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ANTOLOGÍA DE POESÍA
HISPÁNICA DEL SIGLO XX
       4º ESO C
     PROFESOR:    BASILIO PUJANTE CASCALES


            IES   JUAN DE LA CIERVA Y CODORNÍU


         CURSO    2010/2011
ÍNDICE                                        - Jaime Gil de Biedma: pág. 19

PRIMER TERCIO                               NOVÍSIMOS

  - Antonio Machado: pág. 3                   -   José María Álvarez: pág. 20
  - Juan Ramón Jiménez: pág. 5                -   Pere Gimferrer: pág. 21
                                              -   Ana María Moix: pág. 21
GENERACIÓN DEL 27                             -   Leopoldo María Panero: pág. 22

  -   Federico García Lorca: pág. 5.        ÚLTIMOS
  -   Vicente Aleixandre: pág. 7
  -   Dámaso Alonso: pág. 8                   -   Eloy Sánchez Rosillo: pág. 23
  -   Luis Cernuda: pág. 9                    -   Luis Alberto de Cuenca: pág. 23
  -   Miguel Hernández pág. 10                -   Luis García Montero: pág. 24
                                              -   Carlos Marzal: pág. 25
POSGUERRA                                     -   Vicente Gallego: pág. 26

  -   León Felipe: pág. 13                  HISPANOAMERICANOS
  -   Carmen Conde: pág. 14
  -   Gabriel Celaya : pág. 15                -   Rubén Darío: pág. 26
  -   Carlos Edmundo de Ory: pág. 16          -   César Vallejo: pág. 28
  -   Ángel González: pág. 16                 -   Vicente Huidobro: pág. 28
  -   José Agustín Goytisolo: pág. 17         -   Jorge Luis Borges: pág. 29
  -   José Ángel Valente: pág. 19             -   Pablo Neruda: pág. 31
                                              -   Octavio Paz: pág. 32

                                        2
ANTONIO MACHADO (1875 – 1939)                            A distinguir me paro las voces de los ecos,
                                                         y escucho solamente, entre las voces, una.
   1. RETRATO
                                                         ¿Soy clásico o romántico? No sé. Dejar quisiera
                                                         mi verso, como deja el capitán su espada:
Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla,        famosa por la mano viril que la blandiera,
y un huerto claro donde madura el limonero;              no por el docto oficio del forjador preciada.
mi juventud, veinte años en tierras de Castilla;
mi historia, algunos casos que recordar no quiero.       Converso con el hombre que siempre va conmigo
                                                         —quien habla solo espera hablar a Dios un día—;
Ni un seductor Mañara, ni un Bradomín he sido            mi soliloquio es plática con ese buen amigo
—ya conocéis mi torpe aliño indumentario—,               que me enseñó el secreto de la filantropía.
más recibí la flecha que me asignó Cupido,
y amé cuanto ellas puedan tener de hospitalario.         Y al cabo, nada os debo; debéisme cuanto he escrito.
                                                         A mi trabajo acudo, con mi dinero pago
Hay en mis venas gotas de sangre jacobina,               el traje que me cubre y la mansión que habito,
pero mi verso brota de manantial sereno;                 el pan que me alimenta y el lecho en donde yago.
y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina,
soy, en el buen sentido de la palabra, bueno.            Y cuando llegue el día del último vïaje,
                                                         y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,
Adoro la hermosura, y en la moderna estética             me encontraréis a bordo ligero de equipaje,
corté las viejas rosas del huerto de Ronsard;            casi desnudo, como los hijos de la mar.
mas no amo los afeites de la actual cosmética,
ni soy un ave de esas del nuevo gay-trinar.

Desdeño las romanzas de los tenores huecos
y el coro de los grillos que cantan a la luna.


                                                     3
2. A UN OLMO SECO                               antes que te descuaje un torbellino
                                                y tronche el soplo de las sierras blancas;
Al olmo viejo, hendido por el rayo              antes que el río hasta la mar te empuje
y en su mitad podrido,                          por valles y barrancas,
con las lluvias de abril y el sol de mayo       olmo, quiero anotar en mi cartera
algunas hojas verdes le han salido.             la gracia de tu rama verdecida.
                                                Mi corazón espera
 ¡El olmo centenario en la colina               también, hacia la luz y hacia la vida,
que lame el Duero! Un musgo amarillento         otro milagro de la primavera.
le mancha la corteza blanquecina
al tronco carcomido y polvoriento.              3. PROVERBIOS Y CANTARES XXIX

 No será, cual los álamos cantores               Caminante, son tus huellas
que guardan el camino y la ribera,              el camino y nada más;
habitado de pardos ruiseñores.                  Caminante, no hay camino,
                                                se hace camino al andar.
 Ejército de hormigas en hilera                 Al andar se hace el camino,
va trepando por él, y en sus entrañas           y al volver la vista atrás
urden sus telas grises las arañas.              se ve la senda que nunca
                                                se ha de volver a pisar.
 Antes que te derribe, olmo del Duero,          Caminante no hay camino
con su hacha el leñador, y el carpintero        sino estelas en la mar.
te convierta en melena de campana,
lanza de carro o yugo de carreta;
antes que rojo en el hogar, mañana,
ardas en alguna mísera caseta,
al borde de un camino;


                                            4
JUAN RAMÓN JIMÉNEZ (1881 – 1958)                            FEDERICO GARCÍA LORCA (1898 – 1936)

   4. EL VIAJE DEFINITIVO                                   5. LA CASADA INFIEL

                                                                                              A Lydia Cabrera y
…Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros                                                             a su negrita
cantando;
y se quedará mi huerto, con su verde árbol,                 Y que yo me la llevé al río
y con su pozo blanco.                                       creyendo que era mozuela,
                                                            pero tenía marido.
Todas la tardes, el cielo será azul y plácido;              Fue la noche de Santiago
y tocarán, como esta tarde están tocando,                   y casi por compromiso.
las campanas del campanario.                                Se apagaron los faroles
                                                            y se encendieron los grillos.
Se morirán aquellos que me amaron;                          En las últimas esquinas
y el pueblo se hará nuevo cada año;                         toqué sus pechos dormidos,
y en el rincón aquel de mi huerto florido y encalado.       y se me abrieron de pronto
mi espíritu errará, nostálgico…                             como ramos de jacintos.
                                                            El almidón de su enagua
Y yo me iré; y estaré solo, sin hogar, sin árbol            me sonaba en el oído
verde, sin pozo blanco,                                     como una pieza de seda
sin cielo azul y plácido…                                   rasgada por diez cuchillos.
Y se quedarán los pájaros cantando.                         Sin luz de plata en sus copas
                                                            los árboles han crecido
                                                            y un horizonte de perros
                                                            ladra muy lejos del río.
                                                            *


                                                        5
Pasadas las zarzamoras,            yo me la llevé del río.
los juncos y los espinos,          Con el aire se batían
                                   las espadas de los lirios.
bajo su mata de pelo               Me porté como quien soy.
                                   Como un gitano legítimo.
hice un hoyo sobre el limo.        Le regalé un costurero
Yo me quité la corbata.            grande, de raso pajizo,
Ella se quitó el vestido.          y no quise enamorarme
Yo el cinturón con revólver.       porque, teniendo marido,
Ella sus cuatro corpiños.          me dijo que era mozuela
Ni nardos ni caracolas             cuando la llevaba al río.
tienen el cutis tan fino,
ni los cristales con luna             6. LA AURORA
relumbran con ese brillo.
Sus muslos se me escapaban         La aurora de Nueva York tiene
como peces sorprendidos,           cuatro columnas de cieno
la mitad llenos de lumbre,         y un huracán de negras palomas
la mitad llenos de frío.           que chapotean en las aguas podridas.
Aquella noche corrí
el mejor de los caminos,           La aurora de Nueva York gime
montado en potra de nácar          por las inmensas escaleras
sin bridas y sin estribos.         buscando entre las aristas
No quiero decir, por hombre,       nardos de angustia dibujada.
las cosas que ella me dijo.
La luz del entendimiento           La aurora llega y nadie la recibe en su boca
me hace ser muy comedido.          porque allí no hay mañana ni esperanza posible.
Sucia de besos y arena             A veces las monedas en enjambres furiosos

                               6
taladran y devoran abandonados niños.                                es que
                                                                         no quedó bien cerrada.
Los primeros que salen comprenden con sus huesos                     Regrésate.
que no habrá paraísos ni amores deshojados;                          Siéntate ahí, y descansa.
saben que van al cieno de números y leyes,                           No, no oigas el ruido de la calle. No vuelve. No puede volver.
a los juegos sin arte, a sudores sin fruto.                          Se ha marchado, y estás solo.
                                                                     No levantes los ojos para mirarlo todo, como si en todo aún
La luz es sepultada por cadenas y ruidos                                    estuviera.
en impúdico reto de ciencia sin raíces.                              Se está haciendo de noche.
Por los barrios hay gentes que vacilan insomnes                      Ponte así: tu rostro en tu mano.
como recién salidas de un naufragio de sangre.                       Apóyate. Descansa.
                                                                     Te envuelve dulcemente la oscuridad, y lentamente te borra.
                                                                     Todavía respiras. Duerme.
VICENTE ALEIXANDRE (1898 – 1984)                                     Duerme si puedes. Duerme poquito a poco, deshaciéndote,
                                                                     desliéndote
   7. EL ÚLTIMO AMOR                                                     en la noche que poco a poco te anega.
                                                                     ¿No oyes? No, ya no oyes. El puro
I                                                                    silencio eres tú, oh dormido, oh abandonado,
Amor mío, amor mío.                                                  oh solitario.
Y la palabra suena en el vacío. Y se está solo.                      ¡Oh, si yo pudiera hacer que nunca más despertases!
Y acaba de irse aquella que nos quería. Acaba de salir.
Acabamos de oír         cerrarse la puerta.                          II
Todavía nuestros brazos están tendidos. Y la voz se queja en         Las palabras del abandono. Las de la amargura.
la garganta.                                                         Yo mismo, sí, yo y no otro.
Amor mío...                                                          Yo las oí. Sonaban como las demás. Daban el mismo sonido.
Cállate. Vuelve sobre tus pasos. Cierra despacio la puerta, si       Las decían los mismos labios, que hacían el mismo
                                                                     movimiento.

                                                                 7
Pero no se las podía oír igual. Porque significan: las palabras       DÁMASO ALONSO (1898 – 1984)
significan. Ay, si las palabras fuesen sólo un suave sonido,
y cerrando los ojos se las pudiese escuchar en el sueño...               8. INSOMNIO

Yo las oí. Y su sonido final fue como el de una llave que se          Madrid es una ciudad de más de un millón de cadáveres
       cierra.                                                        (según las últimas estadísticas).
Como un portazo.                                                      A veces en la noche yo me revuelco y me incorporo en
Las oí, y quedé mudo.                                                 este nicho en el que hace 45 años que me pudro,
Y oí los pasos que se alejaron.                                       y paso largas horas oyendo gemir al huracán, o ladrar
Volví, y me senté.                                                    los perros, o fluir blandamente la luz de la luna.
Silenciosamente cerré la puerta yo mismo.                             Y paso largas horas gimiendo como el huracán, ladrando
Sin ruido. Y me senté. Sin sollozo.                                   como un perro enfurecido, fluyendo como la leche
Sereno, mientras la noche empezaba.                                   de la ubre caliente de una gran vaca amarilla.
La noche larga. Y apoyé mi cabeza en mi mano.                         Y paso largas horas preguntándole a Dios, preguntándole
Y dije...                                                             por qué se pudre lentamente mi alma.
Pero no dije nada. Moví mis labios. Suavemente,                       por qué se pudren 'más de un millón de cadáveres en
suavísimamente.                                                       esta ciudad de Madrid,
Y dibujé todavía                                                      por qué mil millones de cadáveres se pudren lentamente
el último gesto, ese                                                  en el mundo.
que yo ya nunca repetiría.                                            Dime, ¿qué huerto quieres abonar con nuestra podredumbre?
                                                                      ¿Temes que se te sequen los grandes rosales del día,
                                                                      las tristes azucenas letales de tus noches?




                                                                  8
LUIS CERNUDA (1902 – 1963)                                        disuelto en niebla, ausencia,
                                                                  ausencia leve como carne de niño.
   9. “DONDE HABITE EL OLVIDO”
                                                                  Allá, allá lejos;
Donde habite el olvido,                                           donde habite el olvido.
en los vastos jardines sin aurora;
donde yo sólo sea                                                    10. “ADOLESCENTE FUI…”
memoria de una piedra sepultada entre ortigas
sobre la cual el viento escapa a sus insomnios.                   Adolescente fui en días idénticos a nubes,
                                                                  cosa grácil, visible por penumbra y reflejo,
Donde mi nombre deje                                              y extraño es, si ese recuerdo busco,
al cuerpo que designa en brazos de los siglos,                    que tanto, tanto duela sobre el cuerpo de hoy.
donde el deseo no exista.
                                                                  Perder placer es triste
En esa gran región donde el amor, ángel terrible,                 como la dulce lámpara sobre el lento nocturno;
no esconda como acero                                             aquél fui, aquél fui, aquél he sido;
en mi pecho su ala,                                               era la ignorancia mi sombra.
sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el tormento.
                                                                  Ni gozo ni pena; fui niño
Allá donde termine este afán que exige un dueño a imagen          prisionero entre muros cambiantes;
suya,                                                             historias como cuerpos, cristales como cielos,
sometiendo a otra vida su vida,                                   sueño luego, un sueño más alto que la vida.
sin más horizonte que otros ojos frente a frente.
                                                                  Cuando la muerte quiera
Donde penas y dichas no sean más que nombres,                     una verdad quitar de entre mis manos,
cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo;                   las hallará vacías, como en la adolescencia
donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo,                    ardientes de deseo, tendidas hacia el aire.


                                                              9
11. “SI EL HOMBRE PUDIERA…”                                        Tú justificas mi existencia:
                                                                      si no te conozco, no he vivido;
Si el hombre pudiera decir lo que ama,                                si muero sin conocerte, no muero, porque no he vivido.
si el hombre pudiera levantar su amor por el cielo
como una nube en la luz;
si como muros que se derrumban,                                       MIGUEL HERNÁNDEZ (1910-1942)
para saludar la verdad erguida en medio,
pudiera derrumbar su cuerpo,                                             12. ELEGÍA
dejando sólo la verdad de su amor,
la verdad de sí mismo,                                                                              (En Orihuela, su pueblo y el mío,
que no se llama gloria, fortuna o ambición,                                                 se me ha muerto como el rayo Ramón Sijé,
sino amor o deseo,                                                                                            con quien tanto quería)
yo sería aquel que imaginaba;
aquel que con su lengua, sus ojos y sus manos                         Yo quiero ser llorando el hortelano
proclama ante los hombres la verdad ignorada,                         de la tierra que ocupas y estercolas,
la verdad de su amor verdadero.                                       compañero del alma, tan temprano.

Libertad no conozco sino la libertad de estar preso en alguien        Alimentado lluvias, caracolas
cuyo nombre no puedo oír sin escalofrío;                              y órganos mi dolor sin instrumento,
alguien por quien me olvido de esta existencia mezquina               a las desalentadas amapolas
por quien el día y la noche son para mí lo que quiera,
y mi cuerpo y espíritu flotan en su cuerpo y espíritu                 daré tu corazón por alimento.
como leños perdidos que el mar anega o levanta                        Tanto dolor se agrupa en mi costado,
libremente, con la libertad del amor,                                 que por doler me duele hasta el aliento.
la única libertad que me exalta,
la única libertad por que muero.                                      Un manotazo duro, un golpe helado,
                                                                      un hachazo invisible y homicida,


                                                                 10
un empujón brutal te ha derribado.                y besarte la noble calavera
                                                  y desamordazarte y regresarte.
No hay extensión más grande que mi herida,        Volverás a mi huerto y a mi higuera:
lloro mi desventura y sus conjuntos               por los altos andamios de las flores
y siento más tu muerte que mi vida.               pajareará tu alma colmenera

Ando sobre rastrojos de difuntos,                 de angelicales ceras y labores.
y sin calor de nadie y sin consuelo               Volverás al arrullo de las rejas
voy de mi corazón a mis asuntos.                  de los enamorados labradores.

Temprano levantó la muerte el vuelo,              Alegrarás la sombra de mis cejas,
temprano madrugó la madrugada,                    y su sangre se irá a cada lado
temprano estás rodando por el suelo.              disputando tu novia y las abejas.

No perdono a la muerte enamorada,                 Tu corazón, ya terciopelo ajado,
no perdono a la vida desatenta,                   llama a un campo de almendras espumosas
no perdono a la tierra ni a la nada.              mi avariciosa voz de enamorado.

En mis manos levanto una tormenta                 A las aladas almas de las rosas
de piedras, rayos y hachas estridentes            del almendro de nata te requiero,
sedienta de catástrofes y hambrienta.             que tenemos que hablar de muchas cosas,
                                                  compañero del alma, compañero.
Quiero escarbar la tierra con los dientes,
quiero apartar la tierra parte a parte
a dentelladas secas y calientes.

Quiero minar la tierra hasta encontrarte

                                             11
13. EL HERIDO                                                    Mi vida es una herida de juventud dichosa.
                                                                     ¡Ay de quien no esté herido, de quien jamás se siente
                       Para el muro de un hospital de sangre.        herido por la vida, ni en la vida reposa
                                                                     herido alegremente!

I                                                                    Si hasta a los hospitales se va con alegría,
                                                                     se convierten en huertos de heridas entreabiertas,
Por los campos luchados se extienden los heridos.                    de adelfos florecidos ante la cirugía.
Y de aquella extensión de cuerpos luchadores                         de ensangrentadas puertas.
salta un trigal de chorros calientes, extendidos
en roncos surtidores.                                                II

La sangre llueve siempre boca arriba, hacia el cielo.                Para la libertad sangro, lucho, pervivo.
Y las heridas suenan, igual que caracolas,                           Para la libertad, mis ojos y mis manos,
cuando hay en las heridas celeridad de vuelo,                        como un árbol carnal, generoso y cautivo,
esencia de las olas.                                                 doy a los cirujanos.

La sangre huele a mar, sabe a mar y a bodega.                        Para la libertad siento más corazones
La bodega del mar, del vino bravo, estalla                           que arenas en mi pecho: dan espumas mis venas,
allí donde el herido palpitante se anega,                            y entro en los hospitales, y entro en los algodones
y florece, y se halla.                                               como en las azucenas.

Herido estoy, miradme: necesito más vidas.                           Para la libertad me desprendo a balazos
La que contengo es poca para el gran cometido                        de los que han revolcado su estatua por el lodo.
de sangre que quisiera perder por las heridas.                       Y me desprendo a golpes de mis pies, de mis brazos,
Decid quién no fue herido.                                           de mi casa, de todo.

                                                                12
Porque donde unas cuencas vacías amanezcan,              Sé que la historia es la misma,
ella pondrá dos piedras de futura mirada                 la misma siempre, que pasa
y hará que nuevos brazos y nuevas piernas crezcan        desde una tierra a otra tierra,
en la carne talada.                                      desde una raza a otra raza,
                                                         como pasan esas tormentas de estío
Retoñarán aladas de savia sin otoño                      desde ésta a aquella comarca.
reliquias de mi cuerpo que pierdo en cada herida.
Porque soy como el árbol talado, que retoño:             ¡Qué lástima que yo no tenga comarca,
porque aún tengo la vida.                                patria chica, tierra provinciana!
                                                         Debí nacer en la entraña en la estepa castellana

LEÓN FELIPE (1884 - 1968)                                Y fui a nacer en un pueblo del que no recuerdo nada:
                                                         pasé los días azules de mi infancia en Salamanca,
                                                         y mi juventud, una juventud sombría, en la montaña.
   14. ¡QUÉ LÁSTIMA! (Fragmento)                         Después... ya no he vuelto a echar el ancla
                                                         y ninguna de estas tierras me levanta ni me exalta
                 Para Alberto López Arguello             para poder cantar siempre en la misma tonada
                                                         al mismo río que pasa rodando las mismas aguas,
¡Qué lástima!                                            al mismo cielo, al mismo campo y en la misma casa.
Que yo no pueda cantar a la usanza de este tiempo
lo mismo que los poetas que hoy cantan!                  ¡Qué lástima que yo no tenga una casa!
                                                         Una casa solariega y blasonada,
¡Qué lástima que yo no pueda entonar                     una casa en que guardara,
con una voz engolada esas brillantes romanzas            a más de otras cosas raras,
a las glorias de la patria!                              un sillón viejo de cuero, una mesa apolillada
¡Qué lástima que yo no tenga una patria!                 y el retrato de un mi abuelo


                                                    13
que ganara una batalla.                                  Campo mío, de amor nunca confeso;
¡Qué lástima que yo no tenga un abuelo                   de un amor recatado y pudoroso,
que ganara una batalla, retratado                        como virgen antigua que perdura
con una mano cruzada en el pecho,                        en mi cuerpo contiguo al tuyo eterno.
y la otra mano en el puño de la espada!
                                                         He venido a quererte, a que me digas
¡Qué lástima que yo no tenga siquiera una espada!        tus palabras de mar y de palmeras;
Porque... ¿qué voy a cantar                              tus molinos de lienzo que salobres
si no tengo ni una patria,                               me refrescan la sed de tanto tiempo.
ni una tierra provinciana,
ni una casa solariega y blasonada,                       Me abandono en tu mar, me dejo tuya
ni el retrato de un mi abuelo                            como darse hay que hacerlo para serte.
que ganara una batalla,                                  Si cerrara los ojos quedaría
ni un sillón viejo de cuero,                             hecha un ser y una voz: ahogada viva.
ni una mesa, ni una espada?
                                                         ¿He venido, y me fui; me iré mañana
(…)                                                      y vendré como hoy...? ¿qué otra criatura
                                                         volverá para ti, para quedarse
CARMEN CONDE (1904 – 1996)                               o escaparse en tu luz hacia lo nunca?

   15. ANTE TI

Porque siendo tú el mismo, eres distinto
y distante de todos los que miran
esa rosa de luz que viertes siempre
de tu cielo a tu mar, campo que amo.



                                                    14
GABRIEL CELAYA (1911 – 1991)                               como el aire que exigimos trece veces por minuto,
                                                           para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica.
   16. LA POESÍA ES UN ARMA CARGADA DE
       FUTURO                                              Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan
                                                           decir que somos quien somos,
Cuando ya nada se espera personalmente exaltante,          nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno.
mas se palpita y se sigue más acá de la conciencia,        Estamos tocando el fondo.
fieramente existiendo, ciegamente afirmado,
como un pulso que golpea las tinieblas,                    Maldigo la poesía concebida como un lujo
                                                           cultural por los neutrales
cuando se miran de frente                                  que, lavándose las manos, se desentienden y evaden.
los vertiginosos ojos claros de la muerte,                 Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse.
se dicen las verdades:
las bárbaras, terribles, amorosas crueldades.              Hago mías las faltas. Siento en mí a cuantos sufren
                                                           y canto respirando.
Se dicen los poemas                                        Canto, y canto, y cantando más allá de mis penas
que ensanchan los pulmones de cuantos, asfixiados,         personales, me ensancho.
piden ser, piden ritmo,
piden ley para aquello que sienten excesivo.               Quisiera daros vida, provocar nuevos actos,
                                                           y calculo por eso con técnica qué puedo.
Con la velocidad del instinto,                             Me siento un ingeniero del verso y un obrero
con el rayo del prodigio,                                  que trabaja con otros a España en sus aceros.
como mágica evidencia, lo real se nos convierte
en lo idéntico a sí mismo.                                 Tal es mi poesía: poesía-herramienta
                                                           a la vez que latido de lo unánime y ciego.
Poesía para el pobre, poesía necesaria                     Tal es, arma cargada de futuro expansivo
como el pan de cada día,                                   con que te apunto al pecho.


                                                      15
No es una poesía gota a gota pensada.                    ¡hola pato de oro hola marea
No es un bello producto. No es un fruto perfecto.        donde la mar merece su medusa!
Es algo como el aire que todos respiramos
y es el canto que espacia cuanto dentro llevamos.        Y creo que de cebra tengo un cuerno
                                                         y de llama una pata panacea
Son palabras que todos repetimos sintiendo               que se gasta en mi alma y que se usa
como nuestras, y vuelan. Son más que lo mentado.
Son lo más necesario: lo que no tiene nombre.
Son gritos en el cielo, y en la tierra son actos.        ÁNGEL GONZÁLEZ (1925 – 2008)

                                                            18. J.R.J.

CARLOS EDMUNDO DE ORY (1923 – 2010)                      Debajo del poema
                                                         —laborioso mecánico—,
   17. SONETO PARANOICO                                  apretaba las tuercas a un epíteto.
                                                         Luego engrasó un adverbio,
Solo en el mundo con mi media oreja                      dejó la rima a punto,
y una cortada flor en el semblante                       afinó el ritmo
bajo a la mina honda del diamante                        y pintó de amarillo el artefacto.
que no tiene raíz ni tiene reja.                         Al fin lo puso en marcha, y funcionaba.

Mas como soy del odio tenue abeja                        —No lo toques ya más,
manada de algún duende nigromante                                          se dijo.
peinaré de mi espalda el monte amante                                                 Pero
y con heces de concha de la almeja.                      no pudo remediarlo:

Mi paranoia de Iolao y Averno


                                                    16
volvió a empezar,                                 De su pasaje lento y doloroso
rompió los octosílabos,                           de su huida hasta el fin, sobreviviendo
los juntó todos,                                  naufragios, aferrándose
cambio por sinestesias las metáforas,             al último suspiro de los muertos,
aceleró...                                        yo no soy más que el resultado, el fruto,
           mas nada sucedía.                      lo que queda, podrido, entre los restos;
Soltó un tropo,                                   esto que veis aquí,
                 dejó todas las piezas            tan sólo esto:
en una lata malva,                                un escombro tenaz, que se resiste
y se marchó,                                      a su ruina, que lucha contra el viento,
cansado de su nombre.                             que avanza por caminos que no llevan
                                                  a ningún sitio. El éxito
                                                  de todos los fracasos. La enloquecida
   19. PARA QUE YO ME LLAME ÁNGEL GONZÁLEZ        fuerza del desaliento...

Para que yo me llame Ángel González,
para que mi ser pese sobre el suelo,              JOSÉ AGUSTÍN GOYTISOLO (1928 – 1999)
fue necesario un ancho espacio
y un largo tiempo:                                   20. PALABRAS PARA JULIA
hombres de todo el mar y toda tierra,
fértiles vientres de mujer, y cuerpos             Tú no puedes volver atrás
y más cuerpos, fundiéndose incesantes             porque la vida ya te empuja
en otro cuerpo nuevo.                             como un aullido interminable.
Solsticios y equinoccios alumbraron
con su cambiante luz, su vario cielo,             Hija mía es mejor vivir
el viaje milenario de mi carne                    con la alegría de los hombres
trepando por los siglos y los huesos.             que llorar ante el muro ciego.


                                             17
Te sentirás acorralada                   Otros esperan que resistas
te sentirás perdida o sola               que les ayude tu alegría
tal vez querrás no haber nacido.         tu canción entre sus canciones.

Yo sé muy bien que te dirán              Entonces siempre acuérdate
que la vida no tiene objeto              de lo que un día yo escribí
que es un asunto desgraciado.            pensando en ti
                                         como ahora pienso.
Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí              Nunca te entregues ni te apartes
pensando en ti como ahora pienso.        junto al camino, nunca digas
                                         no puedo más y aquí me quedo.
La vida es bella, ya verás
como a pesar de los pesares              La vida es bella, tú verás
tendrás amigos, tendrás amor.            como a pesar de los pesares
                                         tendrás amor, tendrás amigos.
Un hombre solo, una mujer
así tomados, de uno en uno               Por lo demás no hay elección
son como polvo, no son nada.             y este mundo tal como es
                                         será todo tu patrimonio.
Pero yo cuando te hablo a ti
cuando te escribo estas palabras         Perdóname no sé decirte
pienso también en otra gente.            nada más pero tú comprende
                                         que yo aún estoy en el camino.
Tu destino está en los demás
tu futuro es tu propia vida
tu dignidad es la de todos.


                                    18
Y siempre siempre acuérdate                         que silenciosamente me combate,
de lo que un día yo escribí                         porque acaso no ignora
pensando en ti como ahora pienso.                   que una sola palabra bastaría
                                                    para arrasar el mundo,
                                                    para extinguir el odio
                                                    y arrasarnos...
JOSÉ ÁNGEL VALENTE (1929 – 2000)
                                                    JAIME GIL DE BIEDMA (1929 – 1990)

   21. UN CANTO                                        22. NO VOLVERÉ A SER JOVEN

Quisiera un canto                                   Que la vida iba en serio
que hiciera estallar en cien palabras ciegas        uno lo empieza a comprender más tarde
la palabra intocable.                               -como todos los jóvenes, yo vine
Un canto.                                           a llevarme la vida por delante.
Mas nunca la palabra como ídolo obeso,
alimentado                                          Dejar huella quería
de ideas que lo fueron y carcome la lluvia.         y marcharme entre aplausos
                                                    -envejecer, morir, eran tan sólo
La explosión de un silencio.                        las dimensiones del teatro.

Un canto nuevo, mío, de mi prójimo,                 Pero ha pasado el tiempo
del adolescente sin palabras que espera ser         y la verdad desagradable asoma:
nombrado,                                           envejecer, morir,
de la mujer cuyo deseo sube                         es el único argumento de la obra.
en borbotón sangriento a la pálida frente,
de éste que me acusa silencioso,


                                               19
23. AMOR MÁS PODEROSO QUE LA VIDA                   24. DE VITA BEATA

La misma calidad que el sol de tu país,             En un viejo país ineficiente,
saliendo entre las nubes:                           algo así como España entre dos guerras
alegre y delicado matiz en unas hojas,              civiles, en un pueblo junto al mar,
fulgor de un cristal, modulación                    poseer una casa y poca hacienda
del apagado brillo de la lluvia.                    y memoria ninguna. No leer,
                                                    no sufrir, no escribir, no pagar cuentas,
La misma calidad que tu ciudad,                     y vivir como un noble arruinado
tu ciudad de cristal innumerable                    entre las ruinas de mi inteligencia.
idéntica y distinta, cambiada por el tiempo:
calles que desconozco y plaza antigua               JOSÉ MARÍA ÁLVAREZ (1942)
de pájaros poblada,
la plaza en que una noche nos besamos.                 25. PAIDEIA

La misma calidad que tu expresión,                                                     «Pues todas las aves vuelan
al cabo de los años,                                                                                       corazón,
esta noche al mirarme:                                                                  pues todas las aves vuelan
la misma calidad que tu expresión                                                                        volad vos»
y la expresión herida de tus labios.                                              «CANCIONERO ANÓNIMO»
                                                                        «Hay una leyenda que explica esta relación»
Amor que tiene calidad de vida,                                                                 FRANZ KAFKA
amor sin exigencias de futuro,
presente del pasado,                                El río se va a la mar.
amor más poderoso que la vida:                      Cubierto del aroma
perdido y encontrado.                               de los naranjos,
Encontrado, perdido...                              entre inmensos palmerales,


                                               20
como una estampa oriental,                                         Dick Tracy los cristales empañados la música zíngara
el río se va a la mar.                                             los relatos de pulpos serpientes y ballenas
Ay quién se fuera una tarde                                        de oro enterrado y de filibusteros
cuando el sol también se va,                                       Un mascarón de proa el viejo dios Neptuno
en ese instante en que el mundo                                    Una dama en las Antillas ríe y agita el abanico de nácar
se transforma en un ensueño,                                           bajo los cocoteros.
ay quién se fuera, entregado
a esa belleza, como un
Dios del crepúsculo, antiguo,
entre doradas riberas                                              ANA MARÍA MOIX (1947)
feliz y antiguo, a la mar.

PERE GIMFERRER (1945)                                                 27. NANCY FLOR BAILARÁ SIEMPRE

   26. ARDE EL MAR
                                                                   Nancy Flor bailará siempre
                                                                   porque Johnny ya murió.
Oh ser un capitán de quince años                                   Un bribón le dio la muerte,
viejo lobo marino las velas desplegadas                            nadie sabe a dónde huyó.
las sirenas de los puertos y el hollín y el silencio en las
        barcazas                                                   Fue testigo un pistolero
las pipas humeantes de los armadores pintados al óleo              rey en los bares de New York,
las huelgas de los cargadores las grúas paradas ante el            pasado luego a carcelero
        cielo de zinc                                              contó la historia en un block.
los tiroteos nocturnos en la dársena fogonazos un cuerpo
en las aguas con sordo estampido                                   Jim, Johnny y Nancy Flor
el humo en los cafetines                                           tres personajes de antología,

                                                              21
de apología,                                           de un antiguo corazón.
extraña historia del terror.
                                                       El asesino huyó de la justicia
Ella tenía los ojos grises,                            pero le persigue el eco
Johnny pintaba flores de azahar,                       de una loca ilusión
Jim era dulce, un soñador.                             que con diabólica malicia
                                                       persiste en tener razón.
Ella bailaba todas las noches,
Jim la soñaba en un bazar                              Una flor era Nancy para Jim,
rodeada de otros muñecos                               mas una flor pintada antaño
que la adoraban por su candor.                         por un solo enamorado
                                                       que no fue Jim, sino John.
Eran hermanos los dos adoradores de Nancy Flor.

Por la calle caminaban                                 LEOPOLDO MARÍA PANERO (1948)
los tres en silencio,
mas el corazón no calla, traidor.                         28. BLANCANIEVES SE DESPIDE DE LOS SIETE
Y Jim lo supo.                                                ENANOS
Daban las doce en el cuco.
                                                       Prometo escribiros, pañuelos que se pierden en el horizonte,
Caía el sol en la acera                                risas que palidecen, rostros que caen sin peso
y Dulce Jim vio un gran amor                           sobre la hierba húmeda, donde las arañas tejen ahora sus
en las dos sombras de Johnny y Nancy Flor              azules telas. En la casa del bosque crujen, de noche,
unidas a ras de tierra.                                las viejas maderas, el viento agita raídos cortinajes, entra
                                                       sólo la luna a través de las grietas. Los espejos silenciosos,
El dolor apenas quema                                  ahora, qué grotescos, envenenados peines, manzanas,
cuando nada queda en el hueco                          maleficios, qué olor a cerrado, ahora, qué grotescos.


                                                  22
Os echaré de menos, nunca os olvidaré. Pañuelos que se               Ahora, juntos, vivimos la hermosura
pierden en el horizonte. A lo lejos se oyen golpes secos,        de esta tarde de junio,
uno tras otro los árboles se derrumban. Está en venta el         el fulgor de las horas en que nos entregamos
jardín de los cerezos.                                           al conocimiento de la verdad del amor,
                                                                 a la gran llamarada del encuentro.
                                                                 Ahora sabemos que toda la alegría
   29. CANCIÓN PARA UNA DISCOTECA                                cabe en el mundo breve de esta habitación,
                                                                 en el espacio ardiente de este lecho.
No tenemos fe                                                    La luz cansada del atardecer
al otro lado de esta vida                                        dibuja sobre el tiempo islas doradas.
sólo espera el rock and roll                                     En un rincón del cuarto
lo dice la calavera que hay entre mis manos                      brilla la enredadera de la música.
baila, baila el rock and roll                                    Un viento súbito sacude nuestros cuerpos.
para el rock el tiempo y la vida son una miseria                 y lo olvidamos todo.
el alcohol y el haschisch no dicen nada de la vida               Después regresan las miradas lentas,
sexo, drogas y rock and roll                                     los gestos satisfechos, las sonrisas.
el sol no brilla por el hombre,                                  Y luego contemplamos en silencio
lo mismo que el sexo y las drogas;                               con qué dulzura va cayendo la noche
la muerte es la cuna del rock and roll.                          sobre la indiferente ciudad que nos rodea.
Baila hasta que la muerte te llame
y diga suavemente entra                                          LUIS ALBERTO DE CUENCA (1950)
entra en el reino del rock and roll.
                                                                    31. EL OLVIDO
ELOY SÁNCHEZ ROSILLO (1948)
                                                                 La olvidé. Por completo. Para siempre
   30. TARDE DE JUNIO                                            (o eso creía entonces). Me cruzaba
                                                                 con ella por la calle y no era ella

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quien se paraba ante un escaparate                         esta cama de amor que no conoces,
de ropa deportiva, no era ella                             la misma que se queda
quien compraba el periódico en un quiosco                  fría cuanto te marchas.
y se perdía entre la muchedumbre.
Como si hubiera muerto. No era ella.                       Aunque tú no lo sepas te inventaba conmigo,
Su nombre era el de todas las mujeres.                     hicimos mil proyectos, paseamos
                                                           por todas las ciudades que te gustan,
LUIS GARCÍA MONTERO (1958)                                 recordamos canciones, elegimos renuncias,
                                                           aprendiendo los dos a convivir
   32. AUNQUE TÚ NO LO SEPAS                               entre la realidad y el pensamiento.

Como la luz de un sueño,                                   Espiada a la sombra de tu horario
que no raya en el mundo pero existe,                       o en la noche de un bar por mi sorpresa.
así he vivido yo,                                          Así he vivido yo,
iluminando                                                 como la luz del sueño
esa parte de ti que no conoces,                            que no recuerdas cuando te despiertas.
la vida que has llevado junto a mis pensamientos...
                                                              33. LIFE VEST UNDER YOUR SEAT
Y aunque tú no lo sepas, yo te he visto
cruzar la puerta sin decir que no,                         Señores pasajeros buenas tardes
pedirme un cenicero, curiosear los libros,                 y Nueva York al fondo todavía,
responder al deseo de mis labios                           delicadas las torres de Manhattan
con tus labios de whisky,                                  con la luz sumergida en una muchacha triste,
seguir mis pasos hasta el dormitorio.                      buenas tardes señores pasajeros,
                                                           mantendremos en vuelo doce mil pies de altura,
También hemos hablado                                      altos como su cuerpo en el pasillo
en la cama, sin prisa, muchas tardes                       de la Universidad, una pregunta,

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podría repetirme el título del libro,                 CARLOS MARZAL (1961)
cumpliendo normas internacionales,
las cuatro ventanillas de emergencia,                    34. EL JUGADOR
pero habrá que cenar, tal vez alguna copa,
casi vivir sin vínculo y sin límites,
modos de ver la noche y estar en los cristales        Habitaba un infierno íntimo y clausurado,
del alba, regresando,                                 sin por ello dar muestras de enojo o contrición.
y muchas otras noches regresando                      En el club le envidiaban el temple de sus nervios
bajo edificios de temblor acuático,                   y el supuesto calor de una hermosa muchacha
a una velocidad de novecientos                        cariñosa en exceso para ser su sobrina.
kilómetros, te dije                                   Nunca le vi aplaudir carambolas ajenas
que nunca resistí las despedidas,                     ni prestar atención al halago del público.
al aeropuerto no,                                     No se le conocía un oficio habitual,
prefiero tu recuerdo por mi casa,                     y a veces lo supuse viviendo en los billares,
apoyado en el piano del Bar Andalucía,                como una pieza más imprescindible al juego.
bajo el cielo violeta                                 Le oí decir hastiado un día a la muchacha:
de los amaneceres de Manhattan,                       Sufría en ocasiones, cuando el juego importaba.
igual que dos desnudes en penumbra                    Ahora no importa el juego. Tampoco el sufrimiento.
con Nueva Cork al fondo, todavía                      Pero siento nostalgia de mi antigua desdicha.
al aeropuerto no,                                     Al verlo recortado contra la oscuridad,
rogamos hagan uso                                     en mangas de camisa, sosteniendo su taco,
del cinturón, no fumen                                lo creí en ocasiones cifra de cualquier vida.
hasta que despeguemos,                                Hoy rechazo, por falsa, la clara asociación:
cuiden que estén derechos los respaldos,              no siempre la existencia es noble como el juego,
me tienes que llamar, de sus asientos.                y hay siempre jugadores más nobles que la vida.




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VICENTE GALLEGO (1963)
                                                                    Hemos sido felices en la noche.
   35. DE RECOGIDA                                                  Los amigos se han ido, conducimos ya solos.
                                                                    Buscando algún refugio, regresamos a casa.
                   A Josepe, Vidal, Merenciano, Migue y Tito
                                                                    Y esta destartalada y alta bóveda
Llama fría del alba, te conozco:                                    en la que el sol incendia
tú vienes a ofrecernos el destilado amargo,                         eternamente el aire es nuestra casa.
la comunión marchita, la quirúrgica luz
con que el cielo ilumina nuestra herida más honda.
                                                                    RUBÉN DARÍO (1867 – 1916)
Llama
fría                                                                   36. RESPONSO A VERLAINE
del alba,
despedazado cráneo del ingrato deseo:                               Padre y maestro mágico, liróforo celeste
¿quién se atreve a mirarte tras la noche de magia?                  que al instrumento olímpico y a la siringa agreste
                                                                    diste tu acento encantador;
Los amigos se han ido.                                              ¡Panida! Pan tú mismo, con coros condujiste
Conducimos ya solos.                                                hacia el propíleo sacro que amaba tu alma triste,
¿Y adónde nos conduce                                               ¡al son del sistro y del tambor!
la alegría gastada, el oscuro consuelo
de haber sido felices en la noche?                                  Que tu sepulcro cubra de flores Primavera,
                                                                    que se humedezca el áspero hocico de la fiera
Satisfacción del mundo,                                             de amor si pasa por allí;
generosa limosna de una hora,                                       que el fúnebre recinto visite Pan bicorne;
no hay engaño en tu don insuficiente                                que de sangrientas rosas el fresco abril te adorne
aunque quiera negarlo la luz rota del día.                          y de claveles de rubí.

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a la armonía sideral.
Que si posarse quiere sobre la tumba el cuervo,
ahuyenten la negrura del pájaro protervo                    Y huya el tropel equino por la montaña vasta;
el dulce canto de cristal                                   tu rostro de ultratumba bañe la Luna casta
que Filomela vierta sobre tus tristes huesos,               de compasiva y blanca luz;
o la armonía dulce de risas y de besos                      y el Sátiro contemple sobre un lejano monte
de culto oculto y florestal.                                una cruz que se eleve cubriendo el horizonte
                                                            ¡y un resplandor sobre la cruz!
Que púberes canéforas te ofrenden el acanto,
que sobre tu sepulcro no se derrame el llanto,                 37. CAUPOLICÁN
sino rocío, vino, miel:
que el pámpano allí brote, las flores de Citeres,           Es algo formidable que vio la vieja raza:
¡y que se escuchen vagos suspiros de mujeres                robusto tronco de árbol al hombro de un campeón
bajo un simbólico laurel!                                   salvaje y aguerrido, cuya fornida maza
                                                            blandiera el brazo de Hércules, o el brazo de Sansón.
Que si un pastor su pífano bajo el frescor del haya,
en amorosos días, como en Virgilio, ensaya,                 Por casco sus cabellos, su pecho por coraza,
tu nombre ponga en la canción;                              pudiera tal guerrero, de Arauco en la región,
y que la virgen náyade, cuando ese nombre escuche           lancero de los bosques, Nemrod que todo caza,
con ansias y temores entre las linfas luche,                desjarretar un toro, o estrangular un león.
llena de miedo y de pasión.
                                                            Anduvo, anduvo, anduvo. Le vio la luz del día,
De noche, en la montaña, en la negra montaña                le vio la tarde pálida, le vio la noche fría,
de las Visiones, pase gigante sombra extraña,               y siempre el tronco de árbol a cuestas del titán.
sombra de un Sátiro espectral;
que ella al centauro adusto con su grandeza asuste;         «¡El Toqui, el Toqui!» clama la conmovida casta.
de una extrahumana flauta la melodía ajuste

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Anduvo, anduvo, anduvo. La aurora dijo: «Basta»,        Hay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé!
e irguióse la alta frente del gran Caupolicán.          Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
                                                        la resaca de todo lo sufrido
CÉSAR VALLEJO (1892 – 1938)                             se empozara en el alma... ¡Yo no sé!

   38. AUSENTE                                          Son pocos; pero son... Abren zanjas oscuras
                                                        en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Ausente! La mañana en que me vaya                       Serán tal vez los potros de bárbaros atilas;
más lejos de lo lejos, al Misterio,                     o lo heraldos negros que nos manda la Muerte.
como siguiendo inevitable raya,
tus pies resbalarán al cementerio.                      Son las caídas hondas de los Cristos del alma,
                                                        de alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Ausente! La mañana en que a la playa                    Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
del mar de sombra y del callado imperio,                de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.
como un pájaro lúgubre me vaya,
será el blanco panteón tu cautiverio.                   Y el hombre... Pobre... pobre! Vuelve los ojos, como
                                                        cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
Se habrá hecho de noche en tus miradas;                 vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
y sufrirás, y tomarás entonces                          se empoza, como charco de culpa, en la mirada.
penitentes blancuras laceradas.
                                                        Hay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé!
Ausente! Y en tus propios sufrimientos
ha de cruzar entre un llorar de bronces                 VICENTE HUIDOBRO (1893 – 1948)
una jauría de remordimientos!
                                                           40. ALERTA
   39. LOS HERALDOS NEGROS



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Media noche                                     Te he buscado por el tiempo arriba y por el río abajo.
En el jardín                                    Te has perdido entre las lágrimas.
Cada sombra es un arroyo
Aquel ruido que se acerca no es un coche        Noches y noches te he buscado
                                                Sin encontrar el sitio en donde lloras
Sobre el cielo de París                         Porque yo sé que estás llorando.
Otto Von Zeppelín                               Me basta con mirarme en un espejo
Las sirenas cantan                              Para saber que estás llorando y me has llorado.
Entre las olas negras                           Sólo tú salvas el llanto
Y este clarín que llama ahora                   Y de mendigo oscuro
No es un clarín de la Victoria                  Lo haces rey coronado por tu mano.
Cien aeroplanos
Vuelan en torno de la luna                      JORGE LUIS BORGES (1899 – 1986)
Paga tu pipa
                                                   42. POEMA DE LOS DONES
Los obuses estallan como rosas maduras
Y las bombas agujerean los días                 Nadie rebaje a lágrima o reproche
Canciones cortadas                              esta declaración de la maestría
Tiemblan entre las ramas                        de Dios, que con magnífica ironía
El viento cortisona las calles                  me dio a la vez los libros y la noche.
Como apagar la estrella del estanque
                                                De esta ciudad de libros hizo dueños
                                                a unos ojos sin luz, que sólo pueden
   41. DÍAS Y NOCHES TE HE BUSCADO              leer en las bibliotecas de los sueños
                                                los insensatos párrafos que ceden
Días y noches te he buscado
Sin encontrar el sitio en donde cantas.         las albas a su afán. En vano el día


                                           29
les prodiga sus libros infinitos,                     los mismos pasos en los mismos días.
arduos como los arduos manuscritos
que perecieron en Alejandría.                         ¿Cuál de los dos escribe este poema
                                                      de un yo plural y de una sola sombra?
De hambre y de sed (narra una historia griega)        ¿Qué importa la palabra que me nombra
muere un rey entre fuentes y jardines;                si es indiviso y uno el anatema?
yo fatigo sin rumbo los confines
de esta alta y honda biblioteca ciega.                Groussac o Borges, miro este querido
                                                      mundo que se deforma y que se apaga
Enciclopedias, atlas, el Oriente                      en una pálida ceniza vaga
y el Occidente, siglos, dinastías,                    que se parece al sueño y al olvido.
símbolos, cosmos y cosmogonías
brindan los muros, pero inútilmente.                     43. LAS COSAS

Lento en mi sombra, la penumbra hueca                 El bastón, las monedas, el llavero,
exploro con el báculo indeciso,                       la dócil cerradura, las tardías
yo, que me figuraba el Paraíso                        notas que no leerán los pocos días
bajo la especie de una biblioteca.                    que me quedan, los naipes y el tablero,

Algo, que ciertamente no se nombra                    un libro y en sus páginas la ajada
con la palabra azar, rige estas cosas;                violeta, monumento de una tarde
otro ya recibió en otras borrosas                     sin duda inolvidable y ya olvidada,
tardes los muchos libros y la sombra.                 el rojo espejo occidental en que arde

Al errar por las lentas galerías                      una ilusoria aurora. ¡Cuántas cosas,
suelo sentir con vago horror sagrado                  láminas, umbrales, atlas, copas, clavos,
que soy el otro, el muerto, que habrá dado            nos sirven como tácitos esclavos,


                                                 30
ciegas y extrañamente sigilosas!                          Me gustas cuando callas porque estás como ausente.
Durarán más allá de nuestro olvido;                       Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
no sabrán nunca que nos hemos ido.                        Una palabra entonces, una sonrisa bastan.
                                                          Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.
PABLO NERUDA (1904 – 1973)
                                                             45. POEMA 20
   44. POEMA 15
                                                          Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Me gustas cuando callas porque estás como ausente,
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.               Escribir, por ejemplo: «La noche está estrellada,
Parece que los ojos se te hubieran volado                 y tiritan, azules, los astros, a lo lejos».
y parece que un beso te cerrara la boca.
                                                          El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Como todas las cosas están llenas de mi alma
emerges de las cosas, llena del alma mía.                 Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,                  Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
y te pareces a la palabra melancolía.
                                                          En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
Me gustas cuando callas y estás como distante.            La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:            Ella me quiso, a veces yo también la quería.
déjame que me calle con el silencio tuyo.                 Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.

Déjame que te hable también con tu silencio               Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
claro como una lámpara, simple como un anillo.            Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
Eres como la noche, callada y constelada.
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.        Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.


                                                     31
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.               Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
                                                             y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.
Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.
                                                             OCTAVIO PAZ (1914 – 1998)
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
                                                                46. DOS CUERPOS
Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.                 Dos cuerpos frente a frente
                                                             son a veces dos olas
La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.        y la noche es océano.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
                                                             Dos cuerpos frente a frente
Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.            son a veces dos piedras
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.                 y la noche desierto.

De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.              Dos cuerpos frente a frente
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.                 son a veces raíces
                                                             en la noche enlazadas.
Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.              Dos cuerpos frente a frente
                                                             son a veces navajas
Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos,         y la noche relámpago.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.




                                                        32

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Antología poesía hispánica siglo XX 40c

  • 1. ANTOLOGÍA DE POESÍA HISPÁNICA DEL SIGLO XX 4º ESO C PROFESOR: BASILIO PUJANTE CASCALES IES JUAN DE LA CIERVA Y CODORNÍU CURSO 2010/2011
  • 2. ÍNDICE - Jaime Gil de Biedma: pág. 19 PRIMER TERCIO NOVÍSIMOS - Antonio Machado: pág. 3 - José María Álvarez: pág. 20 - Juan Ramón Jiménez: pág. 5 - Pere Gimferrer: pág. 21 - Ana María Moix: pág. 21 GENERACIÓN DEL 27 - Leopoldo María Panero: pág. 22 - Federico García Lorca: pág. 5. ÚLTIMOS - Vicente Aleixandre: pág. 7 - Dámaso Alonso: pág. 8 - Eloy Sánchez Rosillo: pág. 23 - Luis Cernuda: pág. 9 - Luis Alberto de Cuenca: pág. 23 - Miguel Hernández pág. 10 - Luis García Montero: pág. 24 - Carlos Marzal: pág. 25 POSGUERRA - Vicente Gallego: pág. 26 - León Felipe: pág. 13 HISPANOAMERICANOS - Carmen Conde: pág. 14 - Gabriel Celaya : pág. 15 - Rubén Darío: pág. 26 - Carlos Edmundo de Ory: pág. 16 - César Vallejo: pág. 28 - Ángel González: pág. 16 - Vicente Huidobro: pág. 28 - José Agustín Goytisolo: pág. 17 - Jorge Luis Borges: pág. 29 - José Ángel Valente: pág. 19 - Pablo Neruda: pág. 31 - Octavio Paz: pág. 32 2
  • 3. ANTONIO MACHADO (1875 – 1939) A distinguir me paro las voces de los ecos, y escucho solamente, entre las voces, una. 1. RETRATO ¿Soy clásico o romántico? No sé. Dejar quisiera mi verso, como deja el capitán su espada: Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla, famosa por la mano viril que la blandiera, y un huerto claro donde madura el limonero; no por el docto oficio del forjador preciada. mi juventud, veinte años en tierras de Castilla; mi historia, algunos casos que recordar no quiero. Converso con el hombre que siempre va conmigo —quien habla solo espera hablar a Dios un día—; Ni un seductor Mañara, ni un Bradomín he sido mi soliloquio es plática con ese buen amigo —ya conocéis mi torpe aliño indumentario—, que me enseñó el secreto de la filantropía. más recibí la flecha que me asignó Cupido, y amé cuanto ellas puedan tener de hospitalario. Y al cabo, nada os debo; debéisme cuanto he escrito. A mi trabajo acudo, con mi dinero pago Hay en mis venas gotas de sangre jacobina, el traje que me cubre y la mansión que habito, pero mi verso brota de manantial sereno; el pan que me alimenta y el lecho en donde yago. y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina, soy, en el buen sentido de la palabra, bueno. Y cuando llegue el día del último vïaje, y esté al partir la nave que nunca ha de tornar, Adoro la hermosura, y en la moderna estética me encontraréis a bordo ligero de equipaje, corté las viejas rosas del huerto de Ronsard; casi desnudo, como los hijos de la mar. mas no amo los afeites de la actual cosmética, ni soy un ave de esas del nuevo gay-trinar. Desdeño las romanzas de los tenores huecos y el coro de los grillos que cantan a la luna. 3
  • 4. 2. A UN OLMO SECO antes que te descuaje un torbellino y tronche el soplo de las sierras blancas; Al olmo viejo, hendido por el rayo antes que el río hasta la mar te empuje y en su mitad podrido, por valles y barrancas, con las lluvias de abril y el sol de mayo olmo, quiero anotar en mi cartera algunas hojas verdes le han salido. la gracia de tu rama verdecida. Mi corazón espera ¡El olmo centenario en la colina también, hacia la luz y hacia la vida, que lame el Duero! Un musgo amarillento otro milagro de la primavera. le mancha la corteza blanquecina al tronco carcomido y polvoriento. 3. PROVERBIOS Y CANTARES XXIX No será, cual los álamos cantores Caminante, son tus huellas que guardan el camino y la ribera, el camino y nada más; habitado de pardos ruiseñores. Caminante, no hay camino, se hace camino al andar. Ejército de hormigas en hilera Al andar se hace el camino, va trepando por él, y en sus entrañas y al volver la vista atrás urden sus telas grises las arañas. se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar. Antes que te derribe, olmo del Duero, Caminante no hay camino con su hacha el leñador, y el carpintero sino estelas en la mar. te convierta en melena de campana, lanza de carro o yugo de carreta; antes que rojo en el hogar, mañana, ardas en alguna mísera caseta, al borde de un camino; 4
  • 5. JUAN RAMÓN JIMÉNEZ (1881 – 1958) FEDERICO GARCÍA LORCA (1898 – 1936) 4. EL VIAJE DEFINITIVO 5. LA CASADA INFIEL A Lydia Cabrera y …Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros a su negrita cantando; y se quedará mi huerto, con su verde árbol, Y que yo me la llevé al río y con su pozo blanco. creyendo que era mozuela, pero tenía marido. Todas la tardes, el cielo será azul y plácido; Fue la noche de Santiago y tocarán, como esta tarde están tocando, y casi por compromiso. las campanas del campanario. Se apagaron los faroles y se encendieron los grillos. Se morirán aquellos que me amaron; En las últimas esquinas y el pueblo se hará nuevo cada año; toqué sus pechos dormidos, y en el rincón aquel de mi huerto florido y encalado. y se me abrieron de pronto mi espíritu errará, nostálgico… como ramos de jacintos. El almidón de su enagua Y yo me iré; y estaré solo, sin hogar, sin árbol me sonaba en el oído verde, sin pozo blanco, como una pieza de seda sin cielo azul y plácido… rasgada por diez cuchillos. Y se quedarán los pájaros cantando. Sin luz de plata en sus copas los árboles han crecido y un horizonte de perros ladra muy lejos del río. * 5
  • 6. Pasadas las zarzamoras, yo me la llevé del río. los juncos y los espinos, Con el aire se batían las espadas de los lirios. bajo su mata de pelo Me porté como quien soy. Como un gitano legítimo. hice un hoyo sobre el limo. Le regalé un costurero Yo me quité la corbata. grande, de raso pajizo, Ella se quitó el vestido. y no quise enamorarme Yo el cinturón con revólver. porque, teniendo marido, Ella sus cuatro corpiños. me dijo que era mozuela Ni nardos ni caracolas cuando la llevaba al río. tienen el cutis tan fino, ni los cristales con luna 6. LA AURORA relumbran con ese brillo. Sus muslos se me escapaban La aurora de Nueva York tiene como peces sorprendidos, cuatro columnas de cieno la mitad llenos de lumbre, y un huracán de negras palomas la mitad llenos de frío. que chapotean en las aguas podridas. Aquella noche corrí el mejor de los caminos, La aurora de Nueva York gime montado en potra de nácar por las inmensas escaleras sin bridas y sin estribos. buscando entre las aristas No quiero decir, por hombre, nardos de angustia dibujada. las cosas que ella me dijo. La luz del entendimiento La aurora llega y nadie la recibe en su boca me hace ser muy comedido. porque allí no hay mañana ni esperanza posible. Sucia de besos y arena A veces las monedas en enjambres furiosos 6
  • 7. taladran y devoran abandonados niños. es que no quedó bien cerrada. Los primeros que salen comprenden con sus huesos Regrésate. que no habrá paraísos ni amores deshojados; Siéntate ahí, y descansa. saben que van al cieno de números y leyes, No, no oigas el ruido de la calle. No vuelve. No puede volver. a los juegos sin arte, a sudores sin fruto. Se ha marchado, y estás solo. No levantes los ojos para mirarlo todo, como si en todo aún La luz es sepultada por cadenas y ruidos estuviera. en impúdico reto de ciencia sin raíces. Se está haciendo de noche. Por los barrios hay gentes que vacilan insomnes Ponte así: tu rostro en tu mano. como recién salidas de un naufragio de sangre. Apóyate. Descansa. Te envuelve dulcemente la oscuridad, y lentamente te borra. Todavía respiras. Duerme. VICENTE ALEIXANDRE (1898 – 1984) Duerme si puedes. Duerme poquito a poco, deshaciéndote, desliéndote 7. EL ÚLTIMO AMOR en la noche que poco a poco te anega. ¿No oyes? No, ya no oyes. El puro I silencio eres tú, oh dormido, oh abandonado, Amor mío, amor mío. oh solitario. Y la palabra suena en el vacío. Y se está solo. ¡Oh, si yo pudiera hacer que nunca más despertases! Y acaba de irse aquella que nos quería. Acaba de salir. Acabamos de oír cerrarse la puerta. II Todavía nuestros brazos están tendidos. Y la voz se queja en Las palabras del abandono. Las de la amargura. la garganta. Yo mismo, sí, yo y no otro. Amor mío... Yo las oí. Sonaban como las demás. Daban el mismo sonido. Cállate. Vuelve sobre tus pasos. Cierra despacio la puerta, si Las decían los mismos labios, que hacían el mismo movimiento. 7
  • 8. Pero no se las podía oír igual. Porque significan: las palabras DÁMASO ALONSO (1898 – 1984) significan. Ay, si las palabras fuesen sólo un suave sonido, y cerrando los ojos se las pudiese escuchar en el sueño... 8. INSOMNIO Yo las oí. Y su sonido final fue como el de una llave que se Madrid es una ciudad de más de un millón de cadáveres cierra. (según las últimas estadísticas). Como un portazo. A veces en la noche yo me revuelco y me incorporo en Las oí, y quedé mudo. este nicho en el que hace 45 años que me pudro, Y oí los pasos que se alejaron. y paso largas horas oyendo gemir al huracán, o ladrar Volví, y me senté. los perros, o fluir blandamente la luz de la luna. Silenciosamente cerré la puerta yo mismo. Y paso largas horas gimiendo como el huracán, ladrando Sin ruido. Y me senté. Sin sollozo. como un perro enfurecido, fluyendo como la leche Sereno, mientras la noche empezaba. de la ubre caliente de una gran vaca amarilla. La noche larga. Y apoyé mi cabeza en mi mano. Y paso largas horas preguntándole a Dios, preguntándole Y dije... por qué se pudre lentamente mi alma. Pero no dije nada. Moví mis labios. Suavemente, por qué se pudren 'más de un millón de cadáveres en suavísimamente. esta ciudad de Madrid, Y dibujé todavía por qué mil millones de cadáveres se pudren lentamente el último gesto, ese en el mundo. que yo ya nunca repetiría. Dime, ¿qué huerto quieres abonar con nuestra podredumbre? ¿Temes que se te sequen los grandes rosales del día, las tristes azucenas letales de tus noches? 8
  • 9. LUIS CERNUDA (1902 – 1963) disuelto en niebla, ausencia, ausencia leve como carne de niño. 9. “DONDE HABITE EL OLVIDO” Allá, allá lejos; Donde habite el olvido, donde habite el olvido. en los vastos jardines sin aurora; donde yo sólo sea 10. “ADOLESCENTE FUI…” memoria de una piedra sepultada entre ortigas sobre la cual el viento escapa a sus insomnios. Adolescente fui en días idénticos a nubes, cosa grácil, visible por penumbra y reflejo, Donde mi nombre deje y extraño es, si ese recuerdo busco, al cuerpo que designa en brazos de los siglos, que tanto, tanto duela sobre el cuerpo de hoy. donde el deseo no exista. Perder placer es triste En esa gran región donde el amor, ángel terrible, como la dulce lámpara sobre el lento nocturno; no esconda como acero aquél fui, aquél fui, aquél he sido; en mi pecho su ala, era la ignorancia mi sombra. sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el tormento. Ni gozo ni pena; fui niño Allá donde termine este afán que exige un dueño a imagen prisionero entre muros cambiantes; suya, historias como cuerpos, cristales como cielos, sometiendo a otra vida su vida, sueño luego, un sueño más alto que la vida. sin más horizonte que otros ojos frente a frente. Cuando la muerte quiera Donde penas y dichas no sean más que nombres, una verdad quitar de entre mis manos, cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo; las hallará vacías, como en la adolescencia donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo, ardientes de deseo, tendidas hacia el aire. 9
  • 10. 11. “SI EL HOMBRE PUDIERA…” Tú justificas mi existencia: si no te conozco, no he vivido; Si el hombre pudiera decir lo que ama, si muero sin conocerte, no muero, porque no he vivido. si el hombre pudiera levantar su amor por el cielo como una nube en la luz; si como muros que se derrumban, MIGUEL HERNÁNDEZ (1910-1942) para saludar la verdad erguida en medio, pudiera derrumbar su cuerpo, 12. ELEGÍA dejando sólo la verdad de su amor, la verdad de sí mismo, (En Orihuela, su pueblo y el mío, que no se llama gloria, fortuna o ambición, se me ha muerto como el rayo Ramón Sijé, sino amor o deseo, con quien tanto quería) yo sería aquel que imaginaba; aquel que con su lengua, sus ojos y sus manos Yo quiero ser llorando el hortelano proclama ante los hombres la verdad ignorada, de la tierra que ocupas y estercolas, la verdad de su amor verdadero. compañero del alma, tan temprano. Libertad no conozco sino la libertad de estar preso en alguien Alimentado lluvias, caracolas cuyo nombre no puedo oír sin escalofrío; y órganos mi dolor sin instrumento, alguien por quien me olvido de esta existencia mezquina a las desalentadas amapolas por quien el día y la noche son para mí lo que quiera, y mi cuerpo y espíritu flotan en su cuerpo y espíritu daré tu corazón por alimento. como leños perdidos que el mar anega o levanta Tanto dolor se agrupa en mi costado, libremente, con la libertad del amor, que por doler me duele hasta el aliento. la única libertad que me exalta, la única libertad por que muero. Un manotazo duro, un golpe helado, un hachazo invisible y homicida, 10
  • 11. un empujón brutal te ha derribado. y besarte la noble calavera y desamordazarte y regresarte. No hay extensión más grande que mi herida, Volverás a mi huerto y a mi higuera: lloro mi desventura y sus conjuntos por los altos andamios de las flores y siento más tu muerte que mi vida. pajareará tu alma colmenera Ando sobre rastrojos de difuntos, de angelicales ceras y labores. y sin calor de nadie y sin consuelo Volverás al arrullo de las rejas voy de mi corazón a mis asuntos. de los enamorados labradores. Temprano levantó la muerte el vuelo, Alegrarás la sombra de mis cejas, temprano madrugó la madrugada, y su sangre se irá a cada lado temprano estás rodando por el suelo. disputando tu novia y las abejas. No perdono a la muerte enamorada, Tu corazón, ya terciopelo ajado, no perdono a la vida desatenta, llama a un campo de almendras espumosas no perdono a la tierra ni a la nada. mi avariciosa voz de enamorado. En mis manos levanto una tormenta A las aladas almas de las rosas de piedras, rayos y hachas estridentes del almendro de nata te requiero, sedienta de catástrofes y hambrienta. que tenemos que hablar de muchas cosas, compañero del alma, compañero. Quiero escarbar la tierra con los dientes, quiero apartar la tierra parte a parte a dentelladas secas y calientes. Quiero minar la tierra hasta encontrarte 11
  • 12. 13. EL HERIDO Mi vida es una herida de juventud dichosa. ¡Ay de quien no esté herido, de quien jamás se siente Para el muro de un hospital de sangre. herido por la vida, ni en la vida reposa herido alegremente! I Si hasta a los hospitales se va con alegría, se convierten en huertos de heridas entreabiertas, Por los campos luchados se extienden los heridos. de adelfos florecidos ante la cirugía. Y de aquella extensión de cuerpos luchadores de ensangrentadas puertas. salta un trigal de chorros calientes, extendidos en roncos surtidores. II La sangre llueve siempre boca arriba, hacia el cielo. Para la libertad sangro, lucho, pervivo. Y las heridas suenan, igual que caracolas, Para la libertad, mis ojos y mis manos, cuando hay en las heridas celeridad de vuelo, como un árbol carnal, generoso y cautivo, esencia de las olas. doy a los cirujanos. La sangre huele a mar, sabe a mar y a bodega. Para la libertad siento más corazones La bodega del mar, del vino bravo, estalla que arenas en mi pecho: dan espumas mis venas, allí donde el herido palpitante se anega, y entro en los hospitales, y entro en los algodones y florece, y se halla. como en las azucenas. Herido estoy, miradme: necesito más vidas. Para la libertad me desprendo a balazos La que contengo es poca para el gran cometido de los que han revolcado su estatua por el lodo. de sangre que quisiera perder por las heridas. Y me desprendo a golpes de mis pies, de mis brazos, Decid quién no fue herido. de mi casa, de todo. 12
  • 13. Porque donde unas cuencas vacías amanezcan, Sé que la historia es la misma, ella pondrá dos piedras de futura mirada la misma siempre, que pasa y hará que nuevos brazos y nuevas piernas crezcan desde una tierra a otra tierra, en la carne talada. desde una raza a otra raza, como pasan esas tormentas de estío Retoñarán aladas de savia sin otoño desde ésta a aquella comarca. reliquias de mi cuerpo que pierdo en cada herida. Porque soy como el árbol talado, que retoño: ¡Qué lástima que yo no tenga comarca, porque aún tengo la vida. patria chica, tierra provinciana! Debí nacer en la entraña en la estepa castellana LEÓN FELIPE (1884 - 1968) Y fui a nacer en un pueblo del que no recuerdo nada: pasé los días azules de mi infancia en Salamanca, y mi juventud, una juventud sombría, en la montaña. 14. ¡QUÉ LÁSTIMA! (Fragmento) Después... ya no he vuelto a echar el ancla y ninguna de estas tierras me levanta ni me exalta Para Alberto López Arguello para poder cantar siempre en la misma tonada al mismo río que pasa rodando las mismas aguas, ¡Qué lástima! al mismo cielo, al mismo campo y en la misma casa. Que yo no pueda cantar a la usanza de este tiempo lo mismo que los poetas que hoy cantan! ¡Qué lástima que yo no tenga una casa! Una casa solariega y blasonada, ¡Qué lástima que yo no pueda entonar una casa en que guardara, con una voz engolada esas brillantes romanzas a más de otras cosas raras, a las glorias de la patria! un sillón viejo de cuero, una mesa apolillada ¡Qué lástima que yo no tenga una patria! y el retrato de un mi abuelo 13
  • 14. que ganara una batalla. Campo mío, de amor nunca confeso; ¡Qué lástima que yo no tenga un abuelo de un amor recatado y pudoroso, que ganara una batalla, retratado como virgen antigua que perdura con una mano cruzada en el pecho, en mi cuerpo contiguo al tuyo eterno. y la otra mano en el puño de la espada! He venido a quererte, a que me digas ¡Qué lástima que yo no tenga siquiera una espada! tus palabras de mar y de palmeras; Porque... ¿qué voy a cantar tus molinos de lienzo que salobres si no tengo ni una patria, me refrescan la sed de tanto tiempo. ni una tierra provinciana, ni una casa solariega y blasonada, Me abandono en tu mar, me dejo tuya ni el retrato de un mi abuelo como darse hay que hacerlo para serte. que ganara una batalla, Si cerrara los ojos quedaría ni un sillón viejo de cuero, hecha un ser y una voz: ahogada viva. ni una mesa, ni una espada? ¿He venido, y me fui; me iré mañana (…) y vendré como hoy...? ¿qué otra criatura volverá para ti, para quedarse CARMEN CONDE (1904 – 1996) o escaparse en tu luz hacia lo nunca? 15. ANTE TI Porque siendo tú el mismo, eres distinto y distante de todos los que miran esa rosa de luz que viertes siempre de tu cielo a tu mar, campo que amo. 14
  • 15. GABRIEL CELAYA (1911 – 1991) como el aire que exigimos trece veces por minuto, para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica. 16. LA POESÍA ES UN ARMA CARGADA DE FUTURO Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan decir que somos quien somos, Cuando ya nada se espera personalmente exaltante, nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno. mas se palpita y se sigue más acá de la conciencia, Estamos tocando el fondo. fieramente existiendo, ciegamente afirmado, como un pulso que golpea las tinieblas, Maldigo la poesía concebida como un lujo cultural por los neutrales cuando se miran de frente que, lavándose las manos, se desentienden y evaden. los vertiginosos ojos claros de la muerte, Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse. se dicen las verdades: las bárbaras, terribles, amorosas crueldades. Hago mías las faltas. Siento en mí a cuantos sufren y canto respirando. Se dicen los poemas Canto, y canto, y cantando más allá de mis penas que ensanchan los pulmones de cuantos, asfixiados, personales, me ensancho. piden ser, piden ritmo, piden ley para aquello que sienten excesivo. Quisiera daros vida, provocar nuevos actos, y calculo por eso con técnica qué puedo. Con la velocidad del instinto, Me siento un ingeniero del verso y un obrero con el rayo del prodigio, que trabaja con otros a España en sus aceros. como mágica evidencia, lo real se nos convierte en lo idéntico a sí mismo. Tal es mi poesía: poesía-herramienta a la vez que latido de lo unánime y ciego. Poesía para el pobre, poesía necesaria Tal es, arma cargada de futuro expansivo como el pan de cada día, con que te apunto al pecho. 15
  • 16. No es una poesía gota a gota pensada. ¡hola pato de oro hola marea No es un bello producto. No es un fruto perfecto. donde la mar merece su medusa! Es algo como el aire que todos respiramos y es el canto que espacia cuanto dentro llevamos. Y creo que de cebra tengo un cuerno y de llama una pata panacea Son palabras que todos repetimos sintiendo que se gasta en mi alma y que se usa como nuestras, y vuelan. Son más que lo mentado. Son lo más necesario: lo que no tiene nombre. Son gritos en el cielo, y en la tierra son actos. ÁNGEL GONZÁLEZ (1925 – 2008) 18. J.R.J. CARLOS EDMUNDO DE ORY (1923 – 2010) Debajo del poema —laborioso mecánico—, 17. SONETO PARANOICO apretaba las tuercas a un epíteto. Luego engrasó un adverbio, Solo en el mundo con mi media oreja dejó la rima a punto, y una cortada flor en el semblante afinó el ritmo bajo a la mina honda del diamante y pintó de amarillo el artefacto. que no tiene raíz ni tiene reja. Al fin lo puso en marcha, y funcionaba. Mas como soy del odio tenue abeja —No lo toques ya más, manada de algún duende nigromante se dijo. peinaré de mi espalda el monte amante Pero y con heces de concha de la almeja. no pudo remediarlo: Mi paranoia de Iolao y Averno 16
  • 17. volvió a empezar, De su pasaje lento y doloroso rompió los octosílabos, de su huida hasta el fin, sobreviviendo los juntó todos, naufragios, aferrándose cambio por sinestesias las metáforas, al último suspiro de los muertos, aceleró... yo no soy más que el resultado, el fruto, mas nada sucedía. lo que queda, podrido, entre los restos; Soltó un tropo, esto que veis aquí, dejó todas las piezas tan sólo esto: en una lata malva, un escombro tenaz, que se resiste y se marchó, a su ruina, que lucha contra el viento, cansado de su nombre. que avanza por caminos que no llevan a ningún sitio. El éxito de todos los fracasos. La enloquecida 19. PARA QUE YO ME LLAME ÁNGEL GONZÁLEZ fuerza del desaliento... Para que yo me llame Ángel González, para que mi ser pese sobre el suelo, JOSÉ AGUSTÍN GOYTISOLO (1928 – 1999) fue necesario un ancho espacio y un largo tiempo: 20. PALABRAS PARA JULIA hombres de todo el mar y toda tierra, fértiles vientres de mujer, y cuerpos Tú no puedes volver atrás y más cuerpos, fundiéndose incesantes porque la vida ya te empuja en otro cuerpo nuevo. como un aullido interminable. Solsticios y equinoccios alumbraron con su cambiante luz, su vario cielo, Hija mía es mejor vivir el viaje milenario de mi carne con la alegría de los hombres trepando por los siglos y los huesos. que llorar ante el muro ciego. 17
  • 18. Te sentirás acorralada Otros esperan que resistas te sentirás perdida o sola que les ayude tu alegría tal vez querrás no haber nacido. tu canción entre sus canciones. Yo sé muy bien que te dirán Entonces siempre acuérdate que la vida no tiene objeto de lo que un día yo escribí que es un asunto desgraciado. pensando en ti como ahora pienso. Entonces siempre acuérdate de lo que un día yo escribí Nunca te entregues ni te apartes pensando en ti como ahora pienso. junto al camino, nunca digas no puedo más y aquí me quedo. La vida es bella, ya verás como a pesar de los pesares La vida es bella, tú verás tendrás amigos, tendrás amor. como a pesar de los pesares tendrás amor, tendrás amigos. Un hombre solo, una mujer así tomados, de uno en uno Por lo demás no hay elección son como polvo, no son nada. y este mundo tal como es será todo tu patrimonio. Pero yo cuando te hablo a ti cuando te escribo estas palabras Perdóname no sé decirte pienso también en otra gente. nada más pero tú comprende que yo aún estoy en el camino. Tu destino está en los demás tu futuro es tu propia vida tu dignidad es la de todos. 18
  • 19. Y siempre siempre acuérdate que silenciosamente me combate, de lo que un día yo escribí porque acaso no ignora pensando en ti como ahora pienso. que una sola palabra bastaría para arrasar el mundo, para extinguir el odio y arrasarnos... JOSÉ ÁNGEL VALENTE (1929 – 2000) JAIME GIL DE BIEDMA (1929 – 1990) 21. UN CANTO 22. NO VOLVERÉ A SER JOVEN Quisiera un canto Que la vida iba en serio que hiciera estallar en cien palabras ciegas uno lo empieza a comprender más tarde la palabra intocable. -como todos los jóvenes, yo vine Un canto. a llevarme la vida por delante. Mas nunca la palabra como ídolo obeso, alimentado Dejar huella quería de ideas que lo fueron y carcome la lluvia. y marcharme entre aplausos -envejecer, morir, eran tan sólo La explosión de un silencio. las dimensiones del teatro. Un canto nuevo, mío, de mi prójimo, Pero ha pasado el tiempo del adolescente sin palabras que espera ser y la verdad desagradable asoma: nombrado, envejecer, morir, de la mujer cuyo deseo sube es el único argumento de la obra. en borbotón sangriento a la pálida frente, de éste que me acusa silencioso, 19
  • 20. 23. AMOR MÁS PODEROSO QUE LA VIDA 24. DE VITA BEATA La misma calidad que el sol de tu país, En un viejo país ineficiente, saliendo entre las nubes: algo así como España entre dos guerras alegre y delicado matiz en unas hojas, civiles, en un pueblo junto al mar, fulgor de un cristal, modulación poseer una casa y poca hacienda del apagado brillo de la lluvia. y memoria ninguna. No leer, no sufrir, no escribir, no pagar cuentas, La misma calidad que tu ciudad, y vivir como un noble arruinado tu ciudad de cristal innumerable entre las ruinas de mi inteligencia. idéntica y distinta, cambiada por el tiempo: calles que desconozco y plaza antigua JOSÉ MARÍA ÁLVAREZ (1942) de pájaros poblada, la plaza en que una noche nos besamos. 25. PAIDEIA La misma calidad que tu expresión, «Pues todas las aves vuelan al cabo de los años, corazón, esta noche al mirarme: pues todas las aves vuelan la misma calidad que tu expresión volad vos» y la expresión herida de tus labios. «CANCIONERO ANÓNIMO» «Hay una leyenda que explica esta relación» Amor que tiene calidad de vida, FRANZ KAFKA amor sin exigencias de futuro, presente del pasado, El río se va a la mar. amor más poderoso que la vida: Cubierto del aroma perdido y encontrado. de los naranjos, Encontrado, perdido... entre inmensos palmerales, 20
  • 21. como una estampa oriental, Dick Tracy los cristales empañados la música zíngara el río se va a la mar. los relatos de pulpos serpientes y ballenas Ay quién se fuera una tarde de oro enterrado y de filibusteros cuando el sol también se va, Un mascarón de proa el viejo dios Neptuno en ese instante en que el mundo Una dama en las Antillas ríe y agita el abanico de nácar se transforma en un ensueño, bajo los cocoteros. ay quién se fuera, entregado a esa belleza, como un Dios del crepúsculo, antiguo, entre doradas riberas ANA MARÍA MOIX (1947) feliz y antiguo, a la mar. PERE GIMFERRER (1945) 27. NANCY FLOR BAILARÁ SIEMPRE 26. ARDE EL MAR Nancy Flor bailará siempre porque Johnny ya murió. Oh ser un capitán de quince años Un bribón le dio la muerte, viejo lobo marino las velas desplegadas nadie sabe a dónde huyó. las sirenas de los puertos y el hollín y el silencio en las barcazas Fue testigo un pistolero las pipas humeantes de los armadores pintados al óleo rey en los bares de New York, las huelgas de los cargadores las grúas paradas ante el pasado luego a carcelero cielo de zinc contó la historia en un block. los tiroteos nocturnos en la dársena fogonazos un cuerpo en las aguas con sordo estampido Jim, Johnny y Nancy Flor el humo en los cafetines tres personajes de antología, 21
  • 22. de apología, de un antiguo corazón. extraña historia del terror. El asesino huyó de la justicia Ella tenía los ojos grises, pero le persigue el eco Johnny pintaba flores de azahar, de una loca ilusión Jim era dulce, un soñador. que con diabólica malicia persiste en tener razón. Ella bailaba todas las noches, Jim la soñaba en un bazar Una flor era Nancy para Jim, rodeada de otros muñecos mas una flor pintada antaño que la adoraban por su candor. por un solo enamorado que no fue Jim, sino John. Eran hermanos los dos adoradores de Nancy Flor. Por la calle caminaban LEOPOLDO MARÍA PANERO (1948) los tres en silencio, mas el corazón no calla, traidor. 28. BLANCANIEVES SE DESPIDE DE LOS SIETE Y Jim lo supo. ENANOS Daban las doce en el cuco. Prometo escribiros, pañuelos que se pierden en el horizonte, Caía el sol en la acera risas que palidecen, rostros que caen sin peso y Dulce Jim vio un gran amor sobre la hierba húmeda, donde las arañas tejen ahora sus en las dos sombras de Johnny y Nancy Flor azules telas. En la casa del bosque crujen, de noche, unidas a ras de tierra. las viejas maderas, el viento agita raídos cortinajes, entra sólo la luna a través de las grietas. Los espejos silenciosos, El dolor apenas quema ahora, qué grotescos, envenenados peines, manzanas, cuando nada queda en el hueco maleficios, qué olor a cerrado, ahora, qué grotescos. 22
  • 23. Os echaré de menos, nunca os olvidaré. Pañuelos que se Ahora, juntos, vivimos la hermosura pierden en el horizonte. A lo lejos se oyen golpes secos, de esta tarde de junio, uno tras otro los árboles se derrumban. Está en venta el el fulgor de las horas en que nos entregamos jardín de los cerezos. al conocimiento de la verdad del amor, a la gran llamarada del encuentro. Ahora sabemos que toda la alegría 29. CANCIÓN PARA UNA DISCOTECA cabe en el mundo breve de esta habitación, en el espacio ardiente de este lecho. No tenemos fe La luz cansada del atardecer al otro lado de esta vida dibuja sobre el tiempo islas doradas. sólo espera el rock and roll En un rincón del cuarto lo dice la calavera que hay entre mis manos brilla la enredadera de la música. baila, baila el rock and roll Un viento súbito sacude nuestros cuerpos. para el rock el tiempo y la vida son una miseria y lo olvidamos todo. el alcohol y el haschisch no dicen nada de la vida Después regresan las miradas lentas, sexo, drogas y rock and roll los gestos satisfechos, las sonrisas. el sol no brilla por el hombre, Y luego contemplamos en silencio lo mismo que el sexo y las drogas; con qué dulzura va cayendo la noche la muerte es la cuna del rock and roll. sobre la indiferente ciudad que nos rodea. Baila hasta que la muerte te llame y diga suavemente entra LUIS ALBERTO DE CUENCA (1950) entra en el reino del rock and roll. 31. EL OLVIDO ELOY SÁNCHEZ ROSILLO (1948) La olvidé. Por completo. Para siempre 30. TARDE DE JUNIO (o eso creía entonces). Me cruzaba con ella por la calle y no era ella 23
  • 24. quien se paraba ante un escaparate esta cama de amor que no conoces, de ropa deportiva, no era ella la misma que se queda quien compraba el periódico en un quiosco fría cuanto te marchas. y se perdía entre la muchedumbre. Como si hubiera muerto. No era ella. Aunque tú no lo sepas te inventaba conmigo, Su nombre era el de todas las mujeres. hicimos mil proyectos, paseamos por todas las ciudades que te gustan, LUIS GARCÍA MONTERO (1958) recordamos canciones, elegimos renuncias, aprendiendo los dos a convivir 32. AUNQUE TÚ NO LO SEPAS entre la realidad y el pensamiento. Como la luz de un sueño, Espiada a la sombra de tu horario que no raya en el mundo pero existe, o en la noche de un bar por mi sorpresa. así he vivido yo, Así he vivido yo, iluminando como la luz del sueño esa parte de ti que no conoces, que no recuerdas cuando te despiertas. la vida que has llevado junto a mis pensamientos... 33. LIFE VEST UNDER YOUR SEAT Y aunque tú no lo sepas, yo te he visto cruzar la puerta sin decir que no, Señores pasajeros buenas tardes pedirme un cenicero, curiosear los libros, y Nueva York al fondo todavía, responder al deseo de mis labios delicadas las torres de Manhattan con tus labios de whisky, con la luz sumergida en una muchacha triste, seguir mis pasos hasta el dormitorio. buenas tardes señores pasajeros, mantendremos en vuelo doce mil pies de altura, También hemos hablado altos como su cuerpo en el pasillo en la cama, sin prisa, muchas tardes de la Universidad, una pregunta, 24
  • 25. podría repetirme el título del libro, CARLOS MARZAL (1961) cumpliendo normas internacionales, las cuatro ventanillas de emergencia, 34. EL JUGADOR pero habrá que cenar, tal vez alguna copa, casi vivir sin vínculo y sin límites, modos de ver la noche y estar en los cristales Habitaba un infierno íntimo y clausurado, del alba, regresando, sin por ello dar muestras de enojo o contrición. y muchas otras noches regresando En el club le envidiaban el temple de sus nervios bajo edificios de temblor acuático, y el supuesto calor de una hermosa muchacha a una velocidad de novecientos cariñosa en exceso para ser su sobrina. kilómetros, te dije Nunca le vi aplaudir carambolas ajenas que nunca resistí las despedidas, ni prestar atención al halago del público. al aeropuerto no, No se le conocía un oficio habitual, prefiero tu recuerdo por mi casa, y a veces lo supuse viviendo en los billares, apoyado en el piano del Bar Andalucía, como una pieza más imprescindible al juego. bajo el cielo violeta Le oí decir hastiado un día a la muchacha: de los amaneceres de Manhattan, Sufría en ocasiones, cuando el juego importaba. igual que dos desnudes en penumbra Ahora no importa el juego. Tampoco el sufrimiento. con Nueva Cork al fondo, todavía Pero siento nostalgia de mi antigua desdicha. al aeropuerto no, Al verlo recortado contra la oscuridad, rogamos hagan uso en mangas de camisa, sosteniendo su taco, del cinturón, no fumen lo creí en ocasiones cifra de cualquier vida. hasta que despeguemos, Hoy rechazo, por falsa, la clara asociación: cuiden que estén derechos los respaldos, no siempre la existencia es noble como el juego, me tienes que llamar, de sus asientos. y hay siempre jugadores más nobles que la vida. 25
  • 26. VICENTE GALLEGO (1963) Hemos sido felices en la noche. 35. DE RECOGIDA Los amigos se han ido, conducimos ya solos. Buscando algún refugio, regresamos a casa. A Josepe, Vidal, Merenciano, Migue y Tito Y esta destartalada y alta bóveda Llama fría del alba, te conozco: en la que el sol incendia tú vienes a ofrecernos el destilado amargo, eternamente el aire es nuestra casa. la comunión marchita, la quirúrgica luz con que el cielo ilumina nuestra herida más honda. RUBÉN DARÍO (1867 – 1916) Llama fría 36. RESPONSO A VERLAINE del alba, despedazado cráneo del ingrato deseo: Padre y maestro mágico, liróforo celeste ¿quién se atreve a mirarte tras la noche de magia? que al instrumento olímpico y a la siringa agreste diste tu acento encantador; Los amigos se han ido. ¡Panida! Pan tú mismo, con coros condujiste Conducimos ya solos. hacia el propíleo sacro que amaba tu alma triste, ¿Y adónde nos conduce ¡al son del sistro y del tambor! la alegría gastada, el oscuro consuelo de haber sido felices en la noche? Que tu sepulcro cubra de flores Primavera, que se humedezca el áspero hocico de la fiera Satisfacción del mundo, de amor si pasa por allí; generosa limosna de una hora, que el fúnebre recinto visite Pan bicorne; no hay engaño en tu don insuficiente que de sangrientas rosas el fresco abril te adorne aunque quiera negarlo la luz rota del día. y de claveles de rubí. 26
  • 27. a la armonía sideral. Que si posarse quiere sobre la tumba el cuervo, ahuyenten la negrura del pájaro protervo Y huya el tropel equino por la montaña vasta; el dulce canto de cristal tu rostro de ultratumba bañe la Luna casta que Filomela vierta sobre tus tristes huesos, de compasiva y blanca luz; o la armonía dulce de risas y de besos y el Sátiro contemple sobre un lejano monte de culto oculto y florestal. una cruz que se eleve cubriendo el horizonte ¡y un resplandor sobre la cruz! Que púberes canéforas te ofrenden el acanto, que sobre tu sepulcro no se derrame el llanto, 37. CAUPOLICÁN sino rocío, vino, miel: que el pámpano allí brote, las flores de Citeres, Es algo formidable que vio la vieja raza: ¡y que se escuchen vagos suspiros de mujeres robusto tronco de árbol al hombro de un campeón bajo un simbólico laurel! salvaje y aguerrido, cuya fornida maza blandiera el brazo de Hércules, o el brazo de Sansón. Que si un pastor su pífano bajo el frescor del haya, en amorosos días, como en Virgilio, ensaya, Por casco sus cabellos, su pecho por coraza, tu nombre ponga en la canción; pudiera tal guerrero, de Arauco en la región, y que la virgen náyade, cuando ese nombre escuche lancero de los bosques, Nemrod que todo caza, con ansias y temores entre las linfas luche, desjarretar un toro, o estrangular un león. llena de miedo y de pasión. Anduvo, anduvo, anduvo. Le vio la luz del día, De noche, en la montaña, en la negra montaña le vio la tarde pálida, le vio la noche fría, de las Visiones, pase gigante sombra extraña, y siempre el tronco de árbol a cuestas del titán. sombra de un Sátiro espectral; que ella al centauro adusto con su grandeza asuste; «¡El Toqui, el Toqui!» clama la conmovida casta. de una extrahumana flauta la melodía ajuste 27
  • 28. Anduvo, anduvo, anduvo. La aurora dijo: «Basta», Hay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé! e irguióse la alta frente del gran Caupolicán. Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos, la resaca de todo lo sufrido CÉSAR VALLEJO (1892 – 1938) se empozara en el alma... ¡Yo no sé! 38. AUSENTE Son pocos; pero son... Abren zanjas oscuras en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte. Ausente! La mañana en que me vaya Serán tal vez los potros de bárbaros atilas; más lejos de lo lejos, al Misterio, o lo heraldos negros que nos manda la Muerte. como siguiendo inevitable raya, tus pies resbalarán al cementerio. Son las caídas hondas de los Cristos del alma, de alguna fe adorable que el Destino blasfema. Ausente! La mañana en que a la playa Esos golpes sangrientos son las crepitaciones del mar de sombra y del callado imperio, de algún pan que en la puerta del horno se nos quema. como un pájaro lúgubre me vaya, será el blanco panteón tu cautiverio. Y el hombre... Pobre... pobre! Vuelve los ojos, como cuando por sobre el hombro nos llama una palmada; Se habrá hecho de noche en tus miradas; vuelve los ojos locos, y todo lo vivido y sufrirás, y tomarás entonces se empoza, como charco de culpa, en la mirada. penitentes blancuras laceradas. Hay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé! Ausente! Y en tus propios sufrimientos ha de cruzar entre un llorar de bronces VICENTE HUIDOBRO (1893 – 1948) una jauría de remordimientos! 40. ALERTA 39. LOS HERALDOS NEGROS 28
  • 29. Media noche Te he buscado por el tiempo arriba y por el río abajo. En el jardín Te has perdido entre las lágrimas. Cada sombra es un arroyo Aquel ruido que se acerca no es un coche Noches y noches te he buscado Sin encontrar el sitio en donde lloras Sobre el cielo de París Porque yo sé que estás llorando. Otto Von Zeppelín Me basta con mirarme en un espejo Las sirenas cantan Para saber que estás llorando y me has llorado. Entre las olas negras Sólo tú salvas el llanto Y este clarín que llama ahora Y de mendigo oscuro No es un clarín de la Victoria Lo haces rey coronado por tu mano. Cien aeroplanos Vuelan en torno de la luna JORGE LUIS BORGES (1899 – 1986) Paga tu pipa 42. POEMA DE LOS DONES Los obuses estallan como rosas maduras Y las bombas agujerean los días Nadie rebaje a lágrima o reproche Canciones cortadas esta declaración de la maestría Tiemblan entre las ramas de Dios, que con magnífica ironía El viento cortisona las calles me dio a la vez los libros y la noche. Como apagar la estrella del estanque De esta ciudad de libros hizo dueños a unos ojos sin luz, que sólo pueden 41. DÍAS Y NOCHES TE HE BUSCADO leer en las bibliotecas de los sueños los insensatos párrafos que ceden Días y noches te he buscado Sin encontrar el sitio en donde cantas. las albas a su afán. En vano el día 29
  • 30. les prodiga sus libros infinitos, los mismos pasos en los mismos días. arduos como los arduos manuscritos que perecieron en Alejandría. ¿Cuál de los dos escribe este poema de un yo plural y de una sola sombra? De hambre y de sed (narra una historia griega) ¿Qué importa la palabra que me nombra muere un rey entre fuentes y jardines; si es indiviso y uno el anatema? yo fatigo sin rumbo los confines de esta alta y honda biblioteca ciega. Groussac o Borges, miro este querido mundo que se deforma y que se apaga Enciclopedias, atlas, el Oriente en una pálida ceniza vaga y el Occidente, siglos, dinastías, que se parece al sueño y al olvido. símbolos, cosmos y cosmogonías brindan los muros, pero inútilmente. 43. LAS COSAS Lento en mi sombra, la penumbra hueca El bastón, las monedas, el llavero, exploro con el báculo indeciso, la dócil cerradura, las tardías yo, que me figuraba el Paraíso notas que no leerán los pocos días bajo la especie de una biblioteca. que me quedan, los naipes y el tablero, Algo, que ciertamente no se nombra un libro y en sus páginas la ajada con la palabra azar, rige estas cosas; violeta, monumento de una tarde otro ya recibió en otras borrosas sin duda inolvidable y ya olvidada, tardes los muchos libros y la sombra. el rojo espejo occidental en que arde Al errar por las lentas galerías una ilusoria aurora. ¡Cuántas cosas, suelo sentir con vago horror sagrado láminas, umbrales, atlas, copas, clavos, que soy el otro, el muerto, que habrá dado nos sirven como tácitos esclavos, 30
  • 31. ciegas y extrañamente sigilosas! Me gustas cuando callas porque estás como ausente. Durarán más allá de nuestro olvido; Distante y dolorosa como si hubieras muerto. no sabrán nunca que nos hemos ido. Una palabra entonces, una sonrisa bastan. Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto. PABLO NERUDA (1904 – 1973) 45. POEMA 20 44. POEMA 15 Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Me gustas cuando callas porque estás como ausente, y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca. Escribir, por ejemplo: «La noche está estrellada, Parece que los ojos se te hubieran volado y tiritan, azules, los astros, a lo lejos». y parece que un beso te cerrara la boca. El viento de la noche gira en el cielo y canta. Como todas las cosas están llenas de mi alma emerges de las cosas, llena del alma mía. Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Mariposa de sueño, te pareces a mi alma, Yo la quise, y a veces ella también me quiso. y te pareces a la palabra melancolía. En las noches como ésta la tuve entre mis brazos. Me gustas cuando callas y estás como distante. La besé tantas veces bajo el cielo infinito. Y estás como quejándote, mariposa en arrullo. Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza: Ella me quiso, a veces yo también la quería. déjame que me calle con el silencio tuyo. Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos. Déjame que te hable también con tu silencio Puedo escribir los versos más tristes esta noche. claro como una lámpara, simple como un anillo. Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido. Eres como la noche, callada y constelada. Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo. Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella. 31
  • 32. Y el verso cae al alma como al pasto el rocío. Aunque éste sea el último dolor que ella me causa, y éstos sean los últimos versos que yo le escribo. Qué importa que mi amor no pudiera guardarla. La noche está estrellada y ella no está conmigo. OCTAVIO PAZ (1914 – 1998) Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos. Mi alma no se contenta con haberla perdido. 46. DOS CUERPOS Como para acercarla mi mirada la busca. Mi corazón la busca, y ella no está conmigo. Dos cuerpos frente a frente son a veces dos olas La misma noche que hace blanquear los mismos árboles. y la noche es océano. Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos. Dos cuerpos frente a frente Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise. son a veces dos piedras Mi voz buscaba el viento para tocar su oído. y la noche desierto. De otro. Será de otro. Como antes de mis besos. Dos cuerpos frente a frente Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos. son a veces raíces en la noche enlazadas. Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero. Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido. Dos cuerpos frente a frente son a veces navajas Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos, y la noche relámpago. Mi alma no se contenta con haberla perdido. 32