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                                    profunda tristeza y soledad espiritual. Espero que la misma te

                                          encamine a hallar las respuestas que tanto buscas.



                                                                                            El autor.

   Rodrigo Federico Eugui Ferrari
Derechos de Autor Uruguay 2009


                                              Inscripto en el libro 31 del Registro con el número 1336
La reproducción de esta obra a través de medios ópticos, electrónicos, químicos, fotográficos o de fotocopias está permitida; al igual que la traducción de la
                                                             misma respetando su contenido.
La Sombra                            la silueta de una sombra reflejada
                                                     me puso la piel de gallina.


       Sentado en un banco vacío,                   Tenía dos grandes ojos rojos
         en un parque desolado,                      que me miraban fijamente,
     miro un atardecer entristecido          haciendo que reviviera recuerdos dolorosos
    cuya imagen dibuja un puro lago.                  y paralizaran mi mente.


    Un extraño murmullo del viento                    Juntando valor y aliento,
 penetra en lo más profundo de mi alma,             volteé para atrás velozmente,
      confundiendo el pensamiento               mas sólo escuché al solitario viento,
       y arrebatándome la calma.               escapándose de mi vista el oscuro ente.


Inquieto por aquella presencia misteriosa,    Dejando caer una lágrima en el camino,
      me dirijo a la orilla del lago,          salgo corriendo de ese tenebroso lugar,
       y un suave perfume de rosa                   y veo, en lo alto de un pino,
    deja a mi corazón algo mareado.                  un cuervo a punto de volar.


Bajando mi melancólica y cansada mirada         Creyendo que todo era una pesadilla,
 para ver mi rostro en el agua cristalina,    cierro los ojos y sueño estar en mi hogar,
pero al despertar sólo veo oscuridad                             mas pude dar un gran suspiro
           y escucho las campanas de la capilla.                        pues ya estaba en el zaguán de mi hogar.


            Guardando en un bolsillo mi reloj,                   Saqué una llave y la coloqué en el cerrojo de la puerta
            camino por una calle solitaria y fría,                      que, para mi sorpresa, ya estaba abierta.
        y al ver una hamaca moverse estando vacía,                         Entré a mi casa muy rápidamente,
               expulso un aire de gran temor.                       escapándome de la presencia del tenebroso ente.


          Entonces, siento un respiro en el oído,                           El silencio y el frío de su interior
             que deja a mi corazón paralizado,                     necesitaban ser aplacados por un confortable calor.
                 y como un niño asustado,                                        Fui a la vieja chimenea
           salgo corriendo de ese sitio sombrío.                            y puse unos troncos de madera.


Escapando el reloj de mi bolsillo, lo dejé tirado en el suelo,         Las llamas de la fogata crecían con altura,
               pues sabía que, si me detenía,                            demostrando ligereza y gran bravura.
                   esa cosa me atraparía,                               El fuego dibujaba en la pared iluminada
y perdería algo más valioso que un recuerdo de mi abuelo.          los espectros de las figuras de una mesa adornada.


                  Una carcajada fantasmal                               Saqué de la biblioteca un libro de moral,
               me arrebata un último latido,                     cuyas hojas amarillentas denotaban sabiduría ancestral,
y me senté en un cómodo sillón                             Giré fuertemente la perilla
           a buscar respuestas en su interior.                   y lavé mi cara con el agua de la canilla.


                 Perdido en la lectura                          El relajante sonido de la corriente fluvial
       no percibo que algo entra por una ranura;                      logró a mi mete tranquilizar.
       y al escuchar en la ventana un chasquido,            Recuperando la paz, empecé a pensar con claridad,
cierro el libro y voy al lugar de donde provino el ruido.   atribuyendo a los hechos un sentido de casualidad.


            Al no ver absolutamente nada,                      Habiendo encontrado una solución racional,
        regreso a retomar la actividad iniciada;                  olvidé el asunto y me fui a descansar.
                 mas, cuando lo hago,                              Acostado en mi complacido lecho,
   encuentro al ejemplar completamente quemado.                   miro adormecido las figuras del techo.


     Sus cenizas me indicaban una tijera afilada,                Y cuando el sueño me estaba por llevar,
      que de no ser por una oportuna campanada,                     un golpe seco me hizo despertar.
           que me hizo recuperar la cordura,                         Algo que merodeaba en el hall
 seguramente, esa noche, habría cometido una locura.                abrió el piano y comenzó a tocar.


     Con tal de refrescar mi pálido rostro sudado,                Unos crujidos en las tablas de madera
         caminé hacia el baño algo mareado.                   delataban que alguien subía por las escaleras.
Las llamas de la chimenea, que desde lo alto se veían,              El silencio reinaba nuevamente
    dibujaban la silueta de una persona que ascendía.                y el miedo se apagó finalmente.


            Escondido debajo del acolchado,                       Una fresca brisa entró por la ventana,
             me hallaba temblando aterrado.                   corriendo las cortinas y levantando la persiana.
Y cuando el ruido cesó, levanté mi cabeza de la almohada,                Contemplando la Luna,
      y comencé a buscar al intruso con la mirada.                  recordé una vieja canción de cuna.


         Entonces vi, bien enfrente de mi cama,                  Nunca más volví a ver a ese oscuro ser,
       la sombra de un hombre que me observaba.                 pero, por miedo de que vuelva a aparecer,
          Con el cuerpo totalmente paralizado,                  dejo todas las noches una vela encendida,
        la reconocí por sus ojos ensangrentados.            y rezo para que no atrape a otra alma desprevenida.


                    “¡Aléjate de mí!”,
                   le grité al ser infeliz;
              y luego de un rápido parpadeo
               sentí un frío entre los dedos.


           Lo que fuera que fuese se había ido,
    librando al ambiente de ese aire tétrico y sombrío.
I                                          II

En la rama de un árbol,                    Sentado en el tallo de una flor,

me encuentro sentado mirando el diluvio.   agarro un panadero que flotaba en el aire;

Las gotas se deslizan en mi pelo           y como si fuese un niño,

y caen en mis ojos, ya humedecidos.        me lanzo a volar en el cielo azul.



Un ave vuela entre las nubes grises,       Los árboles me saludaban a lo lejos,

y se pierde en esa tristeza humeante.      y un puro lago encandiló mis ojos.

Los débiles rayos del sol                  El viento jugaba conmigo,

intentan acariciar mi rostro.              y una bandada de aves me cantó una vieja sonata.



Y cuando miro mis dedos arrugados,         Y cuando llegó el atardecer,

empiezan a llover plumas del cielo;        mis ojos dejaron caer una lágrima,

y una suave brisa me señala a lo lejos     que arrancó el pétalo de una flor

un par de puertas abiertas.                y rompió con la armonía del bosque.
III                                                  IV

En un banco vacío,                                   En lo alto de un balcón,

iluminado por la luz de un foco,                     mirando un nostálgico atardecer

en el medio de una noche sombría,                    y tocando un mágico piano,

me siento a recordar viejos y tristes versos.        me encuentro consumido en el recuerdo.



Una caricia de hojas toca mis helados pies,          Una bandada de aves,

y una suave música de piano se escucha en el aire.   dominada por la melodía de mi música,

El fantasmal silbido del viento                      flotaba en el cerúleo cielo,

me avisa que ya es hora de partir.                   donde el aire parecía estar purificado.



Antes de marcharme,                                  Y cuando la oscuridad ocultó mis manos,

suelto un par de poemas escritos                     mis ojos, ya mojados por el rocío,

y dejo que el cielo los guarde.                      perdieron la mirada en las sombras,

Ahora, caminaré por la senda del silencio.           buscando, tal vez, el consuelo de algún amigo perdido.
V                                       VI

En un castillo de piedra,               El viejo pupitre del estudiante

entre medio de un bosque de palmeras,   se encuentra adormecido en el aula.

en una isla de nubes,                   Espera, callado en la melancolía,

vivía un ángel sin alas.                a que las lágrimas mojen su madera.



Dormido en el paraíso,                  Y en un rincón solitario,

no percibió que una gaviota,            un escritorio recuerda mágicas anécdotas

esa calma monótona emplumada,           de cuando el maestro escribía sobre su espalda,

dejó caer un anillo de recuerdos.       y de cuando guardaba el botín del niño.



Al despertar de ese mágico sueño,       Una maseta rajada

sintió como lo gris de la ceniza        guarda las cenizas de una planta muerta.

formaba un nudo en su garganta.         Y ya no se escuchan las risas,

Y su corazón dejó de latir…             y ya no se ve el silencio.
VII                                      VIII

En un mar de sombras                     En un paraíso lejano,

flotaba la mirada de un infante.         las flores despiden perfume de amor,

¡Toma mi mano, inocente niño,            las nubes forman capullos de azúcar,

y vuela conmigo hacia el horizonte!      y las campanas repican canciones de perdón.



Guiado por una suave brisa,              Las personas no ven sus rostros,

llegué a una ciudad fantasma.            pero escuchan su voz.

Perdida en el recuerdo,                  Observan las maravillas de este mundo

su suspiro recorría sus plazas vacías.   sentadas en un banco bajo el sol.



Esperé, sentado en un viejo roble,       Si quieres entrar en esta fantasía,

a que un tren sin destino pasara.        empieza por abrir tu corazón.

Y cuando se bajó el telón,               Recuerda momentos de cuando eras ingenuo,

me di cuenta que no estaba solo.         y volarás en un barco sin motor.
IX                                   X

Auditorio de colores,                Suspendida en el cielo,

despierta mi ánimo adormecido.       una blanca tina despedía

Opacas burbujas de papel             pompas de jabón al aire

vuelan por un mar sin agua.          y perfume de rosas al suelo.



En la cima de un gran pino           En la antena de un edificio

se encuentra un corazón emplumado.   se posan las notas musicales,

¡Levántate, inocente criatura,       y en las ramas de un olivo

y deja que la pureza te abrigue!     revolotean las letras del alfabeto.



Frío soplo de susurros,              En un campo de agua

calienta mi mente helada.            saltan números de papel,

Las pasiones son gotas               y en un mar de madera

que caen de una cascada.             resbalan lágrimas de acero.
XI                                         XII

En la oscuridad de la noche,              En el medio de un triste lago,

me encuentro al borde de un precipicio.   a la luz de la luna,

Miro angustiado aquel vacío               me encuentro en un bote

y pienso cerrar aquel viejo libro.        pescando consuelos de amor.



La Luna es testigo                        Las grises y grandes nubes

de lo que vaya a hacer esta noche.        me incitan a olvidar viejas penas.

¡Oh, si pudiera oír una última vez        Creo que he visto a un ángel

aquella suave música de piano!            estirarme su mano desde el cielo.



La fría brisa sacude mis cabellos         Sintiendo el murmullo del viento,

y el reloj marca las doce.                me zambullo en las serenas aguas de aquel lago.

Siento una caricia de ángel;              Nado hasta perderme en unos árboles,

ya es hora de partir…                     donde sus raíces mezan la cuna que me han formado.
XIII                                            XIV

Sentado en la aguja de un reloj,                Los recuerdos de un salón vacío

vi volar libros emplumados;                     atormentan al joven estudiante.

escuché el canto de las estatuas                Sentir que está escribiendo solo en un banco

y sentí el beso de las hojas.                   me hace recorrer las aulas para encontrarlo.



Un ángel que pasaba                             Un murmullo descuidado

se detuvo a hablar conmigo.                     se pasea por las aulas del liceo.

¡Cuan extraña era su alegría                    Y un rayo de luz tenue

que congeló mis dedos al tocarlo!               se posa en un viejo pupitre.



Escapando a un bostezo de sol,                  Encontrándose escritos los pizarrones,

mi amigo me palmeó la espalda                   me detuve a leer lo que decían.

y abrió sus doradas alas.                       ¡Como hieren las palabras

En ese momento, me di cuenta que estaba solo.   cuando comprendes su significado!
XV                                                XVI

Nidos de celeste bruma                           Un ave se posó en una nube,

tejen esas flechas con plumas.                   y cayeron sus blancas plumas en la plaza.

Una suave brisa las acaricia                     Ahora juegan con ellas los infantes,

mientras cantan un alegre bullicio.              ocultando al mendigo su pobreza.



Caminando por el parque,                         Un mágico brote nace entre las piedras,

me secuestró la visión una bandada de colores.   desprendiendo un perfume de jazmín.

Y un caleidoscopio de sonidos                    ¡Cuídenlo, y no dejen que la malicia humana

quitaron las gafas de mis oídos.                 quiebre su débil y delgado tallo!



Nunca más sentiré                                Una enredadera de mentiras

esa pasión hacia lo conocido.                    trepa por los oídos de los inocentes.

¡No permitas, solitario amigo,                   ¡Corten esa planta, se los suplico,

que las dagas apuñalen tu mente!                 que lastima a la delicada rosa!
XVII                                        XVIII

Golondrinas multicolores,                   Corren tiempos de ignorancia,

¿pueden decirme hacia dónde vuelan?         donde la reflexión ya casi no existe.

Quiero acompañarlas en su viaje             Las personas se ven atormentadas

pero todavía no apronté el equipaje.        por malos pensamientos e ideas raras.



¿Y si vamos al Ártico,                      Somos pocos los iluminados

sólo para curar promesas rotas?             que poseemos el don del entendimiento.

A donde sea que vayan,                      Mas, por extraño que parezca,

recuerden que aquí las estaré esperando.    casi nadie nos comprende.



¡No partan todavía                          Nuestras palabras son dagas

que necesito escuchar una última canción!   para personas necias y con oídos sordos.

Ya se fueron las alegrías,                  Pero la necedad es fruto de nuestra culpa,

alejándose hacia el sol.                    aquella que cometemos por permitirnos ser necios.
XIX                                       XX

Sentado en una nube gris,                Un fuerte olor a azufre

en medio de una noche serena,            desprende el hombre que de negro viste.

escuchaba el suave perfume de un piano   ¡Mirad su gran sonrisa

que tocaba un ángel distraído.           y apreciad nuestra desgracia!



Miré como la dama blanca,                Mas los niños le creen

envuelta en melancólica nostalgia,       y las madres le alaban.

bailaba la dulce melodía                 ¡Ingenuos son los cobardes

al compás de un lucero apagado.          que no se atreven a enfrentarlo!



Y cuando la brisa meceó los árboles,     Y cuando caiga la noche,

me acosté en un colchón de hojas.        el rocío caerá del cielo,

¡Busca, soñador eterno,                  y los niños lamentarán haberle creído

la calma de un bosque lejano!            y las madres haberlo alabado.
XXI                                         XXII

Plumas de pájaros escuchan mis oídos.       Laberinto de dudas,

Esa suave melodía divina,                   me pierdo en tu arrogancia.

rompe con el silencio de la oscuridad       La llave del árbol se encuentra

y me trae nostalgia perdida.                donde los niños ahora juegan.



¡Cuan fuerte es el vidrio                   ¡Dejen que lo ángeles canten,

que su transparencia produce tristeza!      no interrumpan su melodía!

La suave almohada de sueños                 Sólo piensa en las nubes,

amortiguará mi ligera caída.                y dime si son sueños de plumas.



Y si un niño me pregunta                    Y cuando el anciano llega al parque,

cómo se puede pensar adecuadamente,         se sienta a alimentar a las aves.

le contestaré al oído                       ¡Vuelen, duendes con alas,

“hijo sólo escucha el canto de las aves”.   y cuéntenme que se siente tocar el cielo!
XXIII                                    XXIV

Sentado en un banco,                   Alas de cartón

me encuentro mirando el silencio.      y sueños de vapor,

Los árboles me hablan,                 es todo lo que necesito

pero yo sueño con los ojos abiertos.   para escribir con pasión.



Sentir el aire fresco                  Tristes días grises,

es como acariciar un espejismo.        me arrancaron el amor,

Veo el sol que ilumina                 que, sin saberlo,

la sombra de una vieja estatua.        se escapó de mi corazón.



Me saludan las aves,                   Arpón de desilusiones,

y me invitan a volar con ellas.        creaste a un poeta.

“¡Espérenme!”, les gritaba,            ¡Mátame ahora, bravo arquero,

“…que pronto conseguiré mis alas”.     usando tu gran ballesta!
XXV                                        XXVI

Tengo todo el tiempo del mundo,            Aparece el sol, y su calor también,

pero sólo para amigos.                     mas mi vida es fría.

Si piensas que son para ti estos versos,   Pienso que ni el sol podrá darme

recuerda que mi tiempo es tuyo.            lo que el tiempo no puedo.



Escribiendo bajo la lluvia,                ¡Escuchad ese sonido,

se encuentra ahora mi desolada alma.       ese hermoso campaneo de la iglesia!

Hace ya cinco años que he perdido          Solo esa música es mi aliada

el don de sentir el frío nuevamente.       en mi lucha contra la soledad.



Y el viento me arroja cosas                Y el frío aparece nuevamente,

que mi pelo recoge.                        y yo luchar ya no puedo.

Desearía que mi alma recogiese             Pero mi corazón sabe

lo que los sentidos no pueden.             que tú recordarás estos versos.
XXVII                                    XXVIII

Rencor es lo que siento,                 ¿Qué es la soledad?

y escribiendo apago esa llama            Es la razón por la cual

que de mi corazón se ha apoderado.       la gente no sabe sentir,

¡Llama desgraciada, apágate ahora!       aunque pretenda fingir.



Cuando los capullos florecen,            No es más que la idea

la hermosura de la flor dura un día.     de aquel que piensa estar acompañado.

Lo mismo ocurre con las personas:        No es más que la vida del hombre.

cuando despiertan de un sueño, atacan.   ¡Dense cuenta que la mentira está presente!



Mas los indefensos, los infelices,       Maldita sea la verdad,

no podemos contrarrestar esa ira,        aunque me cueste creerlo.

que con cada decepción crece             El hombre no está solo;

hasta apoderarse de nuestro corazón.     está acompañado, nada más.
XXIX                                         XXX

Entonces, me desperté en un bosque.          Cada vez que sueño despierto

No había árboles, sino hojas;                lastimo a personas inocentes.

y de una fuente brotaba agua,                ¿Qué puedo hacer

que parecía oro líquido de sólo verla.       para vivir en mi mundo sin dolor?



Miré hacia arriba del manto verde,           Escribir es mi boleto al paraíso,

y descubrí cúmulos de nieve.                 al cual yo anhelo llegar.

Tan bellos eran, que reflejaban mi rostro.   Y si un mar de lágrimas me lo impiden,

¡Pureza divina, limpia mi alma!              pues que corra sangre, que yo me voy a quedar.



No quería abandonar mi bosque,               Y cien días esperaré

pero, ¿qué podía hacer para quedarme?        a que me sea devuelta la pasión,

Sentí una brisa de rosas marchitas,          que sin ella no puedo escribir,

y mis ojos vieron la luz del alba.           y al paraíso no podré ir.
XXXI                                        XXXII

Dulce autismo,                              No me gustan las mentiras,

fiel amigo de la melancolía,                más aún unas tan dolidas.

gracias a ti, efecto indigno de mi ser,     “Confía en mí”- me dijo,

puedo transformar la tristeza en alegría.   y luego revela lo escondido.



¡Oh realidad, que cruda eres!               ¿Será éste un fin ameno,

Sueño locura, y despierto triste.           o el principio de un dolor profundo?

¿Por qué eres así conmigo?                  ¡No oculten el llanto,

Te comprendo, porque yo soy así contigo.    no se avergüencen de su orgullo!



Espero que en unos años                     Sientan lo que he sentido,

pueda volver a ser niño,                    vivan lo que he vivido;

para así recordar tiempos                   y comprenderán entonces

en los que me sentía comprendido.           que la vida es un mar de olvidos.
XXXIII                                     XXXIV

Llueven hojas del cielo                   Suave aroma a fresas

y caen en el medio de un campo.           que se encuentra en el abismo,

¡Oh, si pudiera estar allí                déjame olerte una vez más

vería el color de la nube!                para así volver a renacer.



Y cuando el niño corre en el agua,        Ya no encuentro paz en este mundo,

me veo volar sonriente.                   y tampoco la encontraré en otro.

Mas cuando huelo el perfume del lirio,    ¡Si pudiera ver la alegría,

siento el vacío del lago.                 seguro oiría la tristeza!



Aquel día de lluvia                       No permitas que el canario escape,

supe contener mi tristeza.                pues nunca lo volverás a ver.

Ahora soy un hombre desalmado,            Deja correr el fuego del manantial,

pues la primavera se ha olvidado de mí.   y sentirás el ardor en tu mano.
XXXV                                            XXXVI

Mar abierto de pasiones olvidadas,              Cascada de colores

lava mi corazón con tu calma,                   en la que flotan peces sin amores,

activa mi mente con tu bravura                  moja mi frente con tus pasiones

y lastima mi alma con tu ternura.               y olvida viejos rencores.



Suave lluvia de lágrimas,                       Perfume que escuchan mis oídos,

mojen al lirio que da lástima.                  como si fuera un silencio sombrío,

¡Yo soy el manantial de donde brotan            déjame hablar de amoríos

arroyos de deseos y ríos de esperanzas rotas!   que han hecho de mí un hombre impío.



Cielo tranquilo y apacible,                     Suave pluma de piedra

permite que yo sea admisible;                   que conviertes el aire en tierra,

déjame volar por encima de los mares            cambia el color de la rosa negra

como si fuese un soñador o un amante.           y agrégale en su interior una perla.
XXXVII                                         XXXVIII

En este siglo, lo injusto es justo,             Lágrimas de piedra

la tristeza de uno es alegría para otro.        llora el iluso enamorado.

¡Que hermoso que es este siglo,                 ¡Deja de llorar, te lo pido,

todos estamos rebosantes de alegría y cariño!   que la razón no contesta al corazón!



La maldad me acecha constantemente,             Cuan deseoso es el árbol

y las sombras me amparan;                       que espera dar frutos.

mas aún el frío es mi compañía,                 Mas los granizos le acechan

y la falsedad siempre está presente.            e hieren su dura corteza.



No busques un apretón de manos,                 Lamento no poder ayudar

pues puede aparecer un puñal                    al árbol que hoy sufre.

que se hunde en tu pecho                        ¡Odio ser preso

y te deja sin sentimientos.                     de la jaula de mi destino!
XXXIX                                XL

Suave cabello de ángel              No confíes en una persona,

que miras por la ventana            por más buena que ésta parezca,

a un hombre convertido en niño,     después vienen los olvidos,

¡cúbreme y llévame lejos de aquí!   acompañados por dolor y tristeza.



Caminando por el desierto,          Jamás seas soberbio contigo mismo,

busco un manantial de promesas,     pues la soberbia trae desgracia

que una muchacha me ha dicho,       que no se cura con amor,

cura los deseos de tristeza.        sino con lágrimas.



Y cuando veo el sol naciente,       No pienses en lo impensable,

siento un apretón en mi mano.       no evoques la confianza;

“No me sueltes nunca”, me dice,     y sobre todo,

“…y ven conmigo al cielo.”          nunca tengas lástima.
XLI                                         XLII

Las hojas verdes prevalecen                 Los pájaros vuelan bajo,

ante las marchitas;                         y las nubes grises se tornan.

mas las segundas son esclavas               ¡¿Cómo puedo ver la luz del sol

de un amor extinto.                         si tengo los ojos cerrados?!



Las hojas verdes son jóvenes,               Cuando recibo un beso en la frente,

llenas de savia que las recorre,            una cachetada golpea mi mejilla.

y llenas de ideas que las envenenan,        ¡¿Por qué soy esclavo de mis sueños

ya sea por dentro o por fuera.              y amo de mis pesadillas?!



Cuando se siembra la duda                   Al sentir un susurro en el oído,

la mente trabaja y el cuerpo de debilita,   mi cuerpo revive y mi corazón activa mi mente;

pues el único alimento que recibe           pero la alegría cesa cuando abro los ojos

es el fruto de la amargura.                 y me pongo a observar el mundo en el cual vivo.
XLIII                                           XLIV

Cuando veo volar a los pájaros,                 Me han lanzado una flecha

siento que mi alma lo hace también.             que hiere a mi corazón

Cuando escucho su canto,                        y congela mi cerebro,

el sol ilumina el lago de la pasión.            pero perfecciona mi intuición.



¡Lo que daría por tener alas                    Dejé pasar libremente a mi paloma;

para así volar yo también!                      ignorándola, ni siquiera me

Llegar a las nubes y tocarlas,                  detuve a mirarla,

sentirme feliz por una vez.                     mas ella sembró en mí deseo y amor.



Compañero soñador, hermano poeta,               ¡Cuan estúpido fui!

te pregunto algo que a mí me cuesta entender:   Permití que el orgullo me consumiese,

¿podemos ser felices si somos                   y así logré perder mi salvación.

prisioneros de nuestro arte?                    Nunca dejes que lo mismo te suceda a ti.
XLV                                             XLVI

Las duras espinas de la enredadera              A mitad de un sendero caluroso

aprisionan a la mariposa en su jaula.           un viento gélido rozó el cuello del infante,

¡Dejen que vuelen los colores                   y una brisa de culpa mojó sus dedos,

y respiren el sonido del silencio!              los cuales se negaban a ser humedecidos.



Claman por amor los lujuriosos,                 Cuando las paredes de un sueño se desmoronan,

por felicidad los avaros.                       las ilusiones se transforman en pesadillas

Yo pido pasión en mi vida,                      que quebrantan el alma

pues las cenizas consumen la llama que poseo.   y secan el manantial de la esperanza.



¡Lo que daría por ver el deseo                  ¡Ven a mí estrella de algodón,

y degustar con placer un amanecer!              ilumina mi vida como si fueras una vela!

Pero recuerdo que vivo en un vórtice,           Escucho las risas de las flores,

donde la tristeza no encuentra fin.             y siento que ellas me piden que las acompañe.
XLVII                                       XLVIII

Cuando la ciudad está vacía,               El blanco tul del carbón

el infante puede jugar tranquilo.          revela el odio en el amor.

Los árboles cuidan de él                   Si la arena fuese tierra,

y las aves anidan en su pecho.             el fruto de lo inimaginable sería vida.



Cuando el mar se encuentra calmo,          Y el cisne voló toda la noche,

la gaviota puede cazar al pez.             y la chicharra cantó todo el día

Pero cuando los tambores son golpeados,    Desearía vivir en un árbol,

las olas arrebatan el fruto más deseado.   en el cual brotasen las hojas de la soledad.



El suero de la melancolía                  Veo el horizonte en el agua

purifica a la lluvia invernal.             y escucho el caudal en el cielo.

Y cuando una piedra llora,                 Mi mente refleja el vicio

los ángeles ríen.                          de vivir estando muerto.
XLIX                                              L

Cuando siento el sonido                            No existen los molinos

de los árboles en el galpón,                       que harina puedan producir,

me siento triste,                                  pues las aspas están construidas

no sé por que razón.                               con retazos de tela de la peor calidad.



Ese murmullo de ángeles                            La soledad es el hombre

me da la sensación                                 que ha aprendido a pensar,

de una tranquilidad profunda                       que la vida da frutos

que comienza en el alma y culmina en el corazón.   si en nadie ha de confiar.



¡Oh, si pudiera cambiar la brisa por el campo,     No pensemos en lo imposible,

el encierro por la libertad,                       pues la vida lo es;

sentiría la brisa celestial                        estate atento al rocío

y no el deseo de sentirla!                         que el campo ha de presentar.
Lágrima de mármol                      Soneto a Juana de América

 Cierto recuerdo de un lloroso ocaso        Bajo el amparo de un olivo apreso,
  trajo consuelo a mi acïaga alma,           dama de roble y cenobial bismuto
  cuando una yerta figura de dama             pinta poesía a un eremita acuto,
toca la cruz que me mantiene aspado.         léxico ovante al corazón y al seso.


 Fiel compañera del silencio arcano,         Musa que ergue al creador avieso,
 guarda un heroico serafín con arpa;       posa una urpila en su hombro enjuto,
 sufre el abrazo de una alada planta,       lustra la brisa entre su pelo hirsuto,
  vive la calma de un Edén opaco.          numen que guare al sentimiento leso.


 Musa con nimbo de laurel y aneldo,          Céfiro afable convertido en estro
  vítrea mirada de inocente pobra,          corta la etusa que envenena a Eros,
 corre veneno por su pecho enhiesto.      templa el tormento de un amor siniestro.


Tiesa agüarda al Redentor sin sombra,     Sola contempla una amación de omeros,
   tiesa agüarda su retorno incierto         mustios luceros de poeta diestro,
mientras el tiempo sus cabellos corta.       flébil ceniza de exquisitos tueros.
Eubolia erótica                                      Rusia

Llueve, y el viento susurró su nombre.          Madre teñida de trabajo y sangre
   Piel que siente ese murmullo fiel,          surca tus prados un salvaje arado,
    suave caricia que salvó mi rey,           hecho con manos de sudor honrado,
  flébil recuerdo sepultado en sobres.      hecho con cuerdas del batón de un ángel.


   Ruge el etéreo que lanza a mi tez           Bailan infantes de diversas etnias
 gotas que besan la lesión de arpones.      mientras sïembran tus fecundos campos.
 Lloran las ranas una endecha noble,          Muestra un cosaco su tizona al astro,
  música blanca que secó mi erguén.         tiemblan los arcos que disparan flechas.


   Torres de vida fantasean mansas          Vierte una dama su esperanza al Volga,
   bodas de nubes en el mar dorado              fiel emisario de promesas rotas.
  ¡ponto golpeado por vïejas anclas!           Flores que caen de una rama floja


 Luto de plumas guardarán las armas           abren las puertas del palacio áulico.
cuando enmudezcan a los cisnes santos.        Pinta la historia el singular mosaico,
 Llueve, y el viento se llevó las cartas.     taiga que esconde una tonada ignota.
“Nunca más mi amor, nunca más”                                          “Si, eso intento”-le respondo molesto y sin siquiera mirarlo, como
                                                                        quien trata a un animal y no a un ser humano.


En esos días en que la melancolía abre viejas heridas causadas por el   El hombre, en vez de enojarse y reprender mi actitud (que sería lo
travieso Cupido, confundiendo al corazón y abatiendo al espíritu, mi    que me merecía por haberlo tratado así), parece comprender mi
mente busca una escapatoria a esa extraña tristeza, aparentemente       desequilibrado estado anímico, consecuencia de una reciente pérdida
sin sentido, revolviendo en el viejo baúl de los recuerdos. En ese      amorosa, y comienza a hablarme con paciencia y sabiduría (virtudes
momento en que la imagen de esa bella y pura dama, dueña absoluta       atribuidas a la vejez), tratando de animarme.
de mi corazón, se apropia de mis pensamientos, obligándome a            Sus profundas palabras captaron de inmediato mi atención, logrando
revivir ese intenso dolor pasional de haberla perdido; una historia     que soltara el lápiz y cerrara el cuaderno, con el único objetivo de
resurge de lo más profundo de mi memoria, levantándome el ánimo         escucharlo, como un niño que oye atentamente a su abuelo narrar
e iluminándome el alma con esperanza.                                   historias fantásticas, donde existen héroes y dragones.
Cierta vez, estando en un bar, ubicado, en ese entonces, en la zona     La conversación se extendió por más de dos horas. Hablamos, entre
céntrica de mi departamento, bebiendo un café y tratando de             otras cosas, de experiencias vividas, amores imposibles y desgracias
finalizar una obra, se presenta ante mí un hombre, ya mayor, que,       ajenas. Pero algo que realmente conmovió mi espíritu, y se grabó
sinceramente, parecía el más feliz del mundo.                           para siempre en mi memoria, fue cuando me contó la historia de
                                                                        Valentín y Esperanza, dos enamorados empedernidos que desafiaron
“Buenos días, m’hijo. ¿Escribiendo?”-me pregunta con una gran           al destino, cuya voluntad era separarlos.
sonrisa en el rostro, y con un tono que, quien lo escuchase, creería    Según mi amigo, en este mismo lugar, en los vaivenes de la década
que me conocía de toda la vida.                                         del setenta, una pareja de jóvenes, llamados Valentín y Esperanza (él
uruguayo y ella argentina), pensaba sellar para siempre el mutuo
amor que los une.                                                        (Nota: en una parte del relato, mi amigo me comenta que ella era
Él, sacando de uno de sus dos bolsillos un par de alianzas (y            hija de un importante líder revolucionario, y que planeaban
teniendo en el otro un poema inconcluso), se las enseña a ella, quien    utilizarla como chivo expiatorio para dar con su padre)
con dulces lágrimas y una gran sonrisa, parece contestarle de
antemano “Acepto”.Y entre medio de tanta alegría y felicidad,            Inmediatamente que se recupera de la caída, Valentín corre hacia la
irrumpe, inesperadamente, un agente de la gendarmería, como una          calle en busca de ella, pero ya era demasiado tarde. Profundamente
piedra que cae violentamente en el agua, rompiendo toda armonía          angustiado, y con el alma abatida, se sienta en el escalón de una casa
existente.                                                               a llorar. Una señora, conmovida al verlo y siendo cómplice de las
Con pasos largos, cuyos golpes con el piso al caminar retumban en        circunstancias, se le acerca y, en tono maternal, le dice al oído el
las paredes de ese viejo bar, se dirige hacia Esperanza. Cuando llega,   lugar al que la llevaban. Secándose las lágrimas y con la frente en
lee de una lista el nombre completo de ella, y le pregunta si es         alto, marchó decidido al sitio indicado, con el único propósito de
correcto. Mirando a Valentín a los ojos, y agarrándole la mano,          liberar a su amor cautivo.
asiente con la cabeza. El gendarme avisa a la Central el dato, y le      Al llegar a esa fría y gris prisión (que en realidad era un cuartel),
comunica que deberá acompañarlo. Valentín, con el espíritu rebelde       entra y pregunta a un guardia disponible quién está al mando de la
y el corazón decidido, se niega a soltarla. Entonces, de un violento     misma. El oficial apunta hacia una oficina al final de un pasillo, y le
empujón que lo voltea al piso, el agente logra separarlos y, muy         dice que golpeé la puerta antes de ingresar. Nuestro joven
rápidamente, lleva a Esperanza hacia fuera, donde una camioneta los      enamorado camina por ese estrecho sendero, como un hombre
esperaba. Ya estando en su interior, el vehículo arranca y se pierde     inocente que se dirige a un juicio, sabiendo que recibirá una condena
en la distancia.                                                         por algo que no ha cometido. Al llegar, se detiene y, juntando coraje
y valentía, toca la consistente puerta de madera. El eco del “toc-toc”   El comandante, mirándolo como si se tratase del peor de los
parecía el lamento de un fantasma.                                       criminales, le responde molesto:


“¡Adelante!”-se escucha una voz que provenía del interior de la          “Tu chica fue enviada a un centro de reclusión, ubicado en su pueblo
oficina.                                                                 natal, en la provincia de Santa Fe, por disposición del gobierno
                                                                         argentino. Nosotros sólo actuamos como intermediarios, cumpliendo
Valentín entra a la misma, y lo atiende el mismísimo director del        con las órdenes mandadas por nuestros superiores. Si quieres
cuartel.                                                                 quejarte, hazlo con alguien que realmente le interese el asunto. No
                                                                         me hagas perder más tiempo, y aléjate de mi vista.”
“Buenas tardes, soy el Comandante a cargo de este centro. Me
acaban de informar que me andaba buscando. ¿Cuál es el                   Valentín, mirándolo a los ojos, le contesta firme y decidido:
problema?”
                                                                         “No me voy hasta que no me diga el número del pabellón en el cual
“Mi novia acaba de ser arrestada, sin motivo aparente, y necesito        se encuentra. Tengo el derecho de…”
verla para saber cómo se encuentra. Por favor, comprenda que sin
ella yo no puedo vivir. Es como el aire para mí. Se lo suplico,          “¡Usted no tiene ningún derecho! Ahora lárguese si no quiere que lo
libérela. De ser preciso, yo asumiré cualquier cargo que se le           arreste por desacato a la autoridad.”-le grita enojado el regente.
adjudica, con tal de que ella no sufra un minuto más de su vida.”
                                                                         Prestando atención a la orden, y con el corazón esperanzado, el
                                                                         muchacho sale corriendo en busca de su amada.
Rompiendo de un martillazo la alcancía, y con el espíritu repleto de
fe, invierte los ahorros de toda su vida en un pasaje, mágico mapa        Ignorando el aviso, y con el fuerte presentimiento de que su amor
que lo llevará hacia ella.                                                estaba cautivo en ese sitio, realiza un último intento.
Partió de noche, a la luz de la luna, y luego de tres horas de viaje      Ocultándose de la vista de los oficiales, se ubica detrás de la valla de
arriba al lugar natal de su prometida. Cansado y somnoliento,             alambre que rodea a la prisión, frente a la ventana de una celda de la
emprende la difícil tarea de encontrarla en alguno de los centros de      misma. Con la escasa fuerza que le queda, alza la voz lo más que
reclusión existentes en ese sitio. Alentado por el amor, y haciéndole     puede, y comienza a leer aquel poema inconcluso que tenía guardado
frente a la fatiga que, permanentemente, amenazaba con derribarlo,        en el otro bolsillo, que decía más o menos así:
la busca de prisión en prisión, de cuartel en cuartel, hasta llegar al
último de todos ellos. Era un lugar tan gris y custodiado, que parecía    “Cuando las olas amenazan derribar mi bote,
convertir los sueños en pesadillas de solo verlo. Valentín, con un        tú eres como una suave brisa que calma la tempestad.
gran esfuerzo, se dirige a hablar con el portero de la misma. Con los     Eres una flor con pétalos de pluma,
ojos a punto de cerrárseles, como el sol en el atardecer, intenta mirar   y tu hermosura vuela por el cerúleo cielo.
en el interior de la oscura cabina, y pregunta por ella.
                                                                          Y como si fuese una señal divina,
“Lo que usted quiere saber es información confidencial.                   fuiste a caer en mi bolsillo.
Lamentablemente, no se la puedo brindar. Le pido que se retire            ¡Bendita seas amada mía,
inmediatamente de esta zona para evitar posibles inconvenientes.          por iluminarme el alma con tu perfume!
Que tenga usted un buen día.”-le responde una voz espectral
proveniente de su interior.                                               Sueño conque, algún día,
fuésemos al río juntos y mirásemos el atardecer.”                      acepto mi amor!”. ¿Podría ser? Da la vuelta para verificar, y la ve,
                                                                       golpeada y semidesnuda, esperándolo con los ojos abiertos y con una
Inspirado por la ilusión de que lo estuviese escuchando, decide        gran sonrisa que, como escribió alguna vez Dante, parecía decirle al
finalizar la obra, con dos versos que provenían de lo más profundo     ánimo “suspira”. Siempre que me imagino esta escena, dejo que se
de su corazón:                                                         cuele por el aire de la misma, la música de la canción “Le piano sur
                                                                       la vague”, del talentosísimo Paul Mauriat, con la intención, quizás,
“Y cuando caiga la noche, a la luz de la luna,                         de “levantarme el espíritu”.
caminaremos de la mano hacia el horizonte.”                            Venciendo al cansancio, Valentín corre a reencontrarse con ella, y la
                                                                       alegría de ambos se transforma en un fuerte abrazo en medio del
Al terminar, espera ansioso una señal de ella. Mira aquella ventana    diluvio. Las gotas de agua que caían de los cabellos de los
enrejada por un largo tiempo, con la esperanza de que asome su         enamorados, mojando sus rostros, se mezclaban con las lágrimas,
triste rostro angelical, y que le diga, simplemente, “te amo”. Pero    purificándoles el alma. Nunca olvidaré que, cuando le pregunté a mi
nada de eso sucedió. Al darse cuenta que nunca aparecería, se aleja    amigo qué pasó después, él, simplemente, baja la cabeza y no me
de esa jaula de amores, caminando por una calle de tosca.              contesta, como si el recuerdo se hubiera apoderado de su
Sinceramente, me es imposible transmitir con palabras el sufrimiento   pensamiento. Comprendí su silencio. Al rato, me mira a los ojos,
de ese joven; pero, por lo que sé, en el mismo momento en que se       como si fuese su hijo, y me dice que se acerca a ella y, con los ojos
marchaba, cayeron del cielo lágrimas de ángeles. En medio de la        cerrados, le susurra al oído “Nunca más mi amor, nunca más”.
lluvia, caminaba, solo y cabizbajo, hacia un lugar sin rumbo.
Desilusionado completamente, y consumido por la amargura,
escucha una voz que lo llama a lo lejos, diciéndole “¡Acepto, te

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  • 1. Mapa de poemas para un espíritu Al lector: sin rumbo Fiel amigo mío, a ti te dedico esta obra, fruto de tres años de profunda tristeza y soledad espiritual. Espero que la misma te encamine a hallar las respuestas que tanto buscas. El autor. Rodrigo Federico Eugui Ferrari
  • 2. Derechos de Autor Uruguay 2009 Inscripto en el libro 31 del Registro con el número 1336 La reproducción de esta obra a través de medios ópticos, electrónicos, químicos, fotográficos o de fotocopias está permitida; al igual que la traducción de la misma respetando su contenido.
  • 3. La Sombra la silueta de una sombra reflejada me puso la piel de gallina. Sentado en un banco vacío, Tenía dos grandes ojos rojos en un parque desolado, que me miraban fijamente, miro un atardecer entristecido haciendo que reviviera recuerdos dolorosos cuya imagen dibuja un puro lago. y paralizaran mi mente. Un extraño murmullo del viento Juntando valor y aliento, penetra en lo más profundo de mi alma, volteé para atrás velozmente, confundiendo el pensamiento mas sólo escuché al solitario viento, y arrebatándome la calma. escapándose de mi vista el oscuro ente. Inquieto por aquella presencia misteriosa, Dejando caer una lágrima en el camino, me dirijo a la orilla del lago, salgo corriendo de ese tenebroso lugar, y un suave perfume de rosa y veo, en lo alto de un pino, deja a mi corazón algo mareado. un cuervo a punto de volar. Bajando mi melancólica y cansada mirada Creyendo que todo era una pesadilla, para ver mi rostro en el agua cristalina, cierro los ojos y sueño estar en mi hogar,
  • 4. pero al despertar sólo veo oscuridad mas pude dar un gran suspiro y escucho las campanas de la capilla. pues ya estaba en el zaguán de mi hogar. Guardando en un bolsillo mi reloj, Saqué una llave y la coloqué en el cerrojo de la puerta camino por una calle solitaria y fría, que, para mi sorpresa, ya estaba abierta. y al ver una hamaca moverse estando vacía, Entré a mi casa muy rápidamente, expulso un aire de gran temor. escapándome de la presencia del tenebroso ente. Entonces, siento un respiro en el oído, El silencio y el frío de su interior que deja a mi corazón paralizado, necesitaban ser aplacados por un confortable calor. y como un niño asustado, Fui a la vieja chimenea salgo corriendo de ese sitio sombrío. y puse unos troncos de madera. Escapando el reloj de mi bolsillo, lo dejé tirado en el suelo, Las llamas de la fogata crecían con altura, pues sabía que, si me detenía, demostrando ligereza y gran bravura. esa cosa me atraparía, El fuego dibujaba en la pared iluminada y perdería algo más valioso que un recuerdo de mi abuelo. los espectros de las figuras de una mesa adornada. Una carcajada fantasmal Saqué de la biblioteca un libro de moral, me arrebata un último latido, cuyas hojas amarillentas denotaban sabiduría ancestral,
  • 5. y me senté en un cómodo sillón Giré fuertemente la perilla a buscar respuestas en su interior. y lavé mi cara con el agua de la canilla. Perdido en la lectura El relajante sonido de la corriente fluvial no percibo que algo entra por una ranura; logró a mi mete tranquilizar. y al escuchar en la ventana un chasquido, Recuperando la paz, empecé a pensar con claridad, cierro el libro y voy al lugar de donde provino el ruido. atribuyendo a los hechos un sentido de casualidad. Al no ver absolutamente nada, Habiendo encontrado una solución racional, regreso a retomar la actividad iniciada; olvidé el asunto y me fui a descansar. mas, cuando lo hago, Acostado en mi complacido lecho, encuentro al ejemplar completamente quemado. miro adormecido las figuras del techo. Sus cenizas me indicaban una tijera afilada, Y cuando el sueño me estaba por llevar, que de no ser por una oportuna campanada, un golpe seco me hizo despertar. que me hizo recuperar la cordura, Algo que merodeaba en el hall seguramente, esa noche, habría cometido una locura. abrió el piano y comenzó a tocar. Con tal de refrescar mi pálido rostro sudado, Unos crujidos en las tablas de madera caminé hacia el baño algo mareado. delataban que alguien subía por las escaleras.
  • 6. Las llamas de la chimenea, que desde lo alto se veían, El silencio reinaba nuevamente dibujaban la silueta de una persona que ascendía. y el miedo se apagó finalmente. Escondido debajo del acolchado, Una fresca brisa entró por la ventana, me hallaba temblando aterrado. corriendo las cortinas y levantando la persiana. Y cuando el ruido cesó, levanté mi cabeza de la almohada, Contemplando la Luna, y comencé a buscar al intruso con la mirada. recordé una vieja canción de cuna. Entonces vi, bien enfrente de mi cama, Nunca más volví a ver a ese oscuro ser, la sombra de un hombre que me observaba. pero, por miedo de que vuelva a aparecer, Con el cuerpo totalmente paralizado, dejo todas las noches una vela encendida, la reconocí por sus ojos ensangrentados. y rezo para que no atrape a otra alma desprevenida. “¡Aléjate de mí!”, le grité al ser infeliz; y luego de un rápido parpadeo sentí un frío entre los dedos. Lo que fuera que fuese se había ido, librando al ambiente de ese aire tétrico y sombrío.
  • 7. I II En la rama de un árbol, Sentado en el tallo de una flor, me encuentro sentado mirando el diluvio. agarro un panadero que flotaba en el aire; Las gotas se deslizan en mi pelo y como si fuese un niño, y caen en mis ojos, ya humedecidos. me lanzo a volar en el cielo azul. Un ave vuela entre las nubes grises, Los árboles me saludaban a lo lejos, y se pierde en esa tristeza humeante. y un puro lago encandiló mis ojos. Los débiles rayos del sol El viento jugaba conmigo, intentan acariciar mi rostro. y una bandada de aves me cantó una vieja sonata. Y cuando miro mis dedos arrugados, Y cuando llegó el atardecer, empiezan a llover plumas del cielo; mis ojos dejaron caer una lágrima, y una suave brisa me señala a lo lejos que arrancó el pétalo de una flor un par de puertas abiertas. y rompió con la armonía del bosque.
  • 8. III IV En un banco vacío, En lo alto de un balcón, iluminado por la luz de un foco, mirando un nostálgico atardecer en el medio de una noche sombría, y tocando un mágico piano, me siento a recordar viejos y tristes versos. me encuentro consumido en el recuerdo. Una caricia de hojas toca mis helados pies, Una bandada de aves, y una suave música de piano se escucha en el aire. dominada por la melodía de mi música, El fantasmal silbido del viento flotaba en el cerúleo cielo, me avisa que ya es hora de partir. donde el aire parecía estar purificado. Antes de marcharme, Y cuando la oscuridad ocultó mis manos, suelto un par de poemas escritos mis ojos, ya mojados por el rocío, y dejo que el cielo los guarde. perdieron la mirada en las sombras, Ahora, caminaré por la senda del silencio. buscando, tal vez, el consuelo de algún amigo perdido.
  • 9. V VI En un castillo de piedra, El viejo pupitre del estudiante entre medio de un bosque de palmeras, se encuentra adormecido en el aula. en una isla de nubes, Espera, callado en la melancolía, vivía un ángel sin alas. a que las lágrimas mojen su madera. Dormido en el paraíso, Y en un rincón solitario, no percibió que una gaviota, un escritorio recuerda mágicas anécdotas esa calma monótona emplumada, de cuando el maestro escribía sobre su espalda, dejó caer un anillo de recuerdos. y de cuando guardaba el botín del niño. Al despertar de ese mágico sueño, Una maseta rajada sintió como lo gris de la ceniza guarda las cenizas de una planta muerta. formaba un nudo en su garganta. Y ya no se escuchan las risas, Y su corazón dejó de latir… y ya no se ve el silencio.
  • 10. VII VIII En un mar de sombras En un paraíso lejano, flotaba la mirada de un infante. las flores despiden perfume de amor, ¡Toma mi mano, inocente niño, las nubes forman capullos de azúcar, y vuela conmigo hacia el horizonte! y las campanas repican canciones de perdón. Guiado por una suave brisa, Las personas no ven sus rostros, llegué a una ciudad fantasma. pero escuchan su voz. Perdida en el recuerdo, Observan las maravillas de este mundo su suspiro recorría sus plazas vacías. sentadas en un banco bajo el sol. Esperé, sentado en un viejo roble, Si quieres entrar en esta fantasía, a que un tren sin destino pasara. empieza por abrir tu corazón. Y cuando se bajó el telón, Recuerda momentos de cuando eras ingenuo, me di cuenta que no estaba solo. y volarás en un barco sin motor.
  • 11. IX X Auditorio de colores, Suspendida en el cielo, despierta mi ánimo adormecido. una blanca tina despedía Opacas burbujas de papel pompas de jabón al aire vuelan por un mar sin agua. y perfume de rosas al suelo. En la cima de un gran pino En la antena de un edificio se encuentra un corazón emplumado. se posan las notas musicales, ¡Levántate, inocente criatura, y en las ramas de un olivo y deja que la pureza te abrigue! revolotean las letras del alfabeto. Frío soplo de susurros, En un campo de agua calienta mi mente helada. saltan números de papel, Las pasiones son gotas y en un mar de madera que caen de una cascada. resbalan lágrimas de acero.
  • 12. XI XII En la oscuridad de la noche, En el medio de un triste lago, me encuentro al borde de un precipicio. a la luz de la luna, Miro angustiado aquel vacío me encuentro en un bote y pienso cerrar aquel viejo libro. pescando consuelos de amor. La Luna es testigo Las grises y grandes nubes de lo que vaya a hacer esta noche. me incitan a olvidar viejas penas. ¡Oh, si pudiera oír una última vez Creo que he visto a un ángel aquella suave música de piano! estirarme su mano desde el cielo. La fría brisa sacude mis cabellos Sintiendo el murmullo del viento, y el reloj marca las doce. me zambullo en las serenas aguas de aquel lago. Siento una caricia de ángel; Nado hasta perderme en unos árboles, ya es hora de partir… donde sus raíces mezan la cuna que me han formado.
  • 13. XIII XIV Sentado en la aguja de un reloj, Los recuerdos de un salón vacío vi volar libros emplumados; atormentan al joven estudiante. escuché el canto de las estatuas Sentir que está escribiendo solo en un banco y sentí el beso de las hojas. me hace recorrer las aulas para encontrarlo. Un ángel que pasaba Un murmullo descuidado se detuvo a hablar conmigo. se pasea por las aulas del liceo. ¡Cuan extraña era su alegría Y un rayo de luz tenue que congeló mis dedos al tocarlo! se posa en un viejo pupitre. Escapando a un bostezo de sol, Encontrándose escritos los pizarrones, mi amigo me palmeó la espalda me detuve a leer lo que decían. y abrió sus doradas alas. ¡Como hieren las palabras En ese momento, me di cuenta que estaba solo. cuando comprendes su significado!
  • 14. XV XVI Nidos de celeste bruma Un ave se posó en una nube, tejen esas flechas con plumas. y cayeron sus blancas plumas en la plaza. Una suave brisa las acaricia Ahora juegan con ellas los infantes, mientras cantan un alegre bullicio. ocultando al mendigo su pobreza. Caminando por el parque, Un mágico brote nace entre las piedras, me secuestró la visión una bandada de colores. desprendiendo un perfume de jazmín. Y un caleidoscopio de sonidos ¡Cuídenlo, y no dejen que la malicia humana quitaron las gafas de mis oídos. quiebre su débil y delgado tallo! Nunca más sentiré Una enredadera de mentiras esa pasión hacia lo conocido. trepa por los oídos de los inocentes. ¡No permitas, solitario amigo, ¡Corten esa planta, se los suplico, que las dagas apuñalen tu mente! que lastima a la delicada rosa!
  • 15. XVII XVIII Golondrinas multicolores, Corren tiempos de ignorancia, ¿pueden decirme hacia dónde vuelan? donde la reflexión ya casi no existe. Quiero acompañarlas en su viaje Las personas se ven atormentadas pero todavía no apronté el equipaje. por malos pensamientos e ideas raras. ¿Y si vamos al Ártico, Somos pocos los iluminados sólo para curar promesas rotas? que poseemos el don del entendimiento. A donde sea que vayan, Mas, por extraño que parezca, recuerden que aquí las estaré esperando. casi nadie nos comprende. ¡No partan todavía Nuestras palabras son dagas que necesito escuchar una última canción! para personas necias y con oídos sordos. Ya se fueron las alegrías, Pero la necedad es fruto de nuestra culpa, alejándose hacia el sol. aquella que cometemos por permitirnos ser necios.
  • 16. XIX XX Sentado en una nube gris, Un fuerte olor a azufre en medio de una noche serena, desprende el hombre que de negro viste. escuchaba el suave perfume de un piano ¡Mirad su gran sonrisa que tocaba un ángel distraído. y apreciad nuestra desgracia! Miré como la dama blanca, Mas los niños le creen envuelta en melancólica nostalgia, y las madres le alaban. bailaba la dulce melodía ¡Ingenuos son los cobardes al compás de un lucero apagado. que no se atreven a enfrentarlo! Y cuando la brisa meceó los árboles, Y cuando caiga la noche, me acosté en un colchón de hojas. el rocío caerá del cielo, ¡Busca, soñador eterno, y los niños lamentarán haberle creído la calma de un bosque lejano! y las madres haberlo alabado.
  • 17. XXI XXII Plumas de pájaros escuchan mis oídos. Laberinto de dudas, Esa suave melodía divina, me pierdo en tu arrogancia. rompe con el silencio de la oscuridad La llave del árbol se encuentra y me trae nostalgia perdida. donde los niños ahora juegan. ¡Cuan fuerte es el vidrio ¡Dejen que lo ángeles canten, que su transparencia produce tristeza! no interrumpan su melodía! La suave almohada de sueños Sólo piensa en las nubes, amortiguará mi ligera caída. y dime si son sueños de plumas. Y si un niño me pregunta Y cuando el anciano llega al parque, cómo se puede pensar adecuadamente, se sienta a alimentar a las aves. le contestaré al oído ¡Vuelen, duendes con alas, “hijo sólo escucha el canto de las aves”. y cuéntenme que se siente tocar el cielo!
  • 18. XXIII XXIV Sentado en un banco, Alas de cartón me encuentro mirando el silencio. y sueños de vapor, Los árboles me hablan, es todo lo que necesito pero yo sueño con los ojos abiertos. para escribir con pasión. Sentir el aire fresco Tristes días grises, es como acariciar un espejismo. me arrancaron el amor, Veo el sol que ilumina que, sin saberlo, la sombra de una vieja estatua. se escapó de mi corazón. Me saludan las aves, Arpón de desilusiones, y me invitan a volar con ellas. creaste a un poeta. “¡Espérenme!”, les gritaba, ¡Mátame ahora, bravo arquero, “…que pronto conseguiré mis alas”. usando tu gran ballesta!
  • 19. XXV XXVI Tengo todo el tiempo del mundo, Aparece el sol, y su calor también, pero sólo para amigos. mas mi vida es fría. Si piensas que son para ti estos versos, Pienso que ni el sol podrá darme recuerda que mi tiempo es tuyo. lo que el tiempo no puedo. Escribiendo bajo la lluvia, ¡Escuchad ese sonido, se encuentra ahora mi desolada alma. ese hermoso campaneo de la iglesia! Hace ya cinco años que he perdido Solo esa música es mi aliada el don de sentir el frío nuevamente. en mi lucha contra la soledad. Y el viento me arroja cosas Y el frío aparece nuevamente, que mi pelo recoge. y yo luchar ya no puedo. Desearía que mi alma recogiese Pero mi corazón sabe lo que los sentidos no pueden. que tú recordarás estos versos.
  • 20. XXVII XXVIII Rencor es lo que siento, ¿Qué es la soledad? y escribiendo apago esa llama Es la razón por la cual que de mi corazón se ha apoderado. la gente no sabe sentir, ¡Llama desgraciada, apágate ahora! aunque pretenda fingir. Cuando los capullos florecen, No es más que la idea la hermosura de la flor dura un día. de aquel que piensa estar acompañado. Lo mismo ocurre con las personas: No es más que la vida del hombre. cuando despiertan de un sueño, atacan. ¡Dense cuenta que la mentira está presente! Mas los indefensos, los infelices, Maldita sea la verdad, no podemos contrarrestar esa ira, aunque me cueste creerlo. que con cada decepción crece El hombre no está solo; hasta apoderarse de nuestro corazón. está acompañado, nada más.
  • 21. XXIX XXX Entonces, me desperté en un bosque. Cada vez que sueño despierto No había árboles, sino hojas; lastimo a personas inocentes. y de una fuente brotaba agua, ¿Qué puedo hacer que parecía oro líquido de sólo verla. para vivir en mi mundo sin dolor? Miré hacia arriba del manto verde, Escribir es mi boleto al paraíso, y descubrí cúmulos de nieve. al cual yo anhelo llegar. Tan bellos eran, que reflejaban mi rostro. Y si un mar de lágrimas me lo impiden, ¡Pureza divina, limpia mi alma! pues que corra sangre, que yo me voy a quedar. No quería abandonar mi bosque, Y cien días esperaré pero, ¿qué podía hacer para quedarme? a que me sea devuelta la pasión, Sentí una brisa de rosas marchitas, que sin ella no puedo escribir, y mis ojos vieron la luz del alba. y al paraíso no podré ir.
  • 22. XXXI XXXII Dulce autismo, No me gustan las mentiras, fiel amigo de la melancolía, más aún unas tan dolidas. gracias a ti, efecto indigno de mi ser, “Confía en mí”- me dijo, puedo transformar la tristeza en alegría. y luego revela lo escondido. ¡Oh realidad, que cruda eres! ¿Será éste un fin ameno, Sueño locura, y despierto triste. o el principio de un dolor profundo? ¿Por qué eres así conmigo? ¡No oculten el llanto, Te comprendo, porque yo soy así contigo. no se avergüencen de su orgullo! Espero que en unos años Sientan lo que he sentido, pueda volver a ser niño, vivan lo que he vivido; para así recordar tiempos y comprenderán entonces en los que me sentía comprendido. que la vida es un mar de olvidos.
  • 23. XXXIII XXXIV Llueven hojas del cielo Suave aroma a fresas y caen en el medio de un campo. que se encuentra en el abismo, ¡Oh, si pudiera estar allí déjame olerte una vez más vería el color de la nube! para así volver a renacer. Y cuando el niño corre en el agua, Ya no encuentro paz en este mundo, me veo volar sonriente. y tampoco la encontraré en otro. Mas cuando huelo el perfume del lirio, ¡Si pudiera ver la alegría, siento el vacío del lago. seguro oiría la tristeza! Aquel día de lluvia No permitas que el canario escape, supe contener mi tristeza. pues nunca lo volverás a ver. Ahora soy un hombre desalmado, Deja correr el fuego del manantial, pues la primavera se ha olvidado de mí. y sentirás el ardor en tu mano.
  • 24. XXXV XXXVI Mar abierto de pasiones olvidadas, Cascada de colores lava mi corazón con tu calma, en la que flotan peces sin amores, activa mi mente con tu bravura moja mi frente con tus pasiones y lastima mi alma con tu ternura. y olvida viejos rencores. Suave lluvia de lágrimas, Perfume que escuchan mis oídos, mojen al lirio que da lástima. como si fuera un silencio sombrío, ¡Yo soy el manantial de donde brotan déjame hablar de amoríos arroyos de deseos y ríos de esperanzas rotas! que han hecho de mí un hombre impío. Cielo tranquilo y apacible, Suave pluma de piedra permite que yo sea admisible; que conviertes el aire en tierra, déjame volar por encima de los mares cambia el color de la rosa negra como si fuese un soñador o un amante. y agrégale en su interior una perla.
  • 25. XXXVII XXXVIII En este siglo, lo injusto es justo, Lágrimas de piedra la tristeza de uno es alegría para otro. llora el iluso enamorado. ¡Que hermoso que es este siglo, ¡Deja de llorar, te lo pido, todos estamos rebosantes de alegría y cariño! que la razón no contesta al corazón! La maldad me acecha constantemente, Cuan deseoso es el árbol y las sombras me amparan; que espera dar frutos. mas aún el frío es mi compañía, Mas los granizos le acechan y la falsedad siempre está presente. e hieren su dura corteza. No busques un apretón de manos, Lamento no poder ayudar pues puede aparecer un puñal al árbol que hoy sufre. que se hunde en tu pecho ¡Odio ser preso y te deja sin sentimientos. de la jaula de mi destino!
  • 26. XXXIX XL Suave cabello de ángel No confíes en una persona, que miras por la ventana por más buena que ésta parezca, a un hombre convertido en niño, después vienen los olvidos, ¡cúbreme y llévame lejos de aquí! acompañados por dolor y tristeza. Caminando por el desierto, Jamás seas soberbio contigo mismo, busco un manantial de promesas, pues la soberbia trae desgracia que una muchacha me ha dicho, que no se cura con amor, cura los deseos de tristeza. sino con lágrimas. Y cuando veo el sol naciente, No pienses en lo impensable, siento un apretón en mi mano. no evoques la confianza; “No me sueltes nunca”, me dice, y sobre todo, “…y ven conmigo al cielo.” nunca tengas lástima.
  • 27. XLI XLII Las hojas verdes prevalecen Los pájaros vuelan bajo, ante las marchitas; y las nubes grises se tornan. mas las segundas son esclavas ¡¿Cómo puedo ver la luz del sol de un amor extinto. si tengo los ojos cerrados?! Las hojas verdes son jóvenes, Cuando recibo un beso en la frente, llenas de savia que las recorre, una cachetada golpea mi mejilla. y llenas de ideas que las envenenan, ¡¿Por qué soy esclavo de mis sueños ya sea por dentro o por fuera. y amo de mis pesadillas?! Cuando se siembra la duda Al sentir un susurro en el oído, la mente trabaja y el cuerpo de debilita, mi cuerpo revive y mi corazón activa mi mente; pues el único alimento que recibe pero la alegría cesa cuando abro los ojos es el fruto de la amargura. y me pongo a observar el mundo en el cual vivo.
  • 28. XLIII XLIV Cuando veo volar a los pájaros, Me han lanzado una flecha siento que mi alma lo hace también. que hiere a mi corazón Cuando escucho su canto, y congela mi cerebro, el sol ilumina el lago de la pasión. pero perfecciona mi intuición. ¡Lo que daría por tener alas Dejé pasar libremente a mi paloma; para así volar yo también! ignorándola, ni siquiera me Llegar a las nubes y tocarlas, detuve a mirarla, sentirme feliz por una vez. mas ella sembró en mí deseo y amor. Compañero soñador, hermano poeta, ¡Cuan estúpido fui! te pregunto algo que a mí me cuesta entender: Permití que el orgullo me consumiese, ¿podemos ser felices si somos y así logré perder mi salvación. prisioneros de nuestro arte? Nunca dejes que lo mismo te suceda a ti.
  • 29. XLV XLVI Las duras espinas de la enredadera A mitad de un sendero caluroso aprisionan a la mariposa en su jaula. un viento gélido rozó el cuello del infante, ¡Dejen que vuelen los colores y una brisa de culpa mojó sus dedos, y respiren el sonido del silencio! los cuales se negaban a ser humedecidos. Claman por amor los lujuriosos, Cuando las paredes de un sueño se desmoronan, por felicidad los avaros. las ilusiones se transforman en pesadillas Yo pido pasión en mi vida, que quebrantan el alma pues las cenizas consumen la llama que poseo. y secan el manantial de la esperanza. ¡Lo que daría por ver el deseo ¡Ven a mí estrella de algodón, y degustar con placer un amanecer! ilumina mi vida como si fueras una vela! Pero recuerdo que vivo en un vórtice, Escucho las risas de las flores, donde la tristeza no encuentra fin. y siento que ellas me piden que las acompañe.
  • 30. XLVII XLVIII Cuando la ciudad está vacía, El blanco tul del carbón el infante puede jugar tranquilo. revela el odio en el amor. Los árboles cuidan de él Si la arena fuese tierra, y las aves anidan en su pecho. el fruto de lo inimaginable sería vida. Cuando el mar se encuentra calmo, Y el cisne voló toda la noche, la gaviota puede cazar al pez. y la chicharra cantó todo el día Pero cuando los tambores son golpeados, Desearía vivir en un árbol, las olas arrebatan el fruto más deseado. en el cual brotasen las hojas de la soledad. El suero de la melancolía Veo el horizonte en el agua purifica a la lluvia invernal. y escucho el caudal en el cielo. Y cuando una piedra llora, Mi mente refleja el vicio los ángeles ríen. de vivir estando muerto.
  • 31. XLIX L Cuando siento el sonido No existen los molinos de los árboles en el galpón, que harina puedan producir, me siento triste, pues las aspas están construidas no sé por que razón. con retazos de tela de la peor calidad. Ese murmullo de ángeles La soledad es el hombre me da la sensación que ha aprendido a pensar, de una tranquilidad profunda que la vida da frutos que comienza en el alma y culmina en el corazón. si en nadie ha de confiar. ¡Oh, si pudiera cambiar la brisa por el campo, No pensemos en lo imposible, el encierro por la libertad, pues la vida lo es; sentiría la brisa celestial estate atento al rocío y no el deseo de sentirla! que el campo ha de presentar.
  • 32. Lágrima de mármol Soneto a Juana de América Cierto recuerdo de un lloroso ocaso Bajo el amparo de un olivo apreso, trajo consuelo a mi acïaga alma, dama de roble y cenobial bismuto cuando una yerta figura de dama pinta poesía a un eremita acuto, toca la cruz que me mantiene aspado. léxico ovante al corazón y al seso. Fiel compañera del silencio arcano, Musa que ergue al creador avieso, guarda un heroico serafín con arpa; posa una urpila en su hombro enjuto, sufre el abrazo de una alada planta, lustra la brisa entre su pelo hirsuto, vive la calma de un Edén opaco. numen que guare al sentimiento leso. Musa con nimbo de laurel y aneldo, Céfiro afable convertido en estro vítrea mirada de inocente pobra, corta la etusa que envenena a Eros, corre veneno por su pecho enhiesto. templa el tormento de un amor siniestro. Tiesa agüarda al Redentor sin sombra, Sola contempla una amación de omeros, tiesa agüarda su retorno incierto mustios luceros de poeta diestro, mientras el tiempo sus cabellos corta. flébil ceniza de exquisitos tueros.
  • 33. Eubolia erótica Rusia Llueve, y el viento susurró su nombre. Madre teñida de trabajo y sangre Piel que siente ese murmullo fiel, surca tus prados un salvaje arado, suave caricia que salvó mi rey, hecho con manos de sudor honrado, flébil recuerdo sepultado en sobres. hecho con cuerdas del batón de un ángel. Ruge el etéreo que lanza a mi tez Bailan infantes de diversas etnias gotas que besan la lesión de arpones. mientras sïembran tus fecundos campos. Lloran las ranas una endecha noble, Muestra un cosaco su tizona al astro, música blanca que secó mi erguén. tiemblan los arcos que disparan flechas. Torres de vida fantasean mansas Vierte una dama su esperanza al Volga, bodas de nubes en el mar dorado fiel emisario de promesas rotas. ¡ponto golpeado por vïejas anclas! Flores que caen de una rama floja Luto de plumas guardarán las armas abren las puertas del palacio áulico. cuando enmudezcan a los cisnes santos. Pinta la historia el singular mosaico, Llueve, y el viento se llevó las cartas. taiga que esconde una tonada ignota.
  • 34. “Nunca más mi amor, nunca más” “Si, eso intento”-le respondo molesto y sin siquiera mirarlo, como quien trata a un animal y no a un ser humano. En esos días en que la melancolía abre viejas heridas causadas por el El hombre, en vez de enojarse y reprender mi actitud (que sería lo travieso Cupido, confundiendo al corazón y abatiendo al espíritu, mi que me merecía por haberlo tratado así), parece comprender mi mente busca una escapatoria a esa extraña tristeza, aparentemente desequilibrado estado anímico, consecuencia de una reciente pérdida sin sentido, revolviendo en el viejo baúl de los recuerdos. En ese amorosa, y comienza a hablarme con paciencia y sabiduría (virtudes momento en que la imagen de esa bella y pura dama, dueña absoluta atribuidas a la vejez), tratando de animarme. de mi corazón, se apropia de mis pensamientos, obligándome a Sus profundas palabras captaron de inmediato mi atención, logrando revivir ese intenso dolor pasional de haberla perdido; una historia que soltara el lápiz y cerrara el cuaderno, con el único objetivo de resurge de lo más profundo de mi memoria, levantándome el ánimo escucharlo, como un niño que oye atentamente a su abuelo narrar e iluminándome el alma con esperanza. historias fantásticas, donde existen héroes y dragones. Cierta vez, estando en un bar, ubicado, en ese entonces, en la zona La conversación se extendió por más de dos horas. Hablamos, entre céntrica de mi departamento, bebiendo un café y tratando de otras cosas, de experiencias vividas, amores imposibles y desgracias finalizar una obra, se presenta ante mí un hombre, ya mayor, que, ajenas. Pero algo que realmente conmovió mi espíritu, y se grabó sinceramente, parecía el más feliz del mundo. para siempre en mi memoria, fue cuando me contó la historia de Valentín y Esperanza, dos enamorados empedernidos que desafiaron “Buenos días, m’hijo. ¿Escribiendo?”-me pregunta con una gran al destino, cuya voluntad era separarlos. sonrisa en el rostro, y con un tono que, quien lo escuchase, creería Según mi amigo, en este mismo lugar, en los vaivenes de la década que me conocía de toda la vida. del setenta, una pareja de jóvenes, llamados Valentín y Esperanza (él
  • 35. uruguayo y ella argentina), pensaba sellar para siempre el mutuo amor que los une. (Nota: en una parte del relato, mi amigo me comenta que ella era Él, sacando de uno de sus dos bolsillos un par de alianzas (y hija de un importante líder revolucionario, y que planeaban teniendo en el otro un poema inconcluso), se las enseña a ella, quien utilizarla como chivo expiatorio para dar con su padre) con dulces lágrimas y una gran sonrisa, parece contestarle de antemano “Acepto”.Y entre medio de tanta alegría y felicidad, Inmediatamente que se recupera de la caída, Valentín corre hacia la irrumpe, inesperadamente, un agente de la gendarmería, como una calle en busca de ella, pero ya era demasiado tarde. Profundamente piedra que cae violentamente en el agua, rompiendo toda armonía angustiado, y con el alma abatida, se sienta en el escalón de una casa existente. a llorar. Una señora, conmovida al verlo y siendo cómplice de las Con pasos largos, cuyos golpes con el piso al caminar retumban en circunstancias, se le acerca y, en tono maternal, le dice al oído el las paredes de ese viejo bar, se dirige hacia Esperanza. Cuando llega, lugar al que la llevaban. Secándose las lágrimas y con la frente en lee de una lista el nombre completo de ella, y le pregunta si es alto, marchó decidido al sitio indicado, con el único propósito de correcto. Mirando a Valentín a los ojos, y agarrándole la mano, liberar a su amor cautivo. asiente con la cabeza. El gendarme avisa a la Central el dato, y le Al llegar a esa fría y gris prisión (que en realidad era un cuartel), comunica que deberá acompañarlo. Valentín, con el espíritu rebelde entra y pregunta a un guardia disponible quién está al mando de la y el corazón decidido, se niega a soltarla. Entonces, de un violento misma. El oficial apunta hacia una oficina al final de un pasillo, y le empujón que lo voltea al piso, el agente logra separarlos y, muy dice que golpeé la puerta antes de ingresar. Nuestro joven rápidamente, lleva a Esperanza hacia fuera, donde una camioneta los enamorado camina por ese estrecho sendero, como un hombre esperaba. Ya estando en su interior, el vehículo arranca y se pierde inocente que se dirige a un juicio, sabiendo que recibirá una condena en la distancia. por algo que no ha cometido. Al llegar, se detiene y, juntando coraje
  • 36. y valentía, toca la consistente puerta de madera. El eco del “toc-toc” El comandante, mirándolo como si se tratase del peor de los parecía el lamento de un fantasma. criminales, le responde molesto: “¡Adelante!”-se escucha una voz que provenía del interior de la “Tu chica fue enviada a un centro de reclusión, ubicado en su pueblo oficina. natal, en la provincia de Santa Fe, por disposición del gobierno argentino. Nosotros sólo actuamos como intermediarios, cumpliendo Valentín entra a la misma, y lo atiende el mismísimo director del con las órdenes mandadas por nuestros superiores. Si quieres cuartel. quejarte, hazlo con alguien que realmente le interese el asunto. No me hagas perder más tiempo, y aléjate de mi vista.” “Buenas tardes, soy el Comandante a cargo de este centro. Me acaban de informar que me andaba buscando. ¿Cuál es el Valentín, mirándolo a los ojos, le contesta firme y decidido: problema?” “No me voy hasta que no me diga el número del pabellón en el cual “Mi novia acaba de ser arrestada, sin motivo aparente, y necesito se encuentra. Tengo el derecho de…” verla para saber cómo se encuentra. Por favor, comprenda que sin ella yo no puedo vivir. Es como el aire para mí. Se lo suplico, “¡Usted no tiene ningún derecho! Ahora lárguese si no quiere que lo libérela. De ser preciso, yo asumiré cualquier cargo que se le arreste por desacato a la autoridad.”-le grita enojado el regente. adjudica, con tal de que ella no sufra un minuto más de su vida.” Prestando atención a la orden, y con el corazón esperanzado, el muchacho sale corriendo en busca de su amada.
  • 37. Rompiendo de un martillazo la alcancía, y con el espíritu repleto de fe, invierte los ahorros de toda su vida en un pasaje, mágico mapa Ignorando el aviso, y con el fuerte presentimiento de que su amor que lo llevará hacia ella. estaba cautivo en ese sitio, realiza un último intento. Partió de noche, a la luz de la luna, y luego de tres horas de viaje Ocultándose de la vista de los oficiales, se ubica detrás de la valla de arriba al lugar natal de su prometida. Cansado y somnoliento, alambre que rodea a la prisión, frente a la ventana de una celda de la emprende la difícil tarea de encontrarla en alguno de los centros de misma. Con la escasa fuerza que le queda, alza la voz lo más que reclusión existentes en ese sitio. Alentado por el amor, y haciéndole puede, y comienza a leer aquel poema inconcluso que tenía guardado frente a la fatiga que, permanentemente, amenazaba con derribarlo, en el otro bolsillo, que decía más o menos así: la busca de prisión en prisión, de cuartel en cuartel, hasta llegar al último de todos ellos. Era un lugar tan gris y custodiado, que parecía “Cuando las olas amenazan derribar mi bote, convertir los sueños en pesadillas de solo verlo. Valentín, con un tú eres como una suave brisa que calma la tempestad. gran esfuerzo, se dirige a hablar con el portero de la misma. Con los Eres una flor con pétalos de pluma, ojos a punto de cerrárseles, como el sol en el atardecer, intenta mirar y tu hermosura vuela por el cerúleo cielo. en el interior de la oscura cabina, y pregunta por ella. Y como si fuese una señal divina, “Lo que usted quiere saber es información confidencial. fuiste a caer en mi bolsillo. Lamentablemente, no se la puedo brindar. Le pido que se retire ¡Bendita seas amada mía, inmediatamente de esta zona para evitar posibles inconvenientes. por iluminarme el alma con tu perfume! Que tenga usted un buen día.”-le responde una voz espectral proveniente de su interior. Sueño conque, algún día,
  • 38. fuésemos al río juntos y mirásemos el atardecer.” acepto mi amor!”. ¿Podría ser? Da la vuelta para verificar, y la ve, golpeada y semidesnuda, esperándolo con los ojos abiertos y con una Inspirado por la ilusión de que lo estuviese escuchando, decide gran sonrisa que, como escribió alguna vez Dante, parecía decirle al finalizar la obra, con dos versos que provenían de lo más profundo ánimo “suspira”. Siempre que me imagino esta escena, dejo que se de su corazón: cuele por el aire de la misma, la música de la canción “Le piano sur la vague”, del talentosísimo Paul Mauriat, con la intención, quizás, “Y cuando caiga la noche, a la luz de la luna, de “levantarme el espíritu”. caminaremos de la mano hacia el horizonte.” Venciendo al cansancio, Valentín corre a reencontrarse con ella, y la alegría de ambos se transforma en un fuerte abrazo en medio del Al terminar, espera ansioso una señal de ella. Mira aquella ventana diluvio. Las gotas de agua que caían de los cabellos de los enrejada por un largo tiempo, con la esperanza de que asome su enamorados, mojando sus rostros, se mezclaban con las lágrimas, triste rostro angelical, y que le diga, simplemente, “te amo”. Pero purificándoles el alma. Nunca olvidaré que, cuando le pregunté a mi nada de eso sucedió. Al darse cuenta que nunca aparecería, se aleja amigo qué pasó después, él, simplemente, baja la cabeza y no me de esa jaula de amores, caminando por una calle de tosca. contesta, como si el recuerdo se hubiera apoderado de su Sinceramente, me es imposible transmitir con palabras el sufrimiento pensamiento. Comprendí su silencio. Al rato, me mira a los ojos, de ese joven; pero, por lo que sé, en el mismo momento en que se como si fuese su hijo, y me dice que se acerca a ella y, con los ojos marchaba, cayeron del cielo lágrimas de ángeles. En medio de la cerrados, le susurra al oído “Nunca más mi amor, nunca más”. lluvia, caminaba, solo y cabizbajo, hacia un lugar sin rumbo. Desilusionado completamente, y consumido por la amargura, escucha una voz que lo llama a lo lejos, diciéndole “¡Acepto, te