1. cuando recuerdo este suceso, siento un escalofrío…
Ernesto era un excelente muchacho y no se merecía la suerte
que esa noche corrió…
LA OSCURIDAD DE LA NOCHE
LA P R E D I C C I O N
2. la noche de la tragedia, cabalgábamos rumbo a una ciudad sureña…
después de un rato, ante lo caluroso del ambiente, decidimos
descansar
De pronto, a la vereda del camino que seguíamos, vimos surgir del
improvisto , aquella choza…
Me extraño un poco, porque hacia tiempo que no frecuentaba esa ruta,
no recordaba nunca haberlo visto…
Así que Ernesto y yo decidimos quedarnos en ese lugar…
3. Al bajar de nuestros caballos, apareció en la puerta de esa
misteriosa choza una viejecita.
Materialmente la viejecita era un milagro que –dado su aspecto-,
aun viviese era una mujer de edad avanzadísima y en la que
únicamente los ojos -pequeños, negros y de extraordinaria
vivacidad-, reflejaban la vida.
Después de ofrecernos agua, se brindo a adivinarnos el porvenir por
unas cuantas monedas…
Aburridos como estábamos, aceptamos mas que nada por tener
oportunidad de obsequiarle algunos centavos.
4. Ella observo mi mano algunos minutos y dijo:
El seños ha sufrido mucho, pero todos sus pesares se verán
compensados por el amor de una mujer, que alzara el espíritu por
sobre todo lo pasado.
Como lo dicho, no comprometía a nada, le di la espalda con
indiferencia.
-ahora le toca a usted- le dijo a Ernesto…
Ella tomo su mano, y a los pocos minutos… la vi palidecer, sus ojos
se agrandaron y dijo…
5. -¡pobre muchacho! ¡y tan joven!...
Como es natural, incrédulo, pero tensos los nervios ante lo
ignorado y con cierto espantoso presentimiento, pregunte que veía
en la mano de mi compañero.
Ella, en voz muy baja, me dijo:
-Su amigo morirá esta noche, ¡nadie puede salvarlo!...
-Espantado ante tal revelación, solo atine a preguntar: -¿y como
morirá?
6. Ella me respondió:
¡A h o r c a d o!
Ernesto, que se había acercado, se echo a reír y me dijo:
- Pero, Jorge, ¡como crees en semejante disparate! Deja eso para
los ignorantes; piensa que, a menos que seas tu quien me
ahorque, no hay un alma viviente en 20 kilómetros a la redonda, ¡ y
no pienso matarme! Por otra parte, tengo la vanidad de creer que
mi cabeza se asienta admirablemente sobre mis hombros.
7. Contagiado por el buen humor de mi compañero, aleje de mi mente la
ridiculez de mis temores .
pronto la noche caería, nos fuimos de la choza y tomamos el camino
abandonado.
Para llegar mas pronto, Ernesto, que era un magnifico jinete, propuso
acelerar la marcha y aunque el camino se convertía –en un tramo-
en casi un sendero, no por eso aflojo la velocidad,
y nuestro caballos sudorosos y jadeantes avanzaban velozmente.
8. De pronto, -que cosa mas inconcebible-, todo fue tan rápido que aun
hoy, me espanto al recordarlo.
A la mitad del sendero, el caballo de mi amigo, nunca supe porque
causas, se espanto… llevando a mi amigo hacia lo mas espeso de
aquel bosque oscuro…
Detuve a mi caballo, esperando a que mi amigo –hábil jinete-, volviera
luego de dominar a su caballo
Pero un grito ahogado me hizo ir al lugar donde calculaba se
encontraba mi amigo
9. En medio de la penumbra de la selva, algo destacaba sus nítidos
perfiles en el espacio.
Era el cuerpo de mi amigo…
¡B a l a n c e a n d o s e!
Una liana que colgaba, había pasado alrededor de su cuello, y su
caballo, en plena carrera, dio el ímpetu suficiente para producir la
estrangulación…
¡la espantosa profecía…
Se había cumplido!...