3. SEMBLANZA
En el pueblo había seis capellanes, cuya vida
distaba mucho de ser ejemplar:
frecuentaban las tabernas y lugares de juego,
cobraban por administrar el sacramento de la
penitencia,
obligaban a los niños a confesarse en público,
delante de sus compañeros;
algunos de ellos tenían en sus casas mujeres de
dudosa fama.
4. Vicente tenía una gran tarea por realizar. Busco
ayuda y la encontró en el doctor en teología y
sacerdote de Bresse, Luis Girard.
5. REFORMANDO EL CLERO
Vicente comenzó por el ejemplo:
Vicente no consintió que ninguna mujer, ni siquiera la cuñada de su
anfitrión (Juan Beynier, un joven y acaudalado caballero que
además era el principal de los protestantes), entrase bajo ningún
pretexto en su habitación.
Él mismo arreglaba su habitación a diario.
Se levantaba a las cinco.
Junto con su compañero hacia media hora de oración.
Celebraba la santa misa.
Visitaba a los feligreses.
Llevaba el cabello corto.
Vestía invariablemente la sotana talar.
El ejemplo acompañado por la palabra fue contagioso.
6. CONVIRTIENDO HEREJES
Vicente dirigió su celo a protestantes y católicos.
El señor Beynier, su anfitrión, cambio de costumbres y
luego de religión. Asimismo ocurrió con siete sobrinos
de éste. Todos rivalizaron en poner su fortuna
al servicio de los desamparados.
7.
8. LUCHANDO CONTRA LA RELAJACIÓN
A la liturgia bien celebrada, a los cantos
cuidadosamente ejecutados, Vicente unió, como en
Clichy, como en Folléville, su palabra encendida y
elocuente, cargada con la fuerza de una
convicción y un amor que desarmaba a los
oyentes.
Vicente aprendió el patois regional, el bresano, y pronto
pudo hacer en esa lengua el catecismo de los niños.
Predicaba sin descanso.
Pasaba largas horas en el confesionario.
Dedicaba cada día largos espacios de tiempo, mañana y
tarde, a visitar a los feligreses en sus domicilios.
9. ALGUNAS CONVERSIONES
Dos jóvenes damas de la alta sociedad (“la alta sociedad”
de aquella comarca remota y provinciana) se habían
distinguido por su frivolidad, por sus devaneos. Se
llamaban Francisca Baschet de Mayseriat,
señora de Chaissagne, y Carlota de Brie,
señora de Brunand. No tenían más ocupación que
sus bailes, sus festines y sus juegos.
Vicente les habló con tanta fuerza, con tanta unción que
se sintieron ganadas a su causa. Renunciaron a sus
diversiones, a su vida placentera y disipada. Se
convirtieron en aliadas del párroco.
10. Tenía fama bien ganada de espadachín y pendenciero.
El duelo era su pasión dominante. Eran incontables
las personas a las que había herido, mutilado o
matado.
La palabra del párroco fue para él una espada de doble
filo que penetró hasta el fondo de su alma. Su
conversión fue tan rápida como sus estocadas, y no
menos espectacular.
“No comprendo –decía- como un cristiano
puede poseer nada como propio viendo al
Hijo de Dios tan pobre sobre la tierra.”
EL CONDE DE ROUGEMONT
11. INVENSIÓN DE LA CARIDAD
Un domingo (acaso el 20 de agosto de 1617), mientras
Vicente se revestía para la misa, la señora de
Chaissagne entró en la sacristía para decirle que, a las
afueras del pueblo, una pobre familia se
encontraba en estado de extrema necesidad.
Todos estaban enfermos y no tenían a nadie que los
asistiera. Carecían además de medicinas y
alimentos. El buen sacerdote sintió oprimírsele el
corazón. En la homilía expuso a los fieles con acentos
conmovedores la necesidad de aquella familia.
12. “Estos pobres enfermos –se dijo- han recibido hoy de
golpe provisiones de sobra. Parte de ellas se les
estropearán, y mañana se encontrarán en su primitivo
estado. Esta caridad no está bien ordenada.” Era
necesario organizarla.
13. MIÉRCOLES 23 DE AGOSTO
Vicente ponía en marcha su proyecto. Reunía a un grupo
de piadosas señoras del pueblo y las animaba a crear
una asociación para asistir a los pobres enfermos de la
villa. Tres meses más tarde, el 24 de noviembre, el
vicario general de Lyón aprobaba oficialmente el
reglamento de la asociación, que era erigida en cofradía.
14. A estas alturas encontramos a un Vicente que, a los 37
años de edad, alcanza su plena madurez humana. Algo
fundamental ha sido utilizar para cada paso la
experiencia adquirida en los anteriores.
15. LA MISIÓN Y LA CARIDAD
“El pobre pueblo del campo se muere de hambre
y se condena”. Esta es la frase que resume las dos
grandes experiencias de la vida de Vicente: Folléville
y Chatillon, la miseria espiritual y la miseria
material del pueblo campesino. A ellas responden las
dos obras magnas de Vicente, la Misión y la
Caridad, que en realidad son una sola, porque la
Misión incluye la Caridad y la Caridad incluye la
Misión.
16. LAS SUPLICAS DE LOS GONDI
Manuel de Gondi:
“teniéndole a mi lado, viviré un día como hombre de bien.”
Margarita de Silly:
“Si después de todo me rehúsa, le cargaré ante Dios de
todo lo que me suceda y de todo el bien que deje de
hacer privada de su ayuda.”
17. Chatillon, con su nobleza altanera, sus damas
“preciosas” y frívolas, su clero inconsciente y ocioso,
sus burgueses egoístas, sus campesinos hambrientos
e ignorantes, era un microcosmos de la sociedad
francesa, de la Iglesia francesa entera, que había que
transformar con la levadura de la caridad evangélica.