El juego de pelota era un juego religioso practicado por los pueblos mesoamericanos que involucraba una pelota de hule y dos equipos. Se jugaba en canchas de piedra especialmente construidas, algunas de gran tamaño como la de Chichen Itzá, con muros y aros de piedra. Los jugadores usaban protecciones elaboradas y el juego tenía reglas y significados rituales.