La empresa sostenible: Principales Características, Barreras para su Avance y...
Pautas de atención
1. EL NIÑO DESATENTO
Pautas para mejorar la atención desde casa
CEIP La Paloma
Curso 2013-2014
Miriam Padilla
Maestra Especialista
en Audición y
Lenguaje
2. INTRODUCCIÓN
Todos hemos oído alguna vez quejarse a padres y madres de que
sus hijos (o hijas) pierden todo, necesitan varias horas para acabar los
deberes, no hacen caso,... También sus profesores comentan con
frecuencia que estos niños están distraídos, están “en su mundo”, “no
se enteran” y, por tanto, no siguen el ritmo de la clase.
A menudo, esto va unido a conductas disruptivas (levantarse
constantemente, molestar a los demás, impulsividad...).
Todo ello genera una serie de consecuencias que tienden a
agravarse: por ejemplo, el déficit de atención causa un mal rendimiento
escolar, y éste provoca una baja autoestima y desinterés por las tareas
escolares, con lo cual el niño se distrae más, y se crea un círculo vicioso
que, presumiblemente, no acabará sin la intervención adecuada.
Son muchos los factores que inciden en la falta de atención. Uno
de los más conocidos es el TDAH, en el que la falta de atención va
asociada a hiperactividad. Sin embargo, la falta de atención no implica
necesariamente hiperactividad, sino que puede predominar sobre otros
rasgos del TDAH (impulsividad y movimiento excesivo), aparecer
aislada, o bien, unida a otro tipo de trastornos (déficit cognitivo,...).
En cualquier caso, como he dicho anteriormente, en la mayoría
de los casos será precisa una intervención en el contexto escolar, y
también en el familiar, para ayudar al niño a superar las dificultades
que su falta de atención le acarrea.
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HÁBITOS DE ESTUDIO
Muchas veces es la aparición del fracaso escolar lo que hace que
los padres reaccionen y vean la necesidad de una intervención ante la
falta de atención.
Los niños con una atención dispersa necesitan:
o un horario fijo para hacer los deberes,
o un sitio específico para hacer los deberes, sin televisión, sin
juguetes, sin distracciones, cómodo y bien iluminado,
o una mesa de trabajo despejada, en la que sólo habrá lo
imprescindible,
o una agenda para apuntar las tareas,
Debemos acostumbrarle a que haga los deberes solo, aunque
siempre habrá un adulto cerca para prestarle ayuda en caso necesario y
supervisar su trabajo.
Deje que el niño prepare los útiles que necesita y que saque la
agenda. Entonces pídale que le explique qué tiene que hacer. Ayúdele a
fragmentar la tarea en pequeños pasos (que se irán ampliando cuando
vaya adquiriendo el hábito y permanezca más tiempo concentrado):
“Copia el ejercicio y me lo traes”. Felicítele (o corríjale) y que vuelva a su
cuarto a realizar la siguiente parte. Si no entiende algo, vaya a la
habitación de estudio a explicárselo.
Cuando termine la tarea correctamente y recoja, le reforzaremos
dejándole tiempo para jugar, ver la televisión…
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3. ¿ QUÉ PODEMOS HACER EN CASA?
En primer lugar, ante la sospecha de que pueda existir un
déficit de atención, y especialmente, si ya afecta negativamente al
niño, por ejemplo, en su desempeño escolar, se debería realizar una
evaluación por parte de los profesionales adecuados, de manera que se
inicie una intervención global (en la escuela, en casa,...) adaptada a las
necesidades del niño.
En cualquier caso, desde un primer momento se pueden intentar
las siguientes pautas generales para tratar de que el niño adquiera
autonomía y aumente su atención:
Reforzar las conductas adecuadas con alabanzas, caricias, etc.
es preferible a castigar los olvidos o descuidos.
No dé demasiadas órdenes a la vez, ya que se liará y no hará
ninguna bien, e insista para que las haga inmediatamente.
Sus órdenes e instrucciones deben ser claras y concisas.
Explique a su hijo que “El cuarto debe estar recogido” significa
que los juguetes estarán en su sitio, el pijama bajo la almohada,
y la ropa sucia en el cesto.
No vaya detrás de su hijo recogiendo lo que desordena. Si
deja tirado algo, no lo guarde. Si luego el niño no lo encuentra,
pídale que recuerde paso a paso qué hizo hasta averiguar dónde
lo dejó. Con esto, favorece su autonomía, su concentración y que
la próxima vez sea consciente de dónde deja las cosas.
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Establecer rutinas para cada tarea es de gran ayuda. Si el niño se
acostumbra a ducharse, y a continuación, recoger el agua que ha
caído, colgar la toalla y llevar la ropa sucia al cesto, evitará tener
que decírselo cada día.
Favorezca su autonomía. Deje que el niño haga las cosas que pueda,
según su edad, por sí mismo. Es posible que tarde más o que lo haga
peor, pero si se lo hacemos nosotros todo, inconscientemente el
niño percibe que él no es capaz, y fomentamos una baja autoestima.
Supervise lo que ha hecho y felicítele si está bien.
Fomente el orden. “Cada cosa en su sitio, y un sitio para cada
cosa”. Para cada acción debe tener siempre a mano lo necesario y
sólo eso, y siempre, al acabar, guardarlo en su sitio. Para ciertos
objetos, como juguetes, disponer de contenedores (cajas, botes,
cestos,…) ayuda a tenerlos localizados y también, a recoger
fácilmente. Enseñe al niño a clasificar (coches con coches, muñecas
con muñecas,...). Etiquetar las cajas sirve para encontrar lo que se
busca rápidamente.
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Déle responsabilidades. Los niños
pueden participar en las tareas de
la casa de acuerdo a sus
capacidades. Realizar actividades
cotidianas como hacer su cama o
poner la mesa, les hace sentirse
útiles y más mayores, y como
estas tareas forman parte de una
rutina, es algo que les sirve para
situarse en el tiempo y organizar
el día, entre otras cosas.
4. CARACTERÍSTICAS DE LOS NIÑOS DESATENTOS
Le cuesta mantener la atención en los detalles y comete errores
por descuido en las tareas escolares.
Tiene dificultades para mantener la atención en tareas o
juegos.
No parece escuchar cuando se le dirige la palabra.
Intenta evitar tareas que requieren un esfuerzo mental
sostenido.
Es desorganizado al realizar las tareas.
Pierde cosas con frecuencia (juguetes, lápices, deberes,...)
Se distrae fácilmente con cualquier cosa.
Suele ser descuidado en las actividades diarias.
A menudo no sigue instrucciones y no finaliza tareas escolares,
encargos u obligaciones (pero no por rebeldía o por incapacidad
por comprender las instrucciones)
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Enséñele a hacer listas. A todos se nos puede olvidar algo cuando
tenemos que hacer muchas cosas. A los niños que ya escriben se
les puede enseñar a confeccionar listas con las tareas que deben
hacer o con lo que necesitan para alguna actividad determinada.
No es necesario que se hagan para todas las tareas, pues muchas
las tendrá adquiridas o podrá anticiparlas por el contexto
(“Cuando todos acabamos de cenar, toca recoger la mesa”) Se
dejarán en un sitio visible y cercano a la tarea. Por ejemplo, en el
corcho encima de su escritorio dejaremos:
Podemos organizar un sistema de puntos en el que cada tarea
realizada sin que se lo recordemos, tenga asignada una cantidad
de puntos determinada (por ejemplo: lavarse los dientes = 1
punto, recoger la habitación = 3 puntos,...) con los que el niño
obtendrá un premio semanalmente. Los premios no serán caros, e
incluso pueden consistir simplemente en hacer algo que al niño le
guste mucho. A medida que vaya automatizando tareas se
espaciarán los premios, o aumentaremos la dificultad de la tarea
(por ejemplo, ducharse+recoger el baño después = 1 punto) hasta
lograr que las haga porque es su deber.
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1. Deberes
2. Recoger mesa estudio
3. Preparar cartera
4. Ropa día siguiente