2. El buen pedagogo: Saber sacar de la condición
humana lo mejor de sí misma, para ayudar a formar la
persona nueva, la sociedad solidaria como lo
quiere el Evangelio.
3. Saber acercarse, saber caminar con, saber acompañar, saber
crear: fraternidad, amistad.
Interesarse por lo que conversaban. Escuchar sus preocupaciones.
Partir de ellos, dejarse interrogar.
Saber preguntar bien, saber introducirse en su vida con respeto,
Saber inquietar, generar crisis, conflicto, confrontación con la
persona, crear dinamismo.
Saber escuchar sus preocupaciones, saberme dejar afectar
por lo que escucho, saberme conectar con la persona que
habla, saber callar para comprender al otro: Saber
dialogar. Preguntar no responder cosas que no les
interesan.
4. Saber argumentar a partir de la escritura. Saber discernir,
saber interpretar, saber superar ambigüedades, saber tener
sentido crítico, saber descubrir la verdadera realidad, saber
descubrir otras miradas frente a situaciones de miedo, de
temor, de angustia, de crucifixión, de muerte, saber
trascender.
Saber crear fraternidad, cercanía, igualdad.
saber celebrar: Saber compartir, saber comulgar, saber ser
solidarios, saber crear comunidad, , saber convertir el aula en
una mesa donde se parte y comparte el pan de la ciencia y el
Proyecto de Nuestro Dios, donde se comparte el pan de la
vida plena, digna en misericordia, en justicia, dignidad y paz.
Se hace alimento: da vida con sentido al invitar a compartir lo
que se es y lo que se tiene.
5. Saber darse a conocer, abrir los ojos, saber conocer
críticamente el Proyecto de Dios sobre la vida plena y digna.
Saber desaparecer, saber terminar, saber dejar huella,
saber esta presente de otra manera, saber poner cimientos,
no querer entregar todo “os conviene que yo me vaya” saber
no agotar la verdad y no adelantarla, no cortar su mirada
trascendente. Creer en ellos como personas, tenerles
confianza.
Saber hacer funcionar el corazón, los sentimientos, la
personalidad, la sensibilidad. Recuperar el corazón de carne.
Saber volver a la fuente, a la comunidad.
Saber testimoniar a partir de nuestro estilo de vida, saber
transmitir lo que vivo.
Saber sistematizar, saber escribir lo que se ha vivido, saber
contar el relato y saber entregarlo, saber conservar la memoria
que sirva para la vida de los otros y de las otras.