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Oportunidades 
HISTORIAS DE ÉXITO
2008 
Secretaría de Desarrollo Social 
Coordinación Nacional del Programa de 
Desarrollo Humano Oportunidades 
Oportunidades: HISTORIAS DE ÉXITO 
Diciembre de 2008 
© Coordinación Nacional del Programa de 
Desarrollo Humano Oportunidades 
ISBN 978-968-838-647-7, para la edición en español 
ISBN 978-968-838-648-4, para la edición en inglés 
Coordinación Nacional del Programa de 
Desarrollo Humano Oportunidades 
Insurgentes Sur 1480, colonia Barrio Actipan 
Delegación Benito Juárez 
03230 México, D.F. 
Impreso en México 
Se autoriza la reproducción del material contenido 
en esta obra citando la fuente. 
Los conceptos y opiniones expresados en el presente libro, representan úni-camente 
el punto de vista de los entrevistados; no refleja necesariamente la 
visión de la Coordinación Nacional del Programa de Desarrollo Humano 
Oportunidades ni de las instituciones a las que pertenece. Para mayor infor-mación 
01 800 500 50 50. 
Este Programa es público, ajeno a cualquier partido político. Queda prohibi-do 
el uso para fines distintos al desarrollo social. / El condicionamiento elec-toral 
o político de los programas sociales constituye un delito federal que se 
sanciona de acuerdo con las leyes correspondientes. Ningún servidor públi-co 
puede utilizar su puesto o sus recursos para promover el voto a favor o en 
contra de algún partido o candidato. El Programa Oportunidades es de 
carácter público y su otorgamiento o continuidad no depende de partidos 
políticos o candidatos. 
Redacción y corrección de estilo 
Mauricio Carrera 
Entrevistas y reportajes 
Roxana Galindo Ochoa Orozco, 
René León Velázquez, 
Bertha Sánchez 
Fotografía 
Sebastián Beláustegui Keller 
Edición Fotográfica 
Ivan BeláusteguiK eller 
Sebastián Beláustegui Keller 
Digitalización fotográfica 
Marco Antonio Alpízar Medina 
Traducción al inglés 
Claudia García Naranjo Cinca 
Diseño y formación editorial 
Jorge Alberto Sandoval
Oportunidades 
HISTORIAS DE ÉXITO 
Fotografía 
Sebastián Beláustegui Keller 
Redacción 
Mauricio Carrera
Contenido 
Introducción 9 
Todo se logra con vocación y amor 12 
Vivir es más dulce 20 
El chico de los dieces 26 
Veo mucha diferencia en nuestra vida 34 
Una mujer se transforma 40 
Yunuén: ecoturismo comunitario 46 
Quiero ser médico 50 
La única herencia que te puedo dejar 56 
Un ángel en mi vida 60 
El Jefe: un estudiante de oro 66 
Decidimos no cruzarnos de brazos 70 
Jitomates y Esperanza 78 
Aroma de manzana 84 
Una mujer firme y decidida 90 
La educación no tiene “peros” 96 
Perseguir sueños, y conejos 102 
Mejor salud, mejor educación 106 
Nuestros hijos van a vivir mejor 110 
Una anciana impulsa la Mecatrónica 116 
Flores por doquier 122
Introducción 
as nociones tradicionales de éxito, que elogian y reconocen a quien alcanza la 
fama, el prestigio profesional o económico, la adquisición de renombre, poder, 
bienes materiales o una gran fortuna, se tambalean y minimizan cuando las 
comparamos con los logros obtenidos en medio de circunstancias francamente 
adversas como las que se manifiestan en la extrema pobreza. 
La falta de oportunidades, el analfabetismo como condena social, la pertenencia a 
comunidades largamente marginadas por su lengua, costumbres y características 
étnicas, lo precario de la situación económica y social imperante, el desempleo, los 
trabajos mínimamente remunerados, la ausencia de condiciones para satisfacer 
cuestiones tan elementales como la alimentación, el vestido, la vivienda, la educa-ción 
y la salud, son obstáculos que por supuesto lesionan la dignidad humana e 
impiden el progreso y desarrollo a nivel colectivo y personal de un gran número de 
nuestros compatriotas. 
Estos obstáculos, estas condiciones adversas, se multiplican y se reproducen de tal 
forma que por sí mismas producen nuevos y más grandes retos, en un círculo vicio-so 
que, lejos de alentar las posibilidades de salir adelante y de contar con una mejor 
calidad de vida, hace más grande la brecha entre quienes tienen y nada tienen, e 
incluso entre la noción de pobreza y la miseria más absoluta. 
Por eso, cuando alguien logra superar estas enormes dificultades, estos desafíos 
verdaderamente mayúsculos, así sea de manera mínima, apenas trascendente 
para la visión estrecha de lo que en términos generales se considera como exitoso, 
el resultado es digno de los mayores elogios y merece aún más el certero califica-tivo 
de éxito. 
9 
L
Este éxito se refleja en hombres, mujeres y niños provenientes de regiones empobre-cidas, 
que viven en la marginación y la miseria, pero que han preferido, antes que 
cruzarse de brazos o alzarse de hombros, optar por la superación personal y la espe-ranza 
de un futuro mejor para ellos mismos y quienes los rodean. 
Las historias que aquí se incluyen son una muestra de la voluntad de progresar de 
muchos mexicanos. El salto cualitativo que han dado en sus condiciones de vida es 
mayúsculo y ejemplar, sobre todo en virtud de las circunstancias tan adversas a las 
que no han dejado de enfrentarse desde el momento mismo de su nacimiento. 
Se trata de seres humanos que han sabido aunar su propio orgullo personal para 
salir adelante con las oportunidades que se les han brindado, a efecto de beneficiar-se 
ellos mismos, sus familias, sus comunidades y, en general, el país entero. 
Estas historias de éxito comprenden seres humanos decididos a dejar atrás el anal-fabetismo, 
la discriminación, la carencia de dinero, la insalubridad, la falta de orien-tación 
sexual, los falsos estereotipos, los tabúes sociales, la ausencia de atención 
médica, la marginación y la pobreza extrema, a efecto de romper el círculo del empo-brecimiento 
y sus graves consecuencias. 
Sus historias son prueba contundente de que el esfuerzo personal junto con los apo-yos 
sociales no producen un paternalismo sino, por el contrario, son la base para ir 
construyendo el siempre muy noble empeño de Vivir Mejor. 
10
Todo sel ogra con vocación y amor 
Sentía discriminación por ser indígena 
Cuando era pequeña, era muy tímida. No quería participar en nada, sobre todo cuando se 
encontraba entre mestizos. A una tzotzil como ella nadie la tomaba en cuenta. Asistía a la 
escuela, pero siempre estaba sola, callada, no tenía amigas porque sentía discriminación 
por el solo hecho de ser indígena. 
Edith López Hernández nació en San Cristóbal de las Casas, Chiapas. Su vida no ha 
sido fácil. De sus nueve hermanos, los dos mayores murieron a muy temprana edad. 
Se casó muy joven, a los quince años. Su esposo era nueve años mayor que ella y falleció 
seis años después. 
Yo sentí que el mundo se me venía encima. Tenía 21 años y la sensación de que mi vida 
se había acabado, que no tenía sentido. Mi autoestima estaba por el suelo.Más aún, por-que 
a nosotras, las mujeres indígenas, no se nos valora. Mi vida había sido mi esposo y 
mis hijas. De repente me quedé sola, sin saber qué hacer… 
La invadieron la tristeza y las preguntas:“Dios mío, ¿qué voy a hacer? ¿Me meteré a lavar ropa 
ajena? ¿Voy a depender de mis hijas cuando crezcan?”. Estuvo deprimida y apesadumbrada por 
algún tiempo, hasta que reaccionó:“¡No, eso no, Edith!”, y buscó la forma de salir adelante. 
Regresó a vender las artesanías que ella misma hacía: 
Chales, pulseras, gorras. Llevo todo lo que hago a Santo Domingo y ahí lo vendo.Tejo con 
gancho y bordo cualquier cosa. Eso lo aprendí con mi mamá. De mi esposo aprendí a tra-bajar 
la talabartería, así que también hago bolsas de piel, carteras y otras cosas. 
Oportunidades llegó a su vida casi al mismo tiempo. 
13
Oportunidades: HISTORIAS DE ÉXITO 
Fue mi mamá la que metió mis papeles para que me hicieran la encuesta. Yo trabajaba, no 
estaba cruzada de brazos, pero no me alcanzaba y no veía salida. Al principio yo pensaba que 
Oportunidades era un apoyo para mantener a la gente y como quizá soy orgullosa en ese 
aspecto, no me gustaba la idea de que me mantuviera el gobierno. Después, poco a poco, 
empecé a ver otros caminos y a comprender todos sus beneficios. El apoyo que me dieron para 
alimentación sí nos sirvió mucho. 
Pontea estudiar. Pontea trabajar 
Edith habita el mismo terreno con sus padres y sus hermanos pequeños. Ellos viven aparte 
y ella tiene su propio cuarto, que comparte con sus pequeñas hijas, Janeth, de 8 años, y 
Laisha, de 6. Es un espacio minúsculo donde una cortina divide a la recámara de la sala. 
Los alimentos los prepara afuera, mediante un fuego hecho con leña. 
Sus padres no fueron a la escuela pero ella sí. 
Terminé la primaria gracias a ellos, que tenían un concepto distinto al de muchas perso-nas 
en las comunidades. Otros dicen:“no, para qué la escuela, mejor el trabajo”o“esto no 
te va a llevar a nada, no te va a ayudar; estudiar no te va a sacar adelante, sino que tra-bajar 
es mejor porque ves tus frutos”. Yo sé que los frutos del estudio no se ven tan rápi-do, 
pero ahora lo valoro mucho más, porque el trabajo y la educación van de la mano. 
Hace poco, Edith se puso a estudiar la secundaria abierta. Está contenta. 
Tengo que batallar con estudiar y trabajar al mismo tiempo, pero está bien. Es la forma 
de progresar. También mis hijas estudian. Están en tercero y en primero de primaria. Así, 
de generación en generación, creo que estamos avanzando. 
Su propia madre la ha impulsado, a su manera. 
Habla un poco de español, no mucho, pero aun así, si hay algo que no le gusta, levanta la 
mano y no se queda callada. Esa actitud siempre me ha gustado. No se queda con dudas. 
14
Todo sel ogra con vocación y amor 
Me ha enseñado a esforzarme para obtener lo que deseo. Por ejemplo, nunca me dice: 
“descansa, tómate una siesta”. Al contrario, me dice: “si quieres salir adelante, tienes que 
levantarte temprano. Ponte a estudiar. Ponte a trabajar”. 
En Oportunidades fueVocal de Educación. Al tratar con otras mujeres de la comunidad, Edith 
se dio cuenta de la gran vulnerabilidad y discriminación que sufren las mujeres indígenas. 
Nos excluyen de todo y no le dan valor a los que no saben leer ni escribir. Los mestizos 
dicen: “los indígenas son ignorantes”, y tal vez sea cierto, pero somos ignorantes de las 
teorías, no de la realidad de la vida. De eso conocemos mucho. 
A partir de ese momento, Edith se decidió a volcar parte de sus esfuerzos a la alfabetización 
de las mujeres indígenas. 
Todo lo que está cambiando en mi vida empezó hace como uno o dos años. Ha sido una 
cosa rapidísima. En cuanto decidí lo de la alfabetización y compartir lo que sé para no 
quedármelo, vino todo lo demás. No es fácil, pero hay que tener vocación y amor para 
hacer las cosas, si no, de qué sirve. El amor al trabajo es lo que te va a dar el resultado. 
¿Cómo convencer a las mujeres de estudiar? Al principio llegaba y simplemente les 
decía:“por favor, estudien”, pero ellas ponían toda clase de pretextos. Me frustré, decep-cioné 
y me pregunté cómo le iba a hacer para convencerlas. Un día las reuní y les dije: 
“si ustedes no quieren, no importa, yo no las voy a forzar para que estudien. Lo único que 
quiero decirles es que yo sí sé leer y escribir y lo quiero compartir con ustedes, pero si 
ustedes no me dan ese acceso de compartir lo que a mí me enseñaron en la primaria, 
pues ya no importa. Si ustedes quieren quedarse así, como están, perfecto, no importa”, 
y entonces pasó algo inesperado: fueron ellas las que me buscaron y se alfabetizaron 
como en tres meses. 
Alfabetizar no es una tarea sencilla. Edith tiene que vencer muchos obstáculos. Algunas 
mujeres le dicen: “estudiar, para qué; prefiero trabajar”. O “la educación es un lujo que no me 
puedo dar; debo llevar de comer a mi casa”. El año pasado participó como facilitadora volun-taria 
en Chiapas Solidario por la Alfabetización. Alfabetizó como a 40 mujeres. Lo que más 
15
Oportunidades: HISTORIAS DE ÉXITO 
le gustaba era cuando las convencía y le decían:“está bien, me alfabetizo contigo”, y cuando 
las veía leer y escribir. Recuerda un caso que le sucedió en Santo Domingo: 
Había mucha gente mestiza y fueron a sondear el lugar y a preguntar si sabían leer y 
escribir y todos dijeron que sí. Nadie respondió: “yo no sé”. Pasaron como cinco veces y 
siempre contestaban lo mismo. Luego me mandaron a mí para hacer un diagnóstico y 
descubrí que había como veinte mujeres que no sabían leer ni escribir. Habían contesta-do 
que sí sabían porque les daba pena.Yo sólo les dije:“si ustedes quieren aprender, siem-pre 
hay una oportunidad”. Dijeron que sí y la mayoría le echó ganas. En tres o cuatro 
meses aprendieron las letras y con la práctica empezaron a leer mejor. Algunas quieren 
volver para entrar a otro nivel y tal vez terminar la primaria. 
Mamá, eres inteligente 
Janeth y Laisha son el motor de Edith para progresar y ser mejor cada día. 
Mi mamá nunca me compró cuerdas para jugar, ni muñecas, pero yo a mis hijas les com-pro 
todo lo que puedo. Las incentivo, nunca las dejo sin lunch. Les he comprado lo nece-sario 
para la escuela,me he sacrificado mucho.Veo la tarea con ellas y las ayudo cuando 
no entienden algo. A veces me dicen: “mamá, eres inteligente”. Yo les explico que antes 
no entendía nada de coherencia o de conceptos, pero que las personas con las que he 
trabajado me han ayudado a conocer esos y otros términos. Siempre les digo que estu-dien. 
También, que nunca se olviden de dónde vinieron, de los valores que tienen. Con 
ellas hago el papel de madre y padre, así como el de amiga y compañera. Juego con ellas, 
platicamos. A veces, la más grandecita me dice:“mamá, ya no quiero hacer la tarea”, y yo 
le contesto:“mira, chiquita, si haces o no haces la tarea a mí no me importa. Pero, cuan-do 
crezcas, la que va a salir afectada vas a ser tú, así que haz la tarea y haz una letra 
bonita”. Les digo mucho que si no estudian no van a poder defenderse. 
Este año, y como parte del programa Chiapas Solidario por la Alfabetización, Edith presentó 
su experiencia como alfabetizadora en San Cristóbal y luego en otra reunión a nivel nacional. 
16
Todo sel ogra con vocación y amor 
Ahí se encontraba un grupo de cubanos que ensalzaron su labor y le dijeron que querían lle-varla 
a Cuba porque su experiencia era muy valiosa. 
Un mes después me dijeron:“Edith, tienes que sacar tu pasaporte porque te vas a Cuba”. 
Yo grité de felicidad. Nunca imagine que iba a salir de Chiapas y menos que me iba a 
subir a un avión. 
Edith estuvo una semana en Cuba para aprender un nuevo método de enseñanza y se pre-sentó 
en el Congreso Iberoamericano de Alfabetización y Educación Básica para Personas 
Jóvenes y Adultas. Dio una conferencia ante delegados de treinta países y todos le aplaudie-ron 
mucho. Edith hasta lloró. 
Les hablé sobre mi experiencia como facilitadora bilingüe, de lo difícil que es romper las 
barreras que tienen las personas indígenas para cambiar su concepto de educación. 
Teorías y metodologías hay muchas, pero aplicarlas a la realidad es diferente. Ellos me 
dijeron “lo que siembras con llanto, lo recogerás con regocijo”. Yo sólo les di las gracias. 
Estuve una semana en Cuba. Fue muy bonito estar ahí. 
A sus 24 años, Edith ha dejado su timidez de antaño para convertirse incluso en locutora de 
radio. El Centro de Capacitación para la Comunicación y el Desarrollo Humano A.C. le dio un 
curso de actualización de Comunicación Radiofónica. Constó de 30 horas y la capacitaron 
como conductora, productora y locutora. 
Hace poquito empecé con el programa que sale los domingos y los jueves en la esta-ción 
Radio Alfa y Omega, en el 104.1 de FM. Los jueves, de 3 a 4, es un programa infan-til, 
y los domingos para jóvenes, de 11 a 1 de la tarde. Los hacemos con música, con 
historias, con valores. Me gusta mucho. Es un trabajo voluntario. Hago traducciones 
del español al tzotzil. Cuando me gusta un libro o una frase, lo traduzco para los 
demás. Por ejemplo, algo así como:“nunca te compares a nadie porque habrá mejores 
o peores que tú; entonces, mejor no te compares”. Eso lo traduje porque, la verdad, lo 
mejor es no compararse. 
17
Oportunidades: HISTORIAS DE ÉXITO 
Edith cuenta ahora con el reconocimiento de su comunidad, a la que de manera voluntaria 
ha decidido enseñar a leer y escribir. No se siente ni más ni menos que otras personas: 
Tengo valores muy firmes que me han enseñado a no ser prepotente o a sentir que todo 
lo sé. Al contrario. Soy humilde. Se me ha enseñado a respetar a la gente, a opinar y a 
aceptar mis errores. También a defenderme y a no dejarme. 
Nunca quiso ser maestra pero ahora le gusta enseñar. Quiere llegar a la universidad y tal vez 
estudiar pedagogía. Por lo pronto le gustaría ampliar su campo de acción y organizar talle-res 
para las titulares del Programa Oportunidades. 
Quisiera darles talleres de superación personal, de manualidades, no sé, de muchas 
cosas. Creo que es muy importante, porque a veces cuando llega el dinero no lo usan 
adecuadamente o se gasta hoy y mañana ya no hay. A mí me gustaría mucho que ese 
dinero que reciben aprendieran a invertirlo en algo. Que se reproduzca. Si se piensa en 
algo productivo con $100.00 no sé, se podría invertir en algo pequeño, luego a los otros 
dos meses pues $100.00 más. Invertir para producir más, porque yo veo que no hay eso. 
Los ingresos de Edith provienen de la venta de artesanías los domingos, pero lo que recibe 
de Oportunidades le ha servido mucho. Ahora su hija Janeth va a tener su beca y eso será 
un incentivo más para que siga estudiando y aprendiendo. 
Ahora soy muy feliz, estoy muy contenta. Mientras Dios me permita vivir voy a inculcar-les 
a mis hijas buenos valores, como la humildad, el respeto, la sinceridad, y también las 
palabras mágicas: “por favor”, “gracias”, “disculpa”, “cometí un error”. Les digo que no se 
olviden que estudiar y trabajar van de la mano. Ya están aprendiendo a bordar. Por las 
tardes, después de la tarea, hacen costura y juegan con su cuerda mientras yo lavo y 
hago otras cosas. A mí me gusta compartir, me gusta servir. No me gusta quedármelo 
todo. Siento que si sé una cosa y no la transmito me quedo sin avanzar. Así que seguiré 
siendo alfabetizadora. Me gusta mucho y lo hago con mucho amor. 
18
Vivir es más dulce 
“Mi esposo desconfiaba” 
Los pollos entran y salen libremente de la casa. San Felipe Teotlalcingo, en la parte central 
del estado de Puebla, es un pintoresco poblado por completo rural, humilde, con calles terre-gosas 
y polvorientas. Cerdos, vacas, gallinas y borregos deambulan por sus rincones. La casa 
de Socorro Palma Cazabal también es humilde y pequeña, aunque, eso sí, muy limpia. Cinco 
de sus hijos se aparecen, curiosos. Están bien peinados, pulcros, respetuosos, y se muestran 
muy interesados en la plática de su mamá: 
Al principio, cuando nos llegó el Programa, mi esposo no quería nada de nada, no sabía 
bien de lo que se trataba y desconfiaba. Nos explicaron lo que es el Programa y a mí me 
gustó. Le dije: aceptemos lo que nos dan. Nosotros trabajamos para que nuestros hijos 
salgan adelante, pero ya no es igual. Ya estamos grandes y vamos para abajo. Tal vez a 
nosotros Oportunidades no nos haga falta, pero a mis hijos sí. Es un buen apoyo, le hice 
ver. Él lo entendió y aceptó. Ahora él es el primero en acudir a su cita con el doctor. Mis 
hijos se enferman menos. El doctor los checa. Si tienen gripa, les da medicina. Cada mes, 
además, nos toca plática. La doctora viene y nos apoya mucho para que nuestros hijos 
estén sanos. 
Socorro tiene en total siete hijos. 
Somos nueve en casa y Oportunidades nos ayuda a salir adelante. Todos mis hijos 
estudian, pues no quiero que se queden como yo, que fui hasta sexto de primaria. 
Eso fue antes. Ahora, gracias a Oportunidades, Socorro tuvo la posibilidad de volver a estu-diar 
y cumplió su propósito de finalizar la primaria. Actualmente cursa el primero de 
secundaria. 
21
Oportunidades: HISTORIAS DE ÉXITO 
Sus hijos la ven con orgullo y simpatía. Ella los voltea a ver y dice: 
Ya tengo cinco de mis hijos que reciben beca de Oportunidades. 
El mayor está en tercero de bachillerato. Tiene otro en primero de bachillerato, otro más en 
primero de secundaria, una niña en sexto de primaria, otro hijo en cuarto, y dos hijas más, 
que aún no tienen beca, en segundo y primero de primaria. 
A mis hijos les gusta mucho la escuela. Es tanto su gusto que por eso me decidí a volver 
a estudiar. Uno como madre debe seguir siendo un ejemplo y me metí de nuevo a termi-nar 
la primaria. Mis hijos querían ayudarme hasta con las tareas, pero yo no se los per-mitía. 
Mejor déjenme a mí, les decía, y yo solita me amarraba la cabeza y solita tenía que 
aprender. Mi hijo mayor insistía en ayudarme. “A ver, mamá, dime qué no entiendes”, y 
se acomedía conmigo. Yo le agradecía su apoyo pero le respondía: “no, yo tengo que 
aprender por mí misma, le tengo que echar ganas”. 
Los dulces 
Socorro y su familia hacen dulces para sobrevivir. Tienen seis años de dedicarse a esta 
actividad. 
La íbamos pasando pero con lo que vendíamos no nos alcanzaba para mandar a todos 
los niños a la escuela o para llevarlos al doctor. 
Esto ha cambiado. Con Oportunidades cuentan con apoyo para útiles escolares y transporte. 
Por supuesto, nosotros seguimos trabajando, y con más ganas. De hecho, trabajamos el 
dulce en mayor cantidad. Sentimos que es nuestra obligación tratar de salir adelante.No 
nos cruzamos de brazos y esperamos el apoyo sin hacer nada. Al contrario, es algo que 
nos motiva a seguir trabajando para nuestros hijos. Ellos mismos están conscientes de 
esto. No sólo son buenos estudiantes sino que nos ayudan. Mis dos hijos grandes traba-jan. 
Cuando llegan de la escuela van a cortar un poco de flor. Después, como a eso de las 
cinco o seis de la tarde, todos nos reunimos para ayudar en lo del dulce. Todos participa- 
22
mos. Mi esposo lo hace, pero cada quien tiene su tarea. Algunos alzan las piezas, otros 
las meten a las cajas y otros empaquetan. Esto es bueno, porque les enseña que hay que 
trabajar y no estar atenidos únicamente a los apoyos que recibimos. 
El dulce lo venden en Cholula. 
Ahora que los niños estaban de vacaciones, nos fuimos diario a vender. Es la temporada 
en que llega mucho turismo y busca el dulce. Claro, cuando los hijos están en la escuela, 
sólo vamos sábado y domingo. 
“Antes, los niños iban a la escuela con zapatos rotos” 
Socorro lleva tres años en el Programa. 
Antes de que tuviéramos Oportunidades yo no sabía que tenía que llevar a mi familia al 
médico. Ahora sé que hay que ir a la cita aunque no estén enfermos. En la clínica nos 
atienden a todos, a la familia entera, incluso a mi esposo y a mí. Eso me gusta. Está muy 
bien que nos atiendan a todos. 
Sus dudas en cuanto al Programa las resuelve con doña Luminosa, la vocal que le queda 
más cerca de casa. 
Siempre nos da la información o ayuda que pedimos. Ante cualquier problema me dice 
qué papeles necesito y me orienta en todo. Lo mismo sucede con los que vienen del Pro-grama. 
Les comento mis problemas y ellos nos tratan muy bien. 
Para Socorro la escuela ha mejorado desde que llegó Oportunidades. 
Antes no había muchos niños que fueran bien uniformaditos. Iban con sus zapatitos 
rotos o su ropita muy sencilla. Ahora van con su ropita nuevecita o bien arregladitos. 
Hay más niños que estudian y la propia escuela va mejorando. 
La vida cambió para Socorro, su esposo y sus hijos. 
Vivir e s más dulce 
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Desde que tenemos Oportunidades estamos más tranquilos. Si no hay venta, con este 
apoyo podemos darles a nuestros hijos lo que necesiten para sus útiles, para sus zapatos 
o para su uniforme. En fin, para todo lo que necesiten de la escuela. 
Oportunidades: HISTORIAS DE ÉXITO 
Finaliza, con una expresión sincera de agradecimiento: 
Está muy bien que exista este Programa, pues sí sirve de ayuda a todos los que recibimos 
el apoyo. Oportunidades se está viendo que sí es una ayuda grande. 
La casa consta de tres cuartos, uno en donde preparan los alimentos, otro con una mesa y 
algunas sillas en donde preparan y empaquetan los dulces y también una cama, en el otro 
cuarto 3 camas. 
24
Vivir e s más dulce
El chico de los dieces 
Desde chiquito era bien listo 
Ulrich Paul, además de guapo, es un niño muy destacado en los estudios. Sus ojos son enor-mes, 
verdes, vivarachos y curiosos. Es de ascendencia rusa. Sus bisabuelos llegaron de Rusia 
a principios del siglo XX. Se conocieron en Durango, se casaron y tuvieron tres hijos. Frida 
Haydt Fast es su abuela. 
Su nieto acaba de terminar la primaria. Las seis boletas anuales de calificaciones 
muestran una impecable trayectoria escolar de puros dieces. Es un estudiante de excelen-cia. 
Ha participado de manera destacada en diversos concursos académicos a nivel sector, 
zona y estatal, como la Olimpiada del Conocimiento Infantil, y certámenes de lectura, com-putación 
e inglés. 
Su mamá, Dolores Margarita Sánchez Haydt, está orgullosa de su hijo: 
Desde chiquito era bien listo. Su maestra de kínder me dijo:“este niño es terrible y medio 
vago, pero muy inteligente”. Aprendió muy pronto a leer, a escribir, a recortar. La escuela 
le parece fácil. Le gusta mucho. A cada rato me dice:“mamá, quiero leer este libro o este 
otro”. Por eso tenemos tantos libros. ¡Y todos los ha leído! Mi mamá nos enseñó a leer 
porque decía que era lo más importante de todo. Ahora, con el Internet, está más a gusto 
porque encuentra muchas cosas que le interesan. 
Ulrich tiene muchos reconocimientos por su aprovechamiento escolar. También es un buen 
orador y tiene un reconocimiento por las “Antipandillas” que organiza la Presidencia Muni-cipal. 
Cada año, sin faltar, ha recibido diplomas y medallas. 
Un día llegó todo triste para decirme que otros niños ganan trofeos en el futbol y él no. 
Que sus medallas ni siquiera eran de verdadero oro, como las de las Olimpiadas.Tuve que 
27
explicarle que cada medalla vale mucho porque representa su esfuerzo y que cada quien 
tiene distintas aptitudes: él es bueno en los estudios y otros en el futbol. 
Quiero estudiar Ingeniería en Sistemas Computacionales 
Oportunidades: HISTORIAS DE ÉXITO 
Ulrich Paul Ramírez Sánchez es hijo único. Tiene 12 años y vive en Chihuahua, Chihuahua, 
con su mamá y con su abuela. Habita en una pequeña casa, de madera en su mayor parte, 
con una cocina-comedor, una recámara y un baño. Desde hace 20 años viven en la colonia 
Cuauhtémoc, pero sólo tienen 11 de vivir en esa casa. En la entrada que da a la calle se adap-tó 
un pequeño espacio para expender algunos medicamentos de venta libre y productos de 
primeros auxilios. En un lado de la casa le están construyendo su propio cuarto a Ulrich, 
“porque ya es grande y tiene que tener su espacio”, como dice su mamá. Aunque todavía no 
está terminado, su hijo sube y se queda ahí por largos ratos, imaginando, tal vez, cómo será 
cuando lo terminen. Por el momento, su rincón favorito es donde tiene su computadora 
conectada a Internet. 
La computadora la compró mi mamá para ayudarse en la casa rentando el uso de Inter-net 
y la va pagando cada mes. Yo la uso mucho pero también viene gente para que le 
ayude a bajar una canción o para ayudarles con una tarea. Hace rato le ayudé a una 
señora a poner una tarjeta. Algunas cosas las aprendí a hacer en dos cursos de treinta 
horas cada uno que tomé durante el verano, pero también he aprendido leyendo solo. 
Ulrich terminó la primaria en la escuela “José Vasconcelos” y ahora está en la Secundaria 51, 
en primer año. 
Me gusta sacar buenas calificaciones porque mi mamá se pone muy contenta. Ahora 
tengo más materias y profesores.Todos son muy buenos. La mayoría de mis amigos de la 
primaria se fueron a otras escuelas, pero ya conocí a más gente y tengo nuevos amigos. 
La materia que más le gusta es Ciencias. También le atrae la historia de México y la de los 
siglos XVI y XVII, que es la época de los grandes descubrimientos geográficos. Se interesa 
asimismo por la tecnología,“porque me gusta armar y desarmar todas las cosas”. Su meta es 
continuar con sus buenas calificaciones. 
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Quiero sacar siempre dieces. Creo que voy a completar mis estudios aquí en Chihuahua 
y luego quiero trabajar en otro lado para que me paguen bien. Voy a estudiar hasta el 
doctorado o la especialidad, pero lo primero es ser ingeniero en Sistemas Computacio-nales. 
Dolores Margarita no pudo terminar la escuela. Llegó hasta la preparatoria. Su educación se 
truncó por la necesidad de trabajar para sostenerse. Se separó de su esposo hace cinco años. 
Se las ha visto duras. Ha laborado lo mismo en una oficina, para el INEGI, o en el campo, en 
la pizca de manzana. Éste último es un trabajo agotador. La jornada muy larga, de siete de la 
mañana a siete de la noche. Dolores Margarita se iba sin desayunar. Llevaba su “lonche”, que 
devoraba con rapidez, en los escasos quince o veinte minutos que les daban para comer. 
Tenía que subir unas escaleras para alcanzar las manzanas. Lo que más le molestaba era via-jar 
en los camiones. Era peligroso e incómodo. Viajaban todos amontonados, “como vacas”. 
En 2002 tomó el “Curso de capacitación para personal de farmacia en el manejo, con-servación, 
distribución y almacenamiento de medicamentos”. Le ha servido para atender y 
organizar la pequeña farmacia que tienen en casa. Es un negocio familiar. 
Ahora trabajo aquí en casa, con mi mamá. Ella me dijo: “¿para qué te vas a otro lado si 
ni hay trabajo? Mejor vente conmigo y yo te doy para la comida. Como sea estamos en 
casa, al pendiente del niño”. Acepté, en parte por eso y en parte para ayudarla. Ya tiene 
83 años y no puede con todo. 
Es titular de Oportunidades desde hace cuatro años. Es Vocal de Vigilancia, pero también es 
promotora de salud y Presidenta del Comité de Pláticas. Hace tres años tomó un curso-taller 
para prevenir adicciones e integrar a las familias. 
La gente me decía: “tú no puedes tener Oportunidades porque tienes refrigerador”. De 
todos modos fui, solicité el apoyo, vinieron a hacerme la encuesta y el estudio, y, por for-tuna, 
me quedé. Si no fuera por Oportunidades quién sabe dónde estaríamos. La beca de 
Ulrich nos cayó del cielo, porque yo veía las ganas que mi hijo le echaba al estudio. Tam-bién 
veía que no me rendía el dinero para sus zapatos o el uniforme. Antes no me alcan-zaba 
para nada. Trabajaba mucho y de todas formas el dinero no me rendía, no 
teníamos luz… 
El chico de los dieces 
29
Oportunidades: HISTORIAS DE ÉXITO 
Dolores Margarita platica que cuando la gente conoce a Ulrich le preguntan “¿y por qué no 
tuvo más hijos?”, a lo que ella contesta con una amplia sonrisa: “porque a lo mejor no me 
hubieran salido tan listos”. 
Ahora ella quiere empezar a ahorrar para pagar el tratamiento de ortodoncia que Ulrich 
necesita. Sabe que el costo médico es muy alto, pero siente que su hijo merece todo su 
esfuerzo. 
Tiene muchas ganas de triunfar y yo quiero que triunfe, que haga todas las cosas que 
quiere, que no se me quede en el camino. Es muy listo, muy capaz. Con el Programa yo 
creo que sí vamos a poder. Que llegue a la universidad, eso es lo que más quiero. 
Cincuenta años como farmacéutica 
La vida de Frida Haydt no ha sido fácil. 
Mi mamá apenas hablaba español.Trabajaba pintando casas y lavando ajeno. El gobier-no 
nos daba zapatos a mis hermanos y a mí cuando estábamos chicos, porque andába-mos 
descalzos. A mí me hacían callos, pero aprendí a ponerles un cartón en el talón para 
que me levantara el pie. 
La abuela de Ulrich llegó hasta el tercer año de la carrera de Farmacia, pero interrumpió sus 
estudios porque necesitaba trabajar. 
Entré a una farmacia y el dueño me dijo que no podía seguir estudiando, pero que ahí 
iba a aprender lo que me faltaba, y pues sí, aprendí mucho, pero no tuve “el papelito” y 
tampoco pude nunca ser Responsable de Farmacia, que era lo que yo quería. 
Desde que recuerda, siempre le gustó esta actividad. Cuando era niña y su mamá la man-daba 
a la farmacia a comprar brillantina o crema suelta, la pequeña Frida se tardaba en 
regresar a casa con el encargo. Su mamá le preguntaba: “¿había mucha gente, hija?”. Y ella 
le contestaba: “No, mamá, lo que pasa es que había un olor tan rico”. Le gustaba el olor a 
medicina y, en general, a los ingredientes que usaban para prepararlas. 
30
De los tres hermanos, sólo yo estudié. Fue con mucho esfuerzo. Me inscribí sola en la 
secundaria. Mi mamá me había dicho que no podía seguir estudiando porque no tenía 
dinero para los libros ni nada, pero el director de la escuela me dijo “si quieres estudiar, 
no te apures, yo te voy a prestar los libros”. Fui a la secundaría “Justo Sierra”, soy la terce-ra 
generación de esa escuela que ahora es de las más viejitas de por aquí. En segundo 
año, los libros me los prestó otro muchacho que ya había pasado a tercero, y en el últi-mo 
año también me prestó los libros otro muchacho. Luego me dieron media beca y me 
fui a Chihuahua a estudiar Farmacia. 
El negocio de medicinas e Internet lo pusieron entre ella y su hija hace cuatro años. 
Con Oportunidades vimos que ya teníamos para comer y que podíamos pensar en tener 
otra cosa, para no andar batallando tanto. No es mucho, pero ahora me veo muy satis-fecha, 
muy recompensada después de todo lo que sufrí de chica. Cumplí 50 años como 
farmacéutica. Estoy gozando de todo, con mis hijos y con la fe que tengo en Dios. Tengo 
una nieta y siete nietos. Ulrich me llena de orgullo porque sé que va a llegar muy lejos. 
Con sus calificaciones y su esfuerzo va a lograr lo que nosotros no pudimos. 
El chico de los dieces 
31
Oportunidades: Historias de Éxito
Veo mucha diferencia en nuestra vida 
Era una niña muy tímida 
El profesor se siente orgulloso de su alumna: 
Es una gran satisfacción, no personal, sino de todo el plantel, saber que por aquí pasó 
una estudiante tan destacada. 
Se refiere a Rosa Angélica Balderas Ramírez, quien tuvo una beca Oportunidades y quien por 
su buen desempeño académico fue invitada a estudiar en Ecuador. 
Durante los tres años que estuvo Rosa Angélica en esta escuela, fue una niña tranquila, 
normal –recuerda el profesor Pedro Jorge García Herrera, director del Telebachillerato 
de Zacate Colorado, Veracruz–. Nunca tuvimos ningún problema de conducta con ella. 
Al contrario, era muy tranquila, callada, y muy tímida. Incluso, en un momento dado, lle-gamos 
a pensar que no iba a terminar la escuela precisamente por su timidez. 
Rosa Angélica expresó sus deseos de seguir estudiando y su petición llegó a oídos del direc-tor 
del plantel. 
Le mencionamos a ella y a sus padres la existencia de una Universidad Tecnológica de 
reciente creación, que quedaba en Puebla, como a una hora y media de aquí. 
Rosa Angélica ingresó a esa universidad y, gracias a su excelente desempeño, ahora está en 
Ecuador, invitada a estudiar en ese país. 
35
Todos los maestros que en su momento le dieron clase a Rosa Angélica han de estar muy 
orgullosos de ella. Eso fortalece nuestro compromiso de enseñanza y de trabajo de nos-otros 
los profesores hacia nuestros jóvenes estudiantes. 
“Extraño a mi hija, en el extranjero” 
Oportunidades: HISTORIAS DE ÉXITO 
La charla ocurre en el comedor, desde donde se aprecia una cocina muy linda, con una pared 
cubierta con azulejo. Es una casa muy acogedora y limpia, aunque muy modesta. La sala 
funciona también como dormitorio. El baño se encuentra en el exterior. 
Mi esposo es ayudante de albañil –comenta Rosario Ramírez Pérez–. Antes era obrero. 
Es muy bueno en su trabajo, él puso la pared de azulejos, pero no gana mucho. 
Ella cursó hasta cuarto de primaria. 
Uno de sus orgullos, precisamente, es saber que una de sus hijas no sólo ingresó a la uni-versidad 
sino que gracias a su desempeño académico fue invitada a cursar estudios en el 
extranjero. 
Imagínese lo contentos que estamos todos: yo, su papá, sus hermanos. 
Habla de Rosa Angélica, la mayor de sus hijas. Fue una de las becarias del Programa Opor-tunidades. 
Recibió los apoyos desde la secundaria hasta la prepa, y después siguió estu-diando 
con la beca del Pronabes. Estudia Administración y va en el sexto cuatrimestre. 
A Rosa Angélica la universidad la envió a Ecuador para hacer su pasantía –informa su 
orgullosa mamá–. La seleccionaron por sus buenas calificaciones. Todavía se encuentra 
en Ecuador. No está becada. Para nosotros fue muy difícil, porque no contamos con 
recursos suficientes. La universidad le pagó únicamente los gastos de hospedaje y pasa-je 
de avión, ida y vuelta, y nada más. En cuanto a los gastos de alimentación, eso nos 
correspondía a nosotros, lo mismo que el pasaporte. Antes trabajaba dos o tres días a la 
semana y ahora lo hago diario, para ayudarle. La he extrañado mucho. En este tiempo 
36
Veo mucha diferencia en nuestra vida 
que ha estado lejos, no hemos perdido el contacto. En sus mensajes me comenta que 
está muy contenta, disfrutando y conociendo gente. Ha aprovechado muy bien esta 
oportunidad. Está como que desarrollándose, si se puede decir. 
Cuando yo crecí no había este apoyo 
Rosario y su esposo viven en Zacate Colorado, Veracruz. Tienen cuatro hijos, dos mujeres y 
dos hombres. La mayor es Rosa Angélica de 19 años. La que le sigue tiene 18 y acaba de ter-minar 
la prepa. Uno de los muchachos va en tercero de secundaria y el más pequeño en 
cuarto de primaria. Los cuatro han contado con becas de Oportunidades. 
Yo tengo Oportunidades desde hace 8 años y veo mucha diferencia entre nuestra vida de 
ahora y la de antes. Cuando yo crecí no había este tipo de apoyos. He platicado mucho 
con mis hijos para que aprovechen al máximo estas oportunidades que nos dan… Este 
apoyo no es para siempre y tienen que aprovecharlo. Son buenos estudiantes, así que no 
me quejo. También son muy buenos hijos, para qué le voy a decir algo que no es. 
Rosario tiene muy en mente que no terminó la escuela. 
Por eso es muy importante que mis hijos estudien. Los tiempos que vienen pueden ser 
difíciles para ellos y necesitan prepararse para tener un futuro mejor. 
La atención médica ha sido otro de los aspectos positivos que ha traído consigo Opor-tunidades. 
Nos han enseñado a estar al pendiente de nuestra salud y la de nuestros hijos. Las pláti-cas 
que nos dan han servido de mucho y me han ayudado bastante, por ejemplo, con 
cosas como, el manejo de los problemas con los hijos. Nos dan orientación y uno va 
aprendiendo: me han ayudado mucho. A mis hijas también les ha servido. Han ido a 
talleres donde tocan temas como sexualidad, planificación familiar y enfermedades 
sexuales. Ellas, además, son muy responsables. Siempre he confiado en ellas, pero nunca 
está de más la información que reciban. 
37
Los muchachos pueden seguir estudiando 
Oportunidades: HISTORIAS DE ÉXITO 
El profesor García Herrera tiene quince años como director del plantel. Afirma: 
Desde que llegó Oportunidades a la comunidad, los cambios se han dado muy notable-mente. 
Si hacemos un poco de historia, nuestra escuela estuvo a punto de desaparecer 
en sus inicios, ya que no teníamos mucho alumnado. Comenzamos a esforzarnos más y 
hubo más estudiantes inscritos. Pero no fue sino hasta que llegó Oportunidades que el 
plantel creció y mejoró. 
Oportunidades trajo consigo la aceptación de los jóvenes de estudiar, debido al hecho de ser 
becario y tener la posibilidad económica de pagar sus estudios. 
Yo creo que el Programa ha sido muy importante, ya que estamos en una zona en la 
cual hay mucha disgregación familiar. Hay mucho matrimonio separado y el hijo o la 
hija se queda con la mamá. De esta forma, el Programa Oportunidades ha venido a 
reforzar a estas comunidades. Al darles el apoyo económico, los muchachos pueden 
seguir estudiando. 
38
Veo mucha diferencia en nuestra vida
Una mujer se transforma 
Dejó atrás sus miedos 
La localidad de Emiliano Zapata los Molinos, está situada en el municipio de Atlixco, Puebla. 
Tiene 510 habitantes, de los cuales 38 son beneficiarios de Oportunidades. Uno de ellos es 
la Vocal de Vigilancia, la señora Irma Huerta González, quien tiene dos años de pertenecer 
al Programa. 
Mi vida ha cambiado –afirma con orgullo. 
Ahora está muy contenta. Al principio era distinto. Se enteró de los beneficios de Oportu-nidades 
y quiso tener este apoyo, pero algo la detenía. Le atemorizaba su esposo. 
Tenía miedo de su reacción, de lo que me fuera a decir. 
Su relación no era buena. Él era dominante y cerrado. Ella se sentía injustamente maltratada. 
No me dejaba salir ni siquiera de casa. 
Irma sabía que algo andaba mal pero no se atrevía a protestar. Tenía miedo de que sus dos 
pequeñas hijas quedaran desamparadas.No sabía qué hacer ni a quién acudir. Era muy peno-sa 
y no convivía con nadie de la comunidad.Un día, por fin, se decidió a darle un giro a su vida. 
Acepté el Programa y todo empezó a mejorar. 
Dejó sus miedos atrás. Al poco tiempo de empezar a recibir los apoyos de Oportunidades, 
dejó a su esposo. 
41
Me decidí a hacerlo pues ya contaba con algo de dinero por parte de Oportunidades 
para no depender económicamente de él y así poder mantener a mis dos hijas. 
Oportunidades: HISTORIAS DE ÉXITO 
Sus hijas tienen ahora 7 y 8 años, respectivamente, y muy pronto la mayor comenzará a 
gozar de la beca de Oportunidades para contribuir a que avance en sus estudios. 
Esto será de gran ayuda –reconoce–, pues estoy sola y con muchas dificultades saco 
adelante a mis hijas. 
Le gusta sobre todo el cuidado médico que sus hijas reciben a través del programa. 
Antes no podía llevarlas con el doctor, por falta de dinero. Si se enfermaban, les apli-caba 
remedios caseros. Ahora ya puedo llevarlas a la clínica, para que las atiendan y 
las revisen. Los doctores les ponen mucha atención. Las pesan y las miden. A una de 
mis hijas le detectaron quistes y me orientaron y ayudaron mucho. Mi hija ahora está 
bien, lo que es para mí un alivio. También me gustan las pláticas que nos da la docto-ra. 
Con ella aprendemos mucho. Por ejemplo, nos enseña todo lo relacionado con la 
higiene infantil. A mí, que tengo dos mujercitas, eso me parece muy importante. 
“Conocí al Presidente” 
Irma vive en casa de sus padres, quienes la acogieron comprensivos y cariñosos tras haber-se 
separado de su esposo. 
Un día, tras su primer viaje a la capital, les contó gustosa y entusiasmada lo que le 
había pasado: 
Conocí al Presidente. Y me saludó. Me dio la mano. 
Esto sucedió cuando el Presidente dio a conocer la estrategia Vivir Mejor. 
Yo nunca había salido de mi pueblo.Viajé junto con otras vocales al Distrito Federal y ahí 
lo conocimos. Tengo fotos mías al lado del Presidente. Su proyecto Vivir Mejor me pare-ció 
muy interesante y muy bueno. Nos habló de la muy importante ayuda a guarderías 
42
y a los abuelitos de más de setenta años. Dijo que se le iba a ayudar más a la gente del 
campo, que es donde hay más pobreza. 
En esa ocasión conoció a una muchacha de Chiapas que le impresionó notablemente. “De 
donde soy es raro que las mujeres estudien”, le dijo. Se convirtió en la primera de su pueblo 
en tener una carrera. Se recibió de licenciada y puso una guardería. 
Yo sentí muy bonito al escucharla. Yo también tengo el sueño de poner una guardería. 
Me encantan los niños. Siempre quise tener un varoncito, y como no lo tengo, pues igual 
puedo tener muchos que cuidar en mi guardería. 
Irma quiere seguir estudiando. Su deseo es terminar el bachillerato. 
Ahorita no me han dicho cuándo comienzan las clases, pero voy a estar muy pendiente 
para inscribirme. Le voy a echar muchas ganas. Sólo así voy a lograr el sueño de mi guar-dería, 
como mi amiga chiapaneca. Ella es mi ejemplo. 
Irma ve en Oportunidades una magnífica opción para seguir progresando. 
Desde que tenemos Oportunidades hemos visto que van más niños a la escuela. No sólo 
son niños de aquí sino de otras colonias que quedan como a media hora. 
También le dan gusto los cursos de capacitación, pues de esta manera conoce más acerca 
de sus derechos y de cómo ayudar a las titulares del Programa. 
Soy madre soltera y gracias a este Programa estoy sacando adelante a mis hijas. Como 
vocal me siento muy bien, ya que me he desarrollado más y más, sobre todo en las reu-niones 
con otras vocales. Oportunidades nos ayuda mucho, económicamente. Es algo 
muy bueno. Yo veo cómo ya van al bachillerato los hijos de mis compañeras amigas. Con 
este apoyo los muchachos se esfuerzan más. Antes no les importaba estudiar y ahora sí. 
Una mujer se transforma 
43
Oportunidades: Historias de Éxito
Yunuén: ecoturismo comunitario 
Generar empleos y evitar la migración 
Yunuén es una isla en el lago de Pátzcuaro. Sus habitantes viven del ecoturismo. Se organi-zaron 
para poner en marcha el Centro Turístico Yunuén, que incluye el traslado en lancha y 
el hospedaje en cabañas. 
Jorge Morales Pablo es el responsable del Centro. Nos informa: 
Yunuén es una comunidad indígena con muchas ganas de salir adelante. Somos 22 
familias las que vivimos aquí. Llevamos doce años trabajando este proyecto. 
En total, el Centro Turístico Yunuén cuenta con 22 socios y 22 empleados. 
Cada uno trabaja en lo que es bueno. Algunas son recamareras o cocineras, y algunos 
meseros o jardineros. También hay encargados de la lavandería. Todo se dividió, por lo 
que cada uno sabe lo que le corresponde hacer. La administración también la llevamos 
nosotros, con gente de la propia comunidad. No tenemos ningún servicio contratado por 
fuera.Todo es interno. Hay quien ha querido asociarse pero no queremos aceptarlo debi-do 
a malas experiencias. Lo hacemos todo nosotros para no echarle la culpa a nadie. 
Hasta ahorita vamos funcionando bien. El proyecto ha cumplido las expectativas que 
nos planteamos inicialmente, que son las de generar empleos, mejorar el nivel de vida y 
evitar la migración. 
Entre 1975 y 1980Yunuén sufrió una migración de hasta el 60 por ciento.Muchos de sus habi-tantes 
se fueron a buscar una mejor calidad de vida a la Ciudad de México y a Guadalajara. 
Las familias que quedaron buscaron soluciones para sobrevivir. 
47
Casi de inmediato pensamos en convertir a la isla en un atractivo sitio turístico. Pedi-mos 
la anuencia de quienes se fueron y nos dijeron: “hagan su lucha. Si no han podi-do 
salir de Yunuén quédense a vivir como Dios les dio a entender”. Y así lo hicimos. 
Oportunidades: HISTORIAS DE ÉXITO 
Las cabañas las construyeron en tierras comunales, por lo que su propiedad también es 
comunal. Son siete cabañas chicas y dos grandes, dedicadas a hospedar al turismo tanto 
nacional como internacional.Tres cabañas son para dos personas, tres para cuatro personas, 
una para seis y dos para dieciséis. Su capacidad es para sesenta huéspedes, con todos los 
servicios. Hay restaurante y las cabañas matrimoniales y familiares tienen cocineta. Están 
por construir una suite con jacuzzi y chimenea. 
La mejor época es Semana Santa, así como el Día de Muertos y finales del mes de diciembre. 
En esos días el Centro se llena totalmente. Algunos compañeros hasta han puesto a dis-posición 
sus casas para albergar a los turistas que llegan. En esos casos no se les cobra 
nada. Es como una inversión, porque sabemos que han quedado tan a gusto que van a 
regresar en otra ocasión y se hospedarán en las cabañas. 
Con la mujer el dinero está más seguro 
El Centro Turístico Yunuén se encuentra haciendo gestiones para que se les apoye de mane-ra 
federal a través de la Comisión de los Pueblos Indígenas. En la década de los noventa fue-ron 
apoyados por el Instituto Nacional Indigenista, cuando se le dio auge al ecoturismo y se 
auspiciaron los Pueblos Regionales de Solidaridad. Recibieron fondos regionales y apoyos 
tanto federales como de la Secretaría de Urbanismo y Medio Ambiente, SUMA. Dos de las 
cabañas las pudieron construir por mediación de la FAO. 
Hubo una inversión de aproximadamente 2.8 millones de pesos del Gobierno Federal, 
que incluía las tres lanchas grandes que forman parte del proyecto. Una de las lanchas, 
la más chica, es para 40 personas y es exclusiva del Centro, y las otras dos están dentro 
de la cooperativa de Pátzcuaro, ya que se adquirieron con todo y ruta. 
48
Yunuén: ecoturismo comunitario 
Para abastecerse de provisiones van a Pátzcuaro. Lo hacen los martes y los viernes, que son 
los días de mercado. 
Jorge Morales Pablo está contento por la mejoría en la situación económica de los habitan-tes 
de Yunuén. 
Varias familias tienen apoyos de Oportunidades y su nivel de vida ha mejorado mucho. 
Anteriormente veíamos niños descalzos con su ropita muy gastada y ahora los niños ya 
traen bien su ropa, lo mismo que su calzado. Se ven más alimentados y todos tienen sus 
útiles escolares y sus uniformes. Antes de que llegara Oportunidades iban a cerrar la 
escuela y ahora todos los niños de la isla van a clases. 
En Yunuén, en promedio, cada trabajador gana cincuenta pesos diarios. 
A veces reciben 150 pesos, pero eso sólo ocurre en fines de semana. No nos alcanza, por 
lo que Oportunidades viene a complementar el gasto familiar. Muchas mujeres, cuando 
reciben sus apoyos, se traen su buen bonche de maíz, frijol, arroz y azúcar. Lo compran 
en cantidades para no estar pensando qué voy a comer mañana o pasado mañana. Eso 
me consta, pues yo veo que cuando salen por sus apoyos es como su día de fiesta. Se sur-ten 
sobre todo de granos y de lo básico para alimentarse. 
A Jorge le parece bien que Oportunidades apoye a las mujeres. Afirma: 
Ellas son las que llevan la administración familiar. Si el dinero se le diera a los hombres 
lo gastarían en la cantina, con los amigos: “yo disparo esto, yo disparo aquello y a ver 
después cómo me las arreglo”. Con la mujer, en cambio, el dinero está más seguro. Mis 
respetos para ellas. 
49
Quiero ser médico 
Un muchacho huichol entusiasta y preparado 
Un día, un medio hermano fue picado por un alacrán. Murió al poco tiempo, debido a la 
falta de atención médica. Eso impactó a Salvador González Sánchez. Desde entonces quie-re 
estudiar medicina, convertirse en doctor. 
Nadie quiere trabajar en la sierra. Por eso se murió mi hermano. Porque no hubo quién 
lo atendiera. Yo estaba muy morrillo cuando sucedió y no pude ayudarlo. Pero eso va a 
cambiar porque, cuando yo sea médico, voy a poner mi consultorio aquí, para ayudar a 
mi comunidad. 
Salvador tiene 23 años. Es un muchacho huichol entusiasta y muy preparado. Cuando esta-ba 
en la secundaria tomó un curso de primeros auxilios. Le dieron un certificado, una iden-tificación 
y un botiquín de medicamentos básicos. Ahora estudia el cuarto semestre de la 
licenciatura en enfermería. 
No hay medicina aquí en este campus de la Universidad de Guadalajara. Me voy a reci-bir 
de enfermero y después estudiaré medicina. 
Salvador está comprometido con su comunidadWirrárica, a la que volverá una vez conclui-dos 
los estudios. 
Regresaré con mucho gusto a brindarles lo que sé. Además, como se me dificulta un poco 
el español, será muy bueno atender a los pacientes en mi propia lengua, el huichol. 
51
Mi nombre en huichol es Xitacame 
Oportunidades: HISTORIAS DE ÉXITO 
Salvador tiene cinco hermanos. Uno de ellos es adoptado. José Guadalupe, se llama, y no le 
gusta estudiar. Sabe leer y escribir, pero muy poco. Sus otros hermanos sí estudian. María 
Esther, de 19 años, acaba de terminar la prepa. José José, de 16 años, está en la prepa y ya 
desde ahora muestra sus deseos de entrar a la universidad. Joel estudia tercero de primaria, 
al principio se le dificultó mucho la escuela pero ya está mejorando. El más chico de los her-manos 
apenas va en segundo de primaria y le gusta mucho la escuela. Todos son oriundos 
de Banco del Venado, una comunidad huichola en el municipio de Bolaños. Se visten con su 
típico atuendo huichol. Cada uno tiene su nombre cristiano y su nombre en su propia len-gua. 
El de Salvador es Xitacame, que significa Espiga. 
Mi mamá es analfabeta y mi papá tiene terminada la primaria. Aun así, siempre me han 
apoyado en mis estudios. A mi papá le da mucho gusto. Dice que, aunque él no tuvo la 
oportunidad de estudiar, está muy contentote de que yo estudie lo que estudie. Que esto 
de la medicina le va a traer mucho beneficio a la comunidad. Él sabe que la idea de con-vertirme 
en doctor ha estado en mí desde que era un morro. 
Salvador vive ahora en Colotlán, lugar en donde abundan los alacranes, a ocho horas en 
camión de Banco del Venado. 
Cuando salí de mi casa para estudiar fue muy complicado.Todo comenzó desde la prepa, 
porque no había prepa en mi pueblo. Pensé: ¿a donde me voy a estudiar, si no tengo dine-ro 
ni nada? Pero me hice el propósito de sacar mi prepa. Sólo tenía el apoyo de Oportu-nidades, 
si bien no era suficiente. Mi papá y yo tuvimos una conversación y le dije que 
quería seguir estudiando. Él es campesino, no tiene un trabajo fijo, sólo lo que gana en 
el campo cosechando maíz y, aunque a veces tiene trabajo y a veces no, me dijo que 
siguiera estudiando, que él me apoyaba. Fui a la preparatoria del Colegio de Estudios 
Científicos y Tecnológicos del Estado de Jalisco CECyTEJ, en Totatiche, y pregunté por las 
inscripciones. Me dijeron que ya se habían cerrado. No conforme, me fui a Bolaños, y ahí 
sí me pude inscribir. Conseguí un trabajo en el DIF de Bolaños y empecé a ayudarme con 
lo poquito que me pagaban, apenas $50.00 por medio tiempo. Con eso me ayudaba 
52
mientras me llegaban los apoyos de Oportunidades. Así me la pasé un tiempo hasta que 
estuve en tercero de prepa, conseguí otro jale y me la fui pasando mejor. 
En Colotlán comparte sus gastos de hospedaje con un compañero de su propia comunidad. 
Se conocen desde la primaria. Él es muy serio, muy tranquilo, y también estudia enfermería. 
La renta que pagan asciende a $1,200.00 mensuales. En la universidad paga una pequeña 
cuota de recuperación al semestre. 
Como es un campus de la Universidad de Guadalajara,UDG, pues no cobra caro. Actual-mente 
no trabajo, pero en las vacaciones me la pasé trabaje y trabaje y con lo que aho-rré 
me voy a sostener todo el semestre. Mis papás también me mandan algo, pero como 
no tienen un trabajo fijo, a ratos sí me lo mandan y a ratos no. 
Cuando su hermano termine la prepa ya le prometió que vivirá con él, para que curse la 
carrera que quiera en la UDG. 
Lo apoyaré en todo lo que pueda –afirma convencido. 
Me enfrenté con la tecnología 
La familia de Salvador tiene 8 años en Oportunidades. 
Para nosotros la vida cambió con este apoyo. Con la beca pudimos comprar libros y ropa, 
principalmente. Y alimentos. Antes no comíamos carne y ahora sí. 
Los talleres de autocuidado fueron especialmente importantes para Salvador. Bolaños es 
una zona mestiza, y como él provenía de una comunidadWirrárica, al principio no se sintió 
muy a gusto. Experimentó un choque cultural que sólo fue desapareciendo con las pláticas 
que recibía. 
Mi mamá me dice que gracias a Oportunidades podemos estudiar las personas de esca-sos 
recursos y de comunidades lejanas. Por eso tenemos que aprovechar esta oportuni- 
Quiero ser médico 
53
dad. Ella está muy orgullosa de mí. Todavía más, porque ella no pudo estudiar. Antes los 
papás eran muy duros y no dejaban que sus hijos fueran a la escuela. Bueno, principal-mente 
a las niñas. 
Oportunidades: HISTORIAS DE ÉXITO 
Esta situación ha mejorado pero todavía faltan muchas cosas por hacer. Según Salvador, en 
su comunidad las mujeres casi no estudian, sólo el 40 por ciento, y a la universidad nada 
más el uno por ciento. 
Salvador, en la universidad, no usa su traje huichol sino ropa de mestizo, ya que es más 
cómoda por el clima. Hace fresco, se pone un suéter y listo. Eso sí, cuando va a su comuni-dad 
porta con orgullo su atuendoWirrárica. Extraña a su familia, pero ahora ya puede comu-nicarse 
con ellos a través del teléfono celular e incluso del correo electrónico. Dice: 
Cuando me separé de mi familia me enfrenté con la tecnología. Antes no usaba teléfo-no 
celular, ni computadora, ni correo electrónico. Entré a la prepa y me compré un celu-lar. 
No sabía ni manejarlo, pero empecé a comunicarme con mi familia. Después, los 
correos electrónicos. Antes no sabía nada de computadoras o celulares, pero aquí apren-dí 
poco a poco. Actualmente, en mi comunidad hay una casa universitaria donde pres-tan 
computadoras y así me comunico con mis hermanos. Como ellos también están 
estudiando, pues tienen su correo electrónico. Uno de mis hermanos, además, también 
tiene su celular, así que cuando queremos nos hablamos. Por supuesto, lo hacemos sobre 
todo cuando entra la nostalgia. También hablo con mi mamá cuando no está en el ran-cho. 
Ahí no hay señal, queda como a cuatro horas de la comunidad, así que hablamos 
cada 8 ó 15 días. Los extraño mucho. 
Gracias a Oportunidades sus hermanos estudian, lo que Salvador agradece constantemente. 
Oportunidades nos ha permitido superarnos. Es una buena forma de salir adelante. 
54
Quiero ser médico
La única herencia que te puedo dejar 
“Mesol té a llorar” 
Por falta de recursos, sólo estudió hasta la secundaria. 
Yo hubiera querido seguir estudiando. Presenté el examen para la prepa, y lo pasé, pero 
mis padres no tenían dinero. Me quedé sin estudiar. 
Miguelina Ramírez Álvarez vive en Zacate Colorado, muy cerca de Poza Rica,Veracruz. Suspi-ra, 
no sin un dejo de tristeza, como si se tratara de una queja largamente guardada: 
Por aquel entonces, si hubiera existido Oportunidades, seguramente hubiera continua-do 
con mis estudios. 
El caso de su hijo es diferente. Es uno de los beneficiarios del Programa. Recibió su beca a 
partir del cuarto año de primaria y la mantuvo hasta finalizar la preparatoria. 
Cuando mi hijo recibió sus papeles de prepa –recuerda Miguelina–, sentí que se me salía 
el alma, el corazón. Es un muchacho muy dedicado, muy estudioso. Me solté a llorar de 
puro orgullo. 
En esos momentos pensaba:“Gracias, Dios mío, aunque yo no pude, él sí”. Ahora es su propio 
hijo quien la alienta. “Me dice: mamá, eres muy inteligente, deberías ponerte a estudiar algo, 
qué tal computación”. Miguelina le agradece sus palabras, pero responde: “No, mejor yo te 
voy a ayudar en todo lo que pueda para que sigas estudiando”. 
Víctor Alfonso Hernández Ramírez es el nombre de su hijo. Ahora cursa el primer año 
de la universidad. Ingeniería Industrial. Ya solicitó una beca del Pronabes y le dijeron que 
tiene muchas posibilidades de conseguirla, al haber sido becario de Oportunidades. 
57
Gracias a Dios lleva muy buenas calificaciones. Estudia en el Tecnológico que queda en 
Poza Rica. Sale de la casa a las cinco de la mañana para llegar a la escuela a las siete. 
Tiene que pagar dos pasajes de ida y dos de venida. Pero cualquier sacrificio vale la pena 
para que no deje de estudiar. Su papá también está de acuerdo. Le dice: “mientras Dios 
me dé fuerza y salud, pues tú sigue estudiando para que logres algo en la vida. Es la 
única herencia que te puedo dejar”. 
Antes no nos daban consulta. Ahora es distinto 
Oportunidades: HISTORIAS DE ÉXITO 
Miguelina es Vocal de Salud. Ella ha atestiguado cómo ha crecido el servicio médico que 
otorga la clínica local. 
La trabajadora social es la que nos coordina en cuanto a fechas de vacunas y consultas 
médicas. Hace que todos estemos puntuales, así sean diabéticos, hipertensos o con dia-rreas. 
También está al tanto de las temperaturas y todo eso. Ahorita está un médico, 
quien se responsabiliza de las consultas médicas de las titulares. A veces da de 30 a 45 
consultas diarias, ya sea en la mañana o en la tarde. Es un médico pasante. Es el que está 
sacando a flote muchas consultas. Hace poco, aquí en Zacate Colorado, nos vino una epi-demia. 
Algunos tenían mucha temperatura. Y él los atendía. 
Para ella, la comunidad de Zacate Colorado ha dado un cambio en su forma de vida. 
Antes de Oportunidades muchas personas se morían, al no acudir al Centro de Salud. 
Antiguamente, si iban a consulta, no los atendían o les decían: “usted no tiene nada”, y 
los regresaban. Ahora es distinto. Ahora, persona que llega, persona que es enviada a 
consulta. Tanto la enfermera como el médico y la trabajadora social los atienden y les 
dan una orientación muy buena. Hemos mejorado mucho aquí con Oportunidades. 
Antes no se veía que trajeran a los niños y ahora los traen desde recién nacidos. Los vacu-nan 
contra la rubéola, el sarampión, el tétanos y todo eso. Yo veo cómo han mejorado 
las cosas. 
Como Vocal de Salud asiste a todas las pláticas. 
58
La única herencia que te puedo dejar 
Ahí les pregunto: “A ver, alcen la mano los que falten de vacunas”. Gracias a Dios ahora 
tenemos más vacunas. La trabajadora social se encarga de esto. A los jóvenes que están 
en el Telebachillerato les dan su plática acerca de cómo deben cuidarse ante enfermeda-des 
contagiosas como el SIDA. Aquí se les previene de todo eso y se les da su autocuida-do. 
Todo, en un muy buen ambiente. Siempre se les dice y se les explica todo. 
Para ella, una de las claves del éxito que ha tenido el servicio médico radica en lo excelente-mente 
organizados que están el doctor, la enfermera y la trabajadora social. 
El trato que nos dan, así como la atención, es muy buena. Se acercan mucho a la traba-jadora 
social. Ella lleva la organización de grupos de diabéticos, de hipertensos y de 
embarazadas. Todo aquel que se le acerca recibe muy buen atención. Tiene como cinco 
años que llegó a esta clínica. Nosotros, desde que iniciamos con el Programa Oportuni-dades, 
ha sido siempre alguien que nos apoya, incluso psicológicamente. Las titulares de 
Programa han sido muy beneficiadas. 
59
Un Ángel en mi vida 
Quisiera estudiar Ingeniería Forestal 
Hortensia León es madre soltera, tiene treinta y tres años y se dedica a arreglar ropa para 
sus vecinas. Cuenta con una máquina de coser. Vive en Tlaxiaco, Oaxaca. Habita una casa 
prestada por su hermano. Al interior hay un patio con un pequeño jardín de rosales y, alre-dedor 
de él, tres cuartos. Uno lo ocupa la cocina, otro su madre y otro Hortensia con su hijo. 
Ángel, se llama. Ángel García León. Tiene ocho años y acaba de entrar a tercero de primaria. 
Ya va a empezar a recibir su beca Oportunidades. Qué bueno, porque nos va a ser de gran 
ayuda. 
A Ángel no le gusta mucho la escuela pero Hortensia lo insta a echarle ganas al estudio. 
Lo motiva a leer y a escribir. 
Quiero que termine, que haga una carrera. 
Tiene el ejemplo de sus hermanas, que se recibieron como licenciadas en Administración. 
En cambio, sus hermanos sólo terminaron la secundaria. Ella misma tuvo a Ángel y dejó de 
estudiar. Pero las cosas han cambiado. Quiere superarse, progresar. Se esforzó por estudiar 
el bachillerato pues, como ella misma lo supo en carne propia, “es muy difícil conseguir tra-bajo 
sólo con la secundaria terminada”. 
Me animé a estudiar. Hice el bachillerato en el sistema abierto. Fueron tres años muy 
duros pero lo logré. Fueron años de desvelos, de estudiar todos los días, hasta sábados y 
domingos. Ya llevaba como diez años de no ir a la escuela y al principio no agarraba el 
ritmo, me pesó. Además fue doblemente duro porque no podía descuidar a mi hijo. Fui 
madre y estudiante a la vez. 
61
Oportunidades: HISTORIAS DE ÉXITO 
A Hortensia le gustaría estudiar Ingeniería Forestal. 
Pero eso será luego. Primero tengo que sacar adelante a mi hijo con sus estudios. Que él 
sí tenga una carrera, que se titule. Eso es lo que quiero. 
Apoyos para comprar lo básico 
Hortensia está muy contenta. Su hijo está bien de salud. Lo lleva a todas sus consultas médi-cas. 
Ya no se enferma como antes. Está más consciente de los cuidados que debe brindarle 
y se siente acompañada y protegida por los doctores y enfermeras que los atienden. 
Antes me angustiaba mucho al verlo enfermo, porque no sabía qué hacer. Tampoco 
tenía dinero para un doctor. 
Ahora ella misma y su propia madre también son atendidas por Oportunidades. Están 
muy al pendiente de su salud. Ahora ya saben lo que es y para qué sirve un papanicolau, 
una mamografía. Y pueden ir al doctor sin preocuparse de tener el dinero suficiente para 
la consulta. 
Gracias también a Oportunidades y a sus propios deseos de superación, Hortensia se 
inscribió en un curso de costura. 
Me metí a un programa de capacitación para adultos e hice un curso de dos años. Ahora, 
gracias a Dios, tengo mucho trabajo. Vivo un poco más tranquila y puedo estar más al 
pendiente de mi hijo, ya que no tengo que salir a trabajar sino que trabajo aquí en mi 
casa. Mis vecinos me vienen a dejar sus prendas o me recomiendan a sus conocidos. 
El apoyo que le da Oportunidades lo destina a la despensa. Ahora, con el fruto de su traba-jo, 
puede ir ahorrando y de poquito en poquito le hace mejoras a su casa o se compra algún 
electrodoméstico. 
Yo creo que Oportunidades es un muy buen Programa. A mí me dio la posibilidad de 
estudiar y de atender mejor a mi hijo, así como también la posibilidad de tener una vida 
mejor, con menos preocupaciones. Ahora que mi hijo empiece a recibir su beca, será un 
62
gran apoyo para mí. Soy madre soltera y lo de la costura es muy noble pero a veces el 
trabajo escasea. 
Hortensia recibe capacitación cada dos meses. Asiste a la charla de la vocal junto con otras 
setenta y siete beneficiarias de Oportunidades. 
Agradezco mucho los apoyos que recibo. Los alimentos de la canasta básica han subido 
demasiado. El kilo de frijol está carísimo, lo mismo que el arroz, el aceite, todo. Oportu-nidades 
nos permite vivir mejor. Tener para comprar lo básico. 
Un Ángel en mi vida 
63
Oportunidades: Historias de Éxito
El Jefe: un estudiante de oro 
Nunca tuve vacaciones 
Hace calor. El sudor recorre el rostro de Moisés Vite de la Cruz. Tiene veintidós años y cursa 
el quinto semestre de la carrera de Ingeniería Agrónoma en el Instituto Tecnológico de 
Huejutla. Usa anteojos. Su mirada es inteligente. Su talante es el de un muchacho estudio-so, 
decidido a convertirse en un exitoso profesionista. 
Su vida ha sido dura. Desde muy pequeño conoció lo arduo de las faenas del campo. 
Estudiaba y trabajaba. Concluía su día de clases y marchaba a ayudar a su papá. Sembraba 
maíz y frijol. Escardaba. Estaba al pendiente de la cosecha. 
No sé lo que sean las vacaciones, porque nunca las tuve. 
Un día su padre sufrió un severo accidente de trabajo y luego de ello cayó en el alcoholis-mo. 
Fue un fuerte golpe para toda la familia, que veía cómo don Modesto se dejaba llevar 
por la bebida. 
Por fortuna ya está en recuperación. Asiste a sus sesiones de Alcohólicos Anónimos y se 
ha alejado del trago. 
Su padre tiene 56 años y su mamá, doña Cándida de la Cruz, 46. Además de Moisés, la fami-lia 
Vite de la Cruz se integra por tres hermanos más: Coquitl, Elizabeth y Luis Ángel, de 26, 
18 y 12 años de edad, respectivamente. 
El Jefe 
A Moisés lo apodan “El Jefe”, en virtud de su natural don de liderazgo. Es miembro de la 
Sociedad de Alumnos y un estudiante de lo más brillante y destacado. 
67
Siempre me interesé en el estudio. En la secundaria había un maestro que nos decía: 
“estudien, estudien. Salgan de su comunidad y conviértanse en unos muchachos 
emprendedores. Recuerden que el buen gallo en cualquier gallinero canta”. 
Oportunidades: HISTORIAS DE ÉXITO 
Este maestro fue quien motivó a Moisés a seguir adelante y la familia entró en contacto con 
Oportunidades. Moisés le hizo caso y obtuvo una beca a partir del segundo año de secun-daria. 
Estudió la preparatoria en San Sebastián,Veracruz, y en el CEBETA 5, en Hidalgo. Cada 
vez que terminaba el año escolar, llegaba con sus padres y les mostraba con orgullo la bole-ta 
de calificaciones. 
De no ser por Oportunidades no hubiera podido seguir estudiando. Ahora cuento con el 
apoyo de una beca del Pronabes, pero reconozco que de no ser por Oportunidades mi 
vida tendría otra historia. Mis padres se la pasaron dura para mandarnos a la escuela. 
Pero con su propio esfuerzo y la ayuda del Programa, la libramos. Nos ha ayudado para 
salir adelante. 
“El Jefe” viste una camisa de manta y pantalón de mezclilla. Su cabello es corto y su tez 
morena. Tiene los ojos rasgados. 
A veces creen que soy de ascendencia oriental.No soy ni chino, ni japonés, ni coreano. Soy 
más mexicano que nada, pero no sé qué pasó con mis ojos –y se sonríe. 
Escuela de madera, estudiantes de oro 
Huejutla de los Reyes se encuentra en el norte del estado de Hidalgo, a escasas dos horas de 
la frontera con Tamaulipas. En el verano la temperatura llega a subir cerca de los cuarenta 
grados. Moisés no es oriundo de este lugar pero se mudó para poder estudiar la carrera en 
el Tecnológico.Vive solo en un cuarto que renta. Cada dos meses viaja a ver a su familia y su 
mamá lo visita de vez en cuando. Le gusta ver a su familia: 
Son lindos. Mi papá nunca nos abandonó, a pesar de sus problemas con el alcohol. Se iba 
con sus amigos y, aunque llegara por completo borracho de regreso a casa, nunca 
68
El Jefe: un estudiante de oro 
nos pegó. Mi mamá, por otro lado, nos enseñó a respetar a nuestros semejantes y a 
echarle ganas a todo lo que hacíamos. 
Moisés habla con aplomo y mucha confianza en sí mismo. Se ha convertido en un ejem-plo 
de superación para su familia. Sus padres están orgullosos de él, lo mismo que sus 
hermanos. 
Luis Ángel, mi hermano menor, dice que quiere seguir mis pasos. Que también va a estu-diar 
una carrera. Apenas va en primero de secundaria. Es afortunado, porque cuenta con 
el apoyo de Oportunidades. Qué bueno por él y para mis papás. Cuando yo tenía su edad 
no teníamos dinero para unos tenis o una mochila. Mi hermano ya no pasó por eso. Su 
nivel de vida es muy diferente al mío. Me alegro, porque así podrá aspirar a un futuro 
mejor. Yo le digo: “estudia, no dejes de estudiar. Tal vez nuestra escuela sea de madera 
pero nosotros somos estudiantes de oro”. 
Al “Jefe” le gustaría poder recibirse de ingeniero y ayudar a su comunidad. 
De niño teníamos que cuidar nuestra libretita y nuestro lápiz. Ahora ya se cuenta con 
apoyos para mochilas, para ropa, para útiles escolares. Yo también quiero poner mi gra-nito 
de arena para mejorar las condiciones de nuestro pueblo. 
Sus raíces indígenas no abandonan a Moisés. A los niños y jóvenes de su comunidad les 
habla en náhuatl y les dice: “No se queden estancados. Estudien. Aprovechen los apoyos, las 
becas. Los pueblos indígenas sí podemos salir adelante. Superémonos”. 
Escribe algo en náhuatl. Nos lo enseña y lo lee en voz alta: 
TITLAXKAMATILIA OPORTUNIDADES PANPA IKA NI KUALA TI IXTOKE 
Traduce: 
LE AGRADECEMOS A OPORTUNIDADES PORQUE VIVIMOS MEJOR. 
69
Decidimos no cruzarnos de brazos 
Montamos una obra de teatro 
Capula, en el Municipio de Morelia, en el Estado de Michoacán, es una comunidad muy 
renombrada de alfareros. Su habilidad en el manejo de la cerámica les ha dado fama nacio-nal 
e internacional. Producen piezas de ornato de gran calidad, como las Catrinas de Barro. 
Ahí vive Adela Alejandre Flores, una mujer muy consciente de la necesidad de progre-sar 
como seres humanos y como ciudadanos. 
Antes de Oportunidades había un grave problema de alcoholismo. Los hombres bebían 
mucho y golpeaban a las mujeres. Antes de Oportunidades los niños no iban a la escue-la, 
o nada más aprendían a leer y escribir y los sacaban. Esto ha cambiado. Gracias a las 
pláticas que nos dan hemos decidido no cruzarnos de brazos sino actuar para resolver 
aquello que nos preocupa. Hablamos con las autoridades para que no vendieran vino a 
altas horas de la noche, o que si mandaban a niños, tampoco se lo vendieran. Por ahí 
empezamos. Ahora tenemos maestras de kinder, de guardería, y los niños y jóvenes ter-minan 
la escuela. Tenemos el caso de dos jóvenes que ya son contadores y uno abogado. 
La violencia familiar también se acabó.“Quizá todavía hay por ahí un hombre golpeador que 
se nos escapa, pero las mujeres han aprendido a no dejarse, a defenderse”. Para evidenciar y, 
al mismo tiempo, poner un freno a este problema, Adela y sus amigas beneficiarias de 
Oportunidades montaron incluso una obra de teatro: 
Lo hicimos porque no había forma de que las mujeres dejaran de aguantar al marido 
con sus maltratos. Los consideraban como dioses. Entonces montamos un escenario. Lo 
montamos con lo que teníamos, con sábanas y colchas. A una señora le pusimos unos 
bigotes, un sombrero, una pistola y una botella. A otra una bata, una almohada, y le pin-tamos 
ojeras. Así pusimos al borracho y a la señora embarazada, junto con algunos 
71
niños que nos prestaron. En la obra, la señora de los bigotes llegaba borracha y golpea-ba 
a su esposa porque quería el dinero de Oportunidades. La otra no se dejaba. Así empe-zamos 
a mostrar ese problema. Ahora ya se defienden. Ahora todas las mujeres salen a 
trabajar, ya no se quedan así nada más, pues antes tampoco las dejaban salir. Todo 
empezó porque tenían que ir por sus apoyos y sus maridos, por el interés del dinero, pues 
las dejaban. ¡Vieran ahora que diferente es nuestra comunidad! De maridos borrachos y 
golpeadores, ahora tenemos esposos cooperadores y trabajadores. Todo eso se lo debe-mos 
al Programa Oportunidades. 
Oportunidades: HISTORIAS DE ÉXITO 
Su propio esposo, Juan Filogonio Mata Arroyo, cambió de parecer con el paso del tiempo. 
Al principio no creía en Oportunidades. Pensaba que era como el Apocalipsis, que les darí-an 
dinero y luego se los cobrarían muy caro. Que se llevarían a sus hijos. Que era cosa del 
diablo. 
Tuve que llevarlo a fuerzas a sus consultas. 
Poco a poco fue cediendo. Pero, mientras tanto, se tuvo que enfrentar a sus recelos y a los de 
los demás hombres del pueblo. 
Me empezaron a decir “la revolucionaria”. Y es que también hemos tenido que enfren-tarnos 
a los caciques. Aquí hay gente que tiene mucho dinero y que nos ven como indios. 
Se preguntaban: ¿y ella quién es para abrirles los ojos, para limpiar el pueblo, para venir 
a vacunar? Yo les contestaba: somos unas señoras preparadas, capacitadas y queremos 
que nuestra comunidad salga adelante. Luchamos contra todo. Por eso mi esposo me 
decía: te vas a meter en problemas. ¡Yo con qué te voy a defender si ni carabina tengo! 
Yo le decía: no te preocupes. Nosotras le decíamos a los caciques: no se atrevan a decir-nos 
o hacernos algo, porque se meten con el Gobierno Federal. Ése ha sido nuestro escu-do. 
No ha sido fácil porque también hemos tenido que luchar con los políticos de Capula. 
Mi esposo no me dejará mentir: antes de que yo fuera vocal, aquí en Capula hacían un 
verdadero acarreadero de gente. Decían que los apoyaran o les iban a quitar la beca de 
Oportunidades. Se juntaban en la plaza de seis a ocho carros llenos de gente. Yo les decía 
que no hicieran caso. Por eso me tuve que enfrentar a muchos políticos.Venían a mi casa 
y me decían yo soy fulano de tal y vengo del PRI, yo soy fulano de tal y vengo del PANo 
72
Decidimos no cruzarnos de brazos 
vengo del PRD o vengo de Convergencia. Eran señores que trataban de convencerme de 
entregarles al grupo de titulares. Yo nunca lo hice. Le insistía a las señoras: no vayan, no 
vayan. Algunas me decían: vamos a ir con la Antorcha porque la Antorcha nos va a pavi-mentar. 
Yo les insistía: si van, que sea por voluntad propia, no por miedo u obligación. Yo 
tenía miedo de que les fuera a ocurrir algo a los acarreados. ¿Y si un día se voltea un 
carro lleno de señoras? ¿Creen que los políticos van a dar la cara? 
Adela se tuvo que enfrentar también a la reticencia de los pobladores de Capula, que tení-an 
miedo de vacunar a sus hijos. 
Entre las promotoras voluntarias, la doctora y el doctor armamos una despensa para las 
señoras. Le poníamos cuatro huevos, dos manzanas y una sopa, ya que no nos alcanza-ba 
para más. Empezamos la campaña y les decíamos: si dejas vacunar a tu niña, te 
damos esta despensa. Al principio, las señoras sí querían pero los señores no. Nos pregun-taban: 
pero cuando esté grande va a poder tener hijos, ¿verdad? Y es que los caciques les 
decían: si dejas vacunar a tus hijos o se toman esa pastillita, ya nunca vas a tener fami-lia. 
Yo les respondía: verás que cuando esté grande vas a tener un montón de nietos.Vas 
a ver que este niño va a ser como un conejo. Les comentaba que les iba a dar un poco de 
calentura, pero nada más. Y se iban con su despensa y sus hijos vacunados. 
El anexo de la clínica 
Adela es vocal de Oportunidades. Apenas la nombraron y se impuso una meta: hacer un 
anexo a la clínica. 
Nos costó mucho trabajo y hasta lágrimas, porque nadie nos quería ayudar. 
Este anexo es un salón de ocho por trece metros y sirve para dar pláticas sobre drogadicción, 
sexualidad, autoestima y planificación familiar. 
Al principio no nos creían, nos tachaban de locas, que cómo le íbamos hacer. Empezamos 
con rifas, de regalitos, de despensas. Tuve que ir hasta un jaripeo a pedir dinero. Mi espo-so 
me decía: “estás loca, cómo vas a ir allá”. Pero yo, terca. A través del sonido les decía: 
73
“por favor, cooperen para el anexo de la clínica”. Juntábamos y juntábamos. El primer 
dinero que juntamos con puro trabajo fueron veinte mil pesos. Con eso empezamos los 
cimientos. Después les dijimos a todas las señoras: “ahora ya no queremos dinero sino 
que cada una traiga cinco tabiques”. Había muchos señores que son albañiles y nos decí-an: 
“yo te voy a ir a pegar dos metros de tabique”. Y otros:“yo, un metro de cimiento”. Así, 
hasta que se hizo. A la hora de colarlo y ponerle la losa fuimos a pedir cemento fiado a 
un ranchito que se llama El Correo. Me acuerdo que eran como las once de la noche y se 
nos ponchó el carro. Para regresarnos, ¿cómo le íbamos a hacer? Nuestros esposos no 
sabían que andábamos en El Correo. Pensaban que andábamos aquí en la clínica. Al otro 
día convocamos a todos los señores y les dijimos:“por favor, ayúdennos a poner la losa”. 
Después a conseguir la madera para la cimbra. El chiste es que lo hicimos y empezamos 
otra vez, ahora para comprar el vitropiso. La faena era que cada esposo fuera a hacer 
mezcla y a pegar un poco. Lo terminamos y ahorita está muy bonito. Es de lo mejor. Sirve 
para las pláticas. Ahí guardan la leche, los complementos de Oportunidades. Aparte sirve 
para operaciones, para juntas de médicos. Ellos tienen su IMSS en Morelia pero les gusta 
venir aquí. 
Ya no somos tan tontas 
Oportunidades: HISTORIAS DE ÉXITO 
Adela estudió hasta sexto año de primaria. Mataron a su papá y la sacaron de la escuela. 
Cuando íbamos a recoger nuestros apoyos, había que firmar y nos decían: pónganse a 
practicar en una libretita o en un papel, para que no se tarden tanto y se desocupen más 
rápido. Entonces pregunté y un maestro nos orientó para buscar al INEA. Eran como cien 
que aprendieron a leer y escribir. Muchas terminaron la primaria. A mí me gustó, le seguí 
y terminé la secundaria.Yo las animaba: tienen que aprender. ¿A poco no les da vergüen-za 
poner siempre su cruz y su huella? Ahora sólo las muy viejitas no saben escribir. De ahí 
en fuera, a todas las alfabetizamos. No sé ni cómo le hicimos. En las tardes les poníamos 
cartulinas y nos daban material para ir conociendo las letras con animales y aprendie-ron 
a leer y escribir. Ahorita las señoras titulares ya no son tontas, ya no tienen tanto 
miedo, ya no son tan cohibidas. 
A través de Oportunidades, hay menos deserción escolar. 
74
Decidimos no cruzarnos de brazos 
Antes, en Capula, los únicos que tenían su certificado de primaria eran los hijos de los 
caciques, de la gente más rica. Todos los demás, no iban a la escuela o se quedaban en 
segundo, en tercero de primaria. No iban no porque no quisieran sino porque tenían que 
trabajar para ayudar a su familia. Ahora ya hay más niños que terminan con su escuela. 
Adela está contenta porque ahora hasta sus propias hijas han podido continuar con sus 
estudios. La más pequeña está en la secundaria y la grande estudia para cultora de belleza. 
Les digo que se preparen. Que estudien computación. Gracias a que terminé la secunda-ria 
me dieron un trabajo en una casa de cambio. 
Adela no se preocupa tan sólo de la salud y educación de sus titulares sino también de su 
preparación física. Leyeron en unos folletos de Oportunidades que el ejercicio era bueno y 
se pusieron a hacerlo. Practican aerobics. 
Hace poquito pusieron unas cartulinas para invitar al pueblo de Capula a una demos-tración 
aeróbica, de karate y tae kwon do, y no pasó nada. Nadie llegó. Vino a verme el 
señor que organizaba estos deportes y me dijo: “estoy a punto de perder mi trabajo por-que 
ninguna comunidad quiere hacer ejercicio”. Había ido con el jefe de tenencia de otro 
pueblo y le había dicho: “a mí no me importa nada de eso. Lo que me interesa son mis 
vacas, no si las señoras están gordas o flacas o les falla o no la presión. A mí, sólo mis 
vacas”. Yo le dije que le iba a reunir a las señoras de Oportunidades. Nos quedamos de 
ver un miércoles y el joven se llevó toda una sorpresa. El salón estaba lleno. Hasta llegó 
una viejita de 80 años. El muchacho casi lloraba. Nos decía: ya fui a Tiripetío, a todas par-tes, 
y en ningún lado me hacían caso. Nos puso una maestra gratis. 
Además, las señoras de Capula se ejercitan mediante el baile. Esto último fue idea de la pro-pia 
Adela. 
A los 14 años quedé huérfana. Estaba embarazada. Debí buscar un trabajo y me mudé al 
D.F. Ahí conocí a una señora argentina y a su hija, quienes me enseñaron a bailar músi-ca 
de los ochentas. Tiempo después, como vocal de Oportunidades, se me ocurrió la posi-bilidad 
de ponernos a bailar. Comenzamos a poner música y a bailar. Nos compramos 
75
discos de zumba, y conseguimos una tele y un dvd. Tenemos horarios y clases en varios 
barrios. Algunas llegan y nos dicen: yo no tengo Oportunidades pero me gustaría hacer 
ejercicio con ustedes. Nosotros les decimos que sí. No tienen que pagar nada. Sólo les 
pedimos que se comprometan a hacerse el papanicolau y que lleven a sus maridos a 
medirse el azúcar y la presión. 
Somos las hormiguitas 
Oportunidades: HISTORIAS DE ÉXITO 
La filosofía de Adela es no quedarse calladas. 
Hay que decir cuál es la problemática, y en Capula es el agua. No hay agua potable. 
Siempre tenemos que andar comprándola o pidiendo que nos cloren el agua del pozo. 
También, a través de Oportunidades, las titulares han llevado a cabo labores de reforesta-ción. 
Acaban de plantar 22 mil árboles. 
Aquí las hormiguitas que se mueven son las señoras titulares. Nos pusimos las botas de 
nuestros esposos, tomamos el azadón y nos fuimos al cerro del Águila, que se nos ha 
quemado mucho y ya estaba muy pelón. 
No sólo reforestan sino también hacen obras de interés social. 
Barremos, vacunamos. Incluso, cuando se muere alguien, ahí andamos. La mayor parte 
de las veces la familia del difunto no tiene dinero y nosotras nos cooperamos, aunque 
sea para unas flores. O ayudamos con tantito maíz o con lo que podamos. Si un niño 
está en el hospital infantil, vamos a ver en qué podemos ayudar. A veces, antes de bus-car 
a la familia, vamos primero con la trabajadora social y le pedimos que nos ayude, 
que sus papás no tienen para pagar los gastos. Le decimos que somos vocales de Opor-tunidades 
y nos hacen descuentitos, a veces descuentotes y a veces no cobran nada.Todo 
eso nos ha ayudado para mejorar nuestro nivel de vida. El Programa nos ha servido de 
mucho y la gente es muy agradecida. Nosotros ayudamos sin pedir nada a cambio. Sólo 
nos queda la satisfacción de ayudar a alguien más. 
76
Jitomates y Esperanza 
Jitomates y mojarras 
La vida no es fácil en Ayahualulco,Veracruz. La riqueza de la vegetación circundante contras-ta 
con la pobreza de sus habitantes. Es una comunidad pequeña, y lo es aún más porque 
muchos de los hombres han decidido buscar fortuna en Estados Unidos.Hay escasez de tra-bajo, 
lo que ha empeorado las condiciones de vida del pueblo. 
Hace dos años algunos de sus pobladores se reunieron para buscar opciones que les 
permitieran enfrentar estas adversidades y obtener recursos económicos. Decidieron 
impulsar dos proyectos: uno de cultivo de jitomate y otro de producción de mojarra tilapia. 
Contaron con el apoyo y la asesoría de la Secretaría de Desarrollo Social y Medio Ambiente 
de Veracruz y de la Comisión Nacional Forestal, que les brindaron los recursos necesarios 
para la construcción de un invernadero y un estanque. 
En la actualidad, producen ocho toneladas anuales de jitomate y veinte kilos de tilapia 
al mes, lo que representa una buena fuente de ingresos para las familias de Ayahualulco. 
En total, son treinta y seis personas las que participan en estas actividades, 
entre las que se encuentran varias mujeres que son beneficiarias del programa Oportuni-dades. 
Una de ellas es Esperanza Mayo Gálvez, quien comenta: 
El cultivo del jitomate no es fácil, y menos por estos rumbos, por el clima. Necesita de 
muchos cuidados. Si no, se echa a perder. 
Antes vendía leña 
Esperanza tiene 48 años. Es madre soltera. Tiene cuatro hijos: Genaro, Pedro, Juana y 
Antolín, de 25, 18, 17 y 16 años, respectivamente. De todos, sólo el menor, Antolín, vive con 
ella. Los demás se han ido para hacer su vida en otra parte. Esperanza los extraña. Genaro, 
el mayor, por ejemplo, vive en Baja California. 
79
Me gustaría tenerlos cerca –dice y su mirada se torna melancólica. 
Oportunidades: HISTORIAS DE ÉXITO 
Es una mujer luchona y trabajadora.También,muy callada y pensativa.Tiene el cabello reco-gido 
en una trenza. Su piel morena muestra los estragos de permanecer mucho tiempo 
expuesta a los rayos del sol. Ahora descansa sentada en una silla, pero toda la mañana se la 
ha pasado en el invernadero, donde cuida con verdadero esmero y devoción sus jitomates. 
Vive en una casita muy humilde, de madera y techos de lámina. Cuenta con electrici-dad 
pero no con agua potable. 
Antes vendía leña, que juntaba por aquí y por allá; lavaba ajeno o tenía que ir a 
Zongolica a realizar trabajos domésticos… 
Sus gastos diarios llegan a los cincuenta pesos. 
No me alcanzaba.Tenía que pedir prestado. Ahora ya cambió la cosa. Oportunidades me 
da tranquilidad. Seguimos luchando, pero ya no es como antes. 
Platica, y al hacerlo, Esperanza entrelaza los dedos de sus manos. Su mirada es firme y serena. 
No le saco al trabajo –dice. 
La esperanza de Esperanza 
El predio donde producen el jitomate y la mojarra lo rentan por seis mil pesos al año. A 
Esperanza le gustaría poder doblar la producción de jitomate. Producirlo en dos ciclos, en 
lugar de uno, como ahora. 
El clima no lo permite, pero tengo la esperanza de que lo lograremos. 
Los pobladores de Ayahualulco hablan náhuatl y Esperanza no es la excepción. 
Mi mamá me lo enseñó. También le aprendí a bordar y a tejer. Tejíamos servilletas. 
80
Esperanza no fue a la escuela. Lo lamenta, pero no se da por vencida. 
Siempre he salido sola –dice. 
Le echa ganas a su trabajo y a la educación de Antolín, quien cursa la primaria. 
Un día una gente de Oportunidades vino a mi casa para hacerme una encuesta y desde 
entonces supe que era algo bueno. Ya tengo dos años en el Programa. 
Su vida es difícil pero sabe que saldrá adelante. 
Que no me falte el trabajo. Que nos vaya bien con lo del jitomate. Eso es lo que pido. 
Mientras así sea, estaré muy contenta. 
Esperanza se despidió. Tomó unas bolsas de jitomate para vender y enfiló con rumbo hacia 
la carretera. 
Jitomates y Esperanza 
81
Oportunidades: Historias de Éxito
Aroma dem anzana 
Vendía pan, tacos y enchiladas 
Hace frío. Un frío recio, que cala hondo. En Las Manzanas el clima es así, extremoso, incle-mente. 
Ahí vive Josefina y su familia. Ahí pudo hacer realidad su sueño: tener su propio 
negocio. 
Todo comenzó hace algunos años. Josefina misma rememora aquellos tiempos, en definiti-va 
duros y aciagos: 
Yo hacía pan para mantener a mis hijos. Mi primer marido se fue. Tenía actitudes 
machistas y realmente nunca recibí su apoyo de pareja. También vendía tacos y enchila-das 
en las ferias y bailes. Lo que se me ocurriera, con tal de ganar algún dinero. Intenté 
de todo pero las cosas como que no salían. No tenía casa. Nos prestaban un lugarcito 
para irla pasando y ahí vivíamos mis hijos y mi segundo esposo, porque me volví a casar 
y tuve otro hijo con él. Nos vinimos aquí a Las Manzanas y empezamos con un cuartito. 
Entré a Oportunidades y las cosas mejoraron. Ahora ya tengo un trabajo estable y nues-tra 
casita la hemos venido haciendo cada vez más grande, de poquito en poquito. 
El negocio de Josefina es noble y, al mismo tiempo, rentable. Le da para alimentar a su fami-lia. 
Consiste en la elaboración de productos de origen natural para combatir diversos pade-cimientos 
y enfermedades. 
La idea surgió en Zimapán, donde estudiaba Arturo, mi hijo mayor. El DIF hizo un curso 
para aprender a elaborar shampoo, pomadas y cremas. Se juntó un grupo de 25 mujeres 
y me inscribí. Era una oportunidad que no podía dejar pasar. 
85
Oportunidades: HISTORIAS DE ÉXITO 
Josefina se apostaba a la salida de la escuela de su hijo y se ponía a vender gorditas y pan. 
De esta forma llevaba el sustento a su casa y lo que le sobraba lo utilizaba para adquirir los 
materiales que le pedían para el curso. Empezó a adquirir los conocimientos necesarios para 
elaborar pomadas, jarabes y jabones. 
Pasé todo un año aprendiendo. Un día, los del IMSS se enteraron de lo que hacía y me 
invitaron a promocionar mis productos en Morelos y Puebla. 
Productos “Aroma Nature” 
Las Manzanas pertenece al municipio de Zimapán, en el estado de Hidalgo. Es una pobla-ción 
rural dedicada en su mayoría a la agricultura. Josefina es una emprendedora mujer de 
42 años que ha encontrado en su esposo Mario y en sus hijos Arturo, Irving Alex y José 
Mario, el apoyo necesario para salir adelante con su negocio. 
Sus productos los elabora en un cuarto alejado de la casa, rodeado de magueyes y manza-nos, 
al que se llega por medio de una vereda. 
Aquí está mi microempresa –dice con orgullo. Lo hace mientras menea con una pala de 
madera el contenido de un gran perol. Es shampoo. Lo mantiene a fuego lento. Huele 
a jitomate. A sábila. A aromas mezclados de plantas medicinales. 
En total, Josefina elabora en la actualidad 31 diferentes productos. Entre éstos podemos 
mencionar: las cremas para nutrir la piel y las de sábila para los barros; la pomada de toron-ja 
para las estrías y la de papaya para los moretones, así como el shampoo de jitomate, que 
es bueno para la caída del cabello y el estrés. Algunos de sus productos los elabora con baba 
de caracol y otros más con tepezcohuite. El nombre de su marca es “Aroma de Manzana”, 
pero bien pronto lo cambiará a uno más comercial:“Aroma Nature”,mismo que está a punto 
de registrar ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial. Sus productos cuentan 
con garantía de calidad, además de ser cien por ciento naturales. Al mes vende un prome-dio 
de 200 litros de shampoo y cien piezas de jabón o pomadas, aproximadamente. 
86
Me gustaría ayudar a las mujeres de mi pueblo 
Josefina camina con dificultad debido a un espolón en el pie izquierdo. Cada semana acude 
al doctor para tratarlo. Es beneficiaria de Oportunidades desde hace ocho años. Su hijo 
menor, José Mario, de diez, es becario del Programa. 
Gracias a Oportunidades nuestra calidad de vida ha mejorado. Nos ha ayudado a cubrir 
nuestras necesidades básicas. 
Josefina se siente orgullosa de sus progresos. Estudió únicamente hasta la secundaria y aún 
así, gracias a sus deseos de salir adelante, ha logrado darle impulso a una familia bonita y 
muy unida y a un negocio que empieza a ser próspero. 
No ha sido fácil. La elaboración de mis productos es algo pesado, laborioso. No sólo me 
dedico a producirlo sino también a venderlo. Voy a ofrecerlo adonde se reúne la gente. 
Busco otras formas de comercialización, para que Aroma Nature sea conocido y compra-do 
por muchas personas. Pero así es esto: quien no trabaja no come. La vida es dura aquí. 
Me gustaría crecer más y más, que mi negocio tenga mucho éxito, no sólo para benefi-cio 
personal sino para ayudar a las mujeres de mi pueblo. Muchos de sus maridos se han 
ido a Estados Unidos en busca de trabajo. Les mandan muy poquito dinero y no les 
alcanza.Me gustaría poder estar en condiciones de dar empleo a estas mujeres, para que 
puedan ayudar a sus familias. 
La filosofía de Josefina es simple pero práctica: 
Hay que echarle ganas. Todo se puede en la vida. Sí se puede lograr lo que uno se 
propone. 
Aroma dem anzana 
87
Oportunidades: Historias de Éxito
Una mujer firme y decidida 
Optimista, a pesar de las adversidades 
La colonia Gómez Morín, en Hidalgo del Parral, Chihuahua, tiene calles amplias donde se 
aprecia cómo se han ido levantando pequeñas y humildes casas conforme a las posibilida-des 
de cada uno de sus habitantes. Ahí vive Bernarda Cuevas y su familia. Empezaron con 
sólo un cuartito en el que sus seis integrantes debían vivir hacinados, antes de poder 
emprender alguna mejora. Ahora cuentan con una vivienda más digna y más grande. La 
casa tiene un cuarto que da a la calle y que hace las veces de cocina, comedor y tienda; atrás, 
otro cuarto con tres camas matrimoniales y un cuartito para su hijo, José Cruz. También, al 
final del terreno, existe un pequeño baño. 
La losa ha salido cara –afirma Bernarda–, pero ya estamos terminando otra recámara. 
Los hijos están grandes y necesitan su propio espacio. Yo siempre he querido mejorar en 
todo y le echamos muchas ganas. Tengo el deseo de tener un negocio chiquito, algo así 
como una paletería. 
Bernarda es joven y muestra una sonrisa constante. Es una mujer firme y decidida. Tiene 
una voz fuerte y clara. Sus ojos no pierden detalle de lo que hacen sus hijos o de la gente 
que pasa frente a su casa. La puerta está abierta la mayor parte del día. Adaptó unos estan-tes 
y vende dulces. Ha pasado por momentos difíciles: el fallecimiento de su hijo mayor, la 
reciente amputación de la pierna de su madre y la agresión con arma blanca que sufrió otro 
de sus hijos, pero no deja de ser una mujer optimista. Siente que ha aprendido a salir ade-lante 
y está consciente del resultado de su esfuerzo diario: 
Mis tres hijos están sanos, nos mantenemos unidos como familia, que eso es lo más 
importante, y la casa está creciendo. 
91
Oportunidades: HISTORIAS DE ÉXITO 
Bernarda cuenta hoy con el reconocimiento de su comunidad. Su disposición para apoyar a 
los vecinos la han convertido en una líder muy respetada y apreciada. Fue Vocal del Progra-ma 
Oportunidades y desde hace años funge como presidenta del Comité de la Colonia. Ade-más, 
organiza partidos de futbol. Lo hace como una contribución al bienestar de los jóvenes. 
Organizo a los jugadores según los equipos y hago el rol para que usen la cancha de la 
colonia, que está como a unas tres calles de aquí. Ahorita están en semifinales. De los 16 
equipos que entraron ya quedan siete, y luego nomás van a quedar dos. De lo que se 
cobra se compran los trofeos y se hacen los arreglos que sean necesarios, como ahorita, 
que hay una puerta quebrada y hay que soldarla. El dinero lo junta otra persona, yo no 
lo toco. Yo lleno las cédulas y los organizo. 
A los muchachos les lleva los libros y folletos que le han dado en distintas pláticas a las que 
ella acude, y les lee acerca de temas como igualdad, valores, violencia intrafamiliar, fraterni-dad 
o sexualidad. 
Esto es para que se pongan abusados. Yo siento que sí me escuchan y que les interesa, 
porque luego platicamos. Si yo puedo ayudar aunque sea un poco para que estén sanos, 
pues me da gusto. Desgraciadamente, aquí en los alrededores, hay mucha drogadicción. 
Hay muchos chavalitos muy jóvenes que ya están con los vicios. Yo le doy gracias a Dios 
de que los míos están bien y no se me han “salido del huacal”. 
Nuestra casita de tablones 
Bernarda Lidia Cuevas Salas nació en Hidalgo del Parral, en el barrio La Soledad. De ahí, se 
mudó con sus padres a la famosa colonia Emiliano Zapata, “la de los paracaidistas”. Se casó 
a los 19 años. Ella y su esposo vivieron por un tiempo en el Ejido Revolución y luego de regre-so 
a Parral. En la colonia Gómez Morín lleva doce años. 
En 1996, cuando llegamos a la colonia, llegamos sin nada. Yo estuve batallando por un 
terreno. Duramos casi seis años pidiéndolo, y nada. Por fin, un día nos lo dieron. Haga de 
cuenta que nos lo dieron un lunes y ya para el otro lunes estábamos viviendo aquí. 
92
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  • 1.
  • 3. 2008 Secretaría de Desarrollo Social Coordinación Nacional del Programa de Desarrollo Humano Oportunidades Oportunidades: HISTORIAS DE ÉXITO Diciembre de 2008 © Coordinación Nacional del Programa de Desarrollo Humano Oportunidades ISBN 978-968-838-647-7, para la edición en español ISBN 978-968-838-648-4, para la edición en inglés Coordinación Nacional del Programa de Desarrollo Humano Oportunidades Insurgentes Sur 1480, colonia Barrio Actipan Delegación Benito Juárez 03230 México, D.F. Impreso en México Se autoriza la reproducción del material contenido en esta obra citando la fuente. Los conceptos y opiniones expresados en el presente libro, representan úni-camente el punto de vista de los entrevistados; no refleja necesariamente la visión de la Coordinación Nacional del Programa de Desarrollo Humano Oportunidades ni de las instituciones a las que pertenece. Para mayor infor-mación 01 800 500 50 50. Este Programa es público, ajeno a cualquier partido político. Queda prohibi-do el uso para fines distintos al desarrollo social. / El condicionamiento elec-toral o político de los programas sociales constituye un delito federal que se sanciona de acuerdo con las leyes correspondientes. Ningún servidor públi-co puede utilizar su puesto o sus recursos para promover el voto a favor o en contra de algún partido o candidato. El Programa Oportunidades es de carácter público y su otorgamiento o continuidad no depende de partidos políticos o candidatos. Redacción y corrección de estilo Mauricio Carrera Entrevistas y reportajes Roxana Galindo Ochoa Orozco, René León Velázquez, Bertha Sánchez Fotografía Sebastián Beláustegui Keller Edición Fotográfica Ivan BeláusteguiK eller Sebastián Beláustegui Keller Digitalización fotográfica Marco Antonio Alpízar Medina Traducción al inglés Claudia García Naranjo Cinca Diseño y formación editorial Jorge Alberto Sandoval
  • 4. Oportunidades HISTORIAS DE ÉXITO Fotografía Sebastián Beláustegui Keller Redacción Mauricio Carrera
  • 5.
  • 6.
  • 7.
  • 8. Contenido Introducción 9 Todo se logra con vocación y amor 12 Vivir es más dulce 20 El chico de los dieces 26 Veo mucha diferencia en nuestra vida 34 Una mujer se transforma 40 Yunuén: ecoturismo comunitario 46 Quiero ser médico 50 La única herencia que te puedo dejar 56 Un ángel en mi vida 60 El Jefe: un estudiante de oro 66 Decidimos no cruzarnos de brazos 70 Jitomates y Esperanza 78 Aroma de manzana 84 Una mujer firme y decidida 90 La educación no tiene “peros” 96 Perseguir sueños, y conejos 102 Mejor salud, mejor educación 106 Nuestros hijos van a vivir mejor 110 Una anciana impulsa la Mecatrónica 116 Flores por doquier 122
  • 9.
  • 10. Introducción as nociones tradicionales de éxito, que elogian y reconocen a quien alcanza la fama, el prestigio profesional o económico, la adquisición de renombre, poder, bienes materiales o una gran fortuna, se tambalean y minimizan cuando las comparamos con los logros obtenidos en medio de circunstancias francamente adversas como las que se manifiestan en la extrema pobreza. La falta de oportunidades, el analfabetismo como condena social, la pertenencia a comunidades largamente marginadas por su lengua, costumbres y características étnicas, lo precario de la situación económica y social imperante, el desempleo, los trabajos mínimamente remunerados, la ausencia de condiciones para satisfacer cuestiones tan elementales como la alimentación, el vestido, la vivienda, la educa-ción y la salud, son obstáculos que por supuesto lesionan la dignidad humana e impiden el progreso y desarrollo a nivel colectivo y personal de un gran número de nuestros compatriotas. Estos obstáculos, estas condiciones adversas, se multiplican y se reproducen de tal forma que por sí mismas producen nuevos y más grandes retos, en un círculo vicio-so que, lejos de alentar las posibilidades de salir adelante y de contar con una mejor calidad de vida, hace más grande la brecha entre quienes tienen y nada tienen, e incluso entre la noción de pobreza y la miseria más absoluta. Por eso, cuando alguien logra superar estas enormes dificultades, estos desafíos verdaderamente mayúsculos, así sea de manera mínima, apenas trascendente para la visión estrecha de lo que en términos generales se considera como exitoso, el resultado es digno de los mayores elogios y merece aún más el certero califica-tivo de éxito. 9 L
  • 11. Este éxito se refleja en hombres, mujeres y niños provenientes de regiones empobre-cidas, que viven en la marginación y la miseria, pero que han preferido, antes que cruzarse de brazos o alzarse de hombros, optar por la superación personal y la espe-ranza de un futuro mejor para ellos mismos y quienes los rodean. Las historias que aquí se incluyen son una muestra de la voluntad de progresar de muchos mexicanos. El salto cualitativo que han dado en sus condiciones de vida es mayúsculo y ejemplar, sobre todo en virtud de las circunstancias tan adversas a las que no han dejado de enfrentarse desde el momento mismo de su nacimiento. Se trata de seres humanos que han sabido aunar su propio orgullo personal para salir adelante con las oportunidades que se les han brindado, a efecto de beneficiar-se ellos mismos, sus familias, sus comunidades y, en general, el país entero. Estas historias de éxito comprenden seres humanos decididos a dejar atrás el anal-fabetismo, la discriminación, la carencia de dinero, la insalubridad, la falta de orien-tación sexual, los falsos estereotipos, los tabúes sociales, la ausencia de atención médica, la marginación y la pobreza extrema, a efecto de romper el círculo del empo-brecimiento y sus graves consecuencias. Sus historias son prueba contundente de que el esfuerzo personal junto con los apo-yos sociales no producen un paternalismo sino, por el contrario, son la base para ir construyendo el siempre muy noble empeño de Vivir Mejor. 10
  • 12.
  • 13.
  • 14. Todo sel ogra con vocación y amor Sentía discriminación por ser indígena Cuando era pequeña, era muy tímida. No quería participar en nada, sobre todo cuando se encontraba entre mestizos. A una tzotzil como ella nadie la tomaba en cuenta. Asistía a la escuela, pero siempre estaba sola, callada, no tenía amigas porque sentía discriminación por el solo hecho de ser indígena. Edith López Hernández nació en San Cristóbal de las Casas, Chiapas. Su vida no ha sido fácil. De sus nueve hermanos, los dos mayores murieron a muy temprana edad. Se casó muy joven, a los quince años. Su esposo era nueve años mayor que ella y falleció seis años después. Yo sentí que el mundo se me venía encima. Tenía 21 años y la sensación de que mi vida se había acabado, que no tenía sentido. Mi autoestima estaba por el suelo.Más aún, por-que a nosotras, las mujeres indígenas, no se nos valora. Mi vida había sido mi esposo y mis hijas. De repente me quedé sola, sin saber qué hacer… La invadieron la tristeza y las preguntas:“Dios mío, ¿qué voy a hacer? ¿Me meteré a lavar ropa ajena? ¿Voy a depender de mis hijas cuando crezcan?”. Estuvo deprimida y apesadumbrada por algún tiempo, hasta que reaccionó:“¡No, eso no, Edith!”, y buscó la forma de salir adelante. Regresó a vender las artesanías que ella misma hacía: Chales, pulseras, gorras. Llevo todo lo que hago a Santo Domingo y ahí lo vendo.Tejo con gancho y bordo cualquier cosa. Eso lo aprendí con mi mamá. De mi esposo aprendí a tra-bajar la talabartería, así que también hago bolsas de piel, carteras y otras cosas. Oportunidades llegó a su vida casi al mismo tiempo. 13
  • 15. Oportunidades: HISTORIAS DE ÉXITO Fue mi mamá la que metió mis papeles para que me hicieran la encuesta. Yo trabajaba, no estaba cruzada de brazos, pero no me alcanzaba y no veía salida. Al principio yo pensaba que Oportunidades era un apoyo para mantener a la gente y como quizá soy orgullosa en ese aspecto, no me gustaba la idea de que me mantuviera el gobierno. Después, poco a poco, empecé a ver otros caminos y a comprender todos sus beneficios. El apoyo que me dieron para alimentación sí nos sirvió mucho. Pontea estudiar. Pontea trabajar Edith habita el mismo terreno con sus padres y sus hermanos pequeños. Ellos viven aparte y ella tiene su propio cuarto, que comparte con sus pequeñas hijas, Janeth, de 8 años, y Laisha, de 6. Es un espacio minúsculo donde una cortina divide a la recámara de la sala. Los alimentos los prepara afuera, mediante un fuego hecho con leña. Sus padres no fueron a la escuela pero ella sí. Terminé la primaria gracias a ellos, que tenían un concepto distinto al de muchas perso-nas en las comunidades. Otros dicen:“no, para qué la escuela, mejor el trabajo”o“esto no te va a llevar a nada, no te va a ayudar; estudiar no te va a sacar adelante, sino que tra-bajar es mejor porque ves tus frutos”. Yo sé que los frutos del estudio no se ven tan rápi-do, pero ahora lo valoro mucho más, porque el trabajo y la educación van de la mano. Hace poco, Edith se puso a estudiar la secundaria abierta. Está contenta. Tengo que batallar con estudiar y trabajar al mismo tiempo, pero está bien. Es la forma de progresar. También mis hijas estudian. Están en tercero y en primero de primaria. Así, de generación en generación, creo que estamos avanzando. Su propia madre la ha impulsado, a su manera. Habla un poco de español, no mucho, pero aun así, si hay algo que no le gusta, levanta la mano y no se queda callada. Esa actitud siempre me ha gustado. No se queda con dudas. 14
  • 16. Todo sel ogra con vocación y amor Me ha enseñado a esforzarme para obtener lo que deseo. Por ejemplo, nunca me dice: “descansa, tómate una siesta”. Al contrario, me dice: “si quieres salir adelante, tienes que levantarte temprano. Ponte a estudiar. Ponte a trabajar”. En Oportunidades fueVocal de Educación. Al tratar con otras mujeres de la comunidad, Edith se dio cuenta de la gran vulnerabilidad y discriminación que sufren las mujeres indígenas. Nos excluyen de todo y no le dan valor a los que no saben leer ni escribir. Los mestizos dicen: “los indígenas son ignorantes”, y tal vez sea cierto, pero somos ignorantes de las teorías, no de la realidad de la vida. De eso conocemos mucho. A partir de ese momento, Edith se decidió a volcar parte de sus esfuerzos a la alfabetización de las mujeres indígenas. Todo lo que está cambiando en mi vida empezó hace como uno o dos años. Ha sido una cosa rapidísima. En cuanto decidí lo de la alfabetización y compartir lo que sé para no quedármelo, vino todo lo demás. No es fácil, pero hay que tener vocación y amor para hacer las cosas, si no, de qué sirve. El amor al trabajo es lo que te va a dar el resultado. ¿Cómo convencer a las mujeres de estudiar? Al principio llegaba y simplemente les decía:“por favor, estudien”, pero ellas ponían toda clase de pretextos. Me frustré, decep-cioné y me pregunté cómo le iba a hacer para convencerlas. Un día las reuní y les dije: “si ustedes no quieren, no importa, yo no las voy a forzar para que estudien. Lo único que quiero decirles es que yo sí sé leer y escribir y lo quiero compartir con ustedes, pero si ustedes no me dan ese acceso de compartir lo que a mí me enseñaron en la primaria, pues ya no importa. Si ustedes quieren quedarse así, como están, perfecto, no importa”, y entonces pasó algo inesperado: fueron ellas las que me buscaron y se alfabetizaron como en tres meses. Alfabetizar no es una tarea sencilla. Edith tiene que vencer muchos obstáculos. Algunas mujeres le dicen: “estudiar, para qué; prefiero trabajar”. O “la educación es un lujo que no me puedo dar; debo llevar de comer a mi casa”. El año pasado participó como facilitadora volun-taria en Chiapas Solidario por la Alfabetización. Alfabetizó como a 40 mujeres. Lo que más 15
  • 17. Oportunidades: HISTORIAS DE ÉXITO le gustaba era cuando las convencía y le decían:“está bien, me alfabetizo contigo”, y cuando las veía leer y escribir. Recuerda un caso que le sucedió en Santo Domingo: Había mucha gente mestiza y fueron a sondear el lugar y a preguntar si sabían leer y escribir y todos dijeron que sí. Nadie respondió: “yo no sé”. Pasaron como cinco veces y siempre contestaban lo mismo. Luego me mandaron a mí para hacer un diagnóstico y descubrí que había como veinte mujeres que no sabían leer ni escribir. Habían contesta-do que sí sabían porque les daba pena.Yo sólo les dije:“si ustedes quieren aprender, siem-pre hay una oportunidad”. Dijeron que sí y la mayoría le echó ganas. En tres o cuatro meses aprendieron las letras y con la práctica empezaron a leer mejor. Algunas quieren volver para entrar a otro nivel y tal vez terminar la primaria. Mamá, eres inteligente Janeth y Laisha son el motor de Edith para progresar y ser mejor cada día. Mi mamá nunca me compró cuerdas para jugar, ni muñecas, pero yo a mis hijas les com-pro todo lo que puedo. Las incentivo, nunca las dejo sin lunch. Les he comprado lo nece-sario para la escuela,me he sacrificado mucho.Veo la tarea con ellas y las ayudo cuando no entienden algo. A veces me dicen: “mamá, eres inteligente”. Yo les explico que antes no entendía nada de coherencia o de conceptos, pero que las personas con las que he trabajado me han ayudado a conocer esos y otros términos. Siempre les digo que estu-dien. También, que nunca se olviden de dónde vinieron, de los valores que tienen. Con ellas hago el papel de madre y padre, así como el de amiga y compañera. Juego con ellas, platicamos. A veces, la más grandecita me dice:“mamá, ya no quiero hacer la tarea”, y yo le contesto:“mira, chiquita, si haces o no haces la tarea a mí no me importa. Pero, cuan-do crezcas, la que va a salir afectada vas a ser tú, así que haz la tarea y haz una letra bonita”. Les digo mucho que si no estudian no van a poder defenderse. Este año, y como parte del programa Chiapas Solidario por la Alfabetización, Edith presentó su experiencia como alfabetizadora en San Cristóbal y luego en otra reunión a nivel nacional. 16
  • 18. Todo sel ogra con vocación y amor Ahí se encontraba un grupo de cubanos que ensalzaron su labor y le dijeron que querían lle-varla a Cuba porque su experiencia era muy valiosa. Un mes después me dijeron:“Edith, tienes que sacar tu pasaporte porque te vas a Cuba”. Yo grité de felicidad. Nunca imagine que iba a salir de Chiapas y menos que me iba a subir a un avión. Edith estuvo una semana en Cuba para aprender un nuevo método de enseñanza y se pre-sentó en el Congreso Iberoamericano de Alfabetización y Educación Básica para Personas Jóvenes y Adultas. Dio una conferencia ante delegados de treinta países y todos le aplaudie-ron mucho. Edith hasta lloró. Les hablé sobre mi experiencia como facilitadora bilingüe, de lo difícil que es romper las barreras que tienen las personas indígenas para cambiar su concepto de educación. Teorías y metodologías hay muchas, pero aplicarlas a la realidad es diferente. Ellos me dijeron “lo que siembras con llanto, lo recogerás con regocijo”. Yo sólo les di las gracias. Estuve una semana en Cuba. Fue muy bonito estar ahí. A sus 24 años, Edith ha dejado su timidez de antaño para convertirse incluso en locutora de radio. El Centro de Capacitación para la Comunicación y el Desarrollo Humano A.C. le dio un curso de actualización de Comunicación Radiofónica. Constó de 30 horas y la capacitaron como conductora, productora y locutora. Hace poquito empecé con el programa que sale los domingos y los jueves en la esta-ción Radio Alfa y Omega, en el 104.1 de FM. Los jueves, de 3 a 4, es un programa infan-til, y los domingos para jóvenes, de 11 a 1 de la tarde. Los hacemos con música, con historias, con valores. Me gusta mucho. Es un trabajo voluntario. Hago traducciones del español al tzotzil. Cuando me gusta un libro o una frase, lo traduzco para los demás. Por ejemplo, algo así como:“nunca te compares a nadie porque habrá mejores o peores que tú; entonces, mejor no te compares”. Eso lo traduje porque, la verdad, lo mejor es no compararse. 17
  • 19. Oportunidades: HISTORIAS DE ÉXITO Edith cuenta ahora con el reconocimiento de su comunidad, a la que de manera voluntaria ha decidido enseñar a leer y escribir. No se siente ni más ni menos que otras personas: Tengo valores muy firmes que me han enseñado a no ser prepotente o a sentir que todo lo sé. Al contrario. Soy humilde. Se me ha enseñado a respetar a la gente, a opinar y a aceptar mis errores. También a defenderme y a no dejarme. Nunca quiso ser maestra pero ahora le gusta enseñar. Quiere llegar a la universidad y tal vez estudiar pedagogía. Por lo pronto le gustaría ampliar su campo de acción y organizar talle-res para las titulares del Programa Oportunidades. Quisiera darles talleres de superación personal, de manualidades, no sé, de muchas cosas. Creo que es muy importante, porque a veces cuando llega el dinero no lo usan adecuadamente o se gasta hoy y mañana ya no hay. A mí me gustaría mucho que ese dinero que reciben aprendieran a invertirlo en algo. Que se reproduzca. Si se piensa en algo productivo con $100.00 no sé, se podría invertir en algo pequeño, luego a los otros dos meses pues $100.00 más. Invertir para producir más, porque yo veo que no hay eso. Los ingresos de Edith provienen de la venta de artesanías los domingos, pero lo que recibe de Oportunidades le ha servido mucho. Ahora su hija Janeth va a tener su beca y eso será un incentivo más para que siga estudiando y aprendiendo. Ahora soy muy feliz, estoy muy contenta. Mientras Dios me permita vivir voy a inculcar-les a mis hijas buenos valores, como la humildad, el respeto, la sinceridad, y también las palabras mágicas: “por favor”, “gracias”, “disculpa”, “cometí un error”. Les digo que no se olviden que estudiar y trabajar van de la mano. Ya están aprendiendo a bordar. Por las tardes, después de la tarea, hacen costura y juegan con su cuerda mientras yo lavo y hago otras cosas. A mí me gusta compartir, me gusta servir. No me gusta quedármelo todo. Siento que si sé una cosa y no la transmito me quedo sin avanzar. Así que seguiré siendo alfabetizadora. Me gusta mucho y lo hago con mucho amor. 18
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  • 22. Vivir es más dulce “Mi esposo desconfiaba” Los pollos entran y salen libremente de la casa. San Felipe Teotlalcingo, en la parte central del estado de Puebla, es un pintoresco poblado por completo rural, humilde, con calles terre-gosas y polvorientas. Cerdos, vacas, gallinas y borregos deambulan por sus rincones. La casa de Socorro Palma Cazabal también es humilde y pequeña, aunque, eso sí, muy limpia. Cinco de sus hijos se aparecen, curiosos. Están bien peinados, pulcros, respetuosos, y se muestran muy interesados en la plática de su mamá: Al principio, cuando nos llegó el Programa, mi esposo no quería nada de nada, no sabía bien de lo que se trataba y desconfiaba. Nos explicaron lo que es el Programa y a mí me gustó. Le dije: aceptemos lo que nos dan. Nosotros trabajamos para que nuestros hijos salgan adelante, pero ya no es igual. Ya estamos grandes y vamos para abajo. Tal vez a nosotros Oportunidades no nos haga falta, pero a mis hijos sí. Es un buen apoyo, le hice ver. Él lo entendió y aceptó. Ahora él es el primero en acudir a su cita con el doctor. Mis hijos se enferman menos. El doctor los checa. Si tienen gripa, les da medicina. Cada mes, además, nos toca plática. La doctora viene y nos apoya mucho para que nuestros hijos estén sanos. Socorro tiene en total siete hijos. Somos nueve en casa y Oportunidades nos ayuda a salir adelante. Todos mis hijos estudian, pues no quiero que se queden como yo, que fui hasta sexto de primaria. Eso fue antes. Ahora, gracias a Oportunidades, Socorro tuvo la posibilidad de volver a estu-diar y cumplió su propósito de finalizar la primaria. Actualmente cursa el primero de secundaria. 21
  • 23. Oportunidades: HISTORIAS DE ÉXITO Sus hijos la ven con orgullo y simpatía. Ella los voltea a ver y dice: Ya tengo cinco de mis hijos que reciben beca de Oportunidades. El mayor está en tercero de bachillerato. Tiene otro en primero de bachillerato, otro más en primero de secundaria, una niña en sexto de primaria, otro hijo en cuarto, y dos hijas más, que aún no tienen beca, en segundo y primero de primaria. A mis hijos les gusta mucho la escuela. Es tanto su gusto que por eso me decidí a volver a estudiar. Uno como madre debe seguir siendo un ejemplo y me metí de nuevo a termi-nar la primaria. Mis hijos querían ayudarme hasta con las tareas, pero yo no se los per-mitía. Mejor déjenme a mí, les decía, y yo solita me amarraba la cabeza y solita tenía que aprender. Mi hijo mayor insistía en ayudarme. “A ver, mamá, dime qué no entiendes”, y se acomedía conmigo. Yo le agradecía su apoyo pero le respondía: “no, yo tengo que aprender por mí misma, le tengo que echar ganas”. Los dulces Socorro y su familia hacen dulces para sobrevivir. Tienen seis años de dedicarse a esta actividad. La íbamos pasando pero con lo que vendíamos no nos alcanzaba para mandar a todos los niños a la escuela o para llevarlos al doctor. Esto ha cambiado. Con Oportunidades cuentan con apoyo para útiles escolares y transporte. Por supuesto, nosotros seguimos trabajando, y con más ganas. De hecho, trabajamos el dulce en mayor cantidad. Sentimos que es nuestra obligación tratar de salir adelante.No nos cruzamos de brazos y esperamos el apoyo sin hacer nada. Al contrario, es algo que nos motiva a seguir trabajando para nuestros hijos. Ellos mismos están conscientes de esto. No sólo son buenos estudiantes sino que nos ayudan. Mis dos hijos grandes traba-jan. Cuando llegan de la escuela van a cortar un poco de flor. Después, como a eso de las cinco o seis de la tarde, todos nos reunimos para ayudar en lo del dulce. Todos participa- 22
  • 24. mos. Mi esposo lo hace, pero cada quien tiene su tarea. Algunos alzan las piezas, otros las meten a las cajas y otros empaquetan. Esto es bueno, porque les enseña que hay que trabajar y no estar atenidos únicamente a los apoyos que recibimos. El dulce lo venden en Cholula. Ahora que los niños estaban de vacaciones, nos fuimos diario a vender. Es la temporada en que llega mucho turismo y busca el dulce. Claro, cuando los hijos están en la escuela, sólo vamos sábado y domingo. “Antes, los niños iban a la escuela con zapatos rotos” Socorro lleva tres años en el Programa. Antes de que tuviéramos Oportunidades yo no sabía que tenía que llevar a mi familia al médico. Ahora sé que hay que ir a la cita aunque no estén enfermos. En la clínica nos atienden a todos, a la familia entera, incluso a mi esposo y a mí. Eso me gusta. Está muy bien que nos atiendan a todos. Sus dudas en cuanto al Programa las resuelve con doña Luminosa, la vocal que le queda más cerca de casa. Siempre nos da la información o ayuda que pedimos. Ante cualquier problema me dice qué papeles necesito y me orienta en todo. Lo mismo sucede con los que vienen del Pro-grama. Les comento mis problemas y ellos nos tratan muy bien. Para Socorro la escuela ha mejorado desde que llegó Oportunidades. Antes no había muchos niños que fueran bien uniformaditos. Iban con sus zapatitos rotos o su ropita muy sencilla. Ahora van con su ropita nuevecita o bien arregladitos. Hay más niños que estudian y la propia escuela va mejorando. La vida cambió para Socorro, su esposo y sus hijos. Vivir e s más dulce 23
  • 25. Desde que tenemos Oportunidades estamos más tranquilos. Si no hay venta, con este apoyo podemos darles a nuestros hijos lo que necesiten para sus útiles, para sus zapatos o para su uniforme. En fin, para todo lo que necesiten de la escuela. Oportunidades: HISTORIAS DE ÉXITO Finaliza, con una expresión sincera de agradecimiento: Está muy bien que exista este Programa, pues sí sirve de ayuda a todos los que recibimos el apoyo. Oportunidades se está viendo que sí es una ayuda grande. La casa consta de tres cuartos, uno en donde preparan los alimentos, otro con una mesa y algunas sillas en donde preparan y empaquetan los dulces y también una cama, en el otro cuarto 3 camas. 24
  • 26. Vivir e s más dulce
  • 27.
  • 28. El chico de los dieces Desde chiquito era bien listo Ulrich Paul, además de guapo, es un niño muy destacado en los estudios. Sus ojos son enor-mes, verdes, vivarachos y curiosos. Es de ascendencia rusa. Sus bisabuelos llegaron de Rusia a principios del siglo XX. Se conocieron en Durango, se casaron y tuvieron tres hijos. Frida Haydt Fast es su abuela. Su nieto acaba de terminar la primaria. Las seis boletas anuales de calificaciones muestran una impecable trayectoria escolar de puros dieces. Es un estudiante de excelen-cia. Ha participado de manera destacada en diversos concursos académicos a nivel sector, zona y estatal, como la Olimpiada del Conocimiento Infantil, y certámenes de lectura, com-putación e inglés. Su mamá, Dolores Margarita Sánchez Haydt, está orgullosa de su hijo: Desde chiquito era bien listo. Su maestra de kínder me dijo:“este niño es terrible y medio vago, pero muy inteligente”. Aprendió muy pronto a leer, a escribir, a recortar. La escuela le parece fácil. Le gusta mucho. A cada rato me dice:“mamá, quiero leer este libro o este otro”. Por eso tenemos tantos libros. ¡Y todos los ha leído! Mi mamá nos enseñó a leer porque decía que era lo más importante de todo. Ahora, con el Internet, está más a gusto porque encuentra muchas cosas que le interesan. Ulrich tiene muchos reconocimientos por su aprovechamiento escolar. También es un buen orador y tiene un reconocimiento por las “Antipandillas” que organiza la Presidencia Muni-cipal. Cada año, sin faltar, ha recibido diplomas y medallas. Un día llegó todo triste para decirme que otros niños ganan trofeos en el futbol y él no. Que sus medallas ni siquiera eran de verdadero oro, como las de las Olimpiadas.Tuve que 27
  • 29. explicarle que cada medalla vale mucho porque representa su esfuerzo y que cada quien tiene distintas aptitudes: él es bueno en los estudios y otros en el futbol. Quiero estudiar Ingeniería en Sistemas Computacionales Oportunidades: HISTORIAS DE ÉXITO Ulrich Paul Ramírez Sánchez es hijo único. Tiene 12 años y vive en Chihuahua, Chihuahua, con su mamá y con su abuela. Habita en una pequeña casa, de madera en su mayor parte, con una cocina-comedor, una recámara y un baño. Desde hace 20 años viven en la colonia Cuauhtémoc, pero sólo tienen 11 de vivir en esa casa. En la entrada que da a la calle se adap-tó un pequeño espacio para expender algunos medicamentos de venta libre y productos de primeros auxilios. En un lado de la casa le están construyendo su propio cuarto a Ulrich, “porque ya es grande y tiene que tener su espacio”, como dice su mamá. Aunque todavía no está terminado, su hijo sube y se queda ahí por largos ratos, imaginando, tal vez, cómo será cuando lo terminen. Por el momento, su rincón favorito es donde tiene su computadora conectada a Internet. La computadora la compró mi mamá para ayudarse en la casa rentando el uso de Inter-net y la va pagando cada mes. Yo la uso mucho pero también viene gente para que le ayude a bajar una canción o para ayudarles con una tarea. Hace rato le ayudé a una señora a poner una tarjeta. Algunas cosas las aprendí a hacer en dos cursos de treinta horas cada uno que tomé durante el verano, pero también he aprendido leyendo solo. Ulrich terminó la primaria en la escuela “José Vasconcelos” y ahora está en la Secundaria 51, en primer año. Me gusta sacar buenas calificaciones porque mi mamá se pone muy contenta. Ahora tengo más materias y profesores.Todos son muy buenos. La mayoría de mis amigos de la primaria se fueron a otras escuelas, pero ya conocí a más gente y tengo nuevos amigos. La materia que más le gusta es Ciencias. También le atrae la historia de México y la de los siglos XVI y XVII, que es la época de los grandes descubrimientos geográficos. Se interesa asimismo por la tecnología,“porque me gusta armar y desarmar todas las cosas”. Su meta es continuar con sus buenas calificaciones. 28
  • 30. Quiero sacar siempre dieces. Creo que voy a completar mis estudios aquí en Chihuahua y luego quiero trabajar en otro lado para que me paguen bien. Voy a estudiar hasta el doctorado o la especialidad, pero lo primero es ser ingeniero en Sistemas Computacio-nales. Dolores Margarita no pudo terminar la escuela. Llegó hasta la preparatoria. Su educación se truncó por la necesidad de trabajar para sostenerse. Se separó de su esposo hace cinco años. Se las ha visto duras. Ha laborado lo mismo en una oficina, para el INEGI, o en el campo, en la pizca de manzana. Éste último es un trabajo agotador. La jornada muy larga, de siete de la mañana a siete de la noche. Dolores Margarita se iba sin desayunar. Llevaba su “lonche”, que devoraba con rapidez, en los escasos quince o veinte minutos que les daban para comer. Tenía que subir unas escaleras para alcanzar las manzanas. Lo que más le molestaba era via-jar en los camiones. Era peligroso e incómodo. Viajaban todos amontonados, “como vacas”. En 2002 tomó el “Curso de capacitación para personal de farmacia en el manejo, con-servación, distribución y almacenamiento de medicamentos”. Le ha servido para atender y organizar la pequeña farmacia que tienen en casa. Es un negocio familiar. Ahora trabajo aquí en casa, con mi mamá. Ella me dijo: “¿para qué te vas a otro lado si ni hay trabajo? Mejor vente conmigo y yo te doy para la comida. Como sea estamos en casa, al pendiente del niño”. Acepté, en parte por eso y en parte para ayudarla. Ya tiene 83 años y no puede con todo. Es titular de Oportunidades desde hace cuatro años. Es Vocal de Vigilancia, pero también es promotora de salud y Presidenta del Comité de Pláticas. Hace tres años tomó un curso-taller para prevenir adicciones e integrar a las familias. La gente me decía: “tú no puedes tener Oportunidades porque tienes refrigerador”. De todos modos fui, solicité el apoyo, vinieron a hacerme la encuesta y el estudio, y, por for-tuna, me quedé. Si no fuera por Oportunidades quién sabe dónde estaríamos. La beca de Ulrich nos cayó del cielo, porque yo veía las ganas que mi hijo le echaba al estudio. Tam-bién veía que no me rendía el dinero para sus zapatos o el uniforme. Antes no me alcan-zaba para nada. Trabajaba mucho y de todas formas el dinero no me rendía, no teníamos luz… El chico de los dieces 29
  • 31. Oportunidades: HISTORIAS DE ÉXITO Dolores Margarita platica que cuando la gente conoce a Ulrich le preguntan “¿y por qué no tuvo más hijos?”, a lo que ella contesta con una amplia sonrisa: “porque a lo mejor no me hubieran salido tan listos”. Ahora ella quiere empezar a ahorrar para pagar el tratamiento de ortodoncia que Ulrich necesita. Sabe que el costo médico es muy alto, pero siente que su hijo merece todo su esfuerzo. Tiene muchas ganas de triunfar y yo quiero que triunfe, que haga todas las cosas que quiere, que no se me quede en el camino. Es muy listo, muy capaz. Con el Programa yo creo que sí vamos a poder. Que llegue a la universidad, eso es lo que más quiero. Cincuenta años como farmacéutica La vida de Frida Haydt no ha sido fácil. Mi mamá apenas hablaba español.Trabajaba pintando casas y lavando ajeno. El gobier-no nos daba zapatos a mis hermanos y a mí cuando estábamos chicos, porque andába-mos descalzos. A mí me hacían callos, pero aprendí a ponerles un cartón en el talón para que me levantara el pie. La abuela de Ulrich llegó hasta el tercer año de la carrera de Farmacia, pero interrumpió sus estudios porque necesitaba trabajar. Entré a una farmacia y el dueño me dijo que no podía seguir estudiando, pero que ahí iba a aprender lo que me faltaba, y pues sí, aprendí mucho, pero no tuve “el papelito” y tampoco pude nunca ser Responsable de Farmacia, que era lo que yo quería. Desde que recuerda, siempre le gustó esta actividad. Cuando era niña y su mamá la man-daba a la farmacia a comprar brillantina o crema suelta, la pequeña Frida se tardaba en regresar a casa con el encargo. Su mamá le preguntaba: “¿había mucha gente, hija?”. Y ella le contestaba: “No, mamá, lo que pasa es que había un olor tan rico”. Le gustaba el olor a medicina y, en general, a los ingredientes que usaban para prepararlas. 30
  • 32. De los tres hermanos, sólo yo estudié. Fue con mucho esfuerzo. Me inscribí sola en la secundaria. Mi mamá me había dicho que no podía seguir estudiando porque no tenía dinero para los libros ni nada, pero el director de la escuela me dijo “si quieres estudiar, no te apures, yo te voy a prestar los libros”. Fui a la secundaría “Justo Sierra”, soy la terce-ra generación de esa escuela que ahora es de las más viejitas de por aquí. En segundo año, los libros me los prestó otro muchacho que ya había pasado a tercero, y en el últi-mo año también me prestó los libros otro muchacho. Luego me dieron media beca y me fui a Chihuahua a estudiar Farmacia. El negocio de medicinas e Internet lo pusieron entre ella y su hija hace cuatro años. Con Oportunidades vimos que ya teníamos para comer y que podíamos pensar en tener otra cosa, para no andar batallando tanto. No es mucho, pero ahora me veo muy satis-fecha, muy recompensada después de todo lo que sufrí de chica. Cumplí 50 años como farmacéutica. Estoy gozando de todo, con mis hijos y con la fe que tengo en Dios. Tengo una nieta y siete nietos. Ulrich me llena de orgullo porque sé que va a llegar muy lejos. Con sus calificaciones y su esfuerzo va a lograr lo que nosotros no pudimos. El chico de los dieces 31
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  • 36. Veo mucha diferencia en nuestra vida Era una niña muy tímida El profesor se siente orgulloso de su alumna: Es una gran satisfacción, no personal, sino de todo el plantel, saber que por aquí pasó una estudiante tan destacada. Se refiere a Rosa Angélica Balderas Ramírez, quien tuvo una beca Oportunidades y quien por su buen desempeño académico fue invitada a estudiar en Ecuador. Durante los tres años que estuvo Rosa Angélica en esta escuela, fue una niña tranquila, normal –recuerda el profesor Pedro Jorge García Herrera, director del Telebachillerato de Zacate Colorado, Veracruz–. Nunca tuvimos ningún problema de conducta con ella. Al contrario, era muy tranquila, callada, y muy tímida. Incluso, en un momento dado, lle-gamos a pensar que no iba a terminar la escuela precisamente por su timidez. Rosa Angélica expresó sus deseos de seguir estudiando y su petición llegó a oídos del direc-tor del plantel. Le mencionamos a ella y a sus padres la existencia de una Universidad Tecnológica de reciente creación, que quedaba en Puebla, como a una hora y media de aquí. Rosa Angélica ingresó a esa universidad y, gracias a su excelente desempeño, ahora está en Ecuador, invitada a estudiar en ese país. 35
  • 37. Todos los maestros que en su momento le dieron clase a Rosa Angélica han de estar muy orgullosos de ella. Eso fortalece nuestro compromiso de enseñanza y de trabajo de nos-otros los profesores hacia nuestros jóvenes estudiantes. “Extraño a mi hija, en el extranjero” Oportunidades: HISTORIAS DE ÉXITO La charla ocurre en el comedor, desde donde se aprecia una cocina muy linda, con una pared cubierta con azulejo. Es una casa muy acogedora y limpia, aunque muy modesta. La sala funciona también como dormitorio. El baño se encuentra en el exterior. Mi esposo es ayudante de albañil –comenta Rosario Ramírez Pérez–. Antes era obrero. Es muy bueno en su trabajo, él puso la pared de azulejos, pero no gana mucho. Ella cursó hasta cuarto de primaria. Uno de sus orgullos, precisamente, es saber que una de sus hijas no sólo ingresó a la uni-versidad sino que gracias a su desempeño académico fue invitada a cursar estudios en el extranjero. Imagínese lo contentos que estamos todos: yo, su papá, sus hermanos. Habla de Rosa Angélica, la mayor de sus hijas. Fue una de las becarias del Programa Opor-tunidades. Recibió los apoyos desde la secundaria hasta la prepa, y después siguió estu-diando con la beca del Pronabes. Estudia Administración y va en el sexto cuatrimestre. A Rosa Angélica la universidad la envió a Ecuador para hacer su pasantía –informa su orgullosa mamá–. La seleccionaron por sus buenas calificaciones. Todavía se encuentra en Ecuador. No está becada. Para nosotros fue muy difícil, porque no contamos con recursos suficientes. La universidad le pagó únicamente los gastos de hospedaje y pasa-je de avión, ida y vuelta, y nada más. En cuanto a los gastos de alimentación, eso nos correspondía a nosotros, lo mismo que el pasaporte. Antes trabajaba dos o tres días a la semana y ahora lo hago diario, para ayudarle. La he extrañado mucho. En este tiempo 36
  • 38. Veo mucha diferencia en nuestra vida que ha estado lejos, no hemos perdido el contacto. En sus mensajes me comenta que está muy contenta, disfrutando y conociendo gente. Ha aprovechado muy bien esta oportunidad. Está como que desarrollándose, si se puede decir. Cuando yo crecí no había este apoyo Rosario y su esposo viven en Zacate Colorado, Veracruz. Tienen cuatro hijos, dos mujeres y dos hombres. La mayor es Rosa Angélica de 19 años. La que le sigue tiene 18 y acaba de ter-minar la prepa. Uno de los muchachos va en tercero de secundaria y el más pequeño en cuarto de primaria. Los cuatro han contado con becas de Oportunidades. Yo tengo Oportunidades desde hace 8 años y veo mucha diferencia entre nuestra vida de ahora y la de antes. Cuando yo crecí no había este tipo de apoyos. He platicado mucho con mis hijos para que aprovechen al máximo estas oportunidades que nos dan… Este apoyo no es para siempre y tienen que aprovecharlo. Son buenos estudiantes, así que no me quejo. También son muy buenos hijos, para qué le voy a decir algo que no es. Rosario tiene muy en mente que no terminó la escuela. Por eso es muy importante que mis hijos estudien. Los tiempos que vienen pueden ser difíciles para ellos y necesitan prepararse para tener un futuro mejor. La atención médica ha sido otro de los aspectos positivos que ha traído consigo Opor-tunidades. Nos han enseñado a estar al pendiente de nuestra salud y la de nuestros hijos. Las pláti-cas que nos dan han servido de mucho y me han ayudado bastante, por ejemplo, con cosas como, el manejo de los problemas con los hijos. Nos dan orientación y uno va aprendiendo: me han ayudado mucho. A mis hijas también les ha servido. Han ido a talleres donde tocan temas como sexualidad, planificación familiar y enfermedades sexuales. Ellas, además, son muy responsables. Siempre he confiado en ellas, pero nunca está de más la información que reciban. 37
  • 39. Los muchachos pueden seguir estudiando Oportunidades: HISTORIAS DE ÉXITO El profesor García Herrera tiene quince años como director del plantel. Afirma: Desde que llegó Oportunidades a la comunidad, los cambios se han dado muy notable-mente. Si hacemos un poco de historia, nuestra escuela estuvo a punto de desaparecer en sus inicios, ya que no teníamos mucho alumnado. Comenzamos a esforzarnos más y hubo más estudiantes inscritos. Pero no fue sino hasta que llegó Oportunidades que el plantel creció y mejoró. Oportunidades trajo consigo la aceptación de los jóvenes de estudiar, debido al hecho de ser becario y tener la posibilidad económica de pagar sus estudios. Yo creo que el Programa ha sido muy importante, ya que estamos en una zona en la cual hay mucha disgregación familiar. Hay mucho matrimonio separado y el hijo o la hija se queda con la mamá. De esta forma, el Programa Oportunidades ha venido a reforzar a estas comunidades. Al darles el apoyo económico, los muchachos pueden seguir estudiando. 38
  • 40. Veo mucha diferencia en nuestra vida
  • 41.
  • 42. Una mujer se transforma Dejó atrás sus miedos La localidad de Emiliano Zapata los Molinos, está situada en el municipio de Atlixco, Puebla. Tiene 510 habitantes, de los cuales 38 son beneficiarios de Oportunidades. Uno de ellos es la Vocal de Vigilancia, la señora Irma Huerta González, quien tiene dos años de pertenecer al Programa. Mi vida ha cambiado –afirma con orgullo. Ahora está muy contenta. Al principio era distinto. Se enteró de los beneficios de Oportu-nidades y quiso tener este apoyo, pero algo la detenía. Le atemorizaba su esposo. Tenía miedo de su reacción, de lo que me fuera a decir. Su relación no era buena. Él era dominante y cerrado. Ella se sentía injustamente maltratada. No me dejaba salir ni siquiera de casa. Irma sabía que algo andaba mal pero no se atrevía a protestar. Tenía miedo de que sus dos pequeñas hijas quedaran desamparadas.No sabía qué hacer ni a quién acudir. Era muy peno-sa y no convivía con nadie de la comunidad.Un día, por fin, se decidió a darle un giro a su vida. Acepté el Programa y todo empezó a mejorar. Dejó sus miedos atrás. Al poco tiempo de empezar a recibir los apoyos de Oportunidades, dejó a su esposo. 41
  • 43. Me decidí a hacerlo pues ya contaba con algo de dinero por parte de Oportunidades para no depender económicamente de él y así poder mantener a mis dos hijas. Oportunidades: HISTORIAS DE ÉXITO Sus hijas tienen ahora 7 y 8 años, respectivamente, y muy pronto la mayor comenzará a gozar de la beca de Oportunidades para contribuir a que avance en sus estudios. Esto será de gran ayuda –reconoce–, pues estoy sola y con muchas dificultades saco adelante a mis hijas. Le gusta sobre todo el cuidado médico que sus hijas reciben a través del programa. Antes no podía llevarlas con el doctor, por falta de dinero. Si se enfermaban, les apli-caba remedios caseros. Ahora ya puedo llevarlas a la clínica, para que las atiendan y las revisen. Los doctores les ponen mucha atención. Las pesan y las miden. A una de mis hijas le detectaron quistes y me orientaron y ayudaron mucho. Mi hija ahora está bien, lo que es para mí un alivio. También me gustan las pláticas que nos da la docto-ra. Con ella aprendemos mucho. Por ejemplo, nos enseña todo lo relacionado con la higiene infantil. A mí, que tengo dos mujercitas, eso me parece muy importante. “Conocí al Presidente” Irma vive en casa de sus padres, quienes la acogieron comprensivos y cariñosos tras haber-se separado de su esposo. Un día, tras su primer viaje a la capital, les contó gustosa y entusiasmada lo que le había pasado: Conocí al Presidente. Y me saludó. Me dio la mano. Esto sucedió cuando el Presidente dio a conocer la estrategia Vivir Mejor. Yo nunca había salido de mi pueblo.Viajé junto con otras vocales al Distrito Federal y ahí lo conocimos. Tengo fotos mías al lado del Presidente. Su proyecto Vivir Mejor me pare-ció muy interesante y muy bueno. Nos habló de la muy importante ayuda a guarderías 42
  • 44. y a los abuelitos de más de setenta años. Dijo que se le iba a ayudar más a la gente del campo, que es donde hay más pobreza. En esa ocasión conoció a una muchacha de Chiapas que le impresionó notablemente. “De donde soy es raro que las mujeres estudien”, le dijo. Se convirtió en la primera de su pueblo en tener una carrera. Se recibió de licenciada y puso una guardería. Yo sentí muy bonito al escucharla. Yo también tengo el sueño de poner una guardería. Me encantan los niños. Siempre quise tener un varoncito, y como no lo tengo, pues igual puedo tener muchos que cuidar en mi guardería. Irma quiere seguir estudiando. Su deseo es terminar el bachillerato. Ahorita no me han dicho cuándo comienzan las clases, pero voy a estar muy pendiente para inscribirme. Le voy a echar muchas ganas. Sólo así voy a lograr el sueño de mi guar-dería, como mi amiga chiapaneca. Ella es mi ejemplo. Irma ve en Oportunidades una magnífica opción para seguir progresando. Desde que tenemos Oportunidades hemos visto que van más niños a la escuela. No sólo son niños de aquí sino de otras colonias que quedan como a media hora. También le dan gusto los cursos de capacitación, pues de esta manera conoce más acerca de sus derechos y de cómo ayudar a las titulares del Programa. Soy madre soltera y gracias a este Programa estoy sacando adelante a mis hijas. Como vocal me siento muy bien, ya que me he desarrollado más y más, sobre todo en las reu-niones con otras vocales. Oportunidades nos ayuda mucho, económicamente. Es algo muy bueno. Yo veo cómo ya van al bachillerato los hijos de mis compañeras amigas. Con este apoyo los muchachos se esfuerzan más. Antes no les importaba estudiar y ahora sí. Una mujer se transforma 43
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  • 47.
  • 48. Yunuén: ecoturismo comunitario Generar empleos y evitar la migración Yunuén es una isla en el lago de Pátzcuaro. Sus habitantes viven del ecoturismo. Se organi-zaron para poner en marcha el Centro Turístico Yunuén, que incluye el traslado en lancha y el hospedaje en cabañas. Jorge Morales Pablo es el responsable del Centro. Nos informa: Yunuén es una comunidad indígena con muchas ganas de salir adelante. Somos 22 familias las que vivimos aquí. Llevamos doce años trabajando este proyecto. En total, el Centro Turístico Yunuén cuenta con 22 socios y 22 empleados. Cada uno trabaja en lo que es bueno. Algunas son recamareras o cocineras, y algunos meseros o jardineros. También hay encargados de la lavandería. Todo se dividió, por lo que cada uno sabe lo que le corresponde hacer. La administración también la llevamos nosotros, con gente de la propia comunidad. No tenemos ningún servicio contratado por fuera.Todo es interno. Hay quien ha querido asociarse pero no queremos aceptarlo debi-do a malas experiencias. Lo hacemos todo nosotros para no echarle la culpa a nadie. Hasta ahorita vamos funcionando bien. El proyecto ha cumplido las expectativas que nos planteamos inicialmente, que son las de generar empleos, mejorar el nivel de vida y evitar la migración. Entre 1975 y 1980Yunuén sufrió una migración de hasta el 60 por ciento.Muchos de sus habi-tantes se fueron a buscar una mejor calidad de vida a la Ciudad de México y a Guadalajara. Las familias que quedaron buscaron soluciones para sobrevivir. 47
  • 49. Casi de inmediato pensamos en convertir a la isla en un atractivo sitio turístico. Pedi-mos la anuencia de quienes se fueron y nos dijeron: “hagan su lucha. Si no han podi-do salir de Yunuén quédense a vivir como Dios les dio a entender”. Y así lo hicimos. Oportunidades: HISTORIAS DE ÉXITO Las cabañas las construyeron en tierras comunales, por lo que su propiedad también es comunal. Son siete cabañas chicas y dos grandes, dedicadas a hospedar al turismo tanto nacional como internacional.Tres cabañas son para dos personas, tres para cuatro personas, una para seis y dos para dieciséis. Su capacidad es para sesenta huéspedes, con todos los servicios. Hay restaurante y las cabañas matrimoniales y familiares tienen cocineta. Están por construir una suite con jacuzzi y chimenea. La mejor época es Semana Santa, así como el Día de Muertos y finales del mes de diciembre. En esos días el Centro se llena totalmente. Algunos compañeros hasta han puesto a dis-posición sus casas para albergar a los turistas que llegan. En esos casos no se les cobra nada. Es como una inversión, porque sabemos que han quedado tan a gusto que van a regresar en otra ocasión y se hospedarán en las cabañas. Con la mujer el dinero está más seguro El Centro Turístico Yunuén se encuentra haciendo gestiones para que se les apoye de mane-ra federal a través de la Comisión de los Pueblos Indígenas. En la década de los noventa fue-ron apoyados por el Instituto Nacional Indigenista, cuando se le dio auge al ecoturismo y se auspiciaron los Pueblos Regionales de Solidaridad. Recibieron fondos regionales y apoyos tanto federales como de la Secretaría de Urbanismo y Medio Ambiente, SUMA. Dos de las cabañas las pudieron construir por mediación de la FAO. Hubo una inversión de aproximadamente 2.8 millones de pesos del Gobierno Federal, que incluía las tres lanchas grandes que forman parte del proyecto. Una de las lanchas, la más chica, es para 40 personas y es exclusiva del Centro, y las otras dos están dentro de la cooperativa de Pátzcuaro, ya que se adquirieron con todo y ruta. 48
  • 50. Yunuén: ecoturismo comunitario Para abastecerse de provisiones van a Pátzcuaro. Lo hacen los martes y los viernes, que son los días de mercado. Jorge Morales Pablo está contento por la mejoría en la situación económica de los habitan-tes de Yunuén. Varias familias tienen apoyos de Oportunidades y su nivel de vida ha mejorado mucho. Anteriormente veíamos niños descalzos con su ropita muy gastada y ahora los niños ya traen bien su ropa, lo mismo que su calzado. Se ven más alimentados y todos tienen sus útiles escolares y sus uniformes. Antes de que llegara Oportunidades iban a cerrar la escuela y ahora todos los niños de la isla van a clases. En Yunuén, en promedio, cada trabajador gana cincuenta pesos diarios. A veces reciben 150 pesos, pero eso sólo ocurre en fines de semana. No nos alcanza, por lo que Oportunidades viene a complementar el gasto familiar. Muchas mujeres, cuando reciben sus apoyos, se traen su buen bonche de maíz, frijol, arroz y azúcar. Lo compran en cantidades para no estar pensando qué voy a comer mañana o pasado mañana. Eso me consta, pues yo veo que cuando salen por sus apoyos es como su día de fiesta. Se sur-ten sobre todo de granos y de lo básico para alimentarse. A Jorge le parece bien que Oportunidades apoye a las mujeres. Afirma: Ellas son las que llevan la administración familiar. Si el dinero se le diera a los hombres lo gastarían en la cantina, con los amigos: “yo disparo esto, yo disparo aquello y a ver después cómo me las arreglo”. Con la mujer, en cambio, el dinero está más seguro. Mis respetos para ellas. 49
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  • 52. Quiero ser médico Un muchacho huichol entusiasta y preparado Un día, un medio hermano fue picado por un alacrán. Murió al poco tiempo, debido a la falta de atención médica. Eso impactó a Salvador González Sánchez. Desde entonces quie-re estudiar medicina, convertirse en doctor. Nadie quiere trabajar en la sierra. Por eso se murió mi hermano. Porque no hubo quién lo atendiera. Yo estaba muy morrillo cuando sucedió y no pude ayudarlo. Pero eso va a cambiar porque, cuando yo sea médico, voy a poner mi consultorio aquí, para ayudar a mi comunidad. Salvador tiene 23 años. Es un muchacho huichol entusiasta y muy preparado. Cuando esta-ba en la secundaria tomó un curso de primeros auxilios. Le dieron un certificado, una iden-tificación y un botiquín de medicamentos básicos. Ahora estudia el cuarto semestre de la licenciatura en enfermería. No hay medicina aquí en este campus de la Universidad de Guadalajara. Me voy a reci-bir de enfermero y después estudiaré medicina. Salvador está comprometido con su comunidadWirrárica, a la que volverá una vez conclui-dos los estudios. Regresaré con mucho gusto a brindarles lo que sé. Además, como se me dificulta un poco el español, será muy bueno atender a los pacientes en mi propia lengua, el huichol. 51
  • 53. Mi nombre en huichol es Xitacame Oportunidades: HISTORIAS DE ÉXITO Salvador tiene cinco hermanos. Uno de ellos es adoptado. José Guadalupe, se llama, y no le gusta estudiar. Sabe leer y escribir, pero muy poco. Sus otros hermanos sí estudian. María Esther, de 19 años, acaba de terminar la prepa. José José, de 16 años, está en la prepa y ya desde ahora muestra sus deseos de entrar a la universidad. Joel estudia tercero de primaria, al principio se le dificultó mucho la escuela pero ya está mejorando. El más chico de los her-manos apenas va en segundo de primaria y le gusta mucho la escuela. Todos son oriundos de Banco del Venado, una comunidad huichola en el municipio de Bolaños. Se visten con su típico atuendo huichol. Cada uno tiene su nombre cristiano y su nombre en su propia len-gua. El de Salvador es Xitacame, que significa Espiga. Mi mamá es analfabeta y mi papá tiene terminada la primaria. Aun así, siempre me han apoyado en mis estudios. A mi papá le da mucho gusto. Dice que, aunque él no tuvo la oportunidad de estudiar, está muy contentote de que yo estudie lo que estudie. Que esto de la medicina le va a traer mucho beneficio a la comunidad. Él sabe que la idea de con-vertirme en doctor ha estado en mí desde que era un morro. Salvador vive ahora en Colotlán, lugar en donde abundan los alacranes, a ocho horas en camión de Banco del Venado. Cuando salí de mi casa para estudiar fue muy complicado.Todo comenzó desde la prepa, porque no había prepa en mi pueblo. Pensé: ¿a donde me voy a estudiar, si no tengo dine-ro ni nada? Pero me hice el propósito de sacar mi prepa. Sólo tenía el apoyo de Oportu-nidades, si bien no era suficiente. Mi papá y yo tuvimos una conversación y le dije que quería seguir estudiando. Él es campesino, no tiene un trabajo fijo, sólo lo que gana en el campo cosechando maíz y, aunque a veces tiene trabajo y a veces no, me dijo que siguiera estudiando, que él me apoyaba. Fui a la preparatoria del Colegio de Estudios Científicos y Tecnológicos del Estado de Jalisco CECyTEJ, en Totatiche, y pregunté por las inscripciones. Me dijeron que ya se habían cerrado. No conforme, me fui a Bolaños, y ahí sí me pude inscribir. Conseguí un trabajo en el DIF de Bolaños y empecé a ayudarme con lo poquito que me pagaban, apenas $50.00 por medio tiempo. Con eso me ayudaba 52
  • 54. mientras me llegaban los apoyos de Oportunidades. Así me la pasé un tiempo hasta que estuve en tercero de prepa, conseguí otro jale y me la fui pasando mejor. En Colotlán comparte sus gastos de hospedaje con un compañero de su propia comunidad. Se conocen desde la primaria. Él es muy serio, muy tranquilo, y también estudia enfermería. La renta que pagan asciende a $1,200.00 mensuales. En la universidad paga una pequeña cuota de recuperación al semestre. Como es un campus de la Universidad de Guadalajara,UDG, pues no cobra caro. Actual-mente no trabajo, pero en las vacaciones me la pasé trabaje y trabaje y con lo que aho-rré me voy a sostener todo el semestre. Mis papás también me mandan algo, pero como no tienen un trabajo fijo, a ratos sí me lo mandan y a ratos no. Cuando su hermano termine la prepa ya le prometió que vivirá con él, para que curse la carrera que quiera en la UDG. Lo apoyaré en todo lo que pueda –afirma convencido. Me enfrenté con la tecnología La familia de Salvador tiene 8 años en Oportunidades. Para nosotros la vida cambió con este apoyo. Con la beca pudimos comprar libros y ropa, principalmente. Y alimentos. Antes no comíamos carne y ahora sí. Los talleres de autocuidado fueron especialmente importantes para Salvador. Bolaños es una zona mestiza, y como él provenía de una comunidadWirrárica, al principio no se sintió muy a gusto. Experimentó un choque cultural que sólo fue desapareciendo con las pláticas que recibía. Mi mamá me dice que gracias a Oportunidades podemos estudiar las personas de esca-sos recursos y de comunidades lejanas. Por eso tenemos que aprovechar esta oportuni- Quiero ser médico 53
  • 55. dad. Ella está muy orgullosa de mí. Todavía más, porque ella no pudo estudiar. Antes los papás eran muy duros y no dejaban que sus hijos fueran a la escuela. Bueno, principal-mente a las niñas. Oportunidades: HISTORIAS DE ÉXITO Esta situación ha mejorado pero todavía faltan muchas cosas por hacer. Según Salvador, en su comunidad las mujeres casi no estudian, sólo el 40 por ciento, y a la universidad nada más el uno por ciento. Salvador, en la universidad, no usa su traje huichol sino ropa de mestizo, ya que es más cómoda por el clima. Hace fresco, se pone un suéter y listo. Eso sí, cuando va a su comuni-dad porta con orgullo su atuendoWirrárica. Extraña a su familia, pero ahora ya puede comu-nicarse con ellos a través del teléfono celular e incluso del correo electrónico. Dice: Cuando me separé de mi familia me enfrenté con la tecnología. Antes no usaba teléfo-no celular, ni computadora, ni correo electrónico. Entré a la prepa y me compré un celu-lar. No sabía ni manejarlo, pero empecé a comunicarme con mi familia. Después, los correos electrónicos. Antes no sabía nada de computadoras o celulares, pero aquí apren-dí poco a poco. Actualmente, en mi comunidad hay una casa universitaria donde pres-tan computadoras y así me comunico con mis hermanos. Como ellos también están estudiando, pues tienen su correo electrónico. Uno de mis hermanos, además, también tiene su celular, así que cuando queremos nos hablamos. Por supuesto, lo hacemos sobre todo cuando entra la nostalgia. También hablo con mi mamá cuando no está en el ran-cho. Ahí no hay señal, queda como a cuatro horas de la comunidad, así que hablamos cada 8 ó 15 días. Los extraño mucho. Gracias a Oportunidades sus hermanos estudian, lo que Salvador agradece constantemente. Oportunidades nos ha permitido superarnos. Es una buena forma de salir adelante. 54
  • 57.
  • 58. La única herencia que te puedo dejar “Mesol té a llorar” Por falta de recursos, sólo estudió hasta la secundaria. Yo hubiera querido seguir estudiando. Presenté el examen para la prepa, y lo pasé, pero mis padres no tenían dinero. Me quedé sin estudiar. Miguelina Ramírez Álvarez vive en Zacate Colorado, muy cerca de Poza Rica,Veracruz. Suspi-ra, no sin un dejo de tristeza, como si se tratara de una queja largamente guardada: Por aquel entonces, si hubiera existido Oportunidades, seguramente hubiera continua-do con mis estudios. El caso de su hijo es diferente. Es uno de los beneficiarios del Programa. Recibió su beca a partir del cuarto año de primaria y la mantuvo hasta finalizar la preparatoria. Cuando mi hijo recibió sus papeles de prepa –recuerda Miguelina–, sentí que se me salía el alma, el corazón. Es un muchacho muy dedicado, muy estudioso. Me solté a llorar de puro orgullo. En esos momentos pensaba:“Gracias, Dios mío, aunque yo no pude, él sí”. Ahora es su propio hijo quien la alienta. “Me dice: mamá, eres muy inteligente, deberías ponerte a estudiar algo, qué tal computación”. Miguelina le agradece sus palabras, pero responde: “No, mejor yo te voy a ayudar en todo lo que pueda para que sigas estudiando”. Víctor Alfonso Hernández Ramírez es el nombre de su hijo. Ahora cursa el primer año de la universidad. Ingeniería Industrial. Ya solicitó una beca del Pronabes y le dijeron que tiene muchas posibilidades de conseguirla, al haber sido becario de Oportunidades. 57
  • 59. Gracias a Dios lleva muy buenas calificaciones. Estudia en el Tecnológico que queda en Poza Rica. Sale de la casa a las cinco de la mañana para llegar a la escuela a las siete. Tiene que pagar dos pasajes de ida y dos de venida. Pero cualquier sacrificio vale la pena para que no deje de estudiar. Su papá también está de acuerdo. Le dice: “mientras Dios me dé fuerza y salud, pues tú sigue estudiando para que logres algo en la vida. Es la única herencia que te puedo dejar”. Antes no nos daban consulta. Ahora es distinto Oportunidades: HISTORIAS DE ÉXITO Miguelina es Vocal de Salud. Ella ha atestiguado cómo ha crecido el servicio médico que otorga la clínica local. La trabajadora social es la que nos coordina en cuanto a fechas de vacunas y consultas médicas. Hace que todos estemos puntuales, así sean diabéticos, hipertensos o con dia-rreas. También está al tanto de las temperaturas y todo eso. Ahorita está un médico, quien se responsabiliza de las consultas médicas de las titulares. A veces da de 30 a 45 consultas diarias, ya sea en la mañana o en la tarde. Es un médico pasante. Es el que está sacando a flote muchas consultas. Hace poco, aquí en Zacate Colorado, nos vino una epi-demia. Algunos tenían mucha temperatura. Y él los atendía. Para ella, la comunidad de Zacate Colorado ha dado un cambio en su forma de vida. Antes de Oportunidades muchas personas se morían, al no acudir al Centro de Salud. Antiguamente, si iban a consulta, no los atendían o les decían: “usted no tiene nada”, y los regresaban. Ahora es distinto. Ahora, persona que llega, persona que es enviada a consulta. Tanto la enfermera como el médico y la trabajadora social los atienden y les dan una orientación muy buena. Hemos mejorado mucho aquí con Oportunidades. Antes no se veía que trajeran a los niños y ahora los traen desde recién nacidos. Los vacu-nan contra la rubéola, el sarampión, el tétanos y todo eso. Yo veo cómo han mejorado las cosas. Como Vocal de Salud asiste a todas las pláticas. 58
  • 60. La única herencia que te puedo dejar Ahí les pregunto: “A ver, alcen la mano los que falten de vacunas”. Gracias a Dios ahora tenemos más vacunas. La trabajadora social se encarga de esto. A los jóvenes que están en el Telebachillerato les dan su plática acerca de cómo deben cuidarse ante enfermeda-des contagiosas como el SIDA. Aquí se les previene de todo eso y se les da su autocuida-do. Todo, en un muy buen ambiente. Siempre se les dice y se les explica todo. Para ella, una de las claves del éxito que ha tenido el servicio médico radica en lo excelente-mente organizados que están el doctor, la enfermera y la trabajadora social. El trato que nos dan, así como la atención, es muy buena. Se acercan mucho a la traba-jadora social. Ella lleva la organización de grupos de diabéticos, de hipertensos y de embarazadas. Todo aquel que se le acerca recibe muy buen atención. Tiene como cinco años que llegó a esta clínica. Nosotros, desde que iniciamos con el Programa Oportuni-dades, ha sido siempre alguien que nos apoya, incluso psicológicamente. Las titulares de Programa han sido muy beneficiadas. 59
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  • 62. Un Ángel en mi vida Quisiera estudiar Ingeniería Forestal Hortensia León es madre soltera, tiene treinta y tres años y se dedica a arreglar ropa para sus vecinas. Cuenta con una máquina de coser. Vive en Tlaxiaco, Oaxaca. Habita una casa prestada por su hermano. Al interior hay un patio con un pequeño jardín de rosales y, alre-dedor de él, tres cuartos. Uno lo ocupa la cocina, otro su madre y otro Hortensia con su hijo. Ángel, se llama. Ángel García León. Tiene ocho años y acaba de entrar a tercero de primaria. Ya va a empezar a recibir su beca Oportunidades. Qué bueno, porque nos va a ser de gran ayuda. A Ángel no le gusta mucho la escuela pero Hortensia lo insta a echarle ganas al estudio. Lo motiva a leer y a escribir. Quiero que termine, que haga una carrera. Tiene el ejemplo de sus hermanas, que se recibieron como licenciadas en Administración. En cambio, sus hermanos sólo terminaron la secundaria. Ella misma tuvo a Ángel y dejó de estudiar. Pero las cosas han cambiado. Quiere superarse, progresar. Se esforzó por estudiar el bachillerato pues, como ella misma lo supo en carne propia, “es muy difícil conseguir tra-bajo sólo con la secundaria terminada”. Me animé a estudiar. Hice el bachillerato en el sistema abierto. Fueron tres años muy duros pero lo logré. Fueron años de desvelos, de estudiar todos los días, hasta sábados y domingos. Ya llevaba como diez años de no ir a la escuela y al principio no agarraba el ritmo, me pesó. Además fue doblemente duro porque no podía descuidar a mi hijo. Fui madre y estudiante a la vez. 61
  • 63. Oportunidades: HISTORIAS DE ÉXITO A Hortensia le gustaría estudiar Ingeniería Forestal. Pero eso será luego. Primero tengo que sacar adelante a mi hijo con sus estudios. Que él sí tenga una carrera, que se titule. Eso es lo que quiero. Apoyos para comprar lo básico Hortensia está muy contenta. Su hijo está bien de salud. Lo lleva a todas sus consultas médi-cas. Ya no se enferma como antes. Está más consciente de los cuidados que debe brindarle y se siente acompañada y protegida por los doctores y enfermeras que los atienden. Antes me angustiaba mucho al verlo enfermo, porque no sabía qué hacer. Tampoco tenía dinero para un doctor. Ahora ella misma y su propia madre también son atendidas por Oportunidades. Están muy al pendiente de su salud. Ahora ya saben lo que es y para qué sirve un papanicolau, una mamografía. Y pueden ir al doctor sin preocuparse de tener el dinero suficiente para la consulta. Gracias también a Oportunidades y a sus propios deseos de superación, Hortensia se inscribió en un curso de costura. Me metí a un programa de capacitación para adultos e hice un curso de dos años. Ahora, gracias a Dios, tengo mucho trabajo. Vivo un poco más tranquila y puedo estar más al pendiente de mi hijo, ya que no tengo que salir a trabajar sino que trabajo aquí en mi casa. Mis vecinos me vienen a dejar sus prendas o me recomiendan a sus conocidos. El apoyo que le da Oportunidades lo destina a la despensa. Ahora, con el fruto de su traba-jo, puede ir ahorrando y de poquito en poquito le hace mejoras a su casa o se compra algún electrodoméstico. Yo creo que Oportunidades es un muy buen Programa. A mí me dio la posibilidad de estudiar y de atender mejor a mi hijo, así como también la posibilidad de tener una vida mejor, con menos preocupaciones. Ahora que mi hijo empiece a recibir su beca, será un 62
  • 64. gran apoyo para mí. Soy madre soltera y lo de la costura es muy noble pero a veces el trabajo escasea. Hortensia recibe capacitación cada dos meses. Asiste a la charla de la vocal junto con otras setenta y siete beneficiarias de Oportunidades. Agradezco mucho los apoyos que recibo. Los alimentos de la canasta básica han subido demasiado. El kilo de frijol está carísimo, lo mismo que el arroz, el aceite, todo. Oportu-nidades nos permite vivir mejor. Tener para comprar lo básico. Un Ángel en mi vida 63
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  • 68. El Jefe: un estudiante de oro Nunca tuve vacaciones Hace calor. El sudor recorre el rostro de Moisés Vite de la Cruz. Tiene veintidós años y cursa el quinto semestre de la carrera de Ingeniería Agrónoma en el Instituto Tecnológico de Huejutla. Usa anteojos. Su mirada es inteligente. Su talante es el de un muchacho estudio-so, decidido a convertirse en un exitoso profesionista. Su vida ha sido dura. Desde muy pequeño conoció lo arduo de las faenas del campo. Estudiaba y trabajaba. Concluía su día de clases y marchaba a ayudar a su papá. Sembraba maíz y frijol. Escardaba. Estaba al pendiente de la cosecha. No sé lo que sean las vacaciones, porque nunca las tuve. Un día su padre sufrió un severo accidente de trabajo y luego de ello cayó en el alcoholis-mo. Fue un fuerte golpe para toda la familia, que veía cómo don Modesto se dejaba llevar por la bebida. Por fortuna ya está en recuperación. Asiste a sus sesiones de Alcohólicos Anónimos y se ha alejado del trago. Su padre tiene 56 años y su mamá, doña Cándida de la Cruz, 46. Además de Moisés, la fami-lia Vite de la Cruz se integra por tres hermanos más: Coquitl, Elizabeth y Luis Ángel, de 26, 18 y 12 años de edad, respectivamente. El Jefe A Moisés lo apodan “El Jefe”, en virtud de su natural don de liderazgo. Es miembro de la Sociedad de Alumnos y un estudiante de lo más brillante y destacado. 67
  • 69. Siempre me interesé en el estudio. En la secundaria había un maestro que nos decía: “estudien, estudien. Salgan de su comunidad y conviértanse en unos muchachos emprendedores. Recuerden que el buen gallo en cualquier gallinero canta”. Oportunidades: HISTORIAS DE ÉXITO Este maestro fue quien motivó a Moisés a seguir adelante y la familia entró en contacto con Oportunidades. Moisés le hizo caso y obtuvo una beca a partir del segundo año de secun-daria. Estudió la preparatoria en San Sebastián,Veracruz, y en el CEBETA 5, en Hidalgo. Cada vez que terminaba el año escolar, llegaba con sus padres y les mostraba con orgullo la bole-ta de calificaciones. De no ser por Oportunidades no hubiera podido seguir estudiando. Ahora cuento con el apoyo de una beca del Pronabes, pero reconozco que de no ser por Oportunidades mi vida tendría otra historia. Mis padres se la pasaron dura para mandarnos a la escuela. Pero con su propio esfuerzo y la ayuda del Programa, la libramos. Nos ha ayudado para salir adelante. “El Jefe” viste una camisa de manta y pantalón de mezclilla. Su cabello es corto y su tez morena. Tiene los ojos rasgados. A veces creen que soy de ascendencia oriental.No soy ni chino, ni japonés, ni coreano. Soy más mexicano que nada, pero no sé qué pasó con mis ojos –y se sonríe. Escuela de madera, estudiantes de oro Huejutla de los Reyes se encuentra en el norte del estado de Hidalgo, a escasas dos horas de la frontera con Tamaulipas. En el verano la temperatura llega a subir cerca de los cuarenta grados. Moisés no es oriundo de este lugar pero se mudó para poder estudiar la carrera en el Tecnológico.Vive solo en un cuarto que renta. Cada dos meses viaja a ver a su familia y su mamá lo visita de vez en cuando. Le gusta ver a su familia: Son lindos. Mi papá nunca nos abandonó, a pesar de sus problemas con el alcohol. Se iba con sus amigos y, aunque llegara por completo borracho de regreso a casa, nunca 68
  • 70. El Jefe: un estudiante de oro nos pegó. Mi mamá, por otro lado, nos enseñó a respetar a nuestros semejantes y a echarle ganas a todo lo que hacíamos. Moisés habla con aplomo y mucha confianza en sí mismo. Se ha convertido en un ejem-plo de superación para su familia. Sus padres están orgullosos de él, lo mismo que sus hermanos. Luis Ángel, mi hermano menor, dice que quiere seguir mis pasos. Que también va a estu-diar una carrera. Apenas va en primero de secundaria. Es afortunado, porque cuenta con el apoyo de Oportunidades. Qué bueno por él y para mis papás. Cuando yo tenía su edad no teníamos dinero para unos tenis o una mochila. Mi hermano ya no pasó por eso. Su nivel de vida es muy diferente al mío. Me alegro, porque así podrá aspirar a un futuro mejor. Yo le digo: “estudia, no dejes de estudiar. Tal vez nuestra escuela sea de madera pero nosotros somos estudiantes de oro”. Al “Jefe” le gustaría poder recibirse de ingeniero y ayudar a su comunidad. De niño teníamos que cuidar nuestra libretita y nuestro lápiz. Ahora ya se cuenta con apoyos para mochilas, para ropa, para útiles escolares. Yo también quiero poner mi gra-nito de arena para mejorar las condiciones de nuestro pueblo. Sus raíces indígenas no abandonan a Moisés. A los niños y jóvenes de su comunidad les habla en náhuatl y les dice: “No se queden estancados. Estudien. Aprovechen los apoyos, las becas. Los pueblos indígenas sí podemos salir adelante. Superémonos”. Escribe algo en náhuatl. Nos lo enseña y lo lee en voz alta: TITLAXKAMATILIA OPORTUNIDADES PANPA IKA NI KUALA TI IXTOKE Traduce: LE AGRADECEMOS A OPORTUNIDADES PORQUE VIVIMOS MEJOR. 69
  • 71.
  • 72. Decidimos no cruzarnos de brazos Montamos una obra de teatro Capula, en el Municipio de Morelia, en el Estado de Michoacán, es una comunidad muy renombrada de alfareros. Su habilidad en el manejo de la cerámica les ha dado fama nacio-nal e internacional. Producen piezas de ornato de gran calidad, como las Catrinas de Barro. Ahí vive Adela Alejandre Flores, una mujer muy consciente de la necesidad de progre-sar como seres humanos y como ciudadanos. Antes de Oportunidades había un grave problema de alcoholismo. Los hombres bebían mucho y golpeaban a las mujeres. Antes de Oportunidades los niños no iban a la escue-la, o nada más aprendían a leer y escribir y los sacaban. Esto ha cambiado. Gracias a las pláticas que nos dan hemos decidido no cruzarnos de brazos sino actuar para resolver aquello que nos preocupa. Hablamos con las autoridades para que no vendieran vino a altas horas de la noche, o que si mandaban a niños, tampoco se lo vendieran. Por ahí empezamos. Ahora tenemos maestras de kinder, de guardería, y los niños y jóvenes ter-minan la escuela. Tenemos el caso de dos jóvenes que ya son contadores y uno abogado. La violencia familiar también se acabó.“Quizá todavía hay por ahí un hombre golpeador que se nos escapa, pero las mujeres han aprendido a no dejarse, a defenderse”. Para evidenciar y, al mismo tiempo, poner un freno a este problema, Adela y sus amigas beneficiarias de Oportunidades montaron incluso una obra de teatro: Lo hicimos porque no había forma de que las mujeres dejaran de aguantar al marido con sus maltratos. Los consideraban como dioses. Entonces montamos un escenario. Lo montamos con lo que teníamos, con sábanas y colchas. A una señora le pusimos unos bigotes, un sombrero, una pistola y una botella. A otra una bata, una almohada, y le pin-tamos ojeras. Así pusimos al borracho y a la señora embarazada, junto con algunos 71
  • 73. niños que nos prestaron. En la obra, la señora de los bigotes llegaba borracha y golpea-ba a su esposa porque quería el dinero de Oportunidades. La otra no se dejaba. Así empe-zamos a mostrar ese problema. Ahora ya se defienden. Ahora todas las mujeres salen a trabajar, ya no se quedan así nada más, pues antes tampoco las dejaban salir. Todo empezó porque tenían que ir por sus apoyos y sus maridos, por el interés del dinero, pues las dejaban. ¡Vieran ahora que diferente es nuestra comunidad! De maridos borrachos y golpeadores, ahora tenemos esposos cooperadores y trabajadores. Todo eso se lo debe-mos al Programa Oportunidades. Oportunidades: HISTORIAS DE ÉXITO Su propio esposo, Juan Filogonio Mata Arroyo, cambió de parecer con el paso del tiempo. Al principio no creía en Oportunidades. Pensaba que era como el Apocalipsis, que les darí-an dinero y luego se los cobrarían muy caro. Que se llevarían a sus hijos. Que era cosa del diablo. Tuve que llevarlo a fuerzas a sus consultas. Poco a poco fue cediendo. Pero, mientras tanto, se tuvo que enfrentar a sus recelos y a los de los demás hombres del pueblo. Me empezaron a decir “la revolucionaria”. Y es que también hemos tenido que enfren-tarnos a los caciques. Aquí hay gente que tiene mucho dinero y que nos ven como indios. Se preguntaban: ¿y ella quién es para abrirles los ojos, para limpiar el pueblo, para venir a vacunar? Yo les contestaba: somos unas señoras preparadas, capacitadas y queremos que nuestra comunidad salga adelante. Luchamos contra todo. Por eso mi esposo me decía: te vas a meter en problemas. ¡Yo con qué te voy a defender si ni carabina tengo! Yo le decía: no te preocupes. Nosotras le decíamos a los caciques: no se atrevan a decir-nos o hacernos algo, porque se meten con el Gobierno Federal. Ése ha sido nuestro escu-do. No ha sido fácil porque también hemos tenido que luchar con los políticos de Capula. Mi esposo no me dejará mentir: antes de que yo fuera vocal, aquí en Capula hacían un verdadero acarreadero de gente. Decían que los apoyaran o les iban a quitar la beca de Oportunidades. Se juntaban en la plaza de seis a ocho carros llenos de gente. Yo les decía que no hicieran caso. Por eso me tuve que enfrentar a muchos políticos.Venían a mi casa y me decían yo soy fulano de tal y vengo del PRI, yo soy fulano de tal y vengo del PANo 72
  • 74. Decidimos no cruzarnos de brazos vengo del PRD o vengo de Convergencia. Eran señores que trataban de convencerme de entregarles al grupo de titulares. Yo nunca lo hice. Le insistía a las señoras: no vayan, no vayan. Algunas me decían: vamos a ir con la Antorcha porque la Antorcha nos va a pavi-mentar. Yo les insistía: si van, que sea por voluntad propia, no por miedo u obligación. Yo tenía miedo de que les fuera a ocurrir algo a los acarreados. ¿Y si un día se voltea un carro lleno de señoras? ¿Creen que los políticos van a dar la cara? Adela se tuvo que enfrentar también a la reticencia de los pobladores de Capula, que tení-an miedo de vacunar a sus hijos. Entre las promotoras voluntarias, la doctora y el doctor armamos una despensa para las señoras. Le poníamos cuatro huevos, dos manzanas y una sopa, ya que no nos alcanza-ba para más. Empezamos la campaña y les decíamos: si dejas vacunar a tu niña, te damos esta despensa. Al principio, las señoras sí querían pero los señores no. Nos pregun-taban: pero cuando esté grande va a poder tener hijos, ¿verdad? Y es que los caciques les decían: si dejas vacunar a tus hijos o se toman esa pastillita, ya nunca vas a tener fami-lia. Yo les respondía: verás que cuando esté grande vas a tener un montón de nietos.Vas a ver que este niño va a ser como un conejo. Les comentaba que les iba a dar un poco de calentura, pero nada más. Y se iban con su despensa y sus hijos vacunados. El anexo de la clínica Adela es vocal de Oportunidades. Apenas la nombraron y se impuso una meta: hacer un anexo a la clínica. Nos costó mucho trabajo y hasta lágrimas, porque nadie nos quería ayudar. Este anexo es un salón de ocho por trece metros y sirve para dar pláticas sobre drogadicción, sexualidad, autoestima y planificación familiar. Al principio no nos creían, nos tachaban de locas, que cómo le íbamos hacer. Empezamos con rifas, de regalitos, de despensas. Tuve que ir hasta un jaripeo a pedir dinero. Mi espo-so me decía: “estás loca, cómo vas a ir allá”. Pero yo, terca. A través del sonido les decía: 73
  • 75. “por favor, cooperen para el anexo de la clínica”. Juntábamos y juntábamos. El primer dinero que juntamos con puro trabajo fueron veinte mil pesos. Con eso empezamos los cimientos. Después les dijimos a todas las señoras: “ahora ya no queremos dinero sino que cada una traiga cinco tabiques”. Había muchos señores que son albañiles y nos decí-an: “yo te voy a ir a pegar dos metros de tabique”. Y otros:“yo, un metro de cimiento”. Así, hasta que se hizo. A la hora de colarlo y ponerle la losa fuimos a pedir cemento fiado a un ranchito que se llama El Correo. Me acuerdo que eran como las once de la noche y se nos ponchó el carro. Para regresarnos, ¿cómo le íbamos a hacer? Nuestros esposos no sabían que andábamos en El Correo. Pensaban que andábamos aquí en la clínica. Al otro día convocamos a todos los señores y les dijimos:“por favor, ayúdennos a poner la losa”. Después a conseguir la madera para la cimbra. El chiste es que lo hicimos y empezamos otra vez, ahora para comprar el vitropiso. La faena era que cada esposo fuera a hacer mezcla y a pegar un poco. Lo terminamos y ahorita está muy bonito. Es de lo mejor. Sirve para las pláticas. Ahí guardan la leche, los complementos de Oportunidades. Aparte sirve para operaciones, para juntas de médicos. Ellos tienen su IMSS en Morelia pero les gusta venir aquí. Ya no somos tan tontas Oportunidades: HISTORIAS DE ÉXITO Adela estudió hasta sexto año de primaria. Mataron a su papá y la sacaron de la escuela. Cuando íbamos a recoger nuestros apoyos, había que firmar y nos decían: pónganse a practicar en una libretita o en un papel, para que no se tarden tanto y se desocupen más rápido. Entonces pregunté y un maestro nos orientó para buscar al INEA. Eran como cien que aprendieron a leer y escribir. Muchas terminaron la primaria. A mí me gustó, le seguí y terminé la secundaria.Yo las animaba: tienen que aprender. ¿A poco no les da vergüen-za poner siempre su cruz y su huella? Ahora sólo las muy viejitas no saben escribir. De ahí en fuera, a todas las alfabetizamos. No sé ni cómo le hicimos. En las tardes les poníamos cartulinas y nos daban material para ir conociendo las letras con animales y aprendie-ron a leer y escribir. Ahorita las señoras titulares ya no son tontas, ya no tienen tanto miedo, ya no son tan cohibidas. A través de Oportunidades, hay menos deserción escolar. 74
  • 76. Decidimos no cruzarnos de brazos Antes, en Capula, los únicos que tenían su certificado de primaria eran los hijos de los caciques, de la gente más rica. Todos los demás, no iban a la escuela o se quedaban en segundo, en tercero de primaria. No iban no porque no quisieran sino porque tenían que trabajar para ayudar a su familia. Ahora ya hay más niños que terminan con su escuela. Adela está contenta porque ahora hasta sus propias hijas han podido continuar con sus estudios. La más pequeña está en la secundaria y la grande estudia para cultora de belleza. Les digo que se preparen. Que estudien computación. Gracias a que terminé la secunda-ria me dieron un trabajo en una casa de cambio. Adela no se preocupa tan sólo de la salud y educación de sus titulares sino también de su preparación física. Leyeron en unos folletos de Oportunidades que el ejercicio era bueno y se pusieron a hacerlo. Practican aerobics. Hace poquito pusieron unas cartulinas para invitar al pueblo de Capula a una demos-tración aeróbica, de karate y tae kwon do, y no pasó nada. Nadie llegó. Vino a verme el señor que organizaba estos deportes y me dijo: “estoy a punto de perder mi trabajo por-que ninguna comunidad quiere hacer ejercicio”. Había ido con el jefe de tenencia de otro pueblo y le había dicho: “a mí no me importa nada de eso. Lo que me interesa son mis vacas, no si las señoras están gordas o flacas o les falla o no la presión. A mí, sólo mis vacas”. Yo le dije que le iba a reunir a las señoras de Oportunidades. Nos quedamos de ver un miércoles y el joven se llevó toda una sorpresa. El salón estaba lleno. Hasta llegó una viejita de 80 años. El muchacho casi lloraba. Nos decía: ya fui a Tiripetío, a todas par-tes, y en ningún lado me hacían caso. Nos puso una maestra gratis. Además, las señoras de Capula se ejercitan mediante el baile. Esto último fue idea de la pro-pia Adela. A los 14 años quedé huérfana. Estaba embarazada. Debí buscar un trabajo y me mudé al D.F. Ahí conocí a una señora argentina y a su hija, quienes me enseñaron a bailar músi-ca de los ochentas. Tiempo después, como vocal de Oportunidades, se me ocurrió la posi-bilidad de ponernos a bailar. Comenzamos a poner música y a bailar. Nos compramos 75
  • 77. discos de zumba, y conseguimos una tele y un dvd. Tenemos horarios y clases en varios barrios. Algunas llegan y nos dicen: yo no tengo Oportunidades pero me gustaría hacer ejercicio con ustedes. Nosotros les decimos que sí. No tienen que pagar nada. Sólo les pedimos que se comprometan a hacerse el papanicolau y que lleven a sus maridos a medirse el azúcar y la presión. Somos las hormiguitas Oportunidades: HISTORIAS DE ÉXITO La filosofía de Adela es no quedarse calladas. Hay que decir cuál es la problemática, y en Capula es el agua. No hay agua potable. Siempre tenemos que andar comprándola o pidiendo que nos cloren el agua del pozo. También, a través de Oportunidades, las titulares han llevado a cabo labores de reforesta-ción. Acaban de plantar 22 mil árboles. Aquí las hormiguitas que se mueven son las señoras titulares. Nos pusimos las botas de nuestros esposos, tomamos el azadón y nos fuimos al cerro del Águila, que se nos ha quemado mucho y ya estaba muy pelón. No sólo reforestan sino también hacen obras de interés social. Barremos, vacunamos. Incluso, cuando se muere alguien, ahí andamos. La mayor parte de las veces la familia del difunto no tiene dinero y nosotras nos cooperamos, aunque sea para unas flores. O ayudamos con tantito maíz o con lo que podamos. Si un niño está en el hospital infantil, vamos a ver en qué podemos ayudar. A veces, antes de bus-car a la familia, vamos primero con la trabajadora social y le pedimos que nos ayude, que sus papás no tienen para pagar los gastos. Le decimos que somos vocales de Opor-tunidades y nos hacen descuentitos, a veces descuentotes y a veces no cobran nada.Todo eso nos ha ayudado para mejorar nuestro nivel de vida. El Programa nos ha servido de mucho y la gente es muy agradecida. Nosotros ayudamos sin pedir nada a cambio. Sólo nos queda la satisfacción de ayudar a alguien más. 76
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  • 80. Jitomates y Esperanza Jitomates y mojarras La vida no es fácil en Ayahualulco,Veracruz. La riqueza de la vegetación circundante contras-ta con la pobreza de sus habitantes. Es una comunidad pequeña, y lo es aún más porque muchos de los hombres han decidido buscar fortuna en Estados Unidos.Hay escasez de tra-bajo, lo que ha empeorado las condiciones de vida del pueblo. Hace dos años algunos de sus pobladores se reunieron para buscar opciones que les permitieran enfrentar estas adversidades y obtener recursos económicos. Decidieron impulsar dos proyectos: uno de cultivo de jitomate y otro de producción de mojarra tilapia. Contaron con el apoyo y la asesoría de la Secretaría de Desarrollo Social y Medio Ambiente de Veracruz y de la Comisión Nacional Forestal, que les brindaron los recursos necesarios para la construcción de un invernadero y un estanque. En la actualidad, producen ocho toneladas anuales de jitomate y veinte kilos de tilapia al mes, lo que representa una buena fuente de ingresos para las familias de Ayahualulco. En total, son treinta y seis personas las que participan en estas actividades, entre las que se encuentran varias mujeres que son beneficiarias del programa Oportuni-dades. Una de ellas es Esperanza Mayo Gálvez, quien comenta: El cultivo del jitomate no es fácil, y menos por estos rumbos, por el clima. Necesita de muchos cuidados. Si no, se echa a perder. Antes vendía leña Esperanza tiene 48 años. Es madre soltera. Tiene cuatro hijos: Genaro, Pedro, Juana y Antolín, de 25, 18, 17 y 16 años, respectivamente. De todos, sólo el menor, Antolín, vive con ella. Los demás se han ido para hacer su vida en otra parte. Esperanza los extraña. Genaro, el mayor, por ejemplo, vive en Baja California. 79
  • 81. Me gustaría tenerlos cerca –dice y su mirada se torna melancólica. Oportunidades: HISTORIAS DE ÉXITO Es una mujer luchona y trabajadora.También,muy callada y pensativa.Tiene el cabello reco-gido en una trenza. Su piel morena muestra los estragos de permanecer mucho tiempo expuesta a los rayos del sol. Ahora descansa sentada en una silla, pero toda la mañana se la ha pasado en el invernadero, donde cuida con verdadero esmero y devoción sus jitomates. Vive en una casita muy humilde, de madera y techos de lámina. Cuenta con electrici-dad pero no con agua potable. Antes vendía leña, que juntaba por aquí y por allá; lavaba ajeno o tenía que ir a Zongolica a realizar trabajos domésticos… Sus gastos diarios llegan a los cincuenta pesos. No me alcanzaba.Tenía que pedir prestado. Ahora ya cambió la cosa. Oportunidades me da tranquilidad. Seguimos luchando, pero ya no es como antes. Platica, y al hacerlo, Esperanza entrelaza los dedos de sus manos. Su mirada es firme y serena. No le saco al trabajo –dice. La esperanza de Esperanza El predio donde producen el jitomate y la mojarra lo rentan por seis mil pesos al año. A Esperanza le gustaría poder doblar la producción de jitomate. Producirlo en dos ciclos, en lugar de uno, como ahora. El clima no lo permite, pero tengo la esperanza de que lo lograremos. Los pobladores de Ayahualulco hablan náhuatl y Esperanza no es la excepción. Mi mamá me lo enseñó. También le aprendí a bordar y a tejer. Tejíamos servilletas. 80
  • 82. Esperanza no fue a la escuela. Lo lamenta, pero no se da por vencida. Siempre he salido sola –dice. Le echa ganas a su trabajo y a la educación de Antolín, quien cursa la primaria. Un día una gente de Oportunidades vino a mi casa para hacerme una encuesta y desde entonces supe que era algo bueno. Ya tengo dos años en el Programa. Su vida es difícil pero sabe que saldrá adelante. Que no me falte el trabajo. Que nos vaya bien con lo del jitomate. Eso es lo que pido. Mientras así sea, estaré muy contenta. Esperanza se despidió. Tomó unas bolsas de jitomate para vender y enfiló con rumbo hacia la carretera. Jitomates y Esperanza 81
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  • 86. Aroma dem anzana Vendía pan, tacos y enchiladas Hace frío. Un frío recio, que cala hondo. En Las Manzanas el clima es así, extremoso, incle-mente. Ahí vive Josefina y su familia. Ahí pudo hacer realidad su sueño: tener su propio negocio. Todo comenzó hace algunos años. Josefina misma rememora aquellos tiempos, en definiti-va duros y aciagos: Yo hacía pan para mantener a mis hijos. Mi primer marido se fue. Tenía actitudes machistas y realmente nunca recibí su apoyo de pareja. También vendía tacos y enchila-das en las ferias y bailes. Lo que se me ocurriera, con tal de ganar algún dinero. Intenté de todo pero las cosas como que no salían. No tenía casa. Nos prestaban un lugarcito para irla pasando y ahí vivíamos mis hijos y mi segundo esposo, porque me volví a casar y tuve otro hijo con él. Nos vinimos aquí a Las Manzanas y empezamos con un cuartito. Entré a Oportunidades y las cosas mejoraron. Ahora ya tengo un trabajo estable y nues-tra casita la hemos venido haciendo cada vez más grande, de poquito en poquito. El negocio de Josefina es noble y, al mismo tiempo, rentable. Le da para alimentar a su fami-lia. Consiste en la elaboración de productos de origen natural para combatir diversos pade-cimientos y enfermedades. La idea surgió en Zimapán, donde estudiaba Arturo, mi hijo mayor. El DIF hizo un curso para aprender a elaborar shampoo, pomadas y cremas. Se juntó un grupo de 25 mujeres y me inscribí. Era una oportunidad que no podía dejar pasar. 85
  • 87. Oportunidades: HISTORIAS DE ÉXITO Josefina se apostaba a la salida de la escuela de su hijo y se ponía a vender gorditas y pan. De esta forma llevaba el sustento a su casa y lo que le sobraba lo utilizaba para adquirir los materiales que le pedían para el curso. Empezó a adquirir los conocimientos necesarios para elaborar pomadas, jarabes y jabones. Pasé todo un año aprendiendo. Un día, los del IMSS se enteraron de lo que hacía y me invitaron a promocionar mis productos en Morelos y Puebla. Productos “Aroma Nature” Las Manzanas pertenece al municipio de Zimapán, en el estado de Hidalgo. Es una pobla-ción rural dedicada en su mayoría a la agricultura. Josefina es una emprendedora mujer de 42 años que ha encontrado en su esposo Mario y en sus hijos Arturo, Irving Alex y José Mario, el apoyo necesario para salir adelante con su negocio. Sus productos los elabora en un cuarto alejado de la casa, rodeado de magueyes y manza-nos, al que se llega por medio de una vereda. Aquí está mi microempresa –dice con orgullo. Lo hace mientras menea con una pala de madera el contenido de un gran perol. Es shampoo. Lo mantiene a fuego lento. Huele a jitomate. A sábila. A aromas mezclados de plantas medicinales. En total, Josefina elabora en la actualidad 31 diferentes productos. Entre éstos podemos mencionar: las cremas para nutrir la piel y las de sábila para los barros; la pomada de toron-ja para las estrías y la de papaya para los moretones, así como el shampoo de jitomate, que es bueno para la caída del cabello y el estrés. Algunos de sus productos los elabora con baba de caracol y otros más con tepezcohuite. El nombre de su marca es “Aroma de Manzana”, pero bien pronto lo cambiará a uno más comercial:“Aroma Nature”,mismo que está a punto de registrar ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial. Sus productos cuentan con garantía de calidad, además de ser cien por ciento naturales. Al mes vende un prome-dio de 200 litros de shampoo y cien piezas de jabón o pomadas, aproximadamente. 86
  • 88. Me gustaría ayudar a las mujeres de mi pueblo Josefina camina con dificultad debido a un espolón en el pie izquierdo. Cada semana acude al doctor para tratarlo. Es beneficiaria de Oportunidades desde hace ocho años. Su hijo menor, José Mario, de diez, es becario del Programa. Gracias a Oportunidades nuestra calidad de vida ha mejorado. Nos ha ayudado a cubrir nuestras necesidades básicas. Josefina se siente orgullosa de sus progresos. Estudió únicamente hasta la secundaria y aún así, gracias a sus deseos de salir adelante, ha logrado darle impulso a una familia bonita y muy unida y a un negocio que empieza a ser próspero. No ha sido fácil. La elaboración de mis productos es algo pesado, laborioso. No sólo me dedico a producirlo sino también a venderlo. Voy a ofrecerlo adonde se reúne la gente. Busco otras formas de comercialización, para que Aroma Nature sea conocido y compra-do por muchas personas. Pero así es esto: quien no trabaja no come. La vida es dura aquí. Me gustaría crecer más y más, que mi negocio tenga mucho éxito, no sólo para benefi-cio personal sino para ayudar a las mujeres de mi pueblo. Muchos de sus maridos se han ido a Estados Unidos en busca de trabajo. Les mandan muy poquito dinero y no les alcanza.Me gustaría poder estar en condiciones de dar empleo a estas mujeres, para que puedan ayudar a sus familias. La filosofía de Josefina es simple pero práctica: Hay que echarle ganas. Todo se puede en la vida. Sí se puede lograr lo que uno se propone. Aroma dem anzana 87
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  • 92. Una mujer firme y decidida Optimista, a pesar de las adversidades La colonia Gómez Morín, en Hidalgo del Parral, Chihuahua, tiene calles amplias donde se aprecia cómo se han ido levantando pequeñas y humildes casas conforme a las posibilida-des de cada uno de sus habitantes. Ahí vive Bernarda Cuevas y su familia. Empezaron con sólo un cuartito en el que sus seis integrantes debían vivir hacinados, antes de poder emprender alguna mejora. Ahora cuentan con una vivienda más digna y más grande. La casa tiene un cuarto que da a la calle y que hace las veces de cocina, comedor y tienda; atrás, otro cuarto con tres camas matrimoniales y un cuartito para su hijo, José Cruz. También, al final del terreno, existe un pequeño baño. La losa ha salido cara –afirma Bernarda–, pero ya estamos terminando otra recámara. Los hijos están grandes y necesitan su propio espacio. Yo siempre he querido mejorar en todo y le echamos muchas ganas. Tengo el deseo de tener un negocio chiquito, algo así como una paletería. Bernarda es joven y muestra una sonrisa constante. Es una mujer firme y decidida. Tiene una voz fuerte y clara. Sus ojos no pierden detalle de lo que hacen sus hijos o de la gente que pasa frente a su casa. La puerta está abierta la mayor parte del día. Adaptó unos estan-tes y vende dulces. Ha pasado por momentos difíciles: el fallecimiento de su hijo mayor, la reciente amputación de la pierna de su madre y la agresión con arma blanca que sufrió otro de sus hijos, pero no deja de ser una mujer optimista. Siente que ha aprendido a salir ade-lante y está consciente del resultado de su esfuerzo diario: Mis tres hijos están sanos, nos mantenemos unidos como familia, que eso es lo más importante, y la casa está creciendo. 91
  • 93. Oportunidades: HISTORIAS DE ÉXITO Bernarda cuenta hoy con el reconocimiento de su comunidad. Su disposición para apoyar a los vecinos la han convertido en una líder muy respetada y apreciada. Fue Vocal del Progra-ma Oportunidades y desde hace años funge como presidenta del Comité de la Colonia. Ade-más, organiza partidos de futbol. Lo hace como una contribución al bienestar de los jóvenes. Organizo a los jugadores según los equipos y hago el rol para que usen la cancha de la colonia, que está como a unas tres calles de aquí. Ahorita están en semifinales. De los 16 equipos que entraron ya quedan siete, y luego nomás van a quedar dos. De lo que se cobra se compran los trofeos y se hacen los arreglos que sean necesarios, como ahorita, que hay una puerta quebrada y hay que soldarla. El dinero lo junta otra persona, yo no lo toco. Yo lleno las cédulas y los organizo. A los muchachos les lleva los libros y folletos que le han dado en distintas pláticas a las que ella acude, y les lee acerca de temas como igualdad, valores, violencia intrafamiliar, fraterni-dad o sexualidad. Esto es para que se pongan abusados. Yo siento que sí me escuchan y que les interesa, porque luego platicamos. Si yo puedo ayudar aunque sea un poco para que estén sanos, pues me da gusto. Desgraciadamente, aquí en los alrededores, hay mucha drogadicción. Hay muchos chavalitos muy jóvenes que ya están con los vicios. Yo le doy gracias a Dios de que los míos están bien y no se me han “salido del huacal”. Nuestra casita de tablones Bernarda Lidia Cuevas Salas nació en Hidalgo del Parral, en el barrio La Soledad. De ahí, se mudó con sus padres a la famosa colonia Emiliano Zapata, “la de los paracaidistas”. Se casó a los 19 años. Ella y su esposo vivieron por un tiempo en el Ejido Revolución y luego de regre-so a Parral. En la colonia Gómez Morín lleva doce años. En 1996, cuando llegamos a la colonia, llegamos sin nada. Yo estuve batallando por un terreno. Duramos casi seis años pidiéndolo, y nada. Por fin, un día nos lo dieron. Haga de cuenta que nos lo dieron un lunes y ya para el otro lunes estábamos viviendo aquí. 92