3. NORMAS
• Son pautas necesarias para poder convivir.
• No se imponen, se enseñan.
• Su falta de implementación produce
consecuencias que todos deben conocer.
• Las personas no están al servicio de las
normas, sino las normas al servicio de las
personas.
• El adulto que enseña las normas, no debiera
estar en un plano de igualdad con los niños.
4. LIMITES
• Los límites marcan hasta donde se puede actuar
sin consecuencias.
• Deben ser enseñados con amor.
• Dentro de las normas, es lo que no se debe
hacer.
• La ausencia de límites, origina inseguridad y
dependencia.
5. CONSECUENCIAS
• Apropiarse de las normas produce un
reconocimiento social.
• Permite que el niño se desenvuelva en forma
autónoma, y desarrolle su confianza
• Posibilita una sana convivencia en la
organización y el orden en la vida cotidiana y
para el estudio.
• La transgresión genera acciones negativas.
7. Escucha siempre al niño. Atiende y entiende sus
pedidos. El bienestar emocional y el correcto
desarrollo del sistema nervioso del niño y de sus
capacidades (lenguaje, memoria, atención)
depende de la respuesta protectora del adulto.
Si las necesidades del bebé no son atendidas
correctamente y en el momento adecuado,
experimenta ansiedad, tristeza y frustración,
sentimientos de indefensión que afectan
negativamente
a su desarrollo.
A medida que va creciendo, también necesita tu
atención y
que entiendas sus necesidades.
8. Ten paciencia. Cuando el niño o la niña
tenga un capricho, no quiera colaborar o
eluda el llamado, se paciente. Puede ser
por varios motivos: miedo, sueño,
frustración, inseguridad,
o algo que no le
permites.
Ayúdale a que
exprese con
sus palabras lo
que siente y trata de contenerlo.
Añadir más tensión a la situación con
gritos o amenazas no servirá de nada.
9. Fija normas claras, realistas y consistentes: pero no
cuando estés
enojado ni preocupado o cansado . A partir de los 3
años puedes
introducir normas que tengan un sentido claro,
acompañadas de una
explicación coherente y cuidando que el lenguaje sea
acorde a la etapa de desarrollo del niño. Desde
pequeño tiene que tener claro que hay límites,
deberes y responsabilidades.
Las normas se establecen sin amenazas, hablando e
intentando que el niño se involucre antes que surjan
los conflictos, no en mitad de una discusión.
10. Demuestra abiertamente que lo quieres
con abrazos y atención. Cuidar el
vínculo afectivo desde que es bebé y
durante las distintas etapas de la
relación con tu hijo o hija, te ayudará
a superar más fácilmente los conflictos
cuando surjan. Expresa siempre el
cariño abiertamente (con palabras y
gestos), dedica tiempo a escucharle
desde que es pequeño: qué le preocupa,
qué le hace feliz, sus miedos.
11. Comprende y asume los cambios que se producen en la adolescencia e
intenta adaptarte a ellos, recuerda tu
propia adolescencia. En la
etapa adolescente debes
entender que las necesidades e intereses
de tu hijo o hija cambian mucho.
Intenta no enfrentar a esa evolución, acompáñalo en esa nueva etapa
ofreciéndole lo mismo que en las anteriores: afecto, diálogo y normas de
convivencia.
12. Propicia momentos de
diálogo
y de escucha.
Presta atención a
lo que quiere
decirte
y devuelve esa
información para
asegurarte
que lo has
entendido.
Intenta ponerte en su lugar y expresa
13. Intenta no utilizar actitudes agresivas
como insultos, amenazas, reproches.
Las comparaciones con otros
niños, no resultan buenas.
Las imposiciones autoritarias
como “en mi casa se hace lo que
yo diga” o “aquí mando yo”,
no conducen a nada,
sólo generan sentimientos
negativos, distancia y desconfianza.
14. Respira hondo y piensa dos veces antes de
actuar. No pongas normas, sanciones o
intervengas en un conflicto si
estás cansado o
enojado, porque
puedes
tomar
decisiones
erróneas
o poco efectivas.
No pongas sanciones poco realistas
15. Busca espacios para vos, para
disfrutar y relajarte con algo que te
guste. Ejercer el rol de padres de
forma positiva
requiere mucho esfuerzo y
generosidad.
Tu hijo o hija necesita que seas feliz
y estés preparado.