1. Pedro Escalonilla Torres 2ºB
Tendencias contemporáneas de la educación
RESUMEN E IDEAS CLAVE
La lectura segunda del libro “Emilio” es un relato de Rousseau en el que
explica el proceso y las ideas clave para poder impartir una educación
natural en el individuo y poder crear así un tipo de persona con una serie
de valores que la educación actual y cotidiana no puede sacar a florecer.
La educación de la que nos habla Rousseau está basada principalmente en
una gran libertad y autonomía por parte de educando, dejándole que siga
su instinto para poder buscar su felicidad. No debemos mostrarle
oposición ni impedirle su camino ni que complete sus deseos, hay que
olvidarse de instruirle y permitirle que tenga una vida individual, dejarle
que cree su propia identidad y tenga conciencia de sí mismo.
Todos los hombres tenemos penas. El hombre más feliz es aquel que
menos penas tenga. El hombre verdaderamente libre solo quiere, lo que
puede, y hace lo que le conviene. El problema de esto es que la sociedad
ha hecho débil al hombre quitándote autoridad. Si el hombre es un ser
fuerte y el niño débil, se debe a la diferencia de libertad del adulto
respecto a la autoridad a la que está sometida el niño, cuyas necesidades
dependen de la ayuda ajena. Hay que ofrecerle una ayuda paternal, pero
sin exceso; que él crea ser el amo siéndolo el educador realmente.
Nada debe conseguir un hijo porque lo pide, sino porque lo necesita. No
debe de hacer absolutamente nada por obediencia, sino por necesidad,
porque su instinto se lo pida, y debemos dejarle completa libertad,
siempre y cuando no esté en situación de completo peligro. Si obligamos
al niño a actuar contra su voluntad, no nos cogerá cariño y actuará a
escondidas o mentirá, con el fin de sacar recompensas y evitar castigos. La
peor educación que podemos darle es que fluctúe entre su voluntad y la
vuestra, disputando cuál de los dos es el amo.
2. También nos hace Rousseau referencia a la razón. No se puede exigir que
un niño tenga razón, pues no va con su naturaleza. Al igual que no va a
medir dos metros con diez años, no va a ser capaz de tener un gran uso de
su razón. No queramos inculcar al niño menor de diez años valores como
la bondad o la virtud, pues son valores que no se corresponden con su
desarrollo de razón, ahora sí, una vez cumplidos doce años, ahí hay que
actuar con ellos de forma distinta. Estamos sacrificando un tiempo en esta
edad, pero volveremos a ganarlo en un futuro obteniendo mejores
resultados. Insiste Rousseau en dejar que obre la naturaleza en el
desarrollo de la infancia, para luego poder obrar nosotros
La clave está en dar menos lección verbal y más experiencia práctica. Si
dictamos unas normas al niño, lo que está bien o lo que está mal, el niño
seguirá actuando acorde con su voluntad, pero sabiendo que obra mal,
por lo que fomentaremos su mala intención, mentiras, falsedad, se
esconderá, etc. Si él se equivoca de forma natural y nosotros apenas nos
inmutamos, dejaremos que él aprenda por sí solo y sabrá sacar partido
por su propia experiencia de lo que debe y no debe hacer. También
actuará mal en ocasiones, pero no llevará esa mala intención, y su propio
error le hará aprender por sí mismo. No hay que interponerse en su acción
prohibiendo que haga algo, pero si estorbándole o intentando conducirle
a que no realice una acción, es decir, no hay que ser árbitro del niño, sino
de lo que lo rodea.
Los resultados del educando a los doce años que nos asegura Rousseau
son niños con ideas limitadas, pero rectas; falta de aprendizaje de
memoria, pero muy rico en experiencia; no destacará leyendo, pero sí
obrando; no estará su maduración en su lengua, pero sí en su cabeza, fiel
a su conducta y creado en valores. Afirma Rousseau que una vez
instaurados estos valores, que están en un orden que no es cotidiano con
la educación cotidiana, podremos instaurar el resto de limitaciones y
contribuiremos a una educación más completa, correcta y sobretodo
natural.
No es educar directamente al educando lo que pretende Rousseau, sino
adaptar todo su entorno para que sea la propia naturaleza y su
experiencia la responsable de su aprendizaje. Nuestros sentidos son los
3. responsables de nuestro aprendizaje, nuestros principales maestros de
filosofía, nuestros pies, manos, ojos, etc. Sustituir esto por los libros de
texto no es enseñar a racionar, sino a valernos de la razón de otros
creyendo que sabemos, cuando realmente no sabemos nada. No es
enseñar ciencia, es fortalecer la manera de aprenderla.
COMENTARIO CRÍTICO
A continuación voy a hacer varias reflexiones sobre los aspectos del texto
que tienen mayor relevancia, mencionando también los temas a tratar
relacionados con las preguntas que aparecen en la tarea.
Un tema muy discutido en todas las disciplinas es el que hace referencia al
aprendizaje por experiencia, el cual siempre es mucho más efectivo que el
teórico. Lo que nos quiere decir Rousseau con que no instruyamos al
educando ni le pongamos norma alguna, es que no seamos su libro de
aprendizaje, es decir, que no seamos su libro de dudas que le corrija
cuando obre mal, porque esto solo creará su conciencia del mal y sus
rabietas, que propiciarán a una conducta que no deseamos. Dejemos que
sea la propia naturaleza su libro de consulta y pueda aprender por sí solo.
La experiencia nos proporciona un aprendizaje significativo que los libros o
las instrucciones no son capaces, aprendizaje que nos durará a largo plazo
y supondrá mejores resultados.
Habla Rousseau de la primera infancia, la cual se compone desde el
nacimiento hasta los doce años, edad en la que llegamos a obtener un
pensamiento abstracto y tenemos que empezar a actuar de forma
diferente como educadores. No podemos inculcar saberes y valores a
nuestros alumnos con la educación cotidiana que les damos, pues se
encuentran en la etapa de pensamiento concreto y no están en edad ni en
condiciones de adquirir ciertos valores y aprendizajes. Aparecen en el libro
varios ejemplos como fábulas, la historia, geometría, como métodos que
no se aplican correctamente a los alumnos y no sacamos el mejor partido
de ellos.
4. No adquirirán hábitos como mala intención, mentiras o falsedad los niños
con educación natural, puesto que haremos que no aprendan dejándoles
que sean los propios reguladores de su conducta, el bien será para ellos, y
el mal también, ellos mismo aprenderán valores y cómo deben actuar.
Regañándoles o castigándoles les enseñamos peor de lo que creemos. Lo
explica esto Rousseau con un célebre enunciado que dice “menos
corrompe a los niños el mal que ven, que el que vosotros le enseñáis”.
Aunque no son mencionados, se tratan en la lectura tópicos como el
“carpe diem”, pues se pretende lograr una educación del niño basada en
una completa felicidad, sin normas, sin presión, dejando que sea su
instinto el que le conduzca a la felicidad y a su propio aprendizaje.
Cuanto más nos apartamos del estado de la naturaleza más perdemos
nuestros gustos naturales, el hábito nos forma una segunda naturaleza
que sustituye a la primera, y esto es culpa de una mala educación.
Para concluir, cabe comparar la educación que Rousseau imparte a Emilio
con la educación cotidiana que recibimos cada uno de nosotros. Estamos
acostumbrados a corregir a nuestros hijos, decirles lo que está bien y lo
que está mal, instruirles y decirlos cómo deben de actuar. Para conseguir
una educación completamente natural se deben de seguir los pasos que
Rousseau nos ofrece, dejando que tengan su propia autonomía, que sean
los responsables de su aprendizaje, para que puedan obtener así
resultados como una gran bondad al obrar, ideas rectas, una experiencia
útil, fidelidad a su conducta y maduración. Asegura Rousseau que los
resultados son mucho más benéficos y se podrá a partir de los doce años
complementar la educación de una manera mucho más completa y
saludable. Cierro mi comentario con una frase que dice el autor y que me
llama la atención por lo bien que describe la actitud que debemos tener
como educadores: “no seáis árbitros del niño, pero sí de cuanto le rodea”