México tenía dificultades para gobernar su extenso y escasamente poblado territorio en el norte. Esto, junto con la ambición de colonos estadounidenses y la política expansionista de los EE. UU., llevó a la guerra entre México y Texas y la posterior independencia de Texas en 1836. A pesar de que México no reconoció la independencia de Texas, los EE. UU. lo hicieron de inmediato y más tarde anexaron Texas en 1845, lo que condujo a una guerra mayor entre México y los EE. UU.
6. RESUMEN
Al lograr su independencia, México era un vasto territorio de poco más de 4 millones de kilómetros
cuadrados, con una escasa población de casi 6.5 millones de habitantes, la mayoría concentrados en el
centro y sur del territorio y en las principales ciudades como la Ciudad de México, Monterrey,
Zacatecas, Puebla, entre otras.
La lejanía, el difícil acceso a la región norte llamado el septentrión, las divisiones internas de los
grupos políticos y la falta de recursos del país impedían regular la situación del norte, al mismo
tiempo que frenar la ambición de colonos extranjeros y acaparadores de tierra, y la política
expansionista del gobierno de los Estados Unidos. Dando por resultado la guerra que culminó con la
separación de Texas (1836) de México y su posterior anexión a los Estados Unidos (1846).
Al finalizar la Guerra de México con Texas, el gobierno de Estados Unidos reconoció a Texas como
país soberano de manera inmediata y con miras a anexarla a su territorio. El gobierno mexicano no
reconoció la Independencia de Texas, siendo considerada una provincia rebelde a reconquistar. Este
acto afectó las deterioradas relaciones con Estados Unidos y fomento más su expansionismo
justificado en la “Doctrina Monroe”.
El Congreso de Estados Unidos aprobó la anexión de Texas en 1845 reclamando a México el Estado
de Coahuila y presionando para comprar California y Nuevo México. Estos hechos dieron origen a
un conflicto mayor que culminó con la invasión de las tropas estadounidenses a México, una de las
guerras más injustas de la historia.