Santo Tomás de Aquino fue un teólogo e influyente filósofo medieval que sintetizó el pensamiento de Aristóteles y el cristianismo. Reformuló la teología cristiana a través de obras como la Suma Teológica y estableció una relación armónica entre la razón y la fe, resolviendo crisis producidas por interpretaciones como el averroísmo. Tuvo una gran influencia en el pensamiento oficial de la Iglesia durante siglos.
1. Santo Tomas de Aquino
(Llamado Doctor Angélico; Roccaseca,
actual Italia, 1224 - Fossanuova, id.,
1274) Teólogo y filósofo italiano.
Máximo representante de la filosofía
escolástica medieval, abordó
brillantemente una profunda y
perdurable reformulación de la teología
cristiana, que apenas había recibido
aportaciones relevantes desde los
tiempos de San Agustín de Hipona, es
decir, durante los ocho siglos anteriores.
Es el principal representante de la tradición escolástica y el fundador de la escuela tomista de
teología y filosofía. Su gran mérito consistió en rehabilitar la razón humana como valor en sí
misma. Recogió de Aristóteles la idea de que el alma y el cuerpo forman una única sustancia.
Siguiendo al filósofo griego, Santo Tomás de Aquino escribió en su obra Suma Teológica que el
hombre posee una aptitud natural para la virtud, pero para alcanzarla es necesario practicarla.
Convirtió la materia en algo subordinado a la voluntad divina. Como Aristóteles, Santo Tomás
opinaba que la vida contemplativa era preferible a la vida activa.
La ley divina. Creía que la mejor forma de gobierno era la monarquía o el gobierno de uno.
Pero para que esa gobernanza fuera adecuada, el gobernante debía actuar siempre de
acuerdo con la ley divina y el derecho natural, un pensamiento que rechazaron los filósofos de
la Ilustración. Aunque partía de la superioridad de las verdades de la fe, Tomás de Aquino
presentó la filosofía como un medio de conocimiento autónomo, capaz de concordar con la
teología y de dar forma a los aspectos más diversos de la realidad. En su libro Suma contra
gentiles aportó su gran capacidad intelectual y sus razonamientos para que los predicadores
cristianos pudieran debatir cuestiones de fe con judíos y musulmanes presentando
argumentos más sólidos.
Razón y creación. Años después, los escritos de Tomás de Aquino lograron una síntesis entre
el platonismo y el aristotelismo. En ellos recoge y resume los problemas filosóficos más
debatidos en la época: la razón y la propia creación. Entre su prolífica obra sobresale su Suma
Teológica, en la que plasma una sistematización entre teología y filosofía. De Aristóteles tomó
también la teoría hilemórfica, según la cual todos los seres sensibles o perceptibles (tanto los
naturales como los artificiales) se componen de materia (hylé) y forma (morphé).
2. Todo en uno. Tomás de Aquino afirmó que el alma y el cuerpo forman una única sustancia.
Asimismo subrayó que la forma es lo que ordena y estructura la materia. Su idea principal
pivotaba sobre un dogma absoluto: Dios es el ser total y la causa de todo. Además de
inspirarse en las ideas aristotélicas, Tomás de Aquino tomó prestada del pensador árabe
Averroes la idea de que el hombre no es sólo un animal racional, sino un ser inclinado al bien.
Siguiendo a Aristóteles, apuntó que esa inclinación al bien hace del hombre un ser social y
político, lo que significa que las instrucciones políticas poseen un sentido propio, que es el de
organizar la convivencia entre los humanos. Tomás de Aquino influyó profundamente en el
pensamiento oficial de la Iglesia durante muchos siglos. Fue canonizado en 1323 y declarado
Doctor de la Iglesia en 1567. En pleno siglo XVII, el filósofo René Descartes escribirá su obra
magna, Discurso del Método, en la que atacará con dureza a la escolástica que se había
enseñado hasta entonces en Europa y cuyo promotor más prestigioso había sido Tomás de
Aquino.
Su obra y su legado, que se ha denominado tomismo, es esencialmente aristotélico aunque
aparecen también muchos elementos agustinianos y, por tanto, platónicos. En ella están
presentes casi todas las principales preocupaciones del pensamiento filosófico y teológico
medieval.
La relación entre razón y fe
La postura de Tomás de Aquino es un intento de encontrar una conciliación entre ambas. En
primer lugar, establece una clara distinción entre ellas: la razón solo puede conocer de abajo
arriba a partir de los datos de los sentidos; en cambio, la fe conoce de arriba abajo, a partir de
la revelación divina. A continuación establece la idea de no contradicción entre fe y razón: las
verdades racionales y las verdades de fe no pueden estar en contradicción pues la verdad es
una sola. No obstante, distingue dos tipos de verdades: las naturales o racionales, que son
proporcionadas por la razón humana, y las sobrenaturales, que son reveladas por la fe. Santo
Tomas cree que hay ciertas verdades que sobrepasan la capacidad de la razón humana y que
solo se alcanzan mediante la fe, como es, por ejemplo, que Dios es uno y trino. Pero hay otras
que sí pueden ser alcanzadas por la razón natural, como es la existencia de Dios. Dios ha
revelado algunas de esas verdades que la razón puede conocer por sí sola. Estas verdades son
llamadas preámbulos de la fe, que sólo pueden ser conocidas por unos pocos hombres, y no
sin errores y dudas, para distinguirlas de los artículos de la fe, aquéllos que no son
cognoscibles por la razón natural.
También distingue un doble orden de conocimiento, el filosófico y el teológico que difieren por
sus objetos: lo alcanzable por la razón natural y los misterios escondidos de Dios,
3. respectivamente. La coincidencia entre la fe y la ciencia, la teología y la filosofía, está en la
certeza. La distinción y la primacía de la fe sobre la razón no implica un conflicto entre ambas,
porque hay una única verdad. La fe está por encima de la razón y, sin embargo, no es posible
una verdadera disensión entre ellas. Admitirla supondría atentar contra la unidad de la verdad.
Por tanto, santo Tomás, a diferencia del averroísmo, establecía una relación armónica entre
razón y fe, adaptando así el aristotelismo al pensamiento cristiano. La filosofía y la teología
deben colaborar en su común búsqueda de la verdad, aunque por caminos distintos. Por
tanto, para él, no era posible la absoluta independencia de la teología y la filosofía que se
postulaba en el averroísmo.
Tomás de Aquino supo resolver la crisis producida en el pensamiento cristiano por el
averroísmo, interpretación del pensamiento aristotélico que arranca del filósofo árabe
Averroes (1126-1198). El averroísmo resaltaba la independencia del entendimiento guiado por
los sentidos y planteaba el problema de la doble verdad, es decir, la contradicción de las
verdades del entendimiento y las de la revelación.
En oposición a esta tesis, defendida en la Universidad de París por Siger de Brabante, afirmó la
necesidad de que ambas fueran compatibles, pues, procediendo de Dios, no podrían entrar en
contradicción; ambas verdades debían ser, además, complementarias, de modo que las de
orden sobrenatural debían ser conocidas por revelación, mientras que las de orden natural
serían accesibles por el entendimiento; filosofía y teología son, por tanto, distintas y
complementarias, siendo ambas racionales, pues la teología deduce racionalmente a partir de
las premisas reveladas.
A medio camino entre el espiritualismo agustiniano y el naturalismo emergente del
averroísmo, defendió un realismo moderado, para el cual los universales (los conceptos
abstractos) existen fundamentalmente in re (en las cosas) y sólo formalmente post rem (en el
entendimiento). En último término, Tomás de Aquino encontró una vía para conciliar la
revalorización del mundo material que se vivía en Occidente con los dogmas del cristianismo, a
través de una inteligente y bien trabada interpretación de Aristóteles.
La existencia de Dios.
Para santo Tomás, por tanto, la existencia de Dios no es un artículo de fe sino un preámbulo
de la fe que se puede demostrar mediante el empleo de la razón. Así, demuestra la existencia
de Dios a partir de la existencia real de cosas cuya propia existencia solo se explica como
efecto de una única causa. Se trata de una demostración a posteriori, es decir, lo anterior se
explica por lo posterior, la causa se explica por sus efectos. Formuló, de este modo, cinco vías
para demostrar la existencia de Dios a partir del principio de que todo lo que sucede tiene una
4. causa. Se trata del principio aristotélico de causalidad: todo lo que se mueve es movido por
otro pero tiene que haber una primera causa que no es causada: Dios. Las cinco vías que
utilizó santo Tomás para explicar la existencia de Dios son las siguientes:
Desde el movimiento del mundo, hasta el motor inmóvil, es decir, el movimiento del mundo
exige un primer motor.
Desde las causas subordinadas a su vez causadas, hasta la causa primera incausada, es decir, la
causalidad en el mundo exige una causa primera.
Desde la contingencia del mundo hasta el ser necesario, es decir, la contingencia de los seres
exige un ser necesario.
Desde los grados de perfección de las criaturas, hasta el ser infinitamente perfecto. Toma
ahora elementos platónicos y neoplatónicos como los principios de los grados del ser y la
perfección. Según éste último, Dios es el modelo supremo al que imitan imperfectamente las
criaturas. Así, si Dios es la perfección misma, las criaturas participan e imitan esa perfección.
Desde el orden del mundo en el que todas las criaturas actúan por un fin, hasta la inteligencia
suprema ordenadora.
Esencia y existencia.
Sin embargo, Tomás de Aquino no acepta el aristotelismo en su integridad. Así, maneja
también conceptos ajenos a él como es la distinción esencia-existencia. Según santo Tomás la
esencia sería aquello por lo que algo es lo que es, independientemente del hecho de que
exista o no. La esencia puede existir o no existir, es mera posibilidad de existencia. Por tanto,
las esencias son contingentes, por lo tanto, pueden o no suceder, no son necesarias. Si las
esencias no coinciden con su existencia, no existen necesariamente: han debido recibir la
existencia de Dios, el cual es libre para crear o no crear.
Concepción del hombre.
Santo Tomás adopta la concepción aristotélica del hombre pero introduce importantes
modificaciones para adaptarla al cristianismo. Frente al dualismo platónico, en que se inspira
la corriente agustiniana, afirma que el hombre es una sola substancia compuesta de cuerpo y
alma.
El conocimiento.
5. La doctrina tomista del conocimiento parte también del modelo aristotélico: cree que hay un
entendimiento agente, encargado de elaborar conceptos universales o ideas a partir de la
imagen que proporcionan los sentidos, y un entendimiento paciente encargado de retener los
conceptos que le proporciona el agente. Pero, a diferencia de los que pensaban Siger de
Brabante y otros averroístas, Tomás de Aquino no considera que estos entendimientos sean
eternos, únicos y comunes a todos los hombres y que, por tanto existan separados del
individuo. Para santo Tomás el hombre individual es quien realiza la actividad abstractiva y
quien conoce porque, de otra manera, la individualidad del hombre quedaría reducida
puramente a lo corpóreo, negándose así, la inmortalidad personal de su alma.