8. Contenido
Introducción 9
Todo se logra con vocación y amor 12
Vivir es más dulce 20
El chico de los dieces 26
Veo mucha diferencia en nuestra vida 34
Una mujer se transforma 40
Yunuén: ecoturismo comunitario 46
Quiero ser médico 50
La única herencia que te puedo dejar 56
Un ángel en mi vida 60
El Jefe: un estudiante de oro 66
Decidimos no cruzarnos de brazos 70
Jitomates y Esperanza 78
Aroma de manzana 84
Una mujer firme y decidida 90
La educación no tiene “peros” 96
Perseguir sueños, y conejos 102
Mejor salud, mejor educación 106
Nuestros hijos van a vivir mejor 110
Una anciana impulsa la Mecatrónica 116
Flores por doquier 122
9.
10. Introducción
as nociones tradicionales de éxito, que elogian y reconocen a quien alcanza la
fama, el prestigio profesional o económico, la adquisición de renombre, poder,
bienes materiales o una gran fortuna, se tambalean y minimizan cuando las
comparamos con los logros obtenidos en medio de circunstancias francamente
adversas como las que se manifiestan en la extrema pobreza.
La falta de oportunidades, el analfabetismo como condena social, la pertenencia a
comunidades largamente marginadas por su lengua, costumbres y características
étnicas, lo precario de la situación económica y social imperante, el desempleo, los
trabajos mínimamente remunerados, la ausencia de condiciones para satisfacer
cuestiones tan elementales como la alimentación, el vestido, la vivienda, la educa-ción
y la salud, son obstáculos que por supuesto lesionan la dignidad humana e
impiden el progreso y desarrollo a nivel colectivo y personal de un gran número de
nuestros compatriotas.
Estos obstáculos, estas condiciones adversas, se multiplican y se reproducen de tal
forma que por sí mismas producen nuevos y más grandes retos, en un círculo vicio-so
que, lejos de alentar las posibilidades de salir adelante y de contar con una mejor
calidad de vida, hace más grande la brecha entre quienes tienen y nada tienen, e
incluso entre la noción de pobreza y la miseria más absoluta.
Por eso, cuando alguien logra superar estas enormes dificultades, estos desafíos
verdaderamente mayúsculos, así sea de manera mínima, apenas trascendente
para la visión estrecha de lo que en términos generales se considera como exitoso,
el resultado es digno de los mayores elogios y merece aún más el certero califica-tivo
de éxito.
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11. Este éxito se refleja en hombres, mujeres y niños provenientes de regiones empobre-cidas,
que viven en la marginación y la miseria, pero que han preferido, antes que
cruzarse de brazos o alzarse de hombros, optar por la superación personal y la espe-ranza
de un futuro mejor para ellos mismos y quienes los rodean.
Las historias que aquí se incluyen son una muestra de la voluntad de progresar de
muchos mexicanos. El salto cualitativo que han dado en sus condiciones de vida es
mayúsculo y ejemplar, sobre todo en virtud de las circunstancias tan adversas a las
que no han dejado de enfrentarse desde el momento mismo de su nacimiento.
Se trata de seres humanos que han sabido aunar su propio orgullo personal para
salir adelante con las oportunidades que se les han brindado, a efecto de beneficiar-se
ellos mismos, sus familias, sus comunidades y, en general, el país entero.
Estas historias de éxito comprenden seres humanos decididos a dejar atrás el anal-fabetismo,
la discriminación, la carencia de dinero, la insalubridad, la falta de orien-tación
sexual, los falsos estereotipos, los tabúes sociales, la ausencia de atención
médica, la marginación y la pobreza extrema, a efecto de romper el círculo del empo-brecimiento
y sus graves consecuencias.
Sus historias son prueba contundente de que el esfuerzo personal junto con los apo-yos
sociales no producen un paternalismo sino, por el contrario, son la base para ir
construyendo el siempre muy noble empeño de Vivir Mejor.
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14. Todo sel ogra con vocación y amor
Sentía discriminación por ser indígena
Cuando era pequeña, era muy tímida. No quería participar en nada, sobre todo cuando se
encontraba entre mestizos. A una tzotzil como ella nadie la tomaba en cuenta. Asistía a la
escuela, pero siempre estaba sola, callada, no tenía amigas porque sentía discriminación
por el solo hecho de ser indígena.
Edith López Hernández nació en San Cristóbal de las Casas, Chiapas. Su vida no ha
sido fácil. De sus nueve hermanos, los dos mayores murieron a muy temprana edad.
Se casó muy joven, a los quince años. Su esposo era nueve años mayor que ella y falleció
seis años después.
Yo sentí que el mundo se me venía encima. Tenía 21 años y la sensación de que mi vida
se había acabado, que no tenía sentido. Mi autoestima estaba por el suelo.Más aún, por-que
a nosotras, las mujeres indígenas, no se nos valora. Mi vida había sido mi esposo y
mis hijas. De repente me quedé sola, sin saber qué hacer…
La invadieron la tristeza y las preguntas:“Dios mío, ¿qué voy a hacer? ¿Me meteré a lavar ropa
ajena? ¿Voy a depender de mis hijas cuando crezcan?”. Estuvo deprimida y apesadumbrada por
algún tiempo, hasta que reaccionó:“¡No, eso no, Edith!”, y buscó la forma de salir adelante.
Regresó a vender las artesanías que ella misma hacía:
Chales, pulseras, gorras. Llevo todo lo que hago a Santo Domingo y ahí lo vendo.Tejo con
gancho y bordo cualquier cosa. Eso lo aprendí con mi mamá. De mi esposo aprendí a tra-bajar
la talabartería, así que también hago bolsas de piel, carteras y otras cosas.
Oportunidades llegó a su vida casi al mismo tiempo.
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15. Oportunidades: HISTORIAS DE ÉXITO
Fue mi mamá la que metió mis papeles para que me hicieran la encuesta. Yo trabajaba, no
estaba cruzada de brazos, pero no me alcanzaba y no veía salida. Al principio yo pensaba que
Oportunidades era un apoyo para mantener a la gente y como quizá soy orgullosa en ese
aspecto, no me gustaba la idea de que me mantuviera el gobierno. Después, poco a poco,
empecé a ver otros caminos y a comprender todos sus beneficios. El apoyo que me dieron para
alimentación sí nos sirvió mucho.
Pontea estudiar. Pontea trabajar
Edith habita el mismo terreno con sus padres y sus hermanos pequeños. Ellos viven aparte
y ella tiene su propio cuarto, que comparte con sus pequeñas hijas, Janeth, de 8 años, y
Laisha, de 6. Es un espacio minúsculo donde una cortina divide a la recámara de la sala.
Los alimentos los prepara afuera, mediante un fuego hecho con leña.
Sus padres no fueron a la escuela pero ella sí.
Terminé la primaria gracias a ellos, que tenían un concepto distinto al de muchas perso-nas
en las comunidades. Otros dicen:“no, para qué la escuela, mejor el trabajo”o“esto no
te va a llevar a nada, no te va a ayudar; estudiar no te va a sacar adelante, sino que tra-bajar
es mejor porque ves tus frutos”. Yo sé que los frutos del estudio no se ven tan rápi-do,
pero ahora lo valoro mucho más, porque el trabajo y la educación van de la mano.
Hace poco, Edith se puso a estudiar la secundaria abierta. Está contenta.
Tengo que batallar con estudiar y trabajar al mismo tiempo, pero está bien. Es la forma
de progresar. También mis hijas estudian. Están en tercero y en primero de primaria. Así,
de generación en generación, creo que estamos avanzando.
Su propia madre la ha impulsado, a su manera.
Habla un poco de español, no mucho, pero aun así, si hay algo que no le gusta, levanta la
mano y no se queda callada. Esa actitud siempre me ha gustado. No se queda con dudas.
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16. Todo sel ogra con vocación y amor
Me ha enseñado a esforzarme para obtener lo que deseo. Por ejemplo, nunca me dice:
“descansa, tómate una siesta”. Al contrario, me dice: “si quieres salir adelante, tienes que
levantarte temprano. Ponte a estudiar. Ponte a trabajar”.
En Oportunidades fueVocal de Educación. Al tratar con otras mujeres de la comunidad, Edith
se dio cuenta de la gran vulnerabilidad y discriminación que sufren las mujeres indígenas.
Nos excluyen de todo y no le dan valor a los que no saben leer ni escribir. Los mestizos
dicen: “los indígenas son ignorantes”, y tal vez sea cierto, pero somos ignorantes de las
teorías, no de la realidad de la vida. De eso conocemos mucho.
A partir de ese momento, Edith se decidió a volcar parte de sus esfuerzos a la alfabetización
de las mujeres indígenas.
Todo lo que está cambiando en mi vida empezó hace como uno o dos años. Ha sido una
cosa rapidísima. En cuanto decidí lo de la alfabetización y compartir lo que sé para no
quedármelo, vino todo lo demás. No es fácil, pero hay que tener vocación y amor para
hacer las cosas, si no, de qué sirve. El amor al trabajo es lo que te va a dar el resultado.
¿Cómo convencer a las mujeres de estudiar? Al principio llegaba y simplemente les
decía:“por favor, estudien”, pero ellas ponían toda clase de pretextos. Me frustré, decep-cioné
y me pregunté cómo le iba a hacer para convencerlas. Un día las reuní y les dije:
“si ustedes no quieren, no importa, yo no las voy a forzar para que estudien. Lo único que
quiero decirles es que yo sí sé leer y escribir y lo quiero compartir con ustedes, pero si
ustedes no me dan ese acceso de compartir lo que a mí me enseñaron en la primaria,
pues ya no importa. Si ustedes quieren quedarse así, como están, perfecto, no importa”,
y entonces pasó algo inesperado: fueron ellas las que me buscaron y se alfabetizaron
como en tres meses.
Alfabetizar no es una tarea sencilla. Edith tiene que vencer muchos obstáculos. Algunas
mujeres le dicen: “estudiar, para qué; prefiero trabajar”. O “la educación es un lujo que no me
puedo dar; debo llevar de comer a mi casa”. El año pasado participó como facilitadora volun-taria
en Chiapas Solidario por la Alfabetización. Alfabetizó como a 40 mujeres. Lo que más
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17. Oportunidades: HISTORIAS DE ÉXITO
le gustaba era cuando las convencía y le decían:“está bien, me alfabetizo contigo”, y cuando
las veía leer y escribir. Recuerda un caso que le sucedió en Santo Domingo:
Había mucha gente mestiza y fueron a sondear el lugar y a preguntar si sabían leer y
escribir y todos dijeron que sí. Nadie respondió: “yo no sé”. Pasaron como cinco veces y
siempre contestaban lo mismo. Luego me mandaron a mí para hacer un diagnóstico y
descubrí que había como veinte mujeres que no sabían leer ni escribir. Habían contesta-do
que sí sabían porque les daba pena.Yo sólo les dije:“si ustedes quieren aprender, siem-pre
hay una oportunidad”. Dijeron que sí y la mayoría le echó ganas. En tres o cuatro
meses aprendieron las letras y con la práctica empezaron a leer mejor. Algunas quieren
volver para entrar a otro nivel y tal vez terminar la primaria.
Mamá, eres inteligente
Janeth y Laisha son el motor de Edith para progresar y ser mejor cada día.
Mi mamá nunca me compró cuerdas para jugar, ni muñecas, pero yo a mis hijas les com-pro
todo lo que puedo. Las incentivo, nunca las dejo sin lunch. Les he comprado lo nece-sario
para la escuela,me he sacrificado mucho.Veo la tarea con ellas y las ayudo cuando
no entienden algo. A veces me dicen: “mamá, eres inteligente”. Yo les explico que antes
no entendía nada de coherencia o de conceptos, pero que las personas con las que he
trabajado me han ayudado a conocer esos y otros términos. Siempre les digo que estu-dien.
También, que nunca se olviden de dónde vinieron, de los valores que tienen. Con
ellas hago el papel de madre y padre, así como el de amiga y compañera. Juego con ellas,
platicamos. A veces, la más grandecita me dice:“mamá, ya no quiero hacer la tarea”, y yo
le contesto:“mira, chiquita, si haces o no haces la tarea a mí no me importa. Pero, cuan-do
crezcas, la que va a salir afectada vas a ser tú, así que haz la tarea y haz una letra
bonita”. Les digo mucho que si no estudian no van a poder defenderse.
Este año, y como parte del programa Chiapas Solidario por la Alfabetización, Edith presentó
su experiencia como alfabetizadora en San Cristóbal y luego en otra reunión a nivel nacional.
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18. Todo sel ogra con vocación y amor
Ahí se encontraba un grupo de cubanos que ensalzaron su labor y le dijeron que querían lle-varla
a Cuba porque su experiencia era muy valiosa.
Un mes después me dijeron:“Edith, tienes que sacar tu pasaporte porque te vas a Cuba”.
Yo grité de felicidad. Nunca imagine que iba a salir de Chiapas y menos que me iba a
subir a un avión.
Edith estuvo una semana en Cuba para aprender un nuevo método de enseñanza y se pre-sentó
en el Congreso Iberoamericano de Alfabetización y Educación Básica para Personas
Jóvenes y Adultas. Dio una conferencia ante delegados de treinta países y todos le aplaudie-ron
mucho. Edith hasta lloró.
Les hablé sobre mi experiencia como facilitadora bilingüe, de lo difícil que es romper las
barreras que tienen las personas indígenas para cambiar su concepto de educación.
Teorías y metodologías hay muchas, pero aplicarlas a la realidad es diferente. Ellos me
dijeron “lo que siembras con llanto, lo recogerás con regocijo”. Yo sólo les di las gracias.
Estuve una semana en Cuba. Fue muy bonito estar ahí.
A sus 24 años, Edith ha dejado su timidez de antaño para convertirse incluso en locutora de
radio. El Centro de Capacitación para la Comunicación y el Desarrollo Humano A.C. le dio un
curso de actualización de Comunicación Radiofónica. Constó de 30 horas y la capacitaron
como conductora, productora y locutora.
Hace poquito empecé con el programa que sale los domingos y los jueves en la esta-ción
Radio Alfa y Omega, en el 104.1 de FM. Los jueves, de 3 a 4, es un programa infan-til,
y los domingos para jóvenes, de 11 a 1 de la tarde. Los hacemos con música, con
historias, con valores. Me gusta mucho. Es un trabajo voluntario. Hago traducciones
del español al tzotzil. Cuando me gusta un libro o una frase, lo traduzco para los
demás. Por ejemplo, algo así como:“nunca te compares a nadie porque habrá mejores
o peores que tú; entonces, mejor no te compares”. Eso lo traduje porque, la verdad, lo
mejor es no compararse.
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19. Oportunidades: HISTORIAS DE ÉXITO
Edith cuenta ahora con el reconocimiento de su comunidad, a la que de manera voluntaria
ha decidido enseñar a leer y escribir. No se siente ni más ni menos que otras personas:
Tengo valores muy firmes que me han enseñado a no ser prepotente o a sentir que todo
lo sé. Al contrario. Soy humilde. Se me ha enseñado a respetar a la gente, a opinar y a
aceptar mis errores. También a defenderme y a no dejarme.
Nunca quiso ser maestra pero ahora le gusta enseñar. Quiere llegar a la universidad y tal vez
estudiar pedagogía. Por lo pronto le gustaría ampliar su campo de acción y organizar talle-res
para las titulares del Programa Oportunidades.
Quisiera darles talleres de superación personal, de manualidades, no sé, de muchas
cosas. Creo que es muy importante, porque a veces cuando llega el dinero no lo usan
adecuadamente o se gasta hoy y mañana ya no hay. A mí me gustaría mucho que ese
dinero que reciben aprendieran a invertirlo en algo. Que se reproduzca. Si se piensa en
algo productivo con $100.00 no sé, se podría invertir en algo pequeño, luego a los otros
dos meses pues $100.00 más. Invertir para producir más, porque yo veo que no hay eso.
Los ingresos de Edith provienen de la venta de artesanías los domingos, pero lo que recibe
de Oportunidades le ha servido mucho. Ahora su hija Janeth va a tener su beca y eso será
un incentivo más para que siga estudiando y aprendiendo.
Ahora soy muy feliz, estoy muy contenta. Mientras Dios me permita vivir voy a inculcar-les
a mis hijas buenos valores, como la humildad, el respeto, la sinceridad, y también las
palabras mágicas: “por favor”, “gracias”, “disculpa”, “cometí un error”. Les digo que no se
olviden que estudiar y trabajar van de la mano. Ya están aprendiendo a bordar. Por las
tardes, después de la tarea, hacen costura y juegan con su cuerda mientras yo lavo y
hago otras cosas. A mí me gusta compartir, me gusta servir. No me gusta quedármelo
todo. Siento que si sé una cosa y no la transmito me quedo sin avanzar. Así que seguiré
siendo alfabetizadora. Me gusta mucho y lo hago con mucho amor.
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22. Vivir es más dulce
“Mi esposo desconfiaba”
Los pollos entran y salen libremente de la casa. San Felipe Teotlalcingo, en la parte central
del estado de Puebla, es un pintoresco poblado por completo rural, humilde, con calles terre-gosas
y polvorientas. Cerdos, vacas, gallinas y borregos deambulan por sus rincones. La casa
de Socorro Palma Cazabal también es humilde y pequeña, aunque, eso sí, muy limpia. Cinco
de sus hijos se aparecen, curiosos. Están bien peinados, pulcros, respetuosos, y se muestran
muy interesados en la plática de su mamá:
Al principio, cuando nos llegó el Programa, mi esposo no quería nada de nada, no sabía
bien de lo que se trataba y desconfiaba. Nos explicaron lo que es el Programa y a mí me
gustó. Le dije: aceptemos lo que nos dan. Nosotros trabajamos para que nuestros hijos
salgan adelante, pero ya no es igual. Ya estamos grandes y vamos para abajo. Tal vez a
nosotros Oportunidades no nos haga falta, pero a mis hijos sí. Es un buen apoyo, le hice
ver. Él lo entendió y aceptó. Ahora él es el primero en acudir a su cita con el doctor. Mis
hijos se enferman menos. El doctor los checa. Si tienen gripa, les da medicina. Cada mes,
además, nos toca plática. La doctora viene y nos apoya mucho para que nuestros hijos
estén sanos.
Socorro tiene en total siete hijos.
Somos nueve en casa y Oportunidades nos ayuda a salir adelante. Todos mis hijos
estudian, pues no quiero que se queden como yo, que fui hasta sexto de primaria.
Eso fue antes. Ahora, gracias a Oportunidades, Socorro tuvo la posibilidad de volver a estu-diar
y cumplió su propósito de finalizar la primaria. Actualmente cursa el primero de
secundaria.
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23. Oportunidades: HISTORIAS DE ÉXITO
Sus hijos la ven con orgullo y simpatía. Ella los voltea a ver y dice:
Ya tengo cinco de mis hijos que reciben beca de Oportunidades.
El mayor está en tercero de bachillerato. Tiene otro en primero de bachillerato, otro más en
primero de secundaria, una niña en sexto de primaria, otro hijo en cuarto, y dos hijas más,
que aún no tienen beca, en segundo y primero de primaria.
A mis hijos les gusta mucho la escuela. Es tanto su gusto que por eso me decidí a volver
a estudiar. Uno como madre debe seguir siendo un ejemplo y me metí de nuevo a termi-nar
la primaria. Mis hijos querían ayudarme hasta con las tareas, pero yo no se los per-mitía.
Mejor déjenme a mí, les decía, y yo solita me amarraba la cabeza y solita tenía que
aprender. Mi hijo mayor insistía en ayudarme. “A ver, mamá, dime qué no entiendes”, y
se acomedía conmigo. Yo le agradecía su apoyo pero le respondía: “no, yo tengo que
aprender por mí misma, le tengo que echar ganas”.
Los dulces
Socorro y su familia hacen dulces para sobrevivir. Tienen seis años de dedicarse a esta
actividad.
La íbamos pasando pero con lo que vendíamos no nos alcanzaba para mandar a todos
los niños a la escuela o para llevarlos al doctor.
Esto ha cambiado. Con Oportunidades cuentan con apoyo para útiles escolares y transporte.
Por supuesto, nosotros seguimos trabajando, y con más ganas. De hecho, trabajamos el
dulce en mayor cantidad. Sentimos que es nuestra obligación tratar de salir adelante.No
nos cruzamos de brazos y esperamos el apoyo sin hacer nada. Al contrario, es algo que
nos motiva a seguir trabajando para nuestros hijos. Ellos mismos están conscientes de
esto. No sólo son buenos estudiantes sino que nos ayudan. Mis dos hijos grandes traba-jan.
Cuando llegan de la escuela van a cortar un poco de flor. Después, como a eso de las
cinco o seis de la tarde, todos nos reunimos para ayudar en lo del dulce. Todos participa-
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las meten a las cajas y otros empaquetan. Esto es bueno, porque les enseña que hay que
trabajar y no estar atenidos únicamente a los apoyos que recibimos.
El dulce lo venden en Cholula.
Ahora que los niños estaban de vacaciones, nos fuimos diario a vender. Es la temporada
en que llega mucho turismo y busca el dulce. Claro, cuando los hijos están en la escuela,
sólo vamos sábado y domingo.
“Antes, los niños iban a la escuela con zapatos rotos”
Socorro lleva tres años en el Programa.
Antes de que tuviéramos Oportunidades yo no sabía que tenía que llevar a mi familia al
médico. Ahora sé que hay que ir a la cita aunque no estén enfermos. En la clínica nos
atienden a todos, a la familia entera, incluso a mi esposo y a mí. Eso me gusta. Está muy
bien que nos atiendan a todos.
Sus dudas en cuanto al Programa las resuelve con doña Luminosa, la vocal que le queda
más cerca de casa.
Siempre nos da la información o ayuda que pedimos. Ante cualquier problema me dice
qué papeles necesito y me orienta en todo. Lo mismo sucede con los que vienen del Pro-grama.
Les comento mis problemas y ellos nos tratan muy bien.
Para Socorro la escuela ha mejorado desde que llegó Oportunidades.
Antes no había muchos niños que fueran bien uniformaditos. Iban con sus zapatitos
rotos o su ropita muy sencilla. Ahora van con su ropita nuevecita o bien arregladitos.
Hay más niños que estudian y la propia escuela va mejorando.
La vida cambió para Socorro, su esposo y sus hijos.
Vivir e s más dulce
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25. Desde que tenemos Oportunidades estamos más tranquilos. Si no hay venta, con este
apoyo podemos darles a nuestros hijos lo que necesiten para sus útiles, para sus zapatos
o para su uniforme. En fin, para todo lo que necesiten de la escuela.
Oportunidades: HISTORIAS DE ÉXITO
Finaliza, con una expresión sincera de agradecimiento:
Está muy bien que exista este Programa, pues sí sirve de ayuda a todos los que recibimos
el apoyo. Oportunidades se está viendo que sí es una ayuda grande.
La casa consta de tres cuartos, uno en donde preparan los alimentos, otro con una mesa y
algunas sillas en donde preparan y empaquetan los dulces y también una cama, en el otro
cuarto 3 camas.
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28. El chico de los dieces
Desde chiquito era bien listo
Ulrich Paul, además de guapo, es un niño muy destacado en los estudios. Sus ojos son enor-mes,
verdes, vivarachos y curiosos. Es de ascendencia rusa. Sus bisabuelos llegaron de Rusia
a principios del siglo XX. Se conocieron en Durango, se casaron y tuvieron tres hijos. Frida
Haydt Fast es su abuela.
Su nieto acaba de terminar la primaria. Las seis boletas anuales de calificaciones
muestran una impecable trayectoria escolar de puros dieces. Es un estudiante de excelen-cia.
Ha participado de manera destacada en diversos concursos académicos a nivel sector,
zona y estatal, como la Olimpiada del Conocimiento Infantil, y certámenes de lectura, com-putación
e inglés.
Su mamá, Dolores Margarita Sánchez Haydt, está orgullosa de su hijo:
Desde chiquito era bien listo. Su maestra de kínder me dijo:“este niño es terrible y medio
vago, pero muy inteligente”. Aprendió muy pronto a leer, a escribir, a recortar. La escuela
le parece fácil. Le gusta mucho. A cada rato me dice:“mamá, quiero leer este libro o este
otro”. Por eso tenemos tantos libros. ¡Y todos los ha leído! Mi mamá nos enseñó a leer
porque decía que era lo más importante de todo. Ahora, con el Internet, está más a gusto
porque encuentra muchas cosas que le interesan.
Ulrich tiene muchos reconocimientos por su aprovechamiento escolar. También es un buen
orador y tiene un reconocimiento por las “Antipandillas” que organiza la Presidencia Muni-cipal.
Cada año, sin faltar, ha recibido diplomas y medallas.
Un día llegó todo triste para decirme que otros niños ganan trofeos en el futbol y él no.
Que sus medallas ni siquiera eran de verdadero oro, como las de las Olimpiadas.Tuve que
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29. explicarle que cada medalla vale mucho porque representa su esfuerzo y que cada quien
tiene distintas aptitudes: él es bueno en los estudios y otros en el futbol.
Quiero estudiar Ingeniería en Sistemas Computacionales
Oportunidades: HISTORIAS DE ÉXITO
Ulrich Paul Ramírez Sánchez es hijo único. Tiene 12 años y vive en Chihuahua, Chihuahua,
con su mamá y con su abuela. Habita en una pequeña casa, de madera en su mayor parte,
con una cocina-comedor, una recámara y un baño. Desde hace 20 años viven en la colonia
Cuauhtémoc, pero sólo tienen 11 de vivir en esa casa. En la entrada que da a la calle se adap-tó
un pequeño espacio para expender algunos medicamentos de venta libre y productos de
primeros auxilios. En un lado de la casa le están construyendo su propio cuarto a Ulrich,
“porque ya es grande y tiene que tener su espacio”, como dice su mamá. Aunque todavía no
está terminado, su hijo sube y se queda ahí por largos ratos, imaginando, tal vez, cómo será
cuando lo terminen. Por el momento, su rincón favorito es donde tiene su computadora
conectada a Internet.
La computadora la compró mi mamá para ayudarse en la casa rentando el uso de Inter-net
y la va pagando cada mes. Yo la uso mucho pero también viene gente para que le
ayude a bajar una canción o para ayudarles con una tarea. Hace rato le ayudé a una
señora a poner una tarjeta. Algunas cosas las aprendí a hacer en dos cursos de treinta
horas cada uno que tomé durante el verano, pero también he aprendido leyendo solo.
Ulrich terminó la primaria en la escuela “José Vasconcelos” y ahora está en la Secundaria 51,
en primer año.
Me gusta sacar buenas calificaciones porque mi mamá se pone muy contenta. Ahora
tengo más materias y profesores.Todos son muy buenos. La mayoría de mis amigos de la
primaria se fueron a otras escuelas, pero ya conocí a más gente y tengo nuevos amigos.
La materia que más le gusta es Ciencias. También le atrae la historia de México y la de los
siglos XVI y XVII, que es la época de los grandes descubrimientos geográficos. Se interesa
asimismo por la tecnología,“porque me gusta armar y desarmar todas las cosas”. Su meta es
continuar con sus buenas calificaciones.
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30. Quiero sacar siempre dieces. Creo que voy a completar mis estudios aquí en Chihuahua
y luego quiero trabajar en otro lado para que me paguen bien. Voy a estudiar hasta el
doctorado o la especialidad, pero lo primero es ser ingeniero en Sistemas Computacio-nales.
Dolores Margarita no pudo terminar la escuela. Llegó hasta la preparatoria. Su educación se
truncó por la necesidad de trabajar para sostenerse. Se separó de su esposo hace cinco años.
Se las ha visto duras. Ha laborado lo mismo en una oficina, para el INEGI, o en el campo, en
la pizca de manzana. Éste último es un trabajo agotador. La jornada muy larga, de siete de la
mañana a siete de la noche. Dolores Margarita se iba sin desayunar. Llevaba su “lonche”, que
devoraba con rapidez, en los escasos quince o veinte minutos que les daban para comer.
Tenía que subir unas escaleras para alcanzar las manzanas. Lo que más le molestaba era via-jar
en los camiones. Era peligroso e incómodo. Viajaban todos amontonados, “como vacas”.
En 2002 tomó el “Curso de capacitación para personal de farmacia en el manejo, con-servación,
distribución y almacenamiento de medicamentos”. Le ha servido para atender y
organizar la pequeña farmacia que tienen en casa. Es un negocio familiar.
Ahora trabajo aquí en casa, con mi mamá. Ella me dijo: “¿para qué te vas a otro lado si
ni hay trabajo? Mejor vente conmigo y yo te doy para la comida. Como sea estamos en
casa, al pendiente del niño”. Acepté, en parte por eso y en parte para ayudarla. Ya tiene
83 años y no puede con todo.
Es titular de Oportunidades desde hace cuatro años. Es Vocal de Vigilancia, pero también es
promotora de salud y Presidenta del Comité de Pláticas. Hace tres años tomó un curso-taller
para prevenir adicciones e integrar a las familias.
La gente me decía: “tú no puedes tener Oportunidades porque tienes refrigerador”. De
todos modos fui, solicité el apoyo, vinieron a hacerme la encuesta y el estudio, y, por for-tuna,
me quedé. Si no fuera por Oportunidades quién sabe dónde estaríamos. La beca de
Ulrich nos cayó del cielo, porque yo veía las ganas que mi hijo le echaba al estudio. Tam-bién
veía que no me rendía el dinero para sus zapatos o el uniforme. Antes no me alcan-zaba
para nada. Trabajaba mucho y de todas formas el dinero no me rendía, no
teníamos luz…
El chico de los dieces
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31. Oportunidades: HISTORIAS DE ÉXITO
Dolores Margarita platica que cuando la gente conoce a Ulrich le preguntan “¿y por qué no
tuvo más hijos?”, a lo que ella contesta con una amplia sonrisa: “porque a lo mejor no me
hubieran salido tan listos”.
Ahora ella quiere empezar a ahorrar para pagar el tratamiento de ortodoncia que Ulrich
necesita. Sabe que el costo médico es muy alto, pero siente que su hijo merece todo su
esfuerzo.
Tiene muchas ganas de triunfar y yo quiero que triunfe, que haga todas las cosas que
quiere, que no se me quede en el camino. Es muy listo, muy capaz. Con el Programa yo
creo que sí vamos a poder. Que llegue a la universidad, eso es lo que más quiero.
Cincuenta años como farmacéutica
La vida de Frida Haydt no ha sido fácil.
Mi mamá apenas hablaba español.Trabajaba pintando casas y lavando ajeno. El gobier-no
nos daba zapatos a mis hermanos y a mí cuando estábamos chicos, porque andába-mos
descalzos. A mí me hacían callos, pero aprendí a ponerles un cartón en el talón para
que me levantara el pie.
La abuela de Ulrich llegó hasta el tercer año de la carrera de Farmacia, pero interrumpió sus
estudios porque necesitaba trabajar.
Entré a una farmacia y el dueño me dijo que no podía seguir estudiando, pero que ahí
iba a aprender lo que me faltaba, y pues sí, aprendí mucho, pero no tuve “el papelito” y
tampoco pude nunca ser Responsable de Farmacia, que era lo que yo quería.
Desde que recuerda, siempre le gustó esta actividad. Cuando era niña y su mamá la man-daba
a la farmacia a comprar brillantina o crema suelta, la pequeña Frida se tardaba en
regresar a casa con el encargo. Su mamá le preguntaba: “¿había mucha gente, hija?”. Y ella
le contestaba: “No, mamá, lo que pasa es que había un olor tan rico”. Le gustaba el olor a
medicina y, en general, a los ingredientes que usaban para prepararlas.
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32. De los tres hermanos, sólo yo estudié. Fue con mucho esfuerzo. Me inscribí sola en la
secundaria. Mi mamá me había dicho que no podía seguir estudiando porque no tenía
dinero para los libros ni nada, pero el director de la escuela me dijo “si quieres estudiar,
no te apures, yo te voy a prestar los libros”. Fui a la secundaría “Justo Sierra”, soy la terce-ra
generación de esa escuela que ahora es de las más viejitas de por aquí. En segundo
año, los libros me los prestó otro muchacho que ya había pasado a tercero, y en el últi-mo
año también me prestó los libros otro muchacho. Luego me dieron media beca y me
fui a Chihuahua a estudiar Farmacia.
El negocio de medicinas e Internet lo pusieron entre ella y su hija hace cuatro años.
Con Oportunidades vimos que ya teníamos para comer y que podíamos pensar en tener
otra cosa, para no andar batallando tanto. No es mucho, pero ahora me veo muy satis-fecha,
muy recompensada después de todo lo que sufrí de chica. Cumplí 50 años como
farmacéutica. Estoy gozando de todo, con mis hijos y con la fe que tengo en Dios. Tengo
una nieta y siete nietos. Ulrich me llena de orgullo porque sé que va a llegar muy lejos.
Con sus calificaciones y su esfuerzo va a lograr lo que nosotros no pudimos.
El chico de los dieces
31
36. Veo mucha diferencia en nuestra vida
Era una niña muy tímida
El profesor se siente orgulloso de su alumna:
Es una gran satisfacción, no personal, sino de todo el plantel, saber que por aquí pasó
una estudiante tan destacada.
Se refiere a Rosa Angélica Balderas Ramírez, quien tuvo una beca Oportunidades y quien por
su buen desempeño académico fue invitada a estudiar en Ecuador.
Durante los tres años que estuvo Rosa Angélica en esta escuela, fue una niña tranquila,
normal –recuerda el profesor Pedro Jorge García Herrera, director del Telebachillerato
de Zacate Colorado, Veracruz–. Nunca tuvimos ningún problema de conducta con ella.
Al contrario, era muy tranquila, callada, y muy tímida. Incluso, en un momento dado, lle-gamos
a pensar que no iba a terminar la escuela precisamente por su timidez.
Rosa Angélica expresó sus deseos de seguir estudiando y su petición llegó a oídos del direc-tor
del plantel.
Le mencionamos a ella y a sus padres la existencia de una Universidad Tecnológica de
reciente creación, que quedaba en Puebla, como a una hora y media de aquí.
Rosa Angélica ingresó a esa universidad y, gracias a su excelente desempeño, ahora está en
Ecuador, invitada a estudiar en ese país.
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37. Todos los maestros que en su momento le dieron clase a Rosa Angélica han de estar muy
orgullosos de ella. Eso fortalece nuestro compromiso de enseñanza y de trabajo de nos-otros
los profesores hacia nuestros jóvenes estudiantes.
“Extraño a mi hija, en el extranjero”
Oportunidades: HISTORIAS DE ÉXITO
La charla ocurre en el comedor, desde donde se aprecia una cocina muy linda, con una pared
cubierta con azulejo. Es una casa muy acogedora y limpia, aunque muy modesta. La sala
funciona también como dormitorio. El baño se encuentra en el exterior.
Mi esposo es ayudante de albañil –comenta Rosario Ramírez Pérez–. Antes era obrero.
Es muy bueno en su trabajo, él puso la pared de azulejos, pero no gana mucho.
Ella cursó hasta cuarto de primaria.
Uno de sus orgullos, precisamente, es saber que una de sus hijas no sólo ingresó a la uni-versidad
sino que gracias a su desempeño académico fue invitada a cursar estudios en el
extranjero.
Imagínese lo contentos que estamos todos: yo, su papá, sus hermanos.
Habla de Rosa Angélica, la mayor de sus hijas. Fue una de las becarias del Programa Opor-tunidades.
Recibió los apoyos desde la secundaria hasta la prepa, y después siguió estu-diando
con la beca del Pronabes. Estudia Administración y va en el sexto cuatrimestre.
A Rosa Angélica la universidad la envió a Ecuador para hacer su pasantía –informa su
orgullosa mamá–. La seleccionaron por sus buenas calificaciones. Todavía se encuentra
en Ecuador. No está becada. Para nosotros fue muy difícil, porque no contamos con
recursos suficientes. La universidad le pagó únicamente los gastos de hospedaje y pasa-je
de avión, ida y vuelta, y nada más. En cuanto a los gastos de alimentación, eso nos
correspondía a nosotros, lo mismo que el pasaporte. Antes trabajaba dos o tres días a la
semana y ahora lo hago diario, para ayudarle. La he extrañado mucho. En este tiempo
36
38. Veo mucha diferencia en nuestra vida
que ha estado lejos, no hemos perdido el contacto. En sus mensajes me comenta que
está muy contenta, disfrutando y conociendo gente. Ha aprovechado muy bien esta
oportunidad. Está como que desarrollándose, si se puede decir.
Cuando yo crecí no había este apoyo
Rosario y su esposo viven en Zacate Colorado, Veracruz. Tienen cuatro hijos, dos mujeres y
dos hombres. La mayor es Rosa Angélica de 19 años. La que le sigue tiene 18 y acaba de ter-minar
la prepa. Uno de los muchachos va en tercero de secundaria y el más pequeño en
cuarto de primaria. Los cuatro han contado con becas de Oportunidades.
Yo tengo Oportunidades desde hace 8 años y veo mucha diferencia entre nuestra vida de
ahora y la de antes. Cuando yo crecí no había este tipo de apoyos. He platicado mucho
con mis hijos para que aprovechen al máximo estas oportunidades que nos dan… Este
apoyo no es para siempre y tienen que aprovecharlo. Son buenos estudiantes, así que no
me quejo. También son muy buenos hijos, para qué le voy a decir algo que no es.
Rosario tiene muy en mente que no terminó la escuela.
Por eso es muy importante que mis hijos estudien. Los tiempos que vienen pueden ser
difíciles para ellos y necesitan prepararse para tener un futuro mejor.
La atención médica ha sido otro de los aspectos positivos que ha traído consigo Opor-tunidades.
Nos han enseñado a estar al pendiente de nuestra salud y la de nuestros hijos. Las pláti-cas
que nos dan han servido de mucho y me han ayudado bastante, por ejemplo, con
cosas como, el manejo de los problemas con los hijos. Nos dan orientación y uno va
aprendiendo: me han ayudado mucho. A mis hijas también les ha servido. Han ido a
talleres donde tocan temas como sexualidad, planificación familiar y enfermedades
sexuales. Ellas, además, son muy responsables. Siempre he confiado en ellas, pero nunca
está de más la información que reciban.
37
39. Los muchachos pueden seguir estudiando
Oportunidades: HISTORIAS DE ÉXITO
El profesor García Herrera tiene quince años como director del plantel. Afirma:
Desde que llegó Oportunidades a la comunidad, los cambios se han dado muy notable-mente.
Si hacemos un poco de historia, nuestra escuela estuvo a punto de desaparecer
en sus inicios, ya que no teníamos mucho alumnado. Comenzamos a esforzarnos más y
hubo más estudiantes inscritos. Pero no fue sino hasta que llegó Oportunidades que el
plantel creció y mejoró.
Oportunidades trajo consigo la aceptación de los jóvenes de estudiar, debido al hecho de ser
becario y tener la posibilidad económica de pagar sus estudios.
Yo creo que el Programa ha sido muy importante, ya que estamos en una zona en la
cual hay mucha disgregación familiar. Hay mucho matrimonio separado y el hijo o la
hija se queda con la mamá. De esta forma, el Programa Oportunidades ha venido a
reforzar a estas comunidades. Al darles el apoyo económico, los muchachos pueden
seguir estudiando.
38
42. Una mujer se transforma
Dejó atrás sus miedos
La localidad de Emiliano Zapata los Molinos, está situada en el municipio de Atlixco, Puebla.
Tiene 510 habitantes, de los cuales 38 son beneficiarios de Oportunidades. Uno de ellos es
la Vocal de Vigilancia, la señora Irma Huerta González, quien tiene dos años de pertenecer
al Programa.
Mi vida ha cambiado –afirma con orgullo.
Ahora está muy contenta. Al principio era distinto. Se enteró de los beneficios de Oportu-nidades
y quiso tener este apoyo, pero algo la detenía. Le atemorizaba su esposo.
Tenía miedo de su reacción, de lo que me fuera a decir.
Su relación no era buena. Él era dominante y cerrado. Ella se sentía injustamente maltratada.
No me dejaba salir ni siquiera de casa.
Irma sabía que algo andaba mal pero no se atrevía a protestar. Tenía miedo de que sus dos
pequeñas hijas quedaran desamparadas.No sabía qué hacer ni a quién acudir. Era muy peno-sa
y no convivía con nadie de la comunidad.Un día, por fin, se decidió a darle un giro a su vida.
Acepté el Programa y todo empezó a mejorar.
Dejó sus miedos atrás. Al poco tiempo de empezar a recibir los apoyos de Oportunidades,
dejó a su esposo.
41
43. Me decidí a hacerlo pues ya contaba con algo de dinero por parte de Oportunidades
para no depender económicamente de él y así poder mantener a mis dos hijas.
Oportunidades: HISTORIAS DE ÉXITO
Sus hijas tienen ahora 7 y 8 años, respectivamente, y muy pronto la mayor comenzará a
gozar de la beca de Oportunidades para contribuir a que avance en sus estudios.
Esto será de gran ayuda –reconoce–, pues estoy sola y con muchas dificultades saco
adelante a mis hijas.
Le gusta sobre todo el cuidado médico que sus hijas reciben a través del programa.
Antes no podía llevarlas con el doctor, por falta de dinero. Si se enfermaban, les apli-caba
remedios caseros. Ahora ya puedo llevarlas a la clínica, para que las atiendan y
las revisen. Los doctores les ponen mucha atención. Las pesan y las miden. A una de
mis hijas le detectaron quistes y me orientaron y ayudaron mucho. Mi hija ahora está
bien, lo que es para mí un alivio. También me gustan las pláticas que nos da la docto-ra.
Con ella aprendemos mucho. Por ejemplo, nos enseña todo lo relacionado con la
higiene infantil. A mí, que tengo dos mujercitas, eso me parece muy importante.
“Conocí al Presidente”
Irma vive en casa de sus padres, quienes la acogieron comprensivos y cariñosos tras haber-se
separado de su esposo.
Un día, tras su primer viaje a la capital, les contó gustosa y entusiasmada lo que le
había pasado:
Conocí al Presidente. Y me saludó. Me dio la mano.
Esto sucedió cuando el Presidente dio a conocer la estrategia Vivir Mejor.
Yo nunca había salido de mi pueblo.Viajé junto con otras vocales al Distrito Federal y ahí
lo conocimos. Tengo fotos mías al lado del Presidente. Su proyecto Vivir Mejor me pare-ció
muy interesante y muy bueno. Nos habló de la muy importante ayuda a guarderías
42
44. y a los abuelitos de más de setenta años. Dijo que se le iba a ayudar más a la gente del
campo, que es donde hay más pobreza.
En esa ocasión conoció a una muchacha de Chiapas que le impresionó notablemente. “De
donde soy es raro que las mujeres estudien”, le dijo. Se convirtió en la primera de su pueblo
en tener una carrera. Se recibió de licenciada y puso una guardería.
Yo sentí muy bonito al escucharla. Yo también tengo el sueño de poner una guardería.
Me encantan los niños. Siempre quise tener un varoncito, y como no lo tengo, pues igual
puedo tener muchos que cuidar en mi guardería.
Irma quiere seguir estudiando. Su deseo es terminar el bachillerato.
Ahorita no me han dicho cuándo comienzan las clases, pero voy a estar muy pendiente
para inscribirme. Le voy a echar muchas ganas. Sólo así voy a lograr el sueño de mi guar-dería,
como mi amiga chiapaneca. Ella es mi ejemplo.
Irma ve en Oportunidades una magnífica opción para seguir progresando.
Desde que tenemos Oportunidades hemos visto que van más niños a la escuela. No sólo
son niños de aquí sino de otras colonias que quedan como a media hora.
También le dan gusto los cursos de capacitación, pues de esta manera conoce más acerca
de sus derechos y de cómo ayudar a las titulares del Programa.
Soy madre soltera y gracias a este Programa estoy sacando adelante a mis hijas. Como
vocal me siento muy bien, ya que me he desarrollado más y más, sobre todo en las reu-niones
con otras vocales. Oportunidades nos ayuda mucho, económicamente. Es algo
muy bueno. Yo veo cómo ya van al bachillerato los hijos de mis compañeras amigas. Con
este apoyo los muchachos se esfuerzan más. Antes no les importaba estudiar y ahora sí.
Una mujer se transforma
43
48. Yunuén: ecoturismo comunitario
Generar empleos y evitar la migración
Yunuén es una isla en el lago de Pátzcuaro. Sus habitantes viven del ecoturismo. Se organi-zaron
para poner en marcha el Centro Turístico Yunuén, que incluye el traslado en lancha y
el hospedaje en cabañas.
Jorge Morales Pablo es el responsable del Centro. Nos informa:
Yunuén es una comunidad indígena con muchas ganas de salir adelante. Somos 22
familias las que vivimos aquí. Llevamos doce años trabajando este proyecto.
En total, el Centro Turístico Yunuén cuenta con 22 socios y 22 empleados.
Cada uno trabaja en lo que es bueno. Algunas son recamareras o cocineras, y algunos
meseros o jardineros. También hay encargados de la lavandería. Todo se dividió, por lo
que cada uno sabe lo que le corresponde hacer. La administración también la llevamos
nosotros, con gente de la propia comunidad. No tenemos ningún servicio contratado por
fuera.Todo es interno. Hay quien ha querido asociarse pero no queremos aceptarlo debi-do
a malas experiencias. Lo hacemos todo nosotros para no echarle la culpa a nadie.
Hasta ahorita vamos funcionando bien. El proyecto ha cumplido las expectativas que
nos planteamos inicialmente, que son las de generar empleos, mejorar el nivel de vida y
evitar la migración.
Entre 1975 y 1980Yunuén sufrió una migración de hasta el 60 por ciento.Muchos de sus habi-tantes
se fueron a buscar una mejor calidad de vida a la Ciudad de México y a Guadalajara.
Las familias que quedaron buscaron soluciones para sobrevivir.
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49. Casi de inmediato pensamos en convertir a la isla en un atractivo sitio turístico. Pedi-mos
la anuencia de quienes se fueron y nos dijeron: “hagan su lucha. Si no han podi-do
salir de Yunuén quédense a vivir como Dios les dio a entender”. Y así lo hicimos.
Oportunidades: HISTORIAS DE ÉXITO
Las cabañas las construyeron en tierras comunales, por lo que su propiedad también es
comunal. Son siete cabañas chicas y dos grandes, dedicadas a hospedar al turismo tanto
nacional como internacional.Tres cabañas son para dos personas, tres para cuatro personas,
una para seis y dos para dieciséis. Su capacidad es para sesenta huéspedes, con todos los
servicios. Hay restaurante y las cabañas matrimoniales y familiares tienen cocineta. Están
por construir una suite con jacuzzi y chimenea.
La mejor época es Semana Santa, así como el Día de Muertos y finales del mes de diciembre.
En esos días el Centro se llena totalmente. Algunos compañeros hasta han puesto a dis-posición
sus casas para albergar a los turistas que llegan. En esos casos no se les cobra
nada. Es como una inversión, porque sabemos que han quedado tan a gusto que van a
regresar en otra ocasión y se hospedarán en las cabañas.
Con la mujer el dinero está más seguro
El Centro Turístico Yunuén se encuentra haciendo gestiones para que se les apoye de mane-ra
federal a través de la Comisión de los Pueblos Indígenas. En la década de los noventa fue-ron
apoyados por el Instituto Nacional Indigenista, cuando se le dio auge al ecoturismo y se
auspiciaron los Pueblos Regionales de Solidaridad. Recibieron fondos regionales y apoyos
tanto federales como de la Secretaría de Urbanismo y Medio Ambiente, SUMA. Dos de las
cabañas las pudieron construir por mediación de la FAO.
Hubo una inversión de aproximadamente 2.8 millones de pesos del Gobierno Federal,
que incluía las tres lanchas grandes que forman parte del proyecto. Una de las lanchas,
la más chica, es para 40 personas y es exclusiva del Centro, y las otras dos están dentro
de la cooperativa de Pátzcuaro, ya que se adquirieron con todo y ruta.
48
50. Yunuén: ecoturismo comunitario
Para abastecerse de provisiones van a Pátzcuaro. Lo hacen los martes y los viernes, que son
los días de mercado.
Jorge Morales Pablo está contento por la mejoría en la situación económica de los habitan-tes
de Yunuén.
Varias familias tienen apoyos de Oportunidades y su nivel de vida ha mejorado mucho.
Anteriormente veíamos niños descalzos con su ropita muy gastada y ahora los niños ya
traen bien su ropa, lo mismo que su calzado. Se ven más alimentados y todos tienen sus
útiles escolares y sus uniformes. Antes de que llegara Oportunidades iban a cerrar la
escuela y ahora todos los niños de la isla van a clases.
En Yunuén, en promedio, cada trabajador gana cincuenta pesos diarios.
A veces reciben 150 pesos, pero eso sólo ocurre en fines de semana. No nos alcanza, por
lo que Oportunidades viene a complementar el gasto familiar. Muchas mujeres, cuando
reciben sus apoyos, se traen su buen bonche de maíz, frijol, arroz y azúcar. Lo compran
en cantidades para no estar pensando qué voy a comer mañana o pasado mañana. Eso
me consta, pues yo veo que cuando salen por sus apoyos es como su día de fiesta. Se sur-ten
sobre todo de granos y de lo básico para alimentarse.
A Jorge le parece bien que Oportunidades apoye a las mujeres. Afirma:
Ellas son las que llevan la administración familiar. Si el dinero se le diera a los hombres
lo gastarían en la cantina, con los amigos: “yo disparo esto, yo disparo aquello y a ver
después cómo me las arreglo”. Con la mujer, en cambio, el dinero está más seguro. Mis
respetos para ellas.
49
51.
52. Quiero ser médico
Un muchacho huichol entusiasta y preparado
Un día, un medio hermano fue picado por un alacrán. Murió al poco tiempo, debido a la
falta de atención médica. Eso impactó a Salvador González Sánchez. Desde entonces quie-re
estudiar medicina, convertirse en doctor.
Nadie quiere trabajar en la sierra. Por eso se murió mi hermano. Porque no hubo quién
lo atendiera. Yo estaba muy morrillo cuando sucedió y no pude ayudarlo. Pero eso va a
cambiar porque, cuando yo sea médico, voy a poner mi consultorio aquí, para ayudar a
mi comunidad.
Salvador tiene 23 años. Es un muchacho huichol entusiasta y muy preparado. Cuando esta-ba
en la secundaria tomó un curso de primeros auxilios. Le dieron un certificado, una iden-tificación
y un botiquín de medicamentos básicos. Ahora estudia el cuarto semestre de la
licenciatura en enfermería.
No hay medicina aquí en este campus de la Universidad de Guadalajara. Me voy a reci-bir
de enfermero y después estudiaré medicina.
Salvador está comprometido con su comunidadWirrárica, a la que volverá una vez conclui-dos
los estudios.
Regresaré con mucho gusto a brindarles lo que sé. Además, como se me dificulta un poco
el español, será muy bueno atender a los pacientes en mi propia lengua, el huichol.
51
53. Mi nombre en huichol es Xitacame
Oportunidades: HISTORIAS DE ÉXITO
Salvador tiene cinco hermanos. Uno de ellos es adoptado. José Guadalupe, se llama, y no le
gusta estudiar. Sabe leer y escribir, pero muy poco. Sus otros hermanos sí estudian. María
Esther, de 19 años, acaba de terminar la prepa. José José, de 16 años, está en la prepa y ya
desde ahora muestra sus deseos de entrar a la universidad. Joel estudia tercero de primaria,
al principio se le dificultó mucho la escuela pero ya está mejorando. El más chico de los her-manos
apenas va en segundo de primaria y le gusta mucho la escuela. Todos son oriundos
de Banco del Venado, una comunidad huichola en el municipio de Bolaños. Se visten con su
típico atuendo huichol. Cada uno tiene su nombre cristiano y su nombre en su propia len-gua.
El de Salvador es Xitacame, que significa Espiga.
Mi mamá es analfabeta y mi papá tiene terminada la primaria. Aun así, siempre me han
apoyado en mis estudios. A mi papá le da mucho gusto. Dice que, aunque él no tuvo la
oportunidad de estudiar, está muy contentote de que yo estudie lo que estudie. Que esto
de la medicina le va a traer mucho beneficio a la comunidad. Él sabe que la idea de con-vertirme
en doctor ha estado en mí desde que era un morro.
Salvador vive ahora en Colotlán, lugar en donde abundan los alacranes, a ocho horas en
camión de Banco del Venado.
Cuando salí de mi casa para estudiar fue muy complicado.Todo comenzó desde la prepa,
porque no había prepa en mi pueblo. Pensé: ¿a donde me voy a estudiar, si no tengo dine-ro
ni nada? Pero me hice el propósito de sacar mi prepa. Sólo tenía el apoyo de Oportu-nidades,
si bien no era suficiente. Mi papá y yo tuvimos una conversación y le dije que
quería seguir estudiando. Él es campesino, no tiene un trabajo fijo, sólo lo que gana en
el campo cosechando maíz y, aunque a veces tiene trabajo y a veces no, me dijo que
siguiera estudiando, que él me apoyaba. Fui a la preparatoria del Colegio de Estudios
Científicos y Tecnológicos del Estado de Jalisco CECyTEJ, en Totatiche, y pregunté por las
inscripciones. Me dijeron que ya se habían cerrado. No conforme, me fui a Bolaños, y ahí
sí me pude inscribir. Conseguí un trabajo en el DIF de Bolaños y empecé a ayudarme con
lo poquito que me pagaban, apenas $50.00 por medio tiempo. Con eso me ayudaba
52
54. mientras me llegaban los apoyos de Oportunidades. Así me la pasé un tiempo hasta que
estuve en tercero de prepa, conseguí otro jale y me la fui pasando mejor.
En Colotlán comparte sus gastos de hospedaje con un compañero de su propia comunidad.
Se conocen desde la primaria. Él es muy serio, muy tranquilo, y también estudia enfermería.
La renta que pagan asciende a $1,200.00 mensuales. En la universidad paga una pequeña
cuota de recuperación al semestre.
Como es un campus de la Universidad de Guadalajara,UDG, pues no cobra caro. Actual-mente
no trabajo, pero en las vacaciones me la pasé trabaje y trabaje y con lo que aho-rré
me voy a sostener todo el semestre. Mis papás también me mandan algo, pero como
no tienen un trabajo fijo, a ratos sí me lo mandan y a ratos no.
Cuando su hermano termine la prepa ya le prometió que vivirá con él, para que curse la
carrera que quiera en la UDG.
Lo apoyaré en todo lo que pueda –afirma convencido.
Me enfrenté con la tecnología
La familia de Salvador tiene 8 años en Oportunidades.
Para nosotros la vida cambió con este apoyo. Con la beca pudimos comprar libros y ropa,
principalmente. Y alimentos. Antes no comíamos carne y ahora sí.
Los talleres de autocuidado fueron especialmente importantes para Salvador. Bolaños es
una zona mestiza, y como él provenía de una comunidadWirrárica, al principio no se sintió
muy a gusto. Experimentó un choque cultural que sólo fue desapareciendo con las pláticas
que recibía.
Mi mamá me dice que gracias a Oportunidades podemos estudiar las personas de esca-sos
recursos y de comunidades lejanas. Por eso tenemos que aprovechar esta oportuni-
Quiero ser médico
53
55. dad. Ella está muy orgullosa de mí. Todavía más, porque ella no pudo estudiar. Antes los
papás eran muy duros y no dejaban que sus hijos fueran a la escuela. Bueno, principal-mente
a las niñas.
Oportunidades: HISTORIAS DE ÉXITO
Esta situación ha mejorado pero todavía faltan muchas cosas por hacer. Según Salvador, en
su comunidad las mujeres casi no estudian, sólo el 40 por ciento, y a la universidad nada
más el uno por ciento.
Salvador, en la universidad, no usa su traje huichol sino ropa de mestizo, ya que es más
cómoda por el clima. Hace fresco, se pone un suéter y listo. Eso sí, cuando va a su comuni-dad
porta con orgullo su atuendoWirrárica. Extraña a su familia, pero ahora ya puede comu-nicarse
con ellos a través del teléfono celular e incluso del correo electrónico. Dice:
Cuando me separé de mi familia me enfrenté con la tecnología. Antes no usaba teléfo-no
celular, ni computadora, ni correo electrónico. Entré a la prepa y me compré un celu-lar.
No sabía ni manejarlo, pero empecé a comunicarme con mi familia. Después, los
correos electrónicos. Antes no sabía nada de computadoras o celulares, pero aquí apren-dí
poco a poco. Actualmente, en mi comunidad hay una casa universitaria donde pres-tan
computadoras y así me comunico con mis hermanos. Como ellos también están
estudiando, pues tienen su correo electrónico. Uno de mis hermanos, además, también
tiene su celular, así que cuando queremos nos hablamos. Por supuesto, lo hacemos sobre
todo cuando entra la nostalgia. También hablo con mi mamá cuando no está en el ran-cho.
Ahí no hay señal, queda como a cuatro horas de la comunidad, así que hablamos
cada 8 ó 15 días. Los extraño mucho.
Gracias a Oportunidades sus hermanos estudian, lo que Salvador agradece constantemente.
Oportunidades nos ha permitido superarnos. Es una buena forma de salir adelante.
54
58. La única herencia que te puedo dejar
“Mesol té a llorar”
Por falta de recursos, sólo estudió hasta la secundaria.
Yo hubiera querido seguir estudiando. Presenté el examen para la prepa, y lo pasé, pero
mis padres no tenían dinero. Me quedé sin estudiar.
Miguelina Ramírez Álvarez vive en Zacate Colorado, muy cerca de Poza Rica,Veracruz. Suspi-ra,
no sin un dejo de tristeza, como si se tratara de una queja largamente guardada:
Por aquel entonces, si hubiera existido Oportunidades, seguramente hubiera continua-do
con mis estudios.
El caso de su hijo es diferente. Es uno de los beneficiarios del Programa. Recibió su beca a
partir del cuarto año de primaria y la mantuvo hasta finalizar la preparatoria.
Cuando mi hijo recibió sus papeles de prepa –recuerda Miguelina–, sentí que se me salía
el alma, el corazón. Es un muchacho muy dedicado, muy estudioso. Me solté a llorar de
puro orgullo.
En esos momentos pensaba:“Gracias, Dios mío, aunque yo no pude, él sí”. Ahora es su propio
hijo quien la alienta. “Me dice: mamá, eres muy inteligente, deberías ponerte a estudiar algo,
qué tal computación”. Miguelina le agradece sus palabras, pero responde: “No, mejor yo te
voy a ayudar en todo lo que pueda para que sigas estudiando”.
Víctor Alfonso Hernández Ramírez es el nombre de su hijo. Ahora cursa el primer año
de la universidad. Ingeniería Industrial. Ya solicitó una beca del Pronabes y le dijeron que
tiene muchas posibilidades de conseguirla, al haber sido becario de Oportunidades.
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59. Gracias a Dios lleva muy buenas calificaciones. Estudia en el Tecnológico que queda en
Poza Rica. Sale de la casa a las cinco de la mañana para llegar a la escuela a las siete.
Tiene que pagar dos pasajes de ida y dos de venida. Pero cualquier sacrificio vale la pena
para que no deje de estudiar. Su papá también está de acuerdo. Le dice: “mientras Dios
me dé fuerza y salud, pues tú sigue estudiando para que logres algo en la vida. Es la
única herencia que te puedo dejar”.
Antes no nos daban consulta. Ahora es distinto
Oportunidades: HISTORIAS DE ÉXITO
Miguelina es Vocal de Salud. Ella ha atestiguado cómo ha crecido el servicio médico que
otorga la clínica local.
La trabajadora social es la que nos coordina en cuanto a fechas de vacunas y consultas
médicas. Hace que todos estemos puntuales, así sean diabéticos, hipertensos o con dia-rreas.
También está al tanto de las temperaturas y todo eso. Ahorita está un médico,
quien se responsabiliza de las consultas médicas de las titulares. A veces da de 30 a 45
consultas diarias, ya sea en la mañana o en la tarde. Es un médico pasante. Es el que está
sacando a flote muchas consultas. Hace poco, aquí en Zacate Colorado, nos vino una epi-demia.
Algunos tenían mucha temperatura. Y él los atendía.
Para ella, la comunidad de Zacate Colorado ha dado un cambio en su forma de vida.
Antes de Oportunidades muchas personas se morían, al no acudir al Centro de Salud.
Antiguamente, si iban a consulta, no los atendían o les decían: “usted no tiene nada”, y
los regresaban. Ahora es distinto. Ahora, persona que llega, persona que es enviada a
consulta. Tanto la enfermera como el médico y la trabajadora social los atienden y les
dan una orientación muy buena. Hemos mejorado mucho aquí con Oportunidades.
Antes no se veía que trajeran a los niños y ahora los traen desde recién nacidos. Los vacu-nan
contra la rubéola, el sarampión, el tétanos y todo eso. Yo veo cómo han mejorado
las cosas.
Como Vocal de Salud asiste a todas las pláticas.
58
60. La única herencia que te puedo dejar
Ahí les pregunto: “A ver, alcen la mano los que falten de vacunas”. Gracias a Dios ahora
tenemos más vacunas. La trabajadora social se encarga de esto. A los jóvenes que están
en el Telebachillerato les dan su plática acerca de cómo deben cuidarse ante enfermeda-des
contagiosas como el SIDA. Aquí se les previene de todo eso y se les da su autocuida-do.
Todo, en un muy buen ambiente. Siempre se les dice y se les explica todo.
Para ella, una de las claves del éxito que ha tenido el servicio médico radica en lo excelente-mente
organizados que están el doctor, la enfermera y la trabajadora social.
El trato que nos dan, así como la atención, es muy buena. Se acercan mucho a la traba-jadora
social. Ella lleva la organización de grupos de diabéticos, de hipertensos y de
embarazadas. Todo aquel que se le acerca recibe muy buen atención. Tiene como cinco
años que llegó a esta clínica. Nosotros, desde que iniciamos con el Programa Oportuni-dades,
ha sido siempre alguien que nos apoya, incluso psicológicamente. Las titulares de
Programa han sido muy beneficiadas.
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61.
62. Un Ángel en mi vida
Quisiera estudiar Ingeniería Forestal
Hortensia León es madre soltera, tiene treinta y tres años y se dedica a arreglar ropa para
sus vecinas. Cuenta con una máquina de coser. Vive en Tlaxiaco, Oaxaca. Habita una casa
prestada por su hermano. Al interior hay un patio con un pequeño jardín de rosales y, alre-dedor
de él, tres cuartos. Uno lo ocupa la cocina, otro su madre y otro Hortensia con su hijo.
Ángel, se llama. Ángel García León. Tiene ocho años y acaba de entrar a tercero de primaria.
Ya va a empezar a recibir su beca Oportunidades. Qué bueno, porque nos va a ser de gran
ayuda.
A Ángel no le gusta mucho la escuela pero Hortensia lo insta a echarle ganas al estudio.
Lo motiva a leer y a escribir.
Quiero que termine, que haga una carrera.
Tiene el ejemplo de sus hermanas, que se recibieron como licenciadas en Administración.
En cambio, sus hermanos sólo terminaron la secundaria. Ella misma tuvo a Ángel y dejó de
estudiar. Pero las cosas han cambiado. Quiere superarse, progresar. Se esforzó por estudiar
el bachillerato pues, como ella misma lo supo en carne propia, “es muy difícil conseguir tra-bajo
sólo con la secundaria terminada”.
Me animé a estudiar. Hice el bachillerato en el sistema abierto. Fueron tres años muy
duros pero lo logré. Fueron años de desvelos, de estudiar todos los días, hasta sábados y
domingos. Ya llevaba como diez años de no ir a la escuela y al principio no agarraba el
ritmo, me pesó. Además fue doblemente duro porque no podía descuidar a mi hijo. Fui
madre y estudiante a la vez.
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63. Oportunidades: HISTORIAS DE ÉXITO
A Hortensia le gustaría estudiar Ingeniería Forestal.
Pero eso será luego. Primero tengo que sacar adelante a mi hijo con sus estudios. Que él
sí tenga una carrera, que se titule. Eso es lo que quiero.
Apoyos para comprar lo básico
Hortensia está muy contenta. Su hijo está bien de salud. Lo lleva a todas sus consultas médi-cas.
Ya no se enferma como antes. Está más consciente de los cuidados que debe brindarle
y se siente acompañada y protegida por los doctores y enfermeras que los atienden.
Antes me angustiaba mucho al verlo enfermo, porque no sabía qué hacer. Tampoco
tenía dinero para un doctor.
Ahora ella misma y su propia madre también son atendidas por Oportunidades. Están
muy al pendiente de su salud. Ahora ya saben lo que es y para qué sirve un papanicolau,
una mamografía. Y pueden ir al doctor sin preocuparse de tener el dinero suficiente para
la consulta.
Gracias también a Oportunidades y a sus propios deseos de superación, Hortensia se
inscribió en un curso de costura.
Me metí a un programa de capacitación para adultos e hice un curso de dos años. Ahora,
gracias a Dios, tengo mucho trabajo. Vivo un poco más tranquila y puedo estar más al
pendiente de mi hijo, ya que no tengo que salir a trabajar sino que trabajo aquí en mi
casa. Mis vecinos me vienen a dejar sus prendas o me recomiendan a sus conocidos.
El apoyo que le da Oportunidades lo destina a la despensa. Ahora, con el fruto de su traba-jo,
puede ir ahorrando y de poquito en poquito le hace mejoras a su casa o se compra algún
electrodoméstico.
Yo creo que Oportunidades es un muy buen Programa. A mí me dio la posibilidad de
estudiar y de atender mejor a mi hijo, así como también la posibilidad de tener una vida
mejor, con menos preocupaciones. Ahora que mi hijo empiece a recibir su beca, será un
62
64. gran apoyo para mí. Soy madre soltera y lo de la costura es muy noble pero a veces el
trabajo escasea.
Hortensia recibe capacitación cada dos meses. Asiste a la charla de la vocal junto con otras
setenta y siete beneficiarias de Oportunidades.
Agradezco mucho los apoyos que recibo. Los alimentos de la canasta básica han subido
demasiado. El kilo de frijol está carísimo, lo mismo que el arroz, el aceite, todo. Oportu-nidades
nos permite vivir mejor. Tener para comprar lo básico.
Un Ángel en mi vida
63
68. El Jefe: un estudiante de oro
Nunca tuve vacaciones
Hace calor. El sudor recorre el rostro de Moisés Vite de la Cruz. Tiene veintidós años y cursa
el quinto semestre de la carrera de Ingeniería Agrónoma en el Instituto Tecnológico de
Huejutla. Usa anteojos. Su mirada es inteligente. Su talante es el de un muchacho estudio-so,
decidido a convertirse en un exitoso profesionista.
Su vida ha sido dura. Desde muy pequeño conoció lo arduo de las faenas del campo.
Estudiaba y trabajaba. Concluía su día de clases y marchaba a ayudar a su papá. Sembraba
maíz y frijol. Escardaba. Estaba al pendiente de la cosecha.
No sé lo que sean las vacaciones, porque nunca las tuve.
Un día su padre sufrió un severo accidente de trabajo y luego de ello cayó en el alcoholis-mo.
Fue un fuerte golpe para toda la familia, que veía cómo don Modesto se dejaba llevar
por la bebida.
Por fortuna ya está en recuperación. Asiste a sus sesiones de Alcohólicos Anónimos y se
ha alejado del trago.
Su padre tiene 56 años y su mamá, doña Cándida de la Cruz, 46. Además de Moisés, la fami-lia
Vite de la Cruz se integra por tres hermanos más: Coquitl, Elizabeth y Luis Ángel, de 26,
18 y 12 años de edad, respectivamente.
El Jefe
A Moisés lo apodan “El Jefe”, en virtud de su natural don de liderazgo. Es miembro de la
Sociedad de Alumnos y un estudiante de lo más brillante y destacado.
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69. Siempre me interesé en el estudio. En la secundaria había un maestro que nos decía:
“estudien, estudien. Salgan de su comunidad y conviértanse en unos muchachos
emprendedores. Recuerden que el buen gallo en cualquier gallinero canta”.
Oportunidades: HISTORIAS DE ÉXITO
Este maestro fue quien motivó a Moisés a seguir adelante y la familia entró en contacto con
Oportunidades. Moisés le hizo caso y obtuvo una beca a partir del segundo año de secun-daria.
Estudió la preparatoria en San Sebastián,Veracruz, y en el CEBETA 5, en Hidalgo. Cada
vez que terminaba el año escolar, llegaba con sus padres y les mostraba con orgullo la bole-ta
de calificaciones.
De no ser por Oportunidades no hubiera podido seguir estudiando. Ahora cuento con el
apoyo de una beca del Pronabes, pero reconozco que de no ser por Oportunidades mi
vida tendría otra historia. Mis padres se la pasaron dura para mandarnos a la escuela.
Pero con su propio esfuerzo y la ayuda del Programa, la libramos. Nos ha ayudado para
salir adelante.
“El Jefe” viste una camisa de manta y pantalón de mezclilla. Su cabello es corto y su tez
morena. Tiene los ojos rasgados.
A veces creen que soy de ascendencia oriental.No soy ni chino, ni japonés, ni coreano. Soy
más mexicano que nada, pero no sé qué pasó con mis ojos –y se sonríe.
Escuela de madera, estudiantes de oro
Huejutla de los Reyes se encuentra en el norte del estado de Hidalgo, a escasas dos horas de
la frontera con Tamaulipas. En el verano la temperatura llega a subir cerca de los cuarenta
grados. Moisés no es oriundo de este lugar pero se mudó para poder estudiar la carrera en
el Tecnológico.Vive solo en un cuarto que renta. Cada dos meses viaja a ver a su familia y su
mamá lo visita de vez en cuando. Le gusta ver a su familia:
Son lindos. Mi papá nunca nos abandonó, a pesar de sus problemas con el alcohol. Se iba
con sus amigos y, aunque llegara por completo borracho de regreso a casa, nunca
68
70. El Jefe: un estudiante de oro
nos pegó. Mi mamá, por otro lado, nos enseñó a respetar a nuestros semejantes y a
echarle ganas a todo lo que hacíamos.
Moisés habla con aplomo y mucha confianza en sí mismo. Se ha convertido en un ejem-plo
de superación para su familia. Sus padres están orgullosos de él, lo mismo que sus
hermanos.
Luis Ángel, mi hermano menor, dice que quiere seguir mis pasos. Que también va a estu-diar
una carrera. Apenas va en primero de secundaria. Es afortunado, porque cuenta con
el apoyo de Oportunidades. Qué bueno por él y para mis papás. Cuando yo tenía su edad
no teníamos dinero para unos tenis o una mochila. Mi hermano ya no pasó por eso. Su
nivel de vida es muy diferente al mío. Me alegro, porque así podrá aspirar a un futuro
mejor. Yo le digo: “estudia, no dejes de estudiar. Tal vez nuestra escuela sea de madera
pero nosotros somos estudiantes de oro”.
Al “Jefe” le gustaría poder recibirse de ingeniero y ayudar a su comunidad.
De niño teníamos que cuidar nuestra libretita y nuestro lápiz. Ahora ya se cuenta con
apoyos para mochilas, para ropa, para útiles escolares. Yo también quiero poner mi gra-nito
de arena para mejorar las condiciones de nuestro pueblo.
Sus raíces indígenas no abandonan a Moisés. A los niños y jóvenes de su comunidad les
habla en náhuatl y les dice: “No se queden estancados. Estudien. Aprovechen los apoyos, las
becas. Los pueblos indígenas sí podemos salir adelante. Superémonos”.
Escribe algo en náhuatl. Nos lo enseña y lo lee en voz alta:
TITLAXKAMATILIA OPORTUNIDADES PANPA IKA NI KUALA TI IXTOKE
Traduce:
LE AGRADECEMOS A OPORTUNIDADES PORQUE VIVIMOS MEJOR.
69
71.
72. Decidimos no cruzarnos de brazos
Montamos una obra de teatro
Capula, en el Municipio de Morelia, en el Estado de Michoacán, es una comunidad muy
renombrada de alfareros. Su habilidad en el manejo de la cerámica les ha dado fama nacio-nal
e internacional. Producen piezas de ornato de gran calidad, como las Catrinas de Barro.
Ahí vive Adela Alejandre Flores, una mujer muy consciente de la necesidad de progre-sar
como seres humanos y como ciudadanos.
Antes de Oportunidades había un grave problema de alcoholismo. Los hombres bebían
mucho y golpeaban a las mujeres. Antes de Oportunidades los niños no iban a la escue-la,
o nada más aprendían a leer y escribir y los sacaban. Esto ha cambiado. Gracias a las
pláticas que nos dan hemos decidido no cruzarnos de brazos sino actuar para resolver
aquello que nos preocupa. Hablamos con las autoridades para que no vendieran vino a
altas horas de la noche, o que si mandaban a niños, tampoco se lo vendieran. Por ahí
empezamos. Ahora tenemos maestras de kinder, de guardería, y los niños y jóvenes ter-minan
la escuela. Tenemos el caso de dos jóvenes que ya son contadores y uno abogado.
La violencia familiar también se acabó.“Quizá todavía hay por ahí un hombre golpeador que
se nos escapa, pero las mujeres han aprendido a no dejarse, a defenderse”. Para evidenciar y,
al mismo tiempo, poner un freno a este problema, Adela y sus amigas beneficiarias de
Oportunidades montaron incluso una obra de teatro:
Lo hicimos porque no había forma de que las mujeres dejaran de aguantar al marido
con sus maltratos. Los consideraban como dioses. Entonces montamos un escenario. Lo
montamos con lo que teníamos, con sábanas y colchas. A una señora le pusimos unos
bigotes, un sombrero, una pistola y una botella. A otra una bata, una almohada, y le pin-tamos
ojeras. Así pusimos al borracho y a la señora embarazada, junto con algunos
71
73. niños que nos prestaron. En la obra, la señora de los bigotes llegaba borracha y golpea-ba
a su esposa porque quería el dinero de Oportunidades. La otra no se dejaba. Así empe-zamos
a mostrar ese problema. Ahora ya se defienden. Ahora todas las mujeres salen a
trabajar, ya no se quedan así nada más, pues antes tampoco las dejaban salir. Todo
empezó porque tenían que ir por sus apoyos y sus maridos, por el interés del dinero, pues
las dejaban. ¡Vieran ahora que diferente es nuestra comunidad! De maridos borrachos y
golpeadores, ahora tenemos esposos cooperadores y trabajadores. Todo eso se lo debe-mos
al Programa Oportunidades.
Oportunidades: HISTORIAS DE ÉXITO
Su propio esposo, Juan Filogonio Mata Arroyo, cambió de parecer con el paso del tiempo.
Al principio no creía en Oportunidades. Pensaba que era como el Apocalipsis, que les darí-an
dinero y luego se los cobrarían muy caro. Que se llevarían a sus hijos. Que era cosa del
diablo.
Tuve que llevarlo a fuerzas a sus consultas.
Poco a poco fue cediendo. Pero, mientras tanto, se tuvo que enfrentar a sus recelos y a los de
los demás hombres del pueblo.
Me empezaron a decir “la revolucionaria”. Y es que también hemos tenido que enfren-tarnos
a los caciques. Aquí hay gente que tiene mucho dinero y que nos ven como indios.
Se preguntaban: ¿y ella quién es para abrirles los ojos, para limpiar el pueblo, para venir
a vacunar? Yo les contestaba: somos unas señoras preparadas, capacitadas y queremos
que nuestra comunidad salga adelante. Luchamos contra todo. Por eso mi esposo me
decía: te vas a meter en problemas. ¡Yo con qué te voy a defender si ni carabina tengo!
Yo le decía: no te preocupes. Nosotras le decíamos a los caciques: no se atrevan a decir-nos
o hacernos algo, porque se meten con el Gobierno Federal. Ése ha sido nuestro escu-do.
No ha sido fácil porque también hemos tenido que luchar con los políticos de Capula.
Mi esposo no me dejará mentir: antes de que yo fuera vocal, aquí en Capula hacían un
verdadero acarreadero de gente. Decían que los apoyaran o les iban a quitar la beca de
Oportunidades. Se juntaban en la plaza de seis a ocho carros llenos de gente. Yo les decía
que no hicieran caso. Por eso me tuve que enfrentar a muchos políticos.Venían a mi casa
y me decían yo soy fulano de tal y vengo del PRI, yo soy fulano de tal y vengo del PANo
72
74. Decidimos no cruzarnos de brazos
vengo del PRD o vengo de Convergencia. Eran señores que trataban de convencerme de
entregarles al grupo de titulares. Yo nunca lo hice. Le insistía a las señoras: no vayan, no
vayan. Algunas me decían: vamos a ir con la Antorcha porque la Antorcha nos va a pavi-mentar.
Yo les insistía: si van, que sea por voluntad propia, no por miedo u obligación. Yo
tenía miedo de que les fuera a ocurrir algo a los acarreados. ¿Y si un día se voltea un
carro lleno de señoras? ¿Creen que los políticos van a dar la cara?
Adela se tuvo que enfrentar también a la reticencia de los pobladores de Capula, que tení-an
miedo de vacunar a sus hijos.
Entre las promotoras voluntarias, la doctora y el doctor armamos una despensa para las
señoras. Le poníamos cuatro huevos, dos manzanas y una sopa, ya que no nos alcanza-ba
para más. Empezamos la campaña y les decíamos: si dejas vacunar a tu niña, te
damos esta despensa. Al principio, las señoras sí querían pero los señores no. Nos pregun-taban:
pero cuando esté grande va a poder tener hijos, ¿verdad? Y es que los caciques les
decían: si dejas vacunar a tus hijos o se toman esa pastillita, ya nunca vas a tener fami-lia.
Yo les respondía: verás que cuando esté grande vas a tener un montón de nietos.Vas
a ver que este niño va a ser como un conejo. Les comentaba que les iba a dar un poco de
calentura, pero nada más. Y se iban con su despensa y sus hijos vacunados.
El anexo de la clínica
Adela es vocal de Oportunidades. Apenas la nombraron y se impuso una meta: hacer un
anexo a la clínica.
Nos costó mucho trabajo y hasta lágrimas, porque nadie nos quería ayudar.
Este anexo es un salón de ocho por trece metros y sirve para dar pláticas sobre drogadicción,
sexualidad, autoestima y planificación familiar.
Al principio no nos creían, nos tachaban de locas, que cómo le íbamos hacer. Empezamos
con rifas, de regalitos, de despensas. Tuve que ir hasta un jaripeo a pedir dinero. Mi espo-so
me decía: “estás loca, cómo vas a ir allá”. Pero yo, terca. A través del sonido les decía:
73
75. “por favor, cooperen para el anexo de la clínica”. Juntábamos y juntábamos. El primer
dinero que juntamos con puro trabajo fueron veinte mil pesos. Con eso empezamos los
cimientos. Después les dijimos a todas las señoras: “ahora ya no queremos dinero sino
que cada una traiga cinco tabiques”. Había muchos señores que son albañiles y nos decí-an:
“yo te voy a ir a pegar dos metros de tabique”. Y otros:“yo, un metro de cimiento”. Así,
hasta que se hizo. A la hora de colarlo y ponerle la losa fuimos a pedir cemento fiado a
un ranchito que se llama El Correo. Me acuerdo que eran como las once de la noche y se
nos ponchó el carro. Para regresarnos, ¿cómo le íbamos a hacer? Nuestros esposos no
sabían que andábamos en El Correo. Pensaban que andábamos aquí en la clínica. Al otro
día convocamos a todos los señores y les dijimos:“por favor, ayúdennos a poner la losa”.
Después a conseguir la madera para la cimbra. El chiste es que lo hicimos y empezamos
otra vez, ahora para comprar el vitropiso. La faena era que cada esposo fuera a hacer
mezcla y a pegar un poco. Lo terminamos y ahorita está muy bonito. Es de lo mejor. Sirve
para las pláticas. Ahí guardan la leche, los complementos de Oportunidades. Aparte sirve
para operaciones, para juntas de médicos. Ellos tienen su IMSS en Morelia pero les gusta
venir aquí.
Ya no somos tan tontas
Oportunidades: HISTORIAS DE ÉXITO
Adela estudió hasta sexto año de primaria. Mataron a su papá y la sacaron de la escuela.
Cuando íbamos a recoger nuestros apoyos, había que firmar y nos decían: pónganse a
practicar en una libretita o en un papel, para que no se tarden tanto y se desocupen más
rápido. Entonces pregunté y un maestro nos orientó para buscar al INEA. Eran como cien
que aprendieron a leer y escribir. Muchas terminaron la primaria. A mí me gustó, le seguí
y terminé la secundaria.Yo las animaba: tienen que aprender. ¿A poco no les da vergüen-za
poner siempre su cruz y su huella? Ahora sólo las muy viejitas no saben escribir. De ahí
en fuera, a todas las alfabetizamos. No sé ni cómo le hicimos. En las tardes les poníamos
cartulinas y nos daban material para ir conociendo las letras con animales y aprendie-ron
a leer y escribir. Ahorita las señoras titulares ya no son tontas, ya no tienen tanto
miedo, ya no son tan cohibidas.
A través de Oportunidades, hay menos deserción escolar.
74
76. Decidimos no cruzarnos de brazos
Antes, en Capula, los únicos que tenían su certificado de primaria eran los hijos de los
caciques, de la gente más rica. Todos los demás, no iban a la escuela o se quedaban en
segundo, en tercero de primaria. No iban no porque no quisieran sino porque tenían que
trabajar para ayudar a su familia. Ahora ya hay más niños que terminan con su escuela.
Adela está contenta porque ahora hasta sus propias hijas han podido continuar con sus
estudios. La más pequeña está en la secundaria y la grande estudia para cultora de belleza.
Les digo que se preparen. Que estudien computación. Gracias a que terminé la secunda-ria
me dieron un trabajo en una casa de cambio.
Adela no se preocupa tan sólo de la salud y educación de sus titulares sino también de su
preparación física. Leyeron en unos folletos de Oportunidades que el ejercicio era bueno y
se pusieron a hacerlo. Practican aerobics.
Hace poquito pusieron unas cartulinas para invitar al pueblo de Capula a una demos-tración
aeróbica, de karate y tae kwon do, y no pasó nada. Nadie llegó. Vino a verme el
señor que organizaba estos deportes y me dijo: “estoy a punto de perder mi trabajo por-que
ninguna comunidad quiere hacer ejercicio”. Había ido con el jefe de tenencia de otro
pueblo y le había dicho: “a mí no me importa nada de eso. Lo que me interesa son mis
vacas, no si las señoras están gordas o flacas o les falla o no la presión. A mí, sólo mis
vacas”. Yo le dije que le iba a reunir a las señoras de Oportunidades. Nos quedamos de
ver un miércoles y el joven se llevó toda una sorpresa. El salón estaba lleno. Hasta llegó
una viejita de 80 años. El muchacho casi lloraba. Nos decía: ya fui a Tiripetío, a todas par-tes,
y en ningún lado me hacían caso. Nos puso una maestra gratis.
Además, las señoras de Capula se ejercitan mediante el baile. Esto último fue idea de la pro-pia
Adela.
A los 14 años quedé huérfana. Estaba embarazada. Debí buscar un trabajo y me mudé al
D.F. Ahí conocí a una señora argentina y a su hija, quienes me enseñaron a bailar músi-ca
de los ochentas. Tiempo después, como vocal de Oportunidades, se me ocurrió la posi-bilidad
de ponernos a bailar. Comenzamos a poner música y a bailar. Nos compramos
75
77. discos de zumba, y conseguimos una tele y un dvd. Tenemos horarios y clases en varios
barrios. Algunas llegan y nos dicen: yo no tengo Oportunidades pero me gustaría hacer
ejercicio con ustedes. Nosotros les decimos que sí. No tienen que pagar nada. Sólo les
pedimos que se comprometan a hacerse el papanicolau y que lleven a sus maridos a
medirse el azúcar y la presión.
Somos las hormiguitas
Oportunidades: HISTORIAS DE ÉXITO
La filosofía de Adela es no quedarse calladas.
Hay que decir cuál es la problemática, y en Capula es el agua. No hay agua potable.
Siempre tenemos que andar comprándola o pidiendo que nos cloren el agua del pozo.
También, a través de Oportunidades, las titulares han llevado a cabo labores de reforesta-ción.
Acaban de plantar 22 mil árboles.
Aquí las hormiguitas que se mueven son las señoras titulares. Nos pusimos las botas de
nuestros esposos, tomamos el azadón y nos fuimos al cerro del Águila, que se nos ha
quemado mucho y ya estaba muy pelón.
No sólo reforestan sino también hacen obras de interés social.
Barremos, vacunamos. Incluso, cuando se muere alguien, ahí andamos. La mayor parte
de las veces la familia del difunto no tiene dinero y nosotras nos cooperamos, aunque
sea para unas flores. O ayudamos con tantito maíz o con lo que podamos. Si un niño
está en el hospital infantil, vamos a ver en qué podemos ayudar. A veces, antes de bus-car
a la familia, vamos primero con la trabajadora social y le pedimos que nos ayude,
que sus papás no tienen para pagar los gastos. Le decimos que somos vocales de Opor-tunidades
y nos hacen descuentitos, a veces descuentotes y a veces no cobran nada.Todo
eso nos ha ayudado para mejorar nuestro nivel de vida. El Programa nos ha servido de
mucho y la gente es muy agradecida. Nosotros ayudamos sin pedir nada a cambio. Sólo
nos queda la satisfacción de ayudar a alguien más.
76
78.
79.
80. Jitomates y Esperanza
Jitomates y mojarras
La vida no es fácil en Ayahualulco,Veracruz. La riqueza de la vegetación circundante contras-ta
con la pobreza de sus habitantes. Es una comunidad pequeña, y lo es aún más porque
muchos de los hombres han decidido buscar fortuna en Estados Unidos.Hay escasez de tra-bajo,
lo que ha empeorado las condiciones de vida del pueblo.
Hace dos años algunos de sus pobladores se reunieron para buscar opciones que les
permitieran enfrentar estas adversidades y obtener recursos económicos. Decidieron
impulsar dos proyectos: uno de cultivo de jitomate y otro de producción de mojarra tilapia.
Contaron con el apoyo y la asesoría de la Secretaría de Desarrollo Social y Medio Ambiente
de Veracruz y de la Comisión Nacional Forestal, que les brindaron los recursos necesarios
para la construcción de un invernadero y un estanque.
En la actualidad, producen ocho toneladas anuales de jitomate y veinte kilos de tilapia
al mes, lo que representa una buena fuente de ingresos para las familias de Ayahualulco.
En total, son treinta y seis personas las que participan en estas actividades,
entre las que se encuentran varias mujeres que son beneficiarias del programa Oportuni-dades.
Una de ellas es Esperanza Mayo Gálvez, quien comenta:
El cultivo del jitomate no es fácil, y menos por estos rumbos, por el clima. Necesita de
muchos cuidados. Si no, se echa a perder.
Antes vendía leña
Esperanza tiene 48 años. Es madre soltera. Tiene cuatro hijos: Genaro, Pedro, Juana y
Antolín, de 25, 18, 17 y 16 años, respectivamente. De todos, sólo el menor, Antolín, vive con
ella. Los demás se han ido para hacer su vida en otra parte. Esperanza los extraña. Genaro,
el mayor, por ejemplo, vive en Baja California.
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81. Me gustaría tenerlos cerca –dice y su mirada se torna melancólica.
Oportunidades: HISTORIAS DE ÉXITO
Es una mujer luchona y trabajadora.También,muy callada y pensativa.Tiene el cabello reco-gido
en una trenza. Su piel morena muestra los estragos de permanecer mucho tiempo
expuesta a los rayos del sol. Ahora descansa sentada en una silla, pero toda la mañana se la
ha pasado en el invernadero, donde cuida con verdadero esmero y devoción sus jitomates.
Vive en una casita muy humilde, de madera y techos de lámina. Cuenta con electrici-dad
pero no con agua potable.
Antes vendía leña, que juntaba por aquí y por allá; lavaba ajeno o tenía que ir a
Zongolica a realizar trabajos domésticos…
Sus gastos diarios llegan a los cincuenta pesos.
No me alcanzaba.Tenía que pedir prestado. Ahora ya cambió la cosa. Oportunidades me
da tranquilidad. Seguimos luchando, pero ya no es como antes.
Platica, y al hacerlo, Esperanza entrelaza los dedos de sus manos. Su mirada es firme y serena.
No le saco al trabajo –dice.
La esperanza de Esperanza
El predio donde producen el jitomate y la mojarra lo rentan por seis mil pesos al año. A
Esperanza le gustaría poder doblar la producción de jitomate. Producirlo en dos ciclos, en
lugar de uno, como ahora.
El clima no lo permite, pero tengo la esperanza de que lo lograremos.
Los pobladores de Ayahualulco hablan náhuatl y Esperanza no es la excepción.
Mi mamá me lo enseñó. También le aprendí a bordar y a tejer. Tejíamos servilletas.
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82. Esperanza no fue a la escuela. Lo lamenta, pero no se da por vencida.
Siempre he salido sola –dice.
Le echa ganas a su trabajo y a la educación de Antolín, quien cursa la primaria.
Un día una gente de Oportunidades vino a mi casa para hacerme una encuesta y desde
entonces supe que era algo bueno. Ya tengo dos años en el Programa.
Su vida es difícil pero sabe que saldrá adelante.
Que no me falte el trabajo. Que nos vaya bien con lo del jitomate. Eso es lo que pido.
Mientras así sea, estaré muy contenta.
Esperanza se despidió. Tomó unas bolsas de jitomate para vender y enfiló con rumbo hacia
la carretera.
Jitomates y Esperanza
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86. Aroma dem anzana
Vendía pan, tacos y enchiladas
Hace frío. Un frío recio, que cala hondo. En Las Manzanas el clima es así, extremoso, incle-mente.
Ahí vive Josefina y su familia. Ahí pudo hacer realidad su sueño: tener su propio
negocio.
Todo comenzó hace algunos años. Josefina misma rememora aquellos tiempos, en definiti-va
duros y aciagos:
Yo hacía pan para mantener a mis hijos. Mi primer marido se fue. Tenía actitudes
machistas y realmente nunca recibí su apoyo de pareja. También vendía tacos y enchila-das
en las ferias y bailes. Lo que se me ocurriera, con tal de ganar algún dinero. Intenté
de todo pero las cosas como que no salían. No tenía casa. Nos prestaban un lugarcito
para irla pasando y ahí vivíamos mis hijos y mi segundo esposo, porque me volví a casar
y tuve otro hijo con él. Nos vinimos aquí a Las Manzanas y empezamos con un cuartito.
Entré a Oportunidades y las cosas mejoraron. Ahora ya tengo un trabajo estable y nues-tra
casita la hemos venido haciendo cada vez más grande, de poquito en poquito.
El negocio de Josefina es noble y, al mismo tiempo, rentable. Le da para alimentar a su fami-lia.
Consiste en la elaboración de productos de origen natural para combatir diversos pade-cimientos
y enfermedades.
La idea surgió en Zimapán, donde estudiaba Arturo, mi hijo mayor. El DIF hizo un curso
para aprender a elaborar shampoo, pomadas y cremas. Se juntó un grupo de 25 mujeres
y me inscribí. Era una oportunidad que no podía dejar pasar.
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87. Oportunidades: HISTORIAS DE ÉXITO
Josefina se apostaba a la salida de la escuela de su hijo y se ponía a vender gorditas y pan.
De esta forma llevaba el sustento a su casa y lo que le sobraba lo utilizaba para adquirir los
materiales que le pedían para el curso. Empezó a adquirir los conocimientos necesarios para
elaborar pomadas, jarabes y jabones.
Pasé todo un año aprendiendo. Un día, los del IMSS se enteraron de lo que hacía y me
invitaron a promocionar mis productos en Morelos y Puebla.
Productos “Aroma Nature”
Las Manzanas pertenece al municipio de Zimapán, en el estado de Hidalgo. Es una pobla-ción
rural dedicada en su mayoría a la agricultura. Josefina es una emprendedora mujer de
42 años que ha encontrado en su esposo Mario y en sus hijos Arturo, Irving Alex y José
Mario, el apoyo necesario para salir adelante con su negocio.
Sus productos los elabora en un cuarto alejado de la casa, rodeado de magueyes y manza-nos,
al que se llega por medio de una vereda.
Aquí está mi microempresa –dice con orgullo. Lo hace mientras menea con una pala de
madera el contenido de un gran perol. Es shampoo. Lo mantiene a fuego lento. Huele
a jitomate. A sábila. A aromas mezclados de plantas medicinales.
En total, Josefina elabora en la actualidad 31 diferentes productos. Entre éstos podemos
mencionar: las cremas para nutrir la piel y las de sábila para los barros; la pomada de toron-ja
para las estrías y la de papaya para los moretones, así como el shampoo de jitomate, que
es bueno para la caída del cabello y el estrés. Algunos de sus productos los elabora con baba
de caracol y otros más con tepezcohuite. El nombre de su marca es “Aroma de Manzana”,
pero bien pronto lo cambiará a uno más comercial:“Aroma Nature”,mismo que está a punto
de registrar ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial. Sus productos cuentan
con garantía de calidad, además de ser cien por ciento naturales. Al mes vende un prome-dio
de 200 litros de shampoo y cien piezas de jabón o pomadas, aproximadamente.
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88. Me gustaría ayudar a las mujeres de mi pueblo
Josefina camina con dificultad debido a un espolón en el pie izquierdo. Cada semana acude
al doctor para tratarlo. Es beneficiaria de Oportunidades desde hace ocho años. Su hijo
menor, José Mario, de diez, es becario del Programa.
Gracias a Oportunidades nuestra calidad de vida ha mejorado. Nos ha ayudado a cubrir
nuestras necesidades básicas.
Josefina se siente orgullosa de sus progresos. Estudió únicamente hasta la secundaria y aún
así, gracias a sus deseos de salir adelante, ha logrado darle impulso a una familia bonita y
muy unida y a un negocio que empieza a ser próspero.
No ha sido fácil. La elaboración de mis productos es algo pesado, laborioso. No sólo me
dedico a producirlo sino también a venderlo. Voy a ofrecerlo adonde se reúne la gente.
Busco otras formas de comercialización, para que Aroma Nature sea conocido y compra-do
por muchas personas. Pero así es esto: quien no trabaja no come. La vida es dura aquí.
Me gustaría crecer más y más, que mi negocio tenga mucho éxito, no sólo para benefi-cio
personal sino para ayudar a las mujeres de mi pueblo. Muchos de sus maridos se han
ido a Estados Unidos en busca de trabajo. Les mandan muy poquito dinero y no les
alcanza.Me gustaría poder estar en condiciones de dar empleo a estas mujeres, para que
puedan ayudar a sus familias.
La filosofía de Josefina es simple pero práctica:
Hay que echarle ganas. Todo se puede en la vida. Sí se puede lograr lo que uno se
propone.
Aroma dem anzana
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92. Una mujer firme y decidida
Optimista, a pesar de las adversidades
La colonia Gómez Morín, en Hidalgo del Parral, Chihuahua, tiene calles amplias donde se
aprecia cómo se han ido levantando pequeñas y humildes casas conforme a las posibilida-des
de cada uno de sus habitantes. Ahí vive Bernarda Cuevas y su familia. Empezaron con
sólo un cuartito en el que sus seis integrantes debían vivir hacinados, antes de poder
emprender alguna mejora. Ahora cuentan con una vivienda más digna y más grande. La
casa tiene un cuarto que da a la calle y que hace las veces de cocina, comedor y tienda; atrás,
otro cuarto con tres camas matrimoniales y un cuartito para su hijo, José Cruz. También, al
final del terreno, existe un pequeño baño.
La losa ha salido cara –afirma Bernarda–, pero ya estamos terminando otra recámara.
Los hijos están grandes y necesitan su propio espacio. Yo siempre he querido mejorar en
todo y le echamos muchas ganas. Tengo el deseo de tener un negocio chiquito, algo así
como una paletería.
Bernarda es joven y muestra una sonrisa constante. Es una mujer firme y decidida. Tiene
una voz fuerte y clara. Sus ojos no pierden detalle de lo que hacen sus hijos o de la gente
que pasa frente a su casa. La puerta está abierta la mayor parte del día. Adaptó unos estan-tes
y vende dulces. Ha pasado por momentos difíciles: el fallecimiento de su hijo mayor, la
reciente amputación de la pierna de su madre y la agresión con arma blanca que sufrió otro
de sus hijos, pero no deja de ser una mujer optimista. Siente que ha aprendido a salir ade-lante
y está consciente del resultado de su esfuerzo diario:
Mis tres hijos están sanos, nos mantenemos unidos como familia, que eso es lo más
importante, y la casa está creciendo.
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93. Oportunidades: HISTORIAS DE ÉXITO
Bernarda cuenta hoy con el reconocimiento de su comunidad. Su disposición para apoyar a
los vecinos la han convertido en una líder muy respetada y apreciada. Fue Vocal del Progra-ma
Oportunidades y desde hace años funge como presidenta del Comité de la Colonia. Ade-más,
organiza partidos de futbol. Lo hace como una contribución al bienestar de los jóvenes.
Organizo a los jugadores según los equipos y hago el rol para que usen la cancha de la
colonia, que está como a unas tres calles de aquí. Ahorita están en semifinales. De los 16
equipos que entraron ya quedan siete, y luego nomás van a quedar dos. De lo que se
cobra se compran los trofeos y se hacen los arreglos que sean necesarios, como ahorita,
que hay una puerta quebrada y hay que soldarla. El dinero lo junta otra persona, yo no
lo toco. Yo lleno las cédulas y los organizo.
A los muchachos les lleva los libros y folletos que le han dado en distintas pláticas a las que
ella acude, y les lee acerca de temas como igualdad, valores, violencia intrafamiliar, fraterni-dad
o sexualidad.
Esto es para que se pongan abusados. Yo siento que sí me escuchan y que les interesa,
porque luego platicamos. Si yo puedo ayudar aunque sea un poco para que estén sanos,
pues me da gusto. Desgraciadamente, aquí en los alrededores, hay mucha drogadicción.
Hay muchos chavalitos muy jóvenes que ya están con los vicios. Yo le doy gracias a Dios
de que los míos están bien y no se me han “salido del huacal”.
Nuestra casita de tablones
Bernarda Lidia Cuevas Salas nació en Hidalgo del Parral, en el barrio La Soledad. De ahí, se
mudó con sus padres a la famosa colonia Emiliano Zapata, “la de los paracaidistas”. Se casó
a los 19 años. Ella y su esposo vivieron por un tiempo en el Ejido Revolución y luego de regre-so
a Parral. En la colonia Gómez Morín lleva doce años.
En 1996, cuando llegamos a la colonia, llegamos sin nada. Yo estuve batallando por un
terreno. Duramos casi seis años pidiéndolo, y nada. Por fin, un día nos lo dieron. Haga de
cuenta que nos lo dieron un lunes y ya para el otro lunes estábamos viviendo aquí.
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