1. La tragedia es una forma dramática cuyos personajes protagónicos se ven
enfrentados de manera misteriosa, invencible e inevitable contra el
destino o los dioses. Las tragedias acaban generalmente en la muerte o en
la destrucción física, moral y económica del personaje principal, quien es
sacrificado así a esa fuerza que se le impone, y contra la cual se rebela con
orgullo insolente o hybris. También existen las tragedias de sublimación,
en las que el personaje principal es mostrado como un héroe que desafía
las adversidades con la fuerza de sus virtudes, ganándose de esta manera
la admiración del espectador, como es el caso de Antígona de Sófocles.
2. La primera tragedia latina la compuso Livio Andrónico
y se representó en la vieja Roma en el año 514 de su
fundación (240 a. C.) en tiempo del consulado de Cayo
Claudio Cento y M. Sempronio, unos ciento sesenta
años después de la muerte de Sófocles y Eurípides y
doscientos veinte años antes de la de Virgilio.
Inspirada en la tragedia homónima de Sófocles, Séneca
escribió Fedra.
3. Entre los tiempos modernos no reapareció la tragedia hasta la época del
Renacimiento y aun por traducciones o imitaciones de la antigüedad.
Cierto que se encuentran algunos ensayos en lengua vulgar, sobre todo,
en Grecia, desde los siglo XIII al XVI pero es indudable que la primera
tragedia regular es Sofonisba, compuesta por Trisino2 y representada en
Roma en 1515. En 1552, el poeta Jodelle, el primero en Francia, hizo
representar la tragedia de su invención Cleopatra cautiva. Robert Garnier3
(1544 - 1590), Alexandre Hardy4 y Jean Mairet siguieron su ejemplo hasta
que en 1635 apareció Corneille, con su primera tragedia, Medea,5
siguiéndole después Racine que elevó a la perfección el restaurado
género. Entre los autores modernos que más se han distinguido en la
tragedia hay que citar: