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6º DOMINGO DEL T.O.
12 de febrero de 2012
MANOS UNIDAS CAMPAÑA CONTRA EL HAMBRE
1. MONICIÓN DE ENTRADA
Bienvenidos hermanos a la Eucaristía. Hoy Jesús de
Nazaret nos va enseñar que el amor a los hermanos, la
piedad por los enfermos y por los que sufren, está por
encima de cualquier ley y de cualquier precepto. Jesús
se saltará la ley judía, tocará con cariño al leproso y le
curará dedicándole una sonrisa. Pero, a su vez, el
leproso tampoco respetará el precepto sobre la lepra
acercándose al grupo –lo que tenía prohibido—y ruega
a Jesús que le cure. Y, sin duda, esta escena del
evangelio de Marcos resume la gran enseñanza de este
domingo: el amor es más importante que la ley.
La situación de la realidad de nuestras cárceles, su
ubicación, las personas que las habitamos, siguen
siendo un reflejo de la ley de Moisés contra los
leprosos; da la impresión de que nosotros los presos
somos los leprosos de la sociedad de hoy, pues la
sociedad nos considera impuros y nos arroja fuera de
las ciudades, encerrados en “cementerios de hombres
vivos”, que son las prisiones, para que no contagiemos
a los puros y buenos de la sociedad. Pero, Jesús sí se
sigue acercando a nosotros para curarnos, para
ayudarnos en el camino de la libertad y de la pureza
legal.
Por eso, a pesar de los cansancios, y días largos que atravesamos en la prisión, Jesús está
presente en medio de nosotros y nos invita a seguir adelante hasta llegar a nuestra libertad plena,
una libertad que tiene que nacer en nuestro corazón, no sólo en los papeles del juzgado.
Hoy, además, la Iglesia celebra la Campaña contra el hambre de Manos unidas bajo el
lema “la salud, derecho de todos: ¡Actúa!”. ¿Qué cómo podemos ayudar a los que pasan
hambre en el mundo? No es necesario ser muy imaginativos: con las toneladas de comida que se
tira diariamente a la basura en las cáceles de España, se daría de comer a más cien mil personas
que están en los campos de refugiados de cualquier parte del mundo durante una semana.
Pensemos y que cada uno saque sus consecuencias.
2. PETICIÓN DEL PERDÓN
- Por nuestros miedos, por nuestra tendencia a buscar lo fácil y lo seguro. Señor, ten piedad.
- Por nuestros pecados individuales y colectivos, por nuestros corazones y nuestras estructuras
opresoras. Cristo, ten piedad.
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- Por los errores cometidos que nos han traído a la prisión; por nuestros desprecios y ofensas
hacia los más débiles. Señor, ten piedad.
3. ORACIÓN DEL SACERDOTE
Oh Dios de misericordia y compasión: Envíanos en busca de los hermanos
Los auto-satisfechos rechazaron a tu Hijo; débiles para que recuperen su
los pecadores y los marginados le autoestima, su esperanza y su coraje
aclamaron y, con lágrimas y alegría, le indestructible para poder llegar a ser de
reconocieron como a su Señor y su nuevo plenamente humanos
Salvador. como hermanas y hermanos nuestros.
Y así pudo él sanarlos. Ayúdanos a hacer Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro
lo mismo que hizo tu Hijo. Señor
.
4. PALABRA DE DIOS
PRIMERA LECTURA
• Comentario
El libro del Levítico nos muestra la terrible ordenación jurídica y religiosa sobre los leprosos. Era la
enfermedad más contagiosa conocida hasta entonces y la Ley ponía inhumanos medios para evitar
su propagación. La venida de Cristo cambiará radicalmente esa Ley tan dura y excluyente.
LECTURA DEL LIBRO DEL LEVÍTICO 13, 1-2.44-46
El Señor dijo a Moisés y Aarón:
Cuando alguno tenga una inflamación, una erupción o una mancha en la piel y se le produzca la
lepra, será llevado al sacerdote de Aarón o cualquiera de sus hijos sacerdotes. Se trata de un
hombre con lepra, y es impuro. El sacerdote lo declarará impuro de lepra en la cabeza. El que
haya sido declarado enfermo de lepra, andará harapiento y despeinado, con la barba rapada y
gritando: "¡Impuro, impuro!" Mientras le dure la lepra, seguirá impuro: vivirá solo y tendrá su
morada fuera del campamento.
Palabra de Dios
SALMO RESPONSORIAL (SALMO 31)
R.- TÚ ERES MI REFUGIO; ME RODEAS DE CANTOS DE LIBERACIÓN
Dichoso el que está absuelto de su culpa, propuse: "Confesaré al Señor mi culpa",
a quien le han sepultado su pecado; y tú perdonaste mi culpa y mi pecado. R.-
dichoso el hombre a quien el Señor,
no le apunta el delito. R.- Alegraos, justos, con el Señor;
aclamadlo, los de corazón sincero. R.-
Había pecado, lo reconocí,
no te encubrí mi delito;
SEGUNDA LECTURA
• Comentario
La lección de Pablo es singular. Dice que todo lo que hay en el mundo es bueno y sirve para dar a
gracias a Dios. Somos nosotros los que distinguimos absurdamente viendo cosas malas donde solo
hay buenas. Tendríamos que hacer todo, como nos dice San Pablo, para gloria de Dios, pero no lo
hacemos así. Y de ahí, los muchos problemas que sufre nuestro mundo.
LECTURA DE LA PRIMERA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS CORINTIOS 10, 31-
11, 1
Hermanos:
Cuando comáis o bebáis o hagáis cualquier otra cosa, hacedlo todo para gloria de Dios. No deis
motivo de escándalo a los judíos, ni a los griegos, ni a la Iglesia de Dios. Por mi parte, yo procuro
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contentar en todo a todos, no buscando mi propio bien, sino el de ellos, para que todos se
salven. Seguid mi ejemplo, como yo sigo el de Cristo.
Palabra de Dios
EVANGELIO
• Comentario
Jesús rompe la durísima ley que separaba a los leprosos del mundo. La curación es sin duda la
solución universal al problema. Pero a nosotros la enseñanza que recibimos de este texto
evangélico es que debemos reconocer nuestras limitaciones, faltas y problemas y como el leproso
del Evangelio ponernos ante el Señor para decirle: “si quieres puedes limpiarme”. Encomendar a Él
la solución de nuestras angustias. Y, eso sí, cuando nos veamos limpios no dejemos de dar gracias
a Dios. No lo olvidemos.
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS 1, 40-45
En aquel tiempo se acercó a Jesús un leproso, suplicándole de rodillas:
Si quieres, puedes limpiarme. Sintiendo lástima,
extendió la mano y lo tocó diciendo: Quiero: queda
limpio. La lepra se le quitó inmediatamente y quedó
limpio. Él le despidió encargándole severamente: No se
lo digas a nadie; pero para que conste, ve a presentarte
al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que mandó
Moisés. Pero cuando se fue, empezó a divulgar el hecho
con grandes ponderaciones, de modo que Jesús ya no
podía entrar abiertamente en ningún pueblo; se quedaba
fuera, en descampado; y aún así acudían a él de todas
partes.
Palabra del Señor
Reflexión.-
Hoy seguimos avanzando en la lectura del capitulo primero del evangelio de Marcos. El relato
presenta a Jesús actuando de nuevo en la historia de las personas, en esta ocasión para limpiar a
un leproso. Incluso se da un paso más: ya no importa sólo la acción de limpiar de la enfermedad a
este hombre, sino también de devolución de la dignidad de la persona y superación de la completa
marginación a la que estaba sometido por sus paisanos. El contacto con Jesús regenera
radicalmente la vida del ser humano.
El evangelista nos presenta a un enfermo de lepra. En la época de Jesús los leprosos eran
considerados como impuros y transmitían su impureza, por lo que eran forzados a vivir fuera de la
ciudad. Por eso es muy llamativo que Jesús deje que se acerque a él, e incluso le toque para
curarle. Lo normal es que hubiera quedado contaminado y, sin embargo, es el leproso el que
resulta curado.
Este milagro nos señala que Jesús vino para que tuviéramos vida en abundancia. Al leproso que se
acerca, que le toca con su mano (como a la suegra de Pedro, como a la hemorroisa, como a la hija
de Jairo…) le comunica la vida y la dignidad. Esa persona tocada por Jesús vuelve a la sociedad
curada y convertida en entusiasta mensajera de la buena noticia; pero le falta aún profundizar
para conocerlo mejor; por eso Jesús le pide que guarde silencio. Es mejor callar que tergiversar.
Quizás es lo que nos pasa a muchos cristianos de hoy: no conocemos lo suficiente a Dios, ni
sabemos dar razón de nuestra fe porque no nos formamos, nos conformamos con la fe superficial
y de apariencia.
Finalmente recordemos que en nuestros días también hay gente que malvive, como el leproso del
evangelio, en los márgenes de la sociedad. Son personas rechazadas por razones políticas,
sociales, religiosas…. La historia del encuentro de Jesús con aquel leproso es, sin duda, hoy más
que nunca nuestra historia.
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5. ORACIÓN
MANOS EUCARÍSTICAS
Las manos de Jesús, impresionantes, maestras del partir, del compartir,
curaban, bendecían, liberaban, de convertir lo poco en abundancia.
expulsaban demonios, mercaderes,
calmaban tempestades y borrascas, Para tocar, partir la eucaristía,
acariciaban niños y partían unas manos así son necesarias.
los panes, que a la vez multiplicaban.
No vayas al altar si tienes manos
Sus manos siempre abiertas, egoístas, violentas y cerradas.
los verdugos resistencia
no hallaron al clavarlas. Si coges en tus manos pan de Cristo,
Y en la cruz se quedaron convertidas que sean, por favor, manos cristianas.
en sacramentos vivos de la gracia.
Las manos de Jesús se reconocen
porque nada retienen ni acaparan,
SOY UN LEPROSO, SEÑOR
Cuando vivo en la mentira
Cuando me creo el mejor
Cuando no comparto lo que tengo
SOY UN LEPROSO, SEÑOR
Cuando me olvido de Ti y no rezo
Cuando me aparto de Ti y no creo
Cuando pienso sólo en lo que veo
SOY UN LEPROSO, SEÑOR
Cuando confundo lo limpio con lo sucio
Cuando confundo el pecado con la virtud
Cuando confundo el bien con el mal
SOY UN LEPROSO, SEÑOR
Cuando digo que “nunca miento”
Cuando digo que “nunca peco”
Cuando digo que “Dios me quiere así”
AYUDAME, SEÑOR, A SER COMO TU
AMEN