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Kilima 116 - Noviembre 2017
1. KILIMA 116 Noviembre 2017
Queridos amigos:
Os cuento una serie de realidades o sucesos de la parroquia que se parecen poco con lo que
sucede cada día en cualquier parroquia del Primer Mundo, pero es que estamos en otro
continente, con distintas creencias, en el que especialmente los hechiceros juegan un gran papel
y todo gira en torno a sus actuaciones o del modo de librarse de ellos.
**********Hay una congregación religiosa femenina, cuyos miembros son de edad bastante
avanzada y se ocupan de atender a grupos de niños de la calle, ancianos abandonados, y chicas
distraídas a las que algún joven les ha ayudado a tener un niño.
Una de estas religiosas se encariñó con dos hermanos, chico y chica, de unos 12 años y
las consideró como si fueran sus propios hijos. Ella se encargaba de que no faltaran a la escuela,
se ocupaba de sus vestidos, de su aseo corporal, vigilaba si comían bien, que nadie les pegara
en el camino de la escuela, etc., pero un día estos niños desaparecieron. La monja tenía la
costumbre de llevarles muchas veces a su familia donde permanecían temporadas.
En un principio, sus compañeras religiosas pensaban que estarían con la familia de la
monja, pero iba pasando el tiempo y no aparecían. Llamaron a la religiosa para que les dijera si
estaba al corriente de su desaparición, pero ésta les dijo que no estaba al corriente de nada y
pareció desconocer su paradero, lo cual les extrañó mucho a sus hermanas de la comunidad. A
pesar de hacer todo tipo de presiones sobre ella, viendo su obstinación, no tuvieron más remedio
que acudir a la justicia y presentar el caso ante los tribunales.
Tampoco los jueces tuvieron fácil interrogar a la monja porque negaba todo y se hacía
pasar por inocente, pero al final, por pura casualidad se enteraron que los había trasladado a otra
ciudad donde residían otros miembros de su familia y allí pudieron recuperarlos. La superiora de
la congregación le ha dado vacaciones indefinidas a la religiosa y no sé en qué terminará todo.
********** Un chaval de unos 12 años desapareció un día de su casa. Le buscaron por todas
partes, recorrieron el río, preguntaron a todos los conocidos para saber si alguno de ellos le había
visto últimamente, pero no obtuvieron ninguna respuesta afirmativa. Iba pasando el tiempo y se
abandonaron los trabajos de búsqueda, la policía cerró el caso y la vida transcurrió su curso
normal.
Un día, dos años más tarde, el hermano mayor del desaparecido, le vio de nuevo en casa.
Comenzó a gritar su nombre y el “desaparecido” corrió a refugiarse donde su madre que la cubrió
con el paño que vestía y el niño no fue más visible para los demás. El chaval alertó a todos los
vecinos para decirles que había visto a su hermano desaparecido y todos acudieron a casa para
conocer directamente las causas de su desaparición y saber dónde había estado durante todo
este tiempo, pero al entrar en casa comprobaron que el desaparecido seguía desaparecido ya
que no le encontraron por ninguna parte y la madre negaba cuanto decía el chaval.
Recurrieron a la policía, quien registró la casa para ver si no estaba escondido en alguna parte y
no lo encontraron, pero lo que sí encontraron en la habitación de la madre fueron unos muñecos,
con lo cual la conclusión era evidente. La madre era una hechicera y había convertido a su hijo en
muñeco. La noticia se extendió por el barrio y llegó a oídos de sus familiares, que acudieron
presurosos para enterarse de lo ocurrido. No llegaron a descubrir nada, vieron solo el muñeco en
2. la habitación de la madre y entonces la sometieron a un interrogatorio severo para conocer la
verdad.
Pero era tan severo que ponían en peligro la vida de la madre y como afortunadamente la policía
se encontraba todavía en casa, para evitar que muriera apaleada por la familia, hizo como que la
llevaban detenida y una vez en la comisaría la aconsejaron de que se marchara lo más lejos
posible si quería seguir viviendo, cosa que hizo la señora y nadie sabe por el momento dónde se
ha marchado.
Todo el mundo estaba convencido de las malas artes de esta mujer porque hacía tres
años que había fallecido súbitamente su esposo y lo que entonces creían que había sido causado
por una enfermedad, ahora comprendieron que no se trataba de enfermedad sino del poder
maléfico de su mujer que comió las “fuerzas vitales” de su marido para fortalecer las suyas
propias y eso fue lo que le causó la muerte. La mujer no ha vuelto a aparecer por el pueblo y la
hija mayor ha tenido que abandonar sus estudios para ocuparse de los trabajos de la casa y
atender a sus hermanos menores.
**********Hay un chaval de unos 13 años, que nadie quiere que sus hijos hagan amistad con él
porque está considerado como un gran hechicero. Un día se hizo acompañar de otro chaval, algo
menor que él para ir a visitar a un pariente que vivía en otra zona de nuestro barrio. Sin embargo,
durante el recorrido, el acompañante sufrió un fuerte topetazo de una moto, que como es
costumbre, rodaba velozmente y murió en el acto. Al supuestamente hechicero no le pasó nada.
Ya entonces empezaron a dudar seriamente de las malas artes que poseía y las familias
no querían que sus hijos tuvieran tratos con él. Hace poco, una cuadrilla de chavales fueron a
jugar un partido de fútbol en un terreno en el que estaba trabajando una empresa china que
trataba de aprovecharse de los escombros que habían echado en aquel lugar una empresa
minera que había trabajado anteriormente. Ellos recuperaban esas tierras porque todavía podían
extraer mineral de los residuos de aquella antigua fundición. Pero iban excavando el terreno sin
guardar ninguna norma de seguridad y dejaban los agujeros de las excavaciones sin ningún aviso
que prohibiera el que se acercaran o jugaran en sus proximidades.
Durante esta época de lluvias, las excavaciones se llenaron de agua y se habían convertido en
piscinas que aprovechaban los críos de la zona para darse un baño después de haber jugado un
partido de futbol en las inmediaciones. Pero no todos se atrevían a zambullirse en esos pozos. Un
día, después de haber jugado el partido, la mayor parte de los chavales regresaron a sus casas
pero se quedaron tres que decidieron darse antes un chapuzón en uno de esos pozos.
La tierra estaba reblandecida por la lluvia y se había formado una espesa capa de lodo.
Pero los chavales, ajenos al peligro de las charcas, se desnudaron y corrieron a lanzarse en el
agua. Los tres saltaron, pero los pequeños quedaron clavados en el barro y no pudieron salir,
mientras que el tercero, que era el mayor, consiguió ponerse a salvo y no tuvo valor para alertar a
los vecinos de lo ocurrido. Se calló mientras sus dos compañeros se ahogaban en el pozo.
Parece que al anochecer de ese día, los padres de los dos chavales desaparecidos
comenzaron a inquietarse de la tardanza de sus hijos y les buscaron por todo el barrio. El chaval
le confesó a su madre lo que les había pasado y la madre creyó que sería más oportuno llevarle
al chaval a casa de su abuelo, al otro extremo de la ciudad, para que nadie les interrogara.
La noche se echó encima y no pudieron seguir la búsqueda por los alrededores. A la
mañana siguiente vieron unas ropas junto a uno de los pozos y se imaginaron que podrían estar
dentro. Vaciaron el pozo con la ayuda de una excavadora y efectivamente, estaban los dos críos
agarrados del brazo, medio hundidos en el barro. Pero se fijaron que sus vientres no estaban
inflados como de haber bebido mucha agua, luego la muerte no había sido producida por la
3. asfixia del ahogamiento sino por alguna otra fuerza que les causó la muerte y luego se cayeron al
agua.
Yo he pasado a consolar a las dos familias, una de las cuales pertenece a una de las
numerosas sectas que abundan en la parroquia, pero no he podido enterarme de lo que piensan
con respecto al tercer chaval. Ellos hablan de él como si fuera un auténtico hechicero pero no sé
qué represalias pueden tomar contra él o su familia por la desaparición de sus hijos.
La empresa china, por su parte, está tapando todos los agujeros que había dejado durante
las excavaciones para que no se la pueda acusar de imprudencias en el trabajo.
**********Hemos comenzado una nueva escuela de enfermeras para la formación de analistas,
comadronas, ayudantes de farmacia y fisioterapeutas. Todo el mundo estaba de acuerdo en decir
que Likasi necesitaba una escuela de este tipo porque la juventud carece de un lugar en el que
formarse y las necesidades sanitarias de la población van en aumento ya que la población crece
incesantemente.
La ciudad de Likasi, situada en la antigua provincia de Katanga, (República Democrática del
Congo), cuenta actualmente con unos 420.000 habitantes.
Su situación económica ha conocido momentos de mayor esplendor, cuando sus principales
empresas trabajaban con normalidad, y empleaban a varios miles de trabajadores que percibían
un salario a fin de mes, aun cuando éste no fuera muy cuantioso.
Sin embargo, aquí llegó la crisis antes que a Europa y todas las grandes empresas fueron
cerrando sus puertas o reduciendo el personal, o dejando de pagar los salarios a final de mes.
Razón que ha creado una situación depauperada en la que cada cual trata de solucionar su
problema personal a su manera, para la que no se respetan las normas de convivencia ni las
leyes.
Tratamos de educar la juventud a través de las escuelas, y con ese fin, hemos puesto en marcha
varias secciones que permiten la formación de esta juventud que se encuentra “como ovejas sin
pastor” y que busca la forma de normalizar sus vidas, para crear sus propias familias y olvidarse
de alcanzar otros países en los que podrían percibir, tal vez, unos salarios que les permitieran
realizar sus sueños.
Es la razón por la que hemos abierto una escuela superior de enfermería, porque hay además
muchos pequeños hospitales y dispensarios que funcionan sin ellos, ya sea por falta de personal
especializado o porque no disponen de los aparatos necesarios. Al mismo tiempo, queremos
solucionar el problema farmacéutico puesto que hay centenares de pequeñas farmacias pero sin
que sus propietarios o los empleados de las mismas tengan conocimiento alguno del por qué de
las medicinas, su uso, utilidad, etc. Son simples vendedores que se ganan la vida vendiendo
todos los productos que llegan a sus manos sin conocer la importancia de las medicinas y
aconsejando de cualquier manera a los clientes sobre lo que tienen que tomar, las dosis, etc.,
creando la confusión entre los pacientes.
Sin embargo la apertura de una escuela de estas características necesita la autorización del
Ministro de Sanidad, que se encuentra en Kinshasa, donde habíamos intentado enviar los
informes que nos solicitaban, pero sin resultado alguno. Incluso llegó a pasar por aquí un grupo
de expertos que venían de la capital para examinar en qué condiciones se impartían las clases de
sanidad en la Universidad, y aprovechamos su presencia para que visitaran nuestra escuela y nos
dieran su punto de vista.
Les pareció que no faltaba nada y nos prometieron que lo presentarían ante el ministro y en poco
tiempo íbamos a gozar de su autorización para que la escuela funcionara normalmente. Hoy en
4. día no funciona nada sin un poco de “grasa” y nos “explicaron” que para el buen funcionamiento
de sus intervenciones, necesitarían un par de miles de dólares. Les dimos, se fueron y una vez en
Kinshasa se olvidaron de todo.
Pero un par de meses más tarde, pasó por Lubumbashi el mismo Ministro de Sanidad y las
monjas aprovecharon la circunstancia para invitarle a que viniera a visitar la nueva escuela. No es
nada fácil conseguir una entrevista con un Ministro cuando éste viene en viaje oficial, pero
siempre hay alguna monja que tiene una pariente que a su vez está emparentado con el ministro,
o algún conocido que trabaja en su entorno o que es de la familia del conserje del hotel en el que
se hospeda y al final consiguen que el Ministro se interese por ellas y pueda acceder a su
petición.
Vino el Ministro con toda su corte de secretarios, alcaldes, policías, ejército, banda de música,
etc., vio la nueva escuela, le gustó y dio su aprobación, autorizándonos desde aquel instante para
que comenzaran a impartir las clases. Pero no siempre las palabras tienen validez y se le solicitó,
lo más educadamente posible para no molestarle, si no podríamos obtener un documento que
garantizara el funcionamiento de la misma.
Nos aseguró que lo obtendríamos en cuanto llegara a Kinshasa, pero que le harían falta 5.000 $
para cumplir con todas las formalidades que se requieren para elaborar los documentos, aunque
en un primer momento se podría solucionar la dificultad con 3.000 $ y el resto se podría efectuar
al año siguiente.
En ese momento nuestros bolsillos estaban agujereados de tanto rascarlos en busca de alguna
moneda que pudiera quedarse escondida entre los dobles del pantalón. Tampoco las monjas
pudieron encontrar nada entre los pliegues de sus hábitos y se despidieron prometiéndose
encontrar próximamente en Kinshasa.
Había que aprovechar la ocasión y que la memoria no se enfriara, así es que todo el mundo se
puso a la búsqueda del dólar y en cuanto encontramos la cantidad requerida, una monja se
preparó para llegar hasta la capital y encontrar al Ministro. No fue fácil conseguir una audiencia
pero al final la monja encontró la forma de entrevistarse con el Ministro, quien le hizo saber que
todo estaba arreglado y que pasara donde el secretario que era quien tenía todos los papeles.
La monja pensaba que, por fin, todos los problemas estaban resueltos y podría regresar a Likasi
la semana siguiente porque no tenía ninguna otra gestión que realizar en Kinshasa. De todas
formas, se interesó por el grupo que había pasado anteriormente por la escuela y había
prometido encargarse de todo. Ellos no esperaban esta visita y trataron de responder como
pudieron a la monja, para camuflar el dinero que se habían repartido, pero haciendo ver que se
habían encontrado con muchas dificultades que les impidieron llevar a cabo sus intenciones.
La monja fue decidida a la oficina del Secretario para coger los documentos y preparar su regreso
a la escuela, pero se encontró con que el Secretario le dijo que para obtenerlos necesitaba que se
le entregara la cantidad de 1.000 $, de lo contrario no se los podría dar. Era lo que no se lo podía
imaginar. La decisión era inamovible y no valían 600 u 800 $, puesto que tenían que ser los1.000
$ o nada.
Gracias a los teléfonos móviles, se puso inmediatamente en contacto con las monjas de Likasi
para que éstas consiguieran esa cantidad y se la mandaran urgentemente. No fue fácil encontrar
lo que se requería, pero entre unos y otros conseguimos reunir esa cantidad y mandarlos a
Kinshasa para que los recogiera la monja y el Secretario le entregara los papeles.
Así lo hizo y en cuanto salió del Ministerio nos telefoneó para comunicarnos que ya tenía todos
los documentos y que podíamos anunciar por la radio el comienzo de las inscripciones para el
nuevo curso. Ya nadie nos podría denunciar por abrir una escuela sin haber realizado los trámites
5. necesarios para ello. Por eso, hemos pasado el primer año en silencio, pero hemos comenzado el
segundo y ahora sí que podemos hacer propaganda de nuestra escuela porque contamos con
todas las autorizaciones necesarias para ello.
El año pasado se inscribieron 180 alumnos, pero no todos terminaron. Este año se han inscrito
240 alumnos y ya podemos inaugurarla oficialmente.
Un abrazo.
Xabier