oportunidades de las bolsas o el maletín de su papá.
De la escuela ni se diga, tiene reprobadas las siete materias,
sus asesores ya ni lo consideran parte de la universidad, a
ella sólo asiste por las chicas y la facilidad con que se
obtienen las drogas. El director y los maestros se cansaron
de hablar con los padres, de tratar de redimirlo, pero fue
inútil,Tony sigue en las mismas,dice que lo dejen vivir su
vida, que juventud nada más hay una, que él no le hace
mal a nadie y un sinfín de excusas para continuar con esa
actitud.
Tony no es tonto, ya comienza a percibir que es persona
non grata, cuando va a buscar a sus amigos de la infancia
a sus casas o con los padres de sus “amigovias”, cree que
hasta miedo le tienen. Sin embargo, eso no le importa.
Esa noche va a ser larga y promete mucho, tanto baile,
tanto trago y tanto estimulante, eso es todo. Tony sale
46
tambaleándose del lugar, va solo, los demás ya se han ido,
el aire fresco le da en la cara, tiene que buscar el auto y
manejar, probablemente su padre lo espere en la puerta
con su respectivo sermón.
Está tratando de meter la llave cuando siente que alguien
lo jalonea, no distingue bien, son tres, llevan
pasamontañas, lo introducen con fuerza en el auto, él
grita… nadie lo escucha.
–No tengas miedo, compita, si tu papi paga, no te va a
pasar nada.
Le tapan los ojos,lo empujan abajo del asiento,Tony siente
un frío que recorre su espalda y un pico de algo, cree que
es una pistola. Lo están secuestrando.
En uninstante le vuelve la cordura, pero no sabe por dónde
lo llevan,con los ojos tapados no se puede orientar,se oye
muy poco ruido, atraviesan unas vías de ferrocarril, luego
unos puentes, cree que están saliendo de la ciudad.
Entran en un camino de terracería casi cinco minutos
antes de que el auto se detenga, ahí hay más gente, lo
bajan a empellones, le atan las manos por detrás, lo meten
en un cuarto y lo arrojan al piso encima de un pestilente
colchón.
–Dame tu celular –le dice otra voz–; vamos a marcar a tu
casa,pídele a Dios que estén dispuestos a pagar,porque si
no…
Tony no ha dicho una sola palabra, tiene tanto miedo,
por lo menos no lo golpearon, a su mente acuden
imágenes dolorosas, la cara de su madre llorando, su padre
47
preocupado y también sus hermanos… Con qué van a
pagar, su papá tiene su “guardado”, pero qué injusto sería
si por salvarlo pierde sus ahorros, le ha costado mucho
esfuerzo ganarlo, probablemente les presten, pero hay que
pagar… “¿Y si no pagan?, ni me lo merezco”. Tony
comienza a llorar, muy quedito. Si no se hubiera estado
hasta tan tarde hubiera salido con todos y eso no hubiera
pasado, pero el hubiera no existe.
Sabe que ya amaneció porque oye unos gallos cantando y
el cloquear de los guajolotes, sin duda es un rancho.
También hay niños, escucha sus voces, van a la escuela,
le vuelven los recuerdos agridulces.
Entra una mujer al cuarto: –¿Quieres ir al baño? –pregunta–.
Tonyasiente,selevanta,ellaloguía aloquepareceunaletrina,
luego vuelven al cuarto.
–Come –dice ella, alargándole un plato–, porque tengo
que amarrarte otra vez –su voz es de alguien muy joven,
es la mamá de los niños que salieron a la escuela–. Esto
es rápido, si pagan pronto te vas a tu casa, ya están en eso.
–¿Dónde estoy?, ¿por qué me escogieron a mí? –Ella no
responde, recoge el plato y sale del cuarto, se oye que pone
un candado.
Tony piensa, tiene todo el día para eso,los niños regresan
de la escuela y juegan afuera, él los oye y añora su infancia.
“Si regreso me voy a portar mejor,voy a volver a la escuela,
voy a dejar las fiestas, el vicio, voy a ser mejor hijo, voy,
voy, voy…”
Ya está muy entumido, le duelen los brazos, la espalda, se
levanta y trata de ejercitarse como puede para mitigar el
dolor. Escucha ruidos… es el motor, es su coche…
48
–No quieren pagar,amigo,nosotros no estamos dispuestos
a regatear –percibe el olor a alcohol, están borrachos, son
tres voces diferentes, alguien le da una patada en un
costado, los demás se ríen, salen del cuarto y lo vuelven a
encerrar.
Llega otro día igual que el anterior, una ida al baño y una
sola comida, aunque Tony ni hambre tiene. Por la noche
lo vence el sueño, amanece otra vez.
No entiende lo que pasa por su cabeza, está muy
desubicado, lo que sí sabe es que si sale de esa, va a ser
una mejor persona, de eso está seguro, les ha fallado a
todos, hasta a la abuela, que siempre ha sido tan buena.
Cree que es de madrugada, oye ruidos, se nota mucha
inquietud, abren la puerta.
–Ya nos vamos, amigo, ¡párate!; ¡pronto, no tenemos
tiempo!
Tony tiene mucho miedo,pensaba:“¿A dónde me llevan?,
¿y si me llevan para matarme?”
Lo suben al carro, a empujones lo agachan, le dicen que
cierre la boca, de nuevo siente la pistola, el carro comienza
a rodar, está temblando, siente la adrenalina correr al
máximo, empieza a sudar.
Los hombres casi no hablan, como que ya saben lo que
tienen que hacer, se para el carro, le aflojan las manos al
chico y le dan instrucciones: –¡Bájate! Camina y no se te
ocurra voltear para atrás, cuenta hasta cien y te quitas el
trapo de los ojos: ¡Toma! –Siente que le ponen un billete
en la mano…
49
Se queda parado y escucha el carro alejarse… No sabe
qué hacer… Se quita la venda y trata de enfocar, pero no
ve nada, está mareado, se tiene que sostener en una pared,
pasan alrededor de cinco minutos, es una avenida poco
transitada, no la reconoce.
Comienza a caminar,a los pocos minutos ve que se acerca
un taxi, le hace la señal de alto y se detiene; se sube, le da
la dirección de su casa, ¡qué raro! Se le dificulta recordarla.
El taxi hace casi una hora para llegar a la casa de Tony, es
muy extraño, todas las luces están encendidas y hay
muchos carros estacionados afuera, parece que lo están
esperando…
Al entrar no puede reprimir el llanto, abraza a su mamá, a
la abuela, a los hermanos y a todos los que se acercan, a su
papá le pide perdón y le dice que ya no van a tener queja
de él, que le va a echar ganas a la escuela. Sin embargo,
Tony percibe algo muy extraño que no encaja; todos se
ven relajados, tranquilos… hay música, todos están
bailando, hay comida, todos están comiendo, charlando,
riendo.
Aparta un poco a su padre y le dice:
–No entiendo, los veo a todos tan tranquilos siendo que
yo casi me morí.
–De eso se trataba Tony, de que te murieras para que
pudieras vivir.
Lo inesperado de Blanca Estela Tallabas
Lo inesperado de Blanca Estela Tallabas
Lo inesperado de Blanca Estela Tallabas
53
A ser,se enseña
Remigio y Aurora no habían vuelto a tener un pleito tan
grande desde que llegaron a vivir a la ciudad con el pretexto
de que sus cuatro hijos fueran a una mejor escuela, cosa
que según ella no sucedió, porque la periferia donde
consiguieron el terreno en el que habían de fincar su casa,
difícilmente tendría una buena escuela, sólo eran unas
tapias con un montón de chiquillos sucios y descalzos y
el maestro no presentaba mejor aspecto, ni aun cuando
iba sobrio.
Ahora Remigio decía que Ramón, el mayor de los hijos,
tendría que acompañarlo al trabajo, consistente en vender
cigarros en las tiendas.
Aurora no pudo dormir esa noche, le dolía el estómago, la
cabeza, todo el cuerpo, discutir con Remigio la alteraba
demasiado… quizá por eso siempre cedía.
Esa mañana Ramón se fue con su padre, hicieron todo el
recorrido. El trabajo se convirtió en rutina, Ramón no
regresó a la escuela secundaria.
El siguiente fue David, apenas salió de la primaria y ya le
tenían trabajo asignado; si algún día Aurora tocaba ese
tema, Remigio la calmaba:
–Esto sólo es por mientras, ahorraremos un poco para
hacer crecer el negocio –decía.
54
–Pero Remigio, se les va a pasar el tiempo, en ninguna
escuela los van a aceptar –replicaba Aurora.
–No importa, para eso existe la escuela abierta, si los
muchachos me dejan, tendré que contratar empleados y
nunca vamos a salir de pobres, ojalá yo hubiera tenido un
padre con tanta visión, por eso a ustedes nunca les ha
faltado nada.
Ante tales argumentos todos guardaban silencio, no era
que a los chicos les interesara tanto asistir a clases, pero
aun en esa colonia proletaria todos los niños de su edad
iban a la escuela.
Para Aurora era como una piedra en el zapato, sólo que
Remigio sonaba tan convincente, ella a veces se
desesperaba, todo en la vivienda estaba a medias o mal
hecho, con materiales de ínfima calidad; hasta en la
comida se escatimaba en esa casa, no se diga la luz, el
agua, el gas y lo que significara un egreso monetario.
Aurora se conformó con vestir siempre prendas de
segunda mano, comprar muebles de la misma condición,
ir algún día de vacaciones o a algún lugar de recreo ni
soñarlo, para Remigio eso significaba un despilfarro. La
situación estaba tan controlada que tampoco él gastaba
en nada que no fuera indispensable.
Los muchachos se fueron acostumbrando poco a poco a
vivir así, se olvidaron de la escuela y se concentraron en el
trabajo, cuando le exigieron un sueldo a su padre éste se
los negó, sin embargo, después de múltiples pleitos accedió
a pagarles pero muy poco, aduciendo que lo demás lo
estaba ahorrando en un fondo común, con la intención
de que en un futuro todo mejoraría.
55
Durante las comidas les decía que iban a cambiarse a otra
colonia, a una casa bonita donde no estuvieran
amontonados, podrían comprarse ropas nuevas y hasta
un coche, pues los cigarros los repartían primero en
bicicletas y después en unas motos destartaladas que
desecharon en otro negocio.
Las hijas mujeres, hasta cierto punto se salvaron, siguieron
en la secundaria, pero eran las encargadas de tomar
pedidos, acomodar los paquetes de cigarros, ir por ellos
con el proveedor,llevar la contabilidad,diseñar las rutas y
todo lo que fuera surgiendo.
De vez en cuando Aurora se quejaba, porque la lavadora
no funcionaba y ya tenía tres meses así, o la plancha o la
licuadora, todo en esa casa era un sufrir.
Pero Remigio tenía muy claro que un futuro buenísimo
los estaba esperando, mientras los cuatro jóvenes tenían
que compartir la habitación, dividida por una cortina que
corrían en las noches y los papás dormían en su cama en
el cuarto que hacía las veces de sala-comedor.
Así fueron pasando los años y seguía la promesa de que
estaban forjando el patrimonio familiar.
Ramón encontró una chica, se enamoró y se fueron a
vivir juntos, en medio del drama paternal; por un tiempo
siguió trabajando con su papá, que le decía que regresara
a su casa con todo y mujer y así se ahorrarían la renta y
muchos gastos; sin embargo no cedió, buscó un trabajo
mejor, lo encontró y se fue; con ese pretexto pocas veces
visitaba su antiguo hogar.
A Remigio se le fue agriando el carácter.
56
–Los hijos son ingratos –decía a todo aquel que lo
escuchaba–. Miren a Ramón que no viene a ver a su
madre.
Al poco tiempo también David se unió a una chica, pero
él inmediatamente comenzó a trabajar en el negocio de
su suegro, una ferretería bastante próspera y no muy lejos
de sus padres, pero al igual que Ramón no volvió.
Empezó a hostigar a las hijas: –También ustedes se van a
largar y nos van a abandonar, y no se diga ayudarnos con
algo, quién sabe a quién habrán salido.
Las dos hijas aguantaban estoicamente los reclamos, de
la misma forma que aguantaron la vida de estrecheces,
con la mirada gacha y la boca cerrada.
A esas alturas Aurora ya no tenía ni fuerzas ni ánimo
para discutir. Fue en ese tiempo que empezó a estar
enferma, pero ni eso pudo detener los matrimonios de
sus hijas, una de ellas, Laurita, que era bastante agraciada,
se casó con un chico de buena posición y al día siguiente
de la boda se mudaron a vivir a otra ciudad.
Remigio no cabía de coraje, si de los otros que estaban a
la vuelta de la esquina no esperaba nada, de Laura menos.
Y las pocas veces que sus hijos varones los visitaban, lo
primero que les preguntaba era si habían traído algo, pues
ellos estaban en una situación difícil, desde que lo habían
dejado solo con el trabajo.
Pilar, la menor, también ya estaba en vísperas de casarse,
no tanto por amor, sino que se sentía cansada de la
cantaleta delpapá, de la miseria y de la sumisión de Aurora,
de sobra conocía que el amor es indispensable para un
57
buen matrimonio, pero no podía irle peor que ahí. Se casó
y siguiendo el modelo de sus hermanos, pocas veces volvió.
La enfermedad de Aurora se agravó, los gastos de
medicinas y doctores aumentaron y eso mortificaba a
Remigio más que el sufrimiento de su esposa, ella se volvió
más callada, se fue consumiendo, también el abandono
de los hijos la lastimaba profundamente, unas veces les
daba la razón y otras no.
La situación se volvió insostenible, Remigio escatimaba
en todo menos en recriminaciones y quejas, todo el día
vociferaba. Aurora sintió que no podía más y perdió las
ganas de vivir,todo le daba igual,dejó de bañarse, dejó de
tomarse las medicinas, de comer y de escuchar a Remigio.
Pocos días pudo estar así, y ya en su lecho de muerte,
cuando estaba agonizando, todavía Remigio le preguntó:
–¿Por qué los muchachos son así?; ¿por qué nunca vienen
a darnos nada?
–Porque a ser, se enseña, y murió.
Lo inesperado de Blanca Estela Tallabas
Lo inesperado de Blanca Estela Tallabas
Lo inesperado de Blanca Estela Tallabas
61
La fuerza del amor
Araceli y Lola desde la primaria se esperan una a la otra y
durante los recreos siempre están juntas, se ayudan en los
ejercicios y en las tareas, no es raro verlas por las tardes en
casa de alguna.
Sin embargo, al llegar a la adolescencia se ven muestras
claras de las diferencias entre ellas; a Lola le interesan
más los chicos que las clases, su primer novio lo tuvo a los
13 años y eso se ve reflejado en sus calificaciones, cuando
su madre la increpa, le contesta:
–Las calificaciones no son importantes, porque saliendo
de la secundaria, yo me caso y me voy de aquí.
Lola no es bonita, es de baja estatura, su cuerpo con
tendencia al sobrepeso, su cara demasiado redonda
coronada por una mata de pelo rebelde que sólo puede
controlar con una coleta muy apretada, sin embargo es
agradable y simpática, además de poseer una dentadura
casi perfecta que muestra cada vez que ríe, cosa que hace
muy a menudo.
Por el contrario Araceli tiende a ser más dedicada al
estudio, ella quiere ser química, su sueño es trabajar en un
laboratorio, con su bata blanca y al frente de un
microscopio, también los chicos la atraen, pero no les da
mucha importancia.
62
Araceli es de piel clara, con un cutis impresionante, alta y
delgada, con una abundante melena medio rizada y con
cierta altivez natural en sus maneras.
Sin embargo, el ser tan diferentes no es obstáculo para
que ellas se quieran tanto y compartan sus sueños tan
distintos.
Ambas son alegres, risueñas, platicadoras, amables, en
general son un par de chicas adorables; estas cualidades
las hacen muy populares entre sus compañeros y vecinos.
Entre ellos se encuentra Rubén, con él tienen buena
amistad pues siempre han vivido por el mismo rumbo y
todos los días se encuentran al salir de la secundaria para
tomar el mismo camión que los lleva de regreso a sus casas.
Araceli siente cierta ansiedad al percatarse que Rubén le
cede el asiento a Lola, luego ella le carga los libros en su
regazo y platican en un mundo aparte donde Araceli ve
que no ha sido invitada, eso la desconcierta mucho.
Esa tarde piensa que cómo es posible que Rubén prefiera
a Lola, si ella es más bonita y más inteligente, aunque
Rubén no es lo que se dice un muchacho guapo, más
bien es feo, muy alto y musculoso, pero feo.
La situación del camión se repite al otro día a pesar de
que Araceli puso más atención en su arreglo: se peinó
diferente, se puso perfume de su hermana mayor y un
poco de rímel, pero Rubén ni siquiera lo notó.
Llegó el fin de cursos de la secundaria, Lola y Rubén ya
son novios y con ese pretexto y que Araceli se va a preparar
para su examen de admisión, las amigas se separan; ya no
63
se ven en las tardes, ya no van al cine ni se platican, Araceli
no quiere saber cómo le va a su amiga con Rubén, no
puede superar que haya preferido a Lola.
La pareja ya no volvió a la escuela, han pasado dos años
desde que iniciaron su noviazgo, Araceli los ve todas las
noches juntos, contentos y felices.
Cuando le dan a escoger la escuela para estudiar química
prefiere irse a otra ciudad, no soporta verlos juntos, y es
allí donde se entera que Lola y Rubén han dejado de ser
novios, eso le da gusto.
Araceli va y viene a su ciudad natal durante los siguientes
años, en una ocasión se encuentra con Rubén y durante
esas vacaciones tienen una relación fugaz que finaliza en
nada.
Ella termina sus estudios, se queda en la empresa donde
practicó y donde le espera un futuro prometedor, poco a
poco olvida a Rubén, conoce otros muchachos y tiene
otras relaciones pero, esporádicamente, recuerda lo pasado
con desazón.
Al terminar Lola con Rubén, de inmediato se relacionó
con otro joven, al poco tiempo se embaraza y se va a vivir
con él, tienen más hijos y se convierten en una pareja
estable, con muchas estrecheces económicas pues ella no
trabaja, viven en casa de los suegros pero aparentemente
es feliz.
A Rubén no le va tan bien, empieza a consumir drogas, a
juntarse con personas no muy recomendables, se relaciona
con sus parejas en forma violenta y con mucho conflicto.
64
Araceli pierde contacto con los dos, se casa con Domingo,
su jefe inmediato, ambos siguen estudiando y escalando
puestos, forman una familia con hijos sanos, educados y
un futuro muy próspero, pues cada vez les va mejor.
Domingo y ella se quieren, se respetan y comparten los
mismos ideales.
Han pasado 30 años desde que Lola y Araceli dejaron
atrás su amistad, de vez en cuando se ven, cuando visitan
a sus respectivos padres y se saludan con afecto, se cuentan
algunas cosas de sus hijos y de sus vidas, pero nada ha
vuelto a ser igual.
Araceli jamás entendió cómo Rubén pudo preferir a Lola.
Un día se encuentran ella y él, se saludan, hacía tanto que
no se veían, Araceli luce bien; con su ropa de calidad y sus
accesorios ajuego, ella se baja de su carro demodelo reciente
y Rubén, empobrecido, a pie, le cuenta que durante mucho
tiempo por las drogas le fue muy mal; pero que ahora está
rehabilitado y trata de rehacer su vida con una conocida de
ambos.AAracelile da gustoverlo,lofelicitaporsuintención
de seguir adelante y lo conmina a hacer las cosas bien,
ninguno de los dos menciona a Lola.
Ya para despedirse Rubén le dice a Araceli:
–Oye no cabe duda que ha pasado mucho tiempo, que ya
estamos viejos, tanto que por poco no te reconozco.
Ella es inteligente y entiende que, a pesar de su arreglo y
cuidado, Rubén la vio vieja, no le dio importancia al
comentario, pero le dolió.
65
El destino quiso que una noche, en una fiesta religiosa,
Rubén se acercara a Araceli a ofrecerle alguna mercadería
en venta y al reconocerla, lo primero que le dice:
–Oye, mira, qué casualidad, acabo de ver a Lolita, anda
por allá con una de sus hijas, por si quieres saludarla.
Ella camina hacia la dirección que Rubén le indicó y ve a
una Lola obesa, encanecida, con la piel ajada y el paso de
los años encima.
Y mientras se saludan ella no deja de pensar en la cara de
felicidad de Rubén cuando le dijo que acababa de ver a
Lola. “No cabe duda, ¡Rubén siempre la amó!”
Lo inesperado de Blanca Estela Tallabas
Lo inesperado de Blanca Estela Tallabas
Lo inesperado de Blanca Estela Tallabas
69
Buen esposo
Arturo la mira retirarse y se contiene para no detenerla,
las lágrimas amenazan con salirse de sus ojos, pocas veces
se ha sentido tan triste, tan desolado…
Martina no quiso ceder, ella necesitaba un espacio y él
quería casarse con ella, no tanto como casarse sino
retenerla, controlarla, manipularla, qué difícil le fue ser
joven, ese proceso de alcanzar la madurez que duele tanto.
El despecho hizo que Arturo tomara decisiones
precipitadas como dejar la escuela, empezar a trabajar y la
más importante comenzar una relación formal con Sara,
ya que para nadie era un secreto la predilección de ella
por él y,con un poco de presión de parte de las dos familias,
la relación terminó con una ruidosa boda.
De ahí en adelante para Arturo fue el infierno, Martina
siempre estuvo presente en sus pensamientos; desde que
pidieron la mano de Sara se preguntaba antes de dormir,
qué hubiera pasado en casa de Martina, cómo hubiera
reaccionado, ¿le daría gusto, estaría contenta?, lo peor era
al día siguiente cuando se sentía como si estuviera crudo,
con un sentimiento de culpa muy grande; lo menos que
podía hacer era mostrarse más cariñoso con Sara y más
tolerante con sus próximos parientes políticos, en medio
del caos que una boda encierra.
70
Su noche de bodas era un recuerdo muy vívido, creyendo
que quien lo acompañaba era Martina, le preocupaba
mucho que ella se enterara de su estado civil reciente, por
ningún motivo quería causarles alguna mortificación a
Martina ni a Sara.
Durante los primeros años de matrimonio no hubo un
solo día que no recordara a Martina, por un detalle, una
palabra o alguna situación, y automáticamente pensaba
que quizá Sara se daba cuenta y qué iba a hacer él para
reivindicarse.
Si bien en ese matrimonio la que amaba más era Sara, se
presentaban problemas como decidir dónde pasar las
navidades, si en casa de los papás de él o de ella, o de qué
color pintar la sala, Arturo creía que esas diferencias tenían
que ver con su amor por Martina, e inmediatamente hacía
su mejor esfuerzo por ser más condescendiente con su
mujer, al llegar los hijos con regularidad los comparaba
con Martina, si los hubiera engendrado con ella, serían
así o mejores.
Un día coincidieron en un evento público, habían pasado
casi diez años desde que se vieran por última vez, la vio de
lejos con el esposo y sus tres hijos, ella igual de bonita,
muy delgada, se veía que le iba bien; durante los siguientes
tres meses volvió a recordarla con la misma obsesión de
los primeros años y para que Sara no se diera cuenta la
trataba con más atenciones; de hecho sus suegros lo
adoraban, constantemente lo ponían como ejemplo a sus
otros yernos, aconsejaban a Sara para que fuera una esposa
ejemplar, puesto que debía estar a la altura de Arturo.
Sara y Arturo han pasado muchos años juntos, sin nubes
que oscurezcan sus vidas, ya los hijos son adultos, se han
71
ido en busca de nuevos horizontes. Arturo y su esposa
continúan con sus vidas pero él nunca olvida a Martina,
si se van de vacaciones ella está en su pensamiento;
igualmente si lo ascienden en el trabajo; en caso de algún
accidente, qué postura habría tenido ella, cómo hubiera
reaccionado. Todo eso lo obliga a portarse mejor con su
esposa, puesto que los remordimientos no lo dejan en paz.
Hoy tienen una visita al jardín de niños donde asisten
sus nietos, van a festejar el día de los abuelos, ellos llegan
temprano para poder escoger un buen lugar dónde sentarse
y ven cómo van apareciendo los demás. De repente los
ve, allí están Martina y su esposo, ella ha engordado un
poco, va sin maquillaje y con zapatos de piso, tiene todo
el aspecto de una matrona, durante el evento se le ve feliz,
Arturo no deja de observarlos, ve la complicidad de un
matrimonio bien avenido, igual que el suyo, aplauden
cuando aparece el nieto, como hacen ellos, y se dan el
tiempo de ir a festejar, también como hacen ellos…
Arturo comprende muchas cosas de golpe; ya se terminó
el convivio, todos los abuelos empiezan a abandonar sus
sitios. Se levanta rápidamente, va hacia Martina que está
de espaldas, pone una mano en su hombro y cuando ella
voltea, le dice:
–¡Gracias!, Martina lo reconoce y le pregunta:
–¿Gracias?, ¿por qué?
–Por haber hecho de mí un buen esposo.
Lo inesperado de Blanca Estela Tallabas
Lo inesperado de Blanca Estela Tallabas
Lo inesperado de Blanca Estela Tallabas
75
Suelesuceder
Todos miraban al peludo animal con gran asombro,
primero les dio miedo, luego decidieron llevárselo a su
casa. Usualmente las visitas a la granja de la abuela eran
maravillosas, pero el haber encontrado esa tarántula de
gran tamaño no tiene comparación.
–Papá, ¿crees que mi mamá la acepte?
–Bueno, vamos a intentarlo, pero tenemos que hacernos
responsables del animalito.
–O sea, ¿que nosotros vamos a darle de comer y a limpiarle?
–Preguntó Cristian, uno de los gemelos.
–¡Pues claro, tonto!– respondió Elián.
Cuando llegan a casa, la mamá pone el grito en el cielo,
no se imagina tener semejante animal viviendo con ellos;
sin embargo, después de pensarlo un poco acepta, en parte
para darles alguna obligación y tener con qué presionarlos.
Con esta ya son tres mascotas, la perrita pekinés y el
canario que canta en la ventana de la cocina.
Al pasar los días se fueron acostumbrando a la araña,
llegaban de la escuela y se tiraban de panza a verla en una
caja donde la tenían; le ponían cucarachas muertas, grillos
y agua.
76
A la semana se dieron cuenta que el animalito no comía,
todo estaba intacto y empezaron a preocuparse, cuando
lo comentaron con su papá decidieron llevarla con el
veterinario.
–En efecto, dijo el médico, el animalito no come porque
no es carroñero, se alimenta de otros animales pero aún
vivos, porque cazar es parte de su naturaleza, consigan
grillos, moscas o cucarachas, yo les puedo proveer
algunos…
Eso tranquilizó a la madre, pues no se imaginaba corriendo
tras los bichos para dárselos vivos a la araña.
–También tienen que guardarla bien para que no escape,
aquí tengo una jaulita que les puede servir, en una caja el
animalito se va a estresar. Les voy a dar algunas
indicaciones por escrito, procuren no tocarla mucho,
porque aunque no son agresivos, ni tóxicos, los puede
morder.
Después de dos horas de consulta y 600 pesos menos,
Manuel, el papá de los gemelos, comenta con su esposa:
–ya ni fui a la oficina, en verdad me preocupaba saber que
el animal no había comido nada o si tenía sed.
–Bueno, ya, tranquilo, ya está en la jaulita y ya tiene
alimento.
Los días transcurren. Los esposos consienten tener
mascotas para que sus hijos convivan mejor entre ellos y
con sus amigos.
Se establece una rutina, cuando llegan los niños de la
escuela, después de dejar sus mochilas, lo primero que
hacen es ver a la araña.
77
A Alicia le agrada ver con qué cuidado la tocan y la ternura
con que le hablan.
–Mis hijos tienen muy buen corazón –dice para sus
adentros. Cada día se convence más de que el hecho de
tener una tarántula en casa no es una locura, como
aseguran sus parientes y amigos.
Sin embargo, un detalle altera la estabilidad hogareña, una
mañana que no hay gente en la casa, el timbre de la puerta
empieza a sonar insistentemente, la perrita comienza a
ladrar y eso inquieta también a la tarántula, es tanto el
ajetreo entre estas dos que la perrita tira la jaula de manera
accidental, la mesita donde estaba mide un metro, altura
considerable para la pobre araña.
Alicia recoge a los niños en la escuela y allá decide ir por
Manuel y comer fuera en algún lugar cerca de su oficina.
Casi son las cuatro de la tarde cuando regresan a la casa,
y grande es su sorpresa al ver la jaula en el piso.
–¡Pobrecita!,está muy lastimada.Cristian y Elián están al
borde del llanto.
Alicia decide avisarle a Manuel por teléfono, a ella la altera
el estado de angustia de los niños.
Al oír el tono de la voz, Manuel queda de encontrarlos
con el veterinario.
–Probablemente tiene cuatro patitas rotas por eso no se
mueve con facilidad –dice el médico.
–¿Y no la pueden enyesar o algo, doctor?
78
–No, Cristian, yo les recomiendo que mejor hay que
ponerla a dormir.
Los gemelos empiezan a llorar, a Alicia y a Manuel se les
desgarra el corazón de verlos.
–No se preocupen, aquí la podemos sacrificar y no va a
sufrir.
–¿Le va a doler, doctor? –pregunta Elián, en medio del
llanto.
-No,no le va a doler,yo me encargo,es un piquetito,se va
quedando dormida y aquí mismo la incineramos.
Un poco reconfortados, Manuel y su familia salen después
de pagar la consulta y la incineración a la recepcionista.
Al oír que se cierra la puerta el veterinario le da un zapatazo
a la tarántula y la bota al cesto de la basura.
79
Índice
Presentación 5
Introducción 7
Agradecimientos 9
El anhelo 13
Agua triste 23
Todo sigue igual 29
Para vivir, hay que morir 35
Tan sencillo 41
Tony 45
A ser, se enseña 53
La fuerza del amor 61
Buen esposo 69
Suele suceder 75
Lo inesperado de Blanca Estela Tallabas
Loinesperado
BLANCA ESTELA TALLABAS MORENO
Esta obra fue editada por el Consejo Editorial del Estado
e impresa en sus Talleres Gráficos
“Profr. Arturo Berrueto González”
Noviembre de 2019
El tiraje fue de 500 ejemplares
Lo inesperado de Blanca Estela Tallabas

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Lo inesperado de Blanca Estela Tallabas

  • 3. Lo inesperado BLANCA ESTELA TALLABAS MORENO
  • 4. © Gobierno del Estado de Coahuila de Zaragoza © Secretaría de Cultura © Consejo Editorial del Gobierno del Estado Lo inesperado BLANCA ESTELA TALLABAS MORENO Cuauhtémoc sur 349 Saltillo, Coahuila noviembre de 2019 Impreso en Saltillo, Coah., México
  • 5. 5 Presentación Estamosrodeados dehistorias. Eso esunaverdad queresulta obvia. Sin embargo, lo importante no es tanto lo que sucede a nuestro alrededor, sino lo que hacemos con esas vivencias y acontecimientos que día a día van formando parte de nuestra existencia. Este bello libro que ahora tienes en tus manos, es una recopilación dehistorias que quizásconocíamosya,pero con otros personajes,otras ubicaciones en tiempo y lugar,y otras circunstancias. Con un lenguaje sencillo, pero con un contenido literario profundo,BlancaEstelaTallabasnosinvitaaconocerhistorias que por desgracia nos resultan muy familiares: el maltrato a las mujeres, la pobreza, la escasez del agua, el machismo, el amor frustrado, en fin, temas que forman parte de nuestro diario existir. Y para contar esos pasajes de vidas ajenas, la autora echa mano del cuento, género literario tan en uso por los escritores noveles y por grandes literatos, como Gabriel García Márquez, Jorge Luis Borges o Juan Rulfo. Julio Cortázar solía comparar al cuento, género literario magistralmente manejado por él, con una esfera de cristal: “es algo que tiene un ciclo perfecto e implacable; algo que empieza y termina satisfactoriamente como la esfera, en que ninguna molécula puede estar fuera de sus límites precisos”.
  • 6. 6 Javier Fuentes de la Peña Director del Consejo Editorial del Estado de Coahuila Aunque con lógicas limitaciones, la autora supo hilvanar en Lo inesperado, un conjunto de historias que no sólo llaman la atención del lector sino que también aluden al sentimiento al presentar imágenes llenas de melancolía. Sin proponérselo quizás, la escritora lagunera invita al lector a reflexionar tras la lectura de cada uno de los diez cuentos incluidos en este libro, y en eso reside uno de sus mayores aciertos, pues las historias, aunque muchas tienen finales contundentes, continúan en la mente del lector nutriéndose desupropiasvivenciasyrecuerdos.Elescritorestadounidense Edmund Wilson afirmabaqueno hay dospersonas quelean igual el mismo libro, y eso mismo sucede con el de Blanca Estela Tallabas, pues tiene muchas lecturas partiendo cada una de ellas de la experiencia propia del lector. El Gobierno del Estado de Coahuila de Zaragoza, a través del Consejo Editorial, ha decido incluir a Lo inesperado en su catálogo de publicaciones, pues éste no sólo contiene textos queformanpartedenuestrahistoriapresenteypasada, sino también relatos que reflejan la riqueza creativa y fuerza expresiva de los autores coahuilenses. Convencidosdequesóloatravésdelalecturapodemosaspirar a ser mejores personas, te invitamos a disfrutar este libro, pues además de momentos de entretenimiento, te regalará también un universo de historias distintas que seguramente enriquecerán tu propia historia.
  • 7. 7 Introducción El presente trabajo es una compilación de cuentos. Son relatos rescatados del diario vivir. Probablemente se considere que los cuentos van encaminados a una población infantil, éste no es el caso, son para un público que ha dejado la infancia atrás; porque si bien cumplen con el objetivo de entretener, también incluyen conductas propias de adultos: Cómo se puede llegar a perder la perspectiva, a cifrar nuestros anhelos y esperanzas en personas ajenas, al enfrentamiento con la adversidad y sucumbir también a la arrolladora fuerza del amor. Blanca Estela Tallabas Moreno
  • 9. 9 Agradecimientos Aprovecho este espacio para expresar mi agradecimiento a Roberto, Azalia y Adriana que sufrieron junto conmigo el proceso de gestación de este proyecto. A mis padres, hermanos y amigos que con su apoyo y aplauso me ayudaron a hacer el trabajo más ligero. No puedo dejar de mencionar a Raúl Esparza por sus atinadas sugerencias. A todas esas personas que me sirvieron de inspiración,va mi admiración y mi respeto. Distinción aparte al Lic. Miguel Ángel Riquelme Solís, gobernador del estado de Coahuila por la invitación a formar parte de su programa editorial. Así como al Lic. Javier Fuentes de la Peña, director del Consejo Editorial, por la publicación de este trabajo.
  • 13. 13 El anhelo Todavía estaba oscuro,pero daba lo mismo porque en ese sector proletario de la ciudad nunca hubo alumbrado público. A esa hora sólo se oía el ladrar de los famélicos perros callejeros y el canto de uno que otro gallo desorientado. Aurelia decidió levantarse, porque hoy le espera un largo día, descalza corrió la cortina divisoria entre el rincón que hacía las veces de cocina y el cuarto que compartía con Matías, sabía que a él le molestaba el ruido y la luz. Con la misma ropa que durmió, pues no tiene otra muda limpia, porque hace tres días que no tienen agua corriente de día y lo poco que juntó en la noche sólo alcanzará para lo indispensable. Antes de ir a su trabajo deja lista la comida de Matías: frijoles en una cazuela y sopa del día anterior. El frío cala hasta los huesos, mientras se asea un poco, Aurelia disfruta un café negro, le sienta tan bien. –¿Por qué ora vas más temprano?, todavía ni amanece… –pregunta Matías amodorrado. –Acuérdate que hoy viajan los señores y tengo que llegar más temprano, a última hora siempre se les olvida todo. Contrario a su costumbre, Matías se endereza.
  • 14. 14 –Espérame, te llevo al camión –le dice. Cada uno sumido en sus pensamientos, atraviesan las diez cuadras que los separan de la carretera. Matías va contento, sabe que cuando los señores se van le dejan a Aurelia 500 pesos para lo que se ofrezca en la semana y aunque no se ofrezca nada ella se queda con el dinero, como la última vez. Avistan las luces del camión, es el primero del día, Aurelia se sube y toma el primer asiento, dos horas es bastante tiempo para pensar… “Si yo le hubiera hecho caso a mi mamá y mejor me hubiera juntado con Lino otra cosa sería, a lo mejor hasta un niño tendría o quién sabe; Matías también se veía buena gente y ahora nomás no le gusta algo o le contesto y hasta en la boca me da”. De regreso, Matías sabe de antemano que en la esquina no habrá nadie, es demasiado temprano y hace mucho frío, quizá le convendría entrar y almorzar calientito, ya le tocaba hacerlo. Toc,toc,toc,toc,se asoma Plinio porla puerta entreabierta. –Quihubo compadre,vi prendido,y se me hizo raro.¿Pos qué pasó? –Fui a llevar a mi vieja al camión, pásale. –¿Y eso? –Hoy se van los patrones de viaje y siempre le dejan a Aurelia 500 pesos, para lo que se ofrezca; ya estaba por ir a buscarte, yo sé que tú madrugas.
  • 15. 15 –¿Y para qué soy bueno? –Quiero que me hagas el paro, vamos a buscar a la Güera para arreglar un asuntito. Los dos amigos se dirigen a la esquina. –Vamos a esperar a que abran la tienda –dice Matías–, mientras, nos esperamos en el solecito –cada uno elige una piedra y se sienta. Aurelia llega a su destino, todavía no se levanta nadie; mentalmente hace una lista de lo que tiene qué hacer: primero recoger todo lo que se quedó tirado, empezando con la cocina, la señora nunca recoge ni un popote; enseguida barrer la calle, el doctor siempre le dice que empiece por ahí; luego entrar y prepararles el desayuno, si es que ya se levantaron. Hoy tiene que encargarse de meter las maletas al auto –son tantas, como si fueran a durar mucho y sólo es una semana–; yéndose ellos hacer la limpieza a fondo, como si estuviera sucio: “si todos los días limpio, porque la señora está bien al pendiente de que desquite mi sueldo. De perdida una semana no los voy a tener encima de mí, al menos a Jorgito, que es tan tirador, con sus juguetes regados por toda la casa”. Por segunda vez en el día Aurelia recuerda a su mamá: “si tan sólo le hubiera hecho caso, a lo mejor no tuviera que trabajar tanto…” –¿Y cuál es el asuntito que traes con la Güera? –le pregunta Plinio a Matías, ya con varias cervezas de por medio. –Hace tiempo que le traigo ganas pero no se deja, quiere que le compre un traje rojo que venden en el mercado, seguro lo has visto, está en el local de Manuelita.
  • 16. 16 –Sí, creo que sí… pues si quieres vamos de una vez. –Mira –dice Matías, con voz pastosa por la cerveza ingerida–, ¿a poco no está bonito? –Y señala un traje de dos piezas de estilo sobrio que está en el aparador de un ruinoso establecimiento. –Manuelita, ¡buenos días!, al rato venimos por él, ¡guárdemelo! –La anciana sonrió, pensando que Matías ya tiene semanas viendo el dichoso traje. Pasan por el mercado, y más adelante en una paupérrima y minúscula vivienda tocan la puerta, dentro se oye el llanto y el griterío de muchos niños. Sale a abrir una mujer de mediana edad, que pregunta malhumorada –¡otra vez tú!, ¿qué quieres? –Conchita, háblele a la Güera, me urge –ella da media vuelta y entre dientes murmura: siempre te urge, después grita: ¡Güera, ahí te hablan! Alisándose el cabello sale la Güera, una exuberante mujer con el tinte rubio ya falto de retoque pero, aun así, muy bonita. –¿Ya me trais eso? –pregunta ansiosa. –No, pero de esta noche no pasa, ora sí es seguro –contesta Matías. –Está bien, pero allá me lo llevas, a la cantina, entro a las ocho. Dándose vuelta cierra la puerta y se mete a bañar,ya tiene su bote adentro, tampoco allí llega el agua en el día.
  • 17. 17 Mientras se enjabona se imagina con el traje rojo puesto. “Parece que ahora sí se me va a hacer,no importa que me tenga que acostar con ‘el Matías’. Si me pongo ese traje para ir a pedir trabajo de secretaria a la fábrica de velas, seguro que sí me lo dan,aunque no sepa escribir a máquina, tampoco las otras han de saber, pero como van bien vestidas…” Con esos pensamientos se mete a la cama porque está muy cansada,pasó toda la noche de pie,sirviendo bebidas, soportando a todos esos borrachos diciendo puras majaderías… –¡Cállelos, mamá, esos niños no me dejan dormir! De regreso Matías y Plinio van haciendo planes: primero seguirán libando, ya arreglaron en la tienda: como Matías va a tener el dinero en la tarde-noche va a poder pagar, luego irán a recoger el traje. –¡Apenas voy a completar! –le dice a Plinio. –Oye, y Aurelia ¿no la va a hacer de emoción? –¡No! –dice Matías– ese dinero ya es mío, bastante hago con dejarla trabajar. La suegra me hace una carota cada vez que me ve, cree que no sé que quería que Aurelia se juntara con Lino, el gordo de la panadería. Ya en su esquina los esperan todos los vagos del barrio, Matías y Plinio se les integran y ahí ven pasar el día, sin hacer nada, como siempre. Al calor del alcohol Plinio comparte la experiencia de Matías con los demás borrachos, todos miran embobados al protagonista: –¡éste sí que tiene suerte, una mujer para
  • 18. 18 que lo mantenga y otra para disfrutar, porque esa Güera está muy, pero muy bien. Aurelia va saliendo de la casa donde trabaja, ve las construcciones aledañas y le sube un poco el ánimo:“¡Qué bonito lugar!, de perdida yo estoy aquí todo el día, aunque me canse mucho, pero como bien, me puedo tomar hasta mi coca, ver la televisión con el niño. ¡Ay!, ¡cómo está de bonito!, ¡tan rosita y tan gordito!”, suspirando ve acercarse el camión. A medida que se va alejando empieza a pensar en Matías: “no trabaja se pasa todo el día borracho, ni siquiera sirve para juntar el agua, se pone de mal humor, deja el cuarto todo tirado. ¡Qué razón tenía mi mamá! Si tan sólo no tuviera que salir a trabajar a la calle, aguantando los apretujones del camión, las miradas torvas y las palabras obscenas”. Volteando la mirada fuera del camión, piensa otra vez en Matías: “¡Ojalá no esté enojado!, aunque seguro pronto se le pasa, cuando vea que le pude traer de cenar lo que sobró de la comida”. Ya atravesó el camión media ciudad, empieza a vaciarse y también se va el mal olor, le da tanto miedo cuando se queda sola con los choferes, todos la ven disimuladamente por el retrovisor,Aurelia es bonita y joven,no tanto como la Güera, pero en otro estilo. Ya casi oscurece, eso es lo malo del frío. Tendrá que caminar sola hasta su casa.Casi no lo puede creer,Matías la está esperando en la bajada del camión, al ponerse de pie ella le mira la cara: “¡cuánto ha tomado!”
  • 19. 19 –¡Mira, cómo estás! ¡Ya ni la amuelas! –es lo primero que le dice al bajar. Matías le pasa el brazo por el hombro y mentalmente la compara con la Güera, de todos modos le da gusto, hoy fue un largo día, una larga espera. A tropezones atraviesan las calles sin pavimentar, ya se ven las primeras luces en los interiores de las casas. “¡Ojalá que Manuelita no vaya a cerrar!”, –piensa Matías, por la Güera no me preocupo, ella entra hasta las ocho. Aurelia y Matías entran al cuartucho donde viven, ella se dirige a la cocina para poner sobre la mesa la comida que trae, Matías está atrás de ella y le pregunta con ansiedad: –¿Qué pasó con los 500 pesos? Aurelia, sin voltear, le responde: –¡Nada!, a última hora decidieron no viajar.
  • 23. 23 Agua triste Ese 2 de noviembre, como todos los años, había que seguir el ritual del Día de Muertos. Desde muy temprano y con el candelillo, tomar el camión que las llevaría al panteón; ese día tendrían que caminar más por la gran cantidad de gente que asistiría; entre vendedores de cañas, de flores, de velas y de comida casi ni se podía pasar. Clara y Narciza, su suegra, llevaban un balde, una escoba y sus propias flores pues en el mercado se conseguían más baratas; por el hecho de compartir la vivienda, van juntas en esa ocasión. “Gracias a Dios que yo todavía no tengo muertos”, piensa Clara para sus adentros. Mientras atraviesan el panteón, cree que Narciza va rezando pues va muy callada, cosa muy extraña en ella. Al llegar a la lápida de doña Porfiria,la madre de Narciza, ella empieza a llorar, a barrer y a acomodar las flores en los depósitos. A Clara le causa mucho asombro que su suegra todavía llore con tanta amargura por su madre, si ya tiene más de treinta años que falleció.
  • 24. 24 Ya casi para salir el sol inician con el rosario, su suegra continúa llorando, hay momentos en que Clara también siente ganas de hacerlo pues le da tristeza… es tan profundo su dolor. Después de un rato, sin que Narciza disminuya su llanto, recogen las cosas y deciden retirarse. –¿Por qué le llora tanto a su mamá?, creo que ya debería de superar su muerte. De regreso, al subirse al camión, Narciza de repente empieza a hablar, como si estuviera sola: –Cuando yo era niña,vivíamos en un ranchito de Durango muy pequeño, como de 30 familias; la de nosotros estaba formada por mis padres,mi hermano Pancho,mi hermana Beba y yo. La casita era muy pobre, estaba sobre una loma, tenía un cuarto grande para todos y la cocinita, allá las faenas eran desde muy temprano: llevar a moler el nixtamal para las tortillas, alimentar a los animales, pero sobre todo ir por el agua, eso era lo principal pues sin agua no hay nada; había que dar varias vueltas con los baldes, subir la loma con ellos era muy pesado, cada día nos turnábamos entre mis hermanos, mi mamá y yo para el acarreo. Cuando Pancho tendría 13 ó 14 años,emigró para Estados Unidos como se estilaba, por aquellos años era muy fácil ir y venir, no se necesitaban más que ganas, entonces la obligación del agua se volvió más dura. Mi mamá, aun cuando ella tenía otras actividades no se escapaba del agua, por un motivo o por otro ella también se sumaba al acarreo.
  • 25. 25 En ese tiempo, para las mujeres jóvenes, la única alternativa aceptable era casarse y mi oportunidad llegó pronto; mi futuro suegro apareció en el poblado con un camión rabón muy destartalado y con él, en condiciones similares, venía su hijo, yo sentí que el cielo se abría para mí con semejante oportunidad. Tras un breve noviazgo y una boda muy sencilla, con vestido blanco y sin fiesta,me llevó a vivir con él a Parral, a compartir la casa que le dejaron sus padres, con otro hermano y su familia, con muchos problemas y carencias… pero con agua. Cada vez que yo abría alguna llave pensaba con tristeza en mi madre, allá sola en el rancho con la carga del acarreo, con mi padre no contaba para eso y ya Beba también había seguido mis pasos, estaba felizmente casada en Cd.Juárez, vivía en uncuarto para ella solay su marido… y tenía agua. Los años pasaron muy rápido, nacieron mis ocho hijos uno tras otro, cada vez que podía yo volvía al rancho a ver a mis padres, ellos estaban más viejos y cansados, se les fueron terminando las ganas de muchas cosas, dejaron de pasear, de ir a fiestas, de arar y hasta de visitar a sus familiares, pero lo que nunca dejó de hacer mi pobre madre fue ir al río por el agua. Cuando mis hijos mayores ya estaban en condiciones de viajar solos, esperábamos con ansia las vacaciones escolares, ellos por montar los burros y tener esa sensación de libertad y yo para que ayudaran a la abuela con el agua. Mi padre murió y se quedó la viejita sola, nunca quiso venir a vivir conmigo ni con Beba, decía que: “cada quien
  • 26. 26 en su casa y Dios en la de todas”, no era miedosa, al contrario, disfrutaba mucho su soledad, pero seguía acarreando agua del río. Al empezar con los achaques propios de la edad, tampoco quiso que fuéramos por ella, nosotros también teníamos nuestros problemas: muchos hijos y poco dinero pero con un mundo de diferencia, teníamos agua entubada y ella no. Me avisaron que estaba muy grave, fuimos por ella, la internamos en el hospital. ¡Mi pobre viejita! Ya no salió viva de ahí. La velamos en la casa y de ahí al panteón… Ya sé que se pregunta por qué lloro tanto cuando venimos a traer las flores; en todo el cementerio sólo hay una llave con agua para los depósitos de las flores y esa llave, casualmente, quedó a los pies de la tumba de mi madre.
  • 29. 29 Todo sigue igual En la casa de Memo y Elena todo parece marchar a la perfección, ellos son lo que se dice un matrimonio bien avenido, ella le llama para desayunar después de llevar a Memito y a Lorena a sus escuelas, como el pueblo es pequeño en menos de diez minutos logra ese cometido. Con Elenita, la hija de 10 años, la situación es diferente, ella nació con un problema de parálisis cerebral que le impidió un desarrollo normal, por lo que optaron por no enviarla a la escuela, aunque a simple vista parece una niña regular, tiene un ligero retraso y es la que más acompaña a Elena. El desayuno transcurre de manera cotidiana, él sentado comiendo y ella parada, sirviendo, calienta las tortillas, acerca el azúcar, la sal, la salsa o cualquier cosa; aunque Elena tiene a Cande, la anciana tarahumara que está con ella desde que nació, a Memo solamente lo atiende ella. Cande permanece afuera, lavando, barriendo o hace otras cosas hasta que Memo termina; luego entra y desayunan ella y Elena. El día continúa igual que todos, Memo tiene su taller mecánico en lo que sería la cochera, allí hay infinidad de herramientas; piezas mecánicas, latas de aceites y un ir y venir de choferes y personas que solicitan los servicios de
  • 30. 30 Memo, al parecer hace bien su trabajo, su apariencia denota una relación muy estrecha con el aceite y la grasa automotriz. Adentro Elena se ocupa de las labores domésticas, su casa luce impecable, las camas tendidas, el baño muy limpio, los cajones y las alacenas acomodadas en orden, todo en esa casa representa organización, disciplina y pulcritud, en contraste con la apariencia de Memo y Elena; ella a pesar deverse limpia,despide un olor acre,a sudor,y Memo, no se diga, tiene el olor de su taller incrustado en todo su cuerpo. La pareja vuelve a tener contacto a la hora de la comida, la situación es similar con la diferencia de que ya están presentes los tres hijos. Memo es un papá consentidor y cariñoso, pregunta a sus hijos cómo les va, si ya hicieron sus deberes, tiene buen sentido del humor y es ocurrente por lo que la comida es un evento agradable a pesar de que Elena siempre es más seria y callada. Por la tarde Elena sigue ocupada, cose, teje frente al televisor y supervisa las tareas escolares de sus hijos; los niños después de terminar salen al patio a pasear en sus bicicletas mientras Elena con el burro de planchar frente a la ventana, los supervisa. Ya para oscurecer, Elenita, Lorena y Memito, vuelven a la casa para bañarse, cenar e irse a la cama. Lo anterior ocurre con toda tranquilidad. Pero en un descuido Memo ya no está en la casa, Elena atisba por las ventanas sólo para confirmar sus sospechas, Memo ya se le fue.
  • 31. 31 Y es ahí donde comienza su transformación: Elena entra en un estado de ansiedad inconcebible, siente el estómago revuelto, la cabeza es insuficiente para pensar, acuesta a los niños que van a la escuela, les apaga las luces y los conmina a dormirse, ella tiene mucha prisa, no se da cuenta si se durmieron o no y es lo que menos le importa. Se pone un chal en los hombros y le dice a Elenita que se ponga la chamarra para que vaya con ella. A esa hora y en ese lugar de la sierra, la temperatura ya puede estar bajo cero, por tanto las callecitas están desoladas, ellas empiezan a caminar hacia el centro del pueblo, pasan por los frentes de las cantinas y lugares de mala muerte, sin embargo no se detiene en ninguno; pareciera que Memo se encuentra perdido y Elena no quiere encontrarlo, durante todo el trayecto la madre despotrica en contra del padre, lo que no se sabe es si dialoga con Elenita o solamente va pensando en voz alta. La pobre niña tiembla de frío, está cansada y tiene sueño, pero tiene que acompañar a su madre, no se le ha ocurrido negarse, lo considera como obligatorio. Probablemente Elena ya sabe en cuál de los tugurios está metido su marido y con quién, aunque no quiere hacer nada, su estado de ansiedad es tal que no siente el frío, al contrario siente tanto calor que suda, ese olor almizclado que es tan característico en ella. La poca gente que las encuentra en la calle no se extraña de verlas, desde que Elenita pudo caminar, deambula por las noches junto a su madre para espiar a su padre; unas veces Elena se descontrola más que otras, llora, grita, se pregunta cosas, le hace preguntas a Dios y ella misma se las contesta, es un monólogo interminable.
  • 32. 32 Cuando ya recorrieron todo el pueblo, regresan las dos con un dejo de desolación; por supuesto que Memo no ha llegado, algunas veces lo hace, llega cayéndose de borracho, otras no, cuando eso sucede regresa hasta el amanecer, pero no hay indicios de que haya ingerido alcohol. Es en esas ocasiones que Elena no duerme, piensa y se imagina tantas cosas… Al llegar el nuevo día, parece que “cargó las pilas”, se levanta con nuevos bríos, levanta a los niños, los lleva a la escuela, tiene prisa por regresar a su casa, camina apresuradamente, Memo ya debe estar esperándola para desayunar. Efectivamente, él ya está sentado en la cocina. Con una sonrisa le dice que sí, que ya va a desayunar; y todo sigue igual.
  • 35. 35 Paravivir,hayque morir Juan llega cansado a su casa, apenas oscurece aunque ya son las nueve de la noche, en verano eso es muy común, ansía darse un baño. Salinas es un lugar muy caluroso y ha sudado mucho, aparte de lo que sangró; “esa mina asesina te va a matar un día”, recuerda las palabras de su abuela. Apenas entra en la minúscula vivienda le invade un fuerte olor a humanidad, Clara nunca se ha distinguido por ser una buena ama de casa, el perro adentro, ropa regada por todos lados, algunos juguetes y los trastos sucios de todo el día; pero Juan hoy no quiere pelear, se siente muy mal. –¿Tienes hambre? Quedaron lentejas de la comida –le dice ella. –No, no tengo hambre, me baño y me acuesto. Poco a poco los ruidos se van apagando, los niños terminaron su tarea y se fueron a dormir,Clara se aburrió de ver la tele, se fumó el último cigarro del día en el patio trasero y se metió a dormir pensando cómo le va a hacer para conciliar el sueño con tanto calor,no se explica cómo Juan puede roncar y dormir a pierna suelta. A las tres de la mañana Juan la empieza a sacudir. –Ayúdame… no puedo respirar… me duele mucho.
  • 36. 36 Clara se asusta, se levanta y lo que ve la hace gritar, Juan está en un charco de sangre y ya no se mueve, ella sale corriendo, a gritos levanta a sus vecinos; Ramiro y Sandra escuchan lo que Clara entre el llanto y el susto dice y le proponen llevar a Juan al hospital. Ya empieza a tomar conciencia de lo que pasa, no tienen servicio médico en la mina,con qué van a pagar,los niños se quedaron solos, ojalá se hayan dormido otra vez, la soledad se le deja venir a Clara de golpe, no tiene a quién avisarle, su mamá vive en Estados Unidos y pocas veces se comunica con ella; y Juan sólo tenía a su abuelita de 90 años, que falleció dos años atrás. Ella siempre le decía a Juan: “esa mina te va a matar”; pero qué más se podía hacer, había qué comer, pagar la luz, el agua y el parto de Juanito; ya le habían dicho a Juan que todos los de la mina mueren jóvenes, pero el caso de él era especial, hasta los compañeros se burlaban de él. –¡Tú no aguantas nada!;apenas entras a la mina y empiezas a sangrar. Lo de Juan era algo serio, no se estaba haciendo el en- fermo, el mismo doctor se lo dijo: –Tienes que dejar la mina, tú no eres para este trabajo, búscate otro. Cuando Juan salga del hospital ella va a insistirle para que se busque otro trabajo. Una mano se apoya en su hombro, es un médico jovencito, probablemente un residente, tiene grandes ojeras; en tono muy triste le dice: –Lo siento, señora, su esposo acaba de morir…
  • 37. 37 Clara tiene que sentarse, no entiende el significado de lo que escuchó, busca con la mirada a sus vecinos, que alguien le explique, ¡no entiende, no entiende!
  • 41. 41 Tansencillo Ya tiene tocando un buen rato la puerta y nadie le abre,Lupe comienza a desesperarse; ¡qué raro!, Martita nunca sale a esta hora, a punto está de irse cuando oye un ruido dentro de la vivienda, toca más fuerte y llama a Martita a gritos. Lupe entra y mira a su alrededor, todo es muy extraño. –¿Qué pasa, Martita?, la noto muy rara. Martita ha estado llorando, sus ojos enrojecidos y su voz entrecortada lo demuestran. Se sienta y como quien va a dar una lección, comienza a hablar: –Estoy metida en un grave problema –se aclara la garganta y continúa– hace tiempo solicité un crédito en una mueblería, para comprar una tele y me lo dieron, la escogí, me la trajeron y empecé a pagar las mensualidades, no había tenido problema, pero ya ves que me caí y no he podido trabajar. Martita vende tacos de birria en un triciclo que heredó de su marido y el derecho a su esquina; la venta no deja gran cosa, pero siempre vivieron de eso, así salieron sus hijos adelante, sólo que a cuál más de ingrato, ninguno se acuerda de ella, ya tiene más de setenta años, le duelen las articulaciones, tiene la presión alta y es diabética, ni aun así los hijos la ayudan.
  • 42. 42 Lupe es su clienta y amiga, sólo tiene 30 años pero la estima y le preocupa lo que le pasa. –Ahora no sé qué voy a hacer, me han estado mandando los requerimientos, no les hago mucho caso, pero hoy recibí uno muy amenazador, dice que si no pago van a ejercer acción legal y no sé cuántas cosas más, en verdad me siento muy desesperada. Lupe se queda muy pensativa, y de repente con los ojos iluminados por la emoción le dice: –Ya sé lo que vamos a hacer, ponga un moño negro en la puerta de su casa, y deje que sigan llegando esos papeles, no les haga caso. Cuando ellos vengan a preguntar por usted para embargarla o llevarla a la cárcel, nomás no abra su puerta, al cabo que si nos preguntan, nosotros diremos: “–Si buscan a Martita, ella desde cuando se murió, ¿que no ven el moño negro en su puerta?”
  • 45. 45 Tony El antro está a reventar, es como le gusta a Tony; con sus amigos al lado, la mesa llena de cervezas y qué decir de la música,aparte trae dinero para un “buen pase”;Tony es lo que dice su mamá: un vago sin oficio ni beneficio, vive siempre en los extremos, la situación en su casa cada vez es peor, ya nadie le da dinero, tiene que realizar pequeños hurtos entre las joyas de su madre, abuela, hermanas y en breves oportunidades de las bolsas o el maletín de su papá. De la escuela ni se diga, tiene reprobadas las siete materias, sus asesores ya ni lo consideran parte de la universidad, a ella sólo asiste por las chicas y la facilidad con que se obtienen las drogas. El director y los maestros se cansaron de hablar con los padres, de tratar de redimirlo, pero fue inútil,Tony sigue en las mismas,dice que lo dejen vivir su vida, que juventud nada más hay una, que él no le hace mal a nadie y un sinfín de excusas para continuar con esa actitud. Tony no es tonto, ya comienza a percibir que es persona non grata, cuando va a buscar a sus amigos de la infancia a sus casas o con los padres de sus “amigovias”, cree que hasta miedo le tienen. Sin embargo, eso no le importa. Esa noche va a ser larga y promete mucho, tanto baile, tanto trago y tanto estimulante, eso es todo. Tony sale
  • 46. 46 tambaleándose del lugar, va solo, los demás ya se han ido, el aire fresco le da en la cara, tiene que buscar el auto y manejar, probablemente su padre lo espere en la puerta con su respectivo sermón. Está tratando de meter la llave cuando siente que alguien lo jalonea, no distingue bien, son tres, llevan pasamontañas, lo introducen con fuerza en el auto, él grita… nadie lo escucha. –No tengas miedo, compita, si tu papi paga, no te va a pasar nada. Le tapan los ojos,lo empujan abajo del asiento,Tony siente un frío que recorre su espalda y un pico de algo, cree que es una pistola. Lo están secuestrando. En uninstante le vuelve la cordura, pero no sabe por dónde lo llevan,con los ojos tapados no se puede orientar,se oye muy poco ruido, atraviesan unas vías de ferrocarril, luego unos puentes, cree que están saliendo de la ciudad. Entran en un camino de terracería casi cinco minutos antes de que el auto se detenga, ahí hay más gente, lo bajan a empellones, le atan las manos por detrás, lo meten en un cuarto y lo arrojan al piso encima de un pestilente colchón. –Dame tu celular –le dice otra voz–; vamos a marcar a tu casa,pídele a Dios que estén dispuestos a pagar,porque si no… Tony no ha dicho una sola palabra, tiene tanto miedo, por lo menos no lo golpearon, a su mente acuden imágenes dolorosas, la cara de su madre llorando, su padre
  • 47. 47 preocupado y también sus hermanos… Con qué van a pagar, su papá tiene su “guardado”, pero qué injusto sería si por salvarlo pierde sus ahorros, le ha costado mucho esfuerzo ganarlo, probablemente les presten, pero hay que pagar… “¿Y si no pagan?, ni me lo merezco”. Tony comienza a llorar, muy quedito. Si no se hubiera estado hasta tan tarde hubiera salido con todos y eso no hubiera pasado, pero el hubiera no existe. Sabe que ya amaneció porque oye unos gallos cantando y el cloquear de los guajolotes, sin duda es un rancho. También hay niños, escucha sus voces, van a la escuela, le vuelven los recuerdos agridulces. Entra una mujer al cuarto: –¿Quieres ir al baño? –pregunta–. Tonyasiente,selevanta,ellaloguía aloquepareceunaletrina, luego vuelven al cuarto. –Come –dice ella, alargándole un plato–, porque tengo que amarrarte otra vez –su voz es de alguien muy joven, es la mamá de los niños que salieron a la escuela–. Esto es rápido, si pagan pronto te vas a tu casa, ya están en eso. –¿Dónde estoy?, ¿por qué me escogieron a mí? –Ella no responde, recoge el plato y sale del cuarto, se oye que pone un candado. Tony piensa, tiene todo el día para eso,los niños regresan de la escuela y juegan afuera, él los oye y añora su infancia. “Si regreso me voy a portar mejor,voy a volver a la escuela, voy a dejar las fiestas, el vicio, voy a ser mejor hijo, voy, voy, voy…” Ya está muy entumido, le duelen los brazos, la espalda, se levanta y trata de ejercitarse como puede para mitigar el dolor. Escucha ruidos… es el motor, es su coche…
  • 48. 48 –No quieren pagar,amigo,nosotros no estamos dispuestos a regatear –percibe el olor a alcohol, están borrachos, son tres voces diferentes, alguien le da una patada en un costado, los demás se ríen, salen del cuarto y lo vuelven a encerrar. Llega otro día igual que el anterior, una ida al baño y una sola comida, aunque Tony ni hambre tiene. Por la noche lo vence el sueño, amanece otra vez. No entiende lo que pasa por su cabeza, está muy desubicado, lo que sí sabe es que si sale de esa, va a ser una mejor persona, de eso está seguro, les ha fallado a todos, hasta a la abuela, que siempre ha sido tan buena. Cree que es de madrugada, oye ruidos, se nota mucha inquietud, abren la puerta. –Ya nos vamos, amigo, ¡párate!; ¡pronto, no tenemos tiempo! Tony tiene mucho miedo,pensaba:“¿A dónde me llevan?, ¿y si me llevan para matarme?” Lo suben al carro, a empujones lo agachan, le dicen que cierre la boca, de nuevo siente la pistola, el carro comienza a rodar, está temblando, siente la adrenalina correr al máximo, empieza a sudar. Los hombres casi no hablan, como que ya saben lo que tienen que hacer, se para el carro, le aflojan las manos al chico y le dan instrucciones: –¡Bájate! Camina y no se te ocurra voltear para atrás, cuenta hasta cien y te quitas el trapo de los ojos: ¡Toma! –Siente que le ponen un billete en la mano…
  • 49. 49 Se queda parado y escucha el carro alejarse… No sabe qué hacer… Se quita la venda y trata de enfocar, pero no ve nada, está mareado, se tiene que sostener en una pared, pasan alrededor de cinco minutos, es una avenida poco transitada, no la reconoce. Comienza a caminar,a los pocos minutos ve que se acerca un taxi, le hace la señal de alto y se detiene; se sube, le da la dirección de su casa, ¡qué raro! Se le dificulta recordarla. El taxi hace casi una hora para llegar a la casa de Tony, es muy extraño, todas las luces están encendidas y hay muchos carros estacionados afuera, parece que lo están esperando… Al entrar no puede reprimir el llanto, abraza a su mamá, a la abuela, a los hermanos y a todos los que se acercan, a su papá le pide perdón y le dice que ya no van a tener queja de él, que le va a echar ganas a la escuela. Sin embargo, Tony percibe algo muy extraño que no encaja; todos se ven relajados, tranquilos… hay música, todos están bailando, hay comida, todos están comiendo, charlando, riendo. Aparta un poco a su padre y le dice: –No entiendo, los veo a todos tan tranquilos siendo que yo casi me morí. –De eso se trataba Tony, de que te murieras para que pudieras vivir.
  • 53. 53 A ser,se enseña Remigio y Aurora no habían vuelto a tener un pleito tan grande desde que llegaron a vivir a la ciudad con el pretexto de que sus cuatro hijos fueran a una mejor escuela, cosa que según ella no sucedió, porque la periferia donde consiguieron el terreno en el que habían de fincar su casa, difícilmente tendría una buena escuela, sólo eran unas tapias con un montón de chiquillos sucios y descalzos y el maestro no presentaba mejor aspecto, ni aun cuando iba sobrio. Ahora Remigio decía que Ramón, el mayor de los hijos, tendría que acompañarlo al trabajo, consistente en vender cigarros en las tiendas. Aurora no pudo dormir esa noche, le dolía el estómago, la cabeza, todo el cuerpo, discutir con Remigio la alteraba demasiado… quizá por eso siempre cedía. Esa mañana Ramón se fue con su padre, hicieron todo el recorrido. El trabajo se convirtió en rutina, Ramón no regresó a la escuela secundaria. El siguiente fue David, apenas salió de la primaria y ya le tenían trabajo asignado; si algún día Aurora tocaba ese tema, Remigio la calmaba: –Esto sólo es por mientras, ahorraremos un poco para hacer crecer el negocio –decía.
  • 54. 54 –Pero Remigio, se les va a pasar el tiempo, en ninguna escuela los van a aceptar –replicaba Aurora. –No importa, para eso existe la escuela abierta, si los muchachos me dejan, tendré que contratar empleados y nunca vamos a salir de pobres, ojalá yo hubiera tenido un padre con tanta visión, por eso a ustedes nunca les ha faltado nada. Ante tales argumentos todos guardaban silencio, no era que a los chicos les interesara tanto asistir a clases, pero aun en esa colonia proletaria todos los niños de su edad iban a la escuela. Para Aurora era como una piedra en el zapato, sólo que Remigio sonaba tan convincente, ella a veces se desesperaba, todo en la vivienda estaba a medias o mal hecho, con materiales de ínfima calidad; hasta en la comida se escatimaba en esa casa, no se diga la luz, el agua, el gas y lo que significara un egreso monetario. Aurora se conformó con vestir siempre prendas de segunda mano, comprar muebles de la misma condición, ir algún día de vacaciones o a algún lugar de recreo ni soñarlo, para Remigio eso significaba un despilfarro. La situación estaba tan controlada que tampoco él gastaba en nada que no fuera indispensable. Los muchachos se fueron acostumbrando poco a poco a vivir así, se olvidaron de la escuela y se concentraron en el trabajo, cuando le exigieron un sueldo a su padre éste se los negó, sin embargo, después de múltiples pleitos accedió a pagarles pero muy poco, aduciendo que lo demás lo estaba ahorrando en un fondo común, con la intención de que en un futuro todo mejoraría.
  • 55. 55 Durante las comidas les decía que iban a cambiarse a otra colonia, a una casa bonita donde no estuvieran amontonados, podrían comprarse ropas nuevas y hasta un coche, pues los cigarros los repartían primero en bicicletas y después en unas motos destartaladas que desecharon en otro negocio. Las hijas mujeres, hasta cierto punto se salvaron, siguieron en la secundaria, pero eran las encargadas de tomar pedidos, acomodar los paquetes de cigarros, ir por ellos con el proveedor,llevar la contabilidad,diseñar las rutas y todo lo que fuera surgiendo. De vez en cuando Aurora se quejaba, porque la lavadora no funcionaba y ya tenía tres meses así, o la plancha o la licuadora, todo en esa casa era un sufrir. Pero Remigio tenía muy claro que un futuro buenísimo los estaba esperando, mientras los cuatro jóvenes tenían que compartir la habitación, dividida por una cortina que corrían en las noches y los papás dormían en su cama en el cuarto que hacía las veces de sala-comedor. Así fueron pasando los años y seguía la promesa de que estaban forjando el patrimonio familiar. Ramón encontró una chica, se enamoró y se fueron a vivir juntos, en medio del drama paternal; por un tiempo siguió trabajando con su papá, que le decía que regresara a su casa con todo y mujer y así se ahorrarían la renta y muchos gastos; sin embargo no cedió, buscó un trabajo mejor, lo encontró y se fue; con ese pretexto pocas veces visitaba su antiguo hogar. A Remigio se le fue agriando el carácter.
  • 56. 56 –Los hijos son ingratos –decía a todo aquel que lo escuchaba–. Miren a Ramón que no viene a ver a su madre. Al poco tiempo también David se unió a una chica, pero él inmediatamente comenzó a trabajar en el negocio de su suegro, una ferretería bastante próspera y no muy lejos de sus padres, pero al igual que Ramón no volvió. Empezó a hostigar a las hijas: –También ustedes se van a largar y nos van a abandonar, y no se diga ayudarnos con algo, quién sabe a quién habrán salido. Las dos hijas aguantaban estoicamente los reclamos, de la misma forma que aguantaron la vida de estrecheces, con la mirada gacha y la boca cerrada. A esas alturas Aurora ya no tenía ni fuerzas ni ánimo para discutir. Fue en ese tiempo que empezó a estar enferma, pero ni eso pudo detener los matrimonios de sus hijas, una de ellas, Laurita, que era bastante agraciada, se casó con un chico de buena posición y al día siguiente de la boda se mudaron a vivir a otra ciudad. Remigio no cabía de coraje, si de los otros que estaban a la vuelta de la esquina no esperaba nada, de Laura menos. Y las pocas veces que sus hijos varones los visitaban, lo primero que les preguntaba era si habían traído algo, pues ellos estaban en una situación difícil, desde que lo habían dejado solo con el trabajo. Pilar, la menor, también ya estaba en vísperas de casarse, no tanto por amor, sino que se sentía cansada de la cantaleta delpapá, de la miseria y de la sumisión de Aurora, de sobra conocía que el amor es indispensable para un
  • 57. 57 buen matrimonio, pero no podía irle peor que ahí. Se casó y siguiendo el modelo de sus hermanos, pocas veces volvió. La enfermedad de Aurora se agravó, los gastos de medicinas y doctores aumentaron y eso mortificaba a Remigio más que el sufrimiento de su esposa, ella se volvió más callada, se fue consumiendo, también el abandono de los hijos la lastimaba profundamente, unas veces les daba la razón y otras no. La situación se volvió insostenible, Remigio escatimaba en todo menos en recriminaciones y quejas, todo el día vociferaba. Aurora sintió que no podía más y perdió las ganas de vivir,todo le daba igual,dejó de bañarse, dejó de tomarse las medicinas, de comer y de escuchar a Remigio. Pocos días pudo estar así, y ya en su lecho de muerte, cuando estaba agonizando, todavía Remigio le preguntó: –¿Por qué los muchachos son así?; ¿por qué nunca vienen a darnos nada? –Porque a ser, se enseña, y murió.
  • 61. 61 La fuerza del amor Araceli y Lola desde la primaria se esperan una a la otra y durante los recreos siempre están juntas, se ayudan en los ejercicios y en las tareas, no es raro verlas por las tardes en casa de alguna. Sin embargo, al llegar a la adolescencia se ven muestras claras de las diferencias entre ellas; a Lola le interesan más los chicos que las clases, su primer novio lo tuvo a los 13 años y eso se ve reflejado en sus calificaciones, cuando su madre la increpa, le contesta: –Las calificaciones no son importantes, porque saliendo de la secundaria, yo me caso y me voy de aquí. Lola no es bonita, es de baja estatura, su cuerpo con tendencia al sobrepeso, su cara demasiado redonda coronada por una mata de pelo rebelde que sólo puede controlar con una coleta muy apretada, sin embargo es agradable y simpática, además de poseer una dentadura casi perfecta que muestra cada vez que ríe, cosa que hace muy a menudo. Por el contrario Araceli tiende a ser más dedicada al estudio, ella quiere ser química, su sueño es trabajar en un laboratorio, con su bata blanca y al frente de un microscopio, también los chicos la atraen, pero no les da mucha importancia.
  • 62. 62 Araceli es de piel clara, con un cutis impresionante, alta y delgada, con una abundante melena medio rizada y con cierta altivez natural en sus maneras. Sin embargo, el ser tan diferentes no es obstáculo para que ellas se quieran tanto y compartan sus sueños tan distintos. Ambas son alegres, risueñas, platicadoras, amables, en general son un par de chicas adorables; estas cualidades las hacen muy populares entre sus compañeros y vecinos. Entre ellos se encuentra Rubén, con él tienen buena amistad pues siempre han vivido por el mismo rumbo y todos los días se encuentran al salir de la secundaria para tomar el mismo camión que los lleva de regreso a sus casas. Araceli siente cierta ansiedad al percatarse que Rubén le cede el asiento a Lola, luego ella le carga los libros en su regazo y platican en un mundo aparte donde Araceli ve que no ha sido invitada, eso la desconcierta mucho. Esa tarde piensa que cómo es posible que Rubén prefiera a Lola, si ella es más bonita y más inteligente, aunque Rubén no es lo que se dice un muchacho guapo, más bien es feo, muy alto y musculoso, pero feo. La situación del camión se repite al otro día a pesar de que Araceli puso más atención en su arreglo: se peinó diferente, se puso perfume de su hermana mayor y un poco de rímel, pero Rubén ni siquiera lo notó. Llegó el fin de cursos de la secundaria, Lola y Rubén ya son novios y con ese pretexto y que Araceli se va a preparar para su examen de admisión, las amigas se separan; ya no
  • 63. 63 se ven en las tardes, ya no van al cine ni se platican, Araceli no quiere saber cómo le va a su amiga con Rubén, no puede superar que haya preferido a Lola. La pareja ya no volvió a la escuela, han pasado dos años desde que iniciaron su noviazgo, Araceli los ve todas las noches juntos, contentos y felices. Cuando le dan a escoger la escuela para estudiar química prefiere irse a otra ciudad, no soporta verlos juntos, y es allí donde se entera que Lola y Rubén han dejado de ser novios, eso le da gusto. Araceli va y viene a su ciudad natal durante los siguientes años, en una ocasión se encuentra con Rubén y durante esas vacaciones tienen una relación fugaz que finaliza en nada. Ella termina sus estudios, se queda en la empresa donde practicó y donde le espera un futuro prometedor, poco a poco olvida a Rubén, conoce otros muchachos y tiene otras relaciones pero, esporádicamente, recuerda lo pasado con desazón. Al terminar Lola con Rubén, de inmediato se relacionó con otro joven, al poco tiempo se embaraza y se va a vivir con él, tienen más hijos y se convierten en una pareja estable, con muchas estrecheces económicas pues ella no trabaja, viven en casa de los suegros pero aparentemente es feliz. A Rubén no le va tan bien, empieza a consumir drogas, a juntarse con personas no muy recomendables, se relaciona con sus parejas en forma violenta y con mucho conflicto.
  • 64. 64 Araceli pierde contacto con los dos, se casa con Domingo, su jefe inmediato, ambos siguen estudiando y escalando puestos, forman una familia con hijos sanos, educados y un futuro muy próspero, pues cada vez les va mejor. Domingo y ella se quieren, se respetan y comparten los mismos ideales. Han pasado 30 años desde que Lola y Araceli dejaron atrás su amistad, de vez en cuando se ven, cuando visitan a sus respectivos padres y se saludan con afecto, se cuentan algunas cosas de sus hijos y de sus vidas, pero nada ha vuelto a ser igual. Araceli jamás entendió cómo Rubén pudo preferir a Lola. Un día se encuentran ella y él, se saludan, hacía tanto que no se veían, Araceli luce bien; con su ropa de calidad y sus accesorios ajuego, ella se baja de su carro demodelo reciente y Rubén, empobrecido, a pie, le cuenta que durante mucho tiempo por las drogas le fue muy mal; pero que ahora está rehabilitado y trata de rehacer su vida con una conocida de ambos.AAracelile da gustoverlo,lofelicitaporsuintención de seguir adelante y lo conmina a hacer las cosas bien, ninguno de los dos menciona a Lola. Ya para despedirse Rubén le dice a Araceli: –Oye no cabe duda que ha pasado mucho tiempo, que ya estamos viejos, tanto que por poco no te reconozco. Ella es inteligente y entiende que, a pesar de su arreglo y cuidado, Rubén la vio vieja, no le dio importancia al comentario, pero le dolió.
  • 65. 65 El destino quiso que una noche, en una fiesta religiosa, Rubén se acercara a Araceli a ofrecerle alguna mercadería en venta y al reconocerla, lo primero que le dice: –Oye, mira, qué casualidad, acabo de ver a Lolita, anda por allá con una de sus hijas, por si quieres saludarla. Ella camina hacia la dirección que Rubén le indicó y ve a una Lola obesa, encanecida, con la piel ajada y el paso de los años encima. Y mientras se saludan ella no deja de pensar en la cara de felicidad de Rubén cuando le dijo que acababa de ver a Lola. “No cabe duda, ¡Rubén siempre la amó!”
  • 69. 69 Buen esposo Arturo la mira retirarse y se contiene para no detenerla, las lágrimas amenazan con salirse de sus ojos, pocas veces se ha sentido tan triste, tan desolado… Martina no quiso ceder, ella necesitaba un espacio y él quería casarse con ella, no tanto como casarse sino retenerla, controlarla, manipularla, qué difícil le fue ser joven, ese proceso de alcanzar la madurez que duele tanto. El despecho hizo que Arturo tomara decisiones precipitadas como dejar la escuela, empezar a trabajar y la más importante comenzar una relación formal con Sara, ya que para nadie era un secreto la predilección de ella por él y,con un poco de presión de parte de las dos familias, la relación terminó con una ruidosa boda. De ahí en adelante para Arturo fue el infierno, Martina siempre estuvo presente en sus pensamientos; desde que pidieron la mano de Sara se preguntaba antes de dormir, qué hubiera pasado en casa de Martina, cómo hubiera reaccionado, ¿le daría gusto, estaría contenta?, lo peor era al día siguiente cuando se sentía como si estuviera crudo, con un sentimiento de culpa muy grande; lo menos que podía hacer era mostrarse más cariñoso con Sara y más tolerante con sus próximos parientes políticos, en medio del caos que una boda encierra.
  • 70. 70 Su noche de bodas era un recuerdo muy vívido, creyendo que quien lo acompañaba era Martina, le preocupaba mucho que ella se enterara de su estado civil reciente, por ningún motivo quería causarles alguna mortificación a Martina ni a Sara. Durante los primeros años de matrimonio no hubo un solo día que no recordara a Martina, por un detalle, una palabra o alguna situación, y automáticamente pensaba que quizá Sara se daba cuenta y qué iba a hacer él para reivindicarse. Si bien en ese matrimonio la que amaba más era Sara, se presentaban problemas como decidir dónde pasar las navidades, si en casa de los papás de él o de ella, o de qué color pintar la sala, Arturo creía que esas diferencias tenían que ver con su amor por Martina, e inmediatamente hacía su mejor esfuerzo por ser más condescendiente con su mujer, al llegar los hijos con regularidad los comparaba con Martina, si los hubiera engendrado con ella, serían así o mejores. Un día coincidieron en un evento público, habían pasado casi diez años desde que se vieran por última vez, la vio de lejos con el esposo y sus tres hijos, ella igual de bonita, muy delgada, se veía que le iba bien; durante los siguientes tres meses volvió a recordarla con la misma obsesión de los primeros años y para que Sara no se diera cuenta la trataba con más atenciones; de hecho sus suegros lo adoraban, constantemente lo ponían como ejemplo a sus otros yernos, aconsejaban a Sara para que fuera una esposa ejemplar, puesto que debía estar a la altura de Arturo. Sara y Arturo han pasado muchos años juntos, sin nubes que oscurezcan sus vidas, ya los hijos son adultos, se han
  • 71. 71 ido en busca de nuevos horizontes. Arturo y su esposa continúan con sus vidas pero él nunca olvida a Martina, si se van de vacaciones ella está en su pensamiento; igualmente si lo ascienden en el trabajo; en caso de algún accidente, qué postura habría tenido ella, cómo hubiera reaccionado. Todo eso lo obliga a portarse mejor con su esposa, puesto que los remordimientos no lo dejan en paz. Hoy tienen una visita al jardín de niños donde asisten sus nietos, van a festejar el día de los abuelos, ellos llegan temprano para poder escoger un buen lugar dónde sentarse y ven cómo van apareciendo los demás. De repente los ve, allí están Martina y su esposo, ella ha engordado un poco, va sin maquillaje y con zapatos de piso, tiene todo el aspecto de una matrona, durante el evento se le ve feliz, Arturo no deja de observarlos, ve la complicidad de un matrimonio bien avenido, igual que el suyo, aplauden cuando aparece el nieto, como hacen ellos, y se dan el tiempo de ir a festejar, también como hacen ellos… Arturo comprende muchas cosas de golpe; ya se terminó el convivio, todos los abuelos empiezan a abandonar sus sitios. Se levanta rápidamente, va hacia Martina que está de espaldas, pone una mano en su hombro y cuando ella voltea, le dice: –¡Gracias!, Martina lo reconoce y le pregunta: –¿Gracias?, ¿por qué? –Por haber hecho de mí un buen esposo.
  • 75. 75 Suelesuceder Todos miraban al peludo animal con gran asombro, primero les dio miedo, luego decidieron llevárselo a su casa. Usualmente las visitas a la granja de la abuela eran maravillosas, pero el haber encontrado esa tarántula de gran tamaño no tiene comparación. –Papá, ¿crees que mi mamá la acepte? –Bueno, vamos a intentarlo, pero tenemos que hacernos responsables del animalito. –O sea, ¿que nosotros vamos a darle de comer y a limpiarle? –Preguntó Cristian, uno de los gemelos. –¡Pues claro, tonto!– respondió Elián. Cuando llegan a casa, la mamá pone el grito en el cielo, no se imagina tener semejante animal viviendo con ellos; sin embargo, después de pensarlo un poco acepta, en parte para darles alguna obligación y tener con qué presionarlos. Con esta ya son tres mascotas, la perrita pekinés y el canario que canta en la ventana de la cocina. Al pasar los días se fueron acostumbrando a la araña, llegaban de la escuela y se tiraban de panza a verla en una caja donde la tenían; le ponían cucarachas muertas, grillos y agua.
  • 76. 76 A la semana se dieron cuenta que el animalito no comía, todo estaba intacto y empezaron a preocuparse, cuando lo comentaron con su papá decidieron llevarla con el veterinario. –En efecto, dijo el médico, el animalito no come porque no es carroñero, se alimenta de otros animales pero aún vivos, porque cazar es parte de su naturaleza, consigan grillos, moscas o cucarachas, yo les puedo proveer algunos… Eso tranquilizó a la madre, pues no se imaginaba corriendo tras los bichos para dárselos vivos a la araña. –También tienen que guardarla bien para que no escape, aquí tengo una jaulita que les puede servir, en una caja el animalito se va a estresar. Les voy a dar algunas indicaciones por escrito, procuren no tocarla mucho, porque aunque no son agresivos, ni tóxicos, los puede morder. Después de dos horas de consulta y 600 pesos menos, Manuel, el papá de los gemelos, comenta con su esposa: –ya ni fui a la oficina, en verdad me preocupaba saber que el animal no había comido nada o si tenía sed. –Bueno, ya, tranquilo, ya está en la jaulita y ya tiene alimento. Los días transcurren. Los esposos consienten tener mascotas para que sus hijos convivan mejor entre ellos y con sus amigos. Se establece una rutina, cuando llegan los niños de la escuela, después de dejar sus mochilas, lo primero que hacen es ver a la araña.
  • 77. 77 A Alicia le agrada ver con qué cuidado la tocan y la ternura con que le hablan. –Mis hijos tienen muy buen corazón –dice para sus adentros. Cada día se convence más de que el hecho de tener una tarántula en casa no es una locura, como aseguran sus parientes y amigos. Sin embargo, un detalle altera la estabilidad hogareña, una mañana que no hay gente en la casa, el timbre de la puerta empieza a sonar insistentemente, la perrita comienza a ladrar y eso inquieta también a la tarántula, es tanto el ajetreo entre estas dos que la perrita tira la jaula de manera accidental, la mesita donde estaba mide un metro, altura considerable para la pobre araña. Alicia recoge a los niños en la escuela y allá decide ir por Manuel y comer fuera en algún lugar cerca de su oficina. Casi son las cuatro de la tarde cuando regresan a la casa, y grande es su sorpresa al ver la jaula en el piso. –¡Pobrecita!,está muy lastimada.Cristian y Elián están al borde del llanto. Alicia decide avisarle a Manuel por teléfono, a ella la altera el estado de angustia de los niños. Al oír el tono de la voz, Manuel queda de encontrarlos con el veterinario. –Probablemente tiene cuatro patitas rotas por eso no se mueve con facilidad –dice el médico. –¿Y no la pueden enyesar o algo, doctor?
  • 78. 78 –No, Cristian, yo les recomiendo que mejor hay que ponerla a dormir. Los gemelos empiezan a llorar, a Alicia y a Manuel se les desgarra el corazón de verlos. –No se preocupen, aquí la podemos sacrificar y no va a sufrir. –¿Le va a doler, doctor? –pregunta Elián, en medio del llanto. -No,no le va a doler,yo me encargo,es un piquetito,se va quedando dormida y aquí mismo la incineramos. Un poco reconfortados, Manuel y su familia salen después de pagar la consulta y la incineración a la recepcionista. Al oír que se cierra la puerta el veterinario le da un zapatazo a la tarántula y la bota al cesto de la basura.
  • 79. 79 Índice Presentación 5 Introducción 7 Agradecimientos 9 El anhelo 13 Agua triste 23 Todo sigue igual 29 Para vivir, hay que morir 35 Tan sencillo 41 Tony 45 A ser, se enseña 53 La fuerza del amor 61 Buen esposo 69 Suele suceder 75
  • 81. Loinesperado BLANCA ESTELA TALLABAS MORENO Esta obra fue editada por el Consejo Editorial del Estado e impresa en sus Talleres Gráficos “Profr. Arturo Berrueto González” Noviembre de 2019 El tiraje fue de 500 ejemplares