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Estereotipos
1.
2. Diferenciar un hombre de una mujer
parece muy fácil y hasta
obvio…Pero más allá de las claras
diferencias biológicas…
3. que los nenes tengan cromosomas XY y
las nenas XX, la presencia de genitales
masculinos o femeninos, la diferente
proporción de hormonas sexuales, la cosa
no es tan sencillo.
¿Sabías por ejemplo que hasta
más o menos la semana 6 de
gestación los embriones tienen
una gónada única que no está
diferenciada en macho o
hembra? Si no pasa nada esa
gónada se diferencia en
genitalidad femenina, pero si en
las células está el cromosoma Y,
su actividad hace que se
diferencie en el sistema sexual
masculino.
4. Además de estas cuestiones de tipo biológicas hay una enorme
multiplicidad en cómo las distintas culturas y tiempos históricos
perciben las maneras de ser mujeres y ser varones. Sin embargo en la
sociedad en que vivimos ha predominado a lo largo de la historia un
modelo o estereotipo de mujer y uno de varón. En estos estereotipos
se define y limita lo que pueden o deben hacer las personas de
acuerdo a su sexo es decir se asignan una serie de roles,
características, modos de ser y actuar que supuestamente son
“adecuados” al sexo biológico.
5. Hay que prestar atención porque estos modelos, que cada
sociedad construye de distinta, manera pueden condicionar
nuestra sexualidad al punto de impedirnos disfrutarla
plenamente
6. Imagínate que decimos que todos los argentinos son lo que
quieras, lo que se te ocurra: lindos, feos, honestos, ladrones.
Ese es un estereotipo está armado en función de la
nacionalidad. Pero también puede haber estereotipos en
función del sexo o la orientación sexual, como cuando se dice:
todas las mujeres o todos los hombres o todos los gays son o
tienen… lo que se te ocurra.
7. El problema es que los estereotipos brindan una imagen
simplificada y limitada de las personas, en lugar de considerar
sus particularidades. Pero además, suelen orientar nuestros
juicios, nuestras emociones, nuestras valoraciones, nuestra
manera de actuar. Es decir, que se traducen en prácticas
concretas en la vida cotidiana, irresponsables, descuidadas y
también en muchas otras situaciones de desigualdad.
8. Todavía se escucha a la gente referirse a las mujeres
como el sexo débil. Esta idea, junto con muchas otras, se
viene repitiendo desde hace muchísimo tiempo, no tiene
ninguna validez científica. Al mismo tiempo tiene
consecuencias negativas. Si se sitúa a las mujeres en
condiciones de “debilidad” probablemente no se les
confíe un puesto de responsabilidad o de decisión para
los que se supone que hay que tener cierta fortaleza. En
la sociedad en que vivimos tradicionalmente y aún hoy se
ha fijado un papel más dominante para los varones y de
mayor sumisión para las mujeres.
9. Piensa un poco y mira a tu alrededor, vas a encontrar un montón
de ejemplos y seguro que no nos damos cuenta en la mayoría de
los casos. Esto es porque nos parece algo natural, que siempre
fue así y siempre lo será también. Puedes identificar el modo en
que estos estereotipos aparecen en los discursos o imágenes
cotidianas, en la radio, la tele, internet, los videojuegos, las
revistas y los diarios. Para poder evitarlos vas a tener que
prestarles atención e identificarlos y analizarlos.
10. da por sentado que las
mujeres no manejan bien,
que su lugar está en la
cocina haciendo tareas
domésticas.
cuando una mujer que ha
cocinado algo sabroso se
le dice
como si la mujer debiera
obligatoriamente casarse y
como si una vez que lo
haga cocinar va a ser una
de sus obligaciones.
11. “las chicas son más
aplicadas, prolijas y
ordenadas”
“las chicas son buenas
para las materias
humanísticas”
“las nenas no dicen
malas palabras”
“las nenas no juegan
brusco”
“las chicas son más
tranquilas”
“las chicas son más
románticas”
“a las mujeres les gustan
las película, los libros o
historias de amor”
“las chicas son coquetas”
12. Los mandatos sociales que reciben los
varones son otros, pero también suponen
una carga importante de prejuicios. Por
ejemplo se da por sentado que los varones
deben esforzarse por ocupar un lugar social
central de privilegio, tener decisión, poder de
discriminación sobre las situaciones que
viven. Al mismo tiempo, en muchos ámbitos
de la sociedad no se ve con buenos ojos que
los varones expresen sus emociones o
sentimientos y pidan ayuda. Desde muy
chicos se les exige mostrarse fuertes,
responder en forma agresiva, ganar peleas,
ser autosuficientes.
13. A veces se les repite a los varones, desde muy chicos, que
los hombres no lloran. Pareciera que para ser hombres
hechos y derechos nunca hay que llorar y tienen que
aguantarse lo que sea.
14. ¿No se puede simplemente ignorar estas presiones?
No es tan sencillo. Desde muy chiquitos aprendemos a ser mujeres y
ser varones y a relacionarnos de una determinada manera en
función de nuestro sexo. Estos estereotipos se incorporan de un
modo natural desde la infancia. Un claro ejemplo son los juguetes
destinados a las chicas y los chicos. Para las chicas muñecas, que
en el juego cumplen el rol de hijos; cochecitos de bebé, artefactos y
otros objetos de la casa como cocinas, escobas, plantas. Para los
varones autitos, pistas de carrera, pelotas, juegos de herramientas.
También el tipo de juego. Juegos tranquilos para las nenas, juegos
con mayor movilidad y hasta brusquedad para los varones
Todo esto va marcando nuestra niñez, nuestra adolescencia y
posteriormente nuestra adultez. Estas ideas van construyendo
nuestros géneros sin que nos demos cuenta. Pensá cuántas veces
en una charla, en un comentario, en una acción, en un festejo, en la
elección de la ropa, aparecen modelos estereotipados de lo
femenino y lo masculino.
15. Si te ocurre que tu modo
de sentir o tu deseo no se
ajustan al estereotipo, es
muy probable te sientas
mal o raro. Al tomar los
estereotipos como lo
“normal” estamos
olvidando que son parte
de la cultura y que
pueden cambiar en
distintos lugares, tiempos
y sociedades. Esta idea
de “normalidad”, que
niega la diversidad trae
consecuencias muy
negativas para las
personas.