2. PRESENTACION
Por intermedio de la presente cartilla denominada
“Celebrando la Santa Misa” intentamos darles a
conocer un poquito más de Jesús Eucaristía y a
celebrar su fiesta, dándole un sentido a nuestras
expresiones orales y corporales con las que
demostraremos concientemente nuestro amor. El
acto litúrgico que hemos tomado como modelo
corresponde al “tiempo ordinario”, ya que es la que
tiene mayor duración en el año litúrgico. Asimismo, se
incluyen comentarios por medio de notas al pie, con el
fin de ampliar un poco más el ¿por qué? de algunas
acciones que realizamos durante la Misa.
Existe una frase muy popular que dice:
“Nadie ama lo que no conoce”, y para nosotros una de
las mejores maneras de conocer a Dios es por medio
de la Celebración Eucarística o Santa Misa, donde Él
se hace presente y nos invita a seguirlo, unámonos a Él
participando asiduamente de su fiesta.
Finalmente, esperamos que la presente cartilla nos
sirva para superar algunos vacíos respecto del
proceso de la Santa Misa, lo que aún no llenamos por
desconocimiento; y además, nos afiance de que hay un
lugar en donde SI podemos encontrar a Cristo, y que
es en la Eucaristía.
Sinceramente,
J&J
i
3. USO DE MARCOS LATERALES EN LA
PRESENTACION DE MANIFESTACIONES DE
LOS PARTICIPANTES EN LA MISA
Para una mejor comprensión y uso de la presente
cartilla, debe tomarse en cuenta que las manifestación
y/o expresiones orales de los que intervienen en la
Santa Misa las presentamos mediante diferentes
“marcos de borde lateral izquierdo” según lo
siguiente:
• Las referidas al Sacerdote o Celebrante:
o Cuando su manifestación es en voz alta o normal,
mediante borde de línea simple vertical:
Sacerdote:
En el nombre del Padre, del Hijo,…
o Cuando su manifestación es voz baja, mediante
borde de línea entrecortada vertical:
Sacerdote:
Purifica mi corazón y mis labios, Dios…
• Las referidas a los lectores, todos los fieles y
demás participantes de la Santa Misa:
o Cuando el lector concluye la Lectura de la Biblia,
mediante borde de línea curveada simple vertical:
El lector terminará diciendo:
Palabra de …
o Cuando responden todos los fieles, mediante
borde de triple línea simple vertical:
Todos:
Y con tu …
ii
4. INDICE
ESTRUCTURA DE LA SANTA MISA
Pág.
I. PREPARACION:
1. Entrada y Saludo 1
2. Antífona de Entrada 2
3. Acto Penitencial 2
4. Invocación de Piedad 3
5. Gloria 4
6. Oración Colecta 5
II. LITURGIA DE LA PALABRA:
1. Lecturas y Cantos Interleccionales: 7
a. 1ra Lectura (Antiguo Testamento) 7
b. Salmo responsorial 8
c. 2da Lectura (Nuevo Testamento) 8
d. Aleluya 8
2. Evangelio 9
3. Homilía 10
4. Credo 11
5. Oración-Plegaria Universal de los fieles 13
III. LITURGIA EUCARISTICA:
1. Preparación de las ofrendas 15
a. Presentación de ofrendas 15
b. Lavatorio de manos 18
c. Oración sobre las ofrendas 18
iii
5. 2. Plegaria Eucarística 20
a. Acción de gracias y Aclamaciones 20
b. Petición de la transubstanciación 22
c. Consagración 22
d. Memoria de la Pasión; Resurrección 24
y Ascensión del Señor
e. Oblación 24
f. Intercesiones 25
g. Conclusión, elevación de la Hostia y 26
del Cáliz
3. Comunión 27
a. Padrenuestro 27
b. Rito de la Paz 28
c. Fracción del Pan: Cordero de Dios 29
d. Mezcla del Pan y del Vino 29
consagrados
e. Oración del Sacerdote 29
f. El Sacerdote muestra el Pan 30
Eucarístico
g. Comunión del Sacerdote 30
h. Oración de la Comunión 31
i. Distribución de la Comunión 31
j. Oración después de la Comunión 32
IV. CONCLUSION:
1. Saludo y bendición 33
2. Despedida 33
iv
6. Celebrando la Santa Misa
DESARROLLO DE LA SANTA MISA
I. PREPARACION:
1. Entrada y Saludo:
(1)
(2)
Sacerdote: (3)
En el nombre del Padre, y del
Hijo, y del Espíritu Santo.
Todos:
¡Amén!
Sacerdote: (4)
[La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor
del Padre y la Comunión del Espíritu Santo
estén con todos ustedes.]
Todos:
Y con tu espíritu
(1)
Mientras el sacerdote, convenientemente revestido, ingresa al templo o sale de la
sacristía los fieles le recibimos de pie, en señal de respeto.
(2)
Los fieles podemos optar por interpretar un canto de entrada por la alegría de
participar en la fiesta de la eucaristía. Paralelamente, o mientras los fieles cantan,
el Sacerdote se dirige al altar y lo besa. (Mediante el beso a la mesa del altar se
manifiesta el amor al acto eucarístico, como símbolo de Cristo y recuerdo de los
santos; se considera también un espacio santificado porque allí se hace presente
Jesús Eucaristía).
(3)
El Sacerdote, de cara a los fieles, hace la señal de la cruz. Como la Santísima
Trinidad interviene en el sacrificio, el sacerdote se santigua en el nombre del
Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo. Todos los fieles responden: ¡Amen!
(4)
En ésta parte, el Sacerdote nos saluda, este saludo puede ser distinto como: “Dios
este con nosotros” o “El Señor este con vosotros.”.
Pág. 1
7. Capilla de Jesús Maria (Parroquia Nuestra Señora de la Natividad)
2. Antífona de Entrada (5)
Sacerdote:
[Celebremos con alegría el nacimiento de María,
la Virgen: de Ella salió el sol de justicia,
Cristo nuestro Señor.] (6 )
3. Acto Penitencial (7)
Sacerdote:
[Hermanos y hermanas: Para celebrar
dignamente los santos misterios,
reconozcamos nuestros pecados.] (8 )
Nota: Hacemos una breve pausa de silencio. (9)
Todos: (10)
Yo confieso ante Dios todo poderoso,
y ante ustedes, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra,
obra y omisión.
(5)
Es una consideración breve dada por el sacerdote, y que nos sirve para recordar el
tiempo litúrgico en que nos encontramos o la fiesta que se celebra.
(6)
Estas palabras son para el caso de la fiesta de la Natividad de la Virgen, las
mismas que pueden corresponder a diferentes fórmulas.
(7)
Es una mirada a nuestro corazón, a nuestra disposición interior con que hemos de
acercarnos al Santo Sacrificio.
(8)
Estas palabras dadas por el sacerdote pueden corresponder a diferentes fórmulas,
de acuerdo a las circunstancias del culto.
(9)
Con la pausa de silencio examinamos nuestra conciencia y descubrimos los
pecados de pensamiento, palabra, obra, u omisión con que ofendimos a Dios,
para pedirle perdón por ello; si lo hacemos con verdadera contrición, podemos
alcanzar el perdón de los pecados veniales y preparar mejor nuestra alma para
que –con la confesión sacramental– seamos perdonados de los pecados mortales.
Pág. 2
8. Celebrando la Santa Misa
Por mi culpa, por mi culpa,
por mi gran culpa.
Por eso ruego a Santa María,
siempre Virgen,
a los Ángeles, a los Santos,
y a ustedes, hermanos,
que intercedan por mi
ante Dios, nuestro Señor.
Sacerdote:
Dios todopoderoso tenga misericordia de todos
nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a
la vida eterna.
Todos:
(11)
¡Amén.!
(12)
4. Invocaciones de piedad:
Sacerdote:
¡Señor, ten piedad!
Todos:
¡Señor, ten piedad!
(10)
Si esto lo hacemos con verdadera piedad, la invocación seguida que hace el
sacerdote, nos llenará de paz.
(11)
Nuestro amén, deberá ser un acto de fe y de confianza en Dios.
(12)
Después del acto penitencial –de habernos reconocido pecadores– el perdón nos
vendrá de la misericordia de Dios, por bondad divina, así, aún desconfiando de
nosotros mismos y no pudiendo garantizar la sinceridad de nuestro arrepentimiento
ni la fuerza de nuestra enmienda –tantas veces desmentida por nuestros actos-
nos dirigimos a la Santísima Trinidad y desde el fondo del corazón decimos:
- Al Padre: ¡Señor, ten piedad!
- Se lo repetimos al Hijo: ¡Cristo, ten piedad!
- Y se lo volvemos a repetir al Espíritu Santo: ¡Señor, ten piedad!
Pág. 3
9. Capilla de Jesús Maria (Parroquia Nuestra Señora de la Natividad)
Sacerdote:
¡Cristo, ten piedad!
Todos:
¡Cristo, ten piedad!
Sacerdote:
¡Señor, ten piedad!
Todos:
¡Señor, ten piedad!
5. Gloria (13):
Sacerdote:
Gloria a Dios en el Cielo.
Todos:
y en la tierra paz
a los hombres que aman al Señor.
Por tu inmensa gloria te alabamos,
te bendecimos, te adoramos,
te glorificamos, te damos gracias,
Señor Dios, Rey celestial,
Dios Padre todopoderoso.
Señor, Hijo único, Jesucristo,
Señor Dios, Cordero de Dios,
(13)
Esta plegaria la cantamos o recitamos todos los domingos y en los días de fiesta –
excepto en Tiempo Adviento y Cuaresma, como signo de alabanza–, y mediante el
cual le expresamos amor a Dios y le pedimos que atienda nuestras súplicas.
El Gloria es un himno en el que manifestamos a Dios con nuestras palabras y
deseos, lo que hemos negado con nuestros pecados. Por eso alabamos,
bendecimos, damos gracias y adoramos al Padre, al hijo y al Espíritu Santo.
Si vamos a asistir al Santo Sacrificio querremos alcanzar los mismos sentimientos
que Cristo tuvo en la Cruz así como unirnos a su oración e intenciones. Y ¿acaso la
oración y las intenciones de Cristo no fueron de adoración, de acción de gracias y
de petición por nuestros pecados, para que el Padre nos concediera el perdón?
Pues eso es lo que ahora pedimos y buscamos.
Pág. 4
10. Celebrando la Santa Misa
Hijo del Padre;
Tú que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros.
Tú que quitas el pecado del mundo,
atiende nuestra súplica.
Tú que estás sentado a la derecha
del Padre, ten piedad de nosotros.
Porque sólo Tú eres Santo,
solo Tú Señor, sólo Tú Altísimo Jesucristo,
con el Espíritu Santo
en la gloria de Dios Padre.
Todos:
¡Amén!
6. Oración Colecta: (14)
Sacerdote:
Oremos
Nota: Hacemos una breve pausa de silencio
Sacerdote: (15)
[ Concede, Señor, a tus hijos, el don de tu gracia,
para que, cuantos hemos recibido
las primicias de la salvación
(14)
Después de rezar el Gloria, o a continuación de las Invocaciones de piedad –
cuando el gloria no se canta o reza–, el sacerdote invita los fieles a unirse con
mayor atención y fervor a las peticiones que en ese momento se van ha dirigir
a la Santísima Trinidad.
La oración se hace en nombre y a favor de los fieles que asisten al Santo
Sacrificio, y las súplicas se hacen de acuerdo con la celebración del día, del
tiempo litúrgico o de la fiesta. En esta oración, llamada también colecta, pedimos
a Dios que nos haga participar de los frutos de la redención.
(15)
La oración de ejemplo, es la que se reza en la fiesta de la Natividad de la Virgen, la
misma que se ajusta a las circunstancias religiosas que origina el acto eucarístico.
Pág. 5
11. Capilla de Jesús Maria (Parroquia Nuestra Señora de la Natividad)
por la maternidad de la Virgen María,
consigamos aumento de paz
en la fiesta de su Nacimiento.
Por nuestro Señor Jesucristo,
Tu Hijo, que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo
y es Dios por los siglos de los siglos. ]
Todos:
¡Amén!
Pág. 6
12. Celebrando la Santa Misa
II. LITURGIA DE LA PALABRA (16)
(17)
(18)
1. Lecturas (19) y Cantos Interleccionales (20):
a. Primera Lectura (21)
El lector terminará diciendo:
Palabra de Dios.
Todos Respondemos:
Te alabamos, Señor.
(16)
La primera parte de la Misa busca al corazón para renovarlo y dirigirlo a Dios por la
conversión interior. En ésta segunda parte se busca la inteligencia, y nos
instruye en los misterios divinos a través de la Palabra de Dios: por eso se
llama “liturgia de la palabra”.
(17)
Los fieles proceden a sentarse.
(18)
Los fieles pueden optar por interpretar un canto de meditación por la alegría de
participar en la Liturgia de la Palabra de la fiesta eucarística.
(19)
Cuando queremos a alguien, nos agrada escuchar lo que nos dice. La Biblia nos
cuenta todo lo que Dios ha hecho por nosotros a lo largo de los siglos. Por eso
debemos escuchar de buena gana las lecturas. Es Dios el que nos habla a
nosotros hoy.
Ahora, no sólo debemos limitarnos a escucharla con atención, sino también
esforzarnos en comprender su sentido, en recordarla durante el día, y convertirla
en buenos propósitos, en resoluciones firmes que se traduzcan en una mejora
diaria. Puede ser suficiente una frase o una idea que podamos repetir a lo largo de
la jornada como una jaculatoria.
Las lecturas constituyen la parte principal de la liturgia de la palabra, y en tiempos
ordinarios son dos (02), y en las fiestas y solemnidades tres (03).
(20)
El hecho de que se llamen cantos interleccionales no significa que necesariamente
hayan de cantarse y, en ausencia de quienes puedan hacerlo, el sacerdote y los
fieles –cuando les corresponda–, se limitan a recitarlos. Se consideran como
cantos interleccionales al “Salmo responsorial” y al “Aleluya”.
(21)
Es un fragmento del Antiguo Testamento, es decir, aquella parte de la Biblia que
nos cuenta lo que Dios ha hecho y dicho antes de la venida de Jesús,
permitiéndonos conocer las enseñanzas de Dios, sus prodigios y su providencia
para mantener limpia la doctrina revelada: la fe y la moral del pueblo elegido,
germen de la que después sería su Iglesia.
Pág. 7
13. Capilla de Jesús Maria (Parroquia Nuestra Señora de la Natividad)
b.Salmo Responsorial (22)
c. Segunda Lectura (23)
El lector terminará diciendo:
Palabra de Dios.
Todos Respondemos:
Te alabamos, Señor.
d.Aleluya (24)
(22)
Después de la primera lectura viene un salmo –llamado responsorial, porque en su
recitación pueden intervenir los asistentes–, que por lo general insiste en los
argumentos de la primera lectura.
(23)
Es un fragmento del Nuevo Testamento correspondiente a los libros: Los Hechos
de los Apóstoles, sus cartas o epístolas, y el Apocalipsis de San Juan. En estos
libros se recoge la predicación de los Apóstoles y la vida de los primeros cristianos.
(24)
A la segunda lectura le sigue el Aleluya u otro canto según las exigencias del
tiempo litúrgico, con unos versos que suelen ser del mismo pasaje del Evangelio
que se va ha leer a continuación.
Aleluya quiere decir alegrémonos, y es lo que la Iglesia pretende: que nos
alegremos anticipadamente para disponernos a recibir con gozo la palabra de
Nuestro Señor Jesucristo.
En este sentido puede decirse que el aleluya, más que seguir a los otros textos de
la liturgia de la Palabra, precede al Evangelio con el que debe considerarse unido.
Si no hay segunda lectura, se lee a continuación del salmo responsorial.
Pág. 8
14. Celebrando la Santa Misa
2. Evangelio (25)
(26)
(27)
a. Rito al iniciar la lectura
Sacerdote: (28)
Purifica mi corazón y mis labios, Dios
todopoderoso, para que anuncie
dignamente tu Evangelio.
Sacerdote: (29)
El Señor esté con ustedes.
Todos:
Y con tu espíritu.
b.Lectura del Evangelio
Sacerdote: (30)
Lectura del Santo Evangelio según
[San …]
(25)
La Iglesia tributa suma veneración al Evangelio, y la liturgia distingue su
proclamación por encima de las otras lecturas con especiales muestras de honor.
(26)
Mientras el sacerdote se dirige al ambón, los fieles se ponen de pie.
(27)
Los fieles pueden optar por interpretar un canto de preparación al evangelio.
(28)
El sacerdote, que va a anunciar la Buena Nueva, siente la necesidad de estar más
limpio aún y, como si no le bastase la preparación de la primera parte de la Misa,
dice estas palabras en voz baja y en latín.
(29)
Una vez erguido, el sacerdote saluda nuevamente a los fieles presentes.
(30)
Paralelamente a éstas palabras, el sacerdote y todos lo fieles presentes, se signan
con la señal del cristiano:
• Primero en la frente, para manifestar asentimiento a la Palabra de Dios;
• Segundo en la boca, para mostrar que las enseñanzas de Cristo serán nuestras
enseñanzas; y
• Por último, tercero, en el corazón, para indicar que queremos vivir en ella.
Pág. 9
15. Capilla de Jesús Maria (Parroquia Nuestra Señora de la Natividad)
Todos:
Gloria a ti, Señor.
c. Rito al terminar la Lectura (31)
Sacerdote: (32)
Palabra del Señor.
Todos Respondemos:
Gloria a ti, Señor Jesús
Sacerdote: (33)
Las Palabras del
Evangelio borren
nuestros pecados.
3. Homilía (34)
(35)
Sacerdote:
[Hermanos,…] (36)
(31)
La lectura del Evangelio no pueden hacerla los seglares, pues está “reservada al
ministro sagrado, es decir, al diácono o al sacerdote” y concluye con el mismo acto
de fe que las otras lecturas.
(32)
Paralelamente a éstas palabras, el sacerdote besa el libro en señal de respeto.
(33)
Asimismo, y en voz baja, el sacerdote pide lo que nosotros debemos pedir con El.
(34)
La homilía trata de una explicación pormenorizada de algún aspecto particular de
las lecturas –fundamentalemnte del Evangelio y/o fiesta que celebra la Iglesia–,
teniendo en cuenta las necesidades de los fieles.
(35)
Los fieles proceden a sentarse después de haber escuchado de pie y en señal de
respeto la lectura del Evangelio, la que se hizo como manifestación de nuestro
deseo de imitar a Jesucristo y de seguir con prontitud sus enseñanzas. Ahora, para
meditarlas más pausadamente y con más detalle nos sentamos y escuchamos al
sacerdote que desarrolla la homilía “necesaria para alimentar la vida cristiana”.
(36)
Se ajusta a la inspiración que el sacerdote adecue considerando las necesidades
de la comunidad y de los fieles, relacionadas con las lecturas bíblicas.
Pág. 10
16. Celebrando la Santa Misa
4. Credo: Profesión de Fe (37)
(38)
Sacerdote:
Creo en un solo Dios. (39)
Todos:
Padre todopoderoso,
creador del cielo y de la tierra,
de todo lo visible y lo invisible.
Creo en un solo Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios,
nacido del Padre
antes de todos los siglos:
Dios de Dios, Luz de Luz,
Dios verdadero de Dios verdadero,
engendrado, no creado,
de la misma naturaleza del Padre,
por quien todo fue hecho;
que por nosotros los hombres,
y por nuestra salvación,
bajo del cielo,
(37)
Después de escuchar las lecturas que recogen las enseñanzas divinas y su
comentario –la homilía-, mostramos nuestro asentimiento a la Palabra de Dios
recitando el Credo.
(38)
Previamente a iniciar la recitación del Credo, los fieles y el sacerdote –cuando se
encuentre sentado– se ponen de pie.
(39)
El Credo es llamado también Símbolo de los Apóstoles, porque es un resumen
de las principales verdades de la fe; según la tradición, fue compuesto por ellos
antes de dispersarse por todo el mundo para predicar el Evangelio.
En el Credo se reconoce expresamente que Jesucristo, es Hijo de Dios hecho
Hombre, por nuestra causa fue crucificado. Y en la Misa ¿qué es sino la renovación
del Sacrificio Redentor de Cristo? ¿No es conveniente que lo recordemos ahora,
cuando nos disponemos a asistir a ese sacrificio que va a hacerse sobre el Altar?
Pág. 11
17. Capilla de Jesús Maria (Parroquia Nuestra Señora de la Natividad)
(40)
y por obra del Espíritu Santo
se encarnó de María, la Virgen,
y se hizo hombre;
y por nuestra causa fue crucificado
en tiempos de Poncio Pilato;
padeció y fue sepultado,
y resucito al tercer día,
según las escrituras,
y subió al cielo, y está sentado
a la derecha del Padre,
y de nuevo vendrá con gloria
para juzgar a vivos y muertos,
y su reino no tendrá fin.
Creo en el Espíritu Santo,
Señor y dador de vida,
Que procede del Padre y el Hijo,
que con el Padre y el Hijo recibe
una misma adoración y gloria,
y que habló por los profetas.
Creo en la Iglesia, que es una,
santa, católica y apostólica.
Confieso que hay un solo Bautismo
para el perdón de los pecados.
Espero la resurrección de los
muertos y la vida del mundo futuro.
Amén.
(40)
Al recitar éstas palabras y hasta: “y se hizo hombre”, todos debemos inclinarnos.
Pág. 12
18. Celebrando la Santa Misa
5. Oración-Plegaria Universal de los fieles (41)
a. Oración de Intenciones
Sacerdote o Monitor: (42)
[ Hermanos, dirijamos nuestras
oraciones a Dios todopoderoso,
que quiere que todos los
hombres se salven y lleguen al
conocimiento de la verdad. ]
Sacerdote, Monitor o Seglar: (43)
[ Por la Santa Iglesia de Dios,
…, ]
Roguemos al Señor.
[…]…
Todos: (44)
[ Te lo pedimos, Señor. ]
(41)
La primera parte de la Misa –la preparación–, terminaba con una oración; la colecta.
Esta segunda parte, la Liturgia de la Palabra, acaba también de la misma manera;
en este caso se trata de la oración universal de los fieles, en la que el pueblo ruega
por todos los hombres.
(42)
Toca al sacerdote o al monitor, de contar con éste, dirigir ésta oración, invitar a los
fieles, con una breve monición a orar.
(43)
El orden de éstas intenciones será generalmente:
• Por las necesidades de la Iglesia.
• Por los que gobiernan los Estados y por la salvación del mundo.
• Por quienes sufren cualquier dificultad.
• Por la comunidad local.
• Por los fieles difuntos.
(44)
A cada una de las intenciones, nos corresponde unirnos a estas con fe y rogar a
Dios con fervor que se digne escuchar nuestras súplicas, por lo que respondemos
con diferentes fórmulas como “Escúchanos, Señor.” o “Te lo pedimos, Señor.” o
según las indicaciones del monitor o sacerdote, las que pueden ajustarse a cada
celebración en particular.
Pág. 13
19. Capilla de Jesús Maria (Parroquia Nuestra Señora de la Natividad)
b.Oración conclusiva (45)
Sacerdote:
[ Oh, Dios, refugio y fortaleza nuestra,
escucha las oraciones de tu Iglesia y
concédenos, por tu bondad, lo que
pedimos con fe.
Por Jesucristo Nuestro Señor.]
Todos:
¡Amén!
(45)
Corresponde al sacerdote celebrante dirigir y terminar ésta parte con la oración
conclusiva. Esta oración también puede amoldarse de la mejor manera a la ocasión
de la fiesta de celebración.
Pág. 14
20. Celebrando la Santa Misa
(46)
III. LITURGIA EUCARISTICA
(47)
(48)
(49)
1. Preparación de las Ofrendas
a. Presentación de las Ofrendas (50)
• Ofrenda del Pan
Sacerdote: (51)
Bendito seas, Señor, Dios del universo,
por este pan, fruto de la tierra y del
trabajo del hombre, que recibimos de tu
generosidad y ahora te presentamos; él
será para nosotros Pan de vida.
(46)
En ésta parte de la misa, que es la mas importante, el sacerdote da gracias a Dios
por todas las cosas bellas del mundo y especialmente por el don de su Hijo Jesús.
A partir de éste momento, la Iglesia ha ordenado la liturgia de modo que, en todo
responda a los gestos y a las palabras de Cristo en la Última Cena.
(47)
Los fieles proceden a sentarse.
(48)
Los fieles pueden optar por interpretar un canto de ofertorio.
(49)
En la preparación de las ofrendas, se llevan al altar el pan, el vino y el agua: es
decir los mismos elementos que Cristo usó el Jueves Santo, los que por obra del
Espíritu Santo se convierten en el Cuerpo y la Sangre de Cristo. También se
recogen donaciones para los pobres y para las necesidades de la Iglesia.
(50)
Se trata de una preparación inmediata para la Plegaria Eucarística. Por eso, lo
primero es disponer el altar, que es el centro de la liturgia porque en ese altar se va
a realizar el sacrificio. La presentación de las ofrendas se hace inicialmente con la
procesión de las ofrendas por parte de los asistentes.
(51)
El sacerdote ofrece primero el pan con estas palabras. A éste acto de fe y de
humildad, por el que reconocemos que hasta el pan es un don de Dios y que
nosotros no ponemos más que el pequeño esfuerzo de elaborarlo.
Pág. 15
21. Capilla de Jesús Maria (Parroquia Nuestra Señora de la Natividad)
Todos: (52)
Bendito seas por siempre Señor.
• Ofrenda del Vino
Sacerdote: (53)
El agua unida al vino sea signo de
nuestra participación en la vida divina de
quien ha querido compartir nuestra
condición humana.
Sacerdote: (54)
Bendito seas, Señor, Dios del universo,
por este vino, fruto de la vid y del trabajo
del hombre, que recibimos de tu
generosidad y ahora te presentamos: él
será para nosotros bebida de salvación.
(52)
Nosotros los fieles respondemos con alabanza a Dios.
(53)
El sacerdote, a continuación toma el cáliz y pone el vino al que añade unas gotas
de agua. Esto se hace así por tres razones:
• La primera porque así lo hizo Jesucristo en la Última Cena, en la que nos
enseñó la manera en que se había de renovar el Sacrificio del Calvario.
• La segunda para mostrar la generosidad de Cristo en la Cruz que, al ser
traspasado por la lanza del soldado, nos dio la poca sangre que le quedaba,
después de haberla derramado tan abundantemente, acompañada del agua
que fluyo de su Cuerpo Santísimo.
• Y la tercera, como nos enseña San Cirilo, por que ésta pequeñísima cantidad
de agua que se echa queda transformada en el vino, como nosotros hemos de
quedar transformados en Cristo.
En efecto, la meta de la vida cristiana consiste en identificarse con Jesucristo:
• Ha de ser tal nuestro modo de pensar, de trabajar, de orar, y de amar;
• Ha de ser tal nuestra felicidad a sus enseñanzas y a su ejemplo;
• Ha de ser tal nuestra conducta y nuestra vida que llegue un momento en que
podamos decir con San Pablo: “ya no soy yo, es Cristo quien vive en mi”.
(54)
Una vez preparado el Cáliz, el sacerdote lo ofrece al Señor.
Pág. 16
22. Celebrando la Santa Misa
Todos:
Bendito seas por siempre Señor.
Sacerdote: (55)
Acepta, Señor, nuestro
corazón contrito y nuestro
espíritu humilde; que éste
sea hoy nuestro sacrificio y
que sea agradable en tu
presencia, Señor, Dios
nuestro.
(55)
El sacerdote, inclinado y en voz baja, ora por todos el ofrecimiento que hacemos al
Señor, en el Santo Sacrificio.
Notemos que, tanto en el ofrecimiento del pan como del vino, el sacerdote emplea
la fórmula en plural: no dice en ningún momento “te presento”, sino “te
presentamos”.
Recordemos que en la noche del jueves Santo, nuestro Señor Jesucristo, después
de convertir el pan y el vino en su Cuerpo y en su Sangre, mandó a los apóstoles
que hicieran lo mismo que Él había hecho. Por eso sólo los Apóstoles, y sus
sucesores en el sacerdocio, tienen la capacidad de hacer lo que hizo Jesucristo.
Sin embargo, nosotros los fieles, por haber recibido el bautismo somos miembros
del Cuerpo Místico de Cristo, y por eso participamos de algún modo en el
sacerdocio común, y aunque no tengamos el sacerdocio ministerial –que es propio
de los sacerdotes (recibido en el sacramento de la orden) –, este sacerdocio común
nos capacita para unirnos al celebrante y ofrecer, junto a él, el Sacrificio de la Misa.
También llama la atención el hecho de pedir al Señor que acepte con agrado el
sacrificio que le presentamos, ¿Por qué pedimos esto?, la respuesta la
encontramos en lo siguiente: como el sacerdote y los fieles ofrecen el sacrificio,
podría ocurrir que ese ofrecimiento no fuera grato a Dios por razón de sus
personas. Piénsese, por ejemplo, en la apatía, las distracciones, la tibieza y la falta
de disposiciones con que a veces seguimos la Santa Misa, y se comprenderá
fácilmente que en esos casos no agradará a Dios y que se perderán, al menos,
parte de sus frutos o incluso podríamos quedar privados de éstos.
La solución no está en dejar de acudir al Santo Sacrificio, sino en reconocer esta
posibilidad, que desgraciadamente se da en tantas ocasiones, y unirnos con mayor
fervor a la petición del sacerdote, para rogarle a Dios que acepte con agrado el
sacrificio que le ofrecemos.
Pág. 17
23. Capilla de Jesús Maria (Parroquia Nuestra Señora de la Natividad)
b.Lavatorio de Manos (56)
Sacerdote: (57)
Lava del todo mi delito, Señor,
limpia mi pecado.
c. Oración sobre las Ofrendas (58)
(59)
Sacerdote: (60)
Orad, hermanos, para que este sacrificio,
mió y vuestro, sea agradable a Dios,
Padre todopoderoso.
(56)
A medida que nos acercamos a la consagración, la necesidad de limpieza en el
alma se hace más patente. El sacerdote, a un lado del altar, se lava los dedos por
si en la ceremonia de las ofrendas se los hubiese manchado y, sobre todo, como
un detalle más de la delicadeza que exige el trato con Dios al que va a tocar en las
Sagradas especies sacramentales.
En realidad el lavabo es mas un gesto que una necesidad, pues el ministro se
cuida de llevar las manos limpias, y si se las lava es para mostrar al Señor sus
deseos de purificación interior.
(57)
Es recomendable, si queremos participar con fruto en la Santa Misa, es preciso que
nos unamos a la petición que hace el sacerdote –mientras el ayudante le hecha
agua sobre sus dedos–, repitiendo en voz baja la misma frase que él.
Esas mismas disposiciones interiores son las que hemos de buscar también
nosotros, que no deberíamos caer en la torpeza de imaginar que ya nos
encontramos suficientemente preparados; por eso podemos decir en voz baja o
interiormente en ese momento –como el profeta David–, “Lávame, Señor, más y
más de mi iniquidad”.
(58)
En la preparación de ofrendas los fieles participamos –del sacerdocio de Cristo–, en
lo que la Iglesia llama sacerdocio común, ahora, en ésta parte vamos a ir un poco
más lejos y mostrar que también podemos participar en su condición de víctima en
el Santo sacrificio.
(59)
Terminado el sacerdote de lavarse las manos, los fieles se ponen de pie.
(60)
Al llegar este momento de la Misa, el sacerdote, desde el centro del altar invita a
orar a los fieles.
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24. Celebrando la Santa Misa
Todos:
El Señor reciba de tus manos este
sacrifico, para alabanza y gloria de
su nombre, para nuestro bien y el de
toda su santa Iglesia.
Sacerdote: (61)
[ El amor y la gracia de tu Hijo, hecho
hombre por nosotros, sea nuestro
socorro, Señor, y el que al nacer de la
Virgen no menoscabó la integridad de
su Madre, sino que la santificó, nos
libre del peso de nuestros pecados y
vuelva así aceptable nuestras
ofrendas delante de tus ojos.
Por Jesucristo nuestro Señor.]
Todos:
¡Amén!
(61)
El sacerdote, con las manos extendidas, lee en voz alta la oración sobre las
ofrendas, la cuales se ajustan a la festividad de culto que se esté celebrando. Para
ejemplo, la que se describe es la que se recita en la fiesta de la Natividad de la
Virgen.
Como podrá apreciarse se trata de una oración que, en su brevedad, nos ayuda a
despertar el fervor y el recogimiento tan necesarios para unirnos al Sacrificio de
Cristo, sin perder de vista que nos aproximamos más y más a la plegaria
eucarística. Por eso, fundamentalmente se piden dos cosas a Dios: una, que nos
cambie el corazón; y la otra, que acepte nuestras ofrendas.
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25. Capilla de Jesús Maria (Parroquia Nuestra Señora de la Natividad)
2. Plegaria Eucarística (62)
a. Acción de gracias y aclamación (63)
Sacerdote:
El Señor esté con ustedes
Todos:
Y con tu espíritu.
Sacerdote:
Levantemos el corazón
Todos:
Lo tenemos levantado hacia el
Señor.
Sacerdote:
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
(62)
Dentro de la Misa, lo mas importante es la liturgia de la eucaristía, y dentro de ésta
el centro y la cumbre es la Plegaria Eucarística, porque es ahí donde se renueva y
actualiza el sacrificio del Calvario.
Se trata de “una plegaria de acción de gracias y de consagración”. El sacerdote
invita al pueblo a elevar el corazón hacia Dios, en oración y acción de gracias, y lo
asocia con él a la adoración que dirige en nombre de toda la comunidad, por
Jesucristo, a Dios Padre. El sentido de ésta oración es que toda la congregación de
los fieles se unan a Cristo en el reconocimiento de la grandeza de Dios y en la
ofrenda del sacrificio.
El Misal recoge distintas plegarias eucarísticas que, lógicamente, tienen unos
elementos comunes, y por lo cual, en la presente cartilla, se detalla la estructura o
plegaria ordinaria.
Una característica a subrayar de la plegaria eucarística es que en todo momento
está dirigida a Dios Padre, porque a Él se le ofrece el sacrificio.
(63)
A partir de éste momento vamos a seguir con la máxima fidelidad los pasos de
Nuestro Señor Jesucristo en la Última Cena en la que, como consta en los relatos
del Nuevo Testamento, dio gracias a Dios Padre para instituir, a continuación, el
sacramento de su Cuerpo y de su Sangre.
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26. Celebrando la Santa Misa
Todos:
Es justo y necesario
Sacerdote: (64)
[ En verdad, es justo y necesario, es
nuestro deber y salvación darte
gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre Santo, Dios
todopoderoso y eterno.
Y alabar, bendecir y proclamar tu
gloria en la Natividad de santa
María, siempre virgen. Porque Ella
concibió a tú único Hijo por obra del
Espíritu Santo, y, sin perder la gloria
de su virginidad, derramó sobre el
mundo la luz eterna, Jesucristo,
Señor Nuestro.
Por él, los ángeles y los arcángeles y
todos los coros celestiales celebran tu
gloria, unidos en común alegría.
Permítenos asociarnos a sus voces
cantando humildemente tu alabanza.
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios
del Universo. Llenos están el cielo y
la tierra de tu gloria. Hosanna en el
cielo. Bendito el que viene en nombre
del Señor. Hosanna en el cielo. ]
(64)
Como ejemplo, la aclamación que se describe corresponde a la fiesta de la
Natividad de la Virgen.
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27. Capilla de Jesús Maria (Parroquia Nuestra Señora de la Natividad)
Todos:
¡Gloria a ti, Señor, porque nos amas!
b.Petición de la transubstanciación (65)
Sacerdote:
Santo eres en verdad, Señor,
fuente de toda santidad (66),
por eso te pedimos que
santifiques estos dones con la
efusión de tu Espíritu (67), de
manera que sean para nosotros
Cuerpo y Sangre de Jesucristo,
nuestro Señor.
c. CONSAGRACIÓN (68)
Sacerdote:
El cual, cuando iba a ser entregado a su
Pasión, voluntariamente aceptada(69),
tomó pan, dándote gracias, lo partió y lo
dio a sus discípulos, diciendo:
(65)
Conocida también como Epíclesis, y corresponde a la Iglesia, por medio de
determinadas invocaciones, implora el poder divino para que los dones que han
ofrecido los hombres queden consagrados y se conviertan en el Cuerpo y la
Sangre de Cristo, y para que las Hostias inmaculada, que van a recibir tanto el
sacerdote como los fieles que se acerquen a comulgar, les sirva de salvación.
(66)
En éste momento el sacerdote extiende las mano sobre las ofrendas, y
paralelamente todos los fieles proceden a arrodillarse en señal de amor y
respeto a ésta invocación.
(67)
Asimismo, el sacerdote traza el signo de la Cruz sobre el pan y el cáliz.
(68)
Es un momento sublime, pues el sacerdote deja de ser él, y es Cristo que se sirve
de sus manos y de su voz –de su persona– para realizar el prodigio.
(69)
A éste punto, el sacerdote toma el pan y sosteniéndolo un poco elevado sobre el
altar, prosigue.
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28. Celebrando la Santa Misa
TOMAD Y COMED TODOS DE EL,
PORQUE ESTO ES MI CUERPO QUE
SERÁ ENTREGADO POR VOSOTROS. (70)
Todos:
¡Señor mío, Dios mío!
Sacerdote:
Del mismo modo, acabada la cena: (71)
tomó el cáliz, y, dándote gracias de
nuevo, lo paso a sus discípulos, diciendo:
(72)
TOMAD Y BEBED TODOS DE ÉL,
PORQUE ESTE ES EL CALIZ DE MI
SANGRE, SANGRE DE LA ALIANZA
NUEVA Y ETERNA, QUE SERÁ
DERRAMADA POR VOSOTROS
Y TODOS LOS HOMBRES PARA EL
PERDÓN DE LOS PECADOS.
HACED ESTO EN CONMEMORACIÓN
MIA. (73)
Todos:
¡Señor mío, Dios mío!
Sacerdote:
Este es el sacramento de nuestra fe.
(70)
El sacerdote muestra el Pan consagrado al pueblo, lo deposita luego sobre la
patena y lo adora haciendo genuflexión.
(71)
El sacerdote toma el cáliz y teniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue.
(72)
Antes de continuar, el sacerdote se inclina por un instante un poco ante el altar.
(73)
El sacerdote muestra el cáliz al pueblo, o deposita luego sobre el corporal y lo
adora haciendo genuflexión.
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29. Capilla de Jesús Maria (Parroquia Nuestra Señora de la Natividad)
Todos:
[ Anunciamos tu muerte,
proclamamos tu resurrección.
¡Ven, Señor Jesús! ]
d.Memoria de la Pasión; Resurrección y
Ascensión del Señor (74)
Sacerdote:
Así pues, Padre, al celebrar ahora el
memorial de la pasión salvadora de tu
Hijo, de su admirable resurrección y
ascensión al cielo, mientras esperamos
su venida gloriosa,
te ofrecemos, en esta
acción de gracias,
el sacrificio vivo
y santo.
e. Oblación (75)
Sacerdote:
Te ofrecemos, en ésta acción de gracias,
el sacrificio vivo y santo. Dirige tu
mirada sobre la ofrenda de tu Iglesia, y
reconoce en ella la Víctima por cuya
(74)
Cristo ha consumado la obra de redención. Ya no puede hacer mas por nosotros.
Pero queda algo que está en nuestras manos: “no permitir que su Sangre se haya
derramado inútilmente, porque para el que no corresponde puede convertirse en
estéril el Sacrificio del Calvario”.
(75)
Se trata de la imploración del poder divino para la consagración de las ofrendas…
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30. Celebrando la Santa Misa
inmolación quisiste devolvernos tu
amistad, para que, fortalecidos con el
Cuerpo y la Sangre de tu Hijo y llenos
de su Espíritu Santo, formemos en Cristo
un solo cuerpo y un solo Espíritu. Que Él
nos transforme en ofrenda permanente,
para que gocemos de tu heredad junto
con tus elegidos: con María, la Virgen
Madre de Dios, los apóstoles, con el
santo Padre, el Papa [ “Benedicto
XVI” ], con nuestro Obispo [“Marco
Antonio Cortés Lara”], con los demás
obispos, los que trabajan por tu pueblo
y los mártires, [San ... ] y todos los
santos [ San ... ].
f. Intercesiones (76)
Sacerdote:
Con María, la Virgen Madre de Dios,
los apóstoles y los mártires [San ... ] y
todos los santos [ San ... ], por cuya
intercesión confiamos obtener siempre tu
ayuda.
Te pedimos, Padre, que esta Víctima de
reconciliación traiga la paz y la
salvación al mundo entero. Confirma en
la fe y en la caridad de tu Iglesia,
(76)
Las Intercesiones son unas oraciones que se llaman así porque, al dirigirlas al
Señor, ponemos como intercesores a los santos y a la Bienaventurada Virgen
María, a los que estamos unidos por la Comunión de los Santos.
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31. Capilla de Jesús Maria (Parroquia Nuestra Señora de la Natividad)
peregrina en la tierra: al Papa
[“Benedicto XVI”], a nuestro Obispo
[“Marco Antonio Cortés Lara”], al
orden episcopal, a los presbíteros y
diáconos y todo el pueblo redimido por
ti. Atiende los deseos y súplicas de esta
familia que has congregado en tu
presencia. Reúne en torno a ti, Padre
misericordioso, a todos tus hijos
dispersos por el mundo. A nuestros
hermanos difuntos y a cuantos murieron
en tu amistad recíbelos en tu reino,
donde esperamos gozar todos juntos de
la plenitud eterna de tu gloria, por
Cristo, Señor nuestro, por quien concedes
al mundo todos los bienes.
g.Conclusión de la Plegaria Eucarística:
elevación de la Hostia y el Cáliz (77)
Sacerdote:
Por Cristo, con Él y en Él,
a ti, Dios Padre omnipotente,
en la unidad del Espíritu Santo, todo
honor y toda gloria por los siglos de
los siglos.
Todos:
¡Amén!
(77)
En ésta parte, el Sacrificio de Cristo se ha hecho sacramentalmente presente ante
nuestros ojos. Ahora, sólo nos queda reconocer agradecidos la entrega divina.
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32. Celebrando la Santa Misa
3. Comunión
a. El Padrenuestro
Sacerdote:
Fieles a la recomendación del Salvador
y siguiendo su divina enseñanza, nos
atrevemos a rezar la oración que nos
ha enseñado:
Todos:
Padre Nuestro, que estas en el
cielo, santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu Reino; hágase
tu voluntad en la Tierra como en el
Cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada
día; perdona nuestras ofensas,
como también perdonamos a
quienes nos ofenden;
no nos dejes caer
en la tentación,
y líbranos del mal.
Sacerdote:
Líbranos de todos los males, Señor,
concédenos la paz en nuestros días, para
que, ayudados por tu misericordia,
vivamos siempre libres de pecado y
protegidos de toda perturbación,
mientras esperamos la gloriosa venida
de nuestro Salvador Jesucristo.
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33. Capilla de Jesús Maria (Parroquia Nuestra Señora de la Natividad)
Todos:
Tuyo es el reino, tuyo el poder y
la gloria por siempre Señor.
b.Rito de la Paz
Sacerdote:
Señor Jesucristo, que dijiste a tus
apóstoles:
“LA PAZ OS DEJO, MI PAZ OS DOY”
no tengas en cuenta nuestros pecados
sino la fe de tu iglesia y, conforme a tu
palabra, concédenos la paz y la unidad.
Tú que vives y reinas por los siglos de
los siglos.
Todos:
¡Amén!
Sacerdote:
La paz del Señor este siempre con
ustedes.
Todos:
Y con tu espíritu
Sacerdote:
[Intercambiemos un saludo de paz.] (78)
(78)
Intercambiemos la paz de Cristo con un abrazo o con un apretón de manos, o con
otros signos. Nos comprometemos así a querernos, a perdonarnos mutuamente y a
llevar la paz a la casa, a la escuela, a todas partes.
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34. Celebrando la Santa Misa
c. Fracción del Pan: Cordero de Dios
Todos: (79)
Cordero de Dios, que quitas el
pecado del mundo, ten piedad de
nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el
pecado del mundo, ten piedad de
nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el
pecado del mundo, danos la paz.
d.Mezcla del Pan y del Vino consagrados
(Inmixtio)
Sacerdote: (80)
El Cuerpo y la Sangre de nuestro Señor
Jesucristo, unidos en éste cáliz, sean
para nosotros alimento de vida eterna.
e. Oración Privada del sacerdote
Sacerdote: (81)
[Señor Jesucristo, La comunión de tu
Cuerpo y de tu Sangre no sea para mí
un motivo de juicio y condenación, sino
que, por tu piedad, me aproveche para
defensa del alma y cuerpo y como
remedio saludable.].
(79)
Mientras el sacerdote parte el pan, como lo hizo Jesús en la última cena, los fieles
oran.
(80)
Mientras se reza o se canta (P.e. “Cordero de Dios”), el sacerdote deja caer una
parte del Pan consagrado en el Cáliz.
(81)
Cada uno puede prepararse como estime mas oportuno para recibir la Comunión,
pero una manera de hacerlo, quizá la mejor, es uniéndose a la oración que recita
en voz baja el sacerdote. Existen varias formulas, para el caso la cartilla muestra la
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35. Capilla de Jesús Maria (Parroquia Nuestra Señora de la Natividad)
f. El sacerdote muestra el Pan
Eucarístico (82)
Sacerdote:
Este es el cordero de Dios, que quita los
pecados del mundo. Dichosos los
invitados a la cena del Señor.
Todos:
Señor, no soy digno de que entres
en mi [casa | vida], pero una
palabra tuya bastará para
sanarme.
g.Comunión del sacerdote
Sacerdote: (83)
El Cuerpo de Cristo me guarde para la
vida eterna,
Sacerdote: (84)
La Sangre de Cristo me guarde para la
vida eterna;
forma corta, pudiendo ser también: ”Señor Jesucristo, Hijo de Dios vivo, que por
voluntad del Padre, cooperando el Espíritu Santo, diste con tu muerte la vida al
mundo, líbrame, por la recepción de tu cuerpo y de tu Sangre, de todas mis culpas
y de todo mal. Concédeme cumplir siempre tus mandamientos y jamás permitas
que me separe de ti ”.
(82)
El altar es como una mesa bien preparada. La cena del Señor esta lista y todos
estamos invitados. Jesús ha dicho: “YO SOY EL PAN VIVO BAJADO DEL CIELO. EL
QUE COME DE ESTE PAN, VIVIRÁ PARA SIEMPRE”. Este banquete es un anticipo del
banquete que aguardamos en el cielo, donde la fiesta durará siempre.
(83)
El sacerdote, inclinado sobre el altar, en señal de respeto al Cuerpo de Cristo que
va a recibir, ora en voz baja, y luego de ello comulga el Pan Eucarístico.
(84)
Asimismo, toma el Cáliz y ora en voz baja, y luego de ello sume con reverencia la
sangre de Cristo.
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36. Celebrando la Santa Misa
h.Oración de la Comunión (85)
Sacerdote:
[La Virgen dará a luz un Hijo que
salvara a su pueblo de los pecados.]
(86)
(87)
i. Distribución de la Comunión a los
fieles (88)
Sacerdote:
El cuerpo de Cristo
Fiel comulgante:
¡Amén!
…
Sacerdote: (89)
Haz, Señor, que recibamos con un
corazón limpio el alimento que
acabamos de tomar, y el don que nos
haces en esta vida nos aproveche para
la eterna.
(85)
Antes de distribuir la Sagrada Eucaristía, el sacerdote recita la antífona de la
comunión, una breve plegaria en la que ordinariamente con textos de la Sagrada
Escritura, se busca alimentar la piedad de quienes van a recibir a Nuestro Señor
Jesucristo. Para ejemplo, en la presente se recita la de la Natividad de la Virgen.
(86)
Terminada la antífona de la comunión, los fieles proceden a sentarse.
(87)
Paralelamente os fieles pueden optar por interpretar un canto de comunión.
(88)
En procesión, avanzamos hacia el Altar los que vamos a comulgar, en donde el
sacerdote nos muestra y presenta la Sagrada Hostia mientras nos dice: “El Cuerpo
de Cristo”, y a lo cual respondemos: “Amén”.
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37. Capilla de Jesús Maria (Parroquia Nuestra Señora de la Natividad)
j. Oración después de la Comunión (90)
Sacerdote:
Oremos.
(91)
Sacerdote:
[Que se alegre tu Iglesia, Señor,
fortalecida con estos sacramentos, y se
goce en el Nacimiento de la Virgen
María, que fue para el mundo
esperanza y autora de salvación. Por
Jesucristo nuestro Señor.]
Todos:
¡Amén!
(89)
Después de dar la comunión, el sacerdote suele purificar la patena y la bandeja que
ha servido, para evitar que el Cuerpo de Cristo caiga al suelo y para recoger las
pequeñas partículas que pudieran desprenderse de la Eucaristía a la hora de
distribuirla. A continuación se purifica también los dedos y limpia el Cáliz con el
purificador y lo seca, mientras ora en voz baja.
Mientras que los fieles después de haber recibido la comunión, y en un acto de
contrición, ora interiormente para que sea fortalecido por el alimento espiritual
recibido mediante la comunión. Se estila arrodillarse como señal de respeto al
hacer esta oración.
(90)
Conocida como Post Comunión, y tiene su importancia pues podemos decir que es
la última oportunidad dentro de la Celebración de la Misa para expresar nuestra
súplica de pedir por Cristo, con Cristo y en Cristo nuestros ruegos.
(91)
Paralelamente a las palabras del sacerdote de “Oremos”, los fieles nos ponemos
de pie.
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38. Celebrando la Santa Misa
IV. RITO DE CONCLUSIÓN (92)
1. Saludo y bendición:
Sacerdote:
El Señor este con ustedes
Todos:
Y con tu espíritu.
Sacerdote:
La bendición de Dios todopoderoso, Padre,
Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre
ustedes.
Todos:
¡Amén!
2. Despedida:
Sacerdote:
Con la alegría de haber venerado a nuestro
Señor. Podemos ir en paz
Todos:
Demos gracias a Dios.
[Canto de Despedida]
(92)
Como un acto de organización, en ésta parte, bien al inicio o al final, se estila dar
avisos parroquiales que permitan a la comunidad tomar conocimiento de las
actividades que se realizan o se van a realizar.
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