Los cristianos somos llamados a una nueva vida en Cristo. La gracia santificante recibida en el Bautismo nos dispone combate de la fe. Las virtudes en el alma son como los músculos en el cuerpo si las ejercitamos se fortalecen y nos traen alegrías. Los dones del Espíritu Santo, no es otra cosa que el Espíritu Santo recibido que nos ayuda cuando deseamos llevar esa vida cristiana en santidad.